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RESEÑAS 223 Francesca CENERINI, Divi e Donne. Mogli, madri, figlie e sorelle degli imperatori romani da Augusto a Commodo. Angelini Editore, Imola, 2009. Rosa María Cid López Grupo Deméter. Historia, Mujeres y Género Universidad de Oviedo Antes de que la historia de las mujeres iniciara su andadura, las princesas de la familia imperial constituyeron un constante objeto de interés entre los investigadores de la Roma antigua. Desde la temprana y curiosa investigación de J. Roergas de Serviez, editada en el siglo XVIII, hasta la publicación de los trabajos más recientes de J. Burns o J. Ginsburg, un gran número de historiadores ha analizado las biografías de los personajes femeninos de la Domus Augusta1. En sus investigaciones, procuraban ofrecer un análisis detallado de las fuentes literarias y, en menor medida, de los testimonios epigráficos o las representaciones iconográficas. Por ello, las vidas de las mujeres de las dinastías imperiales y su protagonismo público parecen constituir un tema ya conocido, aunque los autores suelan repetir una serie de tópicos a propósito de los estereotipos femeninos con los que se pretendió identificar a Livia, Mesalina o Agripina, entre otras. De forma llamativa, tales modelos se han construido a partir de las informaciones proporcionadas por los autores grecolatinos, en bastantes casos aceptadas de manera acrítica. Gracias a la influencia progresiva de los estudios históricos sobre las mujeres, los planteamientos de la historiografía más tradicional sobre las biografías se fueron resquebrajando y superando, lo que hizo cambiar la percepción sobre el protagonismo de las mujeres de la Domus Augusta. En realidad, se llevó a cabo una auténtica revisión de la vida de estas mujeres, desenmascarando los prejuicios de autores antiguos que persistían en los contemporáneos, en el fondo porque unos y otros parecían coincidir en su temor al “poder femenino”2. De 1 Véánse BURNS, J.: Great Women of imperial Rome. Mothers and Wives of the Caesars. London , 2007 y GINSBURG, J.: Representing Agrippina. Construction of Female Power in Early Roman Empire. New York, 2006. Sobre estas y otras publicaciones más antiguas, véanse las valoraciones de CID LÓPEZ, R. M.: “Mujeres ‘poderosas’ del Imperio romano en la historiografía moderna. Algunas notas críticas a las visiones de la Ilustración y su influencia” en FORNIS, C.; GALLEGO, J.; LÓPEZ BARJA, P. y M. VALDÉS. M.; Dialéctica histórica y compromiso social. Homenaje a Domingo Plácido. Madrid, 2010, pp. 656-701. 2 Aunque estos prejuicios pueden tener otro alcance, como nos muestra F. Cenerini cuándo ARYS, 8, 2009-2010, 223-246 ISSN 1575-166X 224 RESEÑAS este modo, se realizó una labor más rigurosa en el análisis de los testimonios, desvelando el subjetivismo que impregnaba las obras de autores como Tácito a la hora de enjuiciar a las Julio-claudias, o se comparaba esta información con lo que se mostraba en la propaganda numismática o en los homenajes que las comunidades provinciales ofrecían a las mujeres de la casa imperial. Desde estas perspectivas, sí que parece conveniente seguir indagando en la historia de Roma durante los dos primeros siglos de nuestra era a través de las acciones de las princesas, lo que pretende, y consigue con éxito, Francesca Cenerini en su obra, Divi e Donne. Mogli, madri, figlie e sorelle degli imperatori romani da Augusto a Commodo Aunque la autora duda de la conveniencia de insistir en estos temas y se pregunta si se puede decir algo nuevo sobre las mujeres de la casa imperial, resulta oportuno profundizar en una cuestión insuficientemente tratada desde la historia de las mujeres y que ha de incorporarse en los estudios de la historia antigua3; a la vez, conviene asimismo que la historia de las mujeres integre los avances del conocimiento de las investigaciones sobre la antigüedad, como nos recomienda la autora italiana. Como una experta y