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Letra G

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Letra g. Entramos al escabroso mundo del tab. Uy! Con qu nos encontraremos?

Pues nada ms ni nada menos que con la economa libidinal de la persona. Con su conexin con el placer del cuerpo. Pero, esto se remite sola y exclusivamente a lo que la persona hace en la intimidad con otro?

Letra g con jamba estrecha en su anchura*


Caracterstica: la jamba no llega a tener un ancho armnico con el resto del escrito por su falta de luz o apertura en el trazo que desciende y asciende a partir del valo. Aspecto actitudinal: Timidez sexual. Represin de los propios instintos incluso de la imaginacin sexual, es como si se autocensurara todo el tiempo. No disfruta de las fantasas.

Letra g con ngulo en la base*


Caracterstica: sin importar el largo se observa un ngulo en el extremo de la jamba Aspecto actitudinal: insatisfaccin. Frigidez. Temores. Represiones por miedos. Poca capacidad para disfrutar.

Cul es la mejor tcnica para aprender grafologa?


No se trata en este caso de emprender esta disciplina solamente leyendo textos. Esto s enriquece a posteriori, cuando uno ya sabe qu mirar, cmo conciliar toda la informacin recabada gnero a gnero en un perfil, y tiene la prctica suficiente como para avanzar sin demasiadas dudas. Entonces investigar suma visiones e interpretaciones. Pero para una persona en formacin, no hay nada que pueda reemplazar la marcacin, correccin y prctica supervisada. Debemos como docentes ensear a ver a aquellos que no tienen an la mirada entrenada. Para eso es necesario medir, medir y medir. Aprender a ver bajo la lupa. Pero con un criterio. No se trata de fijar como consigna medir la altura de todos los valos de un escrito si desconozco qu informacin me aporta esa medicin. Al medir voy confirmando o descartando una hiptesis previa. Habr un nervioso como segundo temperamento? Ser por eso que hay tanta irregularidad de tamao? En este caso, no tiene demasiado sentido medir absolutamente todo, sino corroborar con un muestreo por cuadrante este fenmeno. Luego sigo aventurando: si es nervioso, debera haber fallas en la

presin. A ver... Y tambin los puntos tendran que estar a distancias irregulares, a ver... As va cobrando sentido el anlisis; direccionalidad. Y esto se logra con alguien que nos vaya guiando en los primeros pasos. Que nos vaya mostrando cmo medir, qu medir, para qu medir. Y por falta de tiempo eso es lo que est fallando en los institutos que atiborran a los alumnos de leyes grficas y de teoras que obligan a repetir de memoria, pero olvidan la esencia del aprendizaje, lo que lo hace nico: la prctica supervisada, la correccin en clase. Que es fundamental; lejos de ser una prdida de tiempo es lo que diferencia a un graflogo de un experto en teora grafolgica. Sin esta gua, estoy observando el desaliento y la insatisfaccin que sienten aquellos que ven frustradas sus expectativas tras las aparentes derrotas en los parciales que son tomados a vuelo de cndor, con apuro por responder ms a un programa que a un grupo humano, con puntos que ni siquiera se terminaron de explicar en clase. A todos ellos me dirijo brindando mi apoyo y 27 aos de experiencia practicando y enseando grafologa. Los talleres vivenciales y netamente prcticos son un modo directo de abordar la prctica grafolgica analizando escritos desde las primeras clases a partir de la teora, en implementacin directa con la prctica supervisada de lo comprendido intelectualmente.

DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER- 8 de marzo


03 de Marzo, 2009 Reflexin

La mujer: habitante nica del universo fucsia

Un aniversario ms. Quizs para muchos slo un da ms en el calendario. Puede que para algunos hombres implique la compra de un ramo de rosas o un saludo al terminar el desayuno antes de irse.

Y para nosotras? Ms all del acontecimiento histrico que subyace en este da,

qu valor le damos al hecho de ser Mujer?


A ver, hermanas mas, qu labor maravillosa implica pertenecer a nuestro gnero? No esperen que me ponga en feminista a ultranza y comience a degradar al hombre, o a culparlo de nuestras miserias. Nada ms lejano a mis intenciones. Simplemente intento hacer un abordaje al tema desde la especificidad de nuestro mundo emocional para ver si arrojo luz, como para que se establezca un puente de comunicacin que acerque a ambos mundos: el femenino y el masculino. Alguien me dice siempre (un varn) que el universo emocional es un terreno absolutamente desconocido. Slo percibe los matices blanco y negros de los hechos fcticos, capturados desde la lgica secuencial y matemtica. He aqu la forma de encarar el mundo del varn promedio. En su marco referencial, la lectura de nuestras expresiones emocionales le arrojan los datos de est triste, regalmosle flores, o est contenta, hoy le puedo contar que el sbado trabajo. Si se atreven a preguntarnos qu nos pasa, a las primeras quince palabras ya quedan abrumados por descripciones de sensaciones, emociones, percepciones que no logran captar, y pierden el hilo. Quieren hechos para entender las cosas, no matices rosas, lilas y violetas que describan sutilezas que les cuesta aprehender. Hay veces en que tengo situaciones delante que otros me advierten que no capto; es como si tuviera un elefante fucsia en frente de mi cara y no pudiera verlo. A qu situaciones se refiere este ejemplar del otro gnero? Pues a tantas que a nosotras no se nos escaparan nunca: la lectura de un gesto de alguien (que nos hiri, o que nos hizo mucho bien), quizs el matiz de una palabra dicha con cierto tono, un llamado que nos levant el nimo, pero que no transmiti absolutamente nada concreto, pero que nosotras supimos leer como que alguien capt que necesitbamos hablar y se puso delante para escucharnos y para contarnos algo lindo que nos contagiara su nimo. De qu hablaron, qu te dijo?, nos preguntar el varn, que estuvo esa hora mirando la televisin mientras seguamos en el telfono. Nada en particular, solamente charlamos un rato, le decimos con una sonrisa rebosante de felicidad, tras haber estado calladas y sombras durante la cena. El cambio a qu se debi, se preguntar l, sin entenderlo. Y cuntas cosas sabemos ver y predecir al advertir entre los nuestros detalles que nos hablan a las claras de qu les est pasando a aquellos que queremos. Somos las brujas que sabemos de antemano un sinfn de cosas que a los varones se les escapan. Est bien que a la hora de resolver cuestiones fcticas, como la compra de una casa, nuestra percepcin se centra ms en su clima interno que en los valores de mercado. Sern quizs ellos los que con ms frialdad y buen tino manejen las variables econmicas. Y puede que tras muchos y buenos aos de una sana comunicacin de pareja, se logren comprender los dos modos tan dismiles de captar el mundo, e incluso aprender bastante a funcionar en el registro del otro gnero, para completarnos e individuarnos. He aqu el desafo. Se animan?

Feliz da!!!

Grafologa- Un recorte de su historia, desarrollo y alcance


24 de Febrero, 2009 Reflexin

Qu es la Grafologa ms all del imaginario social?


Los comienzos de la grafologa estn ligados a sacerdotes mayormente, ya que eran quienes tenan acceso a la escritura. Las primeras interpretaciones de escritos daban cuenta de aspectos morales, ya que la psicologa an estaba lejos de asentar sus bases. Encontramos en viejos tratados de grafologa interpretaciones del tipo de: nobleza de espritu, rectitud en el cumplimiento de sus deberes, persona recta, y otras por el estilo. Luego sus interpretaciones se fueron ensamblando con las que aportaba la psicologa y actualmente podemos ver enfoques que toman como marco de referencia las distintas corrientes psicolgicas: la psicologa psicoanaltica freudiana, o la psicologa analtica junguiana, por citar dos ejemplos. Los marcos tericos y las escuelas son diversas pero todas dan cuenta en esencia de lo mismo: el correlato de un escrito con caractersticas de personalidad del escribiente. La grafologa es definida por algunas corrientes como una ciencia cuyo objeto de estudio es la escritura de un individuo, y para otras, como una tcnica proyectiva grfica, auxiliar de la Psicologa. Ciencia o tcnica, vieja discusin de quienes viven ms conformes con los rtulos que con la comprobacin emprica de su alcance, el hecho es que como cualquier mtodo proyectivo, amparado en el axioma hermtico Como es arriba, es abajo. Como es adentro es afuera, lo que propone es un sistema de cdigos que permita asignar significados al escrito ms all de su mensaje connotado, o sea, ms all de lo expresado a travs del contenido semntico de las palabras; sino un significado psicolgico que permita saber ms sobre el autor del escrito de lo que se podra leer en el texto que escribe. El significado atribuido a cada gnero escritural (tamao, inclinacin, etc) surgi primero de la observacin de ciertas conductas en ciertos individuos que reproducan

ciertos patrones escriturales que se correspondan recprocamente (conducta con rasgo en la letra). As se fue armando un sistema de estadsticas que le otorga el mismo carcter de experimental que tienen tanto la Psicologa como otras ciencias, a la hora de levantar datos empricos y cargarlos de un sentido comprobado. El tamao de la letra, su grado de inclinacin, la disposicin del texto en el espacio, por ejemplo, son pautas que podremos decodificar si sabemos su significado simblico. La carta escrita por un individuo difiere de la escrita por otro, aunque ambos hayan escrito el mismo texto. Cada uno lo escribir a su manera, ejerciendo mayor o menor presin con la lapicera, agrupando su escrito en una regin de la hoja o en otra, con su propio estilo personal de escritura o reproduciendo el modelo caligrfico aprendido en la escuela primaria. Y esta combinatoria ser nica de cada escribiente. As como la interpretacin global de su escrito.

Mi marido mir a otra. Qu hago?


Cuntas veces nos sentimos desfallecer cuando notamos su mirada posada en otra mujer? Qu alternativas tenemos? El reproche o recuperarnos como mujeres deseables? Sofa lo vio mirar a otra mujer. De soslayo. Iba caminando por la calle de la mano de su hombre y pas una mujer y l la mir. Con cuidado, tratando de disimular, pero Sofa lo not. Automticamente sigui la direccin de su mirada para ver bien a quin se diriga. Pero qu le vio? Si era una mujer de su edad, una mujer como ella. Sin embargo l la mir con esa mirada de inters y deseo que antes era solo para ella. Qu emanaba de esa mujer que atraa su mirada? Sofa se conmocion. Primero sinti dolor. El dolor de no saberse la nica a los ojos de l. Luego el dolor mut en bronca y no se pudo controlar. Estall y le recrimin que lo haba visto, que se haba dado cuenta, que por qu le haca esto a ella, que haba dado su vida por l, por la familia, por la casa, y no se mereca ese desprecio Analicemos: Volvamos a vernos jvenes, atrayentes. Su mirada converga en nosotras. ramos la duea de sus sonrisas, las destinatarias privilegiadas de sus suspiros. Y luego, qu pas? Toda una vida de transformaciones. Los hijos, los quehaceres domsticos, las camisas que planchar y las rutinas diarias fueron opacando la seduccin. La relacin se fue tornando ms mecnica y previsible. Los dilogos se acortaban. Ya no haba tiempo

para arreglarnos. Los chicos demandaban todo el tiempo. Poco nos quedaba para nosotras. Nos parbamos frente al espejo y queramos huir. Slo bamos mirndonos por partes para no vernos toda entera y asustarnos. La cara, para pasarnos la crema a la noche, tambin mecnicamente; la cabeza, para cepillarnos el pelo. Una mirada rpida de cuerpo entero para ver si no nos haba quedado algn manchn en la ropa de la comida de los chicos, antes de salir. Tratbamos de no prestarle atencin al rollito que empezaba a dificultarnos a la hora de ponernos el pantaln que ya nos iba quedando chico. Nos ponamos una blusa amplia para ocultarlo. Un peinado rpido, nada de peluquera. Y l? Tambin se haba avejentado. Pero todo segua su inercia hasta que lo descubrimos mirando a esa mujer y nos cay toda la informacin junta sin que la pudiramos procesar. El tiempo!!! El tiempo que haba pasado desde la ltima vez que nos sentimos deseadas, las arrugas que se haban instalado en nuestro rostro Sigo? Mi querida lectora: antes de que me grites un insulto. Detente!!! Si pudimos reflexionar juntas hasta ac, veamos qu alternativas tenemos. Quedarnos en la queja hasta que sea muy tarde y nada pueda hacerse? Es cmodo. Nos victimizamos y ponemos toda la responsabilidad afuera. En l, en los aos, en la derrota del tiempo, intentando retenerlo con la maniobra de hacerlo sentir culpable, como hizo Sofa con su reproche. Pero qu clase de vnculo conformaremos con l de ese modo? Tendremos solamente un hombre acabado a nuestro lado que se queda con nosotras por obligacin y falsa gratitud. O tomamos cartas en el asunto e intentamos volver a seducirlo? Cmo? Seducindote a ti misma. Siendo un poco egosta y buscando espacios propios que te hagan sentir plena nuevamente. Haciendo algo para ti, que te enriquecer por dentro, y eso se notar por fuera. Podrs, al recibirlo, hablarle de otras cosas que no sean las rutinas domsticas, y se reinstalar el dilogo. Puedes tomar un curso de algo postergado, hacer gimnasia, reunirte con amigas. Y, si tienes que salir, obviamente empezars a ocuparte un poco ms de tu imagen (qu negarlo, nos vestimos y nos arreglamos muchas veces para mostrarnos frente a otras mujeres amigas, no es as?). Y esa sana competencia con nuestras pares har que empieces a tomar conciencia de cmo verte bien y de estar mejor contigo misma. No podrs volver atrs, desde ya, pero podrs redescubrirte y valorarte en tu madurez. Encontrarte con nuevos modos de seduccin. No hace falta que lo hagas sola. No pienses que solamente a ti te pasa. Todas pasamos por esto y no est mal buscar ayuda. Alguien que comparta tus cdigos, que entienda tus problemas, con quien hablar de tus inseguridades. Es el momento adecuado para empezar una terapia en donde encuentres un espacio en el que puedas dialogar para recuperarte como mujer. Para redescubrirte, y tambin para reinventarte en esta nueva etapa, sin tantos pudores y sin inhibiciones tontas. Alguien que te ayude a vencer tus inseguridades. A encontrarte con ese ser especial y nico que vive escondido en tu interior. De a poco, paulatinamente, sin demandarle nada, lo vers ms interesado en ti. De nuevo. Pero sin reproches. Podrs tambin recuperar tus espacios de intimidad con l. Cmo? Con rituales. Preparando una noche para ustedes solamente, una vez por semana: Podrn salir, ir a

tomar algo juntos (sin los chicos, por favor!). Solo ustedes dos. O podrs armar esa noche especial en tu propia casa. Pondrs velas, te comprars una ropa ntima sensual con la que te sientas a gusto, te maquillars para l, podrs preparar una cena ligera y sensual, armonizar todo con una buena msica, acompaar la velada con algn vino espumante, y simplemente dejarte llevar por lo que sientas. Pero todo de a poco, preparando el espacio, ganndose ese espacio para ambos que luego no deber perderse. Armndolo juntos, recuperando la sensualidad, redescubriendo sus cuerpos, besndole cada arruga, cada rollito, sin pudores, que en cada pliegue del cuerpo est escrita nuestra propia historia, y esa historia vale; es la traza de nuestro camino recorrido. Dejndolo a l jugar sus fantasas contigo, paulatinamente. Hablando de lo que sienten, de lo que quieren, de lo que desean, de lo que fantasean, para poderlo jugar de a dos en ese espacio privado que podrn ir recuperando o quizs, armando por primera vez, con la madurez que te aportan sabiamente tus aos vividos, que te jugarn a favor en esta etapa, y no en contra como venas sintiendo errneamente. Eso permitir que vuelvas a ser la mujer, no solo la esposa, o la madre de sus hijos. Luego, cuando ellos marchen del nido, tendrs a un hombre y no estars asfixiando a tus hijos para llenar el hueco que te dejaron al partir. Recuperars tu pareja, tu ser mujer y podrn volver a encontrarse con adicionales nuevos, producto de la madurez y de la nueva etapa, tan rica, que se avecina, juntos. No vale la pena intentarlo?

La letra de imprenta suele ser un escudo laboral

Por qu me cuesta conseguir un empleo? El poder de la palabra

Toda frase o palabra debe ser decodificada. Por ejemplo, en los e-mail o en el chat, cuando una persona intenta hacerse notar, escribe con maysculas (en imprenta) y, generalmente, usa el color rojo. Evidencia cierta carga de agresividad. Transportando esos casos a la escritura diaria, en papeles o en anotaciones que an son comunes, ms all del uso de la computadora, la escritura permite revelar la personalidad o la conducta de un jefe, de un supervisor, de un profesional o de un simple empleado. La letra de imprenta suele ser como un seor de traje con maletn o una mujer vestida para trabajar en una empresa, una sobreadaptacin que busca hacer una persona para cumplir con la demanda del medio, pero que, al usar ese tipo de letras, oculta las emociones, dice a LA GACETA Claudia Gentile, grafloga pblica y directora de la consultora Grafosntesis. Segn la especialista, el uso de la letra de imprenta (tomada como una letra de molde o estndar) en maysculas suele exteriorizar que el trabajador, detrs de esa forma de escribir, censura algunos aspectos de su personalidad y el temor a trabajar en equipo o a no cumplir con los objetivos del trabajo. As, por ejemplo, pueden llegar a disimular fantasas, ideales o hasta las mismas sensaciones que le genera a ese trabajador el

empleo que le toca desarrollar.Pero, como en todos los rdenes de la vida, hay excepciones. Por ejemplo, Gentile aclara que una escritura con letras de gran tamao puede significar una fuerte autovaloracin del trabajador o bien la necesidad de transmitir un discurso incuestionable. Por el contrario, dibujar las letras en pequeo tamao habla de la timidez. Como deca anteriormente, la letra de imprenta se asemeja a un traje que el empleado o el jefe usa todos los das en la oficina, pero cuando llega a casa se pone el jogging y desnuda toda su personalidad. Puede ser empresario, pero tambin padre, esposo, hermano o to, mientras que en el trabajo slo quiere mostrar un rasgo particular de su personalidad, expresa Gentile. Esas dualidades quedan reveladas cuando, a travs de la grafologa, se compara un texto escrito en letras de imprenta con la firma de la persona. La directora de Grafosntesis indica que, en muchos mbitos empresariales, suele decirse que la letra de imprenta representa una escritura burocrtica desafectiva y formal. Y que, si una persona quisiera exteriorizar sus emociones o sus deseos, utilizara la letra cursiva. Los tcnicos Quines suelen utilizar la letra de imprenta como manera de comunicacin diaria? Generalmente, suele observarse que los arquitectos, los ingenieros o los tcnicos relacionados con la informtica son los ms proclives a usarla. Les brinda cierta impronta de precisin, perfeccin, exactitud, detallismo o frialdad frente a sus pares y frente al resto de la sociedad, puntualiza Gentile. Y esto est relacionado por el hecho de que esas personalidades suelen ser ms fras y racionales a la hora de encarar un trabajo. Quien escribe con letras de molde suele buscar fortalecer una imagen de perfeccin (una personalidad analtica), pero corren el riesgo de disminuir su espontaneidad (hacia una personalidad ms reflexiva y emocional). La forma de escribir desnuda la personalidad de un trabajador. Gentile plantea si es conveniente mantener una imagen dura o de autoexigencia, o bien, permitirse un espacio para que broten de cada uno de los empleados o jefes los deseos, los proyectos y las emociones que tambin son necesarias en el mundo laboral.

Reflexiones sobre el amor y la autoaceptacin


04 de Octubre, 2008 Reflexin

Hemos aprendido a amar?


Aceptarnos tal como somos, intentando ir modificando amorosamente, con respeto por nuestros tiempos, aquellos aspectos que nos causan dolor, para sentirnos ms plenos, es empezar a aprendernos a amar. Y cuando uno aprende a

amarse, es ms fcil descubrirnos amando a los dems del mismo modo.

Vida o muerte. Un debate diario. Una eleccin cotidiana. En cada decisin, se juega la partida y se apuesta. Lo que nos mantiene cohesionados se supone que nos ata a la vida: los proyectos, la familia, los amigos. Pero a veces tambin a la autodestruccin, ya que con la misma tenacidad, en ocasiones, nos aferramos a sntomas, a hbitos o a vnculos nocivos. O sea que tambin la cohesin nos ata a veces a la autodestruccin, no a la vida. No es entonces en la cohesin donde se ve la tendencia a la vida. Cuando apegarnos a vnculos patolgicos nos da sentido de identidad y de pertenencia, pero nos va minando lo ms autntico que tenemos, que es nuestra legtima esencia que pugna por ser, por expresarse, por ser reconocida, por tener un lugar para expandirse. Pero qu es esa, nuestra esencia, sin un otro que la confirme? No basta slo con ser uno mismo si no hay un ser en la mirada del otro. Vale decir, si no contamos entre aquellos que nos rodean, con el reconocimiento de nuestra autntica identidad, sin necesidad de sobreadaptarnos para encajar todo el tiempo, sumisos al deseo de los dems. Somos engranajes, partes de un Todo mayor: nuestra familia, nuestro crculo de amigos, nuestro crculo social, etc. Y as como enfermamos cuando alguna de las partes que integran nuestros sistemas fisiolgicos se desarmoniza, tambin enfermamos cuando nosotros, como individualidades, no logramos integrarnos armoniosamente a alguno de los sistemas a los que pertenecemos, cuando algn otro muy significativo nos desacredita, nos niega nuestra propia identidad o nuestros deseos, o nos excluye. Y entonces, qu hacer? Son varias las alternativas posibles que a veces, a tientas, implementamos. Lo ms fcil: depositar la culpa en otro. Victimizarnos pasivamente desde la queja. En un falso giro, tratamos entonces de cambiar al otro. Intilmente. A veces lo logramos y generamos a un otro sobreadaptado y sumiso a nuestra voluntad. Y no nos sirve, ya que a la larga deberamos modificar a todo un entorno. Entonces bajamos los brazos, nos sobreadaptamos nosotros, amoldndonos a lo que se espera que hagamos. Tampoco sirve; si cedemos demasiado nos terminaremos ahogando en la soledad de la autoinsatisfaccin. Pero el costo de mostrarnos con autenticidad tambin suele generar rechazos que nos vuelven a sumir en la soledad. Y entonces podemos resignarnos a perder la pertenencia a los crculos que nos dieron cabida pero que fueron nocivos para nuestro crecimiento, a favor de nuestra propia individuacin. Y tratamos de integrarnos a otras redes donde se genere pertenencia pero desde el reconocimiento recproco, no la mera pertenencia por apellido, por sangre. Esas redes a veces son entramados poco consistentes que pueden diluirse con el tiempo: redes de amigos que se pierden, de grupos que se acaban. A veces generamos entramados resistentes que soportan los envistes del tiempo, y hay amigos que permanecen, vnculos elegidos que subsisten, parejas que permanecen a pesar de los cambios que se van generando en virtud al crecimiento de ambos. Siempre y cuando no se d la paradoja de creer armar con un otro un espacio propio hecho a la medida de la propia eleccin, en donde no terminemos descubriendo con el tiempo que hemos repetido las mismas pautas inconscientes, los mismos modelos de relacin no satisfactorios, aprendidos, grabados a fuego en nuestra infancia, que creamos haber dejado atrs. De ser as, caeramos nuevamente

en el vaco de la soledad. Nos daramos cuenta de que en todo el trayecto recorrido bajo la aparente luz del autoconocimiento, fue muy poco lo que logramos aprender de nosotros mismos y modificar con profundidad. Y en estas idas y vueltas sigue nuestra batalla entre la vida y la muerte. Entre seguir adelante buscando, bajo la luz de la esperanza, nuevas formas ms placenteras y menos dolorosas de andar el camino. O caer, eventualmente, en la repeticin de modelos nocivos que nos atan a hbitos que nos conducen al dolor y a la frustracin, hasta el momento de luz en que podamos elaborarlos y trascenderlos, aprendiendo a no repetir la pauta, a auto-observarnos con amor y tolerancia, para ayudarnos a nosotros mismos, y no desde la autocrtica, a avanzar en la senda de nuestra individuacin. En estas pequeas batallas privadas y cotidianas, descubro que la clave est, nada ms y nada menos, en que no hemos aprendido a amar. Menos an a amarnos. En este interjuego de exigencias recprocas a los otros y de los otros, nos ha quedado, tal vez, el aprendizaje del deber hacer o del deber ser en vez del de amar y aceptar. Amar, que no es querer, porque al querer, necesitamos, poseemos egostamente, por nuestra propia inseguridad, sin pensar en lo que el otro verdaderamente siente o necesita, y sin pensar en lo que verdaderamente necesitamos, para tratar entonces de lograrlo y al hacerlo, soltar las amarras de la dependencia infantil, y madurar como adultos. Muchas son las cosas que aprendimos en la infancia: a depender, a necesitar, a satisfacer, y quizs as establecimos luego nuestras demandas hacia los dems. Pero la enseanza bsica, la nica enseanza vlida: aprender a amar. cunto tiempo le hemos dedicado a aprenderla? Cunto esfuerzo? O, ms an, Nos hemos planteado alguna vez la necesidad de aprender a amar?

A-mor, que significa sin muerte.

La grafologa y la teora del apego


15 de Mayo, 2008 Reflexin

Introduccin En este pequeo artculo quisiera establecer una correlacin, a modo de hiptesis, entre los significados grafolgicos de los mrgenes derecho e izquierdo y la inclinacin de la letra por un lado, y la Teora del Apego de John Bowlby, por el otro. Es, desde ya, un tema que excede el recorte que he efectuado, pero abre la posibilidad de un ms amplio estudio que pudiera efectuarse al respecto. Vale decir, el tema no se agota en este recorte. Hay otras variables que corroboran esta hiptesis que no he tomado en consideracin en esta oportunidad. Vaya pues este trabajo a modo de introduccin al tema, especialmente dedicado a mi profesora de Clnica de Nios, la Lic. Alicia Fagliano, aunque no est de acuerdo con mi enfoque epistemolgico, pero fue ella la que me introdujo a estos conceptos y por ello, mi agradecimiento. Evaluacin grafolgica

Cuando estamos frente a un escrito, la lnea vertical que se puede trazar a partir del margen izquierdo dejado por el escritor es muy significativa. Este margen nos revela qu tan apegada est la persona al pasado en general, a su origen, ms especficamente; nos muestra el tipo de vnculo que mantiene con lo que, ya de adulto, representa simblicamente la introyeccin del vnculo materno que construy tempranamente con su madre o con el cuidador que cumpli esta funcin. As, un escrito que deje escaso o ausente margen izquierdo, nos revelar que se trata de una persona con mucha necesidad de ampararse en vnculos familiares estrechos, entre otras cosas.

Margen izquierdo

M.I. pequeo

M.I. normal

M.I. amplio

Veamos otro gnero escritural: la inclinacin de las letras segn su eje vertical. Evaluaremos entonces si todas las letras que lo presentan, por ejemplo, las t, las f, las p, todas con estructura vertical, tienden a inclinarse a la derecha, a la izquierda o estn a 90, verticalizadas.

Este rasgo nos dir la tendencia del individuo a vincularse con objetos externos ajenos al entorno ntimo (cuando estn los ejes inclinados a la derecha), a tender ms al vnculo con personas de su entorno ntimo familiar y con el pasado (inclinacin hacia la izquierda), o a mantener una postura ms neutral y controlada cuando la letra tiende a la verticalidad.

Margen derecho y la capacidad exploratoria

La lnea que puede trazarse siguiendo el ltimo trazo de cada rengln del lado derecho nos muestra el margen derecho del escrito. Este margen, en este recorte sinttico que estoy efectuando, nos indica el grado de vinculacin con el futuro, la capacidad exploratoria del individuo, la relacin con los otros ajenos al grupo familiar, el vnculo social que establece la persona con el mundo.

Breve recorte de la Teora del apego La teora del apego de Bowlby plantea que si durante la conformacin de los primeros vnculos de la persona, la madre pudo estar presente facilitado un apego seguro emocional del nio hacia ella, aqul entonces habr sido capaz de sentir confianza en el vnculo, comprobando que la presencia materna estuvo cuando la requiri. Cuando se consolida este vnculo y se internaliza esta presencia, los niveles de angustia ante lo desconocido descienden, posibilitando al nio empezar a deambular y explorar su entorno, con la seguridad de saberse cobijado por este vnculo cada vez que algo lo atemorice y quiera regresar.
Vale decir, un nio que pudo construir un vnculo de confianza con la madre, y no qued sofocado por el apego a esta figura, ni desatendido, sino que por el contrario, fue la madre quien le posibilit un paulatino despegue seguro de su regazo para facilitarle la exploracin de lo desconocido, entonces con seguridad, esta madre le dio paso al padre para que cumpliera su funcin: participar en esta dada madrehijo, triangularla para cortar este lazo tan estrecho, y constituir este segundo apego a la figura paterna que es el simblicamente le abre las puertas al nio para que pueda salir de este entorno cuidado del hogar y le muestra el mundo exterior. La madre, luego de permitirle al nio la conformacin de este primer vnculo, le pasa entonces la posta al padre, que es quien le ampla las dimensiones del territorio a explorar, y le muestra un mundo ms amplio que excede el territorio de lo familiar y abarca y ampla lo social, lo externo, los nuevos contactos, la cultura. Vinculacin con la grafologa Volviendo a la mirada grafolgica, y analizando la relacin de estos dos aspectos grficos-mrgenes derecho e izquierdo e inclinacin-, podemos hacer un recorte en el anlisis global del escrito para tener un panorama general del tipo de vnculos que grab como su propia modalidad vincular el escribiente ya adulto.

Dos combinaciones posibles


Margen izquierdo ausente o muy pequeo, letra inclinada hacia la izquierda, margen derecho amplio: La persona estableci un vnculo de apego muy estrecho con su madre, con una gran necesidad de vinculacin con ella; una dependencia que impide su capacidad exploratoria hacia el mbito representado por el margen derecho. El exceso de dependencia impidi que se estableciera un pasaje al apego paterno. Esto imposibilit una adecuada salida al mundo fuera del hogar. Podremos luegobuscar en el escrito signos que confirmen: inseguridad, timidez, desconfianza, miedo a los contactos sociales, necesidad de resguardo y proteccin, dependencia, desconfianza hacia las relaciones con los hombres, inmadurez emocional, narcisismo, entre otros.

Otro rasgo que est ntimamente vinculado a esta mirada sobre lo vincular lo conforma la presencia de letras adosadas. Son aquellas que no dejan espacio entre s, dos letras dentro de la palabra que aparecen una montada sobre la otra. Si hay una constancia en la aparicin de letras adosadas en un escrito con estas caractersticas de apego dependiente, ellas confirman la necesidad de establecer contactos simbiticos con los dems, o sea un grado de dependencia excesivo de la persona, consecuentemente una baja autonoma, inmadurez emocional, nula individuacin. Ejemplo de letras adosadas. Ver la palabra mam.

Margen izquierdo normal, letra inclinada hacia la derecha, margen derecho pequeo a normal:

En este caso se dara el fenmeno contrario: la persona se sinti segura en su vnculo con una madre que estuvo presente cuando se la requiri, en cuyo caso la impronta de vnculo seguro qued grabada en el individuo, que pudo pasar disminuyendo el apego a la figura materna, a un apego a la figura paterna que le permiti explorar lo desconocido ajeno al mbito del hogar. La funcin paterna fue facilitada por esta madre y la persona pudo salir a establecer contactos sociales adecuados, proyectarse al futuro con confianza, establecer relaciones adecuadas con el sexo masculino, desarrollar sus capacidades cognitivas explorando con placer aquello que desconoce, plantearse proyectos posibles, lograr autonoma; o sea, proyectarse a lo que implica entonces el margen derecho. Estas son solo dos alternativas de otras tantas combinatorias posibles. Podra agregar que cuando la inclinacin es oscilante, vale decir, cuando coexisten los tres tipos de inclinacin en un mismo escrito, el vnculo de apego ha sido ambiguo. El nio no habr tenido una madre constante en sus afectos y en su presencia. Como consecuencia de esto, el modo de establecer vnculos del adulto tender tambin a la ambivalencia emocional, pasando de la necesidad de confianza en el otro a la desconfianza. Seguramente esto se ver reflejado en el tipo de margen derecho que efecte. Es factible encontrar entonces un margen derecho irregular que tambin reforzar la significacin de ambivalencia afectiva que hemos mencionado.

Clases individuales de Grafologa-nivel bsico y avanzado


27 de Marzo, 2008 Clases de Grafologa

Si la Grafologa ha sido una asignatura pendiente que te ha quedado sin concretar en el pasado, te invito a sumarte a estas propuestas: a) Para aquellos que no desean un estudio formal, sino una actividad exploratoria y reflexiva que permita autodescubrirse y conocer al otro, les propongo clases individuales de Grafologa. Focalizadas en la prctica conjunta de anlisis de escritos, que vayan al ritmo que quien toma la clase vaya proponiendo, de acuerdo a su disposicin de tiempo para poder repasar conceptos bsicos que surjan de la prctica. b) Para quienes s desean un estudio formal, gnero por gnero, con el compromiso de estudio que ello implica, para luego poder aplicarlo laboralmente en su rea de trabajo. c) Para graflogos que requieren incrementar su prctica y seguridad, ofrezco talleres de temperamentos, de firmas, de seleccin de personal, de orientacin vocacional, supervisin de informes y prctica integrativa. La cita es en Av. Eva Pern al 4300-Floresta. Los horarios son a convenir. No dudes en llamarme. Claudia Gentile

La Grafologa y la pluridimensionalidad de lecturas

Hay dos hechos que disfruto desde la adolescencia:


Uno es el placer que me produce abrir y oler un libro nuevo. Ese olorcito a tinta y a papel recin impreso que anticipa la aventura exploratoria de recorrer ms tarde, con la vista, aquel mundo interno, todava vedado y por descubrir, de alguien ms, que me abre las puertas de par en par de su alma. Mi primer contacto con el libro es tctil y olfativo para luego ser enteramente visual. Y el otro es el placer de tener enfrente y para mi propio deleite, una hoja de papel enteramente en blanco. En cuyo caso, mi disfrute no radica en explorar el mundo de otro, sino en proyectar mi propia alma. Ir aventurando ideas que se van encadenando en frases. Forma y contenido tejen una trama dinmica sobre el papel. Y entonces ese torbellino de sensaciones agolpadas dentro de m se alinea, para salir ms ordenadamente. Escapa de la simultaneidad para organizarse en la sucesin de un relato. El placer es doble cuando el acto de escribir produce esa catarsis redentora que me permite, en una lectura posterior, leerme a m misma y entender un poco ms, aquello que en la mente o en el corazn tenda a brotar slo como una nocin de algo, un impulso, una idea, casi un ttulo con palabras desordenadas asociadas a esa idea. Y no slo leo el contenido. Leo tambin la forma. El dibujo de las letras algo ms me dice sobre lo que el interior calla a mis odos. La velocidad de una frase que repentnamente frena su marcha y se detiene. La vacilacin trmula ante una palabra que, entrecortada, plasma en el papel la emocin que me genera, y entonces sale ms lenta, con algn cambio en su forma, ms vertical que las otras. Distinta, baada por esa sensacin particular que me abord en el momento de escribirla.

Lectura y escritura. Dos actos de comunicacin pura. Pero, qu ms puede leerse cuando se recorre un escrito? La lectura es pluridimensional: * Lectura de lo denotado o manifiesto. Pura decodificacin lineal del contenido ms superficial de un escrito. * Lectura del connotado, o lectura entre lneas de sentidos transversales que surgen cuando leemos ms en profundidad un escrito (la irona, por ejemplo, o el matiz de las adjetivaciones que nos revelan la postura del escritor sobre el hecho que relata). * Y la decodificacin grafolgica de los rasgos plasmados en el papel. Aquello que escapa a la mera captacin del contenido del texto y se detiene en los trazos de quien escribe, para captar su esencia, su sentir, su mundo interno.

Recuerdo una tarjeta de cumpleaos que mostr una vez una docente en una clase de grafologa emocional. Que tengas un feliz cumpleaos deca. Y la palabra feliz estaba escrita con letra ms apretada, ms tensa, angulosa. Realmente era se el deseo de quien escriba? Intenten decir la palabra feliz lentamente, enfatizando cada slaba, con voz tensa, y notarn lo que quiero expresar: rabia. Como si se masticara la rabia en cada slaba. En cuntas dimensiones comunicamos cuando nos comunicamos! No es fascinante recorrerlas, aprender sus cdigos, comprenderlas? No nos comprenderemos mejor a nosotros mismos y a quienes nos rodean? Si quieren aventurarse en este recorrido detectivesco que ofrece la grafologa, los convoco a aprender grafologa.

Inicio permanente de cursos y talleres. Los espero,

Me quedo en el centro?
26 de Febrero, 2008 Reflexin

Hace unos das le un artculo de psicologa en el que el autor relacionaba los siete pecados capitales con trastornos de ndole psicolgica. Me pareci interesante esta perspectiva para abordarlos desde un enfoque menos teolgico y ms actual; en cuyo caso dejan de tener el matiz atemorizante y reduccionista de enviarnos al infierno con pasaje de ida solamente, y se vuelven una condicin ms redimible, con posibilidad de cura, si se

abordan convenientemente. Como tengo un tanto olvidado el Catecismo, me aboqu a buscarlos. Record entonces que paralelamente a estos siete pecados, haba siete virtudes, contrapuestas cada una de ellas a cada pecado. Entonces los encolumn de a pares. Pares de opuestos. Y esto fue lo que me qued:

Pecado Capital Lujuria Gula Avaricia Pereza Ira Envidia Pereza

Virtud Teologal Castidad Templanza Generosidad Diligencia Paciencia Caridad Humildad

Inmediatamente vino a mi mente un viejo, antiqusimo texto hermtico, el Kybalion[1], al que tantas horas de lectura le dediqu y le dedico, y al que apelo para corroborar la eficacia de sus postulados cada vez que puedo. Una de sus siete leyes, la Ley de Polaridad expresa: "Todo es doble; todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagnicos son lo mismo; los opuestos son idnticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades; todas las paradojas pueden reconciliarse". Y me qued pensando justamente en esto que afirma que los extremos se tocan, que el pndulo va necesariamente de extremo a extremo en movimientos polares y antagnicos, pero iguales en grado. Y en este particular se basa mi reflexin: Son tan antagnicos los pecados y sus opuestas virtudes? Veamos. Me gustara abordar los primeros dos pares antitticos en esta oportunidad. 1- Lujuria versus castidad: Encontr una definicin de lujuria que dice que se trata de tener pensamientos o deseos obsesivos y excesivos de naturaleza sexual. Desde la perspectiva psicolgica, podramos hablar de perversiones sexuales: incluimos aqu a violadores, pedfilos, adictos al sexo, etc. En el otro extremo hallamos la castidad, definida como el dominio de los apetitos sexuales. El comportamiento voluntario que tiende a la abstinencia de placeres y/o actos sexuales. Se preguntarn dnde pueden tocarse estos dos extremos tan polares? Pues bien. He reflexionado, y creo que abunda la informacin al respecto, en la cantidad de casos en los que el celibato (la renuncia por motivos religiosos a mantener actos sexuales) ha sido el motor que, por el exceso de represin de una funcin, la sexual, tan natural en el ser humano, ha llevado a algunos sacerdotes a cometer excesos sexuales con menores. Esto como para poner un ejemplo. Qu pasa entonces, cuando se reprime a ultranza un polo para posicionarnos justamente en el contrario? Pues lo reprimido suele brotar en algn momento de una manera bastante desordenada, catica y harto nociva.

