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Fray Pedro Gante

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P. ÁNGEL PEÑA O.A.R.

FRAY PEDRO DE GANTE


Y LA EVANGELIZACIÓN DE AMÉRICA

S. MILLÁN – 2023

1
ÍNDICE GENERAL

Evangelización de América.
Apariciones de la Virgen de Guadalupe.
Primera biografía de fray Pedro de Gante.
Pedro de Gante.
Milagro comprobado de fray Pedro de Gante.
Milagros de Dios.
Procesiones solemnes.
Educando niñas.
Mozas casaderas.
Fray Juan de Zumárraga, padre de los indios.
Querían bautizarse.
El poder de la cruz.
Educación cristiana.
Profesores excelentes.
Dos ángeles.
Carta de fray Pedro de Gante al emperador Carlos.
Santos de América.
Algunos aportes de España a Hispanoamérica.

CONCLUSIÓN
BIBLIOGRAFÍA

2
EVANGELIZACIÓN DE AMÉRICA

Uno de los puntos repetitivos de la leyenda negra son los abusos,


injusticias y masacres cometidos en la conquista de América por españoles y
portugueses. Por supuesto que no faltaron abusos como en toda empresa humana,
sobre todo, en las guerras. Pero no hay duda de que los reyes españoles tomaron
muy en serio la tarea de la evangelización y que ésa fue su primera meta, sin
descartar, por supuesto, otros intereses. La reina Isabel La Católica en su
testamento, redactado en Medina del Campo el 23 de noviembre de 1504, dice
claramente: No permitan que los indígenas de las islas y tierra firme,
conquistadas o por conquistar, sufran el menor daño en sus personas y en sus
bienes y, por el contrario, mando que sean tratados con justicia y humanidad y
que sean reparados todos los daños que hayan podido sufrir. El mismo Hernán
Cortés dice: Exhorto y ruego a todos los españoles que en mi compañía fuesen a
esta guerra, que su principal motivo e intención sea apartar y desarraigar de las
dichas idolatrías a todos los naturales de estas partes y reducirlos, o a lo menos
desear su salvación y que sean reducidos al conocimiento de Dios y de su santa
fe católica, porque si con otra intención se hiciese la dicha guerra, sería injusta 1.

Ahora bien, es cierto que, con frecuencia, los españoles no se comportaron


como buenos cristianos, sino como conquistadores sin escrúpulos. Pero los incas
y aztecas también lo eran y se mantenían en el poder gracias a la opresión
violenta de los pueblos sometidos. Cuando Pizarro llegó al Perú, los incas
acababan de matar a 20.000 miembros de tribus rivales 2. Los incas practicaban
sacrificios humanos para alejar un peligro, una carestía o una epidemia. Las
víctimas, a veces, eran niños, hombres o vírgenes, que eran estranguladas o
desolladas y, en ocasiones, se les arrancaba el corazón a la manera azteca 3.

Atahualpa, para subir al trono, exterminó a toda la familia real de su


hermano Huáscar, a quien asesinó con centenares de sus familiares. Su cráneo lo
guardaba para beber y su pellejo lo usaba como tambor. Según informa el jesuita
José Acosta (1539-1599) en su Historia natural y moral de las Indias, Huayna
Capac, padre de Atahualpa, era adorado como un dios y, a su muerte, mataron
mil personas de su casa para que fuesen a servirle en la otra vida (VI, 22).

Las mujeres eran propiedad del Estado y ciertos funcionarios las


seleccionaban y distribuían. Tenían esclavos, que eran prisioneros de guerra o de
origen hereditario. Según dice el historiador Guamán Poma de Ayala (1534-

1
En carta escrita desde Tlascala, el 26 de enero de 1520, y citado por William Prescott, Historia de la
conquista de México, Ed. Porrúa, México, 1970, p. 61.
2
Smith Robert E., The other side of Christ, p. 23.
3
Messori Vittorio, Leyendas negras de la Iglesia, Ed. Planeta, Barcelona, 1996, p. 42.

3
1617) en su Nueva Crónica y buen gobierno, el régimen incaico estaba basado en
el miedo y en la obediencia total.

El imperio incaico, dice Pedro Voltes, era un coloso con pies de barro. Por
eso, pudo ser conquistado por Pizarro con 170 hombres. En el Perú antiguo no se
pensaba en otra cosa que en obedecer y, preso y muerto Atahualpa, se siguió
obedeciendo a quienquiera que mandara. Y así lo hizo el último obrero y lo hizo
el astrónomo y lo hizo el cirujano que practicaba trepanaciones y el constructor
que levantaba obras, que hoy siguen pasmándonos con sus misterios técnicos
insolubles en sus picachos de vértigo 4.

Según Guamán Poma de Ayala, al referirse a las ceremonias fúnebres de


los Antisuyos, escribe: Son indios de la montaña que comen carne humana. Y
así, apenas tienen al difunto, que luego comienzan a comerlo, que no dejan
carne sino todo hueso 5.

En cuanto a los aztecas, se sabe que hacían continuas guerras para tener
esclavos que sacrificar a sus dioses. En 1485 habían sido sacrificados al dios
Huitzilopoctli más de 84.000 indios 6. Según fray Toribio de Motolinía,
franciscano y gran educador de los indios: Después que los españoles anduvieron
de guerra y ya ganada México hasta pacificarse la tierra, los indios amigos de
los españoles, muchas veces, comían de los que mataban, porque no todas las
veces los españoles se lo impedían, sino que, algunas veces, por la necesidad que
tenían de los indios, pasaban por ello, aunque lo aborrecían 7.

De modo que, no sólo hacían miles de sacrificios humanos, sino que se


comían a los vencidos. Sin embargo, hay muchos que hablan de que los
conquistadores aniquilaron su cultura. Pero, cuando llegaron los españoles a
América, encontraron que ignoraban la rueda, la bestia de carga, la bóveda, la
escritura, la moneda... y desconocían las técnicas que hacen posible amplios
cultivos agropecuarios. Por supuesto que la conquista, no fue obra exclusiva de
los españoles. Hubiera sido imposible que tan pocos hubieran conquistado tan
grandes imperios, si no hubieran tenido el apoyo de tribus amigas, que querían
liberarse del yugo de sus opresores. Según dice Hernán Cortés en su III carta al
Emperador, la conquista de México, el 13 de agosto de 1521, fue obra de 900
españoles contra más de 150.000 hombres, pero ayudados por las tribus amigas.
Por eso, el gran historiador Arturo Arnáiz pudo afirmar: La conquista de México

4
Pedro Voltes, Cinco siglos de España en América, Ed. Plaza & Janes, 1987, pp. 68-69.
5
Guamán Poma de Ayala (1534-1617) Nueva crónica y buen gobierno, Madrid, 1987, p. 292.
6
Alva Ixtlilxochitl (1578-1650), Historia de la nación chichimeca, Ed. Germán Vásquez, México,
1985, p. 60.
7
Motolinía fray Toribio, Memoriales o libro de las cosas de la Nueva España, Ed. UNAM, México
1971, p. 33.

4
la hicieron los indios y la independencia los españoles. Pues la conquista fue
fundamentalmente lucha entre tribus rivales y la independencia fue obra de los
criollos, descendientes de españoles. Sin embargo, la gran despoblación de
América no se debió a las guerras sino a los efectos devastadores de las
epidemias. Los españoles contagiaron enfermedades desconocidas en América,
como la viruela y el sarampión, que ocasionaron millones de muertos. Pero
también los españoles murieron en grandes cantidades, debido a las
enfermedades tropicales.

En cuanto a los abusos de los españoles, la mayoría de los historiadores


actuales reconoce que fray Bartolomé de las Casas, cuando habla de ellos en su
escrito Brevísima relación de la destrucción de las Indias (año 1542), está
exagerando. El Padre Las Casas había sido encomendero y, al convertirse, su
celo desmedido a favor de los indios le llevó a exagerar en contra de los
españoles. Él dice, por ejemplo, que los aztecas no mataban en México al año en
sacrificios humanos ni a cincuenta, pero historiadores como Alfonso Trueba dice:
En el imperio azteca se sacrificaban veinte mil hombres al año 8. El primer
obispo de México, fray Juan de Zumárraga, un hombre prudente y honesto,
afirma en una carta de 1531, dirigida al capítulo franciscano reunido en Tolosa,
que los indios tenían la costumbre de sacrificar 20.000 hombres cada año 9.

Gerónimo de Mendieta refiere que cada año eran sacrificados a los ídolos
muchos esclavos, hombres, mujeres y niños, sobre todo esclavos de guerra. Y
para no sentir tanto la muerte, les daban cierto brebaje a beber que parece los
desatinaba y los hacía ir a morir con alegría. Mayormente hacían este universal
sacrificio y mortandad de todos los esclavos de guerra en una muy grande y
solemne fiesta que tenían por la más principal de todas y la llamaban Panqueza 10.

Sin embargo, todas las exageraciones del padre Las Casas sobre los
atropellos cometidos, fueron recibidas en la Corte y se dieron las normas
oportunas. El mismo emperador Carlos V lo defendió contra sus detractores y lo
nombró obispo de Chiapas. Sobre él, escribió fray Toribio de Benavente,
Motolinía, al emperador en 1555: Todos sus negocios han sido con algunos
desasosegados, escribiendo cosas con su apasionado espíritu contra los
españoles 11.

En cuanto a las encomiendas, no fue un sistema de esclavitud ni un


invento de los conquistadores para explotar a los indios. Era una institución

8
Trueba Alfonso, Hernán Cortes, IUS, México, 1983, p. 100.
9
Citado por Jerónimo de Mendieta, Historia eclesiástica indiana, Cien de México, 1997, vol 2, p.
247.
10
Mendieta, Historia eclesiástica indiana, vol 1, p. 214.
11
Iraburu José María, Hechos de los apóstoles de América, Ed. Gratisdate, Pamplona, 2003, p. 38.

