1308_Dobladas-maiz-guatemaltecas
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Hoy: dobladas
vas asistieron juntas a la Misa de Gallo «determinó hacer una novena a san José
y desde allí se fueron a la casita que ha- para que la señorita Gertrudis dejara la
bían preparado para poner en marcha la casa. Y un día, después de venir de Misa,
intuición de la madre. En 1948 hicieron como no se escuchaba ningún ruido co-
de maíz
los votos perpetuos las primeras profe- menzaron a abrir las habitaciones y la
sas. casa estaba vacía». Nadie supo qué su-
Este convento de Granada fue la pri- cedió. De hecho, «un día se encontraron
mera fundación fuera de los muros de la con la suegra de la señorita, pregunta-
casa malagueña. «Vinieron a visitar la ron por qué se había ido así, tan rápido
guatemaltecas
ciudad gracias a la propuesta del obis- y sin despedirse, y esta contestó que se
po de la diócesis». Fueron a un antiguo había presentado un guardia diciéndo-
convento «que él mismo indicó, pero te- le que en el plazo de dos horas tenía que
nía sus complicaciones. Unos sacrista- dejar la casa libre». La madre indagó
nes vivían en él y lo habían convertido para averiguar qué había pasado, pero
en un verdadero erial, y había otra parte nunca se supo. Quizá san José...
que estaba ocupada por una señorita de A día de hoy, las hermanas viven de
nombre Gertrudis», explica la actual su- En pleno Albaicín granadino una comunidad los ornamentos litúrgicos. Bordan y
periora. Recuerda que la madre volvió a confeccionan todo aquello que se uti-
Málaga desilusionada, pero el deseo del de doce religiosas, tres de ellas de Guatemala, liza en el culto divino, como juegos de
obispo de tenerlas en la ciudad de la Al- vela para que el Santísimo nunca esté solo. Las altar, manteles, mantos, casullas, et-
hambra arreciaba y no tuvieron más cétera. «Nos siguen haciendo pedidos
remedio que regresar y hacer todas las llaman las novias porque salen a la oración con y tenemos máquinas especializadas
gestiones convenientes para instalarse
en aquel lugar.
un velo para no ver nada más que al Señor para esta labor», cuenta agradecida la
superiora. b