Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Obra de Teatro

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 2

En un prado lleno de flores coloridas, vivía una pequeña abeja llamada Mielita, famosa entre los insectos

por sus historias encantadoras. Cada tarde, los animales del prado se reunían para escucharla, y esa vez,
Mielita decidió contar una historia muy especial.

—Hola a todos —comenzó, batiendo sus alas con entusiasmo—. Hoy les contaré sobre un gran campo
de flores que floreció gracias a palabras mágicas. ¡Sí, palabras mágicas de cortesía!

Los animales escuchaban atentos mientras Mielita continuaba:

—Había una vez un campo que estaba marchitándose porque las palabras mágicas se habían olvidado.
Pero un día, llegaron algunos niños que, sin saberlo, comenzaron a salvarlo. ¿Quieren saber cómo?

De pronto, una vocecita interrumpió. Era un saltamontes curioso:

—¿Cuál fue la primera palabra, Mielita?

La abejita sonrió y dijo:

—Una niña pequeña dijo “por favor” cuando pidió una flor. Y en ese instante, la flor más grande
comenzó a brillar.

Una mariquita levantó su patita y añadió:

—Yo sé otra palabra. “Gracias”.

—¡Exacto! —respondió Mielita—. Cuando otro niño dijo "gracias", las flores empezaron a liberar un
dulce perfume.

En ese momento, una fila de 15 abejitas pequeñas, estudiantes de Mielita, se acercaron una a una para
participar en el relato. Cada una dijo una palabra mágica que había aprendido en la colmena.

La primera abejita dijo:

—"Buenos días" hizo que los rayos del sol iluminaran aún más las flores.

La segunda añadió:
—"Con permiso" permitió que las abejas volaran con más libertad entre los pétalos.

La tercera exclamó:

—"Lo siento" ayudó a las flores a curar sus hojas rotas.

Y así, las pequeñas abejitas continuaron:

—"Muchas gracias" llenó el aire de néctar dulce.

—"Perdón" hizo que las flores crecieran más altas.

—"Buen provecho" ayudó a los animales del campo a compartir el polen.

—"De nada" trajo una brisa suave al prado.

—"¿Podría ayudarme?" hizo que las abejas trabajaran juntas.

—"Bienvenido" permitió que nuevas flores crecieran.

—"Hasta luego" llenó el campo de semillas para el futuro.

—"Buenas noches" ayudó a las flores a cerrarse para descansar.

—"Un gusto conocerte" trajo nuevas amistades al campo.

—"Por supuesto" mantuvo la armonía entre los animales.

—"Qué amable" hizo que el canto de los pájaros alegrara el día.

Cuando la última abejita habló, Mielita cerró su historia batiendo las alas:

—Gracias a estas palabras mágicas, el campo floreció como nunca. Y nosotros, las abejas, siempre
recordamos que la amabilidad es como el polen: si la compartimos, crece más vida a nuestro alrededor.

Los animales del prado aplaudieron y agradecieron a Mielita por la historia. Desde entonces, nunca
olvidaron usar las palabras mágicas para cuidar su propio campo de flores y de amistad.

También podría gustarte