10-Habilidades del Terapeuta
10-Habilidades del Terapeuta
10-Habilidades del Terapeuta
Jamás suponer nada: La conversación con el Consultante debe estar orientada a que éste no
generalice ni sea ambiguo. Para ello, debemos preguntar lo preciso y concretar.
Tener una Mente inocente: El Terapeuta no debe juzgar la realidad del Consultante, debe
observar sin prejuicios. Para esto, es necesario tener siempre presente que cualquier
manifestación en él es debido a un programante. Manteniendo claridad en que las realidades
son subjetivas, de acuerdo al país, cultura, comunidad y que en el Consultante existen
programas universales, arquetipos y creencias que alimentan el inconsciente familiar. En
definitiva, el Terapeuta debe mantener una mente pura.
Tener una Mente Cuántica: Analizar al Consultante desde la comprensión de una mente
colectiva, es decir, la información es compartida por todo el árbol familiar o colectivo (familia
transgeneracional). Así, analizando la idiosincrasia del Consultante y relacionándola con el
motivo de consulta, se puede descubrir el programa instalado tóxico a desprogramar.
No dar soluciones: El Terapeuta sólo puede entregar diversos recursos al Consultante y este
último encontrará el recurso apropiado para aplicar en su vida. Lo que sí es necesario sugerir
es la llamada Cuarentena, es decir, aislarse lo más posible del entorno problemático, con el
fin de expulsar las emociones negativas. Alejarse de todos los condicionamientos conscientes
e inconscientes relacionados a la problemática, a través del aislamiento y la conexión con el
ser interior.
Pensamiento biológico: El pensamiento siempre está en relación con la función biológica del
síntoma o enfermedad. Como el Ser tiende a vivenciar las experiencias y sus emociones a
través de la mente, por esto, hay que buscar el sentido biológico de ésta, sacando la
explicación mental.
Pensamiento arquetípíco: El inconsciente incorpora constructos psicológicos desde el
ambiente, es decir, el inconsciente relaciona imágenes con hechos reales y la psique tiende a
confundir lo real con lo simbólico.
Pensamiento mitológico: La mitología también se encuentra en el inconsciente y se
manifiestan en nuestra vida. Ej: Edipo, Electra, el Hilo de Ariadna, el síndrome de las diosas
del templo, las guardianas del fuego sagrado, vírgenes que guardan los secretos más ocultos,
etc.
Pensamiento transgeneracional o genealógico: En base a las vivencias que haya presentado
el árbol o el clan, el inconsciente, que es irracional, rápido e inocente y no distingue entre lo
virtual y lo real, es que responde a los conflictos emocionales de este árbol a través de
programas.
Pensamiento cuántico: Los pensamientos y las emociones se manifiestan en los cuerpos
físicos de las personas. El mundo es la expresión de la conciencia del Ser. El mundo físico está
sustentado por una realidad no visible llamada campo cuántico o campo de infinitas
posibilidades. De acuerdo a esto, la realidad cotidiana depende de cómo o con qué conciencia
decida observar la realidad. Las decisiones siempre estarán condicionadas de acuerdo a la
interpretación de la realidad. El pensamiento cuántico, derivado de una mente cuántica,
devuelve al Ser la causa de los acontecimientos y los aleja de la victimización. Convierte a la
persona en un adulto emocional, porque al tomar conciencia, se puede cambiar la percepción
de lo vivido y, así, cambiar su vida.
Existen palabras que como Terapeutas no podemos utilizar livianamente y, por lo tanto, debemos
desterrar. Éstas son:
Culpa: Para que exista culpa, debe existir saña (violencia, crueldad), deseo de, de
explicarse a otro. Y, además, debe haber premeditación, es decir, intención de ocupar la
saña.
Perdón: Implica que mi inconsciente tiene culpa. Por lo que se sugiere cambiar la palabra
perdón por “disculpa”.
Bueno/Malo: Tiene que ver con un contrato moral social. El cerebro no sabe de bueno o
malo. Sólo sabe de saludable e insalubre.
Pecado: Distorsión del movimiento, desenfoque, desviación. Esta desviación tiene muchas
circunstancias.
Hemos aprendido que el pecado genera culpa y eso lleva al perdón. Todo esto proviene de
un paradigma religioso.
Ayuda: Es sentirse con poder sobre otro para ayudarlo a salir. El Terapeuta sólo acompaña
en el proceso de Sanación.
*Cuando el Terapeuta aconseja, sólo traspasa su sombra al consultante e indicarle que haga lo que
el terapeuta en definitiva no puede hacer.
Protección: Gracias a la protección uno puede crecer. La madre tiene esa función.
Permiso: Función paterna. Es él quien da permiso de irse de casa, crecer, hacer elecciones.
Poder: Es la protección más el permiso. Poder de ser uno mismo, de curarse, de vivir.
Paciencia: Cada persona tiene su ritmo. El Terapeuta debe cambiar su ritmo, no el del
paciente.
En resumen, al paciente hay que protegerlo, cuidarlo, mimarlo, darle permiso para expresar sus
emociones, darle poder de cambiar su vida y adaptarnos a su ritmo. Debemos saber que lo
llevamos a un lugar de dolor y que su mente ha puesto barreras psíquicas.
El Terapeuta debe enfocar la búsqueda de información teniendo presente, además que nuestra
vida emocional son como tres libros:
Para Carl Jung “La enfermedad es el esfuerzo que hace la Naturaleza para curar al Hombre”.
Por lo mismo, la Bioneurosalud busca los códigos de la naturaleza para estudiarlos y poder actuar
sobre ellos. Desde esta disciplina se comprende la enfermedad tiene un sentido biológico que está
asociado a un factor psíquico, todo es psicosomático, todo lo manda la mente. Y al considerar que
de estos procesos mentales sólo el 10% es consciente y el 90% es inconsciente, el Terapeuta va en
búsqueda de esa información que no está visible para el consultante.
Debemos encontrar la emoción oculta que se encuentra a la base de un síntoma físico, el Resentir,
es decir, función biológica no satisfecha. La emoción es irracional, no se decide tener una emoción,
es involuntario y visceral.
4. Resentir del Ser: Es el sentir de la persona luego de liberar el resentir primario. Siente
alivio, se libera, se conecta con una emoción especial. Es una sensación física de liberación
y descarga. Se conecta con el resentir de antes del stress, el resentir original.
La emoción estará adaptada a una situación. El consultante contará una historia en base a ella.
El Terapeuta debe sincronizar con el consultante y captar la emoción real. Debe explicar a la
persona que se le realizará preguntas y que, de hecho, podemos, como Terapeuta, saltar de una
pregunta a otra y que necesitamos que responda lo que preguntamos.
Cuando observamos que el consultante siente siempre las mismas emociones y las repite, se
trata de emociones secundarias y entendemos que la persona está poniendo una emoción a gusto
de todos, es decir, está generando una máscara emocional.
El consultante evita tomar medidas, moverse, accionar para hallar la solución, busca que lo
comprendamos, tratará de manipular al terapeuta y si no le seguimos la corriente, se sentirá
ignorado. Utilizará mucho el “Sí, pero…” No parará de hablar y explicarse. Recurrirá al “No puedo
cambiar”, “esto es muy difícil”, “eso no sirve de nada”.