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Sentipensares Femeninos

2023, Mónica Benavides

La gracia de vivir en una época de transición, de movimiento, nos da la libertad de sentir que no tenemos asegurado nada y que más bien, hay que estar ligeros de equipaje. Tales condiciones nos dan la posibilidad de cuestionar aquello que hasta hace poco era intocable y de abrir puertas para revisar sistemas, replantear filosofías, modelos de vida y de costumbres, con sentipensares colectivos que buscan nuevos equilibrios. Toda esta dinamicidad es propulsora de alternativas otras de reorganización socioeclesial en la que quepamos todas y todos

Sentipensares Femeninos en Tiempos de Sinodalidad Mónica Benavides, HDV En estos días vi un anuncio que decía: “las historias crean los mundos que habitamos”1. Frente a este aviso no puede pasar de largo y entré a corazonar el caminar la palabra, una práctica ancestral propia de las culturas originarias que tiene un sentido comunitario, político y de resistencia. Esto se debe a que nuestras historias se vinculan a un ejercicio narrativo de conversación colectiva que son parte de un cuerpo territorial sintiente2. En este sentido, el lugar de enunciación para escribir, esta vez, son los espacios fronterizos. La intencionalidad es poder visibilizar aquellas comunidades y colectivos de mujeres que luchan y resisten en su cotidianidad para hacer frente a múltiples violencias sistemáticas, como lo es la Asociación de Mujeres Multiétnicas y sus Familias Retornando a la Tierra (Asmufare)3. Me uno a ellas para caminar juntas, sueños con futuro. Igualmente tejo el texto desde el mundo que cambia y desde ese nosotros que cambia con él. En este momento de paso, de cambio, de metamorfosis, el latir de la cotidianidad es un caleidoscopio que nos permite ver, escuchar y abrazar la realidad en sus más variadas formas. Los distintos actores, cuales artistas, dibujan o plasman con facilidad y en alta gama de color, la desnudez, la fragilidad y la esperanza de la vida en su complejidad. Esto no nos deja indiferentes, sino que nos catapulta a dar un giro en la manera de vernos, de percibirnos, de leernos, de interpretarnos, de relacionarnos, es decir, en la forma como habitamos el mundo y lo nombramos. La gracia de vivir en una época de transición, de movimiento, nos da la libertad de sentir que no tenemos asegurado nada y que más bien, hay que estar ligeros de equipaje. Tales condiciones nos dan la posibilidad de cuestionar aquello que hasta hace poco era intocable y de abrir puertas para revisar sistemas, replantear filosofías, modelos de vida y de costumbres, con sentipensares colectivos que buscan nuevos equilibrios. Toda esta dinamicidad es propulsora de alternativas otras de reorganización socioeclesial en la que quepamos todas y todos. Por lo tanto, este es un tiempo oportuno, un Kairós. Es el tiempo de la Ruah divina, de lo femenino y de su capacidad de abrir caminos para entretejer aquellas fuerzas opuestas, presentes desde siempre en nuestra Pachamama, pero que, por siglos, nos han causado temor. Se ha cumplido el tiempo del Pueblo de Dios que vive según los dones, ministerios y carismas del Espíritu, en la diversidad, para favorecer el bien común (1Cor. 12,12-27). Este pueblo hila su raíz evangélica en el Pueblo de Israel, y en las primeras comunidades cristianas discípulas del resucitado que accionaron su testimonio en pro del buen vivir. 1- “Las Prácticas Narrativas tienen que ver con maneras de pensar (epistemología), de sentir (ética) y de hacer (política), relacionadas con que las personas, grupos y comunidades nos narremos desde la dignidad” (Ortega, “Prácticas narrativas para (re)narrarnos desde la dignidad”). 2- Ver a Ibíd. 3- Las familias de Asmufare provienen del campo y viven en Asentamiento humanaos informales de la ciudad de Armenia-Colombia. Han sido víctimas del conflicto armado en Colombia y luchan por la restitución de tierras. Una tierra colectiva donde puedan volver a vivir según su ser, saber, quehacer y significaciones. 