Santuario Anual
Santuario Anual
Santuario Anual
TERRAL
SERVICIO ANUAL
4 lección
HEBREOS 10:1 Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes
venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los
mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer
perfectos a los que se acercan.
2 De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este
culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado.
3 Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los
pecados;
4 porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede
quitar los pecados.
HEBREOS 9:3 Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo
llamada el Lugar Santísimo,
4 el cual tenía un incensario de oro y el arca del pacto cubierta de oro
por todas partes, en la que estaba una urna de oro que contenía el
maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto;
5 y sobre ella los querubines de gloria que cubrían el propiciatorio; de las
cuales cosas no se puede ahora hablar en detalle.
6 Y así dispuestas estas cosas, en la primera parte del tabernáculo entran
los sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto;
7 pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no
sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia
del pueblo;
8 dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había
manifestado el camino al Lugar Santísimo, entre tanto que la primera
parte del tabernáculo estuviese en pie.
9 Lo cual es símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan
ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la
conciencia, al que practica ese culto,
En el sistema típico—que era sombra del sacrificio y del sacerdocio
de Cristo—la purificación del santuario era el último servicio
efectuado por el sumo sacerdote en el ciclo anual de su ministerio.
Era el acto final de la obra de expiación—una remoción o
apartamiento del pecado de Israel. Prefiguraba la obra final en el
ministerio de nuestro Sumo Sacerdote en el cielo, en el acto de
borrar los pecados de su pueblo, que están consignados en los libros
celestiales. Este servicio envuelve una obra de investigación, una
obra de juicio, y precede inmediatamente la venida de Cristo en las
nubes del cielo con gran poder y gloria, pues cuando él venga, la
causa de cada uno habrá sido fallada. Jesús dice: “Mi galardón está
conmigo, para dar la recompensa a cada uno según sea su obra”.
Apocalipsis 22:12 (VM). Esta obra de juicio, que precede
inmediatamente al segundo advenimiento, es la que se anuncia en el
primer mensaje angélico de Apocalipsis 14:7 (VM): “¡Temed a Dios y
dadle honra; porque ha llegado la hora de su juicio!” { CS 351.3;
GC.352.2 }
LEVITICOS 23:24 Habla a los hijos de Israel y diles: En el mes séptimo, al primero
del mes tendréis día de reposo, una conmemoración al son de trompetas, y una
santa convocación.
25 Ningún trabajo de siervos haréis; y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.
26 También habló Jehová a Moisés, diciendo:
27 A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa
convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.
28 Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para
reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios.
29 Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su
pueblo.
30 Y cualquiera persona que hiciere trabajo alguno en este día, yo destruiré a la
tal persona de entre su pueblo.
31 Ningún trabajo haréis; estatuto perpetuo es por vuestras generaciones en
dondequiera que habitéis.
32 Día de reposo será a vosotros, y afligiréis vuestras almas, comenzando a los
nueve días del mes en la tarde; de tarde a tarde guardaréis vuestro reposo.
Una vez al año, en
el gran Día de la
Expiación, el
sacerdote entraba
en el Lugar
Santísimo para
limpiar el
Santuario. La obra
allí desarrollada
completaba el ciclo
anual de
ceremonias. { CES
37.2 }
OFRENDA PARA SU
CASA DE AARON
LEVITICOS 16:2 Y Jehová dijo a Moisés: Di a
Aarón tu hermano, que no en todo tiempo
entre en el santuario detrás del velo, delante
del propiciatorio que está sobre el arca, para
que no muera; porque yo apareceré en la
nube sobre el propiciatorio.
3 Con esto entrará Aarón en el santuario: con BECERRO
un becerro para expiación, y un carnero para
holocausto.
4 Se vestirá la túnica santa de lino, y sobre su
cuerpo tendrá calzoncillos de lino, y se ceñirá
el cinto de lino, y con la mitra de lino se
cubrirá. Son las santas vestiduras; con ellas se
ha de vestir después de lavar su cuerpo con
agua.
5 Y de la congregación de los hijos de Israel
tomará dos machos cabríos para expiación, y
un carnero para holocausto.
6 Y hará traer Aarón el becerro de la expiación
que es suyo, y hará la reconciliación por sí y
por su casa.
