Cardiopatia
Cardiopatia
Cardiopatia
Sudoración, náuseas y vómitos. Pueden aparecer todos juntos o solo alguno de ellos.
En realidad se deben a la respuesta del cuerpo, en concreto del sistema nervioso, ante
la grave lesión que representa la falta de sangre hacia el músculo cardíaco.
Factores de riesgo
Edad. El riesgo de sufrir un infarto aumenta con la edad y de forma significativa en los hombres
mayores de 45 años y mujeres mayores de 55 años. Esta diferencia de edad de riesgo entre hombres y
mujeres se debe a la influencia que tienen las hormonas sobre los vasos sanguíneos.
Fumar. Incrementa de forma muy significativa el riesgo de padecer un infarto. Es uno de los factores
de riesgo más frecuentes y, a la vez, más evitable.
Hipertensión. La tensión arterial alta causa daños en la pared de las arterias, y puede acelerar la
aterosclerosis. Dejar de fumar, perder peso o hacer ejercicio son formas de reducir la tensión arterial
que además influyen de forma muy beneficiosa sobre la salud de las arterias.
Sedentarismo. El sedentarismo se relaciona con mayor obesidad, hipertensión arterial y peor control
de la diabetes y del colesterol. La actividad física regular aporta muchos beneficios sobre el control de
estos factores de riesgo.
Obesidad. El sobrepeso es cada vez más frecuente en nuestra sociedad y empeora los otros factores de
riesgo. Pequeñas pérdidas de peso pueden ser muy beneficiosas para la salud cardiovascular.
Factores genéticos. La historia familiar de angina de pecho o infarto puede sugerir un componente
genético.
Tratamiento
Tratamiento farmacológico en la fase aguda, en el hospital
Una vez hecho el diagnóstico de síndrome coronario agudo (angina de pecho inestable o infarto agudo
de miocardio), el paciente debe permanecer hospitalizado y en reposo. Si se trata de un infarto por
oclusión total de la arteria, el tratamiento se dirige a desobstruir la arteria lo más rápido posible, ya
que cada minuto que pasa cuenta.
Tratamiento quirúrgico
Aunque normalmente la mejor opción es el tratamiento con medicamentos, en otros casos, cuando se
trata de un problema más grave o la medicación no es suficiente, lo mejor es intentar abrir la arteria.
La modificación de los estilos de vida es la pieza fundamental para evitar o prevenir la cardiopatía
isquémica, ya que resulta mucho más eficaz que cualquier tratamiento farmacológico o quirúrgico, y
no presenta ninguna contraindicación. Pese a ello, a veces es lo más difícil de conseguir.