La Sala Del Crimen de La Real Audiencia de Galicia (1761-1835)
La Sala Del Crimen de La Real Audiencia de Galicia (1761-1835)
La Sala Del Crimen de La Real Audiencia de Galicia (1761-1835)
(1761-1835)
Le Chambre du Crime de la Cour royale de Galice (1761-1835)
The Crime Room of the Royal Court of Galicia (1761-1835)
Galiziako Errege Entzutegiaren Krimenaren Sala (1761-1835)
Resumen: La Sala del Crimen de la Real Audiencia de Galicia se crea en la segunda mitad del s. XVIII, en un proceso de
especializacin de la materia penal, que afect a otros tribunales y a personal especfico. Se sealan los recursos con que contaba para
su funcionamiento, y las funciones principales que se le atribuyeron por disposiciones sucesivas, en materia de justicia, crceles y presos, y moral y orden pblico. Se apunta la importancia que la informacin y la estadstica criminal tuvieron para encauzar la poltica penal y penitenciaria, que an a principios del s. XIX, dejaba mucho que desear.
Palabras clave: Real Audiencia de Galicia. Sala del Crimen. Administracin de Justicia. Tribunales. Procedimiento penal.
Galicia. Historia s. XVIII-XIX.
Rsum: La Chambre du Crime de la Audience Royale de Galice a t cre pendant la deuxime moiti du XVIIIe s., faisant partie dun processus de spcialisation de la matire pnale, qui a affect aussi dautres tribunaux et le personnel spcifique. On
analyce les ressources dont ce tribunal disposait pour son fonctionnement et les fonctions principales qui lui ont t attribues par des
dispositions successives, en matire de justice, de prisons et de prisonniers et de morale et ordre publique. On remarque limportance que
linformation et la statistique criminelle ont eue afin dorienter la politique pnale et pnitentiaire, qui laissait encore beaucoup dsirer, au dbut du XIXe s.
Mots cls: Audience Royale de Galice. Chambre du Crime. Administration de Justice. Tribunaux. Procs pnale. La Galice.
Histoire XVIII-XIXe s.
Abstract: The Crime Division of the Crown Court of Galicia was founded in the second half of the eighteenth century by
means of specializing the criminal law, which also affected other courts and specific staff. We point out the resources used and the main
successive functions concerning justice, prisons and prisoners, morality and problems of public nature. Emphasis is placed on the role played by the information and the criminal statistics to steer the penal policy and the prison system as both of them left a lot to desire in the
beginning of the twentieth century.
Key words: Crime Division. Crown Court. Justice administration. Courts. Criminal Proceedings. Galicia. History 18th-19th c.
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04
Pedro Lpez
Laburpena: Galiziako Errege Entzutegiaren Krimenaren Sala XVIII. mendearen bigarren erdian sortu zen, zigor-arloaren
espezializazio-prozesuaren barruan; prozesu horrek, hala, eragina izan zuen beste auzitegi batzuetan, bai, halaber, langile jakin batzuengan. Berariaz ematen da aditzera zer baliabide zituen sala horrek jardun ahal izateko eta zer eginkizun nagusi ezarri zitzaizkion xedapenak eman ahala, honako arlo hauek jorratzeko: justizia, espetxeak eta presoak, morala eta ordena publikoa. Orobat, argi adierazten da
zer garrantzi izan zuten informazioak eta krimenen gaineko estatistikak, zigor- eta espetxe-politikak bideratzeko, nahiz eta XIX. mendearen hasieran, oraindik, bide luzea izan egiteko.
Giltza-hitzak: Galiziako Errege Entzutegia. Krimenaren Sala. Justizia-administrazioa. Auzitegiak. Zigor-prozedura.
Galizia. XVIII.-XIX. mendeetako historia.
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04
Pedro Lpez
Introduccin
n esta comunicacin se tocan aspectos relevantes de la Sala del Crimen de la
Real Audiencia de Galicia, relativos al contexto de su creacin, su funcionamiento y funciones principales, en los mbitos de la justicia, el control de crceles y
presos, el orden pblico y la moralidad, y la custodia de la informacin y la documentacin recibida, a los que aadimos la confeccin de la estadstica criminal, que
ayudar a la mejora de la poltica penal emprendida por la Corona a finales del siglo
XVIII, y que acarrear un mejor funcionamiento de este tribunal y de otros similares. Quedan fuera, por falta de espacio, otros aspectos significativos, sobre la nmina
y sociologa de sus funcionarios, la situacin de las crceles del pas, los salones que
se adaptaron ex profeso para este nuevo organismo, el contenido de sus procesos,
alguno de gran repercusin social, y la historia archivstica de estos documentos, que
sufrieron peripecias varias, entre ellas expurgos para los que se lleg a establecer unos
criterios ad hoc, a lo largo del s. XIX. Sobre varios de estos temas hemos tratado con
anterioridad, y con las valiosas aportaciones de autores como Iglesias u Ortego, y la
aparicin de ms documentacin en el Archivo Municipal de A Corua producida
por la Real Audiencia, que complementa el grueso de la guardada en el Archivo del
Reino de Galicia, creemos llegado el momento de preparar la monografa que este
tribunal se merece, sobre la que trabajamos.
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04
Pedro Lpez
Sobre la Real Audiencia de Galicia, conf.: FERNNDEZ VEGA, Laura, La Real Audiencia de Galicia rga no de gobierno en el Antiguo Rgimen (1480 1808), La Corua, 1982, 3 vols.; FERNNDEZ-VILLAMIL
ALEGRE, Enrique, Juntas del Reino de Galicia, Madrid, 1962, 3 vols.; LPEZ GMEZ, Pedro, La Real
Audiencia de Galicia y el Archivo del Reino, Santiago de Compostela, 1996, 2 vols.; y un resumen en LPEZ
GMEZ, Pedro, La Real Audiencia de Galicia, rgano de justicia y gobierno en la Edad Moderna,
Nalgures, 1 (2004), pp. 111-117, http://www.estudioshistoricos.com/revista/nalgures1.pdf#page=110
[consulta: 26-10-2012].