5
establecida en España desde hacía varios siglos y que los españoles trasplantaron
a América como el mejor medio de educarlos. Después, la encomienda dio lugar
a las reducciones en pueblos, ciertamente con muchos abusos, pero fue
oficialmente suprimida en 1718.

Recordemos que los españoles tuvieron que luchar contra la esclavitud


que practicaban los indios y que era una costumbre ancestral entre ellos. Dice
fray Toribio de Benavente: En esta provincia de Tlaxcala, el año pasado (1536),
libertaron más de veinte mil esclavos y pusieron grandes penas para que nadie
hiciese esclavo ni lo comprase ni lo vendiese, porque la ley de Dios no lo
permite12.

Sobre la poligamia, anotemos que Moctezuma, en Tepic, tenía en su


palacio mil mujeres y algunos afirman que tres mil entre señoras y criadas y
esclavas; de las señoras, que eran muchas, tomaba para sí Moctezuma las que
bien le parecía 13. Y de los principales señores de esta tierra hubo algunos que
tuvieron a ciento, a ciento cincuenta y hasta doscientas mujeres. Entre los
señores y principales se repartían la mayor parte de las mujeres casaderas,
dejando muy pocas para los pobres, que apenas tenían con quien casarse.
Además, los señores robaban a las niñas para agregarlas más adelante al
número de sus mujeres 14.

Y no sólo hablamos de México. Según el gran estudioso Salvador


Madariaga en su libro El auge y ocaso del imperio español en América, era
normal la poligamia, la esclavitud y el canibalismo en América antes de la
llegada de los españoles.

Por eso, los misioneros tuvieron una gran tarea en la evangelización. En


México, en cada convento, había escuela y hospital. En el siglo XV en México,
había 300 conventos, que tenían escuelas externas para los niños del pueblo
común y otra interna para los hijos de los indios principales. En 1540, fray
Toribio de Benavente escribe: Hay tantos alumnos indios que, en determinados
monasterios, hay 300, 400, 600 y hasta mil alumnos 15.

En Lima, en 1549, el obispo Loayza fundó un hospital, exclusivamente


para indios, y él mismo vivía en el hospital y los cuidaba. Por otra parte, los
religiosos misioneros prestaron un inmenso servicio para la preservación de las
lenguas indígenas. Entre 1524 y 1572, escribieron 109 obras de bibliografía
indígena; se esforzaron en aprender las lenguas de los indios y predicarles en su
12
Gómez Lino, Pioneros de la cruz en México, BAC, Madrid, 1988, p. 100.
13
López de Gómara Francisco (1511-1560), Historia General de las Indias, BAE, México, 1946, p. 344.
14
Gómez Lino, o.c., p. 135.
15
Fray Toribio de Benavente, Motolinía, Historia de los indios, México, 1969, p. 108.

6
propia lengua; y eran los primeros que se oponían a las autoridades políticas y
militares, luchando para que los tributos fueran justos y se evitaran los abusos de
los encomenderos. Algunos escribieron importantes libros sobre la cultura,
religión, historia, medicina, arte, etc., de los indígenas. También fundaron las
primeras universidades de América como la universidad de San Marcos de Lima,
en 1551, para españoles, indios y mestizos.

APARICIONES DE LA VIRGEN DE GUADALUPE

La Virgen María se apareció al indio Juan Diego de México en 1531. La


imagen de la Virgen de Guadalupe fue pintada milagrosamente en la tilma del
indio Juan Diego. Así lo declararon dos grandes científicos norteamericanos.

El doctor Philip Serna Callahan afirmó: La técnica utilizada al cuerpo y al


rostro original es inexplicable 16. Por su parte, Jody Brant Smith afirmó: El
doctor Callahan está de acuerdo con muchos millones, que a lo largo de los
siglos han aceptado que el maravilloso rostro de la Virgen es pura y
simplemente milagroso. Yo y el doctor Callahan nos sentimos obligados a
admitir que la imagen de la Virgen de Guadalupe es verdaderamente un
milagro17. El descubrimiento de la ausencia de preparación en la pintura (sin
pinceladas ni bocetos previos) y nuestra incapacidad para explicar la
preservación de la tela así como el brillo de las partes originales de la imagen,
nos pone al doctor Callahan y a mí en la lista de los que creen que la imagen fue
creada sobrenaturalmente 18.

El doctor Philip Serna Callahan afirmó: La técnica utilizada al cuerpo y al


rostro original es inexplicable 19. La imagen original, que incluye el vestido rosa,
el manto azul, las manos y el rostro es inexplicable. No se puede explicar la
clase de pigmento utilizado, ni el hecho de que se mantenga el brillo y la
luminosidad durante siglos 20.

Pero lo más maravilloso fue lo descubierto por el doctor peruano José


Aste Tönsmann en 1979, aumentando 2.500 veces los ojos de la imagen. Así
pudo encontrar hasta 13 personas. Y, aumentando mil veces más los ojos del
obispo, aparece claramente Juan Diego en el acto de mostrar su tilma al obispo.
¿Quién podría haber pintado en miniatura en los 7 a 8 mm. de espacio de los ojos

16
Serna Callahan Philip, The tilma under infrared radiation, Ed. CARA, Washington, 1981, p. 17.
17
Jody Brant Smith, The image of Guadalupe myth o miracle, Doubleday company, New York, 1983, p.
101.
18
Ib. p. 105.
19
Serna Callahan Philip, The tilma under infrared radiation, Ed. CARA, Washington, 1981, p.17.
20
Ib. pp. 18-19.

7
de la imagen tantas personas que no pueden apreciarse a simple vista y que sólo
pudieron descubrirse en el siglo XX? Además, están pintados con la
correspondiente perspectiva en ambos ojos.

En 1541 escribió el misionero franciscano fray Toribio de Benavente


(Motolinía) que ya eran alrededor de nueve millones de aztecas bautizados y que
él había bautizado a 400.000. Esto debido al impacto de las apariciones de la
Virgen y al testimonio de Juan Diego.

PRIMERA BIOGRAFÍA DE FRAY PEDRO DE GANTE

El varón de Dios fray Pedro de Gante fue flamenco de la ciudad o villa de


Iguen de la provincia dicha Budarda. El cual por huir los peligros del mundo y
deleites de la carne con que el demonio suele atraer y convidar a los mancebos
al tiempo que les comienza a hervir la sangre, tomó en su juventud el yugo del
Señor recibiendo el hábito de religión del padre san Francisco. Y aunque por su
suficiencia pudiera ser del coro, no quiso sino ser lego por su gran humildad, en
la cual mudanza mostró bien ser varón de mucha caridad y maciza cristiandad.
Morando en el convento de Gante y oyendo la nueva que por toda la tierra
volaba cómo don Hernando Cortés había descubierto y conquistado la tierra
firme de la Nueva España, poblada y llena de gente bárbara e idólatra, movido
con espíritu de Dios y salvación de las almas vino a ella en compañía de su
mismo guardián fray Juan de Tecto y otro religioso.

Era fray Pedro de Gante muy ingenioso para todas las buenas artes y
oficios provechosos a la humana y cristiana policía. Y así parece que lo proveyó
nuestro Señor en los principios de la conversión de estos indios necesitados de
semejante ayuda para que los guiase y industriase no sólo en las cosas
espirituales de la salvación de sus almas, mas también en las temporales de la
humana industria, que a los rudos abren los ojos del entendimiento para entrar
en las cosas del espíritu conforme a lo que el apóstol dice: “Prius quod animale,
deinde quod spirituale”. Fue el primero que en esta Nueva España enseñó a leer
y escribir, cantar y tañer instrumentos musicales y la doctrina cristiana,
primeramente en Texcoco a algunos hijos de principales antes que viniesen los
doce, y después en México donde residió cuasi toda su vida salvo un poco de
tiempo que fue morador en Tlaxcala. En México hizo edificar la suntuosa y
solemne capilla de San José a las espaldas de la humilde y pequeña iglesia
primera de San Francisco, donde se juntan los indios para oír la palabra de
Dios y los oficios divinos y enseñarse en la doctrina cristiana los domingos y
fiestas y recibir los santos sacramentos. También hizo edificar la escuela de los
niños, donde a los principios se enseñaron los hijos de los señores de toda la
tierra y ahora se enseñan los de la misma ciudad de México. Y junto a la escuela

8
ordenó que se hiciesen otros aposentos o repartimientos de casas donde se
enseñasen los indios a pintar y allí se hacían las imágenes y retablos para los
templos de toda la tierra. Hizo enseñar a otros en los oficios de cantería,
carpintería, sastres, zapateros, herreros y los demás oficios mecánicos con que
comenzaron los indios a aficionarse y ejercitarse en ellos.

Tenía fray Pedro junto a la escuela una celda para recogerse a ratos
entre día y allí se daba a la oración y lección y a otros ejercicios espirituales y a
ratos salía a ver lo que los indios hacían. Su principal cuidado era en que los
niños saliesen enseñados, así en la doctrina cristiana como en leer y escribir y
cantar y en las demás cosas en que los ejercitaba. Y, por el consiguiente, que los
adultos diesen cuenta de la doctrina y se juntasen todos los domingos y fiestas a
oír misa y la palabra de Dios. Entendía en examinar los que se habían de casar y
aparejar, los que se habían de confesar y los que habían de recibir el santísimo
sacramento de la eucaristía.

