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Contra La Fe Publica

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Delitos contra la fe

pública

Mg. Adler Justiniano Guerra


Delitos contra la fe pública
Son actos que afectan la autenticidad de documentos públicos o privados.

¿Qué es la fe pública?
Es un bien jurídico y se expresa como la aceptación de autenticidad que brinda
una comunidad a los documentos o certificaciones oficiales y surge del valor que
la ley da a la forma, naturaleza y contenido de instrumentos o actos.
Cuáles son los delitos contra la fe pública?
 Falsificación de documentos, que incluye la supresión, destrucción u ocultamiento de
los mismos, la falsedad ideológica, entre otros.
 Falsificación de sellos, timbres y marcas oficiales, como las estampillas.
 Falsedad genérica, o la alteración de la verdad en su forma básica y agravada.
Los delitos contra la fe pública están regulados en el
título XIX del libro segundo del Código Penal. Ellos
sistemáticamente están organizados en tres
capítulos: el capítulo I contiene los delitos
de «falsificación de documentos en general» (artículo
427 al 433); el capítulo II incluye los delitos
de «falsificación de sellos, timbres y marcas
oficiales» (artículos 434 al 437); y el capítulo III trata
de «disposiciones comunes», pero donde también se
tipifican delitos (artículos 438 y 439).

La diferencia del Código Penal derogado de 1924, el


vigente ya no comprende en el bloque de delitos
contra fe pública a los «actos de falsificación de
moneda», los cuales están hoy independizados e
incluidos como delitos monetarios (
artículos 252 al 255).
El sistema de delitos contra la fe pública está integrado por las siguientes conductas:

 Falsificación o adulteración de documentos (artículo 427).


 Falsedad ideológica (artículo 428).
 Omisión de contenidos en documentos (artículo 429).
 Suspensión, destrucción u ocultamientos de documentos (artículo 430).
 Certificados médicos falsos (artículo 431).
 Simulación de accidentes de tránsito (artículo 431A).
 Agravante especial por la condición personal del agente de funcionarios público o notario (artículo 432).
 Ampliación de objeto de acción del delito a testamentos, títulos valores y créditos transmisibles por endoso o
al portador (artículo 433).
 Fabricación o falsificación ilegal de sellos o timbres oficiales (artículo 434).
 Fabricación o falsificación ilegal de marcas o contraseñas oficiales (artículo 435).
 Agravante especial por la condición personal del agente (artículo 436).
 Ampliación del objeto de acción del delito a sellos, marcas oficiales o timbres extranjeros (artículo 437).
 Falsedad genérica (artículo 438).
 Falsedad genérica agravada (artículo 438A)
 Fabricación, introducción al país o posesión de medios destinados a la falsificación de timbres o marcas
oficiales (artículo 439).
Este largo listado de delitos también ha reproducido en su
mayoría las mismas infracciones penales que
criminalizaba el Código Penal de 1924.Solo se distinguen
tres innovaciones: 1) la criminalización de la omisión de
contenidos en documentos públicos o privados (
artículo 429); 2) la ampliación del objeto de acción en los
delitos de falsificación de documentos públicos para
comprender los testamentos ológrafos y cerrados, así
como a los títulos valores y créditos transmisibles por
endoso o al portador (artículo 433); y 3) la incorporación,
con la Ley 28839, de un nuevo delito de simulación de
accidentes de tránsito.
CARACTERÍSTICA GENERAL

Como característica general de los delitos contra la fe pública cabe señalar


que son dolosos y predominan las estructuras de comisión. Existe solo
una modalidad típica de omisión en el artículo 429. Según los casos, la
tentativa es configurable y será punible conforme a lo dispuesto en el 
artículo 16 del Código Penal.

Análisis de los delitos contra la fe pública de mayor frecuencia delictiva que son
los tipificados en los artículos 427, 429, 431, 434 y 438.
Delito de falsedad o adulteración documental

En el artículo 427, se criminaliza la «falsedad o


adulteración documental». Se suele considerar a estos
comportamientos ilícitos como los más caracterizados
delitos contra fe pública. Su alta recurrencia y la
amplitud de su modus operandi justifican también que
sean calificados como prototipo básico de tales
infracciones. Al respecto, se ha señalado que:
[La] falsificación de documentos es uno de los delitos que con más frecuencia se comete en
nuestra sociedad, utilizándose en la mayoría de los casos el documento como un instrumento
para ejecutar o encubrir otros delitos. Algunos autores manifiestan que el falsificador nunca
quiere falsificar un documento como un hecho aislado, sino que acude a ello como una forma de
conseguir de manera más segura y rápida sus objetivos (Bramont-Arias Torres, 1994, p. 390).
FALSIFICACIÓN DOCUMENTAL
la tipicidad de la falsificación documental requiere de la concurrencia de tres elementos:

 Alteración total o parcial de la verdad.


 Voluntad de utilizar el documento falso.
 Posibilidad de perjuicio.

En cuanto al objeto de acción del delito, la ley distingue, para efectos de la penalidad, la
falsificación o adulteración que recae sobre documentos públicos o privados,
correspondiendo mayor penalidad a las falsedades materiales que inciden en los primeros.
Ahora bien, tienen la condición de públicos aquellos documentos a los que la ley o el
Estado les conceden dicha condición; así como también a los que, por extensión, en
función de razones de necesidad político-criminal, se les asimila como documentos
públicos. Esto último ocurre, como lo dispone el artículo 433, en el caso de los
«testamentos ológrafo y cerrado, los títulos valores y los títulos de crédito transmisibles
por endoso o al portador
CONSUMACION:

• La falsedad documental alcanza su consumación, será suficiente con


que se haya falsificado el documento, con la finalidad de utilizarlo y
siempre que existe la posibilidad de que su uso pueda perjudicar a
terceros. Por tanto, no es necesario que se llegue a usar realmente el
documento falsificado y que con ello se perjudique a terceros. Bastará,
entonces, que el autor del ilícito falsifique el documento con aquella
finalidad y que el documento falso sea, por su particular configuración,
potencialmente dañino a los intereses de terceros. Así, se trata de un delito
de aquellos a los que se califica como de «peligro abstracto».
• La ley nacional también reprime a quien usa un documento falso,
entendiéndose esta conducta punible como todo acto que implique
emplear o utilizar el documento falso o falsificado como si fuese
legítimo; es decir, aplicarlo «para los fines que hubiera servido de ser un
documento auténtico o cierto» (Bramont-Arias Torres, 1994, p. 365).
Obviamente, aquí se requiere, cuando menos, de la concurrencia de dolo
eventual sobre la falsedad del instrumento que va a utilizar el sujeto activo
del delito.
DELITOS DE OMISION CONTENIDO EN DOCUMENTO:

El delito de «omisión de contenidos en documento» que sanciona el artículo 429 del Código Penal
 constituyó una verdadera innovación en materia de delitos contra la fe pública. Este fue regulado como
una forma especial de falsedad impropia consistente en una omisión dolosa de contenidos imputable a
quien redacta un documento público o privado.
Aparentemente, la ley penal estaría criminalizando un «delito especial propio», ya que en la redacción del
tipo penal se alude a que el autor debe materializar la omisión ilícita «al tiempo de ejercer una función» y
siempre que se entienda esto último como la redacción de un documento en desempeño de una función
pública (por ejemplo, las que corresponden a los secretarios, los notarios, la policía, los magistrados, etc.).
Todos ellos redactan, en su ejercicio funcional, documentos donde deben hacer constar declaraciones
verbales o escritas, las que pueden ser dolosamente omitidas del contenido del documento. No obstante,
tratándose de documentos privados, la redacción puede ejecutarla cualquier persona.
TIPICIDAD
• La tipicidad del delito, en sus dos modalidades, exige que junto al dolo
concurra también un elemento subjetivo especial, referido a la finalidad de
dar origen a un hecho o a una obligación a través de la omisión
documental; sin embargo, no es necesario que dicha finalidad alcance a
concretarse en la realidad.
• Tratándose de supuestos de omisión propia, la tentativa no es configurable
Delitos de expedición y utilización de certificados médicos falsos:

• Los delitos consistentes en la «expedición y utilización de certificados médicos falsos»


se reprimen en el artículo 431. Se trata de dos hipótesis delictivas diferentes, pero que
se relacionan a la autenticidad o veracidad de un diagnóstico o de una receta que son
expedidos por un profesional de salud.
• La primera conducta típica sanciona la expedición de un certificado médico falso; es
decir, la elaboración y entrega de un documento que expresa o detalla la constatación
de una enfermedad o lesión inexistente o que no responde a las características reales que
evidencia el examen médico practicado en una persona. Se trata de un «delito especial
propio», en la medida que el sujeto activo solo puede serlo un profesional médico.
La segunda hipótesis delictiva alude al «uso malicioso» —
esto es, uso fraudulento— de un certificado médico falso.
Es suficiente, en estos casos, para que el delito se
perfeccione, que el autor haga empleo del documento en
cualquier circunstancia y que con él pretenda acreditar un
estado de salud irreal. En esta conducta penal, el dolo del
agente comprenda el conocimiento de la condición falsa
del certificado. Sin embargo, no es requisito típico que el
autor realice la conducta ilícita motivado por alguna
finalidad especial. La tentativa en estos casos es posible y
punible.
Delitos de falsificación y empleo de sellos o timbres oficiales de
valor:

• La «falsificación de sellos o timbres oficiales de valor» es el delito


tipificado por el artículo 434 del Código Penal. El objeto de acción
en este hecho punible está representado por los sellos o timbres
oficiales; es decir, por símbolos o registros de identificación que solo
pueden ser expedidos por los órganos competentes del Estado y que
tienen un uso restringido, sujeto a requisitos y a circunstancias
específicas.
La ley permite distinguir la regulación de tres
modalidades delictivas:

• Fabricar sellos y timbres oficiales de valor sin autorización o en número superior al


autorizado.
• Falsificar o adulterar sellos o timbres oficiales modificando sus caracteres o su
valor específico.
• Emplear como válidos o auténticos sellos o timbres oficiales de valor que el agente
sabe o presume falsos, o que ya han sido utilizados y, por ende, ha caducado su
validez. Autor de este supuesto debe serlo una persona distinta de aquella que
falsificó los sellos o timbres oficiales.
• Los medios de los que se sirva el agente para cometer el delito no afectan la
tipicidad ni la sanción. El agente puede emplear, por tanto, medios artesanales o
industriales, manuales o mecánicos.
El delito se consuma con la fabricación o la adulteración de los timbres o sellos oficiales.
En esta hipótesis no es necesaria la utilización material de los mismos; sin embargo, la
ley exige que tales actos fraudulentos hayan tenido por finalidad un posterior empleo de
los timbres falsificados por el propio agente o por terceros.

En el supuesto delictivo del «empleo de timbres o sellos oficiales fraguados, adulterados


o inválidos para su uso», el ilícito se consuma en atención únicamente a la utilización de
aquellos en cualquier circunstancia idónea. La tentativa para este caso es configurable,
al igual que en los ilícitos anteriores de fabricación.
Delito de falsedad genérica:

• El artículo 438 CP criminaliza de modo subsidiario y enunciativo otras


conductas, diferentes de las ya analizadas, que implican también una falta de
veracidad. Por ello, la doctrina especializada denomina a este tipo penal
como «delito de falsedad genérica». La ley, alternativamente, declara
punibles formas de simulación, suposición o alteración de la verdad
mediante palabras, hechos, usurpación de nombre, calidad o empleo, o
suponiendo vivas a personas muertas o que no han existido realmente. La
norma exige que la falsedad genere perjuicio a terceros. Por tanto, si esa
afectación no se produce, el hecho puede configurar una tentativa punible.
El decreto legislativo 1351 (del 6 de enero de 2017) ha incluido una
modalidad agravada de falsedad genérica con el artículo 438A. Como tal,
se sanciona con mayor penalidad el hecho de «expedir u ofertar»
certificados, diplomas u otras constancias análogas referidas a grados
académicos o títulos profesionales a favor de quienes no han realizado
los estudios y exámenes que habilitan para obtener tales documentos.
Cabe destacar que no se trata de documentos falsificados ni adulterados,
ya que ello materializaría los delitos previstos en el artículo 427, sino de
expedir documentos reales y formales, pero que no corresponden al
cumplimiento de los requisitos esenciales propios de su emisión y
entrega, como haber realizado y aprobado estudios regulares o exámenes
de suficiencia.

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