Norbert Bolz Comunicación Mundial
Norbert Bolz Comunicación Mundial
Norbert Bolz Comunicación Mundial
Por cierto, desde aqu ningn camino conduce a una teora social
(que Kittler tampoco busca), pues desde la perspectiva sociolgica,
el elemento comunicacin ya no puede descomponerse en planes de
conexiones, programas, ondas y radiaciones. La operacin de comu-
nicacin no tiene nada que ver con la materialidad de la comunica-
cin. Dicho con ms precisin: el orden emergente de la comuni-
cacin excluye de s la materialidad que utiliza.
Los medios ejercen otro tipo de fascinacin sobre la teora de la
comunicacin. Esta teora observa la preeminencia de la percepcin
de la comunicacin. De ah que, segn ella, los socilogos deben
interesarse por el diseo, pues el diseo hace perceptible a la comu-
nicacin. El diseo oficia de mediador entre la comunicacin (social)
y la percepcin (psquica). Sus artefactos son las interfaces en tanto
superficies de dos caras que ocultan al mismo tiempo dos cajas negras:
el sistema psquico y la tcnica complicada. En otras palabras, para
describir el diseo de comunicacin de nuestro mundo no se nece-
sita comprender ni las almas ni las tcnicas.
Los nuevos medios son el mbito en el que hoy sentimos de manera
ms manifiesta los sufrimientos de las secuelas de la modernizacin.
Io | C O M U N I C A C I N M U N D I A L
Dos trabajos revolucionarios que an no han sido igualados: Grammophon
Film Typewriter, de F. A. Kittler, y Aufschreibesysteme :8oo-:,oo [Sistemas de
escritura I8oo-I,oo], del mismo autor. Pero justamente este representante
destacado del materialismo meditico, de formacin profundamente
humanista, prueba tambin lo que Jacob Taubes (Vom Kult zur Kultur [Del
culto a la cultura], p. :,) denomin la congruencia morfolgica del
ritualismo mgico y del know how tcnico.
Y es que los medios y las tecnologas de la computacin evolucionan
sin tener en cuenta la capacidad de asimilacin del ser humano. De
ah la necesidad de este ltimo de encontrar tcnicas de desahogo que
instituyan sentido. Solamente podemos vivir eligiendo de acuerdo con
esquemas de forma humana los datos de un mundo que hace esta-
llar la medida humana. El One-World montado por la tecnologa
meditica provoca el mundo paralelo, especficamente posmoderno,
de un pluralismo de los estilos de vida. En otras palabras, los discur-
sos de identidad circulan a modo de compensacin frente al univer-
salismo de la comunicacin mundial.
Precisamente porque todos los signos privilegian la globalizacin
y la comunicacin mundial, los hombres necesitan reservas cultu-
rales de multiplicidad. Los nuevos tribalismos equilibran las exi-
gencias desmedidas de la sociedad mundial.
Precisamente porque la realidad virtual se ha convertido en la
infraestructura tecnolgico-meditica de nuestra vida cotidiana
postindustrial, existe en cierto modo como un antdoto contra
la inmaterializacin un culto del cuerpo, una filosofa de vida
del bienestar, una nueva esttica de la existencia.
Precisamente porque cualquiera puede percibir que, con su poder
de escenificacin, los medios estn penetrando cada vez ms pro-
fundamente en la realidad, crece la aoranza de lo realmente real.
En el mundo de la simulacin, lo real se convierte en obsesin.
En la era moderna hay un vnculo indisoluble entre la complejidad,
la contingencia y la artificialidad. No hay efecto sin efectos secunda-
rios, no hay funcin sin disfuncin, no hay tema sin anatema, no hay
artefacto sin la experiencia de la maldad del objeto. Entonces, lo nico
seguro es la inseguridad y lo nico cierto es que los dems tampoco
tienen certeza alguna. Los hombres modernos estn abrumados por
las opciones, y, para ellos, realidad significa siempre la obligacin
de optar. Por lo tanto, la realidad ya no es algo sobreentendido, y la
prdida misma de ese carcter sobreentendido ya se ha vuelto en s
natural, sobreentendida. Por eso hay diseadores que descubren el
P R L O G O | II
mundo proyectando. El diseo nace cuando ya no hay ms formas
vigentes. Les crea a los hombres un ambiente artificial en el que su
existencia tenga sentido.
La comunicacin mundial abre una multiplicidad de opciones que
no guarda ninguna relacin con nuestros recursos temporales. El hecho
de que cualquiera pueda comunicarse con cualquiera, sobrecarga la
atencin. En el mundo de las mltiples posibilidades, la escasez de
tiempo de todos los das transforma la vida en una competencia por
la atencin. Esto se puede formular en forma ms precisa, es decir,
matemtica, del siguiente modo: el aumento aritmtico del nmero
de elementos en la red de la comunicacin mundial conduce a un
aumento geomtrico del nmero de posibles relaciones entre esos ele-
mentos. Por ello, justamente la cultura de Internet necesita organi-
zarse poniendo lmites a la posibilidad de que cualquiera hable con
cualquiera de cualquier cosa.
Esto nos lleva a una interesante paradoja: en la marea de datos de
la sociedad multimedia, plusvalaslo puede significar: menos infor-
macin. La informacin al alcance de la mano ya no es til. Bajo la
presin de las nuevas tecnologas de la informacin, nos inclinamos
a interpretar todos los problemas como problemas de desconoci-
miento. Sin embargo, las cuestiones de sentido y los problemas de
orientacin no se resuelven con informaciones. El problema no es la
ignorancia, sino la confusin. Y en las situaciones complejas rige que
cuanto ms informacin, mayor es la inseguridad y menor la acepta-
cin. As, el mundo moderno nos obliga a compensar el desconoci-
miento creciente con una mayor dosis de confianza.
La sociedad del conocimiento es entonces tambin una sociedad del
desconocimiento, y cuanto menores son el estatus y la autoridad que
garantizan la credibilidad de ese conocimiento, tanto ms debe con-
fiar la sociedad. Es justamente en Internet donde el problema de la cre-
dibilidad del conocimiento se torna ms agudo. As, nuestra cultura
parece haber renunciado hace tiempo a la verdad. En su lugar aparece
la confianza en la competencia entre las fuentes de informacin.
Como diran los matemticos, el espacio de informacin de la cul-
tura de Internet es infinitamente dimensional. Por lo tanto, no tiene
I: | C O M U N I C A C I N M U N D I A L
una topografa natural. El ciberespacio no es un territorio que poda-
mos cartografiar. Los diversos sistemas sociales de la sociedad moderna
tienen diferentes grados de dificultad para entenderse con esto. El
derecho y la poltica se orientan con ms fuerza segn el principio
de territorialidad. Nuestra era, de una movilidad y una comunicacin
mundial absolutas, deja desamparadas a estas disciplinas. Y es que hoy
en da debemos reconocer que las fronteras nacionales ya no son las
fronteras de la sociedad. Bsicamente rige que cuanto ms complejo
es un sistema, tanto ms abstractos son sus lmites. Alguna vez los
lmites territoriales hicieron soportable la inconmensurabilidad del
universo. Pero ahora qu?
Entonces, la sociedad tiene slo lmites abstractos. Esto por un
lado. Por otro, evoluciona a ciegas, es decir, opera en sus comunica-
ciones sin contacto con el medio que la rodea. Cmo debera orga-
nizarse? Este estado de cosas ha sido bautizado con la expresin ya
algo entrada en aos de nueva inabarcabilidad.
,
En estas circuns-
tancias, una poltica del chapuceo
o
es mucho ms exitosa que una
estrategia de constancia y anticipacin. Por supuesto, esto ofende a
la moral y a la razn. La tica debe aprender a vivir con el hecho de
que ya no hay una jerarqua de valores, sino que todos los valores
giran en la circularidad de las preferencias de valor. Y la razn debe
aprender a vivir con el hecho de que los individuos no puedan tener
una visin completa de las situaciones complejas.
Hay y hubo (Max Weber!) una sociologa como ciencia del hom-
bre. Y hay una sociologa como ciencia de la sociedad. Sin embargo,
la cuestin acerca de la unidad de su objeto nos lleva muy rpidamente
a encallar en ambos casos. En su lugar, utilizamos como unidad
orientadora una diferencia, a saber, la diferencia entre hombre y socie-
dad. En el hombre se entrecruzan la vida, la conciencia y la comuni-
cacin. Los hombres estn entramados en sistemas, pero no son en
P R L O G O | I,
, Vase J. Habermas, Die Neue Unbersichtlichkeit [trad. esp.: Ensayos polticos,
Barcelona, Pennsula, I,88].
o Vase Ch. Lindblom, The science of muddling through y Still muddling,
not yet through.
s mismos elementos de los sistemas sociales. El hombre no es la medida
de la evolucin de la tecnologa ni de los sistemas autopoiticos en los
que est enredado. Slo puede afirmarse como la contingencia con-
gelada que llamamos individuo.
De all que la teora de sistemas de Luhmann slo cite irnicamente
al hombre como la trascendencia de la sociedad. La idea que subyace
a esta provocacin terica es bien sencilla: la sociedad excluye de s al
hombre completo. Y as, el hombre toma el lugar de Dios, se hace
trascendente. O, dicho de otro modo, se convierte en un problema
ambiental de la sociedad. As, pues, los lmites del ser humano no
son los lmites de la sociedad. Pero la condicin de la libertad es que
los sistemas sociales no puedan hacer nada con los hombres. Y es
que para cada uno, la libertad del otro se manifiesta en su carcter de
impredecible. Esperamos a ese otro como a alguien que siempre podra
actuar de otro modo. En consecuencia, aqu la libertad no est pen-
sada como una caracterstica esencial del hombre, sino en sentido
estrictamente operacional, libertad como una construccin heurs-
tica de alternativas.
,
El hombre sorprende a la sociedad con la liber-
tad, es decir, con la incomputabilidad.
El hombre result ser para la sociologa un concepto demasiado
vago; fue sustituido por la accin.
8
Sin embargo, el concepto de accin
hoy tambin resulta demasiado impreciso, y se lo sustituye por el de
comunicacin. Por consiguiente, la accin se origina por comuni-
cacin imputable. Desde esta perspectiva, la accin aparece entonces
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, N. Luhmann, Organisation und Entscheidung, p. Io, [trad. esp.: Organizacin
y decisin, Barcelona, Anthropos, I,,8]. Entre los detractores del
funcionalismo, aquellos que poseen una formacin en ciencia de la religin
podran diagnosticar aqu una secularizacin de la experiencia proftica de
la historia. Jacob Taubes (Vom Kult zur Kultur, p. ,,) es particularmente
acertado: El hombre fue creado para ser un centro de lo inesperado de la
Creacin. En efecto, en esta frase (que alude a Martin Buber) bastara con
sustituir (sustituir!) creacin por evolucin para que el centro tambin
se volviese superfluo.