Predicaba cuando no había sacerdote que supiese la lengua de los indios,


la cual él supo muy bien, puesto que era naturalmente tartamudo (que por
maravilla los frailes le entendían, ni en la lengua mexicana los que la sabían ni
en la propia nuestra), pero era cosa maravillosa que los indios le entendían en
su lengua como si fuera uno de ellos. Compuso en ella una doctrina que anda
impresa, bien copiosa y larga. Instituyóles las cofradías que tienen y fue siempre
aumentando el ornato del culto divino, así en tener buena copia de cantores y
ministriles como en ornamentos para celebrar los oficios divinos en la capilla de
San José y en andas, cruces y ciriales para las procesiones, que no las debe de
haber en tanto número en ninguna ciudad de la cristiandad. Edificó muchas
iglesias, así en la ciudad de México como en otros pueblos de la comarca.

En estas obras y otras semejantes se ocupó este siervo de Dios cincuenta


años que vivió en esta tierra con grandísimo ejemplo y honestidad de su persona
y con una libertad apostólica, sin pretender otro interés más que la gloria y
honra de Dios y edificación de las almas, mediante lo cual fueron sin números
las que ganó para Cristo. Y a esta causa fue muy querido, como se vio muy claro
en todo el discurso de su vida y en que, con ser fraile lego y predicarles a los
indios y confesarlos otros sacerdotes, grandes siervos de Dios y prelados de la
Orden, al fray Pedro sólo conocían por particular padre y a él acudían en todos
sus negocios, trabajos y necesidades. Y así dependía de él principalmente el
gobierno de los naturales de toda la ciudad de México y su comarca en lo
espiritual y eclesiástico, tanto, que solía decir el segundo arzobispo fray Alonso
de Montúfar de la Orden de predicadores:

“Yo no soy arzobispo de México, sino fray Pedro de Gante, lego de san
Francisco”. Y a la verdad, el fray Pedro lo hubiera, si quisiera ordenarse

9
sacerdote porque el emperador Carlos V, de gloriosa memoria, como era de su
patria y tenía noticia de su persona y vida, lo estimaba mucho y, quieren decir,
lo convidó con el arzobispado de México.

Mostró muy tierno y singular amor a los indios naturales de esta tierra, y
porque tuviesen suficiente doctrina, escribió algunas cartas a los religiosos
flamencos de su nación, exhortándolos a que viniesen a esta nueva tierra a
cultivar la viña del Señor, que en aquellos tiempos estaba falta de obreros.
Tenían los naturales también a este siervo de Dios mucho amor, en especial los
de México, como lo mostraron claro volviendo fray Pedro de Gante de Tlaxcala
(a donde por la obediencia había morado un poco de tiempo) para México,
porque lo salieron a recibir en la laguna grande de Texcoco con una hermosa
flota de canoas, haciéndole una solemne fiesta a manera de guerra naval con
sumo regocijo.

Una india mexicana tenía por devoción vestir algunos frailes y, queriendo
una vez ponerlo por obra, fuelo a tratar con un religioso llamado fray Melchor
de Benavente, que en aquella sazón tenía cargo de los indios en la capilla de San
José, y díjole: “Padre, yo quiero vestir cinco religiosos y a ti con ellos, que todos
seréis seis”. Fuelos nombrando por sus nombres y entre ellos nombró al santo
varón fray Pedro de Gante, que ya era difunto. A lo cual respondió fray Melchor
de Benavente: “Hija, ¿no sabes que fray Pedro de Gante pasó ya de esta vida y
es difunto?” Ella replicó: “Padre, yo doy en ofrenda un hábito a fray Pedro de
Gante, dalo tú a quien quisieres”.

Tanto era el amor que le tenían los naturales a este siervo de Dios aún
después de muerto. Trabajó mucho fray Pedro de Gante en esta viña de Cristo,
especialmente en los principios, quebrantando muchos ídolos y destruyendo sus
templos. Edificó más de cien iglesias donde se invocase el nombre del verdadero
Dios. Fue tentadísimo del demonio para tornarse a Flandes y dejar tan alta
empresa, mas con la ayuda del Señor venció la tentación y fue quebrado el lazo y
el siervo de Dios libre, según él lo confesó en una carta que escribió a los padres
de Flandes. Fue varón de mucha humildad, como lo mostró en que desechó y no
hizo caso de tres licencias que le enviaron, sin procurarlas él ni saber de ellas,
para ordenarse sacerdote. La primera, del Papa Paulo III; la segunda, del
capítulo general celebrado en Roma, siendo generalísimo de la Orden fray
Vicente Lunel, porque oyendo su fama los padres que allí se juntaron, les
pareció que tal varón no había de estar en estado de lego; la tercera, de un
nuncio apostólico que estuvo en corte del César Carlos V y sería por ventura a
contemplación del mismo César, que, según queda dicho, aun arzobispo lo quiso
hacer. Mas todo esto tuvo el verdadero siervo de Cristo por estiércol y vanidad,
sólo por ganar a Cristo humilde, queriendo antes permanecer y quedar en su
humilde y primera vocación con que fue llamado al estado monástico.

10
Murió año de mil y quinientos y setenta y dos, con cuya muerte sintieron
los naturales grande dolor y pena y en público lo mostraron, porque demás de
acudir a su enterramiento copiosísimo concurso de ellos con derramamiento de
lágrimas, muchos de ellos se pusieron luto por él como por verdadero padre que
les había faltado. Y después de haberle hecho muy solemnes exequias todos ellos
en común, se las hicieron en particular cada cofradía por sí y cada pueblo y
aldea de la comarca y otras personas particulares con largas y abundantes
ofrendas. Y hiciéronle también su cabo de año con mucha solemnidad. Fue tanto
lo que ofrecieron por el siervo de Dios fray Pedro, que hincharon el convento de
San Francisco de México aquel año de provisión y vituallas. Pidieron su cuerpo
los naturales a los prelados de la Orden para sepultarlo en su solemne capilla de
San José. Concediéronselo, y tiénenlo allí, el día de hoy en mucha veneración y
su figura sacada al natural de pincel. Y cuasi en todos los principales pueblos de
la Nueva España lo tienen pintado, juntamente con los doce primeros fundadores
de esta provincia del Santo Evangelio 21.

PEDRO DE GANTE

Pedro de Gante nació en Gante (Bélgica) de noble familia. Su apellido


paterno pudo ser Van der Moere o de Muer. Y seguramente era pariente próximo
del emperador Carlos V, como da a entender el mismo Pedro de Gante en una
carta de 1552, dirigida al emperador.

Fray Pedro tomó el barco hacia América el 1 de mayo de 1523 en San


Lúcar de Barrameda para desembarcar definitivamente en Chalchiuchecuecan,
que los españoles llamaron San Juan de Ulúa, en las costas de Veracruz el 30 de
agosto del mismo año. Primero fue a Texcoco a trabajar y allí aprendió el
náhualt, la lengua de los indios, que tanto le sirvió en su apostolado en la ciudad
de México, donde vivió muchos años. Para mejor instruir a los niños, los
franciscanos construyeron escuelas y en 1525 construyeron la primera iglesia de
la Nueva España.

En México pidió el bautismo un hijo de Moctezuma, señor que era el


pueblo de Tenbayuca. Y por estar enfermo fueron los frailes a su casa, que era
junto a donde ahora está edificada la iglesia de san Hipólito, en cuyo día se acabó
de ganar la ciudad de México. Sacaron al enfermo en una silla para lo bautizar y
procediendo en el oficio, cuando en el exorcismo llegó a decir el sacerdote
aquellas palabras Ne te lateat Satana, etc., comenzó a temblar, no solo el

21
Fray Gerónimo de Mendieta, Historia eclesiástica indiana, vol 2, Ed. Cien de México. 2002, pp. 310-
313.

11
enfermo, sino también la silla en que estaba sentado, tan recio y de tal manera
que todos los que lo vieron juzgaron que entonces salía el demonio y lo dejaba.
Estuvieron a esto presentes algunos oficiales de la justicia real entre ellos
Rodrigo de Paz, alguacil mayor de la ciudad, que fue padrino del bautizado y por
su respeto y contemplación se le puso por nombre Rodrigo de Paz. Otra mucha
gente se halló allí presente que admirándose alabaron a nuestro Dios que tan
admirable es en sus obras 22.

El padre fray Toribio de Motolinía anota que él y sus compañeros habían


bautizado cinco millones de indios para el año 1536. En el año 1541 echó cuentas
y estarían bautizados más de nueve millones. Pero no hay que olvidar que la
mejor y mayor evangelizadora de los indios fue la misma Virgen María por sus
apariciones a Juan Diego y los milagros que realizó.

El método empleado por fray Pedro de Gante fue imitando el que


utilizaban los indígenas en sus escuelas: Era de esta manera. Hacían pintar en los
lienzos los artículos de la fe y en los otros los mandamientos, y lo que querían de
la doctrina cristiana. Y cuando el predicador quería predicar de los
mandamientos, colgaban el lienzo de los mandamientos junto a él, a un lado, de
manera que con una vara de las que traen los alguaciles, pudiese ir señalando la
parte que quería. Y de esta manera se les declaró clara y distintamente muy a su
modo toda la doctrina cristiana 23.

Otro método que utilizaron en las escuelas fue el de la memorización. Y


dice fray Toribio de Motolinía: Como son de vivo ingenio y gran memoria, lo
más de lo que cantan saben de coro, tanto que si estando cantando se revuelven
las hojas o se cae el libro, no por eso dejan de cantar sin errar un punto 24.

Por testimonio de fray Pedro de Gante y de otros de sus compañeros


sabemos que instruyó a millares de indígenas en la doctrina cristiana. Para ello
elaboró un catecismo, lo suficientemente completo y lo tradujo a la lengua de los
indios. A los dos años fue impreso en Amberes por no haber por entonces
imprenta en México. Esto fue en el año 1525, aunque alguno dice que fue en
1528.