2
Archivo del Reino de Galicia (ARG): http://arquivosdegalicia.xunta.es/portal/arquivo-do-reino-degalicia/index.html [consulta 15/10/2012]
3
Archivo General de Indias (AGI), Sec. 5 Audiencia de Mjico, leg. 1254, Memorial de cosas a tratar
con el Emperador, el Rey o el Consejo de Indias en 1550 por el Virrey D. Luis de Velasco, conf. LALINDE ABADA, Jess, El rgimen virreino-senatorial en Indias, Madrid, 1967, p. 149.
4
Provisin de 23 de febrero de 1761 publicada en FERNNDEZ VEGA, Lura, La Real Audiencia de
Galicia: rgano de gobierno ,vol. III, pp. 153-154.
5
RODRGUEZ SALA, Mara Luisa, Los jueces provinciales del Tribunal de la Acordada, Partcipes de la
tranquilidad social novohispana (1719-1812), S.l., Biblioteca Jurdica Virtual del Instituto de Investigaciones
Jurdicas de la UNAM, s.a., pp. 1-29, conf. p. 236. http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/hisder/cont/20/cnt/cnt11.pdf. MACLAHLAN, Colin M., Criminal Justice in Eighteenth-Century Mexico:
A Study of the Tribunal of the Acordada, Los ngeles-Londres, 1974, conf. BURKHOLDER, Mark A; Chandler,
D. S., De la impotencia a la autoridad. La corona espaola y las Audiencias en Amrica 1678 1808, Mxico, 1984,
p. 126. Para este tema, son de inters, adems: BAZN ALARCON,Alicia, El Real Tribunal de la Acordada
y la delincuencia en la Nueva Espaa, Historia Mexicana, v. 13, n 3 (jan-mar 1964), pp. 317-345,
http://www.jstor.org/discover/10.2307/25135215?uid=3737952&uid=2&uid=4&sid=21101358364427;
y FERNNDEZ ALONSO, Serena, La lucha contra la delincuencia en el virreinato del Per: el proyecto para la creacin del Tribunal de la Acordada en Lima a finales del siglo XVIII, 1490, en el umbral de la
modernidad: el Mediterrneo europeo y las ciudades en el trnsito de los siglos XV-XVI, coord. por Jess Pradells
Nadal, Jos Ramn Hinojosa Montalvo, vol. 2, 1994, pp. 423-434.
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04
Pedro Lpez
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04
Pedro Lpez
Los escribanos de Cmara son los encargados de dar fe de los autos. Su existencia est ligada a la creacin de la propia Audiencia11. Su nmero fue creciendo
con el tiempo, suponemos que en funcin de las necesidades del organismo, y probablemente con retraso, en relacin con stas, como suele ocurrir generalmente en
la administracin pblica. Al imprimirse las Ordenanzas de la Real Audiencia hay
cuatro escribanas de asiento12, conocidas por los apellidos de los que ejercieron estos
oficios a mediados del s. XVI: Faria, Figueroa, Gmez y Pillado. La consecucin de
esta cifra fue a travs de un lento goteo, como sabemos de una controversia entre
receptores y escribanos: Los escribanos desa nuestra Audiencia primero fue uno, y despus
se haba venido acrecentar segundo, y de all algn tiempo tercero, y ltimamente cuarto...13.
A finales del s. XVIII, con el establecimiento de la Sala de lo Criminal, en 1760, se
aumentar su nmero con dos adscritas a ella14, Son las Escribanas denominadas
Valado y Taboada15.
A partir de 1835 se abre una nueva etapa para la administracin de justicia, con
la promulgacin de las Ordenanzas para todas las Audiencias de la Pennsula e islas
adyacentes, que podemos considerar el fin de la Sala del Crimen de la Real
Audiencia de Galicia, cuyas funciones sern heredadas por las Salas de lo Penal16.
12
Ordenanza I, Tit. 8, Lib. 1. Ordenanzas de la Real Audiencia... p. 38, Para el despacho de los negocios
pendientes en la Audiencia ay quatro Escrivanos de assiento...; y tambin: GIL MERINO, Antonio, Archivo
Histrico del Reino de Galicia. Gua del Investigador, Madrid, 1976, p. 33.
13
ARG, Real Audiencia, leg. 21192/51,Pleito de los receptores con los escribanos. 1594.
14
Archivo Histrico Nacional (AHN), Cmara de Castilla, Libro de plazas 738, f 94 v.
15
Ordenanzas XVIII, Lib. 1.Tit. 8, Ordenanzas de la Real Audiencia..., p. 41.
16
R. D. de 19 de diciembre de 1835, en el que queda inserto el Reglamento Provisional de 26 de septiembre de 1935.
17
ARG, Real Audiencia, Sala del Crimen, Leg. 29.211(101).
18
ARG, Real Audiencia, Sala del Crimen, Leg. 29.210(33).
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04
Pedro Lpez
con dos ducados, en 179319; o en cuatro, como se hace el 19 de agosto de 1802 con
Andrs Lpez de Couto y Manuel Garca, y tambin con el Agente Fiscal D. Gaspar
Jos Garca20; o con ocho, el 14 de octubre del mismo ao 1802, con los procuradores Jos Chicharro y Francisco Martnez Romero21; y como as mismo se multa a los
procuradores Jos Martnez, Julin de Veiras, Domingo Snchez Vaamonde, Manuel
Garca, Francisco Lpez Abelleira, Francisco Martnez Romero, Andrs Lpez de
Couto, Jos Antonio Prez, y se reitera en la persona de D. Pedro Snchez Vaamonde
D. Jos Chicharro, Manuel Garca, y de D. Gaspar Garca, que parecan reincidentes,
durante los aos 1802, 1803 y 1804, 1811.
Las dos Escribanas de la Sala del Crimen disponan de libros de multas, donde
se asentaban las sancionadas por Real Auto o Real Decreto, contra procuradores, testigos y particulares, y en los que se especificaban las cantidades, aunque no las causas; y tambin se relacionaban las deudas a la misma Cmara por particulares. Las
relaciones llevan orden cronolgico22.
La falta de escribano en los juzgados tampoco poda servir de excusa para la
paralizacin de las causas pendientes; la Sala del Crimen ordena, por auto de 16 de
noviembre de 1830, a los jueces de Viana, que se sirvan de los escribanos ms prximos para su continuacin23.
