Rubiolo - EL SUDESTE ASIÁTICO Y LA ASEAN EN EL ESCENARIO ECONÓMICO Y POLÍTICO INTERNACIONAL CONTEMPORÁNEO - 2017
Rubiolo - EL SUDESTE ASIÁTICO Y LA ASEAN EN EL ESCENARIO ECONÓMICO Y POLÍTICO INTERNACIONAL CONTEMPORÁNEO - 2017
Rubiolo - EL SUDESTE ASIÁTICO Y LA ASEAN EN EL ESCENARIO ECONÓMICO Y POLÍTICO INTERNACIONAL CONTEMPORÁNEO - 2017
Cuaderno de Cátedra
Relaciones Internacionales
2017
EL SUDESTE ASIÁTICO Y LA ASEAN EN EL ESCENARIO ECONÓMICO Y
POLÍTICO INTERNACIONAL CONTEMPORÁNEO
M. Florencia Rubiolo1
Resumen2:
El Sudeste de Asia (SEA), configurado como tal durante la Segunda Guerra
Mundial, es una región heterogénea y dinámica. Ubicada estratégicamente en la
segunda zona marítima con mayor flujo comercial del mundo, se ha convertido en la
actualidad en un pujante polo económico y financiero mundial. Estas condiciones se
combinan con escenarios internos de inestabilidad política y conflictos religiosos,
culturales y territoriales, y externos con una incesante intervención de las grandes
potencias, particularmente de Estados Unidos y China. La Asociación de Naciones del
Sudeste de Asia (ASEAN), frente a estos numerosos desafíos intra y extra regionales, se
ha consolidado como el pilar de la integración, amalgamando las diferencias de sus
países miembros.
Este trabajo aborda de manera introductoria las condiciones presentes y las
proyecciones económicas y políticas para el SEA, a fin de posicionarlo en el sistema
internacional contemporáneo. Con este objetivo, también se analizan las relaciones
intrarregionales en el marco de la ASEAN y los vínculos de la región con la República
Popular China (RPC) y Estados Unidos, como los poderes extrarregionales con mayor
influencia desde fines de la Guerra Fría.
1. INTRODUCCIÓN
El Sudeste de Asia (SEA) se erige en el extremo Oriente como un centro de
acelerado crecimiento y dinámico desarrollo económico. En los últimos 30 años se
consolidó como una región exportadora de manufacturas, centro de recepción de
inversiones extranjeras, y al mismo tiempo un ejemplo de integración política
perdurable con escasos conflictos armados interestatales entre los países del área 3.
1
Doctora en Relaciones Internacionales, UNR. Investigadora en el Consejo Nacionales de
Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Directora de proyecto de investigación en la
Universidad Siglo 21. Profesora titular de Historia de las Relaciones Internacionales, Universidad
Católica de Córdoba.
2
Este trabajo se realizó con la colaboración de los licenciados Leonardo A. Pizarro (GEIC y US21) y
Federico Olagaray (UCC).
3
Existen conflictos territoriales entre los países de la región pero que no han llevado a un conflicto
armado de larga duración. Algunos de ellos son: 1) Pedra Blanca Island entre Malasia y Singapur, 2)
Sipadan y Litagan Islands entre Indonesia y Malasia, 3) la delimitación fronteriza entre Tailandia y
La región se compone de once Estados4 con características políticas y
económicas disímiles. En consecuencia, la diversidad es uno de sus rasgos distintivos.
Conviven en el área diferentes tipos de gobierno y modelos de desarrollo económico,
además de religiones, idiomas y etnias. Más allá de la proximidad geográfica y un
pasado colonial común5 – aunque bajo el dominio de distintas potencias, principalmente
Inglaterra y Francia – son escasos los elementos que permiten configurar del Sudeste
una única región. La misma comenzó a tomar forma como un todo durante la Segunda
Guerra Mundial, cuando los británicos decidieron crear un comando unificado, el
Comando del Sudeste Asiático, para enfrentar a los japoneses y recuperar estos
territorios (Piovani; Baglioni, 2004: 24). Con la creación de la Asociación de Naciones
del Sudeste Asiático (ASEAN), los países fortalecieron la noción del SEA como una
región en sí misma y comenzaron a ligar los límites de la región con los de la asociación
(Leifer, 1995: 1).