CARNERO
2 MACHO CABRIOS
7 Después tomará los dos machos
cabríos y los presentará delante de
Jehová, a la puerta del tabernáculo de
reunión.
8 Y echará suertes Aarón sobre los dos
machos cabríos; una suerte por
Jehová, y otra suerte por Azazel.
9 Y hará traer Aarón el macho cabrío
sobre el cual cayere la suerte por
Jehová, y lo ofrecerá en expiación.
10 Mas el macho cabrío sobre el cual
cayere la suerte por Azazel, lo
presentará vivo delante de Jehová para
hacer la reconciliación sobre él, para
enviarlo a Azazel al desierto.
En el Día de la Expiación se llevaban
dos machos cabríos a la puerta del
tabernáculo y se echaba suerte sobre
ellos, “una suerte por Jehová, y otra
suerte por Azazel”. Levítico 16:8. El
macho cabrío sobre el cual caía la
primera suerte debía matarse como
ofrenda por el pecado del pueblo. Y el
sacerdote debía llevar la sangre
dentro del velo y rociarla sobre el
propiciatorio. “Así purificará el
santuario, a causa de las impurezas de
los hijos de Israel, de sus rebeliones y
de todos sus pecados; de la misma
manera hará también al tabernáculo
de reunión, el cual reside entre ellos
en medio de sus impurezas”. Vers. 16. {
CES 37.3 }
11 Y hará traer Aarón el becerro que era para expiación suya, y hará la reconciliación
por sí y por su casa, y degollará en expiación el becerro que es suyo.
12 Después tomará un incensario lleno de brasas de fuego del altar de delante de
Jehová, y sus puños llenos del perfume aromático molido, y lo llevará detrás del
velo.
13 Y pondrá el perfume sobre el fuego delante de Jehová, y la nube del perfume
cubrirá el propiciatorio que está sobre el testimonio, para que no muera.
14 Tomará luego de la sangre del becerro, y la rociará con su dedo hacia el
propiciatorio al lado oriental; hacia el propiciatorio esparcirá con su dedo siete veces
de aquella sangre.
LA SANGRE DE
EXPIASION
En el mes séptimo a los diez
del mes; el día de la
expiación”, sonaba la
trompeta del jubileo. Por
todos los ámbitos de la tierra,
doquiera habitaran los judíos,
se oía el toque que invitaba a
todos los hijos de Jacob a que
saludaran el año del perdón. En
el gran día de la expiación, se
expiaban los pecados de Israel,
y con corazones llenos de
regocijo el pueblo daba la
bienvenida al jubileo. { PP
514.4; PP.533.3 }
15 Después degollará el macho
cabrío en expiación por el
pecado del pueblo, y llevará la
sangre detrás del velo adentro, y
hará de la sangre como hizo con
la sangre del becerro, y la
esparcirá sobre el propiciatorio
y delante del propiciatorio.
16 Así purificará el santuario, a
causa de las impurezas de los
hijos de Israel, de sus rebeliones
y de todos sus pecados; de la
misma manera hará también al
tabernáculo de reunión, el cual
reside entre ellos en medio de
sus impurezas.
17 Ningún hombre estará en el
tabernáculo de reunión cuando él
entre a hacer la expiación en el
santuario, hasta que él salga, y haya
hecho la expiación por sí, por su casa
y por toda la congregación de Israel.
18 Y saldrá al altar que está delante
de Jehová, y lo expiará, y tomará de
la sangre del becerro y de la sangre
del macho cabrío, y la pondrá sobre
los cuernos del altar alrededor.
19 Y esparcirá sobre él de la sangre
con su dedo siete veces, y lo limpiará,
y lo santificará de las inmundicias de
los hijos de Israel.
20 Cuando hubiere acabado de
expiar el santuario y el tabernáculo
de reunión y el altar, hará traer el
macho cabrío vivo;
EL MACHO CABRIO VIVO
21 y pondrá Aarón sus dos manos
sobre la cabeza del macho cabrío
vivo, y confesará sobre él todas las
iniquidades de los hijos de Israel,
todas sus rebeliones y todos sus
pecados, poniéndolos así sobre la
cabeza del macho cabrío, y lo
enviará al desierto por mano de un
hombre destinado para esto.