Fray Pedro de Gante fue el primero que en esta Nueva España enseñó a
leer y escribir, cantar y tañer instrumentos musicales y la doctrina cristiana,
primeramente en Texcoco a algunos hijos de principales antes que viniesen los
doce, y después en México donde residió cuasi toda su vida…

22
Mendieta, o.c., vol 1, p. 420.
23
Ángel M.K. Garibay, Historia de la literatura náhualt, México 1971, tomo 1, p. 291.
24
Fray Toribio de Motolínía, Relaciones, p. 137.

12
También hizo edificar la escuela de los niños, donde a los principios se
enseñaron los hijos de los señores de toda la tierra y ahora se enseñan los de la
misma ciudad de México.

Y junto a la escuela ordenó que se hiciesen otros aposentos o


repartimientos de casas donde se enseñasen a los indios a pintar y allí se hacían
las imágenes y retablos para los templos de toda la tierra. Hizo enseñar a otros
en los oficios de cantería, carpintería, sastres, zapateros, herreros y los demás
oficios mecánicos con que comenzaron los indios a aficionarse y ejercitarse en
ellos.

Su principal cuidado era en que los niños saliesen enseñados, así en la


doctrina cristiana como en leer y escribir y cantar y en las demás cosas en que
los ejercitaba 25.

No nos consta que frecuentara las aulas de universidad alguna, pero, sí


que era un fraile muy letrado y docto. De hecho, su historiador Fr. Gerónimo
Mendieta nos decía que tenía suficiente preparación para ser sacerdote. Y, que
solamente, por humildad, decidió abrazar el estado de hermano “no clérigo”,
dentro de la Orden franciscana.

Y en otro lugar, añade: “Era Fr. Pedro de Gante muy ingenioso para
todas las buenas artes y oficios provechosos a la humana y cristiana policía”.

Su estudio no se ciñó al conocimiento del Trivium (gramática, dialéctica y


retórica) y Cuatrivium (aritmética, música, geometría, astronomía), sistema
escolar todavía vigente en las altas escuelas de su época, sino que poseyó
profundos conocimientos de filosofía y teología. De lo contrario, no se
comprendería lo que de él dice Mendieta: “Entendía en examinar los que se
habían de casar, y aparejar los que se habían de confesar y los que habían de
recibir el Santísimo Sacramento de la Eucaristía 26.

MILAGRO COMPROBADO POR FRAY PEDRO DE GANTE

En un pueblo llamado Atacubaya, a una legua de México (visita que


entonces era del convento de san Francisco de México y ahora tienen allí
monasterio los padres dominicos), adoleció un niño de siete u ocho años,
llamado Ascencio, hijo de un indio cantero o albañil que se decía Domingo. Este

25
Toribio de Motolinía, o.c., p. 408.
26
Martínez Valentín, Fray Pedro de Gante, Valencia, 1989, p. 14.

13
Domingo con su mujer e hijos eran todos muy devotos de san Francisco y de sus
frailes, porque pasando por allí algunos de ellos, luego los iban a saludar y a
convidar con lo poco que tenían y con la buena voluntad.

Enfermó el niño Ascencio y, creciéndole el mal, los padres fueron a la


iglesia de su pueblo, que tenía por vocación las llagas de san Francisco, y
rogaron humildemente al santo fuese buen intercesor por la salud de su hijo. Y
mientras más iba en aumento la enfermedad del niño ellos con más afecto y
devoción visitaban al santo en su iglesia y le suplicaban se compadeciese de
ellos.

Mas como el Señor quería engrandecer a su santo con manifiesto milagro


permitió que el niño muriese, falleciendo un día por la mañana, después de
salido el sol. Y aunque muerto no por eso cesaban los padres de orar con
muchas lágrimas y llamar a san Francisco en quien tenían mucha confianza.
Cuando pasó de medio día amortajaron al niño y fueron a hacer la sepultura
para enterrarlo a vísperas. Antes que lo amortajasen mucha gente lo vio estar
frío y yerto y difunto. Ya que lo querían llevar a la iglesia dijeron los padres que
siempre su corazón tenía fe y esperanza en el glorioso padre san Francisco que
les había de alcanzar de Dios la vida de su hijo. Y como al tiempo que lo querían
llevar, tornasen a orar e invocar con devoción a san Francisco, súbitamente se
comenzó a mover el niño y de presto aflojaron y desataron la mortaja. Y tornó a
vivir el que era muerto y esto sería a la misma hora de vísperas.

Del cual hecho los que allí se hallaron presentes para el entierro, que
eran muchos, quedaron atónitos y espantados y los padres del niño en gran
manera consolados. Hiciéronlo luego saber a los frailes de san Francisco de
México. Y fue allá el famoso lego fray Pedro de Gante, que tenía cargo de
enseñar, y llegado como él y su compañero vieron al niño vivo y sano y
certificados de sus padres y de otros testigos dignos de fe de lo que había
pasado, hizo ayuntar el pueblo. Y delante de todos dio el padre del niño
testimonio cómo era verdad que aquel su hijo después de muerto había
resucitado por la invocación y méritos del glorioso y seráfico san Francisco 27.

27
Ib. 503 del vol 1.

14
MILAGROS DE DIOS

Fray Toribio de Motolinía, volviendo a esta Nueva España y siendo


guardián en la ciudad de Texcoco, hubo un año gran seca en toda la tierra, y los
panes estaban muy bajos, que no crecían por falta de agua, y quemados de los
grandes soles. En este tiempo predicó un día a los naturales con gran fe y fervor
de espíritu y mandóles fuesen en procesión azotándose a una iglesia de Santa
Cruz que está junto a la laguna grande y que con toda devoción pidiesen a Dios
agua y tuviesen esperanza que no se las negaría. Hiciéronlo así y fue con ellos el
santo fray Toribio y vueltos de la procesión, en llegando al monasterio, comenzó
a llover y de allí adelante siempre llovió hasta que granó el maíz y fue aquel año
de mucha cosecha.

También acaeció que otro año vinieron tantas aguas y tan continuas que
no cesaba de llover día y noche, tanto, que no sólo los panes se perdían en el
campo, mas también las casas, como eran de adobes, se caían. Mandó el varón
santo a los indios que fuesen en procesión, azotándose, a la iglesia de Santa
Cruz. Y volviendo de la procesión, quiso Nuestro Señor que luego cesase el
agua, como antes cayese muy recia y con ímpetu. Después, todo aquel verano
llovió templadamente como lo habían menester, con lo cual los indios quedaron
muy edificados y más firmes en la fe cristiana. Todo lo cual se cree haber
concedido nuestro Señor por los méritos de este su siervo.

Cayó enfermo y estando cercano a la muerte pocos días antes le tomó


gran deseo y fervor de decir misa. Hizo poner recado en un altar para decirla en
el claustro antiguo de San Francisco de México y allí fue cuasi arrastrando,
porque no quiso dejarse traer de alguno, y dijo su misa. Diéronle la
extremaunción poco antes de completas. Acabado de recibir este sacramento,
dijo a los religiosos, que presentes estaban, fuesen a decir completas, que a su
tiempo él los llamaría. Enviólos a llamar acabadas las completas y, estando
todos juntos en su presencia y habiéndoles dado su bendición con muy entero
juicio, dio el alma a su Criador.

Fue muy observante de la Regla y ferventísimo en la conversión de los


naturales, de los cuales bautizó, por cuenta que tuvo en escrito, más de
cuatrocientos mil sin los que se le podrían olvidar, lo cual, yo que lo escribo y
fui su súbdito, lo vi firmado de su nombre 28.

28
Mendieta, o.c., vol 2, pp. 324-325.

15
PROCESIONES SOLEMNES

Contaré lo de las procesiones que salen de la capilla de S. José, contando


cómo salieron en este presente año de mil y quinientos y noventa y cinco. El
Jueves Santo salió la procesión de la Veracruz con más de veinte mil indios, y
más de tres mil penitentes, con doscientas y diecinueve insignias de Cristo e
insignias de su pasión. El Viernes salieron en la procesión de la Soledad más de
siete mil y setecientos disciplinantes, por cuenta, con insignias de la Soledad. La
mañana de la Resurrección salió la procesión de San José con doscientas y
treinta andas de imágenes de Nuestro Señor y Nuestra Señora y otros santos,
todas doradas y muy vistosas. Iban en ella todos los cofrades y entrambas
cofradías arriba dichas de la Veracruz y Soledad (que es gran número), con
mucho orden y con velas de cera en sus manos, y demás de ellos por los lados
gente innumerable de hombres y mujeres, que cuasi todos también llevan
candelas de cera.

Van ordenados por sus barrios, según la superioridad o interioridad que


unos a otros se reconocen, conforme a sus antiguas costumbres. La cera toda es
blanca como un papel, y como ellos y ellas van también vestidos de blanco y muy
limpios, y esto al amanecer o poco antes, es una de las vistosas y solemnes
procesiones de la cristiandad. Y así decía el virrey D. Martín Enríquez que era
una de las cosas más de ver que en su vida había visto. Hacen otras muchas
procesiones solemnes entre año, en especial dos, con el mismo aparato de todas
las andas; la una del día de la Asunción de Nuestra Señora, a una iglesia que se
llama Santa María la Redonda, barrio principal de los indios mexicanos, y la
otra el día de San Juan Baptista, a la iglesia de San Juan de la Penitencia, donde
hay convento de monjas de Santa Clara, y es también barrio principal de los
indios de México. Y por esta misma forma hacen sus procesiones en todos los
pueblos grandes de esta Nueva España, y en algunos va tanta o poco menos
gente, y aparato de andas y Cristo que en la de la Veracruz, como es Xuchimilco
y Tezcuco y otros semejantes. Y más gente irá en la de Tlaxcala; a lo menos en
un tiempo solían ir quince o veinte mil disciplinantes 29.

