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Escena x

El CONDE, HORTENSIA y DEYANIRA

CONDE:El marqués de Floripópolis es un tipo muy curioso. Nació en


una familia noble, eso no se puede negar. Pero su padre y él han
gastado todo su dinero, y ahora apenas tiene con qué vivir. Aun así, le
gusta aparentar que tiene mucho.

HORTENSIA: Se nota que quiere parecer importante, pero no tiene


cómo.

DEYANIRA: Da lo poco que tiene y quiere que todo el mundo lo sepa.

CONDE: Sería un buen personaje para alguna de nuestras obras de


teatro.

HORTENSIA: Espera a que llegue la compañía y empiecen las


funciones, quizás podamos aprovecharlo.

DEYANIRA: Tenemos unos actores que parecen hechos a medida para


hacer imitaciones.

CONDE:Pero si quieren aprovecharlo, ante él tienen que seguir


haciéndose pasar por damas.

HORTENSIA: Yo lo haré. Pero Deyanira se descubre rápido.

DEYANIRA: Me da risa cuando los tontos me toman por una dama.

CONDE: Conmigo han hecho bien en decirme. Así me dan la


oportunidad de ayudarlas en algo.

HORTENSIA: El señor conde será nuestro protector.

DEYANIRA: somos amigas, disfrutaremos juntas de tu amabilidad.

CONDE: Veamos. Hablaremos sinceramente. Las ayudaré en lo que


pueda, pero tengo un compromiso que no me permitirá visitarlas a
menudo.

HORTENSIA: ¿Tiene algún amor el señor conde?

CONDE: En confianza, diré que sí. La dueña de la posada.

HORTENSIA: ¡Vaya! ¡Una gran señora! Me sorprendes, señor conde,


perdiendo el tiempo con una posadera.
DEYANIRA: Sería más aceptable que dedicaras tus halagos a una
actriz.

CONDE: a ustedes, si les digo la verdad, no me gusta mucho. A veces


están aquí, otras veces en otro lugar.

HORTENSIA:¿No es mejor así, señor? De esta manera, las amistades


no se eternizan y los hombres no se arruinan.

CONDE: Pero yo estoy comprometido; la amo y no quiero disgustarla.

DEYANIRA: Pero, ¿qué tiene de bueno eso?

CONDE:¡Ah! Tiene mucho de bueno.

HORTENSIA: (Haciendo como que se pinta.) Eh, Deyanira. Tiene


colores bonitos.

CONDE:Es muy desenvuelta.

DEYANIRA:Oh, en cuanto a desenvoltura, ¿la vas a comparar con


nosotras?

CONDE: Bueno, basta. Sea como sea, me gusta Mirandolina y si les


interesa mi amistad, tienen que hablar bien de ella; porque si no
hagan como si no me conocieran

HORTENSIA:Oh, señor conde, por mi parte digo que Mirandolina es


como Venus.

DEYANIRA: Sí, sí, es verdad. Es despierta y habla bien.

CONDE:Así me gusta.

HORTENSIA: Sin pedir más, lo complaceremos.

CONDE:(Mirando hacia dentro.) ¡Oh! ¿Vieron quien acaba de pasar por


la sala?

HORTENSIA: Lo he visto

CONDE:Ese es otro buen tipo de comedia.

HORTENSIA: ¿En qué sentido?

CONDE:Es uno que no puede soportar a las mujeres.

DEYANIRA:¡Uf! ¡Qué loco!

HORTENSIA: Tendrá algún mal recuerdo de alguna mujer.

CONDE:¡Qué va! Nunca ha estado enamorado. Nunca ha querido


tratar con mujeres. Las desprecia a todas y tú dices que detesta
incluso a Mirandolina.
HORTENSIA: ¡Pobre! Si yo me pongo sería capaz de cambiarle de
opinión.

DEYANIRA:¡Pues sí que es cosa grande! De esa tarea también me


gustaría encargarme yo.

CONDE: Escúchenme, amigas. Solo por divertirnos. Si se atreven a


enamorarlo como caballero que soy les haré un buen regalo.

HORTENSIA:Yo no pretendo que me recompensen por eso; lo haré por


entretenerme.

DEYANIRA: Si el señor conde quiere darnos alguna amabilidad no


tiene que hacerlo por eso. Mientras no lleguen nuestros compañeros
nos divertiremos un poco.

CONDE: aquí no conseguirán nada.

HORTENSIA: Señor conde, en poco aprecio nos tienes

DEYANIRA: No somos mimosas como Mirandolina; pero después de


todo más o menos sabemos cómo anda el mundo.

CONDE:¿Quieren que lo mande llamar?

HORTENSIA: Como vos gustéis. CONDE:¡Eh! ¿Quién hay por ahí?

ESCENA XII

El criado del conde y los demás

CONDE. (Al CRIADO.) Dile al caballero de Rocatallada que venga a


verme, necesito hablar con él.

CRIADO. No está en su habitación.

CONDE. Lo vi ir hacia la cocina. Ahí lo encontrarás.

CRIADO. Enseguida. (Se va.)

CONDE. (Aparte) ¿Qué habrá ido a hacer a la cocina? Apuesto a que


fue a regañar a Mirandolina por lo que le dio de comer.

HORTENSIA. Señor conde, yo le había pedido al señor marqués que


me mandara su zapatero, pero temo que no se va a dejar ver por
aquí.

CONDE. No te preocupes, yo me encargaré de eso.


DEYANIRA. A mí el señor marqués me había prometido un pañuelo. Sí,
pues aquí me puedo quedar esperando.

CONDE. Pañuelos, encontraremos.

DEYANIRA. Es que me hace mucha falta.

CONDE. Si te gusta este, aquí lo tienes. Está limpio. (Le ofrece el suyo
de seda.)

DEYANIRA. Muchas gracias por tu amabilidad.

CONDE. ¡Ah, ahí viene ese caballero! Será mejor que sigan con su
papel de damas, para que no tengan más remedio que escucharlos
por educación. Echen un poco atrás, que si no se ve, se escapa.

HORTENSIA. ¿Cómo se llama?

CONDE. Caballero de Rocatallada, toscano.

DEYANIRA. ¿Está casado?

CONDE. No puede ver a las mujeres.

HORTENSIA. (Retirándose) ¿Es rico?

CONDE. Sí, mucho.

DEYANIRA. ¿Es generoso?

CONDE. Bastante.

DEYANIRA. Que venga, que venga. (Se retira.)

HORTENSIA. Esperen y verán.

Escena XII

El CABALLERO y los demás

CABALLERO. Conde, ¿eres tú quien me llama?

CONDE.Sí, soy yo el que os ha molestado.

CABALLERO. En qué puedo servirles?

CONDE. Estas dos damas necesitan de ti. (Les indica a las dos
mujeres, que inmediatamente se adelantan.)

CABALLERO. Disculpen, no tengo tiempo que perder.


HORTENSIA.Señor caballero, no tengo intención de causarles
molestias.

DEYANIRA. Solo unas palabras, señor caballero.

CABALLERO. Señoras, les pido que me perdonen. Tengo un asunto


urgente en mis manos.

HORTENSIA. Con dos palabras terminamos.

DEYANIRA. Dos palabras y nada más, señor.

CABALLERO. (Aparte) ¡Maldito conde!

CONDE. Querido amigo, cuando dos damas piden ayuda, la educación


obliga a escucharlas.

CABALLERO. (A las mujeres, con seriedad.) Disculpen. ¿En qué puedo


ayudarles?

HORTENSIA. ¿No eres toscano, señor?

CABALLERO. Sí, señora.

DEYANIRA. Debes tener amigos en Florencia.

CABALLERO. Tengo amigos y también parientes.

DEYANIRA. Sabed antes, señor… (A HORTENSIA) Amiga mía, empieza


a hablar tú.

HORTENSIA. Hablaré, señor caballero. Debes saber que hay un


asunto…

CABALLERO. Vamos, señoras, les ruego que me disculpen. Me espera


un asunto urgente.

CONDE. (Saliendo.) Ya me doy cuenta de que mi presencia los


incomoda. Confíen con libertad en el caballero; yo los dejo tranquilas.

CABALLERO. No, amigo, quédense… Escuchen…

CONDE. Sé lo que me corresponde hacer. A nuestros pies. (Sale.)

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