gran conocedora de la sociedad antigua y de las aportaciones de los estudios de las mujeres, Francesca Cenerini ha construido una obra de gran interés, en la que se ofrece retratos femeninos seguramente bastante próximos a la realidad histórica. En especial, destaca su capacidad para analizar con gran rigor las informaciones de los autores grecolatinos y mostrarnos los intereses que escondían los juicios vertidos sobre las mujeres de la casa imperial, como ocurrió con Tácito, misógino y crítico con el Principado de Augusto. Su pretensión es la de conocer “en qué medida las mujeres de la Domus Augusta tuvieron el poder de bloquear o promover decisiones políticas con efectos sobre la colectividad”. Para llevar a cabo su empresa, por su libro desfilan las mujeres de la familia imperial desde Livia, la primera julio-claudia hasta Marcia, la concubina de Cómodo. Las más notables aparecen con nombre propio en los diferentes apartados de la obra, otorgándoles protagonismo por si mismas, ya que, en más de una ocasión, estas mujeres figuraron como esposas, madres o pariente de los príncipes como se mostraba en algunas publicaciones que parecían privarlas de identidad4. Esta serie de biografías individuales se integran en los diversos capítulos de este libro, cada uno dedicado a las dinastías que rigieron los destinos de Roma desde el Principado, con la imposición de la casa de los Julio-claudios, siguiendo con los Flavios hasta llegar a Cómodo y el final de los revisa la obra de J. Bachofen para evidenciar como un Oriente feminizado a través de Dido y Cleopatra se opone a un Occidente ligado a lo masculino gracias a Eneas y Augusto (2009, p. 12-13). 3 En este sentido, se defienden perspectivas claramente perceptibles en las publicaciones de María José Hidalgo de la Vega, bien conocidas por Francesca Cenerini, como nos muestra en su obra. Por su proximidad al planteamiento de la autora italiana, de la historiadora española destacan, entre otras, “Esposas, hijas y madres imperiales: el poder de la legitimidad dinástica”, Latomus, 62, 2003, pp. 47-72 o “Maternidad y poder político: las princesas julio-claudias” en CID LÓPEZ, R. M.: Madres y maternidades. Construcciones culturales en la civilización clásica. Oviedo, 2009. 4 De manera llamativa en la obra de SILVAGNI, U.: L´Impero e le donne dei Cesari, Turín, 1927, en cuyo índice no figuran los nombres propios de las princesas. ARYS, 8, 2009-2010, 223-246 ISSN 1575-166X RESEÑAS 225 Antoninos. Como hilo conductor, se utiliza el criterio cronológico para poder observar los cambios en la posición de las mujeres de la domus imperial, lo que, sin duda, repercutió asimismo en el papel de la población femenina de la sociedad imperial a lo largo de los dos primeros siglos de nuestra era. En gran número de estudios históricos, Livia y las mujeres de la familia de Augusto suelen aparecer como auténticos prototipos de los males del poder femenino, que se podían manifestar en una ambición desmedida o en comportamientos depravados y promiscuos5. En este sentido, no siempre resulta fácil distinguir estas obras, presumiblemente de carácter académico, de los relatos literarios de novelistas como Robert Graves6 .Tales apreciaciones apenas figuran en el primer capítulo de la obra de F. Cenerini titulado “L´età Giulio-Claudia”; aunque no se ocultan los testimonios aportados por los autores grecolatinos sobre los adulterios de algunos personajes como las Julias o Mesalina, se prefiere analizar el alcance de su labor política, contextualizando siempre sus acciones y analizando sus consecuencias. En este capítulo dedicado a la etapa de la dinastía julio-claudia, la autora destaca el papel de “Augusto como administrador del Estado”, imitando el comportamiento de un aristócrata de la república con su propia domus. A la vez se enfatiza el hecho de que ´”el fundador del principado constituyó la Domus Augusta como pieza fundamental de ese Estado” y sus miembros, masculinos