EDUCANDO NIÑAS

Todos los monesterios de esta Nueva España tienen delante de la iglesia


un patio grande, cercado, que se hizo principalmente y sirve para que en las
fiestas de guardar, cuando todo el pueblo se junta, oigan misa y se les predique
en el mismo patio, porque en el cuerpo de la iglesia no caben sino los que por su

29
Mendieta, o.c., vol 2, pp. 324-325.

16
devoción vienen a oír misa entre semana. A un lado de la iglesia (que es
comúnmente a la parte del norte, porque a la del mediodía está el monesterio)
está en todos los pueblos edificada una escuela, donde cada día de trabajo se
juntan los cantores, acabada la misa mayor, para proveer lo que se ha de cantar
en las vísperas (si han de ser solemnes) y en la misa del día siguiente, porque
aunque se diga rezada en ferias y días simples, siempre cantan un motete en
canto de órgano, después de haber alzado el Santísimo Sacramento. Y también
se juntan para enseñar los que saben el canto a los que no lo saben, y para
enseñarse los que tañen los menestriles. En la misma escuela, en otra pieza por
sí o en la misma si es larga, se enseñan a leer y escribir los niños hijos de la
gente más principal, después que han sabido la doctrina cristiana, la cual
solamente se enseña a los hijos de la gente plebeya allá fuera en el patio, y
sabida ésta los despiden para que vayan a ayudar a sus padres en sus oficios,
granjerías o trabajos, aunque en algunas partes hubo descuido en hacer esta
diferencia (especialmente en pueblos pequeños, donde es poca la gente), que sin
distinción se enseñan todos los niños, hijos de principales y de plebeyos, a leer y
escribir en las escuelas, y de aquí se sigue que en los tales pueblos vienen a regir
y mandar los plebeyos, siendo elegidos para los oficios de la república por más
hábiles y suficientes.

Las niñas todas, así hijas de mayores como de menores, indiferentemente


se enseñan en la doctrina cristiana por sus corrillos, repartidas por su orden; de
suerte que en un corrillo se enseñan el persignum y el Pater noster y avemaría y
las que han sabido esto entran en otro corrillo al Credo y Salve Regina, todo
esto en su propria lengua y en otro aprenden los mandamientos de Dios; tras
esto los artículos de la fe, y así van subiendo de grado en grado hasta saber los
mandamientos de la Iglesia y sacramentos, y lo demás de la doctrina cristiana. Y
en algunos pueblos donde la gente es más curiosa y avisada, y puesta en más
policía, las mismas niñas que ya saben toda la doctrina, ruegan a las viejas que
saben otras oraciones de coro, y maneras de rezar en sus cuentas, que las
enseñen, y suplican al prelado del convento que se lo mande. Y de esta suerte se
están enseñando en los patios muchas de ellas, hasta que se casan, o poco
menos. Yo he tenido más de 300 doncellas casaderas juntas en el patio de la
iglesia, enseñándose unas a otras con la mayor sinceridad y honestidad que se
puede imaginar 30.

30
Mendieta, o.c., vol 2, pp. 83-84.

17
MOZAS CASADERAS

Entre los frailes más aprovechados en la lengua de los naturales, uno


particular, llamado Pedro de Gante, lego. Tiene diligentísimo cuidado de más de
seiscientos niños. Y cierto él es un principal paraninfo que industria los mozos y
mozas que se han de casar, en las cosas de nuestra fe cristiana, y cómo se han de
haber en el santo matrimonio, y industriados, los hace casar en los días de fiesta
con mucha solemnidad. Para la manutencia y doctrina de las mozas envió de
España la serenísima Emperatriz doña Isabel seis mujeres honradas,
castellanas, avisadas y prudentes, y mandó por sus cédulas que se hiciese una
casa tan grande y cumplida, que las mesmas mujeres recogidas, viviendo debajo
del amparo y favor del obispo, pudiesen tener y enseñar mil doncellas que
viviesen honestamente. Y así por una admirable manera se convierten a la fe
católica los indios. Y las doncellas aprenden los primeros rudimentos de la fe, de
las mujeres honradas, y los indios de varones religiosos. Después ellos y ellas
enseñan a sus padres gentiles lo que aprendieron.

FRAY JUAN DE ZUMÁRRAGA, PADRE DE LOS INDIOS

Fray Juan de Zumárraga tenía más tierno amor a los indios convertidos,
que ningún padre tiene a sus hijos. En sus enfermedades y trabajos lloraba con
ellos, y nunca se cansaba de los servir y llevar sobre sus hombros como
verdadero pastor. Fue parte para quitarles los excesivos tributos que entonces
daban, así al rey como a los encomenderos, de oro, plata, piedras preciosas,
plumas, mantas ricas, esclavos y indios de carga, y para que no fuesen vejados
con el trabajo de los suntuosos edificios de casas que hacían para los españoles.
Antes de su ida a España, había escrito al Emperador y a su consejo de Indias,
suplicando que a los indios esclavos se diese libertad, por el inicuo abuso que
acerca de esto pasaba, pues los que los tenían, era con mal título y contra
conciencia. Y lo mesmo escribieron otros graves religiosos de aquel tiempo, y lo
solicitaba en la Corte el obispo de Chiapa D. Fr. Bartolomé de las Casas. A lo
cual acudió con mucho acuerdo el dicho consejo, y se envió la primera provisión
para que fuesen libertados los indios esclavos, antes que este santo obispo fuese
a España, firmada de la Emperatriz, año de mil y quinientos y treinta. Y después
que de allá volvió con otros mayores favores que trajo, lo solicitó con mucha
diligencia, hasta que tuvo el debido efecto. Dijéronle a este varón de Dios una
vez ciertos caballeros que no gustaban de verlo tan familiar para con los indios:
“Mire vuestra señoría, señor reverendísimo, que estos indios, como andan tan
desarrapados y sucios, dan de sí mal olor.

18
Y como vuestra señoría no es mozo ni robusto, sino viejo y enfermo, le
podría hacer mucho mal el tratar tanto con ellos”. El obispo les respondió con
gran fervor de espíritu: “Vosotros sois los que oléis mal y me causáis con
vuestro mal olor asco y disgusto, pues buscáis tanto la vana curiosidad, y vivís
en delicadezas como si no fuésedes cristianos; que estos pobres indios me huelen
a mí al cielo, y me consuelan y dan salud, pues me enseñan la aspereza de vida y
la penitencia que tengo de hacer si me he de salvar” 31.

QUERÍAN BAUTIZARSE

Era mucho de ver cómo aquellas gentes venían a oír la palabra de Dios a
ejemplo de los que en otro tiempo salían al desierto y ribera del Jordán a oír la
palabra del divino precursor S. Juan Baptista, y a ser de él bautizados. Venían
de esta manera muy muchos, ya no como solían en sólo los domingos y fiestas
que para esto principalmente les estaban señalados, mas cada día, niños y
adultos, sanos y enfermos, no sólo de los pueblos y provincias a do residían los
frailes mas también de todas las comarcas. Y cuando iban visitando, en las
iglesias (que ya en muchas partes estaban levantadas) se ha mucha gente a
baptizar. Y de las estancias y casas salían otros muchos y iban en seguimiento de
los frailes por los caminos con los niños y enfermos a cuestas, y entre ellos viejos
decrépitos. Los maridos baptizados llevaban a sus mujeres al baptismo; y las
mujeres baptizadas a los maridos. Otros cojos y ciegos y mudos iban
arrastrando, padeciendo gran trabajo y hambre, por ser comúnmente esta gente
muy pobre.

Quien estas cosas mirare con ojos claros de la fe con celo y amor de ella,
y con pecho cristiano las considerare, cómo a la letra se cumplió el Santo
Evangelio en estos indios, que con ser débiles y cojos y desechados, los compele
Dios a entrar en su cena, que para los escogidos tiene aparejada, dejando fuera
de ella a muchos de los que habían sido convidados, porque excusándose con el
cuidado y codicia de las cosas de la tierra, se hicieron indignos. Eran tantos los
que en aquellos tiempos venían al baptismo, que a los ministros que baptizaban,
muchas veces les aconteció no poder alzar el brazo con que ejercitaban aquel
ministerio. Y aunque mudaban los brazos, ambos se les cansaban, porque a un
solo sacerdote acaecía baptizar en un día cuatro y cinco y seis mil adultos y
niños. En Suchimilco baptizaron en un día dos sacerdotes más de quince mil. El
uno de ellos ayudó a tiempos, y a tiempos descansó, y éste baptizó poco más de
cinco mil. Y el otro que tuvo la tela baptizó más de diez mil por cuenta. Y porque
eran muchos los que buscaban y pedían el baptismo, visitaban y baptizaban en

31
Mendieta, o.c., vol 2, pp. 338-339.

19
un día tres y cuatro pueblos, y a las veces más, y hacían el oficio del baptismo
muchas veces al día 32.

EL PODER DE LA CRUZ

Los religiosos persuadieron a los indios, que para librarse de las


asechanzas y molestias de los demonios (que por haberlos dejado procurarían de
los inquietar y atemorizar) levantasen cruces por las encrucijadas de las calles y
de los caminos. Y ellos lo tomaron tan de gana, que levantaron muchas en los
mogotes de los cerros y en otras muchas partes, y cada uno de ellos quería tener
una cruz frontero de su casa. A lo menos tiénenlas dentro con otras imágenes,
porque por maravilla hay indio que deje de tener su oratorio cual puede; y
algunos tan adornados, que con decencia se podría celebrar en ellos misa.
Muchos usan traer una cruz al cuello, y en la cuaresma por su devoción se
cargan de una cruz bien pesada, y van con ella a alguna ermita o iglesia harto
lejos del pueblo donde moran. Yo los he visto ir más de media legua, y en la
Semana Santa es cosa de ver los crucifijos y cruces que sacan; y las que tienen
por las calles y caminos, tienen mucho cuidado de enramarlas, en especial los
días de fiesta, y adornarlas con sartas de rosas y flores. Finalmente, en todo lo
que ellos pueden y se les ofrece, muestran la devoción que tienen a la santa cruz,
porque han experimentado su virtud en muchos peligros de que por ella se han
librado, siendo perseguidos de sus enemigos los demonios.