2 Este es el tiempo para avizorar desde las éticas y espiritualidades lo que por siglos hemos dejado en el tintero… Aquellas búsquedas conjuntas por una Vida plena. Este es nuestro espacio colectivo pertinente para ensanchar el corazón y el espacio de la tienda4. Así, en este nacer de nuevo de la Iglesia llamado sinodalidad que es su nuevo modo de ser, estar, itinerar y habitar con el Pueblo, la Iglesia ha de inspirarse en el ministerio público de Jesús. La vida de aquel poeta y profeta Galileo que supo hilvanar palabra, acción y relación con los distintos actores de su tiempo para comenzar con, desde y para ellos, el Reino de Dios. Hacer memoria de los caminos andados es un ejercicio que deja ver nuestros días y noches. El camino nos muestra a quienes hemos dejado en las orillas intencionalmente o no. En esta ocasión quisiera hacer zoom sobre las mujeres que habitan los espacios fronterizos. Ellas están amplificando sus voces por la reivindicación de sus derechos. Realmente, existe una deuda histórica en el reconocimiento de la mujer y no hay excusa para postergar hoy espacios u oportunidades que favorezcan una mayor inclusión, representación, liderazgo y toma de decisión con ellas. Solamente así, en cogobernanza, se puede comprender e innovar una Iglesia sostenible5. Diversamente, ¿cómo podríamos caminar juntas y juntos? Los elementos para caminar la mudanza de la Iglesia son muchos, pero señalo aquellos que son urgentes: Tomar conciencia del status quo y del orden social vigente que refuerza estereotipos y valores excluyentes, consumistas y alienantes para cuestionar y problematizar sus lógicas autoritarias. Un ejercicio de deconstrucción de “verdades” y esquemas mentales, nos permitirá ir pasando de un de un modelo patriarcal-clerical a un estilo innovador de comunión, participación y misión, capaz de acoger, reconocer y promover las diversidades. Deshilachar los esquemas de relaciones de poder para entretejer, co-costruir, relaciones sorofraternales a la manera de la perijoresis trinitaria, una danza de amor que evoca la cultura del encuentro (movimiento del ser en, ser con). Escuchar con empatía el grito de los pobres y de la tierra para liderar de manera conjunta-colectiva, acciones de transformación socioterritorial para cuidar la vida. 4- Ver a Secretaría General del Sínodo, “Ensancha el espacio de tu tienda (Is 54,2). Documento de trabajo Para la etapa continental”. 5- Francisco nos habla del proceso de construcción de la fraternidad en la política. Una episteme política con soluciones políticas, porque la vida no es apolítica. El amor político es “reconocer a cada ser humano como un hermano o una hermana y buscar una amistad social que integre a todos no son meras utopías. Exigen la decisión y la capacidad para encontrar los caminos eficaces que las hagan realmente posibles. Cualquier empeño en esta línea se convierte en un ejercicio supremo de la caridad. Porque un individuo puede ayudar a una persona necesitada, pero cuando se une a otros para generar procesos sociales de fraternidad y de justicia para todos, entra en «el campo de la más amplia caridad, la caridad política [165]. Se trata de avanzar hacia un orden social y político cuya alma sea la caridad social [166]. Una vez más convoco a rehabilitar la política, que “es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común” [167] (Fratelli Tutti,180). 3 Denunciar las múltiples violencias que viven y sufren las mujeres. Querer ver y luchar sus luchas históricas en los distintos campos. Ser las y los prójimos que samaritan sus heridas del olvido, del silenciamiento y de la invisibilización. Soñar sus sueños y andar en sus periferias para acompañar su empoderamiento y emancipación. Sentipensar una Iglesia con las mujeres y gestar espacios comunes de pentecostés, para disoñar -“construir con arte”- múltiples caminos de inclusión, liderazgo, representación. Incorporar la soberanía para tomar la palabra y decisiones que materialicen acciones solidarias para el bien convivir, el bien común y la sostenibilidad de mundos posibles, relacionales, dinámicos y esperanzadores, donde se viva la comensalía abierta y se festeje el Reino de Dios. Esta es una ruta clara y creativa de cambio desde la realidad. Es Religiosa de la Congregación de Hermanas de la Divina Voluntad. Pertenece a la Comunidad Indígena “Pastos y Quillacingas”, ubicada en el departamento de Nariño-Colombia. Doctora en Teología por la Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá. Está vinculada a la Comisión de Vida Religiosa Indígena de la CLAR y al ETAP. También al Grupo de Investigación, Pensamiento Social de la Iglesia, de la Pontificia Universidad Javeriana. Ha compartido la mayor parte de su vida y misión con niños, adolescentes y jóvenes en espacios fronterizos. Mónica Benavides, HDV Le apasiona desdibujar fronteras, levantarse con el sol, inspirarse con el viento y contemplar las faenas de la vida cotidiana de los territorios. 4