22 Y aquel macho cabrío llevará
sobre sí todas las iniquidades de
ellos a tierra inhabitada; y dejará ir
el macho cabrío por el desierto.
“Y pondrá Aarón sus dos manos sobre la
cabeza del macho cabrío vivo, y confesará
sobre él todas las iniquidades de los hijos
de Israel, todas sus rebeliones y todos sus
pecados, poniéndolos así sobre la cabeza
del macho cabrío, y lo enviará al desierto
por mano de un hombre destinado para
esto. Y aquel macho cabrío llevará sobre sí
todas las iniquidades de ellos a tierra
inhabitada; y dejará ir el macho cabrío por
el desierto”. Vers. 21, 22. Sólo después de
haberse alejado al macho cabrío de esta
manera, se consideraba el pueblo libre de la
carga de sus pecados. Todo hombre debía
contristar su alma mientras se verificaba la
obra de expiación. Todos los negocios se
suspendían, y toda la congregación de Israel
pasaba el día en solemne humillación
delante de Dios, en oración, ayuno y
profundo análisis del corazón. { CES 37.4 }
En el Día de la Expiación, el sumo sacerdote,
llevando una ofrenda por la congregación, entraba
en el Lugar Santísimo con la sangre y la rociaba sobre
el propiciatorio, encima de las tablas de la ley. En esa
forma los requerimientos de la ley, que exigían la vida
del pecador, quedaban satisfechos. Entonces, en su
carácter de mediador, el sacerdote tomaba los
pecados sobre sí mismo y, saliendo del Santuario,
llevaba sobre sí la carga de la culpa de Israel. A la
puerta del tabernáculo ponía sus manos sobre la
cabeza del macho cabrío [símbolo de Azazel] y
confesaba “sobre él todas las iniquidades de los hijos
de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados,
poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío”. Y
cuando el macho cabrío que llevaba estos pecados
era conducido al desierto, se consideraba que con él
se alejaban para siempre del pueblo. Tal era el
servicio verificado como “figura y sombra de las cosas
celestiales”. Hebreos 8:5. { CES 37.5 }
JESUS CARGA LOS
PECADO DEL PUEBLO A
SATANAS
Así como en la antigüedad los pecados del pueblo eran
puestos por fe sobre la víctima ofrecida, y por la sangre
de esta se transferían figurativamente al santuario
terrenal, así también, en el nuevo pacto, los pecados de
los que se arrepienten son puestos por fe sobre Cristo, y
transferidos, de hecho, al santuario celestial. Y así como
la purificación típica de lo terrenal se efectuaba
quitando los pecados con los cuales había sido
contaminado, así también la purificación real de lo
celestial debe efectuarse quitando o borrando los
pecados registrados en el cielo. Pero antes de que esto
pueda cumplirse deben examinarse los registros para
determinar quiénes son los que, por su arrepentimiento
del pecado y su fe en Cristo, tienen derecho a los
beneficios de la expiación cumplida por él. La purificación
del santuario implica por lo tanto una obra de
investigación, una obra de juicio. Esta obra debe
realizarse antes de que venga Cristo para redimir a su
pueblo, pues cuando venga, su galardón está con él, para
que pueda otorgar la recompensa a cada uno según haya
sido su obra. Apocalipsis 22:12. { CS 416.1; GC.421.3 }
Se vio además que, mientras que el holocausto
señalaba a Cristo como sacrificio, y el sumo
sacerdote representaba a Cristo como mediador,
el macho cabrío simbolizaba a Satanás, autor del
pecado, sobre quien serán colocados finalmente
los pecados de los verdaderamente arrepentidos.