o femeninos, asumieron un papel público y un gran protagonismo, sobre todo por la importancia de la cuestión sucesoria. Esta familia tenía que “asegurar la descendencia que continuaría garantizando el bienestar del Estado”. Tal ideario político fue compartido hábilmente por Livia, la primera mujer que estuvo en el centro del poder en la Roma antigua y colaboró de forma eficaz en la obra de Augusto. Frente a ella, destacan los ejemplos de Julia y su hija, acusadas ambas de la práctica del adulterio, un delito que parece enmascarar tensiones en el seno de la familia imperial; en concreto rivalidades entre Livia y estas mujeres más próximas a tendencias filo-orientalistas. En esta misma línea interpretativa, se cuestiona asimismo la imagen de ser inmoral y deshonesto con que se identifica a Mesalina; frente a estas visiones de la historiografía tradicional, se valora su ascendencia julia lo que legitimaba su posición en la familia imperial, sin olvidar su interés en defender la posición de su hijo Británico como sucesor a la cabeza del Imperio. La omnipresente figura de la madre se detecta finalmente en Agripina la Menor, quien consiguió que Nerón, su vástago, se convirtiera en el último príncipe de la dinastía julio-claudia. Estas y otros personajes femeninos son objeto de atención para mostrar 5 Tales juicios están presentes en los autores de comienzos del siglo XX, destacando, entre otros, ejemplos como el de FERRERO, G.: Le donne dei Cesari. Milán, 1925, una obra con notables ingredientes de texto novelado. Aunque no incorpore una perspectiva propia de la historia de las mujeres, resulta encomiable el tono equilibrado que preside el trabajo de BAUMAN, R.: Woman and Politics in the Early Empire. London, 1992, que ha influido de manera notable en bastantes historiadores de las dos últimas décadas que se han interesado en las princesas de la Roma antigua. 6 A propósito del tratamiento de Livia por Robert Graves en su famosa novela, Yo Claudio, véase sobre todo, BARRETT, A. A.; op. cit., pp. 10-11 y CID LÓPEZ, R.M.: , “art. cit.”, p. 694, nota 21. ARYS, 8, 2009-2010, 223-246 ISSN 1575-166X 226 RESEÑAS cómo en el seno de la familia julio-claudia, los personajes femeninos carecieron de “auctoritas, imperium y potestas, aunque resulta innegable su influencia en los asuntos políticos, aprovechando su posición en el seno de la Domus Augusta. En realidad, sólo pudieron actuar como madres y esposas, y “nunca cambiaron modelos de poder, pero si estabilizaban o desestabilizaban el Principado”, lo que muestra, de manera elocuente, ciertos cambios en la posición femenina en la sociedad imperial. Por ello, la autora detecta “una correspondencia entre el reconocimiento de las mujeres romanas y el papel público otorgado a los personajes femeninos de la familia imperial”, una situación que, añade, se manifestará en el culto imperial; en concreto, se honra a las divae, princesas divinizadas, por los personajes femeninos destacados de las comunidades provinciales, que intentarán utilizar estos homenajes religiosos para alcanzar protagonismo público y reconocimiento social. Frente a la atracción ejercida por las Julio-claudias, las mujeres de la dinastía flavia no son tan conocidas y sus biografías resultan menos atractivas, convirtiéndose en las protagonistas del segundo capítulo, “L´età Flavia”. Junto a los parientes femeninos de Vespasiano y sus hijos, aparecen también los casos de las concubinas, como Cénide, ligada al fundador de la dinastía, o Berenice, relacionada con Tito. Pero, ante todo, destaca Domicia Longina. de la que se exhibe su parentesco con Augusto, a través de Antonia la Menor, vínculo familiar que legitimaba la posición de los Flavios y, en concreto de su esposo, Domiciano. Fue una mujer rica, que acabó sobreviviendo a su marido, hasta el punto de ser acusada de participar en el complot fallido de su asesinato. Por la brevedad de esta dinastía al frente de los destinos del Imperio, ciertamente