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La FE que te mueve a otra tierra.

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Saludar a Monse y Armando, aniversario de matrimonio
Saludar a mi madre…
La promesa realizada mediante la fe
Romanos 13 Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su
descendencia la promesa de que sería heredero del mundo,
sino por la justicia de la fe. 14 Porque si los que son de la ley
son los herederos, vana resulta la fe, y anulada la promesa.
15 Pues la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay
transgresión.

16 Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la
promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente
para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de
Abraham, el cual es padre de todos nosotros 17 (como está
escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de
Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las
cosas que no son, como si fuesen. 18 Él creyó en esperanza
contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes,
conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia.
19 Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba
ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de
la matriz de Sara. 20 Tampoco dudó, por incredulidad, de la
promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a
Dios, 21 plenamente convencido de que era también poderoso
para hacer todo lo que había prometido; 22 por lo cual también
su fe le fue contada por justicia. 23 Y no solamente con respecto
a él se escribió que le fue contada, 24 sino también con
respecto a nosotros a quienes ha de ser contada, esto es, a los
que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor
nuestro, 25 el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y
resucitado para nuestra justificación.

Cuando nos presentan a Abraham por primera vez en Génesis


12, no parece ser el héroe de la fe que conocemos en otros
pasajes de la Biblia. Abraham es considerado como uno de los
gigantes de la fe, y una de las personalidades más prominentes
en la Biblia.
Una búsqueda en la concordancia indicará que el nombre de
“Abraham” aparece mas de 200 veces en la Biblia. Este hombre
hoy es reconocido como un gigante de la fe, pero el no siempre
fue así.
Este es un hombre que llegó a confiar mas en Dios en
lugar de sí mismo, pero le tomó un tiempo considerable y
problemas para llegar a ese punto en su vida.
El llamado de Abram fue particular porque en su tiempo dejar
la familia y la casa, era dejar la fuente de seguridad y
relevancia. Se trataba y se conocía cada persona en relación
con los padres y la familia.
Los Cananitas no tenían relación alguna con los ancestros o
linaje de Abram. Estar en familia era estar bajo un escudo de
protección. Esta es una de las razones por la que existe muy
poca rebelión entre los jóvenes de las familias del tercer
mundo. Los niños saben que el ser removidos de sus familias
los destina a la pobreza y desprotección. Al mandarle a Abram
dejar su casa y su parentela, lo estaba forzando a depender
enteramente en Él (en Dios.)
Esta es una verdad que tenemos que asimilar para aprender a
depender totalmente de Dios.
Cuando estaba en Chile, todos conocían la familia Martínez, en
el barrio, en la iglesia, se conocía la familia, usted pregunta por
los Avalos y en el barrio y en la iglesia la mayoría sabe quiénes
son, y aun estando aquí, casi 30 años, cuando viajamos, nos
conocen en muchos lados..
Y yo sé que con usted y su familia es igual en su país de origen,
pero aquí, aquí, cuando llegas aquí, eres un don nadie, nadie te
relaciona con nadie, eres un perfecto desconocido, por mas que
digas, yo en mi país soy fulano y todos me conocen. Y te dicen
pero aquí no eres nadie…
Cuando llegamos a Canadá la primera discriminación que
recibimos fue de una persona de color qué nos recibió en el
aeropuerto…. Nos hablaba cómo si fuésemos delincuentes, qué
feo, nos gritaba, hoy me doy cuenta que nos estaba
intimidando en aquel entonces, para devolvernos a nuestra
tierra…
Estirando la Fe de Abraham
Yo vine joven aquí, y sigo joven pero Abraham fue llamado a
abandonar su tierra cuando era ya un anciano, y mientras mas
de edad eres, mas difícil se hace salir de tu país de origen a
otro país, aun mas irte a un destino desconocido..
Y Abraham salió hacia lo desconocido confiando
solamente en las promesas de Dios; Dios le pide a
Abraham abandonar todas sus seguridades (sus tierras,
su familia, sus comodidades) y no lo provee de ninguna
certeza sino de promesas: promesa de poseer una tierra
desconocida, tener una numerosa descendencia.
Y Abraham, lo admiro porque por sobre las dudas que hubiera
podido tener al analizar lo qué Dios le pedía, este confió
absolutamente en la promesa de Dios; y fue por ello, la Carta
a los Hebreos nos presenta a Abraham como un héroe de
la fe:
“Por la fe Abraham, llamado por Dios, obedeció la orden
de salir para un país que se le daría como herencia, y
partió sin saber a dónde iba. Por la fe vivió como
forastero en esa tierra prometida” (Hb 11, 8ss).
Y Dios hace una alianza con Abraham (Cf., Gn 15, 1ss), le
promete que tendrá una descendencia tan numerosa como ‘las
estrellas del cielo’ y que poseerá una tierra fértil que mana
leche y miel.
Abraham era plenamente consciente de su edad y que su mujer
Sarah era también avanzada en años y además estéril; para
cualquier persona, en esas condiciones, no resultaba fácil poder
creer en la promesa de tener una ‘numerosa descendencia’.
El acto de fe, no es un acto ciego, como el que dice “creo
porque creo”, no es ajeno a la racionalidad, por ello el mismo
Abraham plantea preguntas que pueden aparecer como dudas o
cuestionamientos: “Mi Señor, Yahveh, ¿Qué me vas a dar si
me voy a morir sin hijos…” (Gn 15, 2). Entonces Dios le
mostró el cielo estrellado y le dijo: “Mira el cielo, cuenta las
estrellas si puedes’ y añadió ‘así será tu descendencia,
(Gn 15, 5). Esa No es una respuesta que despeje sus dudas,
pero es nuevamente una invitación a creer confiando
fundamentalmente en la Palabra del Señor. Abraham, responde
desde la fe: “Abraham creyó al Señor y le fue contado por
justicia,” (Gn 15, 6).
Wow, Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia, hay
cosas en la vida cristiana, qué no siempre nos parecen lógicas,
y qué entran en conflicto con nuestras maneras de pensar, con
nuestra educación muchas veces, y al igual que Abraham hay
muchas cosas que me han pasado qué he cuestionado a Dios,
porque no las entiendo, cosas personales, muy mías, patrones
y comportamientos que son parte de mi vida y si Dios no las
quita estarán ahí por el resto de ella también..
pero he aprendido a creer que puedo tener muchas falencias,
muchas fallas en mi manera de analizar las cosas, carencias de
carácter en muchas áreas, dudas, muchas dudas qué tal vez no
las muestro, pero en este país he aprendido a confiar en Dios, y
estar plenamente convencido que El es poderoso para hacer y
cumplir todo lo que ha dicho.
… Cuando pienso en todo lo que has hecho, mi alma canta
Aleluya
Para qué llegues a ser un hombre o una mujer de Fe, sin duda
tienes que superar muchas pruebas, ser obediente a lo que
Dios te está diciendo, aunque no lo entiendas todo, debes
aprender a confiar tu vida en las manos de Dios.
La razón humana es muy limitada, es la fe la que nos abre a
nuevos horizontes de comprensión de la realidad.
Esto es sumamente importante entender del carácter de Dios y
es que “Lo que el hombre hace o piensa, lo que entiende,
sus planes personales, si está lejos de Dios, NADA DE
ESO impide lo que Dios hará..
Todo tiene lugar según Su plan, de acuerdo con los
tiempos y las etapas que ha establecido. Él no interfiere en
lo que el hombre piensa o sabe, pero tampoco renuncia a Su
plan ni abandona Su obra, porque el hombre no cree ni
entiende.
Todo se cumple, según el plan y los pensamientos divinos: Dios
hizo que Isaac naciese en el momento que Él lo había
decidido. Fuera de los tiempos humanos.
