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Pecados Capitales

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Los 7 Pecados Capitales

Los siete pecados capitales, conocidos también como los 7 pecados capitales, son la
clasificación que hace el cristianismo sobre los vicios en que pueden caer las personas. La
palabra capital no hace referencia a que el pecado sea de mayor importancia, sino a que
estos son el origen del resto de pecados.

La importancia de los pecados capitales se centra en la ruptura de la comunión con Dios,


cuando pecamos el Espíritu Santo se entristece y su voz en nuestro interior queda en
silencio, así que debemos proceder al arrepentimiento si deseamos vivir una eternidad con
Dios.
La soberbia
Es la estima en uno mismo, o amor propio que no debería producirse,
en busca de la atención y el honor hacia la propia persona, siendo esto
contrario a Dios. Por ello, se trata de una forma de blasfemar el alma,
que provoca que se produzcan otros errores humanos. De forma
estricta, se trataría del orgullo que busca aquella persona que trata de
igualarse a Dios.
La soberbia es por tanto, uno de los mayores pecados según la Biblia, y además es una de
las raíces mismas del pecado, siendo su origen el mismo pecado original. Como en el primer
pecado, se trata de la rebeldía frente a Dios, en el deseo de los hombres de considerarse
como dioses, creyendo conocer el bien y el mal.
Soberbia

Vanidoso Engreído Arrogante Autosuficiente Susceptible


La Avaricia
La avaricia, proviene del latín “avarus”, que significa “codicioso”, es
el deseo y ansia excesiva por obtener riqueza. La especial maldad
de este pecado, consiste en la búsqueda continua de obtener
propiedades, dinero y demás, con el único objetivo de vivir por y
para eso.

Este pecado capital consiste en tener una fuerte ambición por lograr la posesión de cosas
materiales. Somos personas avaras, cuando lo único que queremos es obtener bienes
materiales, y no importa lo que hagamos para conseguirlos.

“No hay que confundir la avaricia con el deseo de superarse económicamente a uno mismo
por medio del trabajo honrado, lo que sería correcto. El problema recae cuando únicamente
se piensa en obtener más, en lugar de concentrarse en ser mejor persona con el prójimo.

El propio décimo mandamiento se muestra en contra de la avaricia, pues expresa “No


codiciarás los bienes ajenos”, dejando claro que esta sería una muestra de avaricia, siendo
este uno los de siete pecados capitales
La Lujuria

Vicio consistente en el uso ilícito o en el apetito desordenado de


los deleites carnales, sin importar si es antes o fuera de una unión
matrimonial, sin importar que estás ofendiendo por ello a tu
pareja, y haciéndolo únicamente por disfrute, sin intención de que
la unión sea para lograr el embarazo.

La lujuria puede tomar muchas formas y es un deseo muy fuerte por cualquier cosa que no
sea suya por derecho, incluyendo al dinero, autos, alcohol, drogas o la pareja de otra
persona.

Estos actos son desordenados cuando no son conformes al propósito divino, esto es, dar
amor mutuo entre la pareja unida en matrimonio, con el objetivo de lograr descendencia.
La Ira
Implica enfadarse sin medir dicho enfurecimiento, y tener deseo de
vengarse por actos en los que se ha visto perjudicado. La ira es una
reacción en la que la persona se irrita por un daño sufrido real o
aparente, donde sentimos que ha sido vulnerado aquello que pensamos
merecer. Se produce por un sentimiento de frustración, de no alcanzar
alguna necesidad u objetivo, y puede variar en su intensidad

Cuando la ira se apodera de nosotros, llevamos a cabo actos de los que posteriormente nos
podemos arrepentir, pues no solo nos vemos afectados nosotros mismos, sino también la
gente que se encuentra a nuestro alrededor, quienes reciben nuestra ira, ya sea por
comentarios hirientes o directamente desprecio, de forma que aún nos sentimos peor con
posterioridad, pues nuestra reacción ha sido desmedida. Se encuentra relacionado con la
soberbia, en nuestra incapacidad de pedir disculpas por la actitud.

“El Señor es compasivo y clemente, lento a la ira, rico en amor. No


acusa de manera inapelable ni guarda rencor eternamente; no nos
trata según nuestros pecados ni nos paga conforme a nuestras
culpas…” Salmo 103, 8-10.
La Gula
La gula es el deseo excesivo de placer derivado del consumo de
comida o bebida. Pecar de gula implica beber y comer sin medida,
comer por el puro hecho de comer, pese a que cuando lo hagas ya
no te encuentres hambriento, y cuando todo el día estás pensando
únicamente en comer. También implica beber de forma excesiva
hasta llegar a un punto de embriaguez.

Uno puede ser culpable del pecado de gula de cualquiera de las siguientes formas:

• Comer de forma demasiado rápida


• Comer fuera de horario y necesidad.
• Comiendo o bebiendo de forma excesiva.
• Buscando comida únicamente exquisita.

Sostienen que la Gula es un pecado capital, cuando uno elige antes el placer de comer y
beber que a Dios.
La Envidia
La envidia, podría ser definida como la tristeza o el rencor que padece
el envidioso, motivado por que las cosas le vayan bien a alguien, junto
al deseo de que dicha fortuna le acompañe a uno mismo. Se trataría de
uno de los 7 pecados capitales, oponiéndose al décimo mandamiento
que afirma “No codiciarás los bienes ajenos”.
Sería también la propia alegría que sentiría aquella persona, cuando otra tiene mala fortuna.
Una persona es envidiosa cuando se compara los demás, y únicamente trata de ver lo que la
otra persona tiene o hace, y que tú no posees o no puedes hacer.
Puede verse representada de varias formas:

– Comparando tus bienes o tus males con los de los demás, la propia comparación es el
germen de la envidia.
– Sentir resquemor por las habilidades, cualidades, bienes o logros de otra persona, porque
no los puedes poseer.
– Desear aquellos bienes de los demás, siendo del mismo tipo que la codicia.
– Querer que los demás no puedan poseer aquello que tú tampoco tienes.
La Envidia
La Envidia
La Pereza
La pereza implica que una persona descuida sus obligaciones, es la
falta culpable de esfuerzo, ya sea este físico, espiritual, acedia u
ociosidad.

Pecamos de pereza cuando tenemos desgana (siendo esta por nuestra


culpa) para llevar a cabo el cumplimiento de las obligaciones, tanto en
el trabajo como en el estudio. Incluye el estar ociosos, o dejar para
mañana aquello que podrías hacer hoy.

Se considera también pereza espiritual, cuando existe desgana para cumplir con los
mandamientos divinos y responder a las gracias divinas. Como cuando no acudimos a la
iglesia y deberíamos hacerlo.
Pereza

Ingratitud Indiferencia Odio a Dios Acedia

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