no destacan apenas las acciones de estas mujeres ni por su influencia en la evolución política ni por su repercusión en el resto de la sociedad, salvo cierto interés por aludir a las concubinas, lo que quizá se utilizaba para ensombrecer la imagen de estos príncipes. Especial atención se dedica a los parientes femeninos de Trajano y Adriano, a los que se dedica el tercer capítulo, “L´età Traianea y Adrianea”, ya que bajo estos príncipes emergen de nuevo poderosos personajes como Plotina, que parecen recordar a las princesas julio-claudias. De la esposa de Trajano destaca su protagonismo en la cuestión sucesoria, que convirtió a Adriano en nuevo príncipe, actuación con la que ejecutaba la decisión de su marido. Con esta princesa empieza a consolidarse un modelo femenino en el seno de la familia imperial, ligado a las virtudes de la fecundidad, la castidad o el pudor, a pesar de que en la vida cotidiana no fuera respetado por todas ellas. Lo importante es su papel en la corte o el hecho de que junto a la esposa o la madre, aparecen figuras como la hermana, la sobrina, etc., con el afán de ampliar el círculo de parientes de la casa imperial. De estas mujeres, destacará asimismo su papel de benefactoras, función que imitarán las habitantes del territorio provincial, como se detecta en la promoción de los alimenta para las niñas. Independientemente de las relaciones entre el príncipe de turno y su esposa en los espacios privados y domésticos, llama la atención el afán por difundir la idea de felicidad en el seno de la pareja imperial, ya que este discurso tenía ARYS, 8, 2009-2010, 223-246 ISSN 1575-166X RESEÑAS 227 poderosos efectos en el ámbito político, como puede verse en el caso de Sabina y Adriano, cuya conflictiva vida conyugal es bien conocida gracias a ciertos testimonios de la literatura greocolatina. De cualquier modo, por medio de una eficaz propaganda imperial, Plotina y sus sucesoras constituyeron un excelente “soporte dinástico en la construcción del poder” y se convirtieron en “eficaces instrumentos de legitimidad” de los príncipes gobernantes. En el caso de la última etapa, “L´etá degli Antonini”, que abarca desde Antonio Pío hasta Cómodo, sobresale el afán de convertir a las princesas en mujeres muy ricas, depositarias y propietarias del patrimonio familiar, para evitar que se incorporara y añadiera a los bienes de la casa imperial. Aunque los autores grecolatinos cuestionan la moralidad de las esposas de estos príncipes, sobre todo las dos Faustinas, de las que critican su arrogancia, y se alude al caso de Lucila, que participó en el fallido complot para asesinar a su hermano Cómodo, paradójicamente se las atribuía una imagen pública ligada a la pietas, la pudicitia o la felicitas. Tras revisar las visiones de los autores antiguos y modernos, Francesca Cenerini observa una evolución en el papel de las princesas, que liga también a cambios en la posición del resto de la población femenina de la sociedad imperial; en la obra se insiste en su papel como modelos de feminidad para las restantes mujeres del Imperio, quizá con el afán de contrarrestar las limitaciones de su influencia política, sobre todo legales. En cualquier caso, se observa claramente cómo los comportamientos de los parientes femeninos de la dinastía julio-claudia suelen igualarse con los atribuidos a los varones, de modo que a “un mal príncipe corresponde una mala princesa”, como madre o esposa. Y bajo los Antoninos será cuándo se perciba una clara ruptura con el pasado, ya que aparecen “pésimas consortes de los mejores emperadores”, de los que se exhibe su fracaso por su incapacidad para controlar la voluntad de sus esposas, ya que “toleraron que se les dedicaran honores que no merecían”. Lamentablemente para el público lector, la autora finaliza aquí su obra sin proseguir con los poderosos y atractivos personajes femeninos de la dinastía severa, apuntando que se delineaba un nuevo papel de la