Y lo mismo en cuanto a los elementos materiales, como pudiera ser el papel
sellado: Se haba dispuesto por real orden de 28 de septiembre de 1820 que se abonase el papel de oficio facilitado a los juzgados para los negocios de causas criminales por los fondos de penas de cmara, por lo que D. Antonio Loriga, Jefe Poltico
de la provincia de Corua, ofici al Regente el 20 de julio de 1822, trasladndole
un escrito del Intendente General de la provincia, sobre el pago del papel, que deba
satisfacerse en el acto, supliendo su importe al tiempo de recibirlo. Esta informacin
se circul a todos los juzgados de 1 instancia de los partidos, que contestaron al
Fiscal de la Audiencia dando acuse de ello24.
Pero no fue fcil, por lo caro y la dificultad de su aprovisionamiento. La Sala ordena el 10 de enero de 1839 al Juez de 1 Instancia de Bande, que en caso de no disponer de papel sellado para los asuntos que lo requieran, y para evitar su demora,
emplee papel comn25.
Los retrasos en la gestin de los asuntos no escapan al ojo vigilante de la Sala
del Crimen, que intent agilizarlos26, aunque, a decir verdad, en su conjunto, Galicia
19
ARG, Real Audiencia, Sala del Crimen, Leg. 29.211(85),Auto..., 5 febrero 1793.
ARG, Real Audiencia, Sala del Crimen, Leg. 29.210(26).
21
ARG, Real Audiencia, Sala del Crimen, Leg. 29.211(88).
22
ARG, Real Audiencia, Valado, Leg. 28.903 Libro de multas correspondientes a la Real Sala del
Crimen, del oficio de cmara que ejerce D. Benito Cernadas y Arraa, 1761-1822.
23
ARG, Real Audiencia, Sala del Crimen, Leg. 29.211(95).
24
AMu-Corua, Real Audiencia, Reales Cdulas, Sig. 15/15.
25
ARG, Real Audiencia, Sala del Crimen. Leg. 29.211(93).
26
Archivo Histrico Provincial de Pontevedra (AHP-PO), AMu-Po. N 3546 del catlogo. Leg. 83 (77),
2 h. sueltas, impresas,O. de la Justicia y Regimiento comunicando Real Auto para que se den parte dentro de tres das de todas las causas criminales as de oficio como a instancia de partes, bajo penas para evitar los daos que se siguen de no comunicar los sumarios a la Real Audiencia. 1824, marzo 24. Santiago.
20
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04
Pedro Lpez
27
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04
Pedro Lpez
do, junto a los miembros del Tribunal, durante la vista de los pleitos en que concurra como parte, aunque no poda estar presente a las deliberaciones.Adems, las sentencias contra los nobles deban consultarse al Soberano, adems de otros privilegios
y particularidades referentes a su detencin y procedimiento contra ellos30. Podemos
ejemplificar lo dicho en el proceso por parricidio del Marqus de Valladares, en que
intervino como relator el clebre Herbella de Puga31.
En cuanto a privilegios de corporaciones, se pueden citar los pertenecientes
a las universidades, pues las de patronato real, como Salamanca,Valladolid, Alcal y
Granada gozaban de un fuero especial; o los relativos al Concejo de la Mesta, de
cuyas apelaciones entenda el Consejo Real; a los militares, cuyos delitos relativos al
fuero militar, se resolvan por la jurisdiccin castrense, que entenda en todos sin
excepcin, y que resolvan los capitanes, con apelacin a los auditores generales y al
Consejo de Guerra como supremo rgano de justicia militar; a los familiares del
Santo Oficio, sometidos a los inquisidores en causas criminales salvo excepciones
muy determinadas; los miembros de las Hermandades, cuyas causas civiles y criminales solventaban sus alcaldes.Y finalmente, portugueses residentes en Madrid, asturianos en determinadas pocas, y ciertas localidades que gozaban de privilegios
determinados, configuraban las excepciones a la jurisdiccin penal ordinaria32.
2.1.2. El juicio penal y sus tipos
El Juicio o enjuiciamiento criminal, tal como se entiende hoy en da, tiene por
objeto indagar y hacer constar el delito, buscar y aprehender y convencer a los culpables, sentenciar y hacer ejecutar lo sentenciado33.
Sin embargo, no siempre fue as, y se ha afirmado que en Castilla, en el Antiguo
Rgimen, jueces, fiscales, y la propia parte ofendida concurran en el proceso y
aunaban esfuerzos para conseguir la condena del reo, importndoles menos la proteccin del acusado inocente que la averiguacin de la verdad34.
Con la introduccin del procedimiento criminal de oficio nacer el Derecho
penal del Estado; con l se absorber la justicia penal entre partes, elevndola al
mbito del inters pblico y ponindola bajo la tutela del poder real. Esta poderosa
30
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04
Pedro Lpez
arma fue esgrimida por el Estado no solo para buscar la justicia sino como un arma
autoritaria e intimidativa de primer orden35.
Hay dos tipos de procedimiento penal en el Antiguo Rgimen: El procedimiento ordinario y el procedimiento simplificado o sumario: 1) El p rocedimiento
ordinario constaba de tres fases: la inicial o sumaria, el juicio plenario y la sentencia. 2) El procedimiento sumario, por su parte, que coexisti con el anterior, se utiliz para castigar el contrabando, la usura y los delitos de Hermandad. Su mbito de
aplicacin fueron los tribunales superiores, ciertos delitos graves, las jurisdicciones
penales especiales y la justicia comisarial. En la codificacin se calificar como sumario el Juicio sobre Faltas36: Juicios verbales o sumarios establecidos por la ley provisional
para la aplicacin del Cdigo Penal para perseguir y castigar las faltas de que trate el libro III
de dicho Cdigo, pero su significado es muy distinto. Las faltas se diferencian de los
delitos por razn de la penalidad en que slo se castigan con penas leves, que son
arresto menor, reprensin privada, multa leve y caucin37.
2.1.3. La secuencia del juicio penal
La formacin de causas poda realizarse a peticin de parte, por acusacin o
denuncia de los ofendidos; o bien de oficio, por intervencin del juez o pesquisa38.
En relacin con las causas iniciadas de oficio, los Escribanos de la Real Audiencia
tenan unas obligaciones, que incluan el despacho de provisiones y poderes para
hacer probanzas, tomar declaracin a los testigos que presentase el Fiscal, y mantener separados los procesos fiscales, todo ello con diligencia y brevedad39.
35
TOMS Y VALIENTE, Francisco, El derecho penal de la monarqua absoluta (siglos XVI, XVII y XVIII),
Madrid, 1969, pp. 156-157.
36
MARTNEZ ALCUBILLA, Marcelo, Diccionario de la Administracin Espaola,t.VII, p. 176.
37
MARTNEZ ALCUBILLA, Marcelo, Diccionario de la Administracin Espaola, 5 ed., Madrid, 1893,
t.V., p. 452.
38
HERAS SANTOS, Jos Luis de las, La justicia penal, pp. 174-175.
39
Obligaciones de los Escribanos en el despacho de las causas fiscales. Ordenanzas dichas /1552/ cap. 18. Ley
52. tit. 1. lib. 3. N. R.; Ley LIV.Tit. II. Lib.V. Nov. Recop.
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04
Pedro Lpez
Dibujo de las dos navajas encontradas junto al cadver de Manuel Vilar. 1858. En causa instruida de
oficio por el Juzgado de Primera instancia de Lugo
sobre averiguacin del suicidio de Manuel Vilar y
lesiones graves causadas a Dominga Estvez, remitida a la Audiencia Territorial para consulta de la sentencia. ARG. AT. 28.083/10 (foto 28083-10).
Entre los numerossimos ejemplos, que podemos tomar de las causas custodiadas
en el Archivo del Reino, y procedentes de la Sala del Crimen, tomemos el de D.
Miguel Antonio Blanes, Alcalde Mayor del Crimen, quien form causa contra Juan
Garca, Oficial pblico, y otros, sobre robo de caballeras, tomando una serie de providencias de las que la Real Audiencia solicit certificacin40.
Formalmente la fase inicial se orientaba a aclarar las circunstancias del delito, pero
en la prctica se converta en un perodo de bsqueda de datos inculpatorios para el
reo, donde fiscal, juez y acusadores aunaban sus esfuerzos para ello.Tambin se adoptaban medidas cautelares, para asegurar el resultado del proceso, como mandamientos de prisin, embargo y secuestro de los bienes del reo, con el objeto de garantizar las consecuencias econmicas de la sentencia, etc.
40
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04
Pedro Lpez
La confesin se haca bajo juramento, pese a que en teora deba hacerse esto en
la segunda fase, lo que se volva a realizar en ella como un formulismo. Los sospechosos eran sometidos a tortura, con lo que los resultados de las confesiones dependan de su fortaleza y de su entereza41.
Al terminar la sumaria, el juez daba traslado de las informaciones al acusador o al
fiscal, para que formalizasen la acusacin, a lo que contestaba el reo, y seguan escritos de rplica y contrarrplica. El juez reciba la causa a prueba, que sola ser testifical, a la que poda unirse la tortura, que constitua un elemento fundamental en
orden a establecer la confesin del reo.Torturas fsicas y psquicas, practicadas en un
clima de terror y agresividad, y sin ninguna garanta para el acusado, y sin responsabilidad alguna para los jueces en caso de lesiones o daos42.
Esta segunda parte finalizaba con la vista oral, en que las partes o sus abogados
alegaban verbalmente de sus respectivos derechos.
La conclusin vena representada por la sentencia. Era pronunciada por el juez
despus de examinar las actas procesales. En los tribunales superiores, como las
Audiencias, el anlisis de las actas se substitua por la sntesis del proceso que redactaba el relator. En las sentencias castellanas no constan los fundamentos jurdicos
aplicados por el juez, no se cita ni interpreta ni aplica ninguna ley real43. La forma
de las sentencias era muy simple.Tras la fijacin del lugar y fecha, y la mencin del
nombre o nombres del juez o jueces, se pasa directamente al fallo. Carecan de explicacin, de justificacin, y de valor cientfico44.
En la Real Audiencia de Galicia las sentencias no van datadas por lo general;
pero al dorso llevan la certificacin del escribano de Cmara, en la que se explicita
la fecha en que se dio45. Muy frecuentemente no van unidas a los autos, pues existi la costumbre de dejarlas separadas, formando series tipolgicas diferenciadas, lo
que tambin sucede con los pedimentos. S que se indican las partes y motivo del
proceso, y aunque no se suelen motivar las sentencias, puede haber alguna informacin sobre la razn de la misma en casos concretos.Van firmadas y se indica por qu
juez o jueces fueron dadas.
Pedro Ortego ha sealado el uso del apercibimiento penal, que se aade a la
sentencia con el objetivo de que el reo ordene y encauce no slo su conducta, sino
tambin su vida, introduciendo un matiz moral en la sentencia, no incluido en la
normativa regia46.
41
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04
Pedro Lpez
Las sentencias penales, lo mismo que las civiles, deban asentarse en un libro
registro propio, segn se dispuso, de los que no ha llegado ninguno a nosotros47.
Las sentencias tenan, en el Antiguo Rgimen, un sentido utilitario; los reos se
aplicaban a los servicios de marina, arsenales, minas, etc., y las penas pecuniarias se
destinaban a recompensar confidentes, sostener ministros, indemnizar a la parte perjudicada, fomentar obras pas y trabajos pblicos, y si sobraba algo, se destinaba a
mercedes de la Corona. La distincin entre penas de cmara y gastos de justicia es
ms terica que prctica. Haba un Receptor encargado de cobrar las condenas de
cmara sentenciadas por las Audiencias, que mandaban sus cuentas una vez al ao al
Receptor General. Este, como el Contador de penas de cmara, estaba subordinado
a la Contadura Mayor del Consejo de Hacienda48.
Naturalmente, exista la pena capital, reservada para los llamados delitos atroces y
los causantes de gran escndalo, pues adems de la utilidad, se persegua la ejemplaridad. Se impona principalmente para castigar delitos de lesa majestad, o contrarios a la
fe, homicidios, delitos sexuales (homosexualidad, bestialismo) y ciertos delitos econmicos. Las formas de ejecutar la pena de muerte era variadas y a cual ms cruel: horca,
decapitacin, hoguera, asaeteamiento, garrote, encubamiento, y rueda. La pena de
muerte no ser abolida hasta la promulgacin del cdigo penal de 1932, con la
Segunda Repblica, y restablecida en 1938, durar hasta la Constitucin de 197849.
La Real Audiencia de Galicia, para la ejecucin de justicia en la Ciudad (penas
de muerte y corporales) se enviaban cuatro Alabarderos con sus alabardas, para mayor
seguridad de su realizacin50.
Es la suspensin de la causa o la cesacin en el procedimiento criminal contra
algn procesado constitua el sobreseimiento51. El Archivo del Reino conserva un
cierto nmero de sobreseimientos correspondientes al siglo XVIII, aunque la prctica corriente parece haber sido el destruirlos. Aunque su tramitacin estaba perfectamente definida en el Antiguo Rgimen, ser detenidamente regulado en la poca
constitucional, como vemos en las Ordenanzas de las Audiencias de 1835 y en la Ley
de Procedimiento Criminal.
Caba, evidentemente, la libre absolucin del reo si se estimaba su inocencia,
pero como frmula intermedia entre sta y la pena poda optarse por la absolucin
de la instancia, cuando no haba pruebas vehementes para condenar, pero s sospechas, lo que daba por concluido el juicio y dejaba abierta la posibilidad de iniciar
otro diferente por los mismos hechos52.
47
Libro que ha de haber en la Audiencia para sentar los votos en las causas que se determinen; y archivo para la
custodia de procesos. D. Crlos I. en Toledo por cd. de 3 de Feb. de 1529 cap. 4, y en la visita de 1543
cap. 5 y 6. Ley 30, y 2 parte de la 60. Lib. 3,Tt. 1.N. R.; Ley XXXI.Tit. II. Lib.V. Nov. Recop.
48
HERAS SANTOS, Jos Luis de las, La justicia penal, pp. 290-291 y 294.
49
HERAS SANTOS, Jos Luis de las, La justicia penal, pp. 316-319.
50
Ordenanzas de la Real Audiencia... Lib. I,Tt. XVI, fol. 61.
51
MARTNEZ ALCUBILLA, Marcelo, Diccionario de la Administracin Espaola, 5 ed. Madrid, 1894,
t. IX, p. 556.
52
ORTEGO GIL, Pedro, Innocentia praesumpta. Absoluciones en el Antiguo Rgimen, Cuadernos de
Historia del Derecho, n 10 (2003), pp. 71-125.
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04
Pedro Lpez
53
DOMNGUEZ NAFRA, Juan Carlos, Conflictos de competencias entre la jurisdiccin ordinaria y la militar en el Antiguo Rgimen, Anuario de Historia del Derecho Espaol, n 67 (1997), pp. 15471568. LPEZ DAZ, Mara, Jurisdiccin Militar y Jurisdiccin Ordinaria en el Reino de Galicia:
conflictos y competencias a principios del siglo XVIII, Anuario de Historia del Derecho Espaol, n 81
(2011), pp. 679-708.
54
MANZANO Y MARAON, Nicols, Comunicacin de la Resolucin de Carlos III, estableciendo la com petencia del Capitn General, en el juicio de la causa de todo soldado reo, que no haya perdido el fuero militar, en
cuyo caso la jurisdiccin correspondera a la Sala del Crimen. Madrid, 16 de septiembre de 1760 [Manuscrito],
1 h., copia certificada, Zaragoza, 23 de septiembre de 1760.
55
AMu-Corua, Real Audiencia, Reales cdulas, Sig. 2/8, Carta de D. Bartolom Muoz al Regente
de la Real Audiencia de Galicia, 28 febrero 1806.
56
AMu-Corua, Real Audiencia, Reales Cdulas, Sig. 2/27.
57
AMu-Corua, Real Audiencia, Reales Cdulas, Sig. 2/49, Carta de Miguel de Mendinueta al
Presidente de la Audiencia de Galicia, 9 abril 1806.
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04
Pedro Lpez
militares de los Presidios, en caso de alzarse la retencin de algn reo, por medio de
oficios y no de provisiones58.
58
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04
Pedro Lpez
El perdn real, en un sistema penal caracterizado por su dureza, ineficacia, utilitarismo, e intencin represiva, tena una especial relevancia. Importante desde el punto
de vista cuantitativo, lo es ms por ser una de las mejores manifestaciones del poder
absoluto. Adems de contribuir al ensalzamiento de la religin, que era la ideologa
oficial del Estado, serva para otras funciones especficas, como el indulto a los implicados en las revueltas antiseoriales de los Irmandios, en tiempos de los Reyes
Catlicos, a cambio de prestaciones en la Guerra de Granada66.
Se trataba de un contrapeso al sistema legal, que dejaba a los jueces mrgenes de
actuacin excesiva, y no distingua entre delito doloso, culposo e involuntario.Y era
el ltimo recurso para reintegrar a los numerosos delincuentes, bandoleros catalanes,
gitanos, banderas nobiliarias, etc. que eludan la accin de la justicia67.
Se custodian Reales Cdulas en la Secretara del Acuerdo, concediendo indultos, de carcter general, como el de 16 de junio de 1828; o por motivos varios, como
el feliz parto de la Reina, de 30 octubre de 1830; que lgicamente debieron ser
comunicadas a la Sala del Crimen, para su ejecucin68.
66
Archivo General de Simancas (AGS). RGS, enero 1489, fol. 170. Conf. HERAS SANTOS, Jos Luis
de las, La Justicia penal... pp. 52-53.
67
HERAS SANTOS, Jos Luis de las, La Justicia penal, pp. 53-54.
68
ARG. Real Audiencia. Real Acuerdo. Leg. 29.212 (160 y 159), R.C. de Fernando VII concediendo
indulto general a todos los reos capaces de l, 16 junio 1828; y R.C. de Fernando VII comunicando a la
Real Audiencia de Galicia un R.D. de 20 de octubre concediendo indulto general con motivo del feliz
parto de la Reina, 30 octubre 1830.
69
IGLESIAS ESTEPA, Raquel, Violencia fsica y verbal en la Galicia de finales del Antiguo
Rgimen, Semata. Ciencias Sociais e Humanidades, n 19 (2007), pp. 135-157,
http://dspace.usc.es/bitstream/10347/4543/1/pg_135-158_semata19.pdf [consulta: 27-10-22012].
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04
Pedro Lpez
1 Que los Alcaldes Mayores, ordinarios, realengos, de seorio o abadengos, dieran cuenta a la Real Sala del Crimen de todos los delitos que ocurrieran en sus jurisdicciones respectivas, bien fueran de la Majestad Divina o Humana, homicidios, moneda falsa, robos
en poblado o despoblado, quemas de casas, rboles o sembrados, fuerzas, violencias, estrupos y otros mas, haciendo averiguaciones y recogida de los cuerpos de delito y asegurando a los delincuentes mientras se tomaban los debidos testimonios y dems autos, para lo
que se daba trmino de nueve das; igualmente las justicias en trnsito o estancia por el
campo averiguaran si sus vecinos se hallaban incursos en semejantes delitos 70.
La provisin recordaba, entre otras cuestiones, que no se permitan los juegos de
tablagera, como son banca, parar, samete, quince, flocacho y otros semejantes; y que
nadie deba llevar armas de fuego o de otras clases, menores de cuatro cuartas, solla,
puales guadageos o cuchicos puntiagudos, bajo las penas establecidas. La persecucin de
la tenencia de armas sera sumarsima y lo mismo la de gente vaga y mal entretenida71.
Por auto de la Sala del Crimen de 10 de marzo de 1803 se mand recibir los autos
formados acerca del cumplimiento del Real Auto de 18 de abril de 1798, para que
los Alcaldes de Cuartel dieran cuenta de lo ocurrido en sus respectivos cuarteles72.
No se reconoca el derecho de las personas a circular libremente por el reino, y
quien tuviera que hacerlo deba disponer de pasaporte. Por eso las visitas a la
Corte, o las residencias en las posadas estaban controladas. Los mesoneros estaban
obligados a registrar a sus huspedes y a dar cuenta de ellos. Los transentes deban
estar controlados por las autoridades.
El Supremo Consejo de Castilla, por R.C. de 13 de agosto de 1769, mand
publicar por bandos, y fijar edictos en los sitios pblicos de la ciudad, para que todas
las personas residentes en ella y en sus arrabales comunicaran los forasteros que
entraban y salan de sus casas, cuya reiteracin fue ordenada por Auto de Sala del 18
de abril de 179873.
La prohibicin de fabricar, vender y prender fuegos artificiales, para lo que se
haba expedido R.C. de 15 de octubre de 1771, se recuerda al Corregidor de la ciudad de Corua mediante un auto de sala de 27 de junio de 1803, para que dicte un
bando para su cumplimiento74. Recordemos la facilidad con que se propagaban los
incendios en un casero donde haba abundancia de maderas,y en una ciudad donde
los vientos fuertes son frecuentes a lo largo del ao.
El reconocimiento de casas sospechosas de juegos prohibidos, autorizado por
la real pragmtica de 6 de octubre de 1771, antecedente directo ilustrado, indicado
para su cumplimiento por carta de D. Bartolom Muoz al Regente, el 28 de junio
de 180675.
70
71
72
73
74
75
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04
Pedro Lpez
Este control de la moral y costumbres de los sbditos afecta tambin al alcoholismo, que deba, como hoy, constituir una lacra muy extendida. En 1806, el
Consejo pide que se le informe sobre la pena que deber imponerse a los que
comentan delitos con la borrachera o embriaguez. La Sala del Crimen de Corua
opinaba el 27 de octubre de 1806 sobre este tema: 1 que la embriaguez no sea eximente en caso de delinquir, 2 que los Ayuntamientos y Cuerpos de honor del
Reino no admitan ni propongan sujetos contaminados de este vicio, 3 Que se
imprima en las escuelas y centros docentes por los maestros en los jvenes el odio a
este vicio, y 4 que se disminuya el nmero de las tabernas de vinos y licores, y no
se venda en ellas comestibles, y se despache por mostrador76.
La moral sexual es tambin objeto de atencin de las autoridades.
Amancebamientos, bigamia, adulterios (de la esposa, con el marido haba ms laxitud), consentimiento, homosexualismo, bestialismo, masturbacin, incesto, violacin,
se consideraban no solo pecado, sino tambin delito, y como tales eran perseguidos.
De hecho, en su mayora, quedaban excluidos de los indultos77.
Igualmente el vestido y el uso y tenencia de armas estaban cuidadosamente regulados y restringidos por disposiciones de los RRCC, Felipe II y Carlos V. En
cuanto a las de fuego, dada su peligrosidad, fueron objeto de un tratamiento ms restrictivo78.
La seguridad de los caminos y la polica rural estaba encomendada desde
el tiempo de los RRCC a la Santa Hermandad, cuyos cuadrilleros actuaban de
forma ejecutiva y rpida, pero su implantacin en Galicia fue inviable, por el amplio
dominio del seoro, que era mayoritario, por lo que se encargaban de la represin
los corregidores y las justicias de las distintas villas y seoros79.
El Gobernador del Consejo, Obispo de Oviedo, el 6 de diciembre de 1664 haba
dictado una carta previniendo la ayuda de la tropa en la persecucin de los
ladrones.Y parece que fue inspiradora de una Real Carta en que se determinaba la
persecucin y destruccin de gente tan perversa, y as lo recomendaba la Audiencia
con la mayor severidad. Las circunstancias debieron perseverar, en cuanto que se
resucitan estas prevenciones, el 18 de octubre de 1766, y comunicadas a toda Galicia
por el Regente de la Audiencia, D. Mariano Canales, volviendo a reiterarse y confirmarse, el 21 de enero de 1768, por el Regente D. Joaqun Ass80.
Carlos III preocupado por la extensin del bandidaje, especialmente por
Andaluca y Extremadura, determinar que el ejrcito se encargue de la defensa
de la zona rural, y de la persecucin de contrabandistas y delincuentes, ordenndolo a los capitanes generales de estas provincias, el 25 de septiembre de 1781. Los
buenos resultados obtenidos, le llevaron a generalizar la orden, y a promulgar la Real
Instruccin del 29 de junio de 1784 que introdujo cambios profundos en la legislacin
76
77
78
79
80
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04
Pedro Lpez
sobre represin del bandolerismo, y a juicio de Palop una militarizacin del orden
pblico81. Esta disposicin manda conservar el distrito de cada autoridad libre de
ladrones, contrabandistas y facinerosos, y a utilizar para ello todo tipo de tropa; sta
actuar contra delincuentes y colaboradores, para lo que se exige la colaboracin de
todas las justicias y autoridades ordinarias, se imponen nuevas penas, y se delimita la
jurisdiccin militar respecto a la ordinaria y de rentas, para evitar los conflictos, lo
que no siempre sucedi; y la tropa deba prestar apoyo a la jurisdiccin real ordinaria siempre que se le pidiere82.
Por auto de la Sala del Crimen del 17 de abril de 1798, se concede comisin a
los tres Alcaldes de Cuartel de la ciudad de Corua para el arresto de gavillas de
ladrones83.
La proliferacin de gavillas en las tierras gallegas, y su fcil paso a Portugal
constituy una preocupacin de las autoridades. El capitn de gavilla Jacinto
Rodrguez Covelo, haba operado con otros 500 hombres en las siete provincias de
Galicia, y huido posteriormente al pas vecino, por lo que Miguel Desmaisires
escriba el 29 de enero de 1799 al Regente D.Vicente Peuelas de Zamora, remitindole otra con noticia de la peticin que el Despacho de Gracia y Justicia haba
hecho al Embajador portugus para conseguir su extradicin84. Nos parece muy
nutrida esta gavilla en relacin con las del s. XIX, pero no tenemos ninguna razn
para dudar de la veracidad de la noticia.
La persecucin y arresto fuera de los lmites de los pasaportes concedidos a los Comisionados y responsables de la persecucin de malhechores y contrabandistas, debi originar, si se haca, roces de competencia, y el no hacerlo facilitar la
fuga de los delincuentes, por lo que se les autoriz a realizarlo, segn comunicaba el
Conde de Isla al Presidente de la Audiencia por carta del 9 de junio de 180685 .
La legislacin posterior se ver sometida a las alteraciones polticas y militares del primer tercio del siglo, entre las que cabe mencionar la R.C. de 22 de agosto de 1814 publicada por Fernando VII, y las cuestiones relacionadas con las defensas y garantas de los derechos individuales protegidos por la Constitucin, que
impeda entre otras cosas la aplicacin del tormento, y la atribucin de la tranquilidad pblica a los jefes polticos, segn el D. de 23 de junio de 1813, y el nuevo
Reglamento Provincial de Polica, aprobado por el Cortes el 11 de diciembre de
1822.
81
PALOP RAMOS, Jos Miguel, La militarizacin del orden pblico a finales del reinado de Carlos
III: la Instruccin de 1784, Revista de historia moderna: Anales de la Universidad de Alicante, n 22 (2004),
pp. 453-486.
82
LPEZ MORN, Beatriz, El bandolerismo gallego, pp. 105-108.
83
ARG, Real Audiencia, Sala del Crimen, Leg. 29.214 (197).
84
AMu-Corua, Real Audiencia, Reales Cdulas. Sig. 1/35.
85
AMu-Corua, Real Audiencia, Reales Cdulas, Sig. 2/52.
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04
Pedro Lpez
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04
Pedro Lpez
87
88
89
90
91
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04
Pedro Lpez
92
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04
Pedro Lpez
94
AHN, Estado, Causas Criminales, Leg. 3.156, amonestacin de Floridablanca al Regente de Galicia, el
26 abril 1787; respuesta del Gobernador y Alcaldes de la Audiencia de Galicia, el 13 mayo 87; otra respuesta del Gobernador y Alcaldes de la Audiencia de Galicia, el 16 mayo 87, firmada por Manuel
Romero, Jos Heredia, Miguel Alfonso y Francisco Javier de Contreras y Villagez. Conf. ORTEGA
COSTA, Antonio de P.; GARCA OSMA, Ana Mara, Relatos de jueces y escribanos, pp. 15-23. Un anlisis de todo el proceso desde la perspectiva de las relaciones centro periferia en RISCO, Antonio,
Comunidades territoriales y marginalidad: Galicia en las "Relaciones de causas pendientes" (1787),
Revista de historia moderna: Anales de la Universidad de Alicante, n 18 (1999-2000), pp. 387-410.
95
ARG, Real Audiencia, Sala del Crimen, Leg. 29.212 (155).
96
ARG, Real Audiencia, Sala del Crimen, Leg. 29.212 (157).
97
ARG, Real Audiencia, Sala del Crimen, Leg. 29.212(156).
98
ARG, Real Audiencia, Sala del Crimen, Leg. 29.212(154).
99
Santiago, 1827 y 1828, Imp. de la Polica e Imprenta de Campaa, respectivamente. BUC Dixital.
Galicia.
100
AHPO, AMu-Po, N 2.630 del catlogo, Leg. 40 (222),O. de la Justicia y Regimiento comunicando
oficio del Gobernador de las Reales Salas del Crimen, 1 h. suelta, impresa, con contestacin manuscrita, en minuta de la Alcalda 1, 3 de noviembre de 1829, Santiago.
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04
Pedro Lpez
hechas por la Audiencia de esta provincia, por encargo de los Magistrados de la misma,
cuyo recibo, de 24 rs. se paga el 3 de abril de 1822101.
La Sala del Crimen est obligada a informar en aquellas consultas que el
Consejo hace a la Audiencia de Galicia sobre asuntos penales. Podemos traer aqu a
colacin, como ejemplo de trmite de consulta sobre estos asuntos, el expediente sobre la carta orden del Consejo para que se informe la ley penal que deber imponerse a los que comentan delitos con la borrachera o embriaguez102:
Para la realizacin de la Estadstica Criminal hacan falta papel y formularios.
En 1815, la Justicia y Regimiento de Santiago da cuenta de un Real Auto sobre formacin de de un Resumen de las Causas criminales de gravedad pendientes, del
que se acompaaba un modelo a cumplimentar, que suponemos recibiran todas las
justicias del Reino de Galicia103; y en 1825 remite impresos con Observaciones
generales para la uniformidad de los estados mensuales de las causas pendientes en
los Tribunales territoriales que deben remitirse al Consejo en conformidad de lo
mandado104. En cuanto al aprovisionamiento del material, la Audiencia encarga al
librero Pascual de Arza el papel y la impresin de un estado para las causas, cuya
cuenta le presenta el 16 de agosto de 1822 el encargado, Ramn Cirera, por 180 rs.,
que Fermn Gil de Linares, Regente, autoriza a pagar al Secretario Depositario, que
sabemos es el del Acuerdo105.
AMu-Corua, Real Audiencia, Sig. 2/74.B.3. n 33, Cuentas de los aos 1821-1822.
AMu-Corua, Real Audiencia, Consultas. Sig. 2/7.
103
AHP-PO,AMu-Po, Ordenes.Y) Justicia. N 3.536 del catlogo, Leg. 40(11), 2 h. sueltas, impresas, 3 de
marzo de 1815, Santiago.
104
AHP-PO, AMu-Po, N 3547 del catlogo. Leg. 40 (157), 2 h. sueltas, impresas, 12 de septiembre de
1825, Santiago.
105
AMu-Corua, Real Audiencia, Sig. 2/74.B.3. n 31, Cuentas de los aos 1821-1822.
106
ARG, Real Audiencia, Sala del Crimen, Leg. 29.214(182), Real Orden de Gracia y Justicia de 6 de
noviembre, comunicada al Gobernador [roto de la Sala del Crimen?] para que las partidas establecidas para la per secucin de malhechores acten libremente en beneficio de la seguridad pblica y el mejor servicio de S.M., 18
noviembre 1831.
102
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04
Pedro Lpez
solicita certificacin de una R.P. de 29 de julio de 1803, para la defensa de la jurisdiccin ordinaria en una causa por robo instruida a instancia del Abad de Santiago
de Cadones107.
En la poca constitucional se remitieron un cierto nmero de causas, para su
substanciacin y fallo en 3 instancia en la Sala 2, de las que las Escribanas dieron
los recibos correspondientes, devolvindose a la Sala del Crimen en 1823, a la
Escribana que ejerci D. Pedro Lpez de Verea y que interinamente desempeaba
D. Pedro Snchez Vaamonde, como tambin se devolvieron otras causas del Juzgado
de Rentas, que entreg la Escribana de Faria a la del Crimen que ejerca D. Jos
Surez108.
107
ARG, Real Audiencia, Sala del Crimen, Leg. 29.211 (98), Librada a peticin del Oficio de Figueroa
para que Domingo Antonio Lpez, Escribano del Coto de la Gironda fije su residencia en dicho coto.
108
ARG, Real Audiencia, Faria, Leg. 28.955 (3), Recibos de Causas, 1822-1824.
109
ORTEGA COSTA, Antonio de P.; GARCA OSMA, Ana Mara, Relatos de jueces y escribanos,
pp. 15-16.
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04
Pedro Lpez
110
ORTEGA COSTA, Antonio de P.; GARCA OSMA, Ana Mara, Relatos de jueces y escribanos,
pp. 15-32.
111
LPEZ GMEZ, Pedro, Eliminaciones de documentos de la Real Audiencia de Galicia, Arquivum.
International Review on Arch i ves=Revue Internationale des Archives, Paris, International Council on
Archives=Conseil International des Archives, 1996, vol. XLII. Memory of the World at risks: archives destroyed, archives reconstitued, New Providence, London, Paris: K.G. Sauer, 1996, 359 pp. 157-172.
112
IGLESIAS ESTEPA, Raquel, Aproximacin a la criminalidad gallega de fines del Antiguo
Rgimen, Hispania, v. 65, n 220 (2004), pp. 409-442, http://hispania.revistas.csic.es/index.php/hispania/article/viewArticle/138 [consulta: 27-10-2012]; y tambin IGLESIAS ESTEPA, Raquel,
Comportamientos criminales en la sociedad gallega de fines del Antiguo Rgimen, Santiago, 2008.
113
MARTNEZ SALAZAR, Andrs, Don Benito Fandio, MARTNEZ SALAZAR, Andrs, Algunos
temas gallegos, La Corua, 1981, pp. 379-389, conf. pp. 379 y 385.
114
GMEZ BRAVO, Gutmaro, Crimen y castigo: crceles, justicia y violencia en la Espaa del siglo XIX,
Madrid, 2005.
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04
Pedro Lpez
Como decamos en su da115, habr que esperar a la aparicin del rgimen constitucional para que cambie la situacin de las clases inferiores frente a la justicia. No
desaparecern radicalmente los privilegios, como indica el mantenimiento de las
jurisdicciones extraordinarias y las especiales, pero la uniformizacin de la organizacin judicial, la desaparicin de los jueces de seoro, la fijacin de la estructura y
de los pasos de las apelaciones, contribuirn a dar mayor claridad, rigor y eficiencia
al funcionamiento de la justicia, que sin ser buena, ser mejor.
4. Bibliografa utilizada
Archivo del Reino de Galicia (ARG): http://arquivosdegalicia.xunta.es/portal/arquivo-do-reino-de-galicia/index.html [consulta 15/10/2012].
BAZN ALARCON, Alicia, El Real Tribunal de la Acordada y la delincuencia
en la Nueva Espaa, Historia Mexicana, v. 13, n 3 (jan-mar 1964), pp. 317-345,
http://www.jstor.org/discover/10.2307/25135215?uid=3737952&uid=2&uid=4&
sid=21101358364427
BURKHOLDER, Mark A; Chandler, D. S., De la impotencia a la autoridad. La coro na espaola y las Audiencias en Amrica 1678-1808, Mxico, 1984.
115
LPEZ GMEZ, Pedro, La Real Audiencia de Galicia y el Archivo del Reino, Santiago de Compostela,
1996, v. 2, p. 1391.
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04
Pedro Lpez
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04
Pedro Lpez
ISSN: 1698-4374
D.L.: BI-1741-04