¿Demuestran los hechos que la ciencia y la conducta del
hombre obstaculizaron la obra de Dios? ¡En absoluto! ¡Ni
en lo más mínimo!
Lo que tenemos que entender es que El plan de Dios no
se ve afectado por ningún hombre, ningún asunto,
ningún entorno, ni Inmigracion, ni enfermedad.
Todo lo que Él decide hacer lo hará y se cumplirá en Su
tiempo, y según Su plan, y ningún hombre puede
interferir en Su obra, Ni tu ni yo.
Este es el carácter de Dios, un reflejo de Su
omnipotencia”.
Después de leer este pasaje, lo entendí: Los humanos no
conocemos la omnipotencia y la soberanía de Dios; nuestra fe
en Dios es insuficiente. Por eso, cuando las palabras de Dios o
la obra de Dios no se ajustan a nuestras ideas, o exceden
nuestra capacidad de aceptación, entonces nuestras actitudes
se vuelven sospechosas, y pensamos que Dios no podría
realizar lo que se propone. Sin embargo, Dios es todopoderoso:
Lo que se propone realizar no está sujeto a la influencia
de ninguna persona o cosa, y ciertamente nunca podría
ser obstaculizado por ningún poder que exista. Fue
entonces cuando vi que la omnipotencia y la sabiduría de Dios
son verdaderamente milagrosas, verdaderamente insondables.
La obra de Dios excede la imaginación humana; no tenemos
absolutamente ninguna manera de comprenderla..
Dice Romanos 11:33 Qué profundas son las riquezas de
Dios, y su sabiduría y entendimiento! Nadie puede
explicar sus decisiones, ni llegar a comprender sus
caminos.
Lograr la inspiración desde la historia de Abraham
Al ver cómo Abraham recibió un hijo a los cien años, al ver a
Sara en su esterilidad y edad concebir un hijo, comprendo
realmente algo de la omnipotencia y la soberanía de Dios;
entiendo que cuando Dios ha decidido hacer algo,
ninguna persona o cosa puede desviarlo o impedirlo.
Al ver cómo Dios ordenó a Abraham que sacrificara a Isaac, y
mas aun al ver la obediencia de Abraham me di cuenta porque
pudo tomar la decisión de obedecer y llevar a su hijo y
sacrificarlo a Dios.
Abraham al momento de sacrificar a su hijo estaba
Previamente he indiciado que en el principio, Abraham no se
parecía mucho al “padre de la fe.” No obstante, en esto se
convertiría. A medida que continuamos nuestro estudio en
Génesis, vemos el proceso mediante el cual Dios guió a Abram,
para que pudiera convertirse en un hombre de fe.
Consideremos ese proceso a medida que estudiamos los
capítulos 12 al 17.
Una vez ya en Canaán, Dios le asegura a Abram que esa es la
tierra que le dará a él y sus descendientes (Génesis 12:7).
Abraham pasó a través de la tierra de Canaán, de norte a sur,
clamando posesión de ella mediante la construcción de altares,
y la adoración a Dios. Cuando Abram llegó al Neguev, la parte
sur de Canaán, encontró una severa hambruna en la tierra
(12:10). Él concluyó que debía dejar la tierra prometida, el
lugar de bendición, y esperar en Egipto que pasara el hambre.
Dada su actitud (temor) y su conducta (mentiras), es difícil
creer que ir a Egipto era un acto de fe. Parecería que lo
correcto era confiar en Dios y permanecer en Canaán, donde
Dios le había prometido prosperarlo. Esto parece ser aún más
cierto cuando vemos Génesis 26:1-3:
1 Después hubo hambre en la tierra, además de la primera
hambre que hubo en los días de Abraham; y se fue Isaac a
Abimelec rey de los filisteos, en Gerar. 2 Y se le apareció Jehová,
y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te
diré. 3 Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y
te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas
tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu
padre.
