Efesios
Efesios
Efesios
TEMAS:
1. La base de la unidad. El propósito eterno de Dios: “reunir en él
todas las cosas, tanto las del cielo como las de la tierra (1:10), se
evidencia en la iglesia y se cumple a través de ella. A los cristianos
se les ha escogido para ser “santos y sin mancha delante de él”
(1:4), fueron creados en Cristo Jesús para “buenas obras” (2:10) y
se les ha llamado a ser miembros de la “familia de Dios” (2:19).
Con su muerte, Cristo destruyó “el muro” (2:14) que separaba a
los seres humanos, por eso los creyentes pueden tener una
verdadera unidad como miembros de “un mismo cuerpo” (3:6). A
través de la iglesia el “misterio” (1:9; 3:3-6) que todos los
creyentes comparten una identidad común como la familia de Dios
se revela y se cumple (3:9-10).
2. Mantener la unidad. La unidad de la iglesia es más que solo un
ideal es una realidad que debe experimentarse. Pablo dio
instrucciones prácticas para materializar y mantener esta unidad.
Los antiguos patrones de pensamiento y conducta, que se
caracterizaban por la futilidad, oscuridad y sensualidad (4:17-19),
deben dejarse a un lado (4:25). Más bien, los creyentes deben vivir
de una manera consistente con su salvación en Cristo (4:1).
Estructura de Efesios
Título: “Un solo Pueblo”
Versículo Clave:
2:10 “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas
obras, las cuales, Dios preparó de antemano para que anduviésemos en
ellas”
Autor y fecha
No hay indicación de que el hecho de que Palo fue el autor sea
cuestionado. Él es indicado como el autor en la salutación de apertura (1:1;
3:1). La carta fue escrita desde la prisión en Roma (Hch 28:16-31) en algún
momento entre el 60-62 d.C. y por lo tanto, frecuentemente se hace
referencia a ella como una epístola de la prisión (junto con Filipenses,
Colosenses, y Filemón). Pudo haber sido compuesta casi
contemporáneamente con Colosenses e inicialmente enviada con esa
epístola y Filemón por Tíquico (Ef 6:21, 22; Col 4:7, 8). Vea Introducción de
Filipenses: Autor y fecha para una discusión de la ciudad de la cual Pablo
escribió.
Contexto Histórico de Efesios
Es probable que el evangelio fue traído primero a Éfeso por Priscila y
Aquila, una pareja excepcionalmente dotada (Hch 18:26) quienes fueron
dejados ahí por Pablo en su segundo viaje misionero (Hch 18:18, 19).
Localizada en la boca del río Caister, en el lado este del Mar Egeo, la ciudad
de Éfeso fue quizás mejor conocida por su magnífico templo de Artemisa o
Diana, una de las siete maravillas del mundo antiguo. También fue un
importante centro político, educativo, y comercial, clasificado con Alejandría
en Egipto, Antioquía de Pisidia, en la parte sur de Asia Menor.
La fuerte iglesia comenzada por Priscila y Aquila fue más tarde
firmemente establecida por Pablo en su tercer viaje misionero (Hch 19) y
fue pastoreada durante unos tres años. Después de que Pablo partió,
Timoteo pastoreó la congregación durante quizás un año y medio,
primordialmente para contrarrestar la falsa enseñanza de unos poco
hombres influyentes (tales como Himeneo y Alejandro), quienes
probablemente eran ancianos en la congregación ahí (1 Ti 1:3, 20). Debido a
esos hombres, la iglesia en Éfeso estaba plagada de "fábulas y genealogías
interminables" (1:4) y por ideas ascéticas y contrarias a la Biblia, tales como
la prohibición del matrimonio y la abstención de ciertos alimentos (4:3).
Aunque esos falsos maestros no entendían correctamente las Escrituras,
propagaron sus interpretaciones impías con confianza (1:7), las cuales
produjeron en la iglesia "disputas más bien que edificación de Dios que es
por fe" (1:4). Treinta años o algo así más tarde, Cristo le dio al apóstol Juan
una carta para esta iglesia indicando que su pueblo había dejado su primer
amor por Él (Ap 2:1-7).
Retos de Interpretación
La teología general de Efesios es directa, no
ambigua, y no presenta ideas o interpretaciones cuyos
significados sean seriamente contenidos. No obstante,
hay algunos textos que requieren de pensamiento
cuidadoso para interpretarlos correctamente,
específicamente:
1.
1. 2:8, donde uno debe decidir si la salvación o
la fe es el don.
