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Trabajo de Campo Etnográfico

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TRABAJO DE CAMPO

ETNOGRÁFICO

¿Qué hacen los/as


antropólogos/as?
LA ETNOGRAFÍA
Método

Enfoque Escritura

Enografía

Guber, Rossana. Método, Campo y Reflexividad.


ETNOGRAFÍA COMO ENFOQUE
 Es una concepción y práctica de conocimiento que busca
comprender los fenómenos sociales desde la
perspectiva de sus miembros.
 Los sujetos pueden dar cuenta de lo que piensan, sienten,
dicen y hacen con respecto a los eventos que los
involucran.
 Adoptar un enfoque etnográfico es elaborar una
representación coherente de lo que piensan y dicen los
nativos.
ETNOGRAFÍA COMO MÉTODO
 Es el conjunto de actividades que se suele designar como
“trabajo de campo”.
 Las principales técnicas son la observación participante
y las entrevistas no dirigidas.
 El/la investigador/a parte de una ignorancia
metodológica: cuánto más sepa que no sabe más
dispuesto/a estará a aprender la realidad en términos que
no sean propios.
ETNOGRAFÍA COMO TEXTO
 Descripción textual del comportamiento de una cultura
particular resultante del trabajo de campo.
 El/la antropólogo/a intenta representar, interpretar o
traducir una cultura o determinados aspectos de una
cultura para otros/as lectores/as.
BREVE HISTORIA DEL
TRABAJO DE CAMPO
ETNOGRÁFICO
LOS INICIOS: FINES SIGLO XIX –
PRINCIPIOS DEL XX
 Las figuras del recolector de la información y el analista
experto se encontraban separadas: la información
provenía de comerciantes, misioneros o funcionarios, de
material traído por viajeros o colecciones de anticuarios.
 En 1888 Alfred Haddon encabezó la primer expedición a
Oceanía para obtener material sobre costumbres de los
aborígenes y de especies fito-zoográficas.
 En 1913 Rivers realizó un estudio entre los Toda de la
India y expresó “la necesidad de investigaciones
intensivas en una comunidad en al que el trabajador vive
por un año o más y estudia cada detalle de la vida y la
cultura”
MALINOWSKI: FUNDADOR DEL
TRABAJO DE CAMPO
 La teoría funcionalista sostenía que las sociedades están
integradas en todas sus partes y que las prácticas,
creencias y nociones se sus miembros guardan alguna
“función” para la totalidad.
 El trabajo de campo fue la expresión metodológica de
esta forma de ver la cultura.
 “Los Argonautas del Pacífico Occidental” (1922)

 El etnógrafo debe tener propósitos científicos y conocer


la etnografía moderna, vivir entre la gente que estudia y
aplicar una serie de métodos de recolección de datos.
Para reconstruir Es decir, su normativa y aspectos de la estructura, se

recurría al método de documentación estadística


el ESQUELETO (interrogando sobre genealogías, registrando detalles
de la sociedad de la tecnología, dibujando patrón de asentamiento)

Para recoger lo Es decir, los imponderables de la vida


que constituye la cotidiana y el comportamiento típico, el


CARNE y la investigador debe estar cerca de la gente,
observar y registrar al detalle las rutinas
SANGRE

Para comprender Es decir, el punto de vista del nativo, sus


la formas de pensar y sentir era necesario


MENTALIDAD aprender la lengua y elaborar un corpus o
documentos.
NATIVA
Poco después de haberme instalado en Omarakana (islas Trobriand), empecé a tomar parte, de
alguna manera, en la vida del poblado, a esperar con impaciencia los acontecimientos
importantes, a las festividades, a tomar interés personal por los chismes y por el
desenvolvimiento de los pequeños incidentes pueblerinos; cada mañana, al despertar, el día se
me presentaba más o menos como para un indígena. Cuando salía de la mosquitera,
encontraba a mi alrededor la vida del pueblo que se ponía en marcha, o bien a la gente ya muy
avanzada en sus trabajos diarios, según la hora y según fuese la estación en que comenzaban
las labores tarde o aquella en que las comenzaban temprano, con arreglo a la prisa que corría
al trabajo. En mis paseos matinales por el poblado podía ver detalles íntimos de la vida
familiar, del aseo, de la cocina y de las comidas; podía ver los preparativos para el trabajo del
día, a la gente emprendiendo sus diligencias, o a grupos de hombres y mujeres ocupados en
tareas artesanales. Las peleas, las bromas, las escenas familiares, los sucesos en general
triviales y a veces dramáticos, pero siempre significativos, formaban parte de la atmósfera de
mi vida diaria tanto como de la suya. Debe tenerse en cuenta que los indígenas, al verme
constantemente todos los días, dejaron de interesarse, alarmarse o autocontrolarse por mi
presencia, a la vez que yo dejé de ser un elemento disturbador de la vida tribal que me
proponía estudiar, la cual se había alterado con mi primera aproximación, como siempre
ocurre en las comunidades primitivas cuando llega alguien nuevo. De hecho, como sabían que
estaba dispuesto a meter las raíces en todo, incluso allí donde un indígena bien educado no
osaría hacerlo, acabaron por considerarme como parte integrante de la vida, una molestia o
mal necesario, con el atenuante de las reparticiones de tabaco.
 La presencia del investigador en el campo era la única
fuente confiable de datos, pues sólo estando allí podía el
etnógrafo vincularse con ese pueblo.
 Destacó el estudio de la lengua como una de las claves
para penetrar en la mentalidad indígena.
 Se podía distinguir entre la cultura real y la cultura ideal:
entre lo que la gente hace y lo que la gente dice que
hace. El campo de acceso sería distinto: la presencia y la
observación en un caso y la palabra en el otro.
 Hacia fines de los ‘30 el trabajo de campo se había
consolidado como una actividad eminentemente
individual, realizada en una sola cultura.
TRABAJO DE CAMPO EN LA CIUDAD
 Robert Park y Thomas, de la escuela de Chicago,
entendieron que se podía aplicar la misma metodología
en las ciudades
 Grupos caracterizados por la marginalidad económica,
política, cultural y jurídica: los “sin techos”, las bandas
callejeras, los delincuentes, las prostitutas, los
delincuentes, los inmigrantes.
ESTUDIOS DE COMUNIDAD Y
CAMPESINADO
 El estudio de migrantes rural-urbanos derivó en el
estudio de la pobreza urbana.
AÑOS `60
 Con los procesos de descolonización, los nuevos
gobiernos africanos y asiáticos contaban con sus propios
intelectuales.
 Se inician procesos de reflexión sobre lo que implica
hacer etnografía en la propia sociedad y con esto sobre el
lugar y la mirada del etnográfo/a.
 La tarea de familiarizarse con lo exótico se revirtió en
exotizar lo familiar.
ETNOGRAFÍA
 “Es un método de investigación social, aunque sea de un
tipo poco común puesto que trabaja con una amplia
gama de fuentes de información. El etnógrafo, o la
etnógrafa, participa, abiertamente o de manera
encubierta, de la vida cotidiana de personas durante un
tiempo relativamente extenso, viendo lo que pasa,
escuchando lo que se dice, preguntando cosas; o sea,
recogiendo todo tipo de datos accesibles para poder
arrojar luz sobre los temas que él o ella han elegido
estudiar.”

Hammersley y Atkinson. Etnografía. Métodos de Investigación


REFLEXIVIDAD
 Reconocer el carácter reflexivo de la investigación social
que somos parte del mundo social que estudiamos
 Trabajar con el conocimiento que tenemos reconociendo
que puede ser erróneo y someterlo a un examen
sistemático
 Cualquier investigación social que toma la forma de
observación participante implica participación en el
mundo social, por eso se hace necesario reflexionar
sobre esa participación.

Hammersley y Atkinson. Etnografía. Métodos de Investigación


VIAJE DEL/A ANTROPÓLOGO/A
 Implica que el viajero antropológico tiene que estar
consciente de que su pesquisa consiste no sólo en
establecer una relación momentánea entre un investigador
y su material de estudio, de construir una relación
unilateral sujeto cognoscente-objeto por conocer. Por un
lado, el viaje antropológico es como cualquier viaje,
experiencia personal y también formas científicas de reunir
información, de ponderar sus partes, de reformular las
preguntas e hipótesis iniciales, de presentar los resultados
de la pesquisa en la que intervienen, como en cualquier
viaje, los miedos y las ansias, las simpatías y las antipatías,
las predisposiciones afectivas, perceptivas y teóricas del
viajero, además de sus experiencias de viaje previas
Krotz, Esteban. Viaje, trabajo de campo y conocimiento antropológico
MÉTODO Y EXPERIENCIA
 En tanto método científico, mediante el trabajo de campo se
intenta “caracterizar descriptivamente el modo de vista de
otros”, plasmándose los resultados en las notas de campo, en
grabaciones, fotografías, filmaciones, libros, artículos.
 En tanto experiencia, este es una vivencia auto-trans-
formadora, un “volver a nacer”, que cambia al etnógrafo
internamente. Es un “rito de paso que afirma ceremonialmente
su idoneidad como etnógrafo”.
 El trabajo de campo en sí involucra, en su núcleo, la
observación participante; “sugiere la peculiar combinación de
subjetividad y objetividad, aventura y trabajo, romanticismo y
pragmatismo”, el compromiso y el distanciamiento, la
capacidad de establecer lazos y la de disolverlos, el participar y
el observar.
J. L .Peacock: Método
LOS ARGONAUTAS DEL
PACÍFICO OCCIDENTAL
Bronislaw Malinowski
Imagínese que de repente está en tierra, rodeado de todos sus pertrechos, solo en una playa
tropical cerca de un poblado indígena, mientras ve alejarse hasta desaparecer la lancha que le
ha llevado.
Desde que uno instala su residencia en un compartimento de la vecindad blanca de comerciantes
o misioneros, no hay otra cosa que hacer sino empezar directamente el trabajo de etnógrafo.
Imagínese, además, que es usted un principiante, sin experiencia previa, sin nada que le guíe ni
nadie para ayudarle. Se da el caso de que el hombre blanco está temporalmente ausente, o bien
ocupado, o bien que no desea perder el tiempo en ayudarle. Eso fue exactamente lo que ocurrió
en mi iniciación en el trabajo de campo en la Costa Sur de Nueva Guinea. Recuerdo muy bien las
largas visitas que rendí a los poblados durante las primeras semanas y el descorazonamiento y
la desesperanza que sentía después de haber fallado rotundamente en los muchos intentos,
obstinados pero inútiles, de entrar en contacto con los indígenas o de hacerme con algún
material. Tuve períodos de tal desaliento que me encerré a leer novelas como un hombre pueda
darse a la bebida en el paroxismo de la depresión y el aburrimiento del trópico. (…) 
Imagínese luego haciendo su primera entrada en una aldea, solo o acompañado de un cicerone
blanco. Algunos indígenas se agrupan a su alrededor, sobre todo si huele a tabaco. Otros, los
más dignos y de mayor edad, permanecen sentados en sus sitios. Su compañero blanco tiene su
propia forma rutinaria de tratar a los indígenas y no entiende nada, ni le importa mucho la
manera en que uno, como etnógrafo, se les aproximaría. La primera visita le deja la esperanza
de que al volver solo las cosas serán más fáciles. Por lo menos, tales eran mis esperanzas.
Volví a su debido tiempo y pronto reuní una audiencia a mi alrededor. Cruzamos unos
cuantos cumplidos en pidgin-English, se ofreció tabaco y tomamos así un primer contacto
en una atmósfera de mutua cordialidad. Luego intenté proceder a mis asuntos. En primer
lugar, para empezar con temas que no pudieran despertar suspicacias, comencé con la
tecnología. Unos cuantos indígenas se pusieron a fabricar diversos objetos. Fue fácil
observarlos y conseguí los nombres de las herramientas e incluso algunas expresiones
técnicas sobre los distintos procedimientos; pero eso fue todo. Debe tenerse en cuenta que el
pidgin‑English es un instrumento muy imperfecto para expresar las ideas y que, antes de
adquirir soltura en formular las preguntas y entender las contestaciones, se tiene la
desagradable impresión de que nunca se conseguirá completamente la libre comunicación
con los indígenas y en un principio yo fui incapaz de entrar en más detalles o en una
conversación explícita con ellos. Sabía que el mejor remedio era ir recogiendo datos
concretos, y obrando en consecuencia hice un censo del poblado, tomé notas de las
genealogías, levanté planos y registré los términos de parentesco. Pero todo esto quedaba
como material muerto que no me permitía avanzar en la comprensión de la mentalidad y el
verdadero comportamiento del indígena, ya que no conseguí sacarles a mis interlocutores
ninguna interpretación sobre esos puntos, ni pude captar lo que llamaríamos el sentido de la
vida tribal. Tampoco avancé un paso en el conocimiento de sus ideas religiosas y mágicas,
ni en sus creencias sobre la hechicería y los espíritus, a excepción de unos cuantos datos
superficiales del folklore, encima mutilados por el uso forzado del pidgin ‑English.
LOS NUER
Evans-Prichard
TRISTES TRÓPICOS
Claude Lévi-Strauss
Odio los viajes y los exploradores. Y he aquí que me dispongo a relatar mis expediciones.
Pero, ¡cuánto tiempo para decidirme!... Hace quince años que dejé el Brasil por última
vez, y desde entonces muchas veces me propuse comenzar este libro; una especie de
vergüenza y aversión siempre me lo impedía. Y bien, ¿hay que narrar minuciosamente
tantos detalles insípidos, tantos acontecimientos insignificantes? La aventura no cabe en
la profesión del etnógrafo; no es más que una carga; entorpece el trabajo eficaz con el
peso de las semanas o de los meses perdidos en el camino; horas ociosas mientras el
informante se escabulle; hambre, fatiga y hasta enfermedad; y siempre, esas mil tareas
ingratas que van consumiendo los días inútilmente y reducen la peligrosa vida en el
corazón de la selva virgen a una imitación del servicio militar...
No confiere ningún galardón el que se necesiten tantos esfuerzos y vanos dispendios para
alcanzar el objeto de nuestros estudios, sino que ello constituye, más bien, el aspecto
negativo de nuestro oficio. Las verdades que tan lejos vamos a buscar sólo tienen valor
cuando se las despoja de esta ganga. Ciertamente, se pueden consagrar seis meses de
viaje, de privaciones y de insoportable hastío para recoger un mito inédito, una nueva
regla de matrimonio, una lista completa de nombres ciánicos, tarea que insumirá
solamente algunos días, y, a veces, algunas horas. Pero este desecho de la memoria: «A
las 5 y 30 entramos en la rada de Recife mientras gritaban las gaviotas y una flotilla de
vendedores de frutas exóticas se apretujaba contra el casco». Un recuerdo tan
insignificante, ¿merece ser fijado en el papel?

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