Resumen psicopatologia ll
Resumen psicopatologia ll
Resumen psicopatologia ll
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Relación signo, síntoma, síndrome.
CRISIS DEL SEGUNDO PARADIGMA
Freud: descubrimiento del inconsciente. Su teoría plantea el origen psicológico de
algunas algunas enfermedades mentales como la histeria. Influye sobre
psiquiatras como Bleuler.
TERCER PARADIGMA:
Las Grandes Estructuras Psicopatológicas
Inicia en 1926 con la conferencia de Bleuler en el Congreso de Ginebra
(aceptación del concepto de esquizofrenia).
Finaliza en 1977 con la muerte de Henry Ey.
Concepto de estructura según la Gestalt.
Oposición entre neurosis y psicosis.
Se hace referencia a la personalidad (como estructura).
CRISIS DEL TERCER PARADIGMA
DIFERENCIAS EN EL CONCEPTO DE ESTRUCTURA
Surgimiento de los psicofármacos (a partir de 1950)
CUARTO PARADIGMA:
Modelo Sindrómico?
El autor se pregunta si este será el cuarto y actual paradigma, teniendo en cuenta
la fuerte influencia de los DSM en la clínica.
PARADIGMA LACANIANO
Propuesto por Godoy
Lacan postula que la estructura del lenguaje produce un efecto subjetivo que será
la estructura psíquica.
En los años 60 Lacan diferencia al sujeto del significante del sujeto del goce.
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desde la experiencia de castración: la neurosis, la psicosis y la perversión. Estas
estructuras son irreversibles, lo que indica que no se puede pasar de una
estructura a otra en el trascurso de la vida, el psicótico no puede ser neurótico ni
perverso, y el perverso lo será toda la vida. Cabe anotar que es concebible que
existan otras clasificaciones que lleven a más estructuras pero sobre la base de la
teoría y la investigación actual estas tres parecen cubrir todo el campo de los
fenómenos psicológicos.
En su obra Freud da cuenta de tres mecanismos esenciales, que según él,
diferencian las estructuras clínicas en su nivel más profundo y determinan la
adopción de una de las tres. Los tres mecanismos fundamentales propuestos por
el padre del psicoanálisis son la represión (Verdrängung) en la neurosis, el
rechazo (Verwerfung) en la psicosis, y la renegación (Verleunung), postulados que
completó la obra de Lacan.
Y finalmente, se considerarán las diferencias de estos mecanismos en cuanto a
tres factores 1) Cómo logra mantenerse el sujeto al margen del saber de la
castración, 2) qué representación aparece en lugar de este saber y 3) cómo este
saber retorna al sujeto.
NEUROSIS
En términos generales, una descripción del neurótico desde marco analítico se
encuentra en Nasio (1993) quien refiere que el neurótico es “aquel que hace todo
lo necesario para no gozar en lo absoluto; y está claro, una manera de no gozar
en la absoluto es gozar poco, es decir, realizar parcialmente el deseo” (p.44).
Aquí, el goce se puede
considerar un impulso originado en una zona erógena del cuerpo que en camino
hacia su fin se encuentra con obstáculos, se acumula y se abre salidas; en otras
palabras “el goce es energía del inconsciente cuando el inconsciente trabaja”
(Nasio, 1993, p.41). Además, el sujeto neurótico se caracteriza como un sujeto
insatisfecho y dubitativo sobre los ámbitos de su vida.
La expresión de la neurosis se da a través de síntomas que reflejan la forma en
cómo la estructura neurótica se defiende contra el goce de tres maneras distintas:
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la histeria, la fobia y la obsesión: “El goce intolerable se convierte en trastornos del
cuerpo en el caso de la histeria, se desplaza como alteración del pensamiento en
la obsesión, y se expulsa, para retornar de inmediato como peligro exterior, en la
fobia” (Nasio, 1991, p.23).
PSICOSIS
En la psicosis no se hace consideración de síntomas como en la neurosis, sino de
fenómenos elementales que comprenden el delirio, las alucinaciones y la
construcción de neologismos (Waelhens, 1985), acompañados de un sentimiento
de realidad (Lacan, 1956/2004); cuestiones que proveerán las herramientas
clínicas para hacer un diagnóstico de un cuadro de psicosis; las perturbaciones en
el lenguaje, la incapacidad de crear nuevas metáforas, la falta de control sobre las
pulsiones y la feminización, son otros fenómenos que se tienen en cuenta.
Principalmente al referir que “los psicóticos serian máquinas con palabra” (Lacan,
1956/2004, p.63), Lacan hace referencia a que el nivel de lo simbólico en los
psicóticos está trastornado de tal forma, que padece del discurso en su conjunto.
El psicótico tiene la sensación de estar poseído por el lenguaje y atribuye sus
pensamientos a un agente exterior a él, no se concibe como el productor del
lenguaje, por lo que en muchos casos se puede hablar del psicótico como alguien
que “imita” el habla.
Los fenómenos elementales pueden ser la irrupción de voces en la esfera psíquica
de la persona, donde el sujeto manifiesta escuchar una voz que viene referida a él.
Por otra parte, se pueden presentar fenómenos que involucran una fragmentación
en la imagen del cuerpo, así como distorsión en la percepción del espacio y el
tiempo. Además, acontecimientos en los que el sujeto testimonia tener
experiencias de certeza absoluta, ya sea con respecto a su identidad “soy Dios” u
hostilidad por parte de otros “me quieren matar” (Miller, 1997). De esta manera, el
psicótico funda su delirio y alucinación en base a la certeza de que todo va dirigido
a él, característica esencial de la psicosis.
En este punto es pertinente aclarar, que la alucinación no es exclusiva de la
psicosis, ni es un criterio definitivo para su diagnóstico. En contraste con el
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psicótico, en la alucinación del neurótico, existe la duda; el neurótico se puede
preguntar sobre la veracidad del fenómeno. La duda es el rasgo distintivo de la
neurosis, la certeza es la cosa más inusitada en esta estructura.
Freud aseguró que la diferencia más importante entre la neurosis y la psicosis es
que la neurosis es el resultado entre un conflicto entre el yo y e ello, mientras que
la psicosis es un conflicto entre el yo y el mundo exterior. El psicótico pierde
contacto con la realidad y recrea una realidad encerrado en su delirio (Freud,
1923/1981, 1924/1981, 1927/1981). Generalmente lo anterior va acompañado de
alucinaciones, entendidas como representaciones psíquicas que irrumpen desde
el exterior y se imponen como percepción. En otras palabras, el psicótico puede
escuchar su propio pensamiento y cree que le viene desde afuera; el sujeto
literalmente habla con su yo y lo siente como un tercero.
