Resumen Desde el reconocimiento de que la gobernabilidad ha sido entendida de diferentes formas, ... more Resumen Desde el reconocimiento de que la gobernabilidad ha sido entendida de diferentes formas, por diferentes escuelas, en diferentes momentos de tiempo, este artículo propone una forma de sistematizar el disperso entendimiento imperante hasta la fecha y el establecimiento de unos mínimos comunes denominadores que ayuden a aclarar qué se puede entender por gobernabilidad. Con estos objetivos en mente, primero se trazarán brevemente las raíces históricas del concepto descubriendo el desbordamiento actual que sufre, ubicando su eje conceptual en el institucionalismo y proponiendo una distinción entre gobernanza y gobernabilidad en base a la diferencia que existe entre las reglas del juego y las capacidades que confieren. En una segunda parte, se sistematiza el concepto de gobernabilidad partiendo de una definición complementaria y más operativa del mismo, que la entiende como la capacidad de formular e implementar políticas públicas por parte de un gobierno. Asimismo, se distingue entre una dimensión analítica y una dimensión normativa del concepto, mostrando sus implicaciones metodológicas (tratamiento de variables) y explicativas (el alcance de sus conclusiones). Finalmente, se realizan unas breves conclusiones donde se recogen las principales ideas del texto y se enfatiza la necesidad de distinguir entre una doble perspectiva del estudio de la gobernabilidad según las instituciones políticas se entiendan como variables endógenas y exógenas. 1. La génesis del análisis sobre gobernabilidad El concepto de gobernabilidad en su aún breve periodo de existencia ya ha significado muchas cosas, para diferentes autores, en diversos momentos del tiempo. No obstante, tanto para entender esta situación como para precisar su entendimiento, conviene entender su proceso de evolución conceptual y avanzar progresivamente hacia una mejor sistematización de sus diversas aproximaciones. Esto es si cabe más importante en la actualidad, puesto que, debido a la complejidad y amplitud de la problemática que aborda la gobernabilidad, así como a la variedad escuelas que han abordado el concepto, éste se encuentra prácticamente desbordado. Por gobernabilidad se ha pasado a entender muchas cosas, gran parte de ellas inconexas, que hacen de la misma algo ambiguo1, difuso, manipulable y, por tanto, difícilmente operacionalizable. La gobernabilidad parece haberse convertido en la última muletilla de la ciencia social, y, hasta cierto punto, todo parece ser un problema de gobernabilidad, lo que hace que su utilidad para el analista disminuya, convirtiéndose en un cajón de sastre de límites vagos donde todo cabe y es difícil decir qué se queda fuera. Es por este motivo que se cree relevante y especialmente pertinente un esfuerzo de sistematización e integración de las diferentes corrientes y perspectivas que han dado lugar y confluyen en el estudio de la gobernabilidad para encontrar así un nexo común que permita un mejor y más explícito entendimiento del concepto. Siguiendo a Prats (2001), es posible distinguir cuatro grandes raíces que forjan el concepto de gobernabilidad, a saber: (1) los trabajos encargados por la Comisión Trilateral desde los 70; (2) la aplicación del concepto al entendimiento de los procesos de transición a la democracia; (3) su uso por los organismos internacionales; y (4) su utilización en la explicación de la construcción europea. A continuación se muestra cómo la importancia de esta sistematización de corrientes
Resumen Desde el reconocimiento de que la gobernabilidad ha sido entendida de diferentes formas, ... more Resumen Desde el reconocimiento de que la gobernabilidad ha sido entendida de diferentes formas, por diferentes escuelas, en diferentes momentos de tiempo, este artículo propone una forma de sistematizar el disperso entendimiento imperante hasta la fecha y el establecimiento de unos mínimos comunes denominadores que ayuden a aclarar qué se puede entender por gobernabilidad. Con estos objetivos en mente, primero se trazarán brevemente las raíces históricas del concepto descubriendo el desbordamiento actual que sufre, ubicando su eje conceptual en el institucionalismo y proponiendo una distinción entre gobernanza y gobernabilidad en base a la diferencia que existe entre las reglas del juego y las capacidades que confieren. En una segunda parte, se sistematiza el concepto de gobernabilidad partiendo de una definición complementaria y más operativa del mismo, que la entiende como la capacidad de formular e implementar políticas públicas por parte de un gobierno. Asimismo, se distingue entre una dimensión analítica y una dimensión normativa del concepto, mostrando sus implicaciones metodológicas (tratamiento de variables) y explicativas (el alcance de sus conclusiones). Finalmente, se realizan unas breves conclusiones donde se recogen las principales ideas del texto y se enfatiza la necesidad de distinguir entre una doble perspectiva del estudio de la gobernabilidad según las instituciones políticas se entiendan como variables endógenas y exógenas. 1. La génesis del análisis sobre gobernabilidad El concepto de gobernabilidad en su aún breve periodo de existencia ya ha significado muchas cosas, para diferentes autores, en diversos momentos del tiempo. No obstante, tanto para entender esta situación como para precisar su entendimiento, conviene entender su proceso de evolución conceptual y avanzar progresivamente hacia una mejor sistematización de sus diversas aproximaciones. Esto es si cabe más importante en la actualidad, puesto que, debido a la complejidad y amplitud de la problemática que aborda la gobernabilidad, así como a la variedad escuelas que han abordado el concepto, éste se encuentra prácticamente desbordado. Por gobernabilidad se ha pasado a entender muchas cosas, gran parte de ellas inconexas, que hacen de la misma algo ambiguo1, difuso, manipulable y, por tanto, difícilmente operacionalizable. La gobernabilidad parece haberse convertido en la última muletilla de la ciencia social, y, hasta cierto punto, todo parece ser un problema de gobernabilidad, lo que hace que su utilidad para el analista disminuya, convirtiéndose en un cajón de sastre de límites vagos donde todo cabe y es difícil decir qué se queda fuera. Es por este motivo que se cree relevante y especialmente pertinente un esfuerzo de sistematización e integración de las diferentes corrientes y perspectivas que han dado lugar y confluyen en el estudio de la gobernabilidad para encontrar así un nexo común que permita un mejor y más explícito entendimiento del concepto. Siguiendo a Prats (2001), es posible distinguir cuatro grandes raíces que forjan el concepto de gobernabilidad, a saber: (1) los trabajos encargados por la Comisión Trilateral desde los 70; (2) la aplicación del concepto al entendimiento de los procesos de transición a la democracia; (3) su uso por los organismos internacionales; y (4) su utilización en la explicación de la construcción europea. A continuación se muestra cómo la importancia de esta sistematización de corrientes
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