El Sudeste de Asia fue uno de los escenarios de enfrentamiento durante la
Guerra Fría. La región quedó dividida entre la esfera de influencia soviética y la
norteamericana, una división que se complejizó con el cisma sino-soviético durante la
década del sesenta. La influencia del conflicto internacional dio forma a las relaciones
interregionales dado que los países favorecían la presencia de diferentes actores
extrarregionales. Filipinas, Tailandia y Malasia mantuvieron vínculos estrechos con
Occidente durante todo el conflicto bipolar, los dos primeros con Estados Unidos y el
último con Gran Bretaña, continuando los lazos establecidos durante el período
colonial. Camboya y Laos mantuvieron una postura neutral hasta los setentas, cuando
las presiones norteamericanas por la guerra de Vietnam comenzaron a inclinar a ambos
Estados hacia la esfera Occidental. Con la retirada de Estados Unidos a mediados de la
década y el recrudecimiento del cisma sino-soviético Camboya fortaleció sus vínculos
con Beijing y Laos pasó de la neutralidad al alineamiento con el bloque comunista.
Vietnam fue el único país que desde la independencia6 estableció un gobierno
comunista e incluso durante el cisma sino-soviético se mantuvo cercano a la esfera de la
Malasia, 4) el conflicto por Sabah entre Filipinas y Malasia, 5) La disputa por el Mar de China
Meridional que incluye a China, Vietnam, Filipinas, Brunei, Malasia y Taiwán. (Acharya, 2001; Rubiolo,
2016).
4
Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Singapur, Tailandia, Timor Oriental y
Vietnam.
5
Tailandia fue el único Estado de la región que no fue colonizado, aunque sufrió la intervención de
Francia e Inglaterra. Las posesiones británicas la rodeaban al oeste y al sur y las francesas al norte y al
este (Piovani; Baglioni, 2004:29).
6
En un principio sólo Vietnam del Norte.
URSS. Indonesia mantuvo una postura neutral hasta 1965 (McCloud, 1995: 231). A
partir de allí se adoptó una postura pro Occidental que se intensificó con la llegada de
Suharto al poder, el año siguiente.
La finalización del enfrentamiento bipolar alteró las relaciones entre los países
de la región. El fin de la expansión naval soviética en el Pacífico, el descongelamiento
de la rivalidad URSS-China, y la retirada de las bases estadounidenses de Filipinas
contribuyeron a redefinir el escenario estratégico (Acharya, 2001: 167). Para el SEA, la
retirada soviética fue vista como una pérdida de contrapeso al poder chino y planteó la
necesidad de una redefinición de las estrategias de seguridad, concentrando su atención
en el surgimiento de China como actor de peso en la esfera regional. Al mismo tiempo,
las bases militares en la región perdieron importancia para Estados Unidos, junto a la
escasa atención que el país le prestó al área desde el fin de la guerra de Vietnam (Koh,
2008: 37). Se conformó así un vacío de poder que Beijing comenzó a percibir como una
oportunidad para aumentar su presencia, especialmente en el espacio marítimo. Desde
entonces, los países del SEA han concentrado su atención en fortalecer la organización
regional –que actualmente reúne a diez de los países del área-, evitar el total alejamiento
de Estados Unidos, comprometer a China en el mantenimiento de la estabilidad regional
y promover el desarrollo de las economías nacionales.
En la actualidad la región se posiciona como un polo de crecimiento económico
mundial. La entrada en vigor del Acuerdo de Libre Comercio China-ASEAN (CAFTA)
en 2010, acuerdo sin precedente en la política exterior China, posiciona a la ASEAN en
un lugar de privilegio como socio comercial del gigante asiático. El interés
norteamericano por el SEA, sin embargo, no ha cambiado significativamente. Sus lazos
continúan manteniéndose sobre bases bilaterales, a pesar de la preferencia de la ASEAN
por las aproximaciones multilaterales. Los temas que concentran la relación son los
referidos a seguridad, con especial énfasis – desde el 11-S - en la lucha contra el
terrorismo.
En este contexto, este trabajo aborda de manera introductoria las condiciones
presentes y las proyecciones económicas y políticas para el SEA, a fin de posicionarlo
en el sistema internacional contemporáneo. Con este objetivo, también se analizan las
relaciones intrarregionales en el marco de ASEAN y los vínculos de la región con la
República Popular China (RPC) y Estados Unidos, como los poderes extrarregionales
con mayor influencia desde fines de la Guerra Fría.
2. CONDICIONES ECONÓMICAS Y POLÍTICAS
INTRARREGIONALES
7
En 1998 la economía de Indonesia, medida por el PBI, retrocedió 13.1 por ciento, la de Malasia 7.4 por
ciento y la de Tailandia 10.5 por ciento (Banco Mundial, 2010).
emergentes de dichos países estuvieron mejor preparados para resistir la crisis global de
2008 y mantener un crecimiento estable. Entre las características que presentan
actualmente estos países se encuentran un tipo de cambio más flexible, una menor
deuda externa y una administración fiscal más prudente. Al mismo tiempo, las
economías afectadas por la crisis asiática lograron construir reservas en moneda
extranjera que les permitan suavizar los efectos de una crisis de balanza de pagos
(Lohani, 2009).