8 La interhumanidad se revela como el reino de los mecanismos simbiticos:
percepcin, ritual, sexo, violencia; vase al respecto N. Luhmann,
Soziologische Aufklrung [Ilustracin sociolgica], t. iii, pp. ::8 y ss.
como puesta en acto
,
de un guin;
Io
la accin crea al actor. Entonces,
los que siguen hablando de accincomo concepto bsico de la socio-
loga quieren salvar al sujeto. Y hoy la filosofa parece ser de hecho
slo una suerte de ejercicio de supervivencia para el sujeto.
As, pues, la teora de la comunicacin mundial no tiene que ver
con sujetos, sino con sistemas. El mundo exige en forma excesiva a
los sistemas y pone en peligro su existencia. Por ello, los sistemas
deben construirse selectivamente un medio ambiente. Pero estas selec-
ciones siempre presuponen otras selecciones previas, esquemas. En
consecuencia, el medio ambiente siempre est tipificado de ante-
mano, es precisamente el resultado de la puesta en acto. Por lo tanto,
no tiene sentido alguno hablar de adaptacin al medio ambiente.
Alo sumo, uno puede adaptarse a la contingencia del medio ambiente,
y entonces a eso se lo llama informarse. En otras palabras: los sis-
temas dependen del medio ambiente, pero son ciegos frente a l. No
pueden aprender nada del mundo, sino slo acrecentar la propia
irritabilidad. Una suerte de sistema inmunitario les ahorra la adap-
tacin al medio ambiente. Y la manera de inmunizarse que tienen
los sistemas es incrementando su complejidad. Y despus se los
tolera o no!
Se trata, pues, de tcnicas de contacto con lo desconocido. En este
punto, la ciberntica ha desarrollado histricamente tres formas. El
primer modelo describe la relacin del sistema con el medio ambiente
como homeostasis. Al principio se lo sustituye por la conservacin (del
sistema). Finalmente, este modelo es sustituido por la conservacin de
la diferencia (sistema/medio ambiente). Lo que Hegel llam Entzweiung
P R L O G O | I,
, Un concepto bsico de la teora de la organizacin de Karl Weick. Vase
Sensemaking in organizations, p. ,I: la gente crea su propio entorno y ese
entorno termina por condicionar sus acciones.
Io En el sentido de Roger C. Schank, Dynamic memory revisited, p. 8: Los
guiones son una suerte de estructura mental irracional que nos da la
posibilidad de no tener que pensar demasiado. Un buen ejemplo se
encuentra en Charles Perrow, Complex organizations, p. II,: Tal vez aquello
que vemos como instinto sexual no sea ms que un aprendizaje de guiones
sociales acerca de cmo deberamos sentirnos y qu deberamos desear.
(escisin) y Marx Entfremdung (alienacin), ya en el siglo xix cons-
titua un sntoma de que no hay que concebir los sistemas sociales
como una unidad, sino como diferencia.
II
La nica unidad posible es la unidad del problema que no tiene
solucin. Los problemas sociales no se pueden solucionar, sino slo
puntualizar. Todos los problemas surgen de la diferencia del sistema
y el medio ambiente; en consecuencia, son inevitables. Estos proble-
mas insolubles actan como catalizadores para las soluciones de pro-
blemas, que luego crean problemas secundarios en otra parte. La solu-
cin de un problema consiste pues, en realidad, en una redefinicin
del problema. No descubrimos problemas all afuera; slo elegi-
mos la manera en que queremos formularlos.
I:
La autorreflexin de la sociologa en la obra de Niklas Luhmann
ha generado una teora de los medios de la comunicacin mundial, y
desde entonces el mundo se nos aparece como mundo meditico: el
dinero, el poder y el derecho son los medios de comunicacin ms
importantes, generalizados simblicamente; los medios grficos, la
televisin, Internet son los ms importantes medios tcnicos de difu-
sin. El trabajo analtico de la teora de la comunicacin mundial queda
decididamente aligerado por una circunstancia que puede observarse
tanto en estructuras jerrquicas como tambin en fenmenos emer-
gentes, a saber, por la decomposability (ramificacin).
I,
En buen
romance: cada uno de los niveles subyacentes puede o bien ignorarse
o bien tratarse en forma compacta, por ejemplo, mediante estadsti-
cas. As, la computadora se puede describir desde el punto de vista fun-
cional, sin tomar en cuenta el hardware. Se pueden caracterizar las redes
por su comportamiento, sin profundizar en la computadora. Las comu-
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II En este punto convergen el constructivismo y el desconstructivismo, Luhmann
y Derrida. En lugar de preguntar por la identidad, ellos preguntan por la
diferencia, y lo contrario de la diferencia no es la unidad, sino la
indiferencia.
I: Ch. Lindblom y D. Cohen, Usable knowledge, p. ,o. Por ello se lo puede
utilizar muy bien polticamente para asignar atencin.
I, H. Simon, The sciences of the artificial, p. :oo [trad. esp.: Las ciencias de lo
artificial, Barcelona, Asesora Tcnica de Ediciones, I,,,].
nicaciones reaccionan a comunicaciones, no a conexiones. Esto no sig-
nifica en absoluto que la materialidad de la comunicacin carezca de
importancia; simplemente se encuentra en otro nivel de anlisis.
En consecuencia, la teora de los medios debe mantener a distan-
cia a la tecnologa de los medios. La teora de sistemas hace justicia a
este requisito. Los medios de comunicacin generalizados en forma
simblica (o bien, para formularlo en los trminos crticosde Haber-
mas: los medios de control), como el dinero, pero tambin el poder
y el amor, aseguran ya en el presente que los problemas imprevistos,
futuros, pueden solucionarse. Son equivalentes de la certeza, y nos
ahorran informacin o previsin. Le quitan un peso a la conciencia,
aumentando su capacidad de admitir lo azaroso y sorpresivo. Natu-
ralmente, en la era de los multimedios y los medios masivos, esta capa-
cidad es cada vez ms importante. El verdadero problema, que con el
concepto sensacionalista de marea de informacin se termina
tapando ms que enunciando, es que la diferencia entre lo que enten-
demos por informacin y lo que dominamos operativamente se hace
cada vez mayor.
Naturalmente, tambin se podra proyectar un diseo terico com-
pletamente diferente. El funcionalismo requiere la conciencia de que
las cosas pueden ser de otro modo. Por ello, la equivalencia funcio-
nal es el concepto clave de la teora de sistemas. Desde el punto de
vista antropolgico, puede leerse como compensacin. Pero tam-
bin puede entenderse como un legado del Romanticismo: el inge-
niocomo el sentido romntico de los equivalentes funcionales. Y, por
ltimo, la equivalencia funcional es una concepcin matemtica: la
ubicacin
I
es el lugar caracterizado no por la presencia de cosas,
sino por su carcter sustituible. Esto permite, ante todo, la posibili-
dad de organizar libremente la sociedad moderna, que entonces logra
estabilidad gracias a esa posibilidad de sustitucin. La esencia de una
cosa consiste en las condiciones de posibilidad de sustituirla. Enton-
P R L O G O | I,
I Vase tambin el concepto de reocupacin de Hans Blumenberg, en
Wirklichkeiten in denen wir leben, p. I:I [trad. esp.: Las realidades en las que
vivimos, Barcelona, Paids Ibrica, I,,,].
ces, la filosofa constata, alarmada: Hoy, ser es ser sustituible.
I,
La
sociologa se despierta de ese letargo y sustituye (sustituye!) el ser por
el poder ser otro.
Esto significa que todo vale? S, si no malinterpretamos la con-
signa de Feyerabend como una invitacin a la discrecionalidad. Lo
que esa consigna quera decir era, desde el punto de vista del mundo:
contingencia; y desde el punto de vista del mtodo: variacin de la
teora. De acuerdo con esto, un modelo terico funciona de manera
similar a una metfora literaria: no se lo puede leer en hechos, hechos,
hechos. Antes bien, rige lo contrario: todos los hechos estn conta-
minados por la teora. Los datos son las manchas sin sentido de un
test de Rorschach en las que luego se ven patrones: las ideas. Por ello,
los empiristas estrictos, para quienes slo tiene sentido lo que est al
alcance de los sentidos, no pueden percibir la idea de idea. Las ideas
clave no tienen nada que ver con la informacin; son contraintuiti-
vas, como los sistemas complejos que deben descifrar. Pensar a con-
trapelo de la propia conciencia de evidencia es el sacrificium habi-
tudinis
Io
que la sociedad moderna exige a aquellos que quieran
comprenderla.
El funcionalismo, la teora de sistemas y la teora de los medios no
ignoran las cuestiones de la tradicional teora del conocimiento, sino
que las sustituyen en la ubicacin precisa. El sujeto trascendental apa-
rece entonces como el observador externalizado. Lo que antes se dis-
cuta como trascendental ahora ha pasado a ser asunto de la neoci-
berntica: una observacin de segundo orden. Y la cuestin de las
condiciones de posibilidad del conocimiento se sustituye por la cues-
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I, M. Heidegger, Vier Seminare [Cuatro seminarios], p. Io,.
Io G. Gnther, Beitrge zur Grundlegung einer operationsfhigen Dialektik
[Aportes para fundar una dialctica con capacidad operativa], t. i, p. xi. En
Gnther esto significa concretamente: sacrifica tu conciencia de evidencia en
favor de un proceso de clculo. Hay circunstancias que no se pueden pensar,
pero s calcular. Lo que se puede calcular, no necesita poder pensarse. Quien
quiere decidir en sistemas complejos, no tendra que confiarse en juicios
intuitivos, sino emplear algoritmos, opina tambin Jay W. Forrester, Urban
dynamics, p. Io.
tin de la diferenciacin con la que se formula el problema. Se uti-
liza una diferenciacin hasta que se torna aburrida. Entonces se
pasa a otra.
La simple observacin de Maturana de que todo lo dicho es dicho
por un observador, se revela aqu como extraordinariamente trascen-
dental: nada existe antes de ser delimitado por una diferenciacin.
I,
La primera diferenciacin delimita lo ilimitable. El punto ciego es
(mejor dicho, sustituye en la ubicacin precisa a) el a priori de la
observacin. La idea del punto ciego significa que la observacin
est en lo diferenciado, y por eso olvida la diferenciacin que utiliza.
Esto no se puede evitar. Pero en todo caso se puede ver tambin que
sin el punto ciego no es posible la observacin.
El hecho de que la observacin no sea posible sin el punto ciego
implica que tiene que ser necesariamente posible sin fundamento
(o incluso fundamento ltimo). Lo nico asequible es una circu-
lacin de las latencias, ya sea de manera solitaria en una oscilacin
de la observacin,
I8
o de manera cooperativa a travs de una mayo-
ra de observadores interconectados.
I,
En este punto, el constructi-
vismo de Luhmann vuelve a encontrarse con el desconstructivismo
de Derrida. Todo lo dicho es desconstruible (Derrida) porque un
observador lo dijo (Maturana), es decir, la diferenciacin subyacente
(!) se puede desplazar. Toda diferenciacin provoca un suplemento.
Y, a la inversa, detrs de toda des-diferenciacin vuelve a haber una
counterdifferentiation (Stephen Holmes) que rediferencia algo ya
P R L O G O | I,
I, Vase H. Maturana, Erkennen: Die Organisation und Verkrperung von
Wirklichkeit [Conocer: la organizacin y la encarnacin de la realidad], p. ,,
y del mismo autor: Was ist Erkennen? [Qu es conocer?], p. o. Vase
asimismo, C. Schmitt, Glossarium, p. Io,.
I8 Vase este colgar y descolgar perspectivas en Nietzsche, Gesammelte Werke,
t. ii, p. :o. Magoroh Maruyama lo llama la autoheterogeneizacin: la
incorporacin en ti mismo de distintas maneras de vivir, trabajar y pensar.
Mindscapes in management, p. ,8. Para los conocedores del Romanticismo
temprano alemn, no es de extraar que este concepto ya se encuentre en
Novalis, Fragmente, t. ii, p. ,,: Selbstheterogenisierung.
I, N. Luhmann, Sthenograhie und Euryalistik, p. o:.
diferenciado, por ejemplo, sustituyndolo por el antnimo (antonym
sustitution). stos son los juegos de la moderna raison multiple:
:o
saving distinctions, observing systems (Heinz von Foerster). Esto fun-
ciona sin meta y sin fin, mientras funcione.
*
La mayora de los captulos de este libro surgieron como respuestas
a cuestiones que plantearon otros: Rosmarie Beier (El happy end de
la historia); Rdiger Bubner y Silvio Vietta (La paradoja de la utopa);
Dirk Baecker y Raimar Zons (After media); Stephan Krass (La teora
navega a ciegas); Siegfried J. Schmidt (Estar librado a la contingen-
cia); Eberhard Schtz, Holger van den Boom, Hermann Sturm, Peter
Wippermann y Matthias Goetz (El diseo como produccin de sen-
tidos); Thomas Zaunschirm (Beautopa); Bazon Brock y Dietmar
Kamper (El retorno del cuerpo?); Jrgen Scriba (El riesgo del cono-
cimiento); Hilmar Hoffmann (Respetar las diferencias); Gerd Theile
(La era de la comunicacin mundial); Dirk Matejovski (El futuro del
conocimiento-el conocimiento del futuro); Felix Grigat (Problemas
de comunicacin con Dios). A todos ellos les agradezco de corazn.
Para medir lo que este libro le debe a la teora de la sociedad de Niklas
Luhmann, basta tan slo con echar una ojeada a la bibliografa. Dado
que este libro tiene las caractersticas de un ensayo, no pudieron evi-
tarse del todo las redundancias; ellas marcan los leitmotivs. Primero
escribes y luego tratas de averiguar sobre qu ests escribiendo.
:I
:o | C O M U N I C A C I N M U N D I A L
:o G. Bachelard, La formation de lesprit scientifique, p. I [trad. esp.: La
formacin del espritu cientfico, Barcelona, Planeta-De Agostini, I,8,].
:I C. Geertz, The interpretation of cultures, p. v [trad. esp.: La interpretacin
de las culturas, Barcelona, Gedisa, I,88].
Garbage comes first, then we build a
system to deal with it.
Don DeLillo
I
i. 1vov. x.vvc. . civc.s
Para darle contorno a un tema tan difcil de delimitar como la comu-
nicacin mundial, se necesita un marco terico estable. Y si uno no
se considera capaz de escribir una fenomenologa de los espritus
mediticos, lo nico que le queda es elegir entre algunos diseos te-
ricos que se han impuesto en los ltimos aos. En Alemania, estos
diseos siguen siendo la teora de la accin comunicativa y la teo-
ra sistmica de la sociedad. Como sus prominentes autores han dado
durante aos a sus lectores la impresin de una controversia, hoy
es lcito preguntarse cul fue su resultado. A continuacin, descri-
bir cmo Niklas Luhmann describe la lectura que hace Habermas
de Luhmann y como Jrgen Habermas describe la lectura que hace
Luhmann de Habermas. Se trata, pues, de la descripcin de una des-
cripcin de una descripcin de una descripcin. Las posiciones ganan
en precisin, pero pierden en referencia objetiva. Los autores se sobre-
I
Qu vendr despus
de los nuevos medios?
I D. DeLillo, Underworld, p. :88 [trad. esp.: Submundo, Barcelona, Crculo de
Lectores, :oo,].
dimensionan, pero en cambio los problemas se marginan. Esto segu-
ramente habra fastidiado a Luhmann, orientado hacia los proble-
mas. En cambio a Habermas, orientado hacia los autores, podra com-
placerlo. Para compensar este tratamiento desigual, yo presento la
teora de Habermas como ingenua y la de Luhmann como senti-
mental. En buen romance: al final y con su muerte hay de hecho
un final gana Luhmann.
Nosotros no vamos a poder constatar que uno haya irritado perma-
nentemente al otro. Tal vez Luhmann tuviese la impresin de no poder
aprender nada de Habermas en forma sistemtica; pero eso es trivial.
Por el contrario, Habermas tom muchsimo de la teora de sistemas
de Luhmann, pero lo hizo del mismo modo en que un neurtico inte-
ligente utiliza la teora del psicoanlisis para perfeccionar su resisten-
cia contra ella. Que no pas de un debate aparente se pone de mani-
fiesto en que los de afuera no vislumbraron un tercer camino entre la
teora crtica y la teora de sistemas, sino que slo se mudaron de una
cultura de Suhrkamp* a otra, o sea, de Frankfurt a Bielefeld.
Si se hojean las ltimas pginas de los libros de Habermas y de
Luhmann, puede llegarse a una interesante comprobacin: Haber-
mas ofrece un ndice de personas, en tanto Luhmann un ndice de mate-
rias. Esto no es en absoluto casual. Qu ve un socilogo que observa
a la sociedad moderna? Personas o circunstancias? Trabaja en una
ciencia del hombre o en una teora de las diferencias? Niklas Luhmann
se orienta hacia los problemas, de all que en sus libros slo encontre-
mos un ndice de materias. Jrgen Habermas se orienta hacia los auto-
res y los clsicos, de all que en sus libros slo encontremos un ndice
de personas.
Luhmann le dificulta deliberadamente las cosas al que, por caso,
tenga la curiosidad de saber si cita con ms frecuencia a Jean Paul que
a Max Weber. Y esto lleva tambin a que se torne ms difcil la empresa
de saber con qu frecuencia y dnde dice algo sobre Habermas. sta
:: | C O M U N I C A C I N M U N D I A L
* La editorial Suhrkamp ejerci tanta influencia en la cultura alemana, desde
su creacin en la segunda mitad del siglo xx, que era habitual la referencia a
la Suhrkamp-Kultur. [N. de la R.]
es una estrategia de automistificacin que, sin embargo, puede justi-
ficarse en forma muy inteligente. El hecho de no dar ninguna orien-
tacin en cuanto a los nombres tiene el fin de expresar que la socie-
dad moderna se describe a s misma como una sociedad mundial sin
nombres. Lo que est en los textos, no puede reducirse a autores. Basta
de culto a los clsicos!
:
Con Habermas sucede todo lo contrario. Es un historiador del esp-
ritu y un hermenutico, es decir, que el entorno de sus construccio-
nes sociolgicas est compuesto de literatura. Por ejemplo, cuando
describe como Derrida desconstruye la lectura que Heidegger hace de
Nietzsche, estamos ante una descripcin de una descripcin de una
descripcin de una descripcin. Esta enorme distancia literaria res-
pecto de operaciones sociolgicas reales la termina compensando con
las ingenuidades de un idilio del mundo de la vida que sugieren inme-
diatez. Enseguida volver sobre este punto.
El hecho de que tanto la teora de la accin comunicativa como la
teora sistmica de la sociedad tuvieran y sigan teniendo un xito de
publicacin tan grande se relaciona, naturalmente, con la ruina del
marxismo. Desde que ese ltimo Gran relato acerca de lo que man-
tiene unido al mundo en lo ms ntimo ha pasado a percibirse como
un cuentito mentiroso, hay un vaco en la teora sociolgica. Para
llenarlo, tenemos hoy bsicamente slo tres opciones tericas:
Un gran relato sobre el final de los grandes relatos. Clave: posmo-
dernidad.
El mejoramiento de Europa central gracias a la fuerza sanadora de
los discursos de conciliacin. Clave: el proyecto filosfico de la
modernidad.
La descripcin de las estrategias de supervivencia de la sociedad
moderna en su funcionamiento ciego. Clave: teora de sistemas.
Q U V E N D R D E S P U S D E L O S N U E V O S M E D I O S ? | :,
: El hecho de que, con tales tesis y estrategias de representacin, el propio
Luhmann terminara por ascender a la categora de autor de culto y clsico de
la sociologa, es algo que fascina como paradoja, pero que deja sin contestar
el interrogante de cmo se podra aplicar a uno mismo de manera exitosa la
mxima Basta de culto a los clsicos!.
Por supuesto, no hace falta llenar el tanque vaco de la teora social
con ms teoras; tambin puede llenrselo con imgenes aterrado-
ras, cuerpos manifestantes o mascaradas historicistas. Por ello, cual-
quier descripcin sociolgica de la sociedad compite en la actuali-
dad con la cultura posmoderna (que ironiza), con los medios masivos
(que moralizan) y con los movimientos sociales (que protestan).
En este contexto pueden definirse con precisin las diferencias insal-
vables de nuestro debate aparente:
Jrgen Habermas ve una crisis de legitimacin de la sociedad; Niklas
Luhmann ve una crisis terica de la sociologa.
Habermas escribe una teora crtica de la sociedad; Luhmann plan-
tea cmo se llega a la crtica de la sociedad.
Luhmann quiere aprender de la sociedad; Habermas quiere darle
ctedra.
Dar ctedra a la sociedad: esto no es exagerado. Habermas quiere deli-
near su teora social de manera tal que represente una obligacin
moral; por lo tanto, lo que busca es un conocimiento de la sociedad
como una exigencia a ella. Podemos caracterizar tambin este rasgo
decisivo de su diseo terico del siguiente modo: Habermas pre-
sume siempre que hay un principio de reciprocidad entre la teora
de la racionalidad y la teora de la sociedad.
Por temeraria que suene esta concepcin al escucharla por primera
vez, en realidad est absolutamente en la lnea de la filosofa de la Ilus-
tracin. Dado que hoy ya no podemos continuarla ingenuamente, sino
que hemos atravesado la Contrailustracin, o sea el esclarecimiento de
la Ilustracin, debemos establecer desencantados que la Ilustracin fue
un servicio religioso a la razn y la crtica. No en vano Max Weber hablaba
ya del carisma de la razn. Y luego, Luhmann pudo llegar a la conclu-
sin: La minora de edad de la que el hombre mismo es culpable slo
fue puesta en escena para que la Ilustracin pudiera celebrar su triunfo.
,
: | C O M U N I C A C I N M U N D I A L
, N. Luhmann, Die Wissenschaft der Gesellschaft, p. ,8 [trad. esp.: La ciencia de
la sociedad, Mxico, Anthropos/Universidad Iberoamericana/Itesco, I,,o];
En otras palabras: la razn de la Ilustracin le dio al hombre el coraje
de emanciparse. Pero desde entonces la sociedad moderna se ha eman-
cipado de la razn.
La razn es siempre la razn nica; o, en las clebres palabras de
Hegel: lo verdadero es el todo. Irnicamente, as lo ve tambin Luhmann:
el problema es slo que el todo es una paradoja.
Para un socilogo,
esto significa: ya no podemos representar ms en s misma a la socie-
dad moderna. Pero, as, la razn no tiene lugar en la sociedad moderna,
se vuelve utpica en el sentido estricto de la palabra. Ya no podemos
abarcar el todo de la sociedad con la mirada, porque la sociedad en
su totalidad se diferenci en forma funcional. Y cada sistema parcial
se considera a s mismo el ms importante; en consecuencia, cada
sistema parcial describe de manera diferente la unidad de la sociedad.
Entonces, no tiene sentido alguno discutir sobre una identidad razo-
nable de la sociedad. Y entonces, tampoco tiene sentido ya pretender
criticar la modernidad.
Se pueden ver las cosas de otro modo? Se puede, si uno cree que
debe. Jrgen Habermas insiste en la posibilidad de una autorrepre-
sentacin de la sociedad.
,
La opinin pblica, siendo una suerte de
intersubjetividad de una instancia superior, hara posible que la socie-
dad se presentara en s misma como un todo. Y en la opinin pblica
habra algo as como una conciencia social generaly la construccin
de una identidad colectiva. ste es, por cierto, el tema ms antiguo
de Habermas, el verdadero ncleo de su famosa obra temprana sobre
la transformacin estructural de la vida pblica.
Para expresarlo una vez ms con total claridad: para poder atenerse
a la razn y a la identidad razonable de la sociedad, debemos partir
del supuesto de que la sociedad puede hacerse una imagen correcta
de s misma como un todo. Por ello, Habermas se rebela contra la con-
cepcin bsica de una sociedad diferenciada en forma funcional, en
Q U V E N D R D E S P U S D E L O S N U E V O S M E D I O S ? | :,
vase tambin del mismo autor Die Gesellschaft der Gesellschaft [La sociedad
de la sociedad], p. ::.
Vase N. Luhmann, Die Wissenschaft der Gesellschaft, p. ,,,.
, J. Habermas, Der philosophische Diskurs der Moderne, p. ,, [trad. esp.: El
discurso filosfico de la modernidad, Madrid, Taurus, I,,,].
la que ya no hay ms que sistemas parciales autnomos aislados entre
s, que son entornos para los dems, o sea que no se pueden comuni-
car entre s, ni qu decir instruirse. Mnadas del sistema
o
que giran
sin ventanas unos en torno de los otros. Habermas critica como una
marginacin narcisista el que, por ejemplo, el derecho se considere
slo un sistema parcial entre otros.
,
Narcisismo, encapsulamiento mondico, robinsonada: stas son
las metforas predilectas con las que Habermas marca su distancia
crtica respecto de la teora de sistemas. Lo que le resulta particular-
mente insoportable es la idea de que la sociedad y la conciencia estn
separadas entre s por una cesura sistema-entorno. Habermas afirma
que la conciencia que Luhmann presenta con el concepto del sistema
psquico est encapsulada en forma mondica, como Robinson Cru-
soe. Y, en forma anloga, agrega que ese modelo es, para su con-
cepto del sistema social, el flujo de expedientes entre funcionarios
ministeriales.
8
Pero cmo podra verse de otro modo la relacin entre sociedad y
conciencia? Despus del linguistic turn de la filosofa, para Habermas
esto es absolutamente obvio: el lenguaje es la casa de la razn, que la
sociedad y la conciencia habitan juntas. Es evidente que Luhmann no
tiene el debido respeto por el lenguaje, que precede a los sujetos, o sea
que siempre trasciende los lmites de lo psquico y lo social. Por ello,
con su diferenciacin de sistemas psquicos y sociales, Luhmann se
obstruye cualquier tipo de acceso a las formas de vida concebidas
lingsticamente.
La buena socializacin tiene lugar por medio del entendimiento
lingstico en el escenario del mundo de la vida (Lebenswelt). Aqu,
entendimiento se entiende en el sentido de la fusin hermenutica
de horizontes de Hans-Georg Gadamer. Pero el lenguaje mismo ofrece
ms aun. En su estructura estn ancladas las relaciones de reconoci-
miento. Una vez ms, en contexto: el mundo de la vida es el escena-
:o | C O M U N I C A C I N M U N D I A L
o Ibid., p. I,.
, Vase J. Habermas, Faktizitt und Geltung, p. ,: [trad. esp.: Facticidad y
validez, Madrid, Trotta, I,,8].
8 J. Habermas, Der philosophische Diskurs der Moderne, p. ,,.
rio del entendimiento lingstico. El entendimiento en el lenguaje es
el medio de una buena socializacin porque en el lenguaje mismo
estn ancladas las relaciones de reconocimiento. Y de todo esto se
deduce que la comunicacin en el mundo de la vida constituye un
centro virtual de autoentendimiento,
,
tambin para la sociedad
moderna. As, en el discurso orientado hacia el entendimiento, la socie-
dad puede formar una identidad razonable.
Uno siente la tentacin de decir: demasiado bello para ser cierto.
En primer lugar, esta nocin discursiva encierra el prejuicio de que
la comunicacin tecnificada o estratgica es una forma decadente,
comparada con el dilogo y la discusin. Y sobre todo, al privilegiar
la comunicacin ms razonable por estar orientada hacia el entendi-
miento, Habermas se ve obligado a restar valor a todas las dems
formas de comunicacin. En segundo lugar, precisamente una socio-
loga que entiende a la sociedad como el summum de todas las comu-
nicaciones debe advertir acerca del riesgo de sobrevalorar el len-
guaje. En el fondo, todos saben que el lenguaje corriente no es capaz
de resolver conflictos complejos (pinsese si no en una querella con-
yugal). El lenguaje es demasiado arbitrario como para estructurar lo
social. La referencia al lenguaje tampoco basta para comprender la
creacin de sentido. De all que Luhmann entienda el lenguaje sola-
mente (solamente!) como mecanismo de variacin: en el lenguaje
muta la sociedad.
El lenguaje como mecanismo de variacin indiferente a la verdad
o como vehculo de la verdad: eso es lo que est en debate. Habermas
introduce el debate con la palabra mgica consenso. Supone que el
consenso de los razonables es un consenso razonable. En otras pala-
bras: Habermas puede imaginar slo un poder irracional, pero evi-
dentemente no puede imaginarse un consenso irracional. Por cierto,
Luhmann seguramente est pensando en esto cuando formula su sar-
cstica definicin de consenso como una especie de sustituto mvil
del derecho natural.
Io
Q U V E N D R D E S P U S D E L O S N U E V O S M E D I O S ? | :,
, Ibid., p. I,.
Io N. Luhmann, kologische Kommunikation [Comunicacin ecolgica], p. I,.
El consenso slo se da en forma hipottica, o bien en un futuro que
nunca puede comenzar. Por ello, Habermas slo puede esbozar las
condiciones que haran posible este futuro del entendimiento. Pero
aun si ya hoy pudisemos generar estas condiciones, sucede que por
lo general no hay tiempo para el discurso de Habermas. Hay que tomar
decisiones, por ejemplo: si extraditar o no a Oalan.
La primera conclusin parcial puede expresarse claramente con
una paradoja: el consenso slo se puede alcanzar si se renuncia al
consenso. Slo obtenemos siempre algo en lugar de y debemos hacer
de cuenta que. Dado que el consenso es imposible, debemos confor-
marnos con la aceptacin. El que crea que esta argumentacin es
demasiado pragmtica, tal vez acepte la observacin de que el con-
senso en trminos puramente empricos no puede existir, pues esto
slo sera concebible como identidad de estados de conciencia (en
nuestro caso, en Alemania unos ochenta millones). En lugar de eso,
lo que hay es comprensin, y lo que se comprende con la compren-
sin son comunicaciones, no individuos. Por lo tanto, no slo es
imposible, sino tambin innecesario equiparar conciencias. Basta con
adherirse a determinadas comunicaciones, por ejemplo, al no a la
doble ciudadana.
Si la comunicacin apuntara hacia el consenso, slo se la podra
mantener con vida con su propio fracaso. Pues, como ya planteaba
Helmut Schelsky: qu vendra despus del consenso? Y podemos
aadir otra pregunta ms: por qu el consenso habra de ser mejor
que el disenso? Justamente aquellos socilogos que busquen las fuen-
tes de la integracin social deberan interesarse por el antagonismo
y el conflicto. Por lo general, uno se muestra comprensivo con los
motivos ajenos slo en los asuntos en los que no est particularmente
interesado.
Adems del consenso, Habermas tiene un segundo concepto sal-
vador, a saber, el mundo de la vida (Lebenswelt). El mundo de la
vida era el a priori concreto de Husserl que Habermas recicla para
la teora de la comunicacin, afirmando que la teora crtica social
no debera perder jams el contacto con el conocimiento intuitivo
del mundo de la vida. Se trata aqu, pues, de una especie de garanta
:8 | C O M U N I C A C I N M U N D I A L
inmediata de realidad de la crtica social. Tambin podramos decir:
el mundo de la vida es un ttulo para calificar la ingenuidad que se
permite Habermas. Lo que resulta particularmente atractivo en el caso
de la comunicacin propia del mundo de la vida es el hecho de que
este tipo de comunicacin no est subordinado a ningn sistema fun-
cional. Mal puede negarse que exista (la charla en un tranva, por caso).
Pero esa clase de comunicacin del mundo de la vida o bien es intras-
cendente, o bien marca una distancia plenamente consciente respecto
de los sistemas funcionales, ya sea moralizando o protestando.
Y, naturalmente, para Habermas esto es de sumo inters. Donde
se moraliza y protesta, el autor ve los grmenes de la crtica social, per-
tenecientes al mundo de la vida. Por eso caracteriza al mundo de la
vida como el escenario de las experiencias crticas.
II
Mientras que
el terico de sistemas slo puede observar que lo que funciona, fun-
ciona, y comparar lo que funciona de igual manera, el crtico social
escucha las seales del mundo de la vida: Tengo miedo! Estamos
furiosos y consternados! Tecnologa gentica: no, gracias! Para Haber-
mas, entonces, la sociologa ayuda a articular las experiencias crticas
en el mundo de la vida: para que se pueda decir lo que se sufre. En
esto desempean un papel clave las nociones de perfeccin como
la justicia, la razn, la democracia y la solidaridad. Funcionan como
vocablos intimidantes
I:
que obligan a la autodefensa a aquellos con-
tra los que se dirigen como argumento. Y quin querra arriesgarse
a formar parte de los inhumanos que terminan con la solidaridad de
los demcratas slo por querer dejar de pagar el impuesto solidario?*
Y quin se atrever a disentir con el canciller federal cuando ste cali-
fica como una injusticia escandalosa al hecho de que se otorguen
subsidios por hijo a los sectores de mejores ingresos?
Q U V E N D R D E S P U S D E L O S N U E V O S M E D I O S ? | :,
II J. Habermas, Der philosophische Diskurs der Moderne, p. II.
I: N. Luhmann, en J. Habermas y N. Luhmann, Theorie der Gesellschaft oder
Sozialtechnologie [Teora de la sociedad o tecnologa social], p. ,,,.
* Se trata de un impuesto creado despus de la reunificacin de Alemania a fin
de lograr equiparar el nivel econmico de los estados federados de la ex vu.
con el del resto del pas. [N. de la R.]
Este concepto de mundo de la vida, absolutamente polmico, como
hemos podido ver aqu, termina siendo introducido por Habermas
de manera interesante como el concepto opuesto al de sistema. Sis-
tema es el mundo de lo medial, lo legado, lo instrumental, lo estra-
tgico. Mundo de la vidaes el idilio de lo inmediato, intersubjetivo,
ntegro. La frialdad de la manipulacin contra la cordialidad del enten-
dimiento: la anttesis no puede ser ms clara. Slo que no tiene nada
que ver con la teora de sistemas. sta no distingue entre sistema y
mundo de la vida, sino entre sistema y entorno. Para la teora de sis-
temas de la sociedad moderna, el mundo de la vida se desintegra en
sistemas parciales diferenciados de manera funcional, como el dere-
cho, la ciencia, la economa, el arte, la intimidad. Quien sigue hablando
del mundo de la vida como contramundo, argumenta en forma pre-
moderna.
Como ya se dijo: el concepto sociolgico de mundo de la vida des-
pliega una especie de conjuro de rechazo contra lo sistmico y tc-
nico de la sociedad moderna. De este modo, se pierde completa-
mente de vista que la vituperada tecnificacin del mundo de la vida
es el mecanismo fundamental de descarga que hace posible, en defi-
nitiva, la existencia moderna. Claro que el concepto de descarga es un
concepto problemtico. Ya se ha sealado en reiteradas ocasiones y
con razn que el concepto clave de la teora de sistemas de Luhmann
a saber, la reduccin de la complejidad se corresponde en forma
casi exacta con lo que Arnold Gehlen llam descarga. Y precisamente
los medios manipuladores como el poder y el dinero son los que des-
cargan la conciencia y de este modo incrementan su capacidad de
entregarse a lo casual y sorpresivo. Por supuesto, en la era de la comu-
nicacin mundial esta capacidad es cada vez ms importante. El ver-
dadero problema es que la diferencia entre lo que se interpreta como
informacin y aquello que se domina operativamente se hace cada
vez mayor.
Esto se manifiesta entre otras cosas en el creciente desequilibrio entre
la ciencia y el mundo de la vida. Entre el conocimiento intuitivo del
common sense y el conocimiento cientfico se han roto todos los puen-
tes. Y esto es precisamente lo que Habermas no quiere aceptar: que la
,o | C O M U N I C A C I N M U N D I A L
brecha entre el anlisis sociolgico y la orientacin hacia el mundo
de la vida aumenta cada vez ms. En otras palabras: la sociedad es
inmune a su conocimiento. El entendimiento cotidiano sobrepasa lo
taken for granted. En cambio, la ciencia es demasiado compleja y
complicada como para emplearla en la orientacin cotidiana, y, en
ese sentido, es irrelevante. Tambin podra decirse que la ciencia sabe
ms que la vida cotidiana, pero no desempea ningn papel en ella.
Aunque se haya ledo a Luhmann, tan pronto uno se levanta del escri-
torio, lo que vale es: Vemos individuos, no acoplamientos estructu-
rales de sistemas autopoiticos.
I,
Est comprobado: cuando los individuos en la sociedad miran a su
alrededor, ven a otros individuos. La ciencia, por el contrario, observa
sistemas. Por lo tanto, nada ms fcil para engatusar a los individuos,
ni nada ms persistente para confundir a la ciencia que la exigencia
humanstica de situar al hombre en el centro. El antihumanismo met-
dico de Luhmann es una reaccin contra esto. Borra las diferencia-
ciones conocidas desde siempre y las reemplaza por una nueva. El con-
glomerado de procesos empricos e idealizaciones semnticas
I
que
nosotros llamamos individuo y acostumbramos a tratar como una uni-
dad, es partido por la diferenciacin sistema/entorno. Al efectuar una
diferenciacin as, se eliminan a la vez diferenciaciones conocidas como
la que se hace entre praxis y tcnica o entre tica y poiesis. As, pues, a
diferencia de Habermas, Luhmann no distingue entre accin comu-
nicativa y estratgica. La formacin de sistemas sociales tiene cada
vez menos que ver con la interaccin y, por ello, la interaccin tam-
poco abre ya ningn acceso privilegiado hacia la sociedad.
Estas reflexiones tambin pueden resumirse en una frase parad-
jica: la humanidad de la teora de sistemas se confirma en su antihu-
manismo metdico, pues slo una teora radicalmente antihumanista
puede tomar en serio a los individuos concretos. En otras palabras,
Q U V E N D R D E S P U S D E L O S N U E V O S M E D I O S ? | ,I
I, N. Luhmann, Die Wissenschaft der Gesellschaft, p. o,.
I N. Luhmann, Soziologische Aufklrung [Ilustracin sociolgica], t. v, p. ,;
vase tambin J. Habermas y N. Luhmann, Theorie der Gesellschaft oder
Sozialtechnologie, p. ,.
la expulsin del hombre de la sociologa crea lugar para los muchos
individuos concretos. La oferta terica de una sociologa humanstica
es diametralmente opuesta: se consuela a los hombres de haber sido
operativamente excluidos de la sociedad apelando a ttulos de honor
tales como sujeto o individuo y a programas como entendimiento y
autorrealizacin.
Sin embargo, esta oferta humanstica es un gran hacer de cuenta
que y hay que reconocer que Habermas siempre lo destac con cla-
ridad. Sonido original: La humanidad del trato entre individuos
que todava son individuos se basa en una ficcin inevitable.
I,
Ms
claro, imposible. Ahora bien, en qu consiste esta ficcin que cons-
tituye el corazn de la teora social de Habermas? Expresado en una
frase: la interaccin y la intersubjetividad slo funcionan si atribui-
mos al otro la capacidad de fundamentar lo que hace. Y significa a su
vez que no podemos imputar al otro motivos inconscientes.
A Habermas le fascina la motivacin y, por ello, resta valor a toda
comunicacin que carezca de fundamento. En el concepto del motivo
deben coincidir la cognicin y la motivacin; en buen romance: no
se puede entender un motivo sin tomar partido a favor o en contra
de l. Por consiguiente, el hecho de comprender una motivacin
implica necesariamente, segn Habermas, la obligacin de adoptarla.
Tradicionalmente se recurra a los principios para fundamentar los
motivos. Como hoy esto ya no es posible, pero tiene que poder ser
posible de algn modo para salvar al discurso fundamentador, Haber-
mas basa todo en los principios de procedimiento. Por cierto, que esos
principios hagan acordar a seminarios superiores y coloquios herme-
nuticos, seguramente no es ninguna casualidad.
Desde la sobria perspectiva del perito en administracin Luhmann,
obviamente est claro que Habermas sobrestima ingenuamente e inter-
preta mal el cotidiano inters en las motivaciones,
Io
ya que, por lo
general, las decisiones justifican los motivos (aunque parezca lo con-
,: | C O M U N I C A C I N M U N D I A L
I, J. Habermas, en J. Habermas y N. Luhmann, Theorie der Gesellschaft oder
Sozialtechnologie, p. I:o.
Io N. Luhmann, en ibid., p. ,:o.
trario). Los argumentos sostienen a posteriori la ilusin de que las
decisiones no son arbitrarias. Es decir, se trata de un tpico caso de
racionalizacin ulterior, pues en principio (en principio!) rige que
los motivos no pueden ser fundamentados. En otras palabras: slo el
inters en la motivacin fundamenta los motivos. Entonces, la razn
slo aparece como el ttulo de honor de la decoracin ulterior de las
motivaciones.
I,
Justamente, en la sociedad moderna no existen criterios raciona-
les para diferenciar la bondad de los motivos. Ayer se salvaba al bos-
que imponiendo una velocidad mxima de Ioo km/h, hoy ya no se
quiere hacer peligrar con eso ningn puesto de trabajo ms y maana
todos estos problemas quedarn relegados a un segundo plano ante
la amenaza de la manipulacin gentica. A la opinin pblica le fas-
cina hoy este valor, maana aquel otro y luego se vuelve a recordar
lo verdaderamente importante, como la salud o la jubilacin. La cir-
cularidad de las preferencias de valor excluye la posibilidad de que
haya buenos motivos para una jerarqua de motivos y, con ello, para
terminar la discusin.
El funcionalismo sistmico hace justicia a esta circunstancia susti-
tuyendo la motivacin por la complejidad. Entindase bien: Luhmann
no es el conservador que (como, por caso, Blumenberg, Lbbe y Mar-
quard) insiste en la innecesariedad de motivacin, sino que es el con-
trailustrado esclarecido que acepta la inmotivacin. Si algo no se
puede fundamentar, siempre se puede intentar hacerlo transparente
en su funcin.
Cuando se ha seguido este debate aparente hasta este campo pro-
blemtico, se comprende tambin por qu la sociologa del derecho
se desplaza cada vez ms hacia el centro de inters de la teora. Aqu se
trata de la posibilidad de plasmar esa ficcin creadora de humani-
dad en normas y en valores vlidos. Aun cuando se cuestione con bue-
nos motivos que en la sociedad moderna siga habiendo valores vli-
dos dados, o sea motivados, no se puede cuestionar que el problema
Q U V E N D R D E S P U S D E L O S N U E V O S M E D I O S ? | ,,
I, N. Luhmann, Das Recht der Gesellschaft, pp. ,,, y ss. [trad. esp.: El derecho de
la sociedad, Mxico, Universidad Iberoamericana, :oo:].
de la validez existe. Como se sabe, una solucin es la de Hobbes: auc-
toritas, non veritas. En buen romance: la ley no se funda en la verdad,
sino en la autoridad. Y la otra solucin es la de la Ilustracin, a saber,
la razn. En este mundo vive Jrgen Habermas.
En cambio, Niklas Luhmann defiende un concepto no normativo
de validez. Esto suena ms complicado de lo que es. Lo que quiere
decir es, simplemente, que lo que es vlido no es vlido porque debe
tener validez, sino porque de alguna manera se lo califica como vale-
dero. En otras palabras: la validez es el smbolo de la aceptacin. No
es una norma, sino una forma. En lugar de un consenso imposible res-
pecto de las normas, debe bastar con que algunos consideren la vali-
dez como vinculante para todos, y luego decidan que lo sea.
I8
De este
modo, Luhmann reduce la validez a su funcin: eliminar la contingen-
cia. Esto conduce al resultado desconcertante de que las normas fun-
cionan porque los motivos por los cuales se obedecen, no desempe-
an papel alguno.
Si el sistema jurdico estuviera dispuesto a aprender de Luhmann
y tomara su sociologa del derecho como una descripcin de s mismo,
entonces, opina Habermas, ello tendra como consecuencia la cnica
disolucin de la conciencia de la norma entre los expertos juristas.
I,
sta es una variante particularmente corts del reproche de cinismo
que tuvo que soportar Luhmann a partir de sus primersimos escri-
tos. Se considera cinismo tratar a la razn como forma cuyos lmites
se podran transgredir. Qu podra aprenderse de esto en vista de
nuestro debate aparente? Quiero decir, el reproche de cinismo es una
reaccin frente a la circunstancia de que Luhmann reduce la tica a
la funcin de prevenir sobre la moral. Por lo tanto, quien moraliza
debe reaccionar frente a Luhmann en forma alrgica.
Hemos llegado aqu al punto en el que Habermas eleva su objecin
central contra la teora sistmica de la sociedad. Lo que le reprocha a
Luhmann en esencia es la eliminacin de la razn prctica.
:o
Y, de
, | C O M U N I C A C I N M U N D I A L
I8 N. Luhmann, Das Recht der Gesellschaft, pp. Io y :oI.
I, J. Habermas, Faktizitt und Geltung, p. ,,o.
:o Ibid., p. Io.
hecho, Luhmann reformula en principio las cuestiones morales como
problemas de aceptacin. Por supuesto, esto es inaceptable para el soci-
logo de la razn prctica. Por eso quiere nombrar el precio que tiene
que pagar la teora de sistemas por su utilidad universal: Luhmann,
segn una asombrosa metfora de Habermas,barri del cielo los valo-
res culturales hasta dejarlo vaco.
:I
El lugar de los valores culturales lo
ocupan los valores propios del sistema. Lo que Max Weber anunci
como la jaula de hierro de la servidumbre, Orwell condens en utopa
negativa y Adorno llev al concepto del mundo administrado, parece
haber sido aceptado por Luhmann como observacin de partida.
Llegados a este punto sigue siendo una disputa entre socilogos
nuestro debate aparente? En todo caso, Habermas calific a Luhmann
de filsofo con piel de oveja sociolgica.
::
Para l, Luhmann es un
crtico de la razn sucesor de Nietzsche,
:,
alguien que reemplaz el
sujeto autorreferencial del idealismo por el sistema autorreferencial.
O, expresado en forma ms radical: Luhmann reemplaza la metafsica
por la metabiologa, es decir, por una teora de la autoafirmacin del
sistema frente a su entorno, demasiado complejo. La autoafirmacin
del sistema frente al entorno reduce la complejidad de este ltimo y
acrecienta la propia. La conclusin de Habermas es la siguiente: en
Luhmann, la racionalidad sistmica orientada hacia la conservacin
del sistema reemplaza a la razn.
Se trata de una observacin muy aguda, pero, a mi entender, es en
ltima instancia absurdo pretender desenmascarar la racionalidad sis-
tmica como sustituto de la razn o razn sustituta. Porque, para los
sistemas, racionalidad slo puede significar respetar las diferencias.
:
Q U V E N D R D E S P U S D E L O S N U E V O S M E D I O S ? | ,,
:I J. Habermas, Theorie des kommunikativen Handelns, t. ii, pp. :o y ss. [trad.
esp.: Teora de la accin comunicativa, Madrid, Taurus, I,8,]; vase tambin
p. o:.
:: J. Habermas, Die Einbeziehung des Anderen, p. ,8, [trad. esp.: La inclusin del
otro, Barcelona, Paids Ibrica, I,,,].
:, J. Habermas, Der philosophische Diskurs der Moderne, p. o,; vase tambin
p. ,I.
: En Heinz von Foerster, a la mxima observing systems, le corresponde saving
distinctions.
Ningn sistema puede hacerse transparente a s mismo. Aqu ni el a
priori social ni la genealoga ayudan a avanzar. Cuando uno tiene
que lidiar con la recursividad, es decir con causalidades circulares,
las condiciones de partida no desempean papel alguno. El sistema
se presupone a s mismo, o bien se acepta a s mismo. En todo caso,
la famosa gallina no tendra que salir a buscar el huevo que le dio
origen, sino mejor poner uno y largarse a cacarear.
:,
En consecuencia, la racionalidad sistmica consiste en respetar las
diferencias. Ahora bien, cuanto ms diferenciados y complejos se tor-
nan los sistemas sociales, tanto ms improbable se hace que las racio-
nalidades asequibles en cada sistema se sumen hasta alcanzar algo
as como la racionalidad universal, es decir, la razn. Y esto sugiere la
idea de que la sociedad moderna no sobrevive por la razn, sino por
la evolucin.
No cabe duda: este concepto de la racionalidad sistmica es frgil,
fro y abstracto, el constructo de un observador nominalista que rechaza
toda valoracin moral y por lo tanto les parece a los no socilogos
levemente insensibley cnico. En cambio, a Jrgen Habermas, que
se considera un hermenutico de los mundos estructurados simb-
licamente, a los cuales pertenece desde siempre, le resulta fcil irra-
diar el aura de humanidad del mundo de la vida. As, su teora, aun-
que utpica, contrafctica y ficticia en sus arreglos decisivos, al lego
interesado le parece mucho ms cercana a la realidad y apta para la
poltica que la de su competidor. Habermas y Schrder: una buena
pareja. Pero a quin hubiera podido aconsejar Luhmann?
Si la rida teora sistmica de la sociedad tiene una pasin, sta es
la de la abstraccin extrema. Aunque cada tanto se hacen panoramas
sobre la realidad, la teora no puede guiarse por ellos. Esto se expres
alguna vez con una metfora clave: Hay que volar por encima de las
nubes y hay que contar con un manto de nubes bastante cerrado.
Hay que confiar en nuestros propios instrumentos.
:o
ste es el sen-
,o | C O M U N I C A C I N M U N D I A L
:, N. Luhmann, Soziologische Aufklrung, t. vi, p. I8I.
:o N. Luhmann, Soziale Systeme, p. I, [trad. esp.: Sistemas sociales: lineamientos
para una teora general, Mxico, Universidad Iberoamericana/Alianza
timiento de Luhmann: la sociologa como vuelo a ciegas. Y su tema,
la sociedad, tambin navega a ciegas, es decir, opera en sus comuni-
caciones sin contacto con el entorno.
Sin embargo, la abstraccin extrema no generara fascinacin, sino
temor. Lo que permiti que Luhmann avanzara a la categora de autor
de culto es su tcnica terica de la alienacin de lo familiar. Su mxima
es: busca teoras que presenten lo normal como improbable y hagan
aparecer lo obvio como incomprensible. Sobre todo, la tcnica de la
paradojizacin hace posible formular los problemas de manera dife-
rente a la que los socilogos nos tienen acostumbrados. Y uno se tro-
pieza con paradojas tan pronto se pregunta por la unidad de la dife-
renciacin que est utilizando para su observacin. Ahora bien, aqu
hay una cosa decisiva: las diferenciaciones que le dan a uno algo que
ver no pueden leerse de la realidad. Hay que herir al mundo para
hacerlo hablar. Toda diferencia es una diferencia autoimpuesta.
:,
As, pues, uno se atiene a modo de prueba a conceptos y diferencia-
ciones para observar luego las consecuencias.
Sin embargo, no hay comprensin sin ceguera. La llamada ciber-
ntica de segundo orden nos ensea a ver que no se puede ver lo que
no se puede ver. Pero sa es la definicin del punto ciego: que no se
puede ver, que no se puede ver lo que no se puede ver. Esto surgi de
aquello que los filsofos dieron en llamar trascendental: el punto
ciego de una observacin es la condicin de su posibilidad. Contra
esto se estrella la razn.
Los puntos ciegos no se pueden evitar, pero se puede intentar hacer-
los evidentes dando a conocer claramente las diferenciaciones concep-
tuales y las decisiones tericas del propio anlisis, en cierta medida
exponindolas. Y entonces, la pregunta es: qu diseo terico hace
soportable la comprensin de la propia ceguera? Cmo debe estar for-
mada una teora que no se bloquee por conocer su punto ciego? Aqu
Luhmann supera su metfora del vuelo a ciegas con una nueva met-
Q U V E N D R D E S P U S D E L O S N U E V O S M E D I O S ? | ,,
Editorial, I,,I]; vase tambin del mismo autor, Die Wissenschaft der
Gesellschaft, p. :,:.
:, N. Luhmann, Soziale Systeme, p. :8,.
fora absoluta de las ciencias sociales: Los cientficos no son sino ratas
que observan a otras ratas en el laberinto, desde una esquina bien esco-
gida.
:8
Pero ninguna teora puede predecir cmo corren las ratas. Slo
existe la oportunidad de mejorar las posibilidades de observacin.
Niklas Luhmann, el filsofo con piel de oveja sociolgica? Se trata
de una sugestiva imagen con la que Habermas puso a su adversario a
su altura. Sin embargo, la imagen no es suficientemente compleja.
Cuando Hegel, con cuya gran empresa lgica se ha comparado a
menudo la sociologa de Luhmann, busc la metfora absoluta para
la filosofa, dio con el bho de Minerva, que no inicia su vuelo sino
cuando llega el crepsculo. Y muchos lo han entendido como si tuvi-
ramos que esperar primero la filosofa universal para poder descri-
bir la sociedad mundial. Uno poda apoyarse en la resignacin o la
historia y lamentar la imposibilidad de una filosofa fundante abso-
luta en trminos de Hegel. Pero Luhmann entendi la metfora de
Hegel de manera diferente. La filosofa, si es que realmente sigue exis-
tiendo, no est al principio, sino al final de la construccin terica de
la ciencia. Por eso, la ltima frase de la teora general de los sistemas
sociales afirma: Ahora nosotros [] podemos alentar al bho para
que no siga sollozando en un rincn, sino que emprenda su vuelo noc-
turno. Disponemos de instrumentos para supervisar el vuelo y sabe-
mos que se trata de la exploracin de la sociedad moderna.
:,
.vrzv mzni.
Hoy en da, cualquier descripcin sociolgica de la sociedad com-
pite con la cultura posmoderna, que ironiza, con los medios de masa,
que moralizan, y con los movimientos sociales, que protestan. En el
caso de los medios masivos, al igual que en los movimientos sociales,
la autorreflexin est excluida. Los ciempis tropezaran con sus pati-
,8 | C O M U N I C A C I N M U N D I A L
:8 N. Luhmann, Die Wissenschaft der Gesellschaft, p. oo,.
:, N. Luhmann, Soziale Systeme, p. ooI.
tas. La autorreflexin de la posmodernidad ha identificado a la pos-
modernidad misma como la esencia de la modernidad y de este
modo se ha suprimido. Queda la autorreflexin de la sociologa, que
nos ha regalado una teora meditica de la comunicacin mundial. Y
desde entonces el mundo se nos aparece como un mundo medi-
tico: el dinero, el poder, el derecho; la prensa, la televisin, Internet.
Por consiguiente, el mundo de los nuevos medios no puede que-
jarse de falta de atencin terica. En todas partes hay ctedras sobre
medios, instituciones para XY y medios, todos los peridicos tie-
nen su pgina dedicada a los medios. Innumerables libros informan
sobre el poder, la realidad, incluso la poesade los medios. La opi-
nin pblica tampoco ha permanecido resistente a la teora. Por el
contrario: cualquier poltico habla hoy de capacidad meditica. Pero
esta discusin sobre los medios padece un hechizo concretizante.
Por supuesto, la necesidad de no quedarse detenido en la mera teo-
ra es comprensible. El nico problema es que aquel que hoy en da
quiera ser ms concreto debe volverse ms abstracto. En lugar de mirar
la computadora como objeto, se podra analizar, por ejemplo, la equi-
valencia funcional del hombre y de la mquina.
Sin embargo, antes de hacer una propuesta de temas concreta, es
decir, abstracta, quiero pasar revista a las variantes ms importantes
de la teora de los medios, para tomar distancia del escenario de los
nuevos medios, presentando y desechando diversas perspectivas.
Naturalmente, la que ms se hace or es la retrica del optimismo, en
la que el mundo vuelve a ser abarcable. Hace unas cuantas dcadas, a
Marshall McLuhan le bastaba la electrificacin de la tierra, la difusin
mundial de los medios, para prometernos una global village. Y en la
actualidad, Internet permite que Al Gore anuncie en forma casi ofi-
cial una nueva Atenas. No cabe duda: esta retrica del optimismo
tiene su fundamentum in re en la tecnologa. En el caso de los hom-
bres no ha habido progreso en trminos de crecimiento, pero en el
campo de las comunicaciones, s. Tambin podemos expresarlo as: la
comunicacin a distancia sale cada vez mejor, en tanto que la comu-
nicacin cercana se torna cada vez ms difcil. La confusin de las len-
guas de Babel y el milagro de las lenguas de Pentecosts al mismo
Q U V E N D R D E S P U S D E L O S N U E V O S M E D I O S ? | ,,
tiempo. Dejemos estas visiones a los suplementos de cultura y a las
special interest magazines.
El polo opuesto pesimista lo marcan los archiveros del pasado
reciente que van tras las huellas de las materialidades de la comuni-
cacin, de preferencia en el terreno de la historia blica, confiando
en la brjula de una teora conspirativa que una y otra vez hace relu-
cir palabras mgicas como Microsoft y Pentgono. Esta rama tc-
nica de las ciencias mediticas no necesita afanarse en la bsqueda
de buenos motivos: desde el paradigma de las mquinas de Turing
hasta la nueva pasin de los ingenieros por el in silicio hay infini-
dad de motivos para una filosofa histrica materialista de los medios
hacia la cual parece inclinarse ahora el mainstreamintelectual.
Esta teora es materialista porque a la fraccin guerra y medios
le importa la materialidad de la comunicacin, su sustrato tcnico.
Aqu, el fetichismo por el hardware es una suerte de enfermedad
profesional. Se trata de una filosofa histrica porque la computadora,
que segn Turing est ocupando el poder, ocupa el lugar del espritu
universal; las teoras conspirativas que se enganchan en este punto
lo llaman entonces por su nombre. Los fanticos del hardware son sim-
plemente reduccionistas: aoran las elementalidades y las causalidades.
No pueden pensar a la emergencia y por eso tampoco al sistema y
por eso tampoco a la sociedad. Lo que habra que ensearles es la
nocin de decomposability en el sentido de Herbert Simon.
,o
Al igual
que la jerarqua, pero tambin la emergencia, la decomposability
dice: podemos ignorar o tratar en forma compacta los niveles sub-
yacentes.
Sin embargo, lo abstracto de esta nocin no tiene chances, ni siquiera
entre los intelectuales, frente a las sugestiones de concrecin de las
historias de guerra y las sugestiones de precisin de la terminologa
matemtica. Precisamente para los cientficos de las ciencias huma-
nas, palabras tales como comunicacin-gua de incendios, plan de dis-
tribucin, frecuencia, algoritmo, parecen irradiar un irresistible sex-
o | C O M U N I C A C I N M U N D I A L
,o H. Simon, The sciences of the artificial, pp. I,, y ss. [trad. esp.: Las ciencias de
lo artificial, Barcelona, Asesora Tcnica de Ediciones, I,,,].
appeal. Por un lado, sugieren concretud tcnica, incluso poltica, y por
otro lado, la precisin y la capacidad de ponerse a prueba de las hard
sciences. Se usa un vocabulario tcnico, de ciencias naturales, para
ser romnticos, sobre todo: romnticos de guerra. Esta actitud de feti-
chismo lxico tcnico militar causa un efecto penoso en autores de
segunda y tercera lnea.
Una variante ms moderada del materialismo de los medios afirma
que la lgica profundidad de la computadora forma comunicacin
social. Naturalmente, McLuhan ya haba dado en el nervio de la pos-
modernidad cuando dijo: The medium is the message. El problema
de esta frmula extravagante es que message se emplea en forma
metafrica. Podra ser slo el espritu universal el que nos mandara
este mensaje. Para los eruditos entre los cientficos mediticos, la indis-
cutible fascinacin que ejerce la idea de que las computadoras pue-
den formar comunicacin provenga tal vez de que los mediosse han
constituido en los sucesores del discurso de Michel Foucault. La
razn por la cual esto marcha sin contratiempos es que Foucault pas
por alto a los nuevos medios.
Se puede entender perfectamente la fascinacin de la idea de que
los seres humanos son sujetos de sus medios. Esta idea se esconde,
por ejemplo, detrs de la tesis de que los medios son a prioris hist-
ricos. Cuando se da el vuelto de este gran billete en cambio chico, se
puede diferenciar mucho mejor. Entonces, la teora se contenta con
la tesis de que los medios ofrecen marcos y esquemas, limitan lo que
es posible desde lo comunicativo,
,I
pero no forman. Si la computa-
dora es un medio, no puede formar comunicacin. Ms bien podra
decirse lo contrario, que la comunicacin imprime formas en el medio
computadora.
Q U V E N D R D E S P U S D E L O S N U E V O S M E D I O S ? | I
,I K. Kelly (New rules for the new economy, p. ,I [trad. esp.: Nuevas reglas para la
nueva economa, Buenos Aires, Granica, I,,,]) muestra bellamente cmo las
especificaciones tcnicas del software enmarcan a las comunidades que se
forman en l. El mundo de la computacin ofrece constraints para la
conducta, no a travs de reglas, sino de cdigos. Uno de los mayores encantos
del libro de Kelly lo constituye el hecho de que extrae una lectura positiva
precisamente de estas circunstancias: Peace through tools, not rules.
Una corriente absolutamente compatible con la filosofa histrica
materialista de los medios se ha presentado a s misma como est-
tica de los medios.
,:
Con la expresin esttica de los mediosse quiso
decir: teora de la percepcin en las condiciones de los nuevos medios
tcnicos. Estticaquiere decir una forma de comunicacin especial-
mente privilegiada, especialmente cuidada que hoy tal vez no pueda
analizarse tan bien en el arte, pero s en el diseo, la moda, la publi-
cidad y la cultura pop. De hecho, algo habla en favor de que precisa-
mente la esttica est imponindose como la nueva ciencia principal
en un mundo de superficies e interfaces.
La rama antropolgica de las ciencias mediticas parte del hom-
bre como dios de las prtesis. El ser al que le falta lo esencial depende
de la tcnica, y entonces es natural hablar de tools, extensions of man
y consolas. Por supuesto, a partir de Heidegger, la antropologa est
out: no se puede entender las tcnicas como respuestas a preguntas
que el hombreformula al mundo. Pero tampoco se las puede enten-
der desde s mismas. La frase de Heidegger segn la cual la esencia de
la tcnica tampoco es en manera alguna nada tcnico, parece ser evi-
dente y desconcierta.
De todos modos, de la palabra de Heidegger podemos extraer esta
conclusin: la teora de los medios debe mantener a distancia a la
tecnologa de los medios. La teora de sistemas hace justicia a esta
demanda. Tiene conceptos mediticos claros, recortados con preci-
sin, que, sin duda, abarcan mucho ms de lo que comnmente enten-
demos por medios. Si se los mezcla con conceptos mediticos tcni-
cos, slo se generan malentendidos. Tambin podra decirse: la teora
de sistemas ha elaborado un concepto de los medios muy exitoso
que rara vez se toca con el de las ciencias mediticas.
Sin embargo, no hay insight sin blindness. Los dos puntos ciegos
que todo lector de Luhmann puede ver de inmediato son lo incons-
ciente y la tcnica. El hecho de que borre los sustratos tcnicos de
la comunicacin tiene que ver con la concepcin de estados sistmi-
: | C O M U N I C A C I N M U N D I A L
,: Vase, por ejemplo, N. Bolz, Theorie der neuen Medien [Teora de los nuevos
medios], p. ,.
cos emergentes. Las comunicaciones reaccionan a comunicaciones,
no a conexiones. Esto no significa en absoluto que la materialidad de
la comunicacin carezca de importancia: simplemente reside en otro
nivel de anlisis. Luhmann resuelve lo inconsciente con la alusin:
otra referencia sistmica. Y parece considerar la diferenciacin cons-
ciente/inconsciente poco informativa o directamente un error. Y es
que la teora de sistemas no es ni una tcnica de ingeniera ni tampoco
psicoanlisis.
Todas estas teoras parecen plagiadas, y la curiosidad intelectual
inquiere: qu vendr despus de los nuevos medios? Una nueva pol-
tica? Dnde reside su problema? El problema puede modelarse esta-
bleciendo relaciones diferenciables de unidad y pluralidad. Se puede
o bien aferrarse a la idea de unidades polticas, cuyos respectivos lmi-
tes son las claras lneas de demarcacin de un pluralismo de estados
(sta era, como se sabe, la idea consciente de una Europa antigua de
Carl Schmitt), o bien entender lo poltico como un sistema parcial
de diferenciacin social, cuyo nico y solo horizonte es la sociedad
mundial. As lo ve Niklas Luhmann. En este caso, la garanta de uni-
dad no est dada por Dios ni por la deidad mortal Estado, o la razn
nica, endiosada de manera idealista, sino que basta con la sociedad
nica de la comunicacin mundial.