Por su parte, la estructura perversa tiene como paradigma al sujeto fetichista,
aquel que necesita de un objeto para alcanzar la satisfacción sexual. Sin embrago,
cabe mencionar dos grandes divisiones de las perversiones. Primero, aquellas en
las que el perverso centra su acción y pulsión libidinal en un fin, tal como se
observa en el fetichismo, voyerismo, exhibicionismo, sadismo o masoquismo,
entre otras. Y por otro lado, en las que el sujeto perverso desencadena su goce en
un objeto: pedofilia, gerontofilia, zoofilia u homosexualidad
No obstante, lo anterior no es característica siempre presente en la estructura
perversa. Además, hay que recordar que en el presente marco, la perversión es
tomada como una estructura clínica y no de manera peyorativa, como se hace
normalmente para denotar una conducta socialmente “desviada”. En otras
palabras, la conducta “perversa” es distinta a la perversión como estructura clínica.
Teniendo en cuenta lo anterior, la estructura perversa se caracteriza por dar
cuenta de un sujeto que tiene la certeza de que su goce es verdadero. A diferencia
del neurótico que goza parcialmente para evitar el goce absoluto, el verdadero
perverso es un sujeto que “ya sabe todo lo que hay que saber sobre el goce”
Sin embargo, se puede decir que el perverso es el que está más falsamente cerca
del goce, porque mientras el neurótico lo evita, el perverso no sólo busca el goce,
sino que además lo imita o bien a un objeto, o a un fin (Nasio, 1993). En este
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punto se sitúa una división radical entre la estructura perversa y neurótica: El acto
auténticamente perverso y la construcción de un fantasma perverso
Represión (verdrängung), Rechazo (verwerfung) y Renegación (verleunung)
El primer mecanismo psíquico que postuló Sigmund Freud fue la represión
(verdrängung), mecanismo propio de las neurosis (Freud, 1895/1981).
Represión (verdrängung), Rechazo (verwerfung) y Renegación (verleunung
El término represión aparece desde sus trabajos sobre la histeria y su autor lo
considera como la pieza más antigua de la terminología psicoanalítica (Freud,
1927/1981), como afirma Le Guen (1993) la represión inaugura el descubrimiento
de lo inconsciente para la teoría analítica.
“La Represión” (1915a), donde la define propiamente. En este texto, postula que
“La esencia de la represión consiste exclusivamente en rechazar y mantener
alejados de lo consciente a determinados elementos”
(Freud, 1915/1981a, p.2054) y agrega que “será condición indispensable de la
represión el que la fuerza motivacional de displacer adquiera un poder superior al
del placer producido por la satisfacción”
La primera distinción a realizar entre los tres mecanismos estructurales propuestos
por Freud y que sirvieron de base a la constitución de las estructuras clínicas en la
obra de Lacan, es la forma en cómo el sujeto mantiene al margen el saber de la
castración. En primer lugar, en la represión, el sujeto sustrae la investidura de la
representación inconciliable (la castración) y la empuja hacia el inconsciente. Por
su parte, en la renegación, se hace caso omiso al hecho que se percibió; a la
representación y se intenta sustituir. Sin embargo, como la representación entró al
aparato psíquico, queda así una ambigüedad entre las dos representaciones. Y
por último, en el rechazo la representación ni siquiera tiene acceso al mundo
psíquico del sujeto, es la forma más radical de marginarse del saber.
Por último, la estructura perversa se ubica en el mismo nivel de fijación que la
estructura psicótica, sin embrago, a diferencia del psicótico, el perverso no recrea
la realidad, sino que sustituye la ya existente, conoce, pero se niega a reconocer.
Así, a través del fetiche el perverso a la vez que niega la realidad, intenta llenar la
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falta o sustituir la representación con un objeto o fin que se llena
fantasmagóricamente
El paradigma de la alienación mental corresponde al pasaje de la noción social y
cultural de “locura” al concepto médico de “alienación mental”. Podríamos ubicarlo
como el paso fundacional de la psiquiatría que introduce la “locura” en el campo
de la medicina con lo cual pasa a concebirla como una enfermedad. Esto permite
en la práctica sustraerla de otros dispositivos –por ejemplo judiciales y policiales-
para ubicarla en el plano de la asistencia médica. La alienación mental se
constituye así en una especialidad autónoma, opuesta a todas las otras
enfermedades de la medicina, y sus manifestaciones (manía, melancolía,
demencia e idiotismo) no constituyen para Pinel –uno de los autores, junto a
Esquirol, que caracteriza a este período- enfermedades irreductibles sino simples
variedades que incluso pueden sucederse en el mismo paciente.
El paradigma de la alienación mental corresponde al pasaje de la noción social y
cultural de “locura” al concepto médico de “alienación mental”.
Podríamos ubicarlo como el paso fundacional de la psiquiatría que introduce la
“locura” en el campo de la medicina con lo cual pasa a concebirla como una
enfermedad. Esto permite en la práctica sustraerla de otros dispositivos –por
ejemplo: judiciales y policiales- para ubicarla en el plano de la asistencia médica.
La alienación mental se constituye así en una especialidad autónoma, opuesta a
todas las otras enfermedades de la medicina, y sus manifestaciones (manía,
melancolía, demencia e idiotismo) no constituyen para Pinel –uno de los autores,
junto a Esquirol, que caracteriza a este período- enfermedades irreductibles sino
simples variedades que incluso pueden sucederse en el mismo paciente. Por lo
tanto lo que se destaca aquí es el singular de “la” alienación mental.
su campo) de la “ciencia en crisis”, acosada por problemas que no puede resolver.
Un “paradigma” implica para Kuhn “que algunos ejemplos aceptados de la
práctica científica real -ejemplos que incluyen, al mismo tiempo, ley, teoría,
aplicación e instrumentación- proporcionan modelos de los que surgen tradiciones
particularmente coherentes de investigación científica” (KUHN 1962, 34). El
paradigma constituye el conjunto del saber establecido que sostiene a la ciencia
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normal en su función, opera como una referencia eficaz que permite resolver los
problemas planteados en un campo científico dado. No se trata, por lo tanto, de
una teoría en particular sino de un marco en el interior del cual son posibles un
conjunto de teorías.
La eficacia de ese paradigma se mantiene mientras no surjan problemas que lo
pongan en crisis. El estado de crisis se mantendrá hasta el surgimiento de un
nuevo paradigma y el establecimiento de una nueva forma de “ciencia normal”.
Este concepto -surgido de la historia de la ciencia- es tomado por Lanteri-Laura
para pensar la historia de la psiquiatría.
Unidad 2: Las psicosis.
Principales exponentes de las corrientes alemana y francesa de la psicopatología.
La paranoia y la demencia precoz de Kraepelin: origen y evolución de los
conceptos.
Automatismo mental. Fenómeno elemental. Certeza y fenómenos de la psicosis.
Metáfora paterna. La forclusión del nombre del padre. La forclusión y el retorno
desde lo real. La escalada de los delirios. Valor restitutivo del delirio.
Psicosis actuales. Psicosis ordinarias.
Clasificaciones actuales según el DSM IV.