presencia femenina en el centro de poder con la llegada a Roma de estas mujeres sirias. Al final del libro, se recoge una frase de Robert Turcan, que parece reflejar bien la opinión de Francesca Cenerini sobre las princesas de la Roma imperial en sus dos primeros siglos; en concreto, reflexiona sobre el hecho de que “el grado de sufrimiento fue proporcional al de su poder, que intentaron ejercer a través del consenso”. Una excelente reflexión final que sintetiza sus puntos de vista sobre las mujeres influyentes en la actividad política del Imperio romano. Fueron “poderosas”, desde el momento en que llegaron a compartir los honores divinos con sus colegas masculinos. Sin duda, la concesión del título de divae muestra el alcance de su reconocimiento público, pero era absolutamente necesario para reforzar el poder del príncipe. En mayor o menor medida, con bastantes desaciertos, los personajes femeninos de las dinastías que gobernaron el Imperio romano quisieron involucrarse en las tareas políticas aprovechando su posición en el seno de la domus. Como la autora italiana pone de manifiesto, ARYS, 8, 2009-2010, 223-246 ISSN 1575-166X 228 RESEÑAS sus acciones no merecieron los mismos juicios que las protagonizadas por los príncipes, tanto en los autores grecolatinos como entre los contemporáneos. Por todo ello, esta obra merece una atenta lectura, ya que se ofrecen explicaciones alternativas a las emitidas por la literatura antigua y la historiografía moderna de tinte tradicional a propósito de la labor de las princesas. El lector encontrará en sus páginas una rica información literaria de los autores grecolatinos que se complementa con la oportuna ilustración de testimonios iconográficos o incluso epigráficos. Destaca asimismo el amplio estado de la cuestión que se ofrece, en el que la autora muestra su dominio de la bibliografía actual sobre el tema, del que se proporciona un listado amplio y detallado de títulos. En suma, nos encontramos ante un libro denso en contenidos y rico en sugerencias, de interés para quienes deseen profundizar en el conocimiento de la sociedad romana antigua a partir de los hechos protagonizados o atribuidos a las mujeres de la familia imperial de las Julio-claudias a las Antoninas. ARYS, 8, 2009-2010, 223-246 ISSN 1575-166X RESEÑAS 229 CHAPA BRUNET, T.; IZQUIERDO PERAILE, I. (coords.), La Dama de Baza. Un viaje femenino al Más Allá. Ministerio de Cultura. Madrid, 2010. Jorge García Cardiel. UCM. Pese a los conflictos legales que originó, pese a las dificultades con su restauración y conservación, y pese a lo complejo de su interpretación (aspectos todos ellos recogidos en el volumen que reseñamos), la escultura que el equipo de F. J. Presedo halló en 1971 en la necrópolis de Cerro del Santuario (Baza, Granada), concretamente en el interior de la sepultura de cámara 155, no tardó en convertirse en uno de los grandes iconos de la cultura ibérica y de la prehistoria española en general. La llamada Dama de Baza no se nos presenta tan “perfecta” como la de Elche, pero a cambio pudo ser recuperada en un contexto arqueológico controlado; no resulta tan monumental como la torre de Pozo Moro, pero ha llegado hasta nosotros completa; no muestra quizás una iconografía tan variada como las esculturas de Cerrillo Blanco, pero su posición en la tumba y el hallazgo de restos humanos en su interior hacen su interpretación mucho más sorprendente y compleja. Todo ello, como era de esperar, ha convertido a la Dama de Baza en una de las piezas arqueológicas peninsulares más estudiadas a lo largo de las ya cuatro décadas que median entre su descubrimiento y el momento presente. A los estudios que su descubridor dedicó a tan interesante hallazgo1, sucedió el artículo en el que J.M. Reverte daba a conocer los resultados del análisis de los restos humanos documentados en el interior de la escultura2, artículo que refutaba la tradicional interpretación de la tumba como el enterramiento de