Fray Pedro Gante
Fray Pedro Gante
Fray Pedro Gante
S. MILLÁN – 2023
1
ÍNDICE GENERAL
Evangelización de América.
Apariciones de la Virgen de Guadalupe.
Primera biografía de fray Pedro de Gante.
Pedro de Gante.
Milagro comprobado de fray Pedro de Gante.
Milagros de Dios.
Procesiones solemnes.
Educando niñas.
Mozas casaderas.
Fray Juan de Zumárraga, padre de los indios.
Querían bautizarse.
El poder de la cruz.
Educación cristiana.
Profesores excelentes.
Dos ángeles.
Carta de fray Pedro de Gante al emperador Carlos.
Santos de América.
Algunos aportes de España a Hispanoamérica.
CONCLUSIÓN
BIBLIOGRAFÍA
2
EVANGELIZACIÓN DE AMÉRICA
1
En carta escrita desde Tlascala, el 26 de enero de 1520, y citado por William Prescott, Historia de la
conquista de México, Ed. Porrúa, México, 1970, p. 61.
2
Smith Robert E., The other side of Christ, p. 23.
3
Messori Vittorio, Leyendas negras de la Iglesia, Ed. Planeta, Barcelona, 1996, p. 42.
3
1617) en su Nueva Crónica y buen gobierno, el régimen incaico estaba basado en
el miedo y en la obediencia total.
El imperio incaico, dice Pedro Voltes, era un coloso con pies de barro. Por
eso, pudo ser conquistado por Pizarro con 170 hombres. En el Perú antiguo no se
pensaba en otra cosa que en obedecer y, preso y muerto Atahualpa, se siguió
obedeciendo a quienquiera que mandara. Y así lo hizo el último obrero y lo hizo
el astrónomo y lo hizo el cirujano que practicaba trepanaciones y el constructor
que levantaba obras, que hoy siguen pasmándonos con sus misterios técnicos
insolubles en sus picachos de vértigo 4.
En cuanto a los aztecas, se sabe que hacían continuas guerras para tener
esclavos que sacrificar a sus dioses. En 1485 habían sido sacrificados al dios
Huitzilopoctli más de 84.000 indios 6. Según fray Toribio de Motolinía,
franciscano y gran educador de los indios: Después que los españoles anduvieron
de guerra y ya ganada México hasta pacificarse la tierra, los indios amigos de
los españoles, muchas veces, comían de los que mataban, porque no todas las
veces los españoles se lo impedían, sino que, algunas veces, por la necesidad que
tenían de los indios, pasaban por ello, aunque lo aborrecían 7.
4
Pedro Voltes, Cinco siglos de España en América, Ed. Plaza & Janes, 1987, pp. 68-69.
5
Guamán Poma de Ayala (1534-1617) Nueva crónica y buen gobierno, Madrid, 1987, p. 292.
6
Alva Ixtlilxochitl (1578-1650), Historia de la nación chichimeca, Ed. Germán Vásquez, México,
1985, p. 60.
7
Motolinía fray Toribio, Memoriales o libro de las cosas de la Nueva España, Ed. UNAM, México
1971, p. 33.
4
la hicieron los indios y la independencia los españoles. Pues la conquista fue
fundamentalmente lucha entre tribus rivales y la independencia fue obra de los
criollos, descendientes de españoles. Sin embargo, la gran despoblación de
América no se debió a las guerras sino a los efectos devastadores de las
epidemias. Los españoles contagiaron enfermedades desconocidas en América,
como la viruela y el sarampión, que ocasionaron millones de muertos. Pero
también los españoles murieron en grandes cantidades, debido a las
enfermedades tropicales.
Gerónimo de Mendieta refiere que cada año eran sacrificados a los ídolos
muchos esclavos, hombres, mujeres y niños, sobre todo esclavos de guerra. Y
para no sentir tanto la muerte, les daban cierto brebaje a beber que parece los
desatinaba y los hacía ir a morir con alegría. Mayormente hacían este universal
sacrificio y mortandad de todos los esclavos de guerra en una muy grande y
solemne fiesta que tenían por la más principal de todas y la llamaban Panqueza 10.
Sin embargo, todas las exageraciones del padre Las Casas sobre los
atropellos cometidos, fueron recibidas en la Corte y se dieron las normas
oportunas. El mismo emperador Carlos V lo defendió contra sus detractores y lo
nombró obispo de Chiapas. Sobre él, escribió fray Toribio de Benavente,
Motolinía, al emperador en 1555: Todos sus negocios han sido con algunos
desasosegados, escribiendo cosas con su apasionado espíritu contra los
españoles 11.
8
Trueba Alfonso, Hernán Cortes, IUS, México, 1983, p. 100.
9
Citado por Jerónimo de Mendieta, Historia eclesiástica indiana, Cien de México, 1997, vol 2, p.