Cuando el sumo sacerdote, en virtud de la sangre
del holocausto, quitaba los pecados del
santuario, los ponía sobre la cabeza del macho
cabrío para Azazel. Cuando Cristo, en virtud de su
propia sangre, quite del santuario celestial los
pecados de su pueblo al fin de su ministerio, los
pondrá sobre Satanás, el cual en la consumación
del juicio debe cargar con la pena final. El macho
cabrío era enviado lejos a un lugar desierto, para
no volver jamás a la congregación de Israel. Así
también Satanás será desterrado para siempre
de la presencia de Dios y de su pueblo, y será
aniquilado en la destrucción final del pecado y
de los pecadores. { CS 416.3; GC.422.2 }
Así como en la expiación final los pecados de
los arrepentidos han de borrarse de los
registros celestiales, para no ser ya
recordados, en el símbolo terrenal eran
enviados al desierto y separados para
siempre de la congregación. { PP 326.1;
PP.358.1 }
Puesto que Satanás es el originador del
pecado, el instigador directo de todos los
pecados que causaron la muerte del Hijo de
Dios, la justicia exige que Satanás sufra el
castigo final. La obra de Cristo en favor de la
redención del hombre y la purificación del
pecado del universo, será concluida cuando
se saque el pecado del santuario celestial y
sea colocado sobre Satanás, quien sufrirá el
castigo final. Así en el servicio simbólico, el
ciclo anual del ministerio se completaba con
la purificación del santuario y la confesión de
los pecados sobre la cabeza del macho cabrío
de Azazel. { PP 326.2; PP.358.2 }
En el gran día del juicio final, los muertos
han de ser juzgados “por las cosas que”
están “escritas en los libros, según sus
obras”. Apocalipsis 20:12. Entonces por el
poder de la sangre expiatoria de Cristo,
los pecados de todos los que se hayan
arrepentido sinceramente serán borrados
de los libros celestiales. En esta forma el
santuario será liberado, o limpiado, de
los registros del pecado. En el símbolo,
esta gran obra de expiación, o el acto de
borrar los pecados, estaba representada
por los servicios del día de la expiación, o
sea de la purificación del santuario
terrenal, la cual se realizaba en virtud de
la sangre de la víctima y por la eliminación
de los pecados que lo manchaban. { PP
325.5; PP.357.6 }
SE QUITA EL VESTIDO
DE SUMO SACERDOTE
23 Después vendrá Aarón al tabernáculo de reunión, y se
quitará las vestiduras de lino que había vestido para
entrar en el santuario, y las pondrá allí.
24 Lavará luego su cuerpo con agua en el lugar del
santuario, y después de ponerse sus vestidos saldrá, y
hará su holocausto, y el holocausto del pueblo, y hará la
expiación por sí y por el pueblo.
DANIEL 12:1 En aquel tiempo se levantará Miguel, el
gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo;
y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo
gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será
libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el
libro.
Así como el sumo sacerdote ponía a un lado su
traje pontifical y oficiaba revestido con el traje
de lino blanco de un sacerdote común, así
también Cristo se despojó a sí mismo, tomó la
forma de un siervo y ofreció sacrificio, siendo
él mismo el sacerdote y la víctima. Así como el
sumo sacerdote, después de realizar su
servicio en el lugar santísimo, salía con sus
ropas pontificales ante la congregación que lo
esperaba, así también Cristo vendrá la segunda
vez revestido con las vestimentas gloriosas del
blanco más puro, "tanto que ningún lavador en
la tierra los puede hacer tan blancos". Vendrá
con su propia gloria y la gloria de su Padre,
como Rey de reyes y Señor de señores, y toda la
hueste angélica lo escoltará en su trayecto (MS
113, 1899).
25 Y quemará en el altar la grosura
del sacrificio por el pecado.
26 El que hubiere llevado el
macho cabrío a Azazel, lavará sus
vestidos, lavará también con agua
su cuerpo, y después entrará en el
campamento.
27 Y sacarán fuera del
campamento el becerro y el
macho cabrío inmolados por el
pecado, cuya sangre fue llevada al
santuario para hacer la expiación;
y quemarán en el fuego su piel, su
carne y su estiércol.
28 El que los quemare lavará sus vestidos, lavará también su cuerpo con agua, y después
podrá entrar en el campamento.
29 Y esto tendréis por estatuto perpetuo: En el mes séptimo, a los diez días del mes, afligiréis
vuestras almas, y ninguna obra haréis, ni el natural ni el extranjero que mora entre vosotros.
30 Porque en este día se hará expiación por vosotros, y seréis limpios de todos vuestros
pecados delante de Jehová.
31 Día de reposo es para vosotros, y afligiréis vuestras almas; es estatuto perpetuo.
32 Hará la expiación el sacerdote que fuere ungido y consagrado para ser sacerdote en lugar
de su padre; y se vestirá las vestiduras de lino, las vestiduras sagradas.
33 Y hará la expiación por el santuario santo, y el tabernáculo de reunión; también hará
expiación por el altar, por los sacerdotes y por todo el pueblo de la congregación.
34 Y esto tendréis como estatuto perpetuo, para hacer expiación una vez al año por todos los
pecados de Israel. Y Moisés lo hizo como Jehová le mandó.
AVES DE EXPIACION
El maravilloso símbolo del ave viva sumergida en la sangre del ave
muerta y luego puesta en libertad para gozar de la vida, es para nosotros
el símbolo de la expiación. Había vida y muerte mezcladas, que
presentaban el tesoro escondido al investigador de la verdad, la unión de
la sangre perdonadora con la resurrección y vida de nuestro Redentor. El
ave muerta estaba sobre aguas vivas; esa corriente que fluía era un
símbolo de la siempre fluyente y siempre limpiadora eficacia de la sangre
de Cristo, el Cordero muerto desde la fundación del mundo, la fuente que
estuvo abierta para Judá y para Jerusalén, en la cual podían lavarse y
quedar limpios de toda mancha de pecado. Debemos tener libre acceso a
la sangre expiatorio de Cristo. Debemos considerar esto como el
privilegio más precioso, la mayor bendición jamás concedida al hombre
pecador. ¡Y cuán poca importancia se da a este gran don! ¡Cuán profunda,
cuán amplia y cuán continua es esta corriente! Para cada alma sedienta de
santidad hay reposo, hay descanso, hay la influencia vivificadora del
Espíritu Santo y luego el santo, feliz y pacífico caminar y la preciosa
comunión con Cristo. Entonces, oh entonces, podemos decir
inteligentemente con Juan: "He aquí el Cordero de Dios, que quita el
pecado del mundo" (Carta 87, 1894).
La sangre del Hijo de Dios
era simbolizada por la
sangre de la víctima
sacrificada, y Dios quería
que se preservaran claras
y definidas ideas entre lo
sagrado y lo común. La
sangre era sagrada,
puesto que sólo mediante
el derramamiento de la
sangre del Hijo de Dios
podía haber expiación del
pecado (ST 15-7-1880).
NUESTRO HIJOS DEBEN
APRENDER EL SANTURIO
Estamos en el gran día de la expiación, y la sagrada obra de Cristo que
se está llevando a cabo en este momento en favor del pueblo de Dios
en el santuario celestial, debiera ser nuestro estudio constante.
Debemos enseñar a nuestros hijos lo que significaba el típico día de
la expiación, y que era una época especial de gran humillación y
confesión de pecados ante Dios. El día simbolizado por la expiación
ha de ser del mismo carácter. Todo el que enseña la verdad por
precepto y ejemplo dará a la trompeta un sonido certero. Usted
necesita siempre cultivar la espiritualidad, porque no es natural para
usted pensar en las cosas celestiales. Tenemos por delante la obra de
apartar al pueblo de las costumbres y prácticas del mundo, de subir
cada vez más alto, hacia la espiritualidad, la consagración y la obra
ferviente por Dios. Su obra es proclamar el mensaje del tercer ángel,
hacer sonar la última nota de advertencia ante el mundo. Que el
Señor lo bendiga con percepción espiritual. Le escribo esto con amor,
viendo el peligro en que está. Tenga la bondad de considerar estas
cosas detenidamente y con oración. { 5TI 490.4; 5T.520.1 }
REFLECCION
Si tenemos poco tiempo, aprovechémoslo
juiciosamente. La Biblia nos asegura que
estamos en el gran día de la expiación. El
día simbólico de la expiación era un día
cuando todo Israel afligía sus almas ante
Dios, confesaba sus pecados y acudía ante
el Señor con contrición de alma, con
remordimiento por sus pecados, con
arrepentimiento genuino, y con una fe
viva en el sacrificio expiatorio. { NEV
372.2; OHC.370.2 } —The Review and
Herald, 16 de diciembre de 1884. { NEV
372.5; OHC.370.5 }