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Su influencia ha llegado hasta la actualidad, entre otras vías, a través de su
discípulo Kraepelin. Esta escuela tiene una visión de la locura única muy
enraizada con la filosofía (Kant, Locke, Condillac, Hegel) de orientación
decididamente psicológica, trataba de encumbrar los sentimientos y las pasiones
sobre la razón, la moral frente a la biología y la herencia, y la reflexión y la
especulación antes que la práctica de autopsias y el estudio de la naturaleza.
Gracias a Griesinger y a su enseñanza, la clínica alemana terminaría por liderar
la medicina mental en detrimento de la francesa presenta una nosología
construida sobre la idea de la evolución de las formas clínicas; esto es lo que le
permite aislar los delirios crónicos. Vemos entonces aparecer un nuevo criterio
clínico, la evolución, en la construcción nosológica.
El estado anormal de la inteligencia y la voluntad al que se llama locura "no es,
en sí mismo, más que un síntoma o un fenómeno del cerebro, razón por la cual
debemos considerar siempre que cualquier trastorno mental es ante todo una
afección del cerebro". En el terreno nosográfico, defendió un modelo unitario de
psicosis, el conjunto de los trastornos mentales (afectivos, ideativos y deficitarios)
se articula y sucede a lo largo de la evolución de un proceso único, de una
misma enfermedad.
Se inicia ésta con alteraciones afectivas y, de no curar en este estadio, se
produce una metamorfosis del yo que terminará por conformar un delirio
sistematizado o locura.
Kahlbaum 1828-1899
Paranoia
Designa delirios sistematizados primitivos y limitados a "trastornos en la esfera
de la inteligencia" Su descripción de la catatonía ("locura de tensión"), publicada
en 1874; bocetos descriptivos sobre una locura de inicio juvenil, en 1871,
hebefrenia. En el terreno nosográfico se opuso frontalmente al modelo unitario
griesingeriano.
KRAEPELIN
Dedicó toda su vida a diferenciar y clasificar las enfermedades mentales,
separando determinadas cristalizaciones morbosas que se presentaban a la
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observación de una manera regular y homogénea hasta convertirlas en
enfermedades independientes; tal fue su concepto de enfermedad, central en
toda su elaboración nosológica. No se ocupa demasiado de la etiología (causa)
ni de la patogenia (modo en que se produce la génesis de la enfermedad, su
mecanismo). Sí le interesó la descripción y la clasificación.
KRAEPELIN 6ta edición 1899 (edición clásica) las concepciones generales que
propone darán la vuelta al mundo y se impondrán en todas partes.
Paranoia: Se caracteriza por ser de mecanismo interpretativo (la interpretación
errónea, delirante, de percepción correctas) y por hacer sistema o sea una
estructura interna coherente, que mantiene las formas lógicas. No se trata de una
alteración del pensamiento sino del juicio, del modo en que el sujeto considera,
interpreta, los lados de la vida. La evolución se plantea como crónica y continúa,
o sea sin que haya remisiones y sin que se produzca el deterioro o el
empobrecimiento de las facultades mentales.
Reposa sobre dos mecanismos fundamentales:
El primero es el delirio de referencia (delirio de significación personal) y el
segundo mecanismo son las ilusiones de la memoria (confabulaciones), como
puntos de partida de construcción del delirio y producen los diferentes temas: de
persecución, de celos, de grandeza (profetas, inventores, reformadores, grandes
hombres), de erotomanía y la forma especial del delirio de querulancia
(perseguidos perseguidores de los franceses). Se trata siempre de una
enfermedad crónica.
Parafrenias: Comprenden un tipo de enfermedades psicóticas que afectan a un
pequeño número de casos y se inician tardíamente (entre los 30 y 40 años de
edad, generalmente). En ellas, "la estructura interna de la vida psíquica está
notablemente menos afectada [que en la demencia precoz], a causa del
desarrollo mucho más atenuado de los trastornos de los sentimientos y de la
voluntad". Sus cuatro formas clínicas (sistemática, expansiva, confabulatoria y
fantástica) se caracterizan por presentar alucinaciones y una coloración
paranoide del cuadro clínico
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4 formas clínicas de las PARAFRENIAS:
SISTEMATICA: más frecuente, heredera de la Paranoia Fantástica de la 4ta
edición (un delirio paranoico con alucinaciones profusas)
EXPANSIVA: delirio de grandeza exuberante con humor exaltado
CONFABULATORIA: papel dominante que juegan las ilusiones de
recuerdos. Con muy poca frecuencia de alucinaciones y un delirio más
consistente, lo que las distingue es la temática.
FANTASTICA: como forma de transición hacia la Demencia Precoz y nueva
de nominación de la antigua Demencia Paranoide; se caracteriza por el
desarrollo lujurioso de ideas delirantes, muy extraordinarias, deshilvanadas y
móviles, con alucinaciones más abundantes y una evolución que rápidamente se
encamina hacia el deterioro.
Demencia Precoz: un síndrome nuclear: constituido por los elementos
propiamente deficitarios, siguiendo indudablemente el paradigma de la
hebefrenia: debilitamiento afectivo, indiferencia, ausencia de iniciativa voluntaria,
apatía y desorganización del pensamiento y de la psicomotricidad
En la escuela inglesa, finalmente, desarrollaron su trabajo autores como
Maudsley (1835-1918), quien aceptaría y profundizaría en las ideas de Morel
sobre la degeneración, y Jackson (1834-1911), que elaboraría una versión
neurobiológica de éstas.
Jung cambia el termino de Paranoia por Parafrenia porque este es una mezcla
de rasgos paranoides y esquizofrénicos.
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debía exclusivamente a la acción de un bacilo. Pero este enfoque biológico
emergente no se basaba tanto en la experimentación y la investigación clínica
como en un cierto deseo de homologación con la medicina.
Pinel (Escuela Francesa) fue de aquellos que constituyeron la clínica médica
como observación y análisis sistemático de los fenómenos perceptibles de la
enfermedad; resultado de ello es su Nosografía. Su nosología apunta a crear
grandes clases fenoménicas, de comportamientos, la Nosografía clasifica las
enfermedades mentales en grandes categorías, sirviéndose para ello de los
síntomas más notorios; Pinel mismo comienza el trabajo de separación de las
locuras sintomáticas y de las locuras idiopáticas o esenciales.
La clínica francesa de la segunda mitad del siglo XIX estuvo marcada, en gran
medida, por la enseñanza y los ideales de Jean-Pierre Falret Magnan.
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Critica el término Demencia Precoz porque no es una verdadera demencia ni es
precoz, porque demencia implica deterioro global y progresivo de funciones
(memoria, orientación, atención, inteligencia, juicio, pensamiento, ideación), que
en la Demencia Precoz de Kraepelin están conservadas. De ahí que Bleuler
proponga cambiar el nombre por Esquizofrenia, escis (esquizo) de la mente
(phrenos). Plantea que consiste en un trastorno de la personalidad que se
desagrega, se escinde, por haber una perturbación de la función asociativa, a
nivel de la asociación de las representaciones, de asociación de ideas.
