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-ROMANIZACIN DE TARRAGONA, LEGADOS DE ROMA -LEGADOS ROMANOS EN TARRAGONA -ROMANIZACION DE HISPANIA, TARRAGONA -LA ROMANIZACION DE TARRAGONA; VIDA Y COSTUMBRES
La presencia de Roma en la Pennsula Ibrica se extendi durante ms de seis siglos, un largusimo perodo de tiempo en el que el territorio, en mayor o menor medida, se adopt a las instituciones y formas de gobierno de la capital del Tber. Uno de los ejemplos ms destacados de esa romanizacin fue Tarragona, la antigua Tarraco. Capital de la provincia de la Tarraconense (que abarcaba casi la mitad de la pennsula), esta actual ciudad catalana supone un atractivo turstico de primera magnitud. Son numerosos los restos de la poca romana que se guardan en ella, tanto en el interior de su Museo Arqueolgico, como en un breve paseo por sus calles.
Una de las caractersticas ms destacadas de Tarragona es la presencia de dos foros romanos, uno para el gobierno del municipio y otro para el de la provincia. ste ltimo lo encontramos en la parte alta de la ciudad de Tarragona, en la plaa del Forum, muy prxima a la Catedral. Lo curioso es que sta se construy sobre los restos de un antiguo templo que en poca romana se dedic al culto imperial. Es un ejemplo magnfico de cmo la funcin religiosa de un espacio ha permanecido a lo largo de los siglos, en diferentes etapas. En la parte inferior del foro de la provincia nace el Circo, donde se desarrollaban las carreras de caballos y cuadrigas, muy apreciadas por la ciudadana romana. Actualmente, se conserva de este edificio una parte de las gradas y una galera interior. La plaa de la Font, donde podemos encontrar el Ayuntamiento de Tarragona, est construida sobre los restos de este circo. Y tambin resulta extremadamente curioso el hecho de que la forma de esta plaza es alargada, y sigue la misma direccin de lo que debi ser ese circo.
Los tres edificios (templo-catedral, foro y circo) configuraron en su da la vida religiosa, poltica y ociosa de la Tarraco romana. Bordendolos se encuentran las murallas. El Paseo Arqueolgico de Tarragona, que sigue el curso de stas, supone un autntico viaje en el tiempo, el retroceder veinte siglos hacia lo que fue la poca de mximo esplendor de esta ciudad. Dos estatuas lo presiden. Por un lado, la de Octavio Augusto, primer emperador de Roma, que dirigi desde Tarraco el devenir de las Guerras Cntabras. Y, por otro lado, una Loba Capitolina, smbolo de la capital del Tber, donada en los aos 30 por Italia. Un bastin de las murallas lo constituy la Torre del Pretorio, que ofrece en su parte superior una magnfica vista de Tarragona y su playa. Junto a sta, hallamos una de las joyas arquitectnicas de la ciudad: el anfiteatro romano. En un estado de conservacin ptimo, llama poderosamente la atencin de su interior la presencia de una baslica paleocristiana, levantada en la arena. sta se construy para recordar el martirio de san Fructuoso, obispo de Tarragona en los aos de las persecuciones a los cristianos en el Imperio Romano, y dos de sus diconos, Eulogio y Augurio. De esta manera, un primitivo lugar de ocio se convirti en religioso durante muchsimos aos.
Todo ello ofrece la ciudad catalana de Tarragona. Pero no es todo, ya que sus alrededores tambin son escenarios de muchos restos romanos, como la Torre de los Escipiones y el Arco de Bar (ambos a pie de la Va Augusta, actual N-340, en direccin a Barcelona) o el Pont del Diable, un magnfico acueducto a las afueras de la ciudad. Sin duda, al referirnos a la presencia romana en la Pennsula Ibrica hay que hablar de Tarragona. Para los amantes de esta antigua civilizacin, es imprescindible la visita a esta ciudad. Supone, en todo caso, un salto en el tiempo que nos hace recordar la importantsima presencia de Roma en este territorio, que leg numerosas ciudades, leyes y obras pblicas all donde fuera
La economa hispana se integr en el mercado universal que controlaba Roma. Desde la pennsula ibrica se exportaba vino , metales y aceite, importado a cambio de productos manufacturados y productos de lujo, que consuma el sector social dirigente. Un rasgo significativo fue el aumento de la circulacin monetaria. Roma impuls una importantsima red viaria tanto para fines militares como para actividades mercantiles.. como la Va augusta, Y la de la Plata, que ha constituido el armazn bsico de las comunicaciones peninsulares hasta nuestros das.
supuso un cambo importante en las sociedades indgenas social, econmico y culturalmente. LA ARTICULACIN DE HISPANIA La pennsula ibrica la designaron los romanos como Hispania. Fue dividida en 2 provincias, la Citerior, que comprenda la parte nororiental hasta Cartagena, y la Ulterior, hacia el Sur. En tiempos de Augusto se dividi en 3 provincias: la Tarraconense, con capital en Tarraco, la Btica con capital en Corduba y Lusitania, desde Amerita Augusta. En la poca del emperador Caracalla, la zona noroccidental de la Tarraconense se desgaj, pasando a Gallaecia. En tiempos de Diocleciano se articul en 6 provincias : Gallaecia, Tarraco, Btica, Lusitana, Cartaginense y Mauritania Tingitana, la cual llega hasta el norte de frica. En el siglo IV se aadi la Balerica. EL REGIMEN MUNICIPAL La ciudad era esencial en la vida romana. En Hispania antes de ser conquistada por los romanos ya haba ciudades como Gades o Itlica que se integraron fcilmente a las estructuras de los vencedores. Adems Roma fund nuevas ciudades o colonias como Emerita Augusta, Hispalis, Carteia, Barcino, Caesaraugusta o Norba. Tenan el modelo urbanstico romano vigente, con un foro o plaza central en la que se cruzaban las vas principales. Tambin estableci un rgimen municipal en las colonias y luego en las sociedades indgenas. Los municipios romanos constaban de una curia o consejo y de magistrados, en los que destacaban los duoviri y los ediles, que eran elegidos, que actuaban colegiadamente y desempeaban el cargo durante 1 ao. Como suponan altos costes para quienes lo desempearan lo ostentaban los sectores sociales dominantes, adems tenan remuneracin. LA CULTURA ROMANA Hispania incorpor la cultura romana, hasta en aquellas regiones como la Btica o la Tarraconense se haban mantenido un contacto con los colonizadores mediterrneos. Se impuso el latn como lengua como legua oficial. Solo subsisti el euskera en las actuales Navarra y Pas Vasco. El latn ha dado paso a las lenguas principales de Espaa, como el castellano, el cataln, o el gallego. Tambin prest atencin ala enseanza, ya que haba pedagogos privados para las clases acomodadas, aunque tambin haba escuelas pblicas. El derecho romano persiste an en nuestros das. Algunos emperadores procedieron de la pennsula ibrica como Trajano o Adriano. Tambin destacaron numeroso hispanos como Lucio Anneo Sneca (Filsofo), escritores como Quintiliano y Marcial, el poeta Lucano, el gegrafo Pomponio Mela, y el agrnomo Colmuela. EL LEGADO ARTSTICO DE ROMA En artes destacan la obras pblicas. Las que se destinaron a satisfacer las necesidades de los habitantes, como acueductos o murallas, las culturales como teatros o templos, o la exaltacin poltica como los arcos conmemorativos. Destacamos en murallas las de Lugo; acueductos como el de Segovia; Romanizacin de Espaa Puentes como el de Alcntara en Cceres; Arcos conmemorativos como el de Bar en Tarragona o el de Medinaceli en Soria; Templos como el de Diana en Mrida; Torres como la de los Escipiones en Tarragona; Anfiteatros como el de la Itlica; y Teatros como el de Mrida
o Sagunto. Emerita Augusta es un ejemplo de ciudad romana, Mrida, en la que hay pasos de su pasado romano. La escultura romana nos ha legado estatuas de divinidades o de emperadores y magnficos mosaicos, como las hazaas de Hrcules. 3.LA DIFUSIN DEL CRISTIANISMO LA RELIGIN ROMANA Roma se caracteriz por su capacidad de asimilacin, como por ejemplo la adopcin de dioses griegos, a los que dio nuevos nombre, Zeus-Jpiter, Afrodita-Venus, adems de dioses orientales, y dioses protectores del hogar y de la comunidad. Los templos eran atendidos por sacerdotes y abundaban los magos y los adivinos. La religin romana coexisti con las creencias religiosas de los pueblos indgenas. Divinidades indgenas llegaron a confundirse con las oficiales romanas. La preocupacin de los gobernantes romanos era garantizar el culto imperial, que era la forma ms idnea de cohesin de todos los pueblos que vivan dentro de sus fronteras. En el caso hispano, el culto imperial se asemejaba a tradiciones indgenas como la devotio ibrica, que se practicaba desde tiempos remotos. LA PREDIACION DEL CRISTIANISMO EN HISPANIA En el campo religioso fue una novedad la llegada del cristianismo, que practicaba Jess en Israel en tiempos del emperador Tiberio, cuyo mensaje iba dirigido a todos los seres humanos. Los primeros pasos estaban muy mal conocidos. Dudosa es la prediccin en Hispania del apstol Santiago y la de San Pablo. La Gnesis del cristianismo en hispania se puede que se encuentre en la Legio VII Gemina, que estuvo en el norte de frica, donde este conoci una difusin muy precoz, antes que en hispania. Los Mrtires de Calahorra, los santos Celedonio y Emeterio estaban vinculados al dicha unidad militar. A principios del Imperio el cristianismo era una religin perseguida, ya que sus fieles se reunan en lugares ocultos como las catacumbas. LA EXPANSION DEL CRISTIANISMO Se difundi con lentitud, debido a la hostilidad de las autoridades romanas y a las persistencias de creencias paganas. En el S. II hay vagas noticias obre las comunidades cristianas. El obispo francs Irineo, hizo otra vaga mencin sobre las iglesias hispanas, y San Cipriano de Cartago de los obispos de Astorga, Len, Mrida, y Zaragoza. Esto demuestra la organizacin que haba alcanzando esta religin cuya base eran las parroquias, en le nivel elemental, y las dicesis , en el nivel superior. A comienzos del siglo IV sali a la superficie tras el edicto de Miln por el emperador Constantino, al que asistieron 37 obispos a Illiberis (Granada), y con Teodosio llega a convertirse en religin oficial del Imperio. LOS LOGROS DE LA NUEVA RELIGIN El prestigio hace destacar a los Mrtires Justo y Pastor, Eulalia de Mrida, Cucufate de Barcelona o Flix de Girona, que fueron canonizados. Regiones como Galicia dieron los primeros pasos del monacato. Figuras de la Iglesia cristiana que destacan son El obispo Osio, uno de los protagonista dl Concilio de Iliberis. Tambin dej manifestaciones
artsticas como los sarcfagos paleocristianos de Santa Engracia de Zaragoza y el de San Flix de Girona. Tras el Concilio de produjeron las primeras desviaciones doctrinales como la hereja de Prisciliano, Obispo de vila, que muri condenado. El priscilianismo se acusaba de estar relacionada con la magia y el maniquesmo sobrevivi a su fundador y alcanz gran difusin en Gallaecia y Lusiania. 4. LA INTENSA ROMANIZACION DE LA BETICA La Btica dividida por Augusto, tuvo una intensa y rpida romanizacin. El dominio romano no supuso un cambio repentino ni total en la religin. Haba una cultura parecida y un desarrollo cultural similar, ya que compartan aspectos de la civilizacin de la griega. Los romanos se adaptaron con facilidad sin grandes cambios aprovechando la s estructuras existentes. Los romanos no haban llegado a su madurez, y asimilaron elementos culturales de los cartaginenses como determinadas tcnicas agrcolas. O mineras. A comienzos de la poca imperial los conquistadores mejoraron la organizacin de sus dominios de forma ms radical en estos lugares. El latn se impone en lo pblico y en lo privado, y la religin se manifiesta cuando Augusto establece la Btica como provincia autnoma. Sus lmites eran la actual Andaluca a excepcin del extremo noreste que era parte de la tarraconense. Crdoba fue su capital. Fue la nica de la provincias de Hispania con carcter senatorial, que se haba instalado en sus principales ciudades familias de alta alcurnia, como los Emperadores Trajano y Adriano. Se dio un notable nivel cultural manifestado en las esculturas y mosaicos encontrados. Destacamos al filsofo Sneca, el poeta Lucano , Colmuela y Pomponio Mela. Se romanizaron las practicas religiosas, incorporaron nuevos dioses como Jpiter, Venus, Apolo, as como el culto a Roma y al Emperador. Se introdujeron religiones orientales como el cristianismo, destacamos el martirio de las santas Justa y Rufina, a raz de la persecucin de Diocleciano. En el Concilio de Illiberis destaca la figura del Obispo de Crdoba, Osio. LA RIQUEZA ECONMICA Y EL MUNDO URBANO La Btica lleg a convertirse en una de las ricas del imperio. Su agricultura se basaba en el trigo, la vid, y el olivo, una ganadera compuesta por el caballo, el vacuna y ovejas.. La pesca originaba una importante industria de salazones en la costa andaluza. La Minera obtuvo grandes beneficios, que continuaron de los cartaginenses, que extraan cobre, palta y plomo. Como era una economa colonial se traz un sistema de carreteras y se acondicionaros los puertos andaluces. Construyeron una compleja red viaria, destacando la Va Augusta, La va Herclea o la Va de la Plata. Destacan tambin importante obras de ingeniera como el puente de Crdoba. El desarrollo de las comunicaciones y las practicas comerciales favoreci el desarrollo de los centros urbanos. La tradicin urbana cobr nueva fuerza. Primer paso , la ciudad, fundando un numero elevado de ellas, con empeo de Csar y luego Augusto. Se crearon algunas de nueva planta como Baelo Claudia y Carteria; vinculadas a ciudades indgenas como Hispalis, Malaca, Gades. Donde la mayor densidad era en el valle del Guadalquivir. Son reflejo
de estas las monumentales obras pblicas en Itlica y Baelo Claudia. y Restos en Ronda y Mlaga, Templo de Crdoba, El acueducto de Almuecar, Las termas de San Pedro...