2. 4:5, en donde el tipo de bautismo debe ser
discernido.
3. 4:8, en su relación con el Salmo 68:18.
Conexiones
El enlace principal de Efesios con el Antiguo Testamento, está en el
sorprendente (para los judíos) concepto de la iglesia como el cuerpo de
Cristo (Efesios 5:32). Este asombroso misterio (una verdad no antes
revelada) de la iglesia, es que “los gentiles son herederos juntamente con
Israel; todos unidos como miembros de un cuerpo, y que conjuntamente
comparten la promesa de Jesucristo” (Efesios 3:6). Este era un misterio
totalmente escondido de los santos del Antiguo Testamento (Efesios 3:5, 9).
Los israelitas que eran verdaderos seguidores de Dios, siempre creyeron
que solo ellos eran el pueblo elegido de Dios (Deuteronomio 7:6). El aceptar
a los gentiles en un estatus igual en este nuevo paradigma, fue
extremadamente difícil y causó muchas disputas entre los creyentes judíos
y gentiles convertidos. Pablo también habla del misterio de la iglesia como
la “novia de Cristo,” un concepto nunca antes escuchado en el Antiguo
Testamento.
Importancia en la Biblia
La naturaleza de Efesios hace difícil determinar las circunstancias
específicas que llevaron a escribir la epístola. Está claro, sin embargo, que
los destinatarios eran principalmente gentiles (3.1) que antes estaban
alejados de la ciudadanía de Israel (2.11).
Ahora, gracias al don de Dios, disfrutaban de las bendiciones espirituales
que proporciona Cristo. El tema de Efesios es la relación entre el Jesucristo
celestial y su cuerpo aquí en la tierra, la Iglesia. Cristo ahora reina «sobre
todo principado y autoridad y poder y señorío» (1.21), «y sometió todas las
cosas bajo sus pies» (1.22). En su estado de exaltación, no se
ha olvidado de su pueblo. Al contrario, se identifica plenamente con la
Iglesia que considera su Cuerpo y la llena de su presencia (1.23; 3.19; 4.10).
La relación de esposo a esposa es una bella analogía que expresa el
amor, el sacrificio y el señorío de Cristo por la Iglesia (5.22–32). El Cristo
entronizado habita por la fe en el corazón de los creyentes (3.17) para que
puedan disfrutar de su amor. No hay absolutamente nada que esté fuera de
su alcance redentor (1.10; 3.18; 4.9).La unión de Cristo con su Iglesia se
expresa también en la unidad de los creyentes.
Los que antes andaban lejos, «apartados» y separados de Dios han sido
«hechos cercanos por la sangre de Cristo» (2.13). Es más, los creyentes
ahora son llevados por Cristo a sentarse con Él en los lugares celestiales
(2.5–6). Como los creyentes están con Él, procuran ser como Él y están
«solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de
la paz» (4.3). Él mismo «es nuestra paz» (2.14), dice Pablo, y derriba las
paredes y barreras que antes separaban a los judíos de los gentiles, y los
une en un Espíritu ante el Padre (2.14–22).
Después de expresar estas maravillosas bendiciones espirituales, Pablo
exhorta a los creyentes a que anden como es digno de los que han sido
llamados (4.1). Este llamamiento es una útil demostración de ética cristiana.
En vez de presentar leyes y
regulaciones, Pablo dice, en efecto, que nuestra manera de vivir debe
honrar al que nos llamó. Cristo libera al cristiano, pero este tiene que dar
cuenta a Cristo. Pablo hace varias declaraciones sobre cómo los creyentes
pueden honrar a Cristo (4.17–5.9), pero la meta no es ganar mérito por
medio de la moralidad. En vez de buscar personas buenas, Pablo quiere
personas nuevas, el «varón perfecto», reedificado según «la estatura de la
plenitud de Cristo» (4.13). Esta madurez puede referirse a la deseada y
todavía no alcanzada unidad de la iglesia.
Cristo en Efesios
A través de la muerte de Cristo hay paz entre Dios y el hombre,
y entre judíos y gentiles. Él es la piedra del ángulo y la cabeza de
la iglesia, que es su cuerpo.
En el libro de Efesios, Pablo explica la singular relación entre
Jesús y la iglesia como cuerpo suyo. Cristo es la cabeza de la
iglesia, ya que une a los creyentes entre sí y fortalece al cuerpo
(4:15, 16). Pablo también se centra en la posición del creyente,
que está "en Cristo" (1:1, 3-7, 11-13; 2:5-6, 10, 13, 21; 3:6, 12).