Para Bleuler y Kraepelin el delirio, alucinación, trastorno del lenguaje y la
escritura, etc, no son síntomas fundamentales sino accesorios, su presencia no
es suficiente para establecer un diagnóstico. Bleuler también distingue formas
clínicas de la Esquizofrenia: paranoide, habefrénica, y catatónica; y le agregará
la tríada sintomática basal (autismo, ambivalencia y trastorno de asociación) y
donde abundan los síntomas negativos: abulia acentuada, poca o nula conexión
con el entorno, atención empobrecida, ausencia de afectividad en los vínculos,
etc.
Basa su crítica a la Demencia Precoz en que Kraepelin agrupa demasiados
cuadros muy diferentes. Propone un nuevo cuadro PSICOSIS ALUCINATORIA
CRONICA apoyado en la hipótesis respecto del mecanismo de producción de las
alucinaciones basado en la idea de una desagregación de la personalidad, en
estos sujetos la personalidad se quiebra, se escinde.
Clérambault:
SINDROME DE AUTOMATISMO MENTAL definido como el síndrome basal y
fundamental de la PAC, que incluye una variedad enorme de fenómenos, signos
iniciales del surgimiento de una PAC: eco del pensamiento, vacío de
pensamiento, etc. El delirio es secundario a la emergencia de los fenómenos del
SAM, una reacción de la personalidad a la irrupción de esos fenómenos.
Extrae los delirios de celos, erotómano y reivindicativo, y los reúne en una nueva
categoría PSICOSIS PASIONALES.
Indica que el SAM es:
Basal: está en el fundamento del desarrollo de los síntomas de la PAC
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Inicial: se encuentra desde los primeros momentos de la enfermedad
Anideico: los fenómenos no se pueden explicar por asociación de ideas,
aparecen disruptivamente como proviniendo desde afuera de lo que el sujeto
está pensando
Neutro: afectivamente los fenómenos son vividos por el sujeto sin tonalidad
afectiva o apenas con un ligero e inespecífico malestar.
No sensorial: son fenómenos que, al menos al inicio, no afectan a los órganos de
los sentidos
Fenómenos elementales:
Como luego indicaré, todos los fenómenos elementales presentan ciertos rasgos
comunes, si bien los ámbitos en los que se pueden captar son esencialmente
tres: el pensamiento, la vivencia del cuerpo y los sentimientos, especialmente los
enigmáticos y de perplejidad, los de inefabilidad y las autorreferencias. Se trata
de fenómenos cuya matriz mínima revela y contiene la estructura general de la
psicosis.
Por ser consustanciales a ella, es decir, patognomónicos, su discreta presencia
nos indica la existencia de una estructura psicótica, cuyo desencadenamiento
clínico puede o no haberse producido; dichos fenómenos pueden hallarse de una
forma constante o bien recurrente, pueden asimismo estar enmascarados o
ensombrecidos por otras cristalizaciones sindrómicas muy aparatosas o por
formaciones del carácter y rasgos de la personalidad, pero no hay psicoterapia ni
neuroléptico que pueda erradicarlos completamente.
Por este motivo, me parece harto pertinente establecer una clasificación de los
fenómenos elementales en relación a los tres grandes polos de la psicosis: el
paranoico, el esquizofrénico o xenopático y el melancólico–maníaco.
Es obligado ahora detallar algunos de esos fenómenos elementales, que
transcribiré con los términos del autor. De tan minucioso, Clérambault elabora
una semiología que fragmenta los signos y los multiplica, con lo que se aboca a
establecer continuas taxonomías, cada vez más pormenorizadas. En lo tocante a
las manifestaciones iniciales de las psicosis alucinatorias crónicas, traza una
primera demarcación entre los fenómenos sutiles y los ideo–verbales. Los
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primeros se caracterizan por constituir interferencias en el curso del
pensamiento, pero son interferencias sin contenido: juegos de palabras,
entonaciones bizarras, flujo incoercible de representaciones visuales,
emancipación de los abstractos, devanado mudo de los recuerdos; vacío del
pensamiento, perplejidad sin motivo; paso de un pensamiento invisible, impresión
de adivinación del pensamiento, etc. También los fenómenos ideo–verbales son
neutros y atemáticos, siendo su modelo el eco del pensamiento; además de éste,
los fenómenos clásicamente descritos: extrañeza del pensamiento, enunciación
de gestos e intenciones, actos comentados; a éstos añade nuestro autor:
palabras explosivas, juegos silábicos, kiries, absurdidades; intuiciones y
veleidades abstractas, detenciones del pensamiento abstracto, etc. Los que
acaban de citarse constituyen el grueso de los fenómenos iniciales, es decir, el
Pequeño Automatismo Mental. «La tendencia a la verbalización se realiza
progresivamente: indiferenciado al principio, el pensamiento se torna
gradualmente auditivo o verbo–motriz; las voces se constituyen con cuatro
caracteres: verbales, objetivas, individualizadas y temáticas. […] El fondo común
de estos fenómenos es un trastorno, por así decir, molecular del pensamiento
elemental.
En numerosas ocasiones, a partir de estos fenómenos iniciales, elementales o
primarios, se edifica el Síndrome completo de Automatismo Mental o Triple
Automatismo: trastornos del pensamiento y del lenguaje, voces, y automatismos
motores y sensitivos. Cuando se llega a este estado, las manifestaciones más
conspicuas dominan el cuadro clínico, pero la psicosis como tal es antigua.
Este autor, volviendo sobre la definición clásica de Esquirol, le añade una breve
coletilla: «una percepción sin objeto a percibir»; es decir, que la alucinación
consiste en percibir un objeto «que no debe ser percibido o, lo que equivale
a lo mismo, que únicamente es percibido por una falsificación de la
percepción.
El sujeto capturado por una certeza no es alguien que se esfuerza en comprobar o
verificar, sino que confirma una y otra vez la formula contenida en su certeza
delirante.
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El mecanismo llamado Verwerfung (El mecanismo de la Psicosis, es el rechazo
radical o la forclusión, como lo tradujo Lacan), de manera que ya desde entonces
psicosis y certeza comenzaron a concebirse como términos lógicamente
interrelacionados, como el reverso y el anverso de una experiencia común.
Freud explica al mostrar que eso de lo que el sujeto se defiende de forma tan
radical termina por retornarle mezclado con la realidad, lo que quiere decir que lo
experimenta como real (alusión, alucinación, revelación, certeza delirante, etc.).
Lacan por su parte desarrolla la experiencia psicótica diciendo que está
determinada por los desajustes sobrevenidos en la articulación borronea de los
tres registros que configuran la experiencia humana: Real, Simbólico e Imaginario.
La diferencia entre delirios y fenómenos elementales deben ser consideradas para
el criterio diagnóstico. Este es el punto de partida de dos formas irreconciliables de
concebir la psicosis: mientras unos pensamos que el delirio tiene sobre todo una
función reconstructiva y autocurativa, como decía Freud, hay quienes no ven en él
más que el signo por excelencia de la enfermedad. Otro tanto sucede con los
fenómenos elementales, cuyo valor divide a los psicopatólogos en dos grupos
enfrentados: algunos consideramos que esos fenómenos contienen el plano en
miniatura de cuanto podrá o no desarrollarse en la psicosis; también hay autores,
empero, que los juzgan sin conexión alguna con lo que habrá de suceder a ese
sujeto.
Certeza versus creencias
Freud nos advierte que existe una incapacidad de creer en el paranoico, de esa
característica suya que consiste en rechazar la creencia [versagen des Glaubens]
mediante la proyección; claro que, a través de esa estrategia defensiva, termina el
paranoico por asomarse con la certeza. De hecho, bastaría con que el psicótico
pudiera albergar creencias para escapar de la certeza: si dudaría de sus
razonamientos, comprobaría sus ideas y podría dar la espalda a tal creencia para
afirmarse en tal otra, es decir, sería tan normal como cualquier otro. Quien cree, o
dice creer, se esfuerza por convencer y convencerse. Es en ese movimiento
apologético donde aspira a reafirmar su creencia, asunto que culminaría con
éxito si terminara por creérselo él mismo.
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El psicólogo debe prestar atención al arraigo y a la determinación que poseen para
cada sujeto las opiniones, las creencias y las certezas. Tan firmemente se aferran
a las creencias, que creen ver lo que no ven. La estabilidad que aportan las
creencias se pone de relieve en el papel emprendedor que desempeñan en la vida
del sujeto, sea para bien o para mal.
Es tal el poderío de la certeza y tal el determinismo que ejerce, que el
loco podría prescindir de todo excepto de su certeza, pues en ella
está su destino de principio a fin y a ella consagra toda su existencia.
La certeza del psicótico, que consiste, a mi modo de ver, en un puro
estatismo o instante permanente.
La certeza condena al psicótico a una soledad esencial. Esta dimensión trágica se
manifiesta en el hecho de que ningún psicótico asume y desarrolla la certeza de
otro, por más que traten de cosas parecidas; en esto se diferencian abiertamente
la psicosis y la ciencia. Pues la soledad del loco es proporcional a la imposibilidad
de compartir su verdad con el resto de los mortales. El Dr. Nash (psicótico)
manifestaba “Me sentía como un profeta que vagaba solo por el mundo, alguien
que tenía una gran verdad que transmitir pero que no encontraba ningún
interlocutor”.
La experiencia de la psicosis guarda poca relación con las creencias, pues el
drama del psicótico radica precisamente en soportar una certeza que le
compromete y determina, una certeza por definición intransferible.}
Metafora paterna
La metáfora paterna puede plantearse como el paradigma mismo de la producción
de significación a partir de la articulación significante. De una cuestión preliminar a
todo tratamiento posible de la psicosis" da cuenta de la relación entre: significante
(simbólico) y significado (imaginario).
Se trata aquí de los efectos que produce, no el padre del sujeto, sino la operación
simbólica de aquello que Lacan denominó "nombre del padre". El nombre del
padre es un significante, y un significante que es señalado por Lacan como
esencial como soporte de la ley primer tiempo lógico en el que, situamos una
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primera operación de simbolización que se efectúa ya a partir de las "idas vueltas"
de la madre.
Si nos situamos en el nivel de la realidad se comprueba por experiencia, que el
padre existe incluso sin estar. Cuando el niño se ha quedado solo con su madre,
puede observarse complejos de Edipo completamente normales, lo que hay que
localizar en el nivel del padre simbólico. Se trata aquí de los efectos que produce
la operación simbólica de aquello que Lacan denominó "nombre del padre. En
otras palabras hay una ausencia del Significante Nombre del Padre lo que a nivel
simbólico genera una falta
Debe ser concebido, más bien, como el significante que inscribe, por su operatoria
en lo simbólico, el nombre de la falta. El nombre del padre indica que lo que a la
madre le falta es el falo. La operación del nombre del padre supone así, menos la
introducción de la falta, que el redoblamiento simbólico de la misma. Puede
decirse también que nombra esa falta como castración, que la significa como
castración. La gran mayoría de los trastornos del lenguaje del esquizofrénico
parecen poder ser relacionados con la carencia de la significación fálica.
Cuando la ley paterna impone su función, el sujeto incorpora el significante, se
separa del seno materno, inicialmente fantaseado como perteneciente al cuerpo
propio. El cuerpo, por esta misma razón, queda vaciado de goce, y éste es
localizado entonces en un afuera del cuerpo fálico que orienta la satisfacción de
las pulsiones a partir de esos cortes que son los bordes del organismo.
La forclusión del Nombre del Padre implica la carencia del límite
fálico, de tal forma que el psicótico se convierte en "un sujeto del
goce" y se encuentra a merced de las desregulaciones del goce; de
ello son testimonio los trastornos hipocondríacos y las alucinaciones
diversas
No se trata de su mayor o menor presencia, sino de la simple oposición
significante que opera el hecho de que, de a ratos, la madre se ausenta: la
oposición presencia-ausencia, captada en su núcleo más fundamental por el fort-
da freudiano DM
X
18
Psicosis actuales. Psicosis ordinarias (Alvares)
19
puede contener propiedades simbólicas que afecten favorablemente al reequilibrio
de lo Imaginario y lo Real.
Los efectos del apuntalamiento imaginario mediante identificaciones, esto es,
formas de compensación en las que el psicótico se sostiene mientras hace suyos,
a través de una identificación, rasgos, caracteres, actitudes e ideales de otros
La invención de una suplencia, logro que en muchas ocasiones permite posponer
definitivamente el desencadenamiento; naturalmente, cuando estas personas se
ponen en tratamiento, resulta de capital importancia el savoir–faire del clínico. A
diferencia de la compensación imaginaria, la suplencia implica un trabajo
significante, esto es, la sustitución del Nombre–del–Padre por otro significante
capaz de suplirlo.
20
Al juicio pronunciado desde adentro habría debido aceptarlo; al que llegaba desde
afuera podía desautorizarlo. Con esto, el juicio, el reproche, era mantenido lejos
del yo
La paranoia tiene el propósito de defenderse de una representación inconciliable
para el yo proyectando al mundo exterior el sumario de la causa que la
representación misma establece. Abuso del mecanismo de proyección a los fines
de la defensa.
La Paranoia crónica en su forma clásica es un modo patológico de la
defensa…Uno se vuelve loco por cosas que no tolera, suponiendo que uno posea
la predisposición psíquica peculiar para ello. Algo era reprimido. Es probable que
cayera en irritación con la visión o con el recuerdo de esa visión.
