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Lección 4 Eficacia, nulidad y rescisión de los contratos.

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EFICACIA, NULIDAD Y RESCISIÓN DE LOS

CONTRATOS
(Cruz López, Reynaldo, Obligaciones y Contratos en General, 2ª ed., 2003).

FASES DEL DESENVOLVIMIENTO DEL CONTRATO.

La vida del contrato se desenvuelve en tres fases sucesivas:

§ la generación,
§ la perfección, y
§ la consumación del contrato.

La primera empieza desde la proposición de una de las partes hacia la otra y


sigue con el proceso de las negociaciones hasta la conformidad exacta de las
partes sobre el objeto y la causa del contrato, que origina la perfección del
mismo o sea la segunda fase, que es el nacimiento, la aparición del contrato
como vínculo obligatorio, resultado de la conformidad a que se llega. La
consumación del contrato significa su extinción debido al cumplimiento de las
obligaciones que engendró.

La perfección del contrato supone la concurrencia de los tres requisitos


señalados en el Artículo 1552. De manera que la regla general es que los
contratos se perfeccionan, es decir, son obligatorios, desde que se reúnen
estos tres requisitos.

Pero hay las siguientes excepciones:

a) Para los contratos reales es necesario un requisito más, que es la entrega


de la cosa, pues, por la misma naturaleza de estos contratos, no podría
estar obligado el depositario, mutuario, comodatario, etc., a entregar una
cosa que no ha recibido.

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b) Para los contratos solemnes, es necesario, además de los tres requisitos
generales, el cumplimiento de la solemnidad que la ley exige; por ejemplo,
en la compraventa de un inmueble, el otorgamiento de la correspondiente
escritura pública.

Todo lo cual significa que los contratos consensuales son la regla general
y los reales y los solemnes, las excepciones. Por esto dice el Art. 1550:
“Los contratos se perfeccionan por el mero consentimiento, salvo que la
ley exija otra solemnidad”.

LA EFICACIA DE LOS CONTRATOS.

Los contratos tienen eficacia, es decir, producen las obligaciones propias de


cada cual, desde que se perfeccionan. Los contratos reales, aunque solo
quedan perfectos cuando se entrega la cosa objeto de contrato, y los
solemnes cuando se realizan las formalidades que la ley exige; desde que
concurren los tres requisitos expresados en el Artículo 1552, producen cierto
grado de eficacia, que consiste en que se facultan a los contratantes para
compelerse a llenar los requisitos especiales, o sea, a la entrega de la cosa o
a cumplir la solemnidad que requiere la ley. Una vez llevados a cabo estos
requisitos, tales contratos adquieren plena eficacia (vid. Art. 1573 y 1574).

Por ejemplo, se celebra un contrato de compraventa de un inmueble pero no


se otorga la correspondiente escritura pública. Cada una de las partes
contratantes puede exigir a la otra el otorgamiento de esa escritura pública de
compraventa, y una vez cumplida la formalidad el contrato queda perfecto,
pero para que quede consumado y el comprador adquiera el dominio del
inmueble, es necesario el otorgamiento de otra escritura pública de tradición
de dominio, aunque la compraventa y la tradición de dominio pueden hacerse
en la misma escritura (Art. 713).

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ACTOS Y CONTRATOS QUE DEBEN CONSTAR EN DOCUMENTO
PÚBLICO.

Dice el Artículo 1575: “Deberán constar en documento público:

1. Los actos y contratos que tengan por objeto la creación, transmisión,


modificación o extinción de derechos reales sobre bienes inmuebles.
2. Los arrendamientos de estos mismos bienes por tres o más años,
siempre que deban perjudicar a tercero.
3. …,
4. …,
5. …,
6. La cesión de acciones o derechos procedentes de un acto consignado
en escritura pública. También deberán hacerse constar por escrito,
aunque sea privado, los demás contratos en que la cuantía de las
prestaciones de uno de los dos contratantes exceda de doscientos
pesos”.

LA NULIDAD Y LA RESCISIÓN DE LOS CONTRATOS.

La teoría clásica agrupa los grados de imperfección de los actos jurídicos en


dos clases: la inexistencia y la nulidad, subdividiendo esta última en nulidad
absoluta y nulidad relativa. Pero nuestro Código sólo reconoce dos clases de
imperfección o ineficacia de los actos jurídicos: la nulidad absoluta y la
nulidad relativa, porque comprende dentro de la primera la que la doctrina
llama inexistencia.

NULIDAD ABSOLUTA: Concepto.

Nulidad absoluta es la sanción legal impuesta a los contratos celebrados con


omisión de un requisito exigido en consideración a su naturaleza o especie.

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Casos en que hay nulidad absoluta. Según el Art. 1586, hay nulidad absoluta
de los actos y contratos en los siguientes casos:

1. Cuando falta alguna de las condiciones esenciales para su formación o


para su existencia. Lo cual ocurre cuando:

a) Falta de voluntad de su supuesto autor en los actos unilaterales o el


consentimiento en los bilaterales, ya sea porque no se ha manifestado
o porque hay un error esencial o error-obstáculo que impide el acuerdo
de voluntades sobre la naturaleza, o el objeto, o la causa del contrato.

b) Falta de objeto o hay objeto ilícito.

c) Falta de causa o hay causa ilícita.

2. Cuando falta algún requisito o formalidad que la ley exige para el valor de
ciertos actos o contratos, en consideración a la naturaleza del acto o
contrato y no a la calidad o estado de la persona que en ellos interviene.
Por ejemplo, cuando se trata de la venta o tradición de un inmueble, que
no se hace en escritura pública.

3. Cuando se ejecutan o celebran por personas absolutamente incapaces,


como lo son los impúberes, los dementes y los sordomudos que no
pueden darse a entender por escrito.

NULIDAD RELATIVA. Concepto.

La nulidad relativa es la sanción legal impuesta a los actos celebrados con


omisión de un requisito exigido en atención a la calidad o estado de las
partes.

Casos en que hay nulidad relativa. Conforme al Artículo 1587, hay nulidad
relativa en los actos y contratos, y acción para rescindirlos, en los caso
siguientes:

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1. Cuando alguna de las condiciones esenciales para su formación o para
su existencia es imperfecta o irregular, lo cual ocurre cuando hay algún
vicio en la voluntad o consentimiento, como un error sustancial,
violencia, intimidación, o dolo principal.

2. Cuando falta alguno de los requisitos o formalidades que la ley exige,


teniendo en mira el exclusivo y particular interés de las partes, por
ejemplo cuando en la venta de bienes de los incapaces no se ha
obtenido la autorización judicial en los casos que la ley lo exige.

3. Cuando se ejecutan o celebran por personas relativamente capaces,


o sea por menores adultos, o personas bajo interdicción civil por
sentencia ejecutoriada.

EFECTOS DE LA NULIDAD RESPECTO DE LAS PARTES.

La nulidad absoluta y la relativa, una vez declarada por sentencia judicial,


producen los mismos efectos entre las partes. Para determinar estos efectos
hay que distinguir dos situaciones:

1) Si el contrato no ha sido cumplido por ninguna de las partes, no podrá


pedirse su ejecución, porque el contrato, y por consiguientes las
obligaciones que engendra, desaparecen.

2) Si el contrato se ha cumplido por algunas de las partes o por ambas,


éstas tienen derecho a ser restituidas al mismo estado en que se
hallaban antes de celebrar el acto o contrato nulo (Art. 1596). Por
ejemplo, si se trata de una compraventa, el comprador debe restituir la
cosa comprada, y el vendedor restituir el precio.

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EFECTOS DE LA NULIDAD RESPECTO A TERCEROS.

Según el Art. 1599 los efectos de la nulidad, una vez pronunciada, no se


reducen o limitan a los contratantes, sino que alcanzan también a los terceros
que derivan su derecho de la persona que adquirió la cosa en virtud del
contrato nulo.

Anulado un contrato por resolución judicial ejecutoriada, sus efectos se


producen retroactivamente, y se reputa que el contrato no ha existido nunca,
que no ha habido adquisición del dominio por parte del adquirente y que el
dominio no ha salido jamás del poder del tradente.

Dado lo anterior, cuando se anula un contrato de compraventa, el efecto que


se produce entre las partes es el de considerar que jamás se ha celebrado el
contrato y el volver las partes al estado en que se hallaban antes de su
celebración, y como antes de la celebración del contrato el dominio estaba
radicado en manos del vendedor, se reputa que este derecho sigue en sus
manos. Siendo así, y como por otra parte nadie puede transferir más
derechos de los que tiene y nadie puede adquirir más derechos que los que
tenía su causante, las personas que han derivado sus derechos del que
compró en virtud del contrato nulo, no han podido adquirir el dominio, puesto
que él no lo tenía, y como el verdadero dueño es el primer vendedor, puede
ejecutar la acción reinvindicatoria.

De la misma manera, si en vez de haber sido enajenada la propiedad ha sido


gravada con hipoteca, servidumbre o cualquier otro derecho real, el
verdadero dueño tiene acción para hacer caducar esos gravámenes, por
haber sido constituidos por quien no era dueño de la cosa.

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