Mirmoslo desde el otro extremo. No hemos odo casos de personas que, tras haber llevado una vida libertina de excesos de orden sexual (sin llegar a las perversiones, de las que no se vuelve), tras asentarse y formar una familia, se convierten en estrictos predicadores de las buenas costumbres? Acaso no hay ejemplos de santos y de apstoles que habiendo llevado una vida ajena a la moral luego se convirtieron en los mximos exponentes de sus doctrinas? Y no slo predicando con la palabra, sino con el ejemplo, desde un fundamentalismo a ultranza. 2- Gula versus Templanza La gula la tomaremos como el excesivo consumo, de manera irracional e innecesaria, de comida y de bebida. Implica, tambin, ciertas formas de comportamiento destructivo. Podramos incluir bajo esta definicin, y desde una perspectiva ms actual y desde una mirada psicolgica, no slo aquellos actos en los que nos extralimitamos comiendo algo rico hasta ms all de la necesidad, sino los desrdenes alimentarios y las adicciones a las sustancias txicas como el alcohol y las drogas. Su opuesto es la templanza, virtud moral que modera la atraccin por los placeres y procura el equilibrio del consumo de los bienes creados, mediante el dominio de la voluntad. Y al respecto son infinidades los ejemplos que me vienen a la mente. Veamos uno que creo que todos hemos padecido alguna vez. Pongamos por ejemplo el chocolate. Aunque podramos hablar del salame (confieso haber padecido ataques hepticos por ambos). Veamos: todo se mantiene en sus caudales, sin desbordes, mientras comamos un chocolatn de vez en cuando. Claro, siempre nos quedaremos con un poco de ganas de haber comido algo ms. Esa es la moderacin de la que me hablaba siempre mi sabia abuela: De todo un poco y con moderacin y no te vas a tener que a privar nunca de nada. (Muri a los 90 aos, debo aclarar). Pues un da nos regalan una enorme caja de bombones, y no podemos parar. Comemos y comemos y comemos y cuando nos queremos acordar, la caja est llena pero de papelitos dorados vacos. Qu pasa al otro da? Es tal, pero tal el ataque al hgado tras ese atracn, que quedar grabado con asco en nuestra memoria; la sola mencin posterior del chocolate con licor nos producir nuseas. Y habremos perdido nuestro desmesurado gusto por el chocolate que habr mutado en desagrado y rechazo. El polo opuesto. Tomemos otro caso, ya en el terreno de la patologa: la bulimia. Una chica se ve y se siente gorda (an sin estarlo, pero esa es su percepcin), y decide emprender un rgimen tan estricto que se priva prcticamente de comer. Y logra sostener este tortuoso rgimen hasta que el hambre la vence y se lanza a la heladera y arrasa con todo lo que encuentra, an tratndose de alimentos en mal estado o congelados, para despus volver al polo anterior y vomitar todo lo que consumi. Aqu tenemos el movimiento pendular de ida y de vuelta. Otro caso: Recuerdo una pelcula del ao 2000 que se llama Chocolate (dirigida por Lasse Hallstrom). En ella hay un alcalde que es la imagen de la austeridad. Comienza el film en plena cuaresma y el seor en cuestin debe restringir su ingesta de alimentos. Llega en esa poca al pueblo una mujer y abre una chocolatera. Es inmediatamente combatida por este alcalde. En resumen: un buen da este seor, que se priv a fuerza de reprimir su deseo, de comer an un solo bombn, rompe la vidriera del negocio y termina revolcado y untado en chocolate, comiendo todo lo que encuentra a la mano. Pero hay otros ejemplos: el gordo que adelgaz y que ahora, delgado, censura a todo aqul que tenga unos kilos de ms. El adicto recuperado que ahora da charlas en contra de la drogadiccin (lo cual es loable), pero condenando a los drogadictos que no quieren o no pueden abandonar el hbito, sin piedad, olvidndose de haber pertenecido a esa condicin. Otra vez el fundamentalismo tras el cambio radical de postura. De una punta a la otra sin paradas intermedias. Lujuria y gula: en estos dos casos se trata de pecados por exceso. Sus correspondientes virtudes hablan no de privacin, sino de moderacin. La mesura al comer no es pasar hambre en una dieta demasiado restrictiva que nos llevar al atracn. Y la castidad no es solo privacin, sino que tambin incluye la fidelidad a la pareja en el matrimonio. De vuelta moderacin, no abstinencia. La castidad se vuelve nociva cuando es practicada a fuerza de represin y no por verdadera eleccin ni por conviccin absoluta. (Y al respecto, hasta ahora no escuch ninguna historia de perversin sexual de ningn rabino, ni de ningn pastor. Sabemos que ambos tienen permitido casarse y llevar una vida sexual normal con sus cnyuges, no as los sacerdotes, que deben ser clibes, al costo de no poder sostener el celibato algunos de ellos, con las consecuencias que todos conocemos). Como sntesis, y volviendo a los sabios preceptos de mi abuelita, ni poco, ni demasiado: todo es cuestin de medida. Ni un extremo ni el otro. Ah, mejor. En la zona de la moderacin. Nos encontramos en el centro?

[1] Las enseanzas hermticas se encuentran en todos los pases y en todas las religiones, pero nunca identificadas con un pas en particular ni con secta religiosa alguna. En los primeros tiempos existi una compilacin de ciertas doctrinas hermticas que eran las bases fundamentales de toda la Doctrina Secreta, y que haban sido, hasta entonces, transmitidas del instructor al estudiante, compilacin que fue conocida bajo el nombre de "El Kybalin". Son, simplemente, una serie de mximas y axiomas que luego eran explicados y ampliados por los Iniciados. Estas enseanzas constituyen realmente los principios bsicos de la "alquimia hermtica", la que, contrariamente a lo que se cree, est basada en el dominio de las fuerzas mentales, ms bien que en el de los elementos materiales; en la transmutacin de una clase de vibraciones mentales en otras, ms bien que en el cambio de una clase de metal en otro. Extrado de El Kybalion. El Kybalin es el conjunto de principios hermticos, llamados siete principios de la verdad segn el sabio egipcio Hermes Trimegisto.

Los siete principios, o axiomas, como estn descriptos en el libro son: 1.Principio de Mentalismo. 2.Principio de Correspondencia. 3.Principio de Vibracin. 4.Principio de Polaridad. 5.Principio de Ritmo. 6.Principio de Causa y efecto. 7.Principio de Gnero.

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