Moisés es amable en lo que dice (y no dice) acerca de Abram
en este punto de su vida. A medida que veo este texto, es la
manera en que Dios nos muestra el punto de partida del cual el
crecimiento espiritual de Abram comenzó. Este es el punto
espiritual más bajo de Abram, y de aquí en adelante, se le
comienza a estirar para que empiece a desarrollarse en un nivel
más alto de fe.
La Prueba de Fidelidad
Génesis 12:10-20
Abram sabe muy bien lo hermosa que su esposa Sarai es. Sabe
que una mujer tan bella sería altamente deseada, y que todo lo
que alguien que la deseara tenía que hacer era matarlo a él y
tomarla a ella. De manera que Abram y Sarai acordaron una
trama que consistentemente practicarían por un buen número
de años – mentirían acerca de la identidad de Sarai como su
esposa, y contarían una media verdad “que ella era su
hermana.” Este plan tenía un defecto muy serio; permitía a los
hombres interesados, la idea que Sarai estaba disponible en
matrimonio. Abram estaba confiando en su decepción, en lugar
de confiar a Dios su vida y prosperidad. Abram buscaba
sobrevivir a costa de su esposa. Puso a su esposa en riesgo
para salvar su propio cuello. En su mente, tenía que ir a Egipto
para salvar su vida, y tenía que hacer pasar a Sarai como su
hermana por la misma razón.
Cuando arribaron a Egipto, no tomó mucho tiempo para que
Faraón fuera informado acerca de la hermana de Abram y de su
gran belleza. Inocentemente, Faraón tomó a Sarai a su harén y
estaba pronto a hacerla su esposa. Solo puedo imaginarme las
noches en vela que le esperaban a Abram. Debió haber estado
inquieto, imaginándose lo que estaba pasando entre Faraón y
Sarai. Mientras tanto, arribaban regalos de parte de Faraón,
parte de la dote que Faraón estaba pagando por tomar a Sarai
como su esposa!
Dios tenía planes para Abram y Sarai. Debían de tener un hijo,
a través del cual muchos descendientes nacerían. Era a través
de la unión de Abram y Sarai que la línea de la simiente
prometida vendría. No habría manera que la promesa de una
simiente que Dios hizo, podría ser cumplida si Sarai se
convertía en la Sra. De Faraón. Dios intervino por medio de
plagas que cayeron sobre Faraón y su casa. (En el capítulo 20,
aprendemos que toda mujer en el reino de Abimelec fue hecha
estéril, por tanto asegurando, que ningún hijo nacería de
Abimelec y Sarai.) Faraón entendió el mensaje. Descubrió que
Sarai era esposa de Abram, de manera que lo reprendió y lo
despidió, abrumándolo con regalos.
Solía preocuparme mucho el hecho que Abram saliera de Egipto
más próspero que cuando llegó. ¿Cómo podía Dios bendecir a
Abram mientras que él actuaba en temor, y no en fe? ¿Cómo
podía Dios bendecir la decepción de Abram? La primera cosa
que debo decir enfáticamente, es que nunca realmente
merecemos ninguna de las bendiciones que Dios hace llover
sobre nosotros. Pero la segunda cosa que debemos saber es
que esta historia fue usada deliberadamente como prototipo del
Éxodo de Israel de Egipto que vendría años después. José fue
traído a Egipto de Canaán por causa del pecado de sus
hermanos. Abram vino de Canaán a Egipto por miedo y falta de
fe. Dios envió plagas sobre Faraón y su casa, para que Faraón
liberara a Abram y su casa y los despidiera con muchos regalos.