La paranoia tiene el propósito de defenderse de una representación inconciliable
para el yo proyectando al mundo exterior el sumario de la causa que la
representación misma establece. Abuso del mecanismo de proyección a los fines
de la defensa.
El yo expulsa hacia afuera una idea que se le ha hecho intolerable por su carga
excesiva y, al hacerlo, se separa también de la realidad exterior cuya idea es la
imagen psíquica. “El yo se sustrae a la representación inconciliable, pero ésta
inseparablemente unida a un fragmento de la realidad, de modo tal que el yo, al
realizar esta acción, se ha separado también, en su totalidad o en parte, de la
realidad.” Freud
Las manifestaciones psicóticas tales como el delirio o la alucinación no son los
efectos inmediatos de una causa dada, sino que son las consecuencias derivadas
de la lucha entablada por el yo para defenderse contra un dolor insoportable es la
expresión mórbida del intento desesperado del yo de preservarse, de librarse de
una representación inasimilable que, a la manera de un cuerpo extraño, amenaza
su integridad
El yo, se ve por lo tanto desbordado y, ciegamente, se amputa una parte de sí
mismo, de la representación de una realidad que le resulta insoportable. ¿Qué
significa “sustraerse”, “expulsar fuera de sí”, “amputarse” o “repudiar la
21
representación”? Significa que una representación psíquica que tiene para el yo
una carga demasiado importante, queda de pronto privada de toda significación.
UNIDAD 3 “LAS NEUROSIS”
23
la represión, el exceso de energía pasa de su estado primero —sobrecarga
de una representación intolerable— a ese otro estado de carga que es el
sufrimiento corporal. La carga se transforma, pues, pero no por ello deja de
ser un exceso de energía generador de mórbidos efectos.
Ahora bien, este conflicto "sobrecarga/represión", que hemos destacado en
nuestro afán de comprender el mecanismo de la histeria, en realidad
constituye el fundamento de todas las neurosis. La especificidad de cada
tipo de neurosis, obsesión, fobia e histeria, dependerá de la modalidad que
adopte el desenlace final del conflicto. Tendremos una neurosis diferente
según el tipo de representación que la sobrecarga acabe por investir tras
abandonar la representación intolerable.
El desenlace del conflicto se decide, de acuerdo con el esquema de
transformación de la energía, en dos estados distintos. Tenemos siempre la
sobrecarga energética en su naturaleza de exceso, pero esta sobrecarga
adopta dos estados diferentes y sucesivos: el estado primero corresponde
al momento en que ella inviste a la representación intolerable "escena
traumática"; y el estado segundo corresponde al momento en que inviste a
una representación cualquiera perteneciente al pensamiento (obsesión), al
mundo exterior (fobia) o al cuerpo (histeria).
Obsesión
El primer desenlace posible consiste en un 'desplazamiento de la carga, que
abandona la representación penosa, se instala en el pensamiento y sobre
inviste una idea consciente que ha pasado a invadir la vida del neurótico.
Reconocemos aquí el mecanismo de formación de la idea fija obsesiva.
Fobia
El segundo desenlace corresponde al caso de la neurosis fóbica. La carga
abandona igualmente la representación pero, en vez de instalarse de
inmediato en un elemento del pensamiento, como sucede en la obsesión,
en Un primer momento queda libre en el yo, desconectada, a la expectativa.
24
DIFERENCIA ENTRE LOS FANTASMAS HISTÉRICO, OBSESIVO Y
FÓBICO
25
aparezca en ese momento una crisis de angustia o síntomas similares a la
angustia.
El trastorno de angustia sin agorafobia se caracteriza por crisis de
angustia recidivantes e inesperadas que causan un estado de permanente
preocupación al paciente.
El trastorno de angustia con agorafobia se caracteriza por crisis de
angustia y agorafobia de carácter recidivante e inesperado.
La agorafobia sin historia de trastorno de angustia se caracteriza por la
presencia de agorafobia y síntomas similares a la angustia en un individuo
sin antecedentes de crisis de angustia inesperadas.
3) La fobia específica se caracteriza por la presencia de ansiedad clínicamente
significativa como respuesta a la exposición a situaciones u objetos específicos
temidos, lo que suele dar lugar a comportamientos de evitación.
4) La fobia social se caracteriza por la presencia de ansiedad clínicamente
significativa como respuesta a ciertas situaciones sociales o actuaciones en
público del propio individuo, lo que suele dar lugar a comportamientos de
evitación.
5) El trastorno obsesivo-compulsivo se caracteriza por obsesiones (que
causan ansiedad y malestar significativos) y/o compulsiones (cuyo
propósito es neutralizar dicha ansiedad).
6) El trastorno por estrés postraumático se caracteriza por la reexperimentación
de acontecimientos altamente traumáticos, síntomas debidos al aumento de la
activación (arousal) y comportamiento de evitación de los estímulos relacionados
con el trauma.
7) El trastorno por estrés agudo se caracteriza por síntomas parecidos al trastorno
por estrés postraumático que aparecen inmediatamente después de un
acontecimiento altamente traumático.
8) El trastorno de ansiedad generalizada se caracteriza por la presencia de
ansiedad y preocupaciones de carácter excesivo y persistente durante al
menos 6 meses.
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9) El trastorno de ansiedad debido a enfermedad médica se caracteriza
por síntomas prominentes de ansiedad que se consideran secundarios a los
efectos fisiológicos directos de una enfermedad subyacente.
10) El trastorno de ansiedad inducido por sustancias se caracteriza por
síntomas prominentes de ansiedad que se consideran secundarios a los
efectos fisiológicos directos de una droga, fármaco o tóxico.
11) El trastorno de ansiedad no especificado se ha incluido en esta sección
con el objetivo de poder acoger aquellos trastornos que se caracterizan por
ansiedad o evitación fóbica prominentes, que no reúnen los criterios
diagnósticos de los trastornos de ansiedad específicos ya mencionados
(bien síntomas de ansiedad sobre los que se dispone de una información
inadecuada o contradictoria).
Trastornos Somatomorfos
27
un trastorno neurológico o médico. Se considera que los factores
psicológicos están asociados a los síntomas o a las disfunciones.
IV- El trastorno por dolor consiste en la presencia de dolor como objeto
predominante de atención clínica. Además, se considera que los factores
psicológicos desempeñan un papel importante en su inicio, gravedad,
exacerbación o persistencia.
V- La hipocondría es la preocupación y el miedo de tener, o la idea de
padecer, una enfermedad grave a partir de la mala interpretación de los
síntomas o funciones corporales.
VI- El trastorno dismórfico corporal es la preocupación por algún defecto
imaginario o exagerado en el aspecto físico.
VII- En el trastorno somatomorfo no especificado se incluyen los trastornos
con síntomas somatomorfos que no cumplen los criterios de cualquiera de
los trastornos somatomorfos específicos.
Trastorno Disociativo
28
personalidad que controlan el comportamiento del individuo de modo
recurrente, junto a una incapacidad para recordar información personal
importante, que es demasiado amplia para ser explicada por el olvido
ordinario.
D. El trastorno de despersonalización se caracteriza por una sensación
persistente y recurrente de distanciamiento de los procesos mentales y del
propio cuerpo, junto a la conservación del sentido de la realidad.
E. El trastorno disociativo no especificado se incluye para codificar trastornos en
los que la característica predominante es un síntoma disociativo que no cumple los
criterios para el diagnóstico de un trastorno disociativo específico.
Unidad 4: Trastornos del estado de ánimo
Duelo y Melancolía
Freud define al duelo y a la melancolía como la pérdida de un ser querido o de alguna
extracción que haga las veces de él, la patria, la libertad, un ideal, etcétera. Frente a esta
pérdida algunas personas desarrollan un duelo y otras una melancolía.
Duelo: No es un estado patológico. No debe someterse al paciente a un tratamiento ya
que es inadecuado y perjudicial perturbarlo. Al cabo de algún tiempo desaparece por sí
solo.
Podemos pensar que el duelo conlleva una desviación de la conducta normal de la vida,
pero esto es algo que no debería llamar la atención. Es decir a nadie se le ocurriría decir
que una persona que atraviesa un duelo está enferma, sino que se sabe que después de
un tiempo la persona va a volver a la normalidad
Melancolía: Estado de ánimo profundamente doloroso en donde hay:
Cesación del interés por el mundo exterior.
Pérdida de la capacidad de amar.
Inhibición de todas las funciones.
Disminución del amor propio (reproches, acusaciones, que el paciente se hace así
mismo y espera ser castigado)
29
Para Freud el duelo también presenta estas características excepto la perturbación por el
amor propio, característica únicamente de la melancolía.
¿Cómo se procesa esta pérdida?:
1) Al principio existía un enlace libidinal con un objeto.
2) Ese objeto se pierde.
3) En el duelo la libido que estaba puesta en ese objeto se puede transferir a otro.
4) En la melancolía la libido libre se retrae al yo. El yo se identifica con el objeto
perdido.
La sección de los trastornos del estado de ánimo incluye los trastornos que tienen como
característica principal una alteración del humor. Los criterios de la mayoría de los
trastornos del estado de ánimo exigen la presencia o ausencia de los episodios afectivos
descritos en la primera parte de esta sección. Los trastornos del estado de ánimo están
divididos en trastornos depresivos («depresión unipolar »), trastornos bipolares y dos
trastornos basados en la etiología: trastorno del estado de ánimo debido a enfermedad
médica y trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias. Los trastornos
depresivos se distinguen de los trastornos bipolares por el hecho de no haber historia
previa de episodio maníaco, mixto o hipomaníaco.
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El trastorno bipolar I se caracteriza por uno o más episodios maníacos o mixtos,
habitualmente acompañados por episodios depresivos mayores.
El trastorno bipolar II se caracteriza por uno o más episodios depresivos mayores
acompañados por al menos un episodio hipomaníaco.
El trastorno ciclotímico se caracteriza por al menos 2 años de numerosos períodos de
síntomas hipomaníacos que no cumplen los criterios para un episodio maníaco y
numerosos períodos de síntomas depresivos que no cumplen los criterios para un
episodio depresivo mayor.
El trastorno bipolar no especificado se incluye para codificar trastornos con
características bipolares que no cumplen criterios para ninguno de los trastornos bipolares
específicos definidos en esta sección (o síntomas bipolares sobre los que se tiene una
información inadecuada o contradictoria).
El trastorno del estado de ánimo debido a enfermedad médica se caracteriza por una
acusada y prolongada alteración del estado de ánimo que se considera un efecto
fisiológico directo de una enfermedad médica.
El trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias se caracteriza por una
acusada y prolongada alteración del estado de ánimo que se considera un efecto
fisiológico directo de una droga, un medicamento, otro tratamiento somático para la
depresión o la exposición a un tóxico.
El trastorno del estado de ánimo no especificado se incluye para codificar los
trastornos con síntomas afectivos que no cumplen los criterios para ningún trastorno del
estado de ánimo y en los que es difícil escoger entre un trastorno depresivo no
especificado y un trastorno bipolar no especificado (p. ej., una agitación aguda).
Unidad 5: Perversiones
El termino perversión etimológicamente proviene del latin “perversus” cuya raíz significa
“invertido o cambiado”. Se refiere a infracción a un orden sexual o a costumbres
ordenadas de la sexualidad. Define entonces originariamente perturbaciones de la moral.
31
Así pues con la expresión “perversiones” se hace referencia a anomalías de la sexualidad
y de las diferencia de lo que sería un desenlace normal de la misma.
Las perversiones serían rasgos de la sexualidad que no estarían al servicio de un orden
normal o al servicio de la reproducción e incluiría a: Onanismo, fetichismo, zoofilia,
exhibicionismo. Desde Barrionueo, la sexualidad dependería de la estructuración de la
conflictiva edípica y la forma en que se la atraviese dará cuenta de una peculiar
conformación en la posición sexual o identidad sexual del Sujeto. “La neurosis es el
negativo de la perversión”.
(Dor, J. 1995) ¿Qué se entiende por perversidad? Se trataría, según Henn Ey, de una
elecc1on inmoral en las reglas normativas del comportamiento: "El perverso no sólo se
abandona al mal, sino que lo desea”. El comportamiento social del perverso parecerla
depender igualmente de su nivel intelectual; su grado de adaptación social variaría en
función su carácter.
El proceso perverso se detectaría muy temprano en la evolución de la personalidad, dada
la presencia de signos precursores tales como la malignidad, la crueldad, la violencia de
carácter, la indisciplina y la mentira o sea una serie de defectos que la familia y los
educadores no podrían circunscribir.
El perverso regula su conducta sobre la realización de sus deseos, de sus apetitos, sin
consideración por lo que se puede llamar el sentimiento de la dignidad individual y el
respeto del otro, o por carencia de estos elementos moderadores habituales. A menudo
encuentra una asociación con malhechores, la ayuda y la estimulación que extiende su
campo de acción y exalta su nocividad.
Las perversiones sexuales se ordenan entonces clásicamente en dos géneros:
1. Las perversiones con respecto a su objeto: Homosexualidad, pedofilia, necrofilia y
bestialismo.
2. Las perversiones con respecto a su medio: Fetichismo, Sadismo, masoquismo.
(Fetichismo – Freud)
La respuesta que el análisis arrojó acerca del sentido y el propósito del fetiche fue en
todos los casos la misma, Si ahora comunico que el fetiche es un sustituto del pene, sin
duda provocaré desilusión. Por eso me apresuro a agregar que no es el sustituto de uno
cualquiera, sino de un pene determinado, muy particular, que ha tenido gran
significatividad en la primera infancia, pero se perdió más tarde. Esto es: normalmente
debiera ser resignado, pero justamente el fetiche está destinado a preservarlo de su
32
sepultamiento {Untergang}. Para decirlo con mayor claridad: el fetiche es el sustituto del
falo de la mujer (de la madre) en que el varoncito ha creído y al que no quiere renunciar.
He aquí, el proceso: el varoncito rehusó darse por enterado de un hecho de su
percepción, a saber, que la mujer no posee pene. No, eso no puede ser cierto, pues si la
mujer está castrada, su propia posesión de pene corre peligro, y en contra de ello se
revuelve la porción de narcisismo con que la naturaleza, providente, ha dotado justamente
a ese órgano.
El fetichismo es una parafilia en el que el “objeto sexual normal” es sustituido por otro que
puede cumplir con el fin “sexual normal”. En sus “Tres ensayos de la teoría
sexual” Freud revela que existen dos tipos de fetichismo. El primer tipo
de fetichismo puede funcionar como un puente hacia la segunda, de esta manera la
patología aparece cuando el deseo hacia el fetiche se fija dejando a un lado el fin moral,
determinando así el objeto de fetiche como un fin sexual. El vuelco al fetichismo
corresponde a los primeros años de la infancia, así como la elección del fetiche mismo,
están determinados constitucionalmente.
El caso patológico del fetichismo parece aparecer sólo cuando la aspiración al fetiche se
fija y sustituye a la meta sexual normal o cuando el fetiche se desprende de esa persona
determinada y se convierte por sí mismo en objeto sexual exclusivo. Estas son las
condiciones generales de las variaciones de la pulsión sexual convertidas en desviaciones
patológicas.
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En la neurosis lo que se reprime es la idea. Se actúa contra la demanda pulsional. En la
perversión, el mecanismo de defensa prevalente es la negación; se actúa contra la
percepción, que trae a conocimiento la demanda de la realidad. Lo pulsional aparece
ligado a la intolerancia frente a la angustia. El perverso sabe sobre la castración, pero ese
saber ahora ocupado por el objeto lo aleja del peligro de la angustia, no hay más allá de
ese objeto, y en relación al deseo, no hay incertidumbre, insatisfacción, sobre lo que
quiere y sobre cómo llegar a eso.
Trastornos de la Personalidad
Un trastorno de la personalidad es un patrón permanente e inflexible de experiencia
interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la
cultura del sujeto, tiene su inicio en la adolescencia o principio de la edad adulta, es
estable a lo largo del tiempo y comporta malestar o perjuicios para el sujeto. Los
trastornos de la personalidad incluidos en esta sección se exponen a continuación.
El trastorno paranoide de la personalidad es un patrón de desconfianza y suspicacia
que hace que se interpreten maliciosamente las intenciones de los demás.
El trastorno esquizoide de la personalidad es un patrón de desconexión de las
relaciones sociales y de restricción de la expresión emocional.
El trastorno esquizotípico de la personalidad es un patrón de malestar intenso en las
relaciones personales, distorsiones cognoscitivas o perceptivas y excentricidades del
comportamiento.
El trastorno antisocial de la personalidad es un patrón de desprecio y violación de los
derechos de los demás.
El trastorno límite de la personalidad es un patrón de inestabilidad en las relaciones
interpersonales, la autoimagen y los afectos, y de una notable impulsividad.
El trastorno histriónico de la personalidad es un patrón de emotividad excesiva y
demanda de atención.
El trastorno narcisista de la personalidad es un patrón de grandiosidad, necesidad de
admiración y falta de empatía.
El trastorno de la personalidad por evitación es un patrón de inhibición social,
sentimientos de incompetencia e hipersensibilidad a la evaluación negativa.
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El trastorno de la personalidad por dependencia es un patrón de comportamiento
sumiso y pegajoso relacionado con una excesiva necesidad de ser cuidado.
El trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad es un patrón de preocupación
por el orden, el perfeccionismo y el control.
Trastorno de la Conducta Alimentaria
Los trastornos alimentarios se caracterizan por alteraciones graves de la conducta
alimentaria. En este capítulo se incluyen dos trastornos específicos: la anorexia nerviosa y
la bulimia nerviosa. La anorexia nerviosa se caracteriza por el rechazo a mantener el
peso corporal en los valores mínimos normales. La bulimia nerviosa se caracteriza por
episodios recurrentes de voracidad seguidos por conductas compensatorias inapropiadas
como el vómito provocado, el abuso de fármacos laxantes y diuréticos u otros
medicamentos, el ayuno o el ejercicio excesivo.
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La OMS define el consumo de riesgo como un patrón de consumo actual que si se
mantiene puede acabar ocasionando daños para la salud física o mental al individuo.
La evaluación de los hábitos de consumo alcohólico forma parte indispensable de una
correcta anamnesis médica. Para evaluar con rapidez y fiabilidad la ingesta etílica, es
importante evitar diálogos improductivos (¿Cuánto bebe usted?, “Lo normal…” suele ser
la respuesta) y utilizar instrumentos estandarizados y validados.
Síndrome de dependencia alcohólica
Es un conjunto de fenómenos fisiológicos, comportamentales y cognitivos en los que el
uso del alcohol se convierte en una prioridad para el individuo por encima de otras
conductas que antes eran de gran valor para él.
En el tratamiento del SDA suelen distinguirse dos fases: la desintoxicación y la
deshabituación. El proceso de desintoxicación suele durar de 1 a 2 semanas, mientras
que la deshabituación se completa en un período de unos 2 años aproximadamente.
El síndrome de abstinencia alcohólica es habitual en los alcohólicos crónicos, desde
formas poco expresivas como temblores distales, hasta un delirium tremens. Las
alucinaciones visuales o auditivas aparecen entre 24 y 48h tras el cese de la ingesta y
suelen desaparecer en pocos días. Sin embargo, algunos pacientes pueden tener
alucinaciones auditivas durante un tiempo prolongado y desarrollar un cuadro clínico
similar a la esquizofrenia.
Drogodependencias
La OMS define la drogodependencia como «Estado psíquico y, a veces, físico resultante
de la interacción de un organismo vivo y una droga, caracterizado por un conjunto de
respuestas comportamentales que incluyen la compulsión a un conjunto de respuestas
comportamentales que incluyen la compulsión a consumir la sustancia de forma
continuada con el fin de experimentar sus efectos psíquicos o, en ocasiones, de evitar la
sensación desagradable que su falta ocasiona.
Ley de SALUD MENTAL CAPITULO 2 ARTÍCULO 4º.- Las adicciones deben ser aborda-
das como parte integrante de las políticas de salud mental. Las personas con uso
problemático de drogas, legales e ilegales, tienen todos los derechos y garantías que se
establecen en la presente ley en su relación con los servicios de salud.
Toda persona a la mejor atención disponible en salud mental y adicciones, al trato digno,
respetuoso y equitativo, propugnándose la responsabilidad indelegable del Estado en
garantizar el derecho a recibir un tratamiento personalizado
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