La crisis de 2008 enfrentó a las economías del SEA con su mayor desafío desde
1997. A pesar de que los sistemas financieros de la región sufrieron consecuencias
menores – especialmente en comparación con la crisis asiática – la región sintió los
efectos de la caída de la demanda mundial de productos y de la reducción del turismo.
La alta dependencia de las economías de la región en las exportaciones, principalmente
hacia Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y China, la hacen vulnerable a la caída
de la demanda externa.
Este fenómeno se vio agravado por la débil demanda de los mercados internos y
la disminución de las inversiones. Frente a este escenario la mayoría de los gobiernos y
los bancos centrales implementaron medidas de estímulo a través de la expansión fiscal
y monetaria. Se incrementó el consumo interno a través de la reducción de impuestos y
el aumento de salarios, y se estimuló la inversión a través de la reducción de tasas de
interés (Lee, Montesano, 2010: 65-66).
Si bien los países de la región estaban mejor preparados para resistir la crisis
financiera de 2008, la caída del comercio y la inversión afectaron el crecimiento
económico. Athukorala y Chongvilaivan (2010) plantean que en 2009 se auguraba que
las economías emergentes del Sudeste de Asia sortearían los efectos de la crisis con
menos dificultades que otras regiones en desarrollo debido a la expansión de los
mercados internos y a una menor exposición a los shocks de instituciones financieras de
los países centrales -particularmente de Estados Unidos y Europa-. Sin embargo, a pesar
de la menor dependencia directa de centros financieros globales y de la aplicación de
medidas económicas de austeridad -fuerte regulación financiera, mantenimiento de
superávits en cuenta corriente, bajos niveles de déficit y tipos de cambio flexibles-, la
región no pudo escapar a los impactos de la crisis. Como consecuencia principalmente
de la caída de la demanda global de bienes aunada con la reversión de los flujos de
capital que se habían dirigido a las economías asiáticas previa a 2008, las mayores
economías del SEA experimentaron una drástica reducción de sus exportaciones en
2009 y un aumento del desempleo, que luego se combinó con una reducción de las
remesas, generando un agravamiento de los niveles de pobreza, y un retroceso del
desarrollo rural.
11
El conflicto por Sabah, en el norte de la isla de Borneo, comienza en 1963 una vez declarada la
formación de la Federación de Malasia, que incluiría también a Sabah, además de Sarawak y a Singapur.
Sukarno, Presidente de Indonesia en ese momento, condena la anexión de Sabah y Sarawak, y una vez
que la propaganda contra la formación de la Federación bajo la acusación de neo-colonialismo, y los
esfuerzos diplomáticos, resultaron vanos, envía a parte de sus fuerzas armadas a Sabah. Este
emprendimiento militar impulsado por Sukarno es conocido como “Confrontación”. Filipinas se suma a
la condena de la formación de la Federación de Malasia porque reclamaba la región de Sabah como parte
de su territorio, que le había sido cedido al Sultán de Sulu en el siglo VIII por el Sultán de Brunei.
Culmina la “Confrontación” una vez que Suharto toma la Presidencia de Indonesia. Tailandia, oficia
como mediador entre Malasia e Indonesia en el compromiso que finalizaría las hostilidades (Thompson,
1994: 88-94).
Khoman, hacia el desarrollo y la cooperación regional12, con cinco miembros originales:
Tailandia, Malasia, Indonesia, Singapur y Filipinas13. ASEAN retomó de sus
predecesoras la crítica a las bases extranjeras en el área y la necesidad de que la región
en su conjunto sea responsable por la seguridad y estabilidad regional (McCloud, 1995:
298-299). Con la llegada de Suharto al poder en Indonesia logró ponerse fin a más de
una década de confrontación con Malasia y a través de ASEAN se intentó dar un marco
institucional a este proceso de reconciliación regional, objetivo inicial de la
organización (Leifer, 1995: 50). Aunque en la Declaración de Bangkok de 1967 –
documento fundacional de la asociación– se estableció que el propósito de ASEAN era
promover la cooperación económica y social, sus principales logros a la fecha han sido
políticos.
Entre ellos, el más remarcable fue la intervención en la crisis de Indochina que
se había agravado con la invasión de Vietnam a Camboya en 1978. A pesar de las
divergencias iniciales entre los países de la organización, hacia principios de la década
del ochenta los cinco Estados alcanzaron un consenso respecto de qué medidas tomar.