Han también acaecido cosas maravillosas en esta tierra en algunas


cruces que se han levantado. En los indios viejos de Tlaxcala quedó memoria de
una cruz, la primera que se levantó en el mismo lugar, donde los señores de
aquella ciudad recibieron al capitán D. Fernando Cortés y su gente, que es una
de las cuatro cabeceras, llamada Tizatlan. Dicen que ellos no supieron de dónde
vino, ni quién la hizo, mas de que la noche siguiente después que llegaron allí los
españoles, a la media noche hallaron levantada una cruz de altura de tres
brazas, bien labrada, y que Cortés fue el primero que la vio, y por la mañana
mandó que la quitasen de su lugar y la tendiesen en el suelo, y mandó a los dos
señores mas principales, que eran Maxixcazin y Xicotenga, que ellos la
levantasen y pusiesen donde había de estar. Y asió Maxixcazin del cabo de ella,
y Xicotenga del medio, y Cortés de la cabeza, y así la pusieron en su lugar,
donde estuvo muchos años, hasta que consumida se puso otra 33.

32
Mendieta, o.c., vol 1, pp. 422-423.
33
Mendieta, o.c., vol 1, p. 474.

20
EDUCACIÓN CRISTIANA

Los franciscanos pidieron a los indios sus hijos para educarlos en la fe.
Algunos, no sabiendo en lo que había de parar el negocio, en lugar de traer a
sus hijos, trajeron otros mozuelos hijos de sus criados o vasallos. Y quiso Dios
que queriendo engañar, quedaron ellos engañados y burlados; porque aquellos
hijos de gente plebeya siendo allí doctrinados en la ley de Dios y en saber leer y
escribir, salieron hombres hábiles, y vinieron después a ser alcaldes y
gobernadores, y mandar a sus señores. De estos niños así recogidos se
encerraban en aquella casa seiscientos o ochocientos o mil, y tenían por guardas
unos viejos ancianos que miraban por ellos, y les daban de comer lo que les
traían sus madres, y la ropa limpia, y otras cosillas que habían menester, que
para lo demás no tenían necesidad de guardas, porque en todo el día no se
apartaban de ellos algunos de los religiosos, trocándose a veces, o estaban allí
todos juntos. Y esto era lo ordinario, porque allí delante de los niños rezaban el
oficio divino, teniendo puestas algunas imágenes de Cristo nuestro Redentor y de
su Santísima Madre en la cabecera de la sala: y allí se ponían en oración, a
veces en pie y a veces de rodillas, y a veces puestos los brazos en cruz, dando
ejemplo a aquellas inocentes criaturas, y enseñándolos primero por obra que
por palabra en lo tocante al culto divino y devoción y reverencia con que hemos
de buscar a Dios. También allí iban a rezar sus maitines a media noche, y hacían
su disciplina. Y después que comenzaron a hablar en la lengua, no dormían
después de maitines, sino que en acabando de tener su oración se ocupaban en
enseñar a los indios hasta la hora de misa, y después de misa hasta la hora de
comer. Después de comer descansaban un poco, y luego volvían a la escuela
hasta la tarde.

Y también enseñaban a los niños a estar en oración. Lo primero que en


las escuelas les comenzaron a enseñar fue lo que al principio se enseña a los
hijos de los cristianos: conviene a saber, el signarse y santiguarse, rezar el Pater
noster, Ave María, Credo, Salve Regina, todo esto en latín (por no saber los
religiosos su lengua ni tener intérpretes que lo volviesen en ella): lo demás que
podían, por señas (como mudos) se lo daban a entender, como decir que había
un solo Dios y no muchos como los que sus padres adoraban: que aquellos eran
malos y enemigos que engañaban a los hombres: que había cielo allá en lo alto,
lugar de gloria y bienaventuranza, donde nuestro Dios y Criador estaba, y
adonde iban a gozar de sus riquezas y regalos los que acá en el mundo lo
confesaban y servían. Y que había infierno, lugar de fuego y de infinitas penas y
tormentos increíbles, y morada de aquellos que sus padres tenían por dioses,

21
donde iban los que en este siglo los adoraban y obedecían, y ellos mismos en
pago de sus servicios los atormentaban. Que aquella imagen que veían de
hombre crucificado, era imagen de nuestro Dios, no en cuanto Dios que no se
puede pintar porque es puro espíritu, sino en cuanto hombre que se quiso hacer
por redimir a los hombres que le creyesen y obedeciesen, y librarlos de las penas
del infierno y darles gloria para siempre, muriendo por ellos en una cruz. Y que
la imagen de mujer que allí veían era figura de la Madre de Dios, llamada
María, de quien quiso tomar nuestra humanidad 34.

PROFESORES EXCELENTES

Estos niños colegiales fueron allí criados y doctrinados con mucho


cuidado. Comían todos juntos como frailes en su refitorio, que lo tienen muy
bueno. Su dormitorio es una pieza larga, como dormitorio de monjas, las camas
de una parte y de otra sobre unos estrados de madera, por causa de la humedad,
y la calle en medio. Cada uno tenía su frazada y estera, que para indios es cama
de señores, y cada uno su cajuela con llave para guardar sus libros y ropilla.
Toda la noche tenían lumbre en el dormitorio y guardas que miraban por ellos,
así para la quietud y silencio, como para la honestidad. A prima noche decían
los maitines de Nuestra Señora, y las demás horas a su tiempo, y en las fiestas
cantaban el Te Deum laudamus. En tañendo a prima los frailes (que es luego en
amaneciendo), se levantaban, y todos juntos en procesión iban a la iglesia
vestidos con sus ropas, y dichas las horas de Nuestra Señora en un coro bajo que
tienen, oían una misa, y de allí se volvían al colegio a oír sus lecciones. En las
fiestas se hallaban a la misa mayor y la cantaban. Tuvieron notables y
gravísimos maestros; en la latinidad (después de Fr. Arnaldo de Bassacio) a Fr.
Bernardino de Sahagún y a Fr. Andrés de Olmos, y en la retórica, lógica y
filosofía al doctísimo Fr. Juan de Gaona, todos ellos excelentísimos en lenguas
mexicanas, pues con verdad se puede decir que ninguno les ha hecho ventaja
después que se descubrió esta tierra. Ninguna cosa hay en este mundo, por
buena y provechosa que sea, que deje de tener contradicción, porque según son
diversos los gustos de los hombres, lo que a unos contenta a otros desagrada. Y
así este colegio y el enseñar latín a los indios, siempre tuvo sus contradictores.
Algunos años (que podemos llamar tiempos dorados) fue favorecida esta obra
todo el tiempo que gobernó su fundador D. Antonio, y después su sucesor D. Luis
de Velasco el Viejo, que siendo informado no bastaba la renta del colegio para
sustentar tantos colegiales, hizo de ello relación al Emperador, de gloriosa
memoria, y de su mandato les ayudaba cada año con doscientos ducados o
trescientos.

34
Mendieta, o.c., vol 1, pp. 362-363.

22
Mas después que él murió, ninguna cosa se les ha dado, ni ningún favor
se les ha mostrado, antes por el contrario, se ha sentido disfavor en algunos que
después acá han gobernado, y aún deseo de quererles quitar lo poco que tenían,
y el beneficio que se les hace a los indios aplicarlo a españoles, porque parece
tienen por mal empleado todo el bien que se hace a los indios, y por tiempo
perdido el que con ellos se gasta. Y los que cada día los tratamos en la
conciencia y fuera de ella, tenemos otra muy diferente opinión, y es, que si Dios
nos sufre a los españoles en esta tierra, es por el ejercicio que hay de la doctrina
y aprovechamiento espiritual de los indios, y que faltando esto, todo faltaría y se
acabaría. Porque fuera de esta negociación de las ánimas (para la cual quiso
Dios descubrirnos esta tierra), todo lo demás es codicia pestilencial y miseria de
mal mundo. Las razones que daban los contrarios a este estudio del colegio,
eran: la primera, que el saber latín los indios, de ningún provecho era para la
república, y esto la experiencia ha mostrado ser falsísimo, porque con estos
colegiales latinos aprendieron su lengua perfectamente por arte los que bien la
supieron, y con su ayuda de ellos tradujeron en la misma lengua las doctrinas y
tratados que han sido menester para enseñamiento de todos los indios, y los
impresores con su ayuda los han impreso, que de otra manera no pudieran.
Demás de esto, por su habilidad y suficiencia han ayudado más cómodamente
que otros a los religiosos en el examen de los matrimonios y en la
administración de los otros sacramentos. Y por la misma suficiencia han sido
elegidos por jueces y gobernadores en la república, y lo han hecho mejor que
otros, como hombres que leen y saben y entienden. Y de esto buen ejemplo
tenemos presente en D. Antonio Valeriano, indio gobernador de la ciudad de
México, que habiendo salido buen latino, lógico y filósofo, sucedió a los
religiosos sus maestros arriba nombrados, en leer la gramática en el colegio
algunos años, y aun a religiosos mancebos en su convento, y después de esto fue
elegido por gobernador de México, y ha poco menos (y no sé si más) de treinta
que gobierna aquella ciudad, en lo que toca a los indios, con grande aceptación
de los virreyes y edificación de los españoles 35.

DOS ÁNGELES

Cuando fray García de Sandoval iba a morar al convento de Toluca, le


tomó la noche en una visita de Cuyoacán (que ambas son villas del marqués del
Valle), y la iglesia de aquella visita es de la vocación de la bienaventurada Santa
Lucía. A la mañana, cuando quiso partir de allí para proseguir su camino, no le
fue posible descubrir un indio que lo guiase y le llevase cierto hatillo que traía
consigo. Y estando afligido (porque se hacía tarde, y temía que había de llover y
no podría hacer jornada), púsose en oración delante del altar de la santa, y le

35
Ib. pp. 79-80.

23
pidió le socorriese en aquella necesidad. Hecha su oración, salió a la puerta de
la iglesia que mira hacia el camino real, y vio venir por él hacia sí dos indios de
gentil disposición, y llegados junto a él, les preguntó de adónde eran y a do iban.
Ellos le respondieron que eran de Toluca, y para allá iban. Rogóles entonces Fr.
García que lo guiasen y le llevasen aquella ropilla, pues pesaba poco y ellos
iban descargados, lo cual de muy buena voluntad hicieron. Llegados a Metepec
(donde hay monesterio), una legua de Toluca, Fr. García los acarició,
habiéndoles preguntado sus nombres y el barrio donde tenían sus casas, y lo uno
y lo otro le dijeron. El siervo de Dios les dijo luego que le esperasen y les
sacarían algo que comiesen, y entróse dentro dejándolos a la puerta. Volviendo
luego prestamente para despedirlos, no los halló. Llegando a Toluca inquirió
por sus nombres y barrio que le dijeron, mas tampoco los pudo descubrir.
Instando Fr. García sobre esto, y preguntando por ellos muchas veces, le contó a
su guardián lo que le había pasado con ellos. Y añadió que vivía con este dolor
de no los haber hallado, para agradecerles y satisfacerles la caridad y buena
compañía que le hicieron, dando gracias a Santa Lucía que oyó su oración. Mas
puesto que Fr. García no lo declarase así, todos los que lo supieron, tuvieron
por entendido que aquellos fueron ángeles enviados de Dios para aquel
ministerio, como el ángel S. Rafael para acompañar al mozo Tobías en su viaje.
Porque si fueran indios, aguardaran la comida y hallaran sus nombres y
barrios36.

CARTA DE FRAY PEDRO DE GANDE AL EMPERADOR CARLOS V

De San Francisco de México, 15 de febrero de 1552.

Sacra Catholica Cesárea Real:

Yo soy un religioso de la Orden del bienaventurado Sant Francisco,


natural de la cibdad de Gante, capellán y siervo de V. M., que vine de la dicha
cibdad a los reinos d´España en el armada que V. M., venía en compañía del
padre Clupión, confesor suyo, que vino a desembarcar a Santander, en el navío
en que ansimesmo venía Fray Joan de Teta, guardián del monesterio de Sant
Francisco de Gante, el cual e otro religioso pasamos a estas partes de la Nueva
España por mandato de V. M., y fuimos los primeros religiosos que en ella
entraron.

Y luego vinieron desde a poco otros 12 religiosos que V. M. envió. E


aunque algunas veces tuve propósito de hacer relación a V. M., como persona
que había sido el primero que a ella había venido, y con estos naturales había

36
Mendieta, o.c., vol 2, pp. 448-449.

24
tratado y tanto trabajado, dejélo de hacer pensando que pudiera ir en persona a
besar sus Reales pies, y le hacer relación de todo; pero viendo que se dilataba y
que licencia no se me daba, y que ya era viejo y cerca a la muerte, quise
escribirle ésta, aunque breve, porque si Dios fuese servido de me llevar,
descargase mi conciencia con V. M., suplicándole, como a vicario de Cristo, por
el remedio destas ánimas recién convertidas, para que de V. M., reciban favor, y
su doctrina y conversión vaya adelante, y V. M., pueda haber el premio de tanta
multitud de ánimas que a Dios son convertidas.

E assí le suplico que como piadoso los remedie y no consienta que se


acaben, como llevan el camino si no les viene remedio.

Pues esta gente destos indios de la Nueva España son vasallos de V. M.,
justa cosa es que del sean favorecidos como tales, y pues los religiosos estamos
en esta tierra para su conversión y amparo, y V. M., así lo quiera, atrévome a le
suplicar por el remedio de ellos, pues, para se poder salvar esta gente, han
menester mucho ser sobrellevados para que vaquen algún tanto a las cosas de la
Fe, pues no fueron descubiertos sino para buscalles su salvación. Lo cual, de la
manera que agora van, ello es imposible, porque aun para de ver de buscar sus
mantenimientos, les falta tiempo, y ansí se mueren de hambre y se despueblan
por el demasiado trabajo. Bien creo que si las cédulas de V. M., que acá ha
enviado en su favor, fueran complidas y los gobernadores y justicias no las
disimulasen, que vendrían y hubiera venido gran bien a esta gente: cierto yo
bien creo que la intención de V. M., es que se salven e que conozcan a Dios:
pues para esto necesario es que se les procure el sosiego, para que con mediano
trabajo en el tributar, del todo se den a oír la doctrina e aquellos que a sus
ánimas conviene, pues con justa razón se quejará Dios de lo contrario; pues
vinieron a esta tierra los españoles y les han tomado sus haciendas.

Porque sepa V. M., Serenísimo Señor, que acaece salir el indio de su


pueblo, e no volver allá en un mes, especial porque hay pueblos fuera desta
cibdad cantidad de leguas; los cuales son obligados de servir su amo en México,
de dalle indios de servicio, y servicio de hierba y leña y cacate e gallinas; e esto
como los pobres de los indios lo han de comprar, porque en su pueblo no lo
tienen, andan arrastrados y de día y de noche buscándolo, porque la orden que
en esto de los servicios se tiene, es que cada día meten en casa del encomendero
servicio, e así, lo han de comprar cada día, y desta manera, siempre están fuera
de sus casas, y son tan maltratados de la gente, de esclavos, negros e criados de
los tales, que en lugar de dalles de comer, los maltratan de palabra y de obra
malamente, y por esto se huyen e van a los montes porque sepa V. M., que los
indios de servicio son esclavos de los negros, e así los mandan e castigan como
el propio amo.

25
Finalmente, aviso como siervo a V. M., e como persona que mejor los
conoce que otro ninguno y más cuenta con ellos tiene que, si V. M., no provee en
qué tributen, como en España, de lo que tienen y no más, y que sus personas no
sean esclavos y sirvan, la tierra se perderá, y de hoy en treinta años estarán más
despobladas estas partes que las islas; e tanta ánima perdida y la conciencia de
V. M., amanzillada, sino que dejadas sus personas libres y que ellos no sirvan,
pues los españoles nunca sirvieron; de lo que el pueblo tiene, dé tributo a su
amo, y de la granjería que vive y no más, sin que haya de morir buscándolo y su
persona sirviendo, y desta manera, viendo esto, la tierra se reformará e la
dotrina y sermón y no lo perderán por cosa ninguna, y les será el tributo causa
donde no sus ánimas se irán al infierno, por no conocer a Dios, ni se confesar, ni
oír misa ni doctrina.
En esta ciudad de México, dentro del patio de San Francisco, hay una
capilla que se dice San Joseph, que fue la primera iglesia que en esta tierra se
hizo é donde han sido siempre sido adoctrinados los indios, de los frailes de San
Francisco, e yo he trabajado con ellos de día y de noche más ha de treinta años,
estando continuamente con ellos en una escuela que está junto con esta capilla,
donde les he enseñado cantar y tañer, y enseñado la doctrina, y siempre he
tenido cargo particular y cuenta con ellos.

Si V. M., les hiciese merced de quinientos o seiscientos pesos cada año,


atento a la mucha gente que se podría enseñar, y sería gran consolación para los
naturales, considerado la necesidad que estos indios de México tienen, pues no
tienen tierras, ni cosa de qué se mantener, sino del trabajo de sus manos, y que
los oficiales de V. M., se les librasen y diesen de la manera que a V. M.,
pareciere; porque, cierto, sin ello, ello se perderá, porque por la falta del
mantenimiento y seguírseles el tributar, dejan de desamparada la escuela y
doctrina.

E cierto, se haría gran servicio a Dios, por la buena doctrina que habría,
e los que naciesen y al presente son muchachos, y viendo la ayuda, se
esforzarían e se haría una gran cosa y gran servicio a Dios. No puedo bien
declarar el gran servicio que a Dios se haría y hará en ello, más de que por la
obra se parecerá; y pues yo tengo de llevar el trabajo, justa cosa es que se me
conceda la merced, atento a lo mucho que he trabajado con ellos, y que tengo
intención de acabar mi vida en su doctrina.

Y dame atrevimiento ser tan allegado a V. M., y ser de su tierra, y que lo


que pido es servicio de Dios honra e provecho de V. M. E así, por amor de
Nuestro Señor, se conceda, procurando su salvación y doctrina.

Un hospital tenían estos indios en esta cibdad, donde se curaban los


indios enfermos, lo cual ellos hicieron a su costa, y en él eran curados y

26
consolados los indios enfermos; e para el colegio de los niños se lo tomaron, con
cargo de hacerles otro tal y tan bueno; y demás del detrimento que han pasado
los enfermos ha dos años, que ni se hace el otro, ni se le vuelve el hospital. Por
reverencia de Dios, que pues es tan necesario, V. M., se lo mande volver, o que
con toda brevedad se les haga el otro, y no permitan que se mueran los enfermos
por no tener dónde se curar, haciendo V. M., merced al dicho hospital de alguna
limosna para su sustentación y cura, y haciéndoles merced a estos pobrecitos de
alguna limosna especial, y de se constituir V. M., por patrón del dicho hospital,
para que estos indios sean consolados y entiendan las mercedes y conozcan lo
que V. M., los quiere e hace por ellos, según que yo espero de su gran
misericordia que usará con ellos.

Y pues he dado cuenta y he suplicado, como siervo a Señor, agora queda


las herramientas para la obra y oficiales que edifiquen, y para esto son menester
frailes, que estamos muy pobres dellos, e hay casa entre estos naturales que no
tiene sino a dos y tres frailes. Y para esto V. M., mande proveer para la obra de
Jesucristo de obreros y muchos y en breve, y que algunos sean de Flandes y de
Gante, porque en pensar los indios que quedan, cuando me muera, gente de mi
tierra, pensarán que no les haré falta. Y porque esto es tan necesario, cuanto el
pan para la sustentación, quédome y remítome a la misericordia y magnificencia
de V. M., recordándole que envíe pastores para sus ovejas, no olvidando V. M.,
lo que tiene mandado sobre que se junten los indios y no estén derramados por
los montes sin conocimiento de Dios, porque para acabar de se convertir esta
gente, es necesarísimo, y para que los religiosos tengan cuenta con ellos y no
anden buscándolos por los montes, pues de estar en los montes, no se sigue sino
idolatrerías; y de estar juntos y visitallos, se sigue cristiandad y provecho a sus
ánimas e cuerpos y que no se mueran sin fe e baptismo e sin conocer a Dios. Y
pues una de las principales cosas para su salvación es, bien creo que, pues, se
les sigue provecho en todo, V. M., lo proveerá como conviene. Nuestro Señor
guarde e acreciente en su santo servicio, como sus súbditos y capellanes
deseamos. Amén.

De San Francisco de México, a XV de Febrero de 1552 37.

SANTOS DE AMÉRICA

Hablando de la evangelización de América, no olvidemos que en 1623,


según datos fidedignos, había en América hispana 70.000 iglesias y cada año
partían a América unos 130 a 150 misioneros. En ese año había más de once mil

37
Martínez Valentín, Fray Pedro de Gante, primer maestro del continente iberoamericano, Valencia,
1989, pp. 74-83.

27
religiosos y muchos sacerdotes diocesanos trabajando en América. Muchos de
ellos murieron mártires a manos de los indios o por causa de las enfermedades
tropicales. Y, aunque no todos los sacerdotes fueron dignos; sí lo fueron la
inmensa mayoría. De hecho, en Hispanoamérica surgieron muchos santos y un
gran número de mártires que fueron como una luz en medio de ese mundo.
Podemos citar a san Juan Diego, el de la Virgen de Guadalupe, los 3 niños de
Tlaxcala mártires, los beatos Juan y Antonio de los ángeles (indígenas). El Vble
Francisco de la Cruz y Antonio Roa, san Roque González, Alonso Rodríguez,
Juan del Castillo, beato Sebastián de Aparicio, san Felipe de Jesús, mexicano
mártir en Japón. San Pedro de san José Betancourt, Vble Antonio Margil, beato
Junípero Serra, santo Toribio de Mogrovejo, san Juan Macías, san Martín de
Porres, santa Rosa de Lima, santa Mariana de Jesús, beata sor Ana de los ángeles
y Monteagudo, san Francisco Solano, san José de Anchieta y otros más.

Por eso, podemos decir con Lewis Hanke, historiador norteamericano: La


conquista de América por los españoles fue uno de los mayores intentos que el
mundo haya visto de hacer prevalecer la justicia y las normas cristianas en una
época brutal y sanguinaria 38.

ALGUNOS APORTES DE ESPAÑA A HISPANOAMÉRICA

Al llegar los españóles los indígenas no tenían animales de carga, solo


usaban las llamas y alpacas, tampoco tenían herramientas básicas como la rueda
o la polea, ni la noria para regar y moler el arado para sembrar.

Los españoles llevaron nuevos cultivos como la vid, olivos, legumbres,


arroz, frutos secos, trigo, cítricos (limón, naranjas), manzanas, peras,
melocotones, higos, plátanos, caña de azúcar...

En cuanto a la ganadería, llevaron ovejas y vacas, que eran desconocidas


en América. El caballo, el burro y la mula, significaron un avance en las
comunicaciones. También llevaron el papel, la imprenta y la misma escritura con
el reloj mecánico. La cartografía y técnicas nuevas de minería, técnicas
hidráulicas, el molino de agua y el hierro. En el sistema financiero el dinero, la
moneda, la banca..., la industria del vidrio, la metalurgia.

No faltaron también la pintura y la música al estilo español. Por otra parte,


los indios solo tenían puentes de cuerda y los españoles llenaron América de
puentes, carreteras, calzadas, canales y el arco en las construcciones.

38
Hanke Lewis, La lucha por la justicia en la conquista de América, 1949, p, 17.

28
También España se benefició de los metales preciosos y de productos
desconocidos en Europa como la patata, cacahuete, aguacate, tomate, caucho,
maíz, cacao, tabaco... España llenó América de hospitales donde se curaban
blancos, negros, indios y mulatos. Eran para todos. Lo mismo que las
universidades. Antes que se fundara la universidad de Harvard, la América
hispana tenía 13 universidades. En Santo Domingo en 1538, en Lima y en
México en 1551...

En 1697 una ordenanza mandaba que una cuarta parte de las becas para
estudiantes se dedicase a indios, hijos de caciques. Incluso había colegios para
señoritas indias como el Real Colegio de indias doncellas de Nuestra Señora de
Guadalupe.

Y no olvidemos que estaba prohibida la esclavitud de los indios y las


autoridades de la Inquisición no podían juzgarlos.

Antes de la llegada de los españoles los aztecas hacían continuas guerras


para tener miles de esclavos con el fin de ofrecerlos a sus dioses y comérselos.
En total eran como 20.000 personas al año. En muchas culturas indias los jefes
podían matar a sus súbditos sin causa alguna o pagando multas menores. Muchos
hombres podían matar a sus mujeres, de las que podía tener varias, o también
matar a sus hijos. Las indias chumash de California tenían la costumbre de
abortar su primer bebé, creyendo que eso les haría más fértiles para otros partos,
lo que en realidad era lo contrario. Los españoles también establecieron
tribunales de justicia para castigar a los malhechores.

Por supuesto que no faltan contradictores y opositores contra la


evangelización y culturización de la América hispana y solo ven que se llevaron
el oro y la plata, pero parece ser que solo el 20% de lo que sacaban, según
algunos autores. También ven que oprimieron a los indígenas y los oprimieron
con cargas y tributos, etc. Ciertamente hubo abusos y muchos españoles solo
veían la manera de enriquecerse, pero a su lado estuvieron los religiosos que
defendían a los indios y escribían a los reyes, que también defendían a los
naturales con leyes apropiadas, que a veces no se cumplían.

De todos modos, en América hispana hubo una mezcla de razas que no se


ve en absoluto en la colonización inglesa, no hicieron esclavos a los indios,
aunque llevaron esclavos negros de África. Y les dejaron la religión y la lengua.

Como prueba de lo positivo de la evangelización y culturización realizada


por los misioneros, podemos poner el caso de las Reducciones del Paraguay. Al
ser expulsados los jesuitas, había en América 2.700 jesuitas de los que 420
murieron en el viaje a Cádiz, debido a malos tratos, pues iban como prisioneros.

29
A principios del siglo XIX, lo poco que quedaba de las Reducciones fue arrasado
en las guerras de la independencia. Ahora solo quedan ruinas ciclópeas en la
selva, restos de casas, talleres, graneros, como un triste testimonio de la victoria
de la Ilustración anticristiana, es decir, de la Razón sobre Dios y el Evangelio,
pues el gobierno español en ese tiempo estaba infiltrado de masones
anticristianos. En ese momento de la expulsión de los jesuitas en 1767 había en
las Reducciones 769.869 cabezas de ganado bovino, 38.141 ovino, 139.634
caballos, mulas y burros para darnos una idea de su prosperidad y había entre
150.000 y 200.000 indios. Allí había relojes e instrumentos musicales fabricados
allí mismo. Fabricaban sus propias embarcaciones, había imprentas, hablaban
guaraní y los castigos impuestos por los misioneros eran muy benignos: unos
días de cárcel o algunos azotes. Entre 1608 y 1768 vivieron allí unos 1.500
jesuitas y entre ellos hubo 32 mártires.

CONCLUSIÓN

Podemos preguntar. ¿Valió la pena la conquista y evangelización de


América Latina por los españoles? ¿Hubiera sido mejor que hubieran sido
conquistados por los ingleses que eliminaron prácticamente a los naturales de
Norteamérica? Otras preguntas: ¿Había en los 4 siglos de conquista y
evangelización más o menos opresión y violencia que antes de la llegada de los
españoles? ¿Había más o menos en ese tiempo en Europa y en la misma España?
Creemos que el balance de la colonización y evangelización es inmensamente
positivo, a pesar de todos los defectos, errores y abusos que pudo haber.

Por eso, podemos seguir diciendo con el historiador Maltby: Fueran cuales
fueran los defectos de su gobierno en la historia, no hubo ninguna nación que
igualara la preocupación de España por la salvación de las almas de los nuevos
súbditos 39.

Y el historiador mexicano Octavio Paz dijo en 1974: Desde la segunda


mitad del siglo XVI hasta finales del siglo XVIII, la Nueva España fue una
sociedad pacífica y próspera.

Tu hermano y amigo para siempre.


P. Ángel Peña O.A.R.
Agustino recoleto

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39
Messori Vittorio, Leyendas negras de la Iglesia, Ed. Planeta, Barcelona, 1996, p. 47.

30
Pueden leer todos los libros del autor en
www.libroscatolicos.org

BIBLIOGRAFÍA

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Madrid, 1986.
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obispos de América latina. Montevideo, 1984.

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