Vásquez, de Colombia. l pasado Foro Económico Mundial trajo además de protocolos presidenciales y... more Vásquez, de Colombia. l pasado Foro Económico Mundial trajo además de protocolos presidenciales y conferencias un término que podría convertirse en uno de los más trascendentales para la próxima década: 4° Revolución Industrial. En pocas palabras, es aquélla en la cual los dispositivos tecnológicos y aplicaciones móviles cambiarán la manera como usted vive, convive, trabaja y hasta descansa. Se trata de una tendencia irreversible. No solo eso, probablemente usted amable lector lo va a sentir en su vida diaria más de lo que podría imaginar. Ya se están sintiendo los efectos. Entre otras, Uber, Netflix, Facebook, Whatsapp, Tinder, Spotify, Linkedin están rehaciendo modelos de negocio y estructuras de poder ancladas hace muchos lustros, todas como resultado de un proceso de virtualización económica sin precedentes. A esto se le suma las impresoras 3D, la robótica, los drones. Por si fuera poco, la acelerada democratización de la conectividad que hace de esta revolución un hecho que seguro lo afectará. Esto que a simple vista puede parecer bienvenido, es todo un reto para las personas y Estados cuyo nivel educativo es poco cualificado y, cuando lo es, es poco adaptable a estas nuevas lógicas de la innovación. Esto es, países saturados de ejércitos de abogados, filósofos y sociólogos muchas veces condenados a un mal pago o, incluso, al subempleo. Solo unas preguntas a modo de reflexión: ¿Cuán seguro se siente en su trabajo? ¿Cree que la tecnología puede hacer compras mejor que usted? ¿La educación presencial es asunto del pasado? ¿Será suficiente la innovación para reducir la creciente desigualdad? ¿Para qué un Estado en un mundo hiperglobal? Recientemente, Yuval Harari, destacado profesor en Historia, dijo: " Debemos prepararnos para la inutilidad del ser humano en los próximos tiempos ". Sea o no cierto esto, y esperando que no sea así, debe inquietarnos los últimos hallazgos en Japón: robots que cumplen deseos sexuales tanto (¿mejor?) como los humanos. E
Vásquez, de Colombia. l pasado Foro Económico Mundial trajo además de protocolos presidenciales y... more Vásquez, de Colombia. l pasado Foro Económico Mundial trajo además de protocolos presidenciales y conferencias un término que podría convertirse en uno de los más trascendentales para la próxima década: 4° Revolución Industrial. En pocas palabras, es aquélla en la cual los dispositivos tecnológicos y aplicaciones móviles cambiarán la manera como usted vive, convive, trabaja y hasta descansa. Se trata de una tendencia irreversible. No solo eso, probablemente usted amable lector lo va a sentir en su vida diaria más de lo que podría imaginar. Ya se están sintiendo los efectos. Entre otras, Uber, Netflix, Facebook, Whatsapp, Tinder, Spotify, Linkedin están rehaciendo modelos de negocio y estructuras de poder ancladas hace muchos lustros, todas como resultado de un proceso de virtualización económica sin precedentes. A esto se le suma las impresoras 3D, la robótica, los drones. Por si fuera poco, la acelerada democratización de la conectividad que hace de esta revolución un hecho que seguro lo afectará. Esto que a simple vista puede parecer bienvenido, es todo un reto para las personas y Estados cuyo nivel educativo es poco cualificado y, cuando lo es, es poco adaptable a estas nuevas lógicas de la innovación. Esto es, países saturados de ejércitos de abogados, filósofos y sociólogos muchas veces condenados a un mal pago o, incluso, al subempleo. Solo unas preguntas a modo de reflexión: ¿Cuán seguro se siente en su trabajo? ¿Cree que la tecnología puede hacer compras mejor que usted? ¿La educación presencial es asunto del pasado? ¿Será suficiente la innovación para reducir la creciente desigualdad? ¿Para qué un Estado en un mundo hiperglobal? Recientemente, Yuval Harari, destacado profesor en Historia, dijo: " Debemos prepararnos para la inutilidad del ser humano en los próximos tiempos ". Sea o no cierto esto, y esperando que no sea así, debe inquietarnos los últimos hallazgos en Japón: robots que cumplen deseos sexuales tanto (¿mejor?) como los humanos. E
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