Considerando que Tailandia era el país que sentía la mayor amenaza a su seguridad por
la proximidad geográfica a la región en conflicto, la organización adoptó la postura de
Bangkok y presentó resoluciones en la Asamblea General de las Naciones Unidas
haciendo un llamamiento a una solución durable y abarcativa del conflicto en Camboya,
propuesta que recibió un fuerte apoyo a nivel internacional. ASEAN consiguió aislar a
Vietnam en las Naciones Unidas impidiendo el reconocimiento del gobierno títere que
había establecido en Camboya. Posteriormente auspició la coalición de los grupos de
oposición camboyanos y las reuniones informales de Yakarta para discutir el proceso de
reconciliación nacional. El conflicto finalizó recién en 1991 en la Conferencia de París
sobre Camboya donde se sentaron las bases para el establecimiento del Consejo
Nacional de Camboya con los cuatro grupos locales y para la realización de elecciones.
Actualmente ASEAN cuenta con numerosos organismos en diferentes áreas
temáticas que integran tanto a países de la región como extrarregionales. Centraremos
aquí nuestra atención en tres iniciativas de la organización: el Foro Regional de la
ASEAN (ARF), el ASEAN Plus Three (APT) y el Acuerdo de Libre Comercio China-
12
Para Tailandia, la cooperación regional era una forma de asegurar la independencia de su política
exterior, y de alejarse de China a través del acercamiento a países que se opusieran a la misma
(McCloud, 1995:201-202).
13
Brunei se suma a la organización en 1984, Vietnam en 1995, Laos y Myanmar en 1997 y Camboya en
1999. El único país del SEA que no es miembro de la organización es el recientemente independizado
Timor Oriental.
ASEAN (CAFTA).
El Foro regional tuvo sus inicios en 1993 en la reunión anual de los ministros de
relaciones exteriores de los países de ASEAN en Singapur. Este organismo multilateral,
tiene como objetivos fundacionales promover el diálogo constructivo y las consultas en
temas políticos y estratégicos de interés común a los miembros y la construcción de
confianza y la diplomacia preventiva en la región de Asia Pacífico (ASEAN Regional
Forum, 2017). Los actuales socios de ASEAN en ARF son Australia, Bangladesh,
Canadá, China, Estados Unidos, India, Japón, Mongolia, Nueva Zelanda, Pakistán,
Papua Nueva Guinea, la República Democrática de Corea, la República de Corea,
Rusia, Sri Lanka, Timor Oriental y la Unión Europea.
Cuatro años más tarde, en 1997, surge ASEAN Plus Three (APT). En un intento
de generar soluciones desde la región a la crisis asiática, los países de ASEAN
convocaron por primera vez una reunión informal con los países del noreste de Asia –
China, Japón y Corea del Sur -. Esta reunión se constituyó en el puntapié inicial del
proceso de cooperación económica regional conocido como ASEAN + 3. En sus inicios
APT tuvo dos objetivos principales: 1) limitar los efectos que la crisis financiera había
generado en las economías del Este Asiático y poder prevenir próximas, por medio del
diálogo y la cooperación regional y 2) evitar la marginalización económica de la región
del Sudeste de Asia a través de la integración con el noreste (Wong, 2007: 397). Uno de
los logros más importantes es la Iniciativa Chiang Mai establecida en 2000 en la Cuarta
Cumbre de APT, la cual fue anunciada durante una reunión del Banco Asiático de
Desarrollo y fue diseñada para asistir a los países de la región, principalmente de
ASEAN, en la superación de dificultades relacionadas con la balanza de pagos (Haacke,
2002: 18). Desde su establecimiento hasta abril de 2009 esta iniciativa ha estimulado la
realización de numerosos swaps, entre Japón, Corea del Sur y China y los países de
ASEAN, por un monto actual de 80 mil millones de dólares 14. Con el comienzo del
siglo XXI la cooperación dentro de APT comenzó a abarcar más áreas y a desarrollarse
en múltiples niveles. El rol de China como impulsor de ASEAN + 3, y su creciente
interés de darle un mayor alcance temático a la integración en el este de Asia tuvo una
influencia decisiva en los avances del proceso15.
14
Información extraída de: Joint Ministerial Statement of the 10th ASEAN + 3 Finance Minister Meeting,
5 May 2007, Kyoto, Japón. Disponible en: http://www.mof.go.jp/english/if/as3_070505.htm Consultado:
10 de diciembre de 2009.
15
Aunque no es el interés del presente trabajo profundizar sobre el rol de China en APT, puede ampliarse
la información con: KUIK, Cheng Chwee (2005). “Multilateralism in China's ASEAN policy: its
Por último, el Acuerdo de Libre Comercio China-ASEAN es una iniciativa sin
precedente, tanto por el tamaño del mercado resultante como por ser el primer acuerdo
de esta naturaleza impulsado por Beijing. La propuesta fue presentada por primera vez
por China en 1999, en la tercera Cumbre de APT en Manila. Los estados de la ASEAN
estaban recuperándose de las consecuencias de la crisis económica, en la cual el papel
de Beijing le valió una reputación de líder responsable y lo convirtió en un modelo de
estabilidad económica (Zhang, 2006: 133). La intención inicial fue establecer una
relación comprehensiva y cercana entre ASEAN y China incluyendo un área de libre
comercio y cooperación financiera, desarrollo regional, asistencia tecnológica,
cooperación macroeconómica, entre otros (Cai, 2003: 397). Los motivos detrás de la
conformación del CAFTA son múltiples. En términos generales, esta iniciativa es una
respuesta de ambas partes a la intensificación del regionalismo económico a nivel
mundial y al impacto de la crisis financiera asiática. Desde el punto de vista de
Beijing, el CAFTA permitiría disipar los temores de ASEAN respecto de su
crecimiento. Desde el punto de vista de ASEAN el acuerdo podría convertirse en una
forma de asegurar que la gigante economía china no se desarrollaría a expensas del
bienestar económico de la región.
El acuerdo entró en vigor en enero de 2010, siendo la tercera área de libre
comercio más grande del mundo por detrás del NAFTA y la Unión Europea,
comprendiendo 1700 millones de consumidores, con un PBI combinado de 5.9 trillones
de dólares y un total de comercio de 1.3 trillones (Asia Times Online, 12 de mayo de
2010). Los beneficios que se estima generará el acuerdo, son principalmente a largo
plazo. A través del mismo se simplificarán los procedimientos administrativos,
principalmente aduanas y la obtención de licencias para la inversión (Straits Times, 17
de febrero de 2010), los productos agrícolas de ASEAN-4 (Vietnam, Camboya, Laos y
Myanmar) tendrán un mayor acceso al mercado chino (Wattanapruttipaisan, 2003: 31) y
las exportaciones de componentes se verán favorecidas consecuencia del rol de China
como planta de ensamblaje global (Ravenhill, 2006: 674).
Sin embargo, el Acuerdo trae consigo beneficios y desafíos para los países del
Sudeste Asiático16. Los mayores temores de los gobiernos del SEA giran en torno a las
evolution, characteristics, and aspiration”. Contemporary Southeast Asia. Vol. 27, No. 1: 102-122;
HAACKE, Jürgen (2002), “Seeking influence: China’s diplomacy towards ASEAN after the Asian
crisis”. Asian perspective 26, No. 4: 13-52.
16
Uno de los aspectos que en este sentido se destacan como desafíos es la continuidad de la aplicación de
aranceles sobre los bienes que para cada Estado resultan sensibles (Dicken, 2015). De esta manera, se
consecuencias que la entrada masiva de productos chinos de menor costo puede tener en
la industria local especialmente en los productos manufacturados de mano de obra y
tecnología intensiva.
Un paso más allá en la integración económica asiática lo representa la más
reciente iniciativa de acuerdo mega regional: el Regional Comprehensive Economic
Partnership (RCEP). Después de varios años de discusión, los países del Este de Asia
liderados por la ASEAN decidieron establecer este acuerdo de libre comercio de
alcance regional, que comenzó a negociarse en 2013. El mismo incluye a los diez
miembros de ASEAN, junto a Australia, Nueva Zelanda, Japón, China, Corea del Sur e
India.
18
Cheng afirma que China presionó al Khmer Rouge a aceptar el plan de paz de las Naciones Unidas en
1989-1990, momento en que sus líderes se inclinaban por resistir las presiones diplomáticas de Occidente.
En agosto de 1990, el Premier Li Peng declaró que China no apoyaría la obtención de un rol dominante
del Khmer Rouge en Camboya y que no lo llevaría al poder. También en esa época China suspendió su
apoyo militar al Khmer Rouge. Cheng, Joseph Y.S., “Sino-ASEAN relations in the early twenty-first
century”, Contemporary Southeast Asia, 23 (3), Diciembre 2001: p. 423.
la estabilidad de la relación la representa la disputa por las islas del Mar de China
Meridional (2004:300).
Para Estados Unidos, contrariamente a lo ocurrido con China, el SEA perdió
relevancia en su agenda externa una vez finalizada la Guerra Fría. Según Alice Ba, en
el último cuarto del siglo pasado la política de Estados Unidos hacia la región ha sido
caracterizada como descuidada, rutinaria, incoherente, intermitente y sujeta a cambios
drásticos (2009: 371). La administración Bush le prestó escasa a atención al SEA, la
mayor parte de ella se concentró en los primeros años de la Guerra contra el terrorismo.
La región fue establecida como “segundo frente” en la lucha antiterrorista y esto trajo
como consecuencia un aumento de la asistencia militar estadounidense, tanto en
recursos materiales como humanos. Los ataques terroristas a Bali en 2002 y Jakarta en
2003 dieron mayor impulso a la cooperación militar que se mantuvo en canales
netamente bilaterales.
Las relaciones con Filipinas y Tailandia fueron las que vieron mayores cambios.
La administración Bush otorgó a ambos países el status de Major Non-NATO allies
(MNNA) en 2003. Filipinas recibió el mayor apoyo económico en el marco de la alianza
militar. Con Singapur la cooperación militar también se vio fortalecida desde 2001 y
aún más con la visita de Bush en 2003. La relación Indonesia-Estados Unidos tuvo
varios obstáculos por las críticas de Washington a las violaciones de derechos humanos
en Timor Oriental y a las diferentes percepciones respecto de la Guerra contra el
terrorismo, teniendo en cuenta que Indonesia es el mayor país musulmán del mundo. En
términos generales, según Limaye, la relación militar entre el SEA y Estados Unidos era
más cercana al final del período de Bush que al principio (Limaye, 2004).
Los países del Sudeste, ansiosos por recibir mayor atención de la superpotencia,
vieron en el establecimiento del “segundo frente” una posibilidad de volver a acercar y
comprometer a Estados Unidos en la seguridad regional. Sin embargo, con el correr del
tiempo las críticas contra la intervención norteamericana comenzaron a sumarse. Las
mismas giraban en torno a la radicalización de las comunidades musulmanas de la
región19 – por la forma en que Estados Unidos dirigía la lucha antiterrorista –, a la
menor atención dirigida a los países del área una vez comenzada la guerra en Irak
19
Dos de los países de la región - Malasia e Indonesia - son de mayoría musulmana, y además Filipinas,
Tailandia y Singapur tienen fuertes minorías musulmanas. El hecho de que dos de los gobiernos de la
región – Tailandia y Filipinas- estuvieran lidiando con movimientos islámicos de oposición en su
territorio complicaban sus decisiones respecto de las medidas antiterroristas por miedo a alienar estos
grupos o crear nuevos adherentes (Limaye, 2004).
(Sutter, 2009: 208; Ba, 2009: 378) y a que las exageraciones de Washington ponían en
riesgo la estabilidad de las ya frágiles economías dado que desincentivaban el turismo y
atentaban contra la confianza empresarial (Limaye, 2004).
Un segundo rasgo característico de la política hacia el Sudeste de Asia de la
administración Bush fue la concentración en estrategias bilaterales y la indiferencia por
las multilaterales, tal como lo demuestran la decisión de Condoleezza Rice de no asistir
a las reuniones de ARF en 2005 y en 2007 (New York Times, 2005) y la cancelación
por parte de Bush de la cumbre US-ASEAN en 2007 (Cronin, 2007). Hacia fines de la
segunda presidencia comenzó a notarse un cambio en este sentido. La creciente
presencia de China en los organismos multilaterales de ASEAN y especialmente los
avances en el CAFTA despertaron una respuesta de los estadistas norteamericanos con
propuestas en el área de comercio e inversiones – Enterprise for ASEAN Initiative
(EAI), Trade and Tariff Investment Agreement (TIFA) – y de cooperación estratégica y
política – ASEAN-US Enhanced Partnership (Sutter, 2009:211).
La presidencia de Obama marcó un giro en la política exterior norteamericana
hacia el Este de Asia, con un énfasis en los vínculos con los países de la ASEAN. Lo
que actualmente se conoce como la “política de rebalancear a Asia” -en la agenda
externa de Estados Unidos- es el marco que incorpora un renacido interés de
Washington por redirigir el foco de atención y las prioridades externas. Entre las
principales iniciativas que son indicadores de este redireccionamiento, podemos
mencionar: las numerosas visitas oficiales de la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, a
los países de la región; la firma del acuerdo para entrar al Tratado de Amistad y
Cooperación de ASEAN – de 1976 – en un intento de promover el multilateralismo en
temas de seguridad regional (Dosch, 2010:4); la participación y luego el ingreso como
miembro a la East Asia Summit en 2010 y 2011; y la participación en reuniones con
miembros del ASEAN Regional Forum. La estrategia de rebalancear a Asia tiene un
carácter multidimensional. Aunque su naturaleza estratégica militar es central en la
definición de la política exterior, no es exclusiva. Asimismo, tampoco puede analizarse
como una estrategia de contención de la República Popular China, porque “en una
economía globalizada donde los potenciales rivales son también económicamente
interdependientes y en el cual las ideologías políticas no se cristalizan en una
competencia de bloques, incluso si Washington quisiera contener a China, no podría
hacerlo” (Meijer, 2015: 6).
A modo de síntesis, la relación de Estados Unidos con los países del Sudeste de
Asia ha atravesado en la última década momentos alternados de profundización y
desinterés por parte de Washington. La región ha intentado recuperar la atención de la
superpotencia como una forma de balancear el poder de China en la región y de
garantizar la seguridad regional. Para Washington, aunque la guerra con el terrorismo
haya sido el motor del acercamiento, es también la progresiva participación del gigante
asiático la que motiva su mayor interés en la región. Por ello, es probable que en los
años por venir se profundicen las relaciones bilaterales combinadas con una mayor
participación en los organismos multilaterales, tanto económicos como políticos.
Varias son las causas que han impedido el avance de Japón en el Sudeste
Asiático en los primeros años del siglo XXI. Entre ellas cabe mencionar en primer
lugar, las secuelas de la crisis asiática de 1997, que derivaron en la imagen de un Japón
debilitado por su frustrada propuesta de crear un fondo monetario asiático en respuesta a
la crisis20; en segundo lugar, el auge económico de China y su emergencia como un
actor comprometido y responsable con la región del Sudeste Asiático 21; en tercer lugar,
la crisis económica que afecta a Japón desde los años 90’, agudizada luego en 2008 y,
finalmente, los desastres provocados por el terremoto del 2011 en el país.
Sin embargo, los primeros pasos para entablar un acuerdo de asociación
económica entre Japón y la ASEAN se dieron cuando las negociaciones sobre el TLC
China-ASEAN, en marcha desde el 2002, hicieron eco en la nación nipona con la gira
del Primer Ministro Junichiro Konizumi a los estados miembros de la organización. Lo
anterior, teniendo en cuenta que más de un tercio de las exportaciones de Japón en el
2003 se habían visto excluidas como consecuencia del mencionado TLC, lo que la
obligaba a la búsqueda de nuevas formas de asociación económica con la Asociación.
Para la ASEAN esta estrategia de efecto dominó iniciada por China era vista como una
oportunidad para acrecentar la magnitud de las inversiones japonesas, mientras que para
el país del sol naciente, los miembros del bloque significan un mercado y destino de sus
inversiones (González Sáez y González Vaguéz, 2015).
En 2008 se firmó el Acuerdo Integral de Asociación Económica y de Comercio
Exterior ASEAN-Japón (AJCEP), de amplio alcance, pues incluía el comercio exterior
20
Luego de la contundente oposición de Estados Unidos y China.
21
Importa mencionar que China se comprometió a no devaluar su moneda para evitar profundizar las
consecuencias de la crisis de 1997 mientras que Japón terminó devaluando el yen. Dicha situación
sumado al plan de rescate financiero que China proveyó a Tailandia e Indonesia proyectaron en las
naciones del Sudeste Asiático una imagen de China como un país con fortaleza económica y
comprometido con la región, frente a un Japón preocupado por sortear los efectos de la crisis a costas de
ganar competitividad vía devaluación monetaria (Kim, 2012).
de productos, servicios, la IED y la cooperación económica. A pesar del aumento
registrado a consecuencia de ese acuerdo, hubo una reducción del 25% debido a la crisis
económica y financiera mundial en ese mismo año. Las causas fundamentales de la
pérdida de espacio en la esfera económica comercial se debe al aumento del comercio
intrarregional de los propios miembros de la ASEAN y el dinamismo económico de
China. Esos elementos constituyen una amenaza a los intereses de Japón de ocupar
mayor espacio en el marco del mecanismo de integración más importante en Asia. Sin
embargo, ello no implica que, con algunos de sus miembros en particular, Japón no
haya ganado espacio (González Sáez y González Vaguéz, 2015).
Durante el período post-independentista, India mantuvo un discurso basado en
la construcción de la solidaridad asiática que no pudo llevar a la práctica debido al
impacto de la lógica Este-Oeste en la región. El acercamiento y posterior alianza entre
India y la URSS aumentaron los recelos en los miembros de la ASEAN, afectando
negativamente las relaciones. La implosión de la URSS y el consecuente fin de la
Guerra Fría redefinieron la política exterior de India para su entorno regional. El inicio
de un proceso de aplicación de reformas económicas neoliberales en el país condujo a
que las elites políticas indias intentaran reconstruir los lazos con los países del SEA,
ahora considerados socios clave en su objetivo de aumentar el crecimiento económico.
En este contexto surgió la Look East Policy (LEP) en 1992, la cual estuvo
principalmente orientada a la ASEAN. Se han identificado tres factores que llevaron al
diseño de la LEP. En primer lugar, el colapso de la Unión Soviética que creó un vacío
económico y de poder para India, ya que era su principal socio comercial y estratégico.
En segundo lugar, la apertura de China durante la década de 1980, provocó en India la
necesidad de acercarse al SEA para evitar caer en un rol subordinado a nivel político y
económico en la región. En tercer lugar, el deseo de India de desarrollar y estabilizar sus
estados del Noreste22, especialmente los que limitan con Myanmar, los cuales estaban
en medio de un período de insurgencia (Rajendram, 2014). Por otra parte, la guerra del
Golfo de 1991 marcó la necesidad de diversificar las fuentes de energía y los socios
económico-comerciales (Gupta, 2007). Así, el objetivo de lograr un crecimiento
económico sostenido y de abastecer dicho crecimiento con los recursos necesarios hizo
del SEA una prioridad.