En la misma forma, Dios traería plagas sobre Faraón y todo
Egipto para que liberara a los Israelitas, y para que también
ellos salieran con muchos regalos. Para que esta historia
pudiera ser sombra del Éxodo de Israel de Egipto, Abram tenía
que prosperar a expensas de Faraón, del mismo modo que los
Israelitas prosperarían después por la mano de los Egipcios.60
La Prueba de Familia y Fortuna
Génesis 13:1—14:24
Claramente implícito en la promesa de Génesis 12:2 es la de
prosperidad. Dios prometió “bendecir” a Abram, y “hacer su
nombre grande.” Esto asegura a Abram una familia grande,
con muchos descendientes, y fuertemente implica riqueza
material. Los capítulos 13 y 14 ponen a prueba la fe de Abram
en el área de prosperidad terrenal. En el capítulo 13, Abram
regresa a Canaán de Egipto más próspero que cuando primero
llegó a Egipto. Lot también prosperó, lo cual llevó a un conflicto
entre los pastores de Lot y los de Abram (13:6-7).60 Este
hubiera sido un tiempo perfecto para que Abram le recordara a
Lot quien era al que Dios le había prometido darle esa tierra, y
a quien le había prometido prosperar en esa tierra. Abram fue
instruido a dejar su familia y venir a Canaán. Lo que Abram no
estaba dispuesto hacer antes – separarse de Lot – ahora tenía
la excusa perfecta. Hubiera sido el tiempo perfecto para que
Abram le dijera a Lot que ya era tiempo que se fuera y buscara
una vida para él, en algún otro lado. En lugar de esto, Abram le
cede a Lot la decisión de escoger hacia donde ir, y qué tierra
tomar.
Sabemos que Lot escogió lo que parecía ser la mejor tierra.
Pero antes de criticar a Lot, recordemos que la mayoría de
nosotros hubiera tomado la misma decisión que Lot tomó. Mi
esposa y yo tenemos cinco hijas, y durante los días que ellas
vivieron en casa encontramos necesario dividir sus porciones de
comida. Nadie agonizó mucho sobre quien recibiría la mayor
parte del pure de papa, pero cuando el pastel de manzana fue
dividido, fue como si estas muchachas trabajaran para el
Gabinete Federal de Estándares. Al instante podían reconocer
una diferencia minuta en tamaño o cantidad, y siempre querían
la mayor parte. (Bueno, para ser sincero, peleaban por la
segunda parte más grande porque mi esposa ya había separado
la más grande para mí.)
Seguramente Lot se alejó de esa conversación con una gran
sonrisa en su boca. Pero al hacer esto, pasó por alto ciertos
factores importantes. Primero, había escogido ir al Este
(13:11). Segundo, había escogido morar en la tierra de
Sodoma, un lugar perverso. Tercero, había descuidado, el
actuar consistentemente con el Pacto Abrahámico. Dios
prometió bendecir a todos los que bendijeren a Abram y
maldecir a los que lo maldijeren. El tomar ventaja sobre Abram,
el escoger las mejores tierras, no era bendecirlo. Lot sería
bendecido solamente si se sometía a Abram. Pero Lot buscó
beneficiarse a expensas de Abram. Lo que parecía ser una
decisión inteligente de negocios, pronto sería un gran desastre
para Lot y su familia.
¿Se imaginan la conversación que debió llevarse acabo entre
Abram y Sarai cuando Abram regresó de su encuentro con Lot?
De lo que he leído acerca de Sarai en Génesis 16, era una
mujer con carácter fuerte. Me imagino que Abram llegó a su
casa y Sarai inmediatamente le preguntó cómo le había hecho
para solucionar la disputa entre los dos rebaños. Cuando Abram
le dijo a Sarai que le había dado la mejor tierra a Lot, no hay
duda en mi mente, ella ha de haber explotado. ¿Cómo podía
ser tan tonto? ¿Cómo pudo dejar que Lot tomara ventaja de él?
¿Acaso no le importaba su familia y las necesidades que tenían?
Sé que estoy leyendo entre líneas, pero ayuda a explicar los
versículos 14-18 del capítulo 13. En estos versículos, Dios
reafirma Su pacto con Abram y le re-asegura que será
grandemente bendecido. Específicamente, Dios le asegura a
Abram que toda esa tierra – donde ambos Lot y él vivían
temporalmente – será de él (no de Lot). Dios le dice a Abram
que mire en todas direcciones, y le asegura, tan lejos como
pueda ver, que toda esa tierra será suya. Será dada a Abram y
sus descendientes, para siempre (versículos 14-15). Y mientras
que Abram seguramente está pensando acerca de estos
descendientes, Dios le reafirma que sus descendientes serán
sin número (verse 16). Se le dice a Abram que camine a través
de toda la tierra, y que vea muy bien todo lo que será suyo. A
medida que viaja a estos lugares, él simbólicamente reclama
esta tierra como suya. Él no la poseerá durante el tiempo de su
vida, pero sus descendientes sí. Abraham entonces mueve sus
tiendas de campaña cerca del encinar de Mamre, y allí edificó
aún otro altar a Jehová (verse 18).
Lot se encontró en medio de una lucha de poder entre el rey de
Sodoma y sus aliados, y una alianza de reyes opositores. El rey
de Sodoma sufrió la derrota, y las fuerzas invasoras se llevaron
los botines de la guerra, que incluía mucha de las gentes y
posesiones de Sodoma, y también a Lot. Cuando llegó la
palabra a Abram, fue tras los victoriosos con 318 de sus criados
(14:14) y sus aliados (14:24). Prevalecieron sobre los cuatro
reyes y regresaron con toda la gente y posesiones que habían
sido tomadas como botín, incluyendo a Lot. Abram parecía ser
visto como el comandante de estas fuerzas (ver 14:15), y el
rey de Sodoma estaba determinado a honrarlo por su victoria.
La intención del rey de Sodoma era encontrarse con Abram y
los otros en el Valle del Rey (versículo 17). Antes que el rey de
Sodoma llegara con Abram, Melquisedec aparece, y la palabra
“aparece” está muy bien utilizada porque no sabemos de donde
apareció, apareció de la nada. A Melquisedec se le refiere
como “sacerdote del Dios Altísimo” (versículo 18). Arribó
con pan y vino, y bendice a Abram con estas palabras,
“Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de
la tierra; 20 y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus
enemigos en tu mano.” (Génesis 14:19b-20a).
Melquisedec es un individuo muy interesante, cuya única
aparición es aquí, aunque también es el tópico de revelación
posterior (Salmo 110:4, Hebreos 5:6, 10; 6:20; 7:1-17).
Melquisedec juega en ese momento de tiempo, un importante
papel en la vida de Abram. Le informa a Abram que la victoria
que acababa de obtener, no era para nada victoria suya sino de
Dios. Fue Él quien entregó en las manos de Abram sus
enemigos (versículo 20). Y Él, es “el Creador de los cielos y
de la tierra.” La NASB Lo describe como, “El Poseedor de los
cielos y de la tierra.” Ser el Creador significa ser el dueño, el
propietario. Abram entonces da el diezmo a Melquisedec, y este
rey y sacerdote desaparece tan rápido como apareció.
Pareciera ser como si solo fuera un momento después que el
rey de Sodoma arribó. Han de haber sonado a Abram muy
vacías las palabras de este rey, después de haber oído Palabra
de Dios. El rey de Sodoma probablemente estaba lleno con
palabras de alabanza y admiración hacia Abram. Le ofreció a
Abram quedarse con todo el botín de su victoria, y pidió solo se
le regresara su gente. Abram rehusó todo regalo del rey de
Sodoma, repitiendo algunas de las mismas palabras que
Melquisedec le acababa de hablar:
“He alzado mi mano a Jehová Dios Altísimo, creador de los
cielos y de la tierra, 23 que desde un hilo hasta una correa de
calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo, para que no
digas: Yo enriquecí a Abram; 24 excepto solamente lo que
comieron los jóvenes, y la parte de los varones que fueron
conmigo, Aner, Escol y Mamre, los cuales tomarán su
parte.” (Génesis 14:22b-24).
Ya que el Dios de Abram era el “Creador de los cielos y de la
tierra,” y ya que Dios había prometido prosperarlo, Abram no
le permitiría a este rey pagano prosperarlo a él. Su bendición
debía venir de Dios. Abram dio los diezmos del botín al rey de
Salem, pero no tomó nada proveniente del rey de Sodoma.
Debemos aprender de esto, que el dar y recibir dinero es un
asunto muy significante en la Biblia.
Parecería que desde el punto de vista puramente de negocios,
Abram había cometido dos muy serios errores en los capítulos
13 y 14. Primero, había fallado en reclamar la mejor tierra, y
envés de esto se la había dado a Lot. Segundo, rehusó aceptar
regalos de la mano agradecida de un rey. Pero haciendo esto,
Abraham revela que ha puesto su confianza en Dios, y que
verdaderamente cree las promesas de Dios expresadas en el
Pacto Abrahámico. Ningún rey terrenal tomaría el mérito de
prosperar a Abram, y por tanto, tomar la Gloria que pertenecía
a Dios.
Abraham era de 86 años de edad cuando nació Ismael (16:16).
Pasaron trece años entre los eventos del capítulo 16 y el
principio del capítulo 17. Ismael ahora es un adolecente. No me
queda duda que durante esos 13 años Abram se convenció que
Ismael era la semilla prometida, que era el hijo a través del
cual él y Sarai tendrían innumerables descendientes. También
estoy convencido que Abram estaba profundamente encariñado
con Ismael y lo amaba mucho.
Abram es ahora de 99 años, y cualquier esperanza de tener un
hijo de Sarai era ahora en vano. El Señor apareció a Abram
para reiterarle Sus promesas del Pacto
1 Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le
apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda
delante de mí y sé perfecto. 2 Y pondré mi pacto entre mí y ti, y
te multiplicaré en gran manera. 3 Entonces Abram se postró
sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo: 4 He aquí mi
pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes. 5 Y
no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre
Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de
gentes. 6Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de
ti, y reyes saldrán de ti. 7 Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y
tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto
perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de
ti. 8 Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra
en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y
seré el Dios de ellos. (Génesis 17:1-8).
Aunque Abram todavía no lo sabía, el tiempo para el nacimiento
del hijo prometido se estaba acercando. Dios una vez más
reafirma Su Pacto con Abram. Se revela asimismo como El
Shaddai. Hasta donde tengo memoria, esta es la primera vez
que este nombre para Dios es usado en Génesis, aunque no la
última, (ver Génesis 28:3; 35:11; 43:14; 48:3; 49:25; ver
también Éxodo 6:3). Él es el Todo-poderoso, todo-suficiente,
Dios soberano. Dios le ordena a Abram diciéndole, “anda
delante de mí, y se perfecto.” Dios promete establecer Su
pacto con Abram, y multiplicar su descendencia grandemente.
Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él. Que
privilegio tan grande tuvo Abram al comunicarse directamente
con Dios en esta forma, en una forma similar a la manera que
Dios habló con Moisés (ver Éxodo 33:11). Seguramente Moisés
pudo identificarse aquí con Abram.
Para enfatizar el hecho que Abram se convertiría en padre de
multitudes, Dios cambió su nombre de Abram (padre exaltado)
a Abraham (padre de multitudes). El pacto que Dios había
hecho con Abraham era un pacto por siempre duradero, uno
que sería establecido con los descendientes de Abraham. Estos
descendientes poseerían la tierra como Dios lo había prometido
anteriormente en el capítulo 15
A medida que leo la historia de Abraham, veo que Dios no lo
escogió por su valentía, o su inteligencia, o por su posición en
la comunidad. Dios soberanamente escogió a Abraham por su
debilidad, no por su fortaleza. Abraham fue un hombre echo
por Dios. Fue un hombre que encaró las mismas pruebas y
tentaciones que nosotros experimentamos. Las buenas noticias
son que este hombre llegó a ser un gigante de la fe. Del mismo
modo que él creció en la fe, nosotros podemos, por la gracia de
Dios.

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