La poltica y el derecho operan todava en forma territorial, den-
tro de lmites espaciales, pero la poltica concretada en forma regio-
nal se vuelve cada vez ms inconmensurable con los problemas de
los sistemas funcionales globalizados. Quien no se deje ganar por el
pnico, como los polticos con su frmula de ignorancia del presu-
mido hartazgo de la poltica, podr establecer framente que la pol-
tica perdi su rol conductor en la evolucin de la sociedad. En otras
palabras: quien habla de sociedad mundial no se refiere a la unidad
poltica del mundo. La sociedad mundial no es precisamente el Estado
mundial. La conjuradora aseveracin de Hermann Lbbe, El sper
Estado no tiene lugar,
,,
todava vinculada a la soberana de los esta-
Q U V E N D R D E S P U S D E L O S N U E V O S M E D I O S ? | ,
,, Vase H. Lbbe, Der Superstaat findet nicht statt [El sper Estado no tiene
lugar].
dos nacionales y al poder de autoorganizacin de los regionalismos,
se puede exponer de manera mucho ms creble desde un plano pos-
poltico: la sociedad mundial no tiene sujeto colectivo ni proyecto his-
trico-filosfico alguno.
Qu viene despus de los nuevos medios? Un nuevo pensamiento
espacial? Respecto de esta problemtica, tampoco hay camino alguno
que deje atrs el anacronismo autoconsciente de Carl Schmitt. Lo
que s se sabe es que su gran ecuacin ser = espacio = poder desde
I,:, ya slo era posible como tendencia retro. El ser y tiempo de
Heidegger significaba precisamente pensar al ser en el horizonte del
tiempo. Desde entonces, el poder es toma de tiempo. Comunica-
cin mundial significa: liberar el espacio para atar al tiempo. El espa-
cio poltico se pens primero desde la tierra, luego desde el mar y por
ltimo desde el aire: el gran tema del nmos de Carl Schmitt. Sin
embargo, las irradiaciones (Jnger) y las ondas electromagnticas
posteriores conquistaron luego el espacio de tal modo que ste se
disolvi simultneamente. En consecuencia, por hermoso que sea
especular sobre un novsimo nmos de la tierra, hoy experimenta-
mos cada vez ms que espacio y territorialidad ya no sirven para sim-
bolizar el lmite de la sociedad.
La territorialidad ha dejado de ser un lmite de sentido con sentido.
La pregunta quines somos?ya no tiene respuesta. La diferenciacin
funcional que apunta al universalismo y la especificacin disuelve
los lmites espaciales. Se puede decir, en principio, que cuanto ms
diferenciado es un sistema en su interior, tanto ms problemtica resul-
tar la definicin de sus lmites exteriores. La prdida de importancia
del espacio se manifiesta tambin en que las redes de comunicacin se
emancipan cada vez ms de las redes de trnsito. He aqu algunos ejem-
plos tomados del pasado y del presente:
Los individuos ya no se orientan hacia la identidad nacional, sino
hacia la pretensin de autorrealizacin.
La vu. mira la televisin occidental.
Los ministerios de ciencias nos presentan como modelo a las uni-
versidades estadounidenses.
| C O M U N I C A C I N M U N D I A L
Los cohetes de los dems obligan al rearme.
La poltica nacional est bajo la presin permanente de la compa-
racin internacional.
Ya no se puede localizar a la sociedad mundial. Lo nico que sigue
contando es el tiempo, cada vez ms escaso: todos los problemas se
solucionan mediante la temporalizacin.
Realmente vivimos en la placeless society, como William Knoke lo
formul alguna vez.
,
Pero, precisamente porque as es y porque es
insoportable se llega a las reterritorializaciones compensatorias, a
los nuevos tribalismos y regionalismos. Se conceden a los hombres
reservas naturales de la humanidad. Cuando la confianza en el sis-
tema decrece, se busca la comunidad local. Zygmunt Bauman habla
con irona del new softworld of communities.
,,
Solamente en el caso
del idioma ingls se vuelve clara tambin en el plano lingstico la
relacin tan significativa para la posmodernidad entre community,
communication, consumption y commitment. As, en la obra de Ray-
mond Williams, el fundador de los estudios culturales, recientemente
puesto de moda otra vez, puede leerse en forma explcita: El proceso
de comunicacin es en los hechos el proceso de la comunidad.
,o
Este
concepto de community induce a adoptar una perspectiva ntima
hacia la sociedad: todava se siguen aplicando nicamente escalas
locales y se glorifica el gueto sagrado. La comunidad es el opio de la
sociedad. Propio de ella es sobre todo la emocin de pertenecer, el
valor de los sentimientos. Nos orientamos unos hacia los otros sobre
la base de un sentimiento de comunidad. La community denota el
calor del nido, la humanidad, las relaciones abarcables, la tradicin,
la pertenencia.
Q U V E N D R D E S P U S D E L O S N U E V O S M E D I O S ? | ,
, Vase W. Knoke, Bold new world.
,, Z. Bauman, Postmodernity and its discontents, p. 8I [trad. esp.: La
posmodernidad y sus descontentos, Madrid, Akal, :ooI].
,o R. Williams, The long revolution, p. ,, [trad. esp.: La larga revolucin, Buenos
Aires, Nueva Visin, :oo,]. El libro editado por Hrning y Winter,
Widerspenstige Kulturen [Culturas rebeldes], ofrece un buen panorama sobre
la complejidad de los estudios culturales.
Paradjicamente, la posmodernidad es, de nuevo, una era de las
tribus, a saber, de las hobby tribes. Precisamente, porque todos los
signos marcan la globalizacin y la comunicacin mundial, los hom-
bres necesitan reservas culturales de multiplicidad. Los nuevos tri-
balismos compensan las exigencias de la sociedad mundial. En este
sentido, Ted Polhemus define el streetstyle como the gathering of
tribes: las nuevas comunidades tribales compensan la abstraccin de
la comunicacin mundial. Por ello, el diseo urbano slo sigue
teniendo el poder de marca cultural cuando se transforma en un
asunto tribal. Un tribal design de esta ndole (H. Esslinger) esti-
mula a la subcultura respectiva a encontrar su propia historia y sim-
bolismo en el mundo de los productos.
Qu vendr despus de los nuevos medios? Una nueva tica? Natu-
ralmente, entre los tericos, se trata de una pregunta retrica, pues
la anttesis entre hacer lo que puede hacerse y regulacin tica
genera planteos que nos conducen en forma cada vez ms profunda
hacia un callejn sin salida del pensamiento y la accin. Para los hom-
bres pensantes, la tica no entra en principio en consideracin, pues
los valores detienen la reflexin. Quien argumenta con valores, quiere
que el rechazo de su posicin sea incomunicable. Los valores son los
parsitos del miedo. Por fortuna, nuestra sociedad se conforma con
discursos de escaparate y en lugar de tica practica la investigacin del
riesgo. Se trata de la disposicin para aprender de la sociedad moderna,
cuya ciencia debe poder confiarse en la proteccin del progreso frente
a la tica.
,,
Qu vendr despus de los nuevos medios? La comparatstica de
culturas como una nueva retrica poltica del optimismo? A qu nos
referimos hoy cuando hablamos de ciencia de la cultura: al suplemento
de cultura o a la sociologa? O a una germanstica plagada de remor-
dimientos por su bello objeto? Tal vez aqu pueda ser de ayuda recor-
dar que la trayectoria del concepto de cultura comienza con el adve-
nimiento de la sociedad mundial. De hecho, la comparacin de culturas
o | C O M U N I C A C I N M U N D I A L
,, Al respecto me explayo ms sobre el tema en el captulo Del humanismo al
homnculo.
y regiones slo tiene sentido en el contexto del horizonte mundial
comn.
,8
En consecuencia, los estudios culturales presuponen la comu-
nicacin mundial; evidentemente, este concepto es una especie de
umbrella termpara todas las prcticas de una racionalidad de la com-
paracin: qu bueno que hemos comparado!
Dnde echan el ancla los estudios culturales en la actualidad? Se
insertan a la perfeccin en la ideologa del multiculturalismo, que
no es otra cosa que la percepcin polticamente correcta de la etni-
cidad. Esto se explica fcilmente: hoy, la pretensin de integracin
se funda de manera paradjica a travs del ser diferente. Los extran-
jeros se asimilan culturalmente por medio de la delimitacin subcul-
tural. Se simboliza con nfasis la diferencia cultural para asegurar la
atencin, la proteccin y el fomento. Precisamente, el ser diferente se
convierte en garante de la identidad. La red de solidaridad de los inmi-
grantes y asilados es tambin, ante todo, una red de informacin que
aclara las lagunas y contradicciones aprovechables en el sistema del
pas anfitrin.
,,
Etnicidad, la asimilacin a travs de la delimitacin, tiene conse-
cuencias graves para la imagen urbana, sobre todo de las metrpolis.
La competencia entre las comunidades tnicas hace surgir un mosaico
de pequeos mundos.
o
Por lo tanto, la capacidad especficamente
urbana consiste en saber lidiar con la inseguridad, la ambivalencia y
lo extrao. Pero incluso para los que estn arraigados desde hace
tiempo vale la siguiente indicacin paradjica: ser conformista siendo
diferente.
I
La ciudad se convierte en un escenario en el que todos se
pelean por la atencin. El hecho de que la atencin se haya vuelto el
recurso ms escaso, de poder articularse cabalmente slo en tanto
minora, de asimilarse culturalmente slo mediante la delimitacin
subcultural, de que ser diferente sea el mejor camino hacia la identi-
dad: stas sonlas grandes paradojas que una ciencia de la cultura debe-
Q U V E N D R D E S P U S D E L O S N U E V O S M E D I O S ? | ,
,8 Vase D. Baecker, Wozu Kultur? [Para qu la cultura?].
,, Vase H. Bude, Die ironische Nation [La nacin irnica], pp. Ioo y ss.
o R. E. Park, The city, p. o.
I Vase al respecto N. Bolz, Die Konformisten des Andersseins [Los
conformistas del ser diferente].
ra desarrollar. Sin embargo, por ahora los estudios culturales, en tanto
pedagoga del buen hombre cosmopolita, se contentan con adoptar
la speaking position de los marginales.
La caracterizacin que hace Heidegger de la modernidad como la
poca de la imagen del mundo
:
ya no alcanza para comprender la
peculiaridad de la sociedad moderna. Alrededor de I8oo, se empieza
a notar que no slo importa la conquista del mundo como imagen,
sino el quebrantamiento del mundo a travs de la comunicacin. En
la era de la comunicacin mundial vivimos de manera moderna.
Esta era ya no est ms bajo el signo de Prometeo, sino de Hermes.
En principio, partamos de la base de que, en el mundo de la comu-
nicacin, los efectos se generan por diferencias en lugar de por cau-
sas energtico-materiales. Y es que, segn la legendaria definicin
de Gregory Bateson, la informacin es, precisamente, cualquier dife-
rencia que haga la diferencia.
,
As, pues, el mundo de los bits es un
mundo diferente al de los tomos. Pero no es necesario descompo-
ner tanto el problema de la sociedad mundial. Justamente, cuando
se argumenta en forma sociolgica, no se puede seguir descompo-
niendo el elemento comunicacin. El mundo est casi vaco, como
dice Herbert Simon,