22
La región del Nordeste está compuesta por siete Estados: Mizoram, Meghalaya, Arunachal Pradesh,
Nagalandia Assam, Manipur y Tripura. Los últimos cuatro estados son los principalmente afectados por
la insurgencia, aunque toda la región en su conjunto ha sufrido desde la independencia episodios de
violencia armada.
La ASEAN respondió favorablemente a la nueva política de India. La
importancia de los acuerdos negociados y las constantes interacciones generadas
durante los últimos años entre la ASEAN e India han llevado a que en 2012 esta
asociación haya alcanzado la cualidad de ‘estratégica’. En este marco, se han suscripto
el TLC de bienes en 2009 y el TLC de servicios e inversiones en 2012, los cuales
demuestran los avances alcanzados en términos de compromiso económico entre ambas
partes.
Para los países de la ASEAN, India se presenta como una opción para balancear
la gran dependencia económica de China y también contribuye a proveer y mantener el
equilibrio y la estabilidad en la región. Debido a ello, la LEP se ha ido moviendo de los
temas económicos-comerciales hacia una agenda más amplia, que incluye cooperación
en materia de seguridad.
Importa dar a conocer que la primera fase (1994-2003) y la segunda fase (2004-
2013) de la LEP estuvieron centradas en la ASEAN y enmarcadas en las vinculaciones
comerciales y de inversiones. La llegada al gobierno de Narendra Modi en 2014 generó
un nuevo impulso, denominándose ahora Act East Policy (AEP) -política de acción
hacia el Este-, pretendiendo dar un salto cualitativo en sus vínculos con los países del
Este, a modo de diferenciarse del gobierno anterior. Por lo tanto, esta tercera fase (2014-
…) presenta una definición más amplia del ‘Este’, extendiéndose desde Australia y el
Pacífico-Sur hasta el Este de Asia, con la ASEAN como centro. Esta etapa también se
ha caracterizado por un cambio hacia otros temas, incluyendo esfuerzos conjuntos para
lograr mayor y mejor conectividad física con el SEA, proteger las líneas marítimas y
coordinar actividades contra el terrorismo (Baroni y Dussort, 2017 mimeo).
4. NOTAS FINALES
Comenzada la segunda década del siglo XXI el Sudeste de Asia continúa siendo
altamente vulnerable a los cambios en el sistema internacional y a la consecuente
intervención de los poderes extrarregionales. La guerra contra el terrorismo y
principalmente el crecimiento exponencial de China y su expansión hacia el Sudeste
han vuelto a convertir a la región en un espacio de competencia. Frente a este escenario,
ASEAN es un vehículo por el cual los países de la región buscan unir voluntades para
lidiar con amenazas externas – como en el momento de su fundación - y multiplicar sus
voces en el escenario internacional para evitar ser marginalizados.
En respuesta a estas necesidades la asociación ha adoptado un rol de
balanceador entre los poderes extrarregionales, en pos de salvaguardar los intereses de
sus miembros. A pesar de las diferencias nacionales los países encuentran incentivos
para volver a contar con Estados Unidos en el horizonte regional. Uno de ellos es que
la presencia naval norteamericana puede contribuir a asegurar las líneas marítimas, la
mayor prioridad de ASEAN en la actualidad. Además, dada la conexión entre seguridad
y economía política internacional, el acceso a los mercados norteamericanos a través de
acuerdos de libre comercio, está atada a la voluntad de los países del SEA a
comprometerse en la cooperación militar (Dosch, 2010:6). Sin embargo, aceptar que la
presencia de Estados Unidos es importante para la región no actúa en desmedro de
comprometer a China en el desarrollo y estabilidad del área a través de acuerdos
bilaterales y multilaterales. El principal incentivo en este caso es evitar que las disputas
territoriales – principalmente la de las islas Spratly - amenacen la paz en la región, una
condición para poder concentrarse en el desarrollo económico y mantener el nivel de
comercio internacional.
Observamos entonces que, desde el plano externo, el principal desafío es
mantener la presencia de ambos poderes sin resignar autonomía. Mientras, desde el
plano político interno, los mayores desafíos para los países individuales y para la
ASEAN son el conflicto político en Tailandia y, más recientemente, en Filipinas, donde
en ambos casos se suman elementos de separatismos musulmanes; y la integración de
Myanmar a las dinámicas regionales. Ambos representan en un reto para el futuro
cercano de la ASEAN porque ponen a prueba el respeto por el principio de no
intervención que enarbola la organización y que representa la integración sobre la
diversidad que persigue la región.
FUENTES: