Las consecuencias de las inclemencias del tiempo pueden sacar lo mejor de las personas. Pero también pueden generar oportunidades para el fraude que nos acecha cuando somos más vulnerables. El robo de identidad, los falsos pagos de asistencia ante desastres naturales y las solicitudes de organizaciones benéficas fraudulentas se vuelven demasiado frecuentes.
Los estafadores se hacen pasar por funcionarios del gobierno, contratistas, trabajadores de reparación o tasadores de seguro para enmascarar su identidad y sus intenciones. Se comunican con víctimas potenciales por correo electrónico, SMS y llamadas telefónicas, e incluso hacen visitas presenciales no solicitadas. Las estafas ante desastres naturales pueden ser de muchos tipos, pero sus objetivos son similares.