247.
10
Mendieta, Historia eclesiástica indiana, vol 1, p. 214.
11
Iraburu José María, Hechos de los apóstoles de América, Ed. Gratisdate, Pamplona, 2003, p. 38.
5
establecida en España desde hacía varios siglos y que los españoles trasplantaron
a América como el mejor medio de educarlos. Después, la encomienda dio lugar
a las reducciones en pueblos, ciertamente con muchos abusos, pero fue
oficialmente suprimida en 1718.
6
propia lengua; y eran los primeros que se oponían a las autoridades políticas y
militares, luchando para que los tributos fueran justos y se evitaran los abusos de
los encomenderos. Algunos escribieron importantes libros sobre la cultura,
religión, historia, medicina, arte, etc., de los indígenas. También fundaron las
primeras universidades de América como la universidad de San Marcos de Lima,
en 1551, para españoles, indios y mestizos.
16
Serna Callahan Philip, The tilma under infrared radiation, Ed. CARA, Washington, 1981, p. 17.
17
Jody Brant Smith, The image of Guadalupe myth o miracle, Doubleday company, New York, 1983, p.
101.
18
Ib. p. 105.
19
Serna Callahan Philip, The tilma under infrared radiation, Ed. CARA, Washington, 1981, p.17.
20
Ib. pp. 18-19.
7
de la imagen tantas personas que no pueden apreciarse a simple vista y que sólo
pudieron descubrirse en el siglo XX? Además, están pintados con la
correspondiente perspectiva en ambos ojos.
Era fray Pedro de Gante muy ingenioso para todas las buenas artes y
oficios provechosos a la humana y cristiana policía. Y así parece que lo proveyó
nuestro Señor en los principios de la conversión de estos indios necesitados de
semejante ayuda para que los guiase y industriase no sólo en las cosas
espirituales de la salvación de sus almas, mas también en las temporales de la
humana industria, que a los rudos abren los ojos del entendimiento para entrar
en las cosas del espíritu conforme a lo que el apóstol dice: “Prius quod animale,
deinde quod spirituale”. Fue el primero que en esta Nueva España enseñó a leer
y escribir, cantar y tañer instrumentos musicales y la doctrina cristiana,
primeramente en Texcoco a algunos hijos de principales antes que viniesen los
doce, y después en México donde residió cuasi toda su vida salvo un poco de
tiempo que fue morador en Tlaxcala. En México hizo edificar la suntuosa y
solemne capilla de San José a las espaldas de la humilde y pequeña iglesia
primera de San Francisco, donde se juntan los indios para oír la palabra de
Dios y los oficios divinos y enseñarse en la doctrina cristiana los domingos y
fiestas y recibir los santos sacramentos. También hizo edificar la escuela de los
niños, donde a los principios se enseñaron los hijos de los señores de toda la
tierra y ahora se enseñan los de la misma ciudad de México. Y junto a la escuela
8
ordenó que se hiciesen otros aposentos o repartimientos de casas donde se
enseñasen los indios a pintar y allí se hacían las imágenes y retablos para los
templos de toda la tierra. Hizo enseñar a otros en los oficios de cantería,
carpintería, sastres, zapateros, herreros y los demás oficios mecánicos con que
comenzaron los indios a aficionarse y ejercitarse en ellos.
Tenía fray Pedro junto a la escuela una celda para recogerse a ratos
entre día y allí se daba a la oración y lección y a otros ejercicios espirituales y a
ratos salía a ver lo que los indios hacían. Su principal cuidado era en que los
niños saliesen enseñados, así en la doctrina cristiana como en leer y escribir y
cantar y en las demás cosas en que los ejercitaba. Y, por el consiguiente, que los
adultos diesen cuenta de la doctrina y se juntasen todos los domingos y fiestas a
oír misa y la palabra de Dios. Entendía en examinar los que se habían de casar y
aparejar, los que se habían de confesar y los que habían de recibir el santísimo
sacramento de la eucaristía.
“Yo no soy arzobispo de México, sino fray Pedro de Gante, lego de san
Francisco”. Y a la verdad, el fray Pedro lo hubiera, si quisiera ordenarse
9
sacerdote porque el emperador Carlos V, de gloriosa memoria, como era de su
patria y tenía noticia de su persona y vida, lo estimaba mucho y, quieren decir,
lo convidó con el arzobispado de México.
Mostró muy tierno y singular amor a los indios naturales de esta tierra, y
porque tuviesen suficiente doctrina, escribió algunas cartas a los religiosos
flamencos de su nación, exhortándolos a que viniesen a esta nueva tierra a
cultivar la viña del Señor, que en aquellos tiempos estaba falta de obreros.
Tenían los naturales también a este siervo de Dios mucho amor, en especial los
de México, como lo mostraron claro volviendo fray Pedro de Gante de Tlaxcala
(a donde por la obediencia había morado un poco de tiempo) para México,
porque lo salieron a recibir en la laguna grande de Texcoco con una hermosa
flota de canoas, haciéndole una solemne fiesta a manera de guerra naval con
sumo regocijo.
Una india mexicana tenía por devoción vestir algunos frailes y, queriendo
una vez ponerlo por obra, fuelo a tratar con un religioso llamado fray Melchor
de Benavente, que en aquella sazón tenía cargo de los indios en la capilla de San
José, y díjole: “Padre, yo quiero vestir cinco religiosos y a ti con ellos, que todos
seréis seis”. Fuelos nombrando por sus nombres y entre ellos nombró al santo
varón fray Pedro de Gante, que ya era difunto. A lo cual respondió fray Melchor
de Benavente: “Hija, ¿no sabes que fray Pedro de Gante pasó ya de esta vida y
es difunto?” Ella replicó: “Padre, yo doy en ofrenda un hábito a fray Pedro de
Gante, dalo tú a quien quisieres”.
Tanto era el amor que le tenían los naturales a este siervo de Dios aún
después de muerto. Trabajó mucho fray Pedro de Gante en esta viña de Cristo,
especialmente en los principios, quebrantando muchos ídolos y destruyendo sus
templos. Edificó más de cien iglesias donde se invocase el nombre del verdadero
Dios. Fue tentadísimo del demonio para tornarse a Flandes y dejar tan alta
empresa, mas con la ayuda del Señor venció la tentación y fue quebrado el lazo y
el siervo de Dios libre, según él lo confesó en una carta que escribió a los padres
de Flandes. Fue varón de mucha humildad, como lo mostró en que desechó y no
hizo caso de tres licencias que le enviaron, sin procurarlas él ni saber de ellas,
para ordenarse sacerdote. La primera, del Papa Paulo III; la segunda, del
capítulo general celebrado en Roma, siendo generalísimo de la Orden fray
Vicente Lunel, porque oyendo su fama los padres que allí se juntaron, les
pareció que tal varón no había de estar en estado de lego; la tercera, de un
nuncio apostólico que estuvo en corte del César Carlos V y sería por ventura a
contemplación del mismo César, que, según queda dicho, aun arzobispo lo quiso
hacer. Mas todo esto tuvo el verdadero siervo de Cristo por estiércol y vanidad,
sólo por ganar a Cristo humilde, queriendo antes permanecer y quedar en su
humilde y primera vocación con que fue llamado al estado monástico.
10
Murió año de mil y quinientos y setenta y dos, con cuya muerte sintieron
los naturales grande dolor y pena y en público lo mostraron, porque demás de
acudir a su enterramiento copiosísimo concurso de ellos con derramamiento de
lágrimas, muchos de ellos se pusieron luto por él como por verdadero padre que
les había faltado. Y después de haberle hecho muy solemnes exequias todos ellos
en común, se las hicieron en particular cada cofradía por sí y cada pueblo y
aldea de la comarca y otras personas particulares con largas y abundantes
ofrendas. Y hiciéronle también su cabo de año con mucha solemnidad. Fue tanto
lo que ofrecieron por el siervo de Dios fray Pedro, que hincharon el convento de
San Francisco de México aquel año de provisión y vituallas. Pidieron su cuerpo
los naturales a los prelados de la Orden para sepultarlo en su solemne capilla de
San José. Concediéronselo, y tiénenlo allí, el día de hoy en mucha veneración y
su figura sacada al natural de pincel. Y cuasi en todos los principales pueblos de
la Nueva España lo tienen pintado, juntamente con los doce primeros fundadores
de esta provincia del Santo Evangelio 21.
PEDRO DE GANTE
21
Fray Gerónimo de Mendieta, Historia eclesiástica indiana, vol 2, Ed. Cien de México. 2002, pp. 310-
313.
11
enfermo, sino también la silla en que estaba sentado, tan recio y de tal manera
que todos los que lo vieron juzgaron que entonces salía el demonio y lo dejaba.
Estuvieron a esto presentes algunos oficiales de la justicia real entre ellos
Rodrigo de Paz, alguacil mayor de la ciudad, que fue padrino del bautizado y por
su respeto y contemplación se le puso por nombre Rodrigo de Paz. Otra mucha
gente se halló allí presente que admirándose alabaron a nuestro Dios que tan
admirable es en sus obras 22.
Fray Pedro de Gante fue el primero que en esta Nueva España enseñó a
leer y escribir, cantar y tañer instrumentos musicales y la doctrina cristiana,
primeramente en Texcoco a algunos hijos de principales antes que viniesen los
doce, y después en México donde residió cuasi toda su vida…
22
Mendieta, o.c., vol 1, p. 420.
23
Ángel M.K. Garibay, Historia de la literatura náhualt, México 1971, tomo 1, p. 291.
24
Fray Toribio de Motolínía, Relaciones, p. 137.
12
También hizo edificar la escuela de los niños, donde a los principios se
enseñaron los hijos de los señores de toda la tierra y ahora se enseñan los de la
misma ciudad de México.
Y en otro lugar, añade: “Era Fr. Pedro de Gante muy ingenioso para
todas las buenas artes y oficios provechosos a la humana y cristiana policía”.
25
Toribio de Motolinía, o.c., p. 408.
26
Martínez Valentín, Fray Pedro de Gante, Valencia, 1989, p. 14.
13
Domingo con su mujer e hijos eran todos muy devotos de san Francisco y de sus
frailes, porque pasando por allí algunos de ellos, luego los iban a saludar y a
convidar con lo poco que tenían y con la buena voluntad.
Del cual hecho los que allí se hallaron presentes para el entierro, que
eran muchos, quedaron atónitos y espantados y los padres del niño en gran
manera consolados. Hiciéronlo luego saber a los frailes de san Francisco de
México. Y fue allá el famoso lego fray Pedro de Gante, que tenía cargo de
enseñar, y llegado como él y su compañero vieron al niño vivo y sano y
certificados de sus padres y de otros testigos dignos de fe de lo que había
pasado, hizo ayuntar el pueblo. Y delante de todos dio el padre del niño
testimonio cómo era verdad que aquel su hijo después de muerto había
resucitado por la invocación y méritos del glorioso y seráfico san Francisco 27.
27
Ib. 503 del vol 1.
14
MILAGROS DE DIOS
También acaeció que otro año vinieron tantas aguas y tan continuas que
no cesaba de llover día y noche, tanto, que no sólo los panes se perdían en el
campo, mas también las casas, como eran de adobes, se caían. Mandó el varón
santo a los indios que fuesen en procesión, azotándose, a la iglesia de Santa
Cruz. Y volviendo de la procesión, quiso Nuestro Señor que luego cesase el
agua, como antes cayese muy recia y con ímpetu. Después, todo aquel verano
llovió templadamente como lo habían menester, con lo cual los indios quedaron
muy edificados y más firmes en la fe cristiana. Todo lo cual se cree haber
concedido nuestro Señor por los méritos de este su siervo.
28
Mendieta, o.c., vol 2, pp. 324-325.
15
PROCESIONES SOLEMNES
EDUCANDO NIÑAS
29
Mendieta, o.c., vol 2, pp. 324-325.
16
devoción vienen a oír misa entre semana. A un lado de la iglesia (que es
comúnmente a la parte del norte, porque a la del mediodía está el monesterio)
está en todos los pueblos edificada una escuela, donde cada día de trabajo se
juntan los cantores, acabada la misa mayor, para proveer lo que se ha de cantar
en las vísperas (si han de ser solemnes) y en la misa del día siguiente, porque
aunque se diga rezada en ferias y días simples, siempre cantan un motete en
canto de órgano, después de haber alzado el Santísimo Sacramento. Y también
se juntan para enseñar los que saben el canto a los que no lo saben, y para
enseñarse los que tañen los menestriles. En la misma escuela, en otra pieza por
sí o en la misma si es larga, se enseñan a leer y escribir los niños hijos de la
gente más principal, después que han sabido la doctrina cristiana, la cual
solamente se enseña a los hijos de la gente plebeya allá fuera en el patio, y
sabida ésta los despiden para que vayan a ayudar a sus padres en sus oficios,
granjerías o trabajos, aunque en algunas partes hubo descuido en hacer esta
diferencia (especialmente en pueblos pequeños, donde es poca la gente), que sin
distinción se enseñan todos los niños, hijos de principales y de plebeyos, a leer y
escribir en las escuelas, y de aquí se sigue que en los tales pueblos vienen a regir
y mandar los plebeyos, siendo elegidos para los oficios de la república por más
hábiles y suficientes.
30
Mendieta, o.c., vol 2, pp. 83-84.
17
MOZAS CASADERAS
Fray Juan de Zumárraga tenía más tierno amor a los indios convertidos,
que ningún padre tiene a sus hijos. En sus enfermedades y trabajos lloraba con
ellos, y nunca se cansaba de los servir y llevar sobre sus hombros como
verdadero pastor. Fue parte para quitarles los excesivos tributos que entonces
daban, así al rey como a los encomenderos, de oro, plata, piedras preciosas,
plumas, mantas ricas, esclavos y indios de carga, y para que no fuesen vejados
con el trabajo de los suntuosos edificios de casas que hacían para los españoles.
Antes de su ida a España, había escrito al Emperador y a su consejo de Indias,
suplicando que a los indios esclavos se diese libertad, por el inicuo abuso que
acerca de esto pasaba, pues los que los tenían, era con mal título y contra
conciencia. Y lo mesmo escribieron otros graves religiosos de aquel tiempo, y lo
solicitaba en la Corte el obispo de Chiapa D. Fr. Bartolomé de las Casas. A lo
cual acudió con mucho acuerdo el dicho consejo, y se envió la primera provisión
para que fuesen libertados los indios esclavos, antes que este santo obispo fuese
a España, firmada de la Emperatriz, año de mil y quinientos y treinta. Y después
que de allá volvió con otros mayores favores que trajo, lo solicitó con mucha
diligencia, hasta que tuvo el debido efecto. Dijéronle a este varón de Dios una
vez ciertos caballeros que no gustaban de verlo tan familiar para con los indios:
“Mire vuestra señoría, señor reverendísimo, que estos indios, como andan tan
desarrapados y sucios, dan de sí mal olor.
18
Y como vuestra señoría no es mozo ni robusto, sino viejo y enfermo, le
podría hacer mucho mal el tratar tanto con ellos”. El obispo les respondió con
gran fervor de espíritu: “Vosotros sois los que oléis mal y me causáis con
vuestro mal olor asco y disgusto, pues buscáis tanto la vana curiosidad, y vivís
en delicadezas como si no fuésedes cristianos; que estos pobres indios me huelen
a mí al cielo, y me consuelan y dan salud, pues me enseñan la aspereza de vida y
la penitencia que tengo de hacer si me he de salvar” 31.
QUERÍAN BAUTIZARSE
Era mucho de ver cómo aquellas gentes venían a oír la palabra de Dios a
ejemplo de los que en otro tiempo salían al desierto y ribera del Jordán a oír la
palabra del divino precursor S. Juan Baptista, y a ser de él bautizados. Venían
de esta manera muy muchos, ya no como solían en sólo los domingos y fiestas
que para esto principalmente les estaban señalados, mas cada día, niños y
adultos, sanos y enfermos, no sólo de los pueblos y provincias a do residían los
frailes mas también de todas las comarcas. Y cuando iban visitando, en las
iglesias (que ya en muchas partes estaban levantadas) se ha mucha gente a
baptizar. Y de las estancias y casas salían otros muchos y iban en seguimiento de
los frailes por los caminos con los niños y enfermos a cuestas, y entre ellos viejos
decrépitos. Los maridos baptizados llevaban a sus mujeres al baptismo; y las
mujeres baptizadas a los maridos. Otros cojos y ciegos y mudos iban
arrastrando, padeciendo gran trabajo y hambre, por ser comúnmente esta gente
muy pobre.
Quien estas cosas mirare con ojos claros de la fe con celo y amor de ella,
y con pecho cristiano las considerare, cómo a la letra se cumplió el Santo
Evangelio en estos indios, que con ser débiles y cojos y desechados, los compele
Dios a entrar en su cena, que para los escogidos tiene aparejada, dejando fuera
de ella a muchos de los que habían sido convidados, porque excusándose con el
cuidado y codicia de las cosas de la tierra, se hicieron indignos. Eran tantos los
que en aquellos tiempos venían al baptismo, que a los ministros que baptizaban,
muchas veces les aconteció no poder alzar el brazo con que ejercitaban aquel
ministerio. Y aunque mudaban los brazos, ambos se les cansaban, porque a un
solo sacerdote acaecía baptizar en un día cuatro y cinco y seis mil adultos y
niños. En Suchimilco baptizaron en un día dos sacerdotes más de quince mil. El
uno de ellos ayudó a tiempos, y a tiempos descansó, y éste baptizó poco más de
cinco mil. Y el otro que tuvo la tela baptizó más de diez mil por cuenta. Y porque
eran muchos los que buscaban y pedían el baptismo, visitaban y baptizaban en
31
Mendieta, o.c., vol 2, pp. 338-339.
19
un día tres y cuatro pueblos, y a las veces más, y hacían el oficio del baptismo
muchas veces al día 32.
EL PODER DE LA CRUZ
32
Mendieta, o.c., vol 1, pp. 422-423.
33
Mendieta, o.c., vol 1, p. 474.
20
EDUCACIÓN CRISTIANA
Los franciscanos pidieron a los indios sus hijos para educarlos en la fe.
Algunos, no sabiendo en lo que había de parar el negocio, en lugar de traer a
sus hijos, trajeron otros mozuelos hijos de sus criados o vasallos. Y quiso Dios
que queriendo engañar, quedaron ellos engañados y burlados; porque aquellos
hijos de gente plebeya siendo allí doctrinados en la ley de Dios y en saber leer y
escribir, salieron hombres hábiles, y vinieron después a ser alcaldes y
gobernadores, y mandar a sus señores. De estos niños así recogidos se
encerraban en aquella casa seiscientos o ochocientos o mil, y tenían por guardas
unos viejos ancianos que miraban por ellos, y les daban de comer lo que les
traían sus madres, y la ropa limpia, y otras cosillas que habían menester, que
para lo demás no tenían necesidad de guardas, porque en todo el día no se
apartaban de ellos algunos de los religiosos, trocándose a veces, o estaban allí
todos juntos. Y esto era lo ordinario, porque allí delante de los niños rezaban el
oficio divino, teniendo puestas algunas imágenes de Cristo nuestro Redentor y de
su Santísima Madre en la cabecera de la sala: y allí se ponían en oración, a
veces en pie y a veces de rodillas, y a veces puestos los brazos en cruz, dando
ejemplo a aquellas inocentes criaturas, y enseñándolos primero por obra que
por palabra en lo tocante al culto divino y devoción y reverencia con que hemos
de buscar a Dios. También allí iban a rezar sus maitines a media noche, y hacían
su disciplina. Y después que comenzaron a hablar en la lengua, no dormían
después de maitines, sino que en acabando de tener su oración se ocupaban en
enseñar a los indios hasta la hora de misa, y después de misa hasta la hora de
comer. Después de comer descansaban un poco, y luego volvían a la escuela
hasta la tarde.
21
donde iban los que en este siglo los adoraban y obedecían, y ellos mismos en
pago de sus servicios los atormentaban. Que aquella imagen que veían de
hombre crucificado, era imagen de nuestro Dios, no en cuanto Dios que no se
puede pintar porque es puro espíritu, sino en cuanto hombre que se quiso hacer
por redimir a los hombres que le creyesen y obedeciesen, y librarlos de las penas
del infierno y darles gloria para siempre, muriendo por ellos en una cruz. Y que
la imagen de mujer que allí veían era figura de la Madre de Dios, llamada
María, de quien quiso tomar nuestra humanidad 34.
PROFESORES EXCELENTES
34
Mendieta, o.c., vol 1, pp. 362-363.
22
Mas después que él murió, ninguna cosa se les ha dado, ni ningún favor
se les ha mostrado, antes por el contrario, se ha sentido disfavor en algunos que
después acá han gobernado, y aún deseo de quererles quitar lo poco que tenían,
y el beneficio que se les hace a los indios aplicarlo a españoles, porque parece
tienen por mal empleado todo el bien que se hace a los indios, y por tiempo
perdido el que con ellos se gasta. Y los que cada día los tratamos en la
conciencia y fuera de ella, tenemos otra muy diferente opinión, y es, que si Dios
nos sufre a los españoles en esta tierra, es por el ejercicio que hay de la doctrina
y aprovechamiento espiritual de los indios, y que faltando esto, todo faltaría y se
acabaría. Porque fuera de esta negociación de las ánimas (para la cual quiso
Dios descubrirnos esta tierra), todo lo demás es codicia pestilencial y miseria de
mal mundo. Las razones que daban los contrarios a este estudio del colegio,
eran: la primera, que el saber latín los indios, de ningún provecho era para la
república, y esto la experiencia ha mostrado ser falsísimo, porque con estos
colegiales latinos aprendieron su lengua perfectamente por arte los que bien la
supieron, y con su ayuda de ellos tradujeron en la misma lengua las doctrinas y
tratados que han sido menester para enseñamiento de todos los indios, y los
impresores con su ayuda los han impreso, que de otra manera no pudieran.
Demás de esto, por su habilidad y suficiencia han ayudado más cómodamente
que otros a los religiosos en el examen de los matrimonios y en la
administración de los otros sacramentos. Y por la misma suficiencia han sido
elegidos por jueces y gobernadores en la república, y lo han hecho mejor que
otros, como hombres que leen y saben y entienden. Y de esto buen ejemplo
tenemos presente en D. Antonio Valeriano, indio gobernador de la ciudad de
México, que habiendo salido buen latino, lógico y filósofo, sucedió a los
religiosos sus maestros arriba nombrados, en leer la gramática en el colegio
algunos años, y aun a religiosos mancebos en su convento, y después de esto fue
elegido por gobernador de México, y ha poco menos (y no sé si más) de treinta
que gobierna aquella ciudad, en lo que toca a los indios, con grande aceptación
de los virreyes y edificación de los españoles 35.
DOS ÁNGELES
35
Ib. pp. 79-80.
23
pidió le socorriese en aquella necesidad. Hecha su oración, salió a la puerta de
la iglesia que mira hacia el camino real, y vio venir por él hacia sí dos indios de
gentil disposición, y llegados junto a él, les preguntó de adónde eran y a do iban.
Ellos le respondieron que eran de Toluca, y para allá iban. Rogóles entonces Fr.
García que lo guiasen y le llevasen aquella ropilla, pues pesaba poco y ellos
iban descargados, lo cual de muy buena voluntad hicieron. Llegados a Metepec
(donde hay monesterio), una legua de Toluca, Fr. García los acarició,
habiéndoles preguntado sus nombres y el barrio donde tenían sus casas, y lo uno
y lo otro le dijeron. El siervo de Dios les dijo luego que le esperasen y les
sacarían algo que comiesen, y entróse dentro dejándolos a la puerta. Volviendo
luego prestamente para despedirlos, no los halló. Llegando a Toluca inquirió
por sus nombres y barrio que le dijeron, mas tampoco los pudo descubrir.
Instando Fr. García sobre esto, y preguntando por ellos muchas veces, le contó a
su guardián lo que le había pasado con ellos. Y añadió que vivía con este dolor
de no los haber hallado, para agradecerles y satisfacerles la caridad y buena
compañía que le hicieron, dando gracias a Santa Lucía que oyó su oración. Mas
puesto que Fr. García no lo declarase así, todos los que lo supieron, tuvieron
por entendido que aquellos fueron ángeles enviados de Dios para aquel
ministerio, como el ángel S. Rafael para acompañar al mozo Tobías en su viaje.
Porque si fueran indios, aguardaran la comida y hallaran sus nombres y
barrios36.
36
Mendieta, o.c., vol 2, pp. 448-449.
24
tratado y tanto trabajado, dejélo de hacer pensando que pudiera ir en persona a
besar sus Reales pies, y le hacer relación de todo; pero viendo que se dilataba y
que licencia no se me daba, y que ya era viejo y cerca a la muerte, quise
escribirle ésta, aunque breve, porque si Dios fuese servido de me llevar,
descargase mi conciencia con V. M., suplicándole, como a vicario de Cristo, por
el remedio destas ánimas recién convertidas, para que de V. M., reciban favor, y
su doctrina y conversión vaya adelante, y V. M., pueda haber el premio de tanta
multitud de ánimas que a Dios son convertidas.
Pues esta gente destos indios de la Nueva España son vasallos de V. M.,
justa cosa es que del sean favorecidos como tales, y pues los religiosos estamos
en esta tierra para su conversión y amparo, y V. M., así lo quiera, atrévome a le
suplicar por el remedio de ellos, pues, para se poder salvar esta gente, han
menester mucho ser sobrellevados para que vaquen algún tanto a las cosas de la
Fe, pues no fueron descubiertos sino para buscalles su salvación. Lo cual, de la
manera que agora van, ello es imposible, porque aun para de ver de buscar sus
mantenimientos, les falta tiempo, y ansí se mueren de hambre y se despueblan
por el demasiado trabajo. Bien creo que si las cédulas de V. M., que acá ha
enviado en su favor, fueran complidas y los gobernadores y justicias no las
disimulasen, que vendrían y hubiera venido gran bien a esta gente: cierto yo
bien creo que la intención de V. M., es que se salven e que conozcan a Dios:
pues para esto necesario es que se les procure el sosiego, para que con mediano
trabajo en el tributar, del todo se den a oír la doctrina e aquellos que a sus
ánimas conviene, pues con justa razón se quejará Dios de lo contrario; pues
vinieron a esta tierra los españoles y les han tomado sus haciendas.
25
Finalmente, aviso como siervo a V. M., e como persona que mejor los
conoce que otro ninguno y más cuenta con ellos tiene que, si V. M., no provee en
qué tributen, como en España, de lo que tienen y no más, y que sus personas no
sean esclavos y sirvan, la tierra se perderá, y de hoy en treinta años estarán más
despobladas estas partes que las islas; e tanta ánima perdida y la conciencia de
V. M., amanzillada, sino que dejadas sus personas libres y que ellos no sirvan,
pues los españoles nunca sirvieron; de lo que el pueblo tiene, dé tributo a su
amo, y de la granjería que vive y no más, sin que haya de morir buscándolo y su
persona sirviendo, y desta manera, viendo esto, la tierra se reformará e la
dotrina y sermón y no lo perderán por cosa ninguna, y les será el tributo causa
donde no sus ánimas se irán al infierno, por no conocer a Dios, ni se confesar, ni
oír misa ni doctrina.
En esta ciudad de México, dentro del patio de San Francisco, hay una
capilla que se dice San Joseph, que fue la primera iglesia que en esta tierra se
hizo é donde han sido siempre sido adoctrinados los indios, de los frailes de San
Francisco, e yo he trabajado con ellos de día y de noche más ha de treinta años,
estando continuamente con ellos en una escuela que está junto con esta capilla,
donde les he enseñado cantar y tañer, y enseñado la doctrina, y siempre he
tenido cargo particular y cuenta con ellos.
E cierto, se haría gran servicio a Dios, por la buena doctrina que habría,
e los que naciesen y al presente son muchachos, y viendo la ayuda, se
esforzarían e se haría una gran cosa y gran servicio a Dios. No puedo bien
declarar el gran servicio que a Dios se haría y hará en ello, más de que por la
obra se parecerá; y pues yo tengo de llevar el trabajo, justa cosa es que se me
conceda la merced, atento a lo mucho que he trabajado con ellos, y que tengo
intención de acabar mi vida en su doctrina.
26
consolados los indios enfermos; e para el colegio de los niños se lo tomaron, con
cargo de hacerles otro tal y tan bueno; y demás del detrimento que han pasado
los enfermos ha dos años, que ni se hace el otro, ni se le vuelve el hospital. Por
reverencia de Dios, que pues es tan necesario, V. M., se lo mande volver, o que
con toda brevedad se les haga el otro, y no permitan que se mueran los enfermos
por no tener dónde se curar, haciendo V. M., merced al dicho hospital de alguna
limosna para su sustentación y cura, y haciéndoles merced a estos pobrecitos de
alguna limosna especial, y de se constituir V. M., por patrón del dicho hospital,
para que estos indios sean consolados y entiendan las mercedes y conozcan lo
que V. M., los quiere e hace por ellos, según que yo espero de su gran
misericordia que usará con ellos.
SANTOS DE AMÉRICA
37
Martínez Valentín, Fray Pedro de Gante, primer maestro del continente iberoamericano, Valencia,
1989, pp. 74-83.
27
religiosos y muchos sacerdotes diocesanos trabajando en América. Muchos de
ellos murieron mártires a manos de los indios o por causa de las enfermedades
tropicales. Y, aunque no todos los sacerdotes fueron dignos; sí lo fueron la
inmensa mayoría. De hecho, en Hispanoamérica surgieron muchos santos y un
gran número de mártires que fueron como una luz en medio de ese mundo.
Podemos citar a san Juan Diego, el de la Virgen de Guadalupe, los 3 niños de
Tlaxcala mártires, los beatos Juan y Antonio de los ángeles (indígenas). El Vble
Francisco de la Cruz y Antonio Roa, san Roque González, Alonso Rodríguez,
Juan del Castillo, beato Sebastián de Aparicio, san Felipe de Jesús, mexicano
mártir en Japón. San Pedro de san José Betancourt, Vble Antonio Margil, beato
Junípero Serra, santo Toribio de Mogrovejo, san Juan Macías, san Martín de
Porres, santa Rosa de Lima, santa Mariana de Jesús, beata sor Ana de los ángeles
y Monteagudo, san Francisco Solano, san José de Anchieta y otros más.
38
Hanke Lewis, La lucha por la justicia en la conquista de América, 1949, p, 17.
28
También España se benefició de los metales preciosos y de productos
desconocidos en Europa como la patata, cacahuete, aguacate, tomate, caucho,
maíz, cacao, tabaco... España llenó América de hospitales donde se curaban
blancos, negros, indios y mulatos. Eran para todos. Lo mismo que las
universidades. Antes que se fundara la universidad de Harvard, la América
hispana tenía 13 universidades. En Santo Domingo en 1538, en Lima y en
México en 1551...
En 1697 una ordenanza mandaba que una cuarta parte de las becas para
estudiantes se dedicase a indios, hijos de caciques. Incluso había colegios para
señoritas indias como el Real Colegio de indias doncellas de Nuestra Señora de
Guadalupe.
29
A principios del siglo XIX, lo poco que quedaba de las Reducciones fue arrasado
en las guerras de la independencia. Ahora solo quedan ruinas ciclópeas en la
selva, restos de casas, talleres, graneros, como un triste testimonio de la victoria
de la Ilustración anticristiana, es decir, de la Razón sobre Dios y el Evangelio,
pues el gobierno español en ese tiempo estaba infiltrado de masones
anticristianos. En ese momento de la expulsión de los jesuitas en 1767 había en
las Reducciones 769.869 cabezas de ganado bovino, 38.141 ovino, 139.634
caballos, mulas y burros para darnos una idea de su prosperidad y había entre
150.000 y 200.000 indios. Allí había relojes e instrumentos musicales fabricados
allí mismo. Fabricaban sus propias embarcaciones, había imprentas, hablaban
guaraní y los castigos impuestos por los misioneros eran muy benignos: unos
días de cárcel o algunos azotes. Entre 1608 y 1768 vivieron allí unos 1.500
jesuitas y entre ellos hubo 32 mártires.
CONCLUSIÓN
Por eso, podemos seguir diciendo con el historiador Maltby: Fueran cuales
fueran los defectos de su gobierno en la historia, no hubo ninguna nación que
igualara la preocupación de España por la salvación de las almas de los nuevos
súbditos 39.
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39
Messori Vittorio, Leyendas negras de la Iglesia, Ed. Planeta, Barcelona, 1996, p. 47.
30
Pueden leer todos los libros del autor en
www.libroscatolicos.org
BIBLIOGRAFÍA
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