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Gonzalo Pizarro Alonso | ||
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Archivo:Gonzalo Pizarro Alonso.jpg | ||
Información personal | ||
Nacimiento |
1502 Trujillo (Corona de Castilla) | |
Fallecimiento |
10 de abril de 1548 Cuzco (Perú) | |
Causa de muerte | Decapitación | |
Nacionalidad | Española | |
Familia | ||
Padre | Gonzalo Pizarro Rodríguez de Aguilar | |
Información profesional | ||
Ocupación | Explorador y conquistador | |
Cargos ocupados | Virrey del Perú | |
Lealtad | España | |
Rango militar | Explorador y conquistador | |
Conflictos |
Conquista del Imperio Inca Guerra civil entre los conquistadores del Perú | |
Título | Gobernador del Perú | |
Gonzalo Pizarro Alonso (*Trujillo, Extremadura, c. 1510 - † Cusco, 1548) fue un conquistador español, hermano de Francisco Pizarro y uno de los principales actores de la Conquista del Perú y de las guerras civiles entre los conquistadores. Encabezó la Gran Rebelión de Encomenderos de 1544 contra la corona española, en protesta por la dación de las Leyes Nuevas. Fue nombrado Gobernador del Perú (1544 - 1548). Derrotado por Pedro de La Gasca, en la batalla de Jaquijahuana (9 de abril de 1548), fue apresado, enjuiciado, condenado a muerte y decapitado.
Primeras actuaciones
Gonzalo Pizarro nació en Trujillo de Extremadura, posiblemente en La Zarza, hacia el año 1510. Fue hijo bastardo del capitán Gonzalo Pizarro El Largo, quien lo tuvo en María Alonso, una molinera de La Zarza. De ese concubinato nació también Juan Pizarro, unos años mayor que Gonzalo.
Gonzalo creció bajo la vigilancia de su hermano Hernando Pizarro (el único hermano legítimo), quien se encargó de que recibiera una educación de caballero. Cuando Francisco Pizarro, el hermano mayor de la familia (aunque también bastardo) visitó Trujillo en 1529, es posible que viera por primera vez a Gonzalo y Juan. Lo cierto es que los convenció, junto con Hernando, a sumarse a la empresa de la conquista del Perú asegurándoles que se harían ricos.
Gonzalo pasó entonces a América con Francisco Pizarro (1530) y participó en todos los episodios del Tercer Viaje hasta la captura del Inca Atahualpa el 16 de noviembre de 1532. Posteriormente, asistió a la ocupación del Cuzco y a la fundación española de esa ciudad, donde fue nombrado regidor.
Al estallar la rebelión de Manco Inca en 1536, fue del grupo de españoles que fueron rodeados en el Cuzco por miles de guerreros incas. Bajo las órdenes de Hernando Pizarro y comandando uno de los cuerpos de caballería, Gonzalo destacó notablemente en la defensa de la ciudad. Con la ayuda de miles de auxiliares cañaris y Chachapoyas, los españoles rompieron el cerco y asaltaron la fortaleza de Sacsayhuamán (16 de mayo de 1536), en el transcurso de la cual fue herido mortalmente Juan Pizarro.
No bien fue contenido Manco Inca, cuando de inmediato surgió la guerra civil entre los conquistadores. Tras volver de su fracasada expedición a Chile, Diego de Almagro ocupó el Cuzco en 1537 y apresó a Hernando y Gonzalo Pizarro. Poco después Hernando fue liberado y Gonzalo fugó de la prisión y ambos reorganizaron las tropas pizarristas y enfrentaron a los almagristas. El encuentro final se produjo en la batalla de las Salinas, cerca del Cuzco (6 de abril de 1538) donde Gonzalo comandó la infantería pizarrista, teniendo una destacada actuación. Los almagristas fueron derrotados y Diego de Almagro apresado y ejecutado.
Enseguida, Gonzalo acompañó a Hernando a la conquista del Collao y Charcas (actual Bolivia). Aliados a los collas, enfrentaron a los lupacas en memorables batallas, como las que se dieron en el Desaguadero y en Cochabamba. Pacificada la región, los españoles fundaron La Plata (hoy Sucre) y comenzaron a explotar las ricas minas de plata de aquella zona. Gonzalo se hizo de la valiosa encomienda de Chaqui.
En busca del País de la Canela
En noviembre de 1539, Francisco Pizarro nombró a Gonzalo Gobernador de Quito (actual Ecuador) y lo facultó para emprender el descubrimiento del País de la Canela y El Dorado.
Gonzalo Pizarro salió entonces de Chaqui, pasó al Cuzco y reunió 170 soldados, 3000 indios y muchos camélidos de carga. Tomó el camino de la sierra que conducía hacia el norte y al llegar a Quito fue recibido como gobernador en el cabildo de dicha ciudad. Allí se determinó a marchar al País de la Canela, que los relatos situaban hacia el oeste, en territorio selvático. Partió en la Navidad de 1540.
En el pueblo de Motín lo alcanzó su pariente lejano y lugarteniente Francisco de Orellana, fundador de Guayaquil, quien trajo consigo a 23 soldados. La expedición ya estaba formada. Pasaron por Quixos, último lugar conquistado por los incas; en Zumaco acamparon en las faldas del volcán Guacamayo. Días después ocurrió un hallazgo decepcionante: encontraron arbolillos de canela. Les pareció muy poca cosa. Para colmo, comenzaron a sufrir todo tipo de penalidades y sufrimientos, atacados por los insectos y reptiles, padecieron enfermedades por el clima tan insalubre y, lo más grave, el hambre.
Gonzalo Pizarro dejó a Orellana con la retaguardia y avanzó con la vanguardia hasta el Coca, al que llamó río de Santa Ana. Allí hizo amistad con el cacique y dispuso que se le unieran Orellana y el resto de la tropa. Junto al río se construyó un bergantín. Se quería ir río abajo en busca de comida, pues el hambre afligía a todos y la gente amenazaba con amotinarse. Orellana pidió a Gonzalo Pizarro que le confiara el bergantín tres o cuatro días para traer comida. Gonzalo aceptó y Orellana partió el 26 de diciembre de 1541.
Orellana y sus hombres remontaron el río Coca, entraron en el río Napo y continuando el curso, el día 12 de febrero de 1542, descubrieron el famoso Río Grande que después llamarían de las Amazonas. Ya sin intención de volver donde Gonzalo, Orellana remontó el curso completo del río, hasta su desembocadura en el Atlántico.
Gonzalo Pizarro, mientras tanto, pasando mil penurias regresó a Quito tras dos años de haber partido, con apenas decenas de famélicos y desnudos españoles, únicos sobrevivientes de la malhadada expedición. Se quejó indignado de la "traición" de Orellana y lo acusó de haberlo abandonado en la selva inhóspita. En Quito se enteró del asesinato de su hermano, el gobernador Francisco Pizarro y de la rebelión de los almagristas encabezados por Diego de Almagro el Mozo. Gonzalo ofreció entonces su apoyo al representante de la corona, el gobernador Cristóbal Vaca de Castro, quien al frente de un poderoso ejército de leales al Rey se dirigía contra los almagristas. Vaca agradeció su gesto, pero cauteloso, no aceptó su ofrecimiento y le rogó que permaneciera en Quito hasta que la situación se normalizara.
Tras la derrota de los almagristas en la batalla de Chupas (16 de septiembre de 1542), Gonzalo regresó al Cuzco y se entrevistó con Vaca de Castro, a quien le reiteró su lealtad. Siguió luego a Charcas y se retiró a su encomienda de Chaqui, donde se dedicó a la búsqueda de minas de oro y plata. Pensaba sin duda terminar así sus días, disfrutando de los réditos de su encomienda, pero una nueva conmoción le trajo de nuevo a la escena política.
De esta historia el escritor William Ospina ha escrito la novela "El país de la canela" donde describe todo este itinerario por el Amazonas.
Rebelión de los encomenderos
En 1542 la Corona española promulgó las Leyes Nuevas, ideadas por Bartolomé de las Casas en un esfuerzo por proteger a los indígenas; dichas leyes establecían la supresión de las encomiendas y de todo trabajo forzado de los indios. Se creó también el Virreinato del Perú y la Real Audiencia de Lima. Fue elegido como primer virrey del Perú Blasco Núñez Vela y como personal de la Audiencia limeña 4 oidores: Diego Vásquez de Cepeda, Juan Álvarez, Pedro Ortiz de Zárate y Juan Lissón de Tejada.
Cuando el Virrey Núñez Vela llegó al Perú aplicó enérgicamente el cumplimiento de las Nuevas Leyes. Los encomenderos protestaron indignados y organizaron una rebelión, eligiendo como líder a Gonzalo Pizarro, por entonces rico encomendero en Charcas.
Gonzalo marchó al Cuzco, donde fue magníficamente recibido y proclamado Procurador General del Perú para protestar las Leyes Nuevas ante el Virrey y si fuese necesario, ante el propio Emperador Carlos V (abril de 1544).
En Lima, el virrey Núñez Vela se hizo odioso por sus arbitrariedades, llegando al extremo de asesinar con sus propias manos a un prominente vecino de la ciudad, el factor Illán Suárez de Carbajal. Los oidores de la Audiencia, en su afán de ganar popularidad, se inclinaron a defender los derechos de los encomenderos: tomaron prisionero al Virrey (18 de septiembre de 1544) y lo embarcaron, de vuelta a España.
Gonzalo Pizarro entró triunfalmente en Lima el 28 de octubre de 1544, al frente de 1200 soldados. Los oidores, entre jubilosos y temerosos, lo recibieron por Gobernador del Perú. Gonzalo respondió nombrando sus tenientes de gobernador: Alonso de Toro en el Cuzco; Francisco de Almendras en Charcas; Pedro de Fuentes en Arequipa; Hernando de Alvarado en Trujillo; Jerónimo de Villegas en Piura, y Gonzalo Díaz de Pineda en Quito. La rebelión contra la Corona española ya era un hecho y no faltó quienes trataron de convencerle para independizarse y proclamarse Rey del Perú, consejo que Gonzalo desechó, pues esperaba el reconocimiento del Rey de España como Gobernador en virtud de ser hermano de Francisco Pizarro.
Gonzalo Pizarro gozó del apoyo popular, sus hombres lo llamaban el Gran Gonzalo y a su alzamiento, la "Gran Rebelión". Mientras tanto, el Virrey logró escapar y desembarcar en Tumbes, dirigiéndose a Quito, donde formó un nuevo ejército y se dirigió hacia el sur; ocupó San Miguel de Piura y llegó hasta Motupe, pero al dudar del poderío de sus fuerzas, decidió evitar el encuentro con los gonzalistas y volvió a marchas forzadas a Quito.
Por su parte, Gonzalo salió de Lima y marchó hacia Trujillo, en busca de las fuerzas del Virrey, pero éstas ya habían emprendido la retirada. Entonces continuó hacia Quito donde se enteró que el Virrey había avanzado más al norte, hasta Popayán. Al fin, luego de una serie de movimientos, ambas fuerzas se encontraron en las cercanías de Quito. Se trabó la Batalla de Iñaquito, el 18 de enero de 1546, que fue muy sangrienta y culminó con la derrota del Virrey, quien fue hecho prisionero y decapitado en pleno campo de batalla.
Mientras tanto, en el sur del Virreinato del Perú, el capitán Diego Centeno, leal a la Corona española, al enterarse de la muerte del Virrey se levantó en armas contra Gonzalo en La Plata, y reagrupó fuerzas, en su intento de restablecer la autoridad real. Pero Francisco de Carvajal, el lugarteniente de Pizarro, lo puso en fuga, sin llegar a trabar batalla. Centeno se rehizo pronto y formó un poderoso ejército de 1000 soldados, por lo que Gonzalo Pizarro tuvo que salir de Lima para ir personalmente a combatirlo, pasando por Arequipa y llegando al altiplano. Ambos ejércitos se enfrentaron en la Batalla de Huarina, cerca del lago Titicaca, el 20 de octubre de 1547, en la cual fue derrotado Diego Centeno. Fue una gran victoria de los gonzalistas, numéricamente inferiores (solo sumaban 400 soldados), triunfo en gran parte debido a la arcabucería implementada y dirigida por Carvajal.
Derrota y muerte
Gonzalo Pizarro se convirtió en líder absoluto del Perú. Sin embargo, su poder se desvaneció cuando el nuevo representante de la corona, el sacerdote Pedro de la Gasca, nombrado Presidente de la Real Audiencia de Lima y con el título de Pacificador, llegó a Panamá, ofreció el perdón a los sublevados y derogó las Leyes Nuevas. Las fuerzas de Gonzalo Pizarro empezaron a desertar y sumarse a Gasca, comenzando por la Armada, que estaba al mando del almirante Pedro de Hinojosa.
Con dicha armada y muchos hombres Gasca enrumbó al Perú. Desembarcó en Tumbes, luego siguió hacia el sur, pasando por Trujillo, Huaylas y Jauja, donde se enteró de la derrota de Huarina. Siguió a Huamanga y Andahuaylas, y se aproximó al Cuzco. Tenía ya un numeroso ejército de 700 arcabuceros, 500 piqueros y 400 jinetes. Mientras que Gonzalo reunió en el Cuzco un ejército de 900 soldados y esperó a su adversario. Ambos ejércitos se enfrentaron en la batalla de Jaquijahuana, en la pampa de Anta o Sacsahuana,[1] el 9 de abril de 1548. En realidad no hubo batalla sino el desbande de las fuerzas gonzalistas que se pasaron al ejército de Gasca. La deserción la iniciaron el oidor Cepeda y el capitán Sebastián Garcilaso de la Vega. Gonzalo Pizarro fue preso igual que su lugarteniente Francisco de Carvajal, junto con los demás capitanes rebeldes. Todos fueron decapitados al siguiente amanecer, a excepción de Carvajal, que por ser plebeyo fue ahorcado. Las cabezas de Gonzalo y Carvajal fueron enviadas a Lima y expuestas perpetuamente en la Plaza Principal, dentro de unas jaulas de hierro.
El cadáver descabezado de Gonzalo fue llevado al Cuzco y enterrado de limosna bajo el altar mayor de la iglesia de La Merced, donde ya estaban los cadáveres de Almagro El Viejo y Almagro El Mozo.
Ancestros
Véase también
Referencias
- ↑ Situado a 25 km del Cuzco, en la actual provincia de Anta, es el mismo campo de batalla donde las fuerzas de Atahualpa habían derrotado a Huáscar en 1532; donde Francisco Pizarro había quemado vivo al general Chalcuchímac y derrotado al general inca Quizquiz en 1533.
- ↑ GeneAll.net - Gonzalo Pizarro
Bibliografía
- Del Busto Duthurburu, José Antonio:
- La conquista del Perú. Lima, Librería STUDIUM S.A., 1984.
- La pacificación del Perú. Lima, Librería STUDIUM S.A., 1984.
- Inca Garcilaso de la Vega: Historia general del Perú. Tres tomos. Lima, Editorial Universo S.A., 1972.
- Vargas Ugarte, Rubén: Historia General del Perú. Tomo I. Editor: Carlos Milla Batres. Lima, Perú, 1981. ISBN 84-499-4813-4
Predecesor: Diego Vásquez de Cepeda Presidente de la Audiencia |
Gobernador del Perú 1544 – 1546 |
Sucesor: Pedro de la Gasca Pacificador del Perú |