un jefe guerrero. De hecho, el texto de Reverte apareció inscrito en un volumen colectivo publicado por el MAN en el que por primera vez diversos autores se reunían para tratar de aportar nuevas ideas sobre la escultura bastitana. Un proyecto similar surgió más de una década después, cuando el hallazgo de una nueva escultura antropomorfa en otra de las necrópolis de Basti sirvió como excusa para que diversos autores volvieran sobre el estudio de la Dama y construyeran entre todos 1 PRESEDO, F.J.: La Dama de Baza. Madrid, 1973. Ídem, “La Dama de Baza”, en Trabajos de Prehistoria 30, 1973:XXX-XXX. Ídem, La necrópolis de Baza. Madrid, 1982. 2 REVERTE COMA, J.M.: “Informe antropológico y paleopatológico de los restos cremados de la Dama de Baza”, en Catálogos y Monografías del MAN 10, 1986:187-192. ARYS, 8, 2009-2010, 223-246 ISSN 1575-166X 230 RESEÑAS una perspectiva plural y renovada3. Recientemente, en la Universidad Autónoma de Madrid se creó un último foro de estas características, en esta ocasión con el pretexto de un Congreso Internacional de Arqueología Bastetana4, en el que nuevamente la Dama de Baza cobró un especial protagonismo. Es en esta línea de investigaciones compartidas y contrastadas, en esta línea de debate en resumidas cuentas, en la que se gesta el volumen editado por T. Chapa Brunet e I. Izquierdo. Se trata de una obra colectiva que recoge los textos relativos a las comunicaciones que se defendieron en el encuentro que tuvo lugar en dependencias del Museo Arqueológico Nacional en noviembre de 2007. Aprovechando la ocasión de la remodelación de las salas de Cultura Ibérica del MAN (remodelación durante la cual se pudieron llevar a cabo nuevos análisis de la Dama, y tras la cual era necesario solemnizar de alguna manera la puesta de largo de una de sus principales piezas-faro), y con la intención de actualizar nuestros conocimientos sobre la célebre escultura ibérica tras una década más de debate, T. Chapa e I. Izquierdo lograron reunir a muchos de los expertos que más han trabajado sobre los diversas líneas de investigación que convergen en la Dama de Baza, procedentes de una larga lista de universidades y centros de estudio de todo el territorio nacional, y también de fuera de éste. Gracias a esta diversidad de autores y de instituciones representadas, los textos resultantes del Encuentro constituyen un buen exponente de las tendencias actuales que mueven a la investigación de la cultura ibérica en la actualidad. Los estudios iconográficos, la Arqueología Espacial, la Arqueología de la Muerte y, sobre todo (tal y como demuestra el propio título del Encuentro), la Arqueología de Género son las líneas predominantes que han seguido los diferentes investigadores, y de hecho buena parte de estas líneas confluyen en mayor o menor medida en los textos de muchos de ellos. En cuanto a sus perspectivas epistemológicas, éstas varían según los autores desde posturas historicistascomparativistas tradicionales hasta otras ciertamente postmodernas, pasando por ejemplo por el estructuralismo heredero de la Escuela de París de R. Olmos, o la Arqueología Cognitiva de influencia británica de A. Uriarte. El enfoque de las coordinadoras del Encuentro y de las editoras de las Actas resultantes, tal y como se pone de manifiesto en el título del mismo y en el artículo que dichas autoras firman, fue el de indagar en la ideología y la escatología ibéricas a partir de una de las piezas tenidas como más representativas de esta cultura, la Dama de Baza, poniendo especial énfasis en posturas modernas y comprometidas con la cuestión del género y su lectura en el registro arqueológico. Resultado de lo cual fue la estructura de las Actas, consecuente lógicamente con la estructura que guardó el propio Encuentro. Así, a un apartado introductorio en el que se tratarían cuestiones historiográficas seguiría un segundo apartado dedicado a la ubicación de la Dama en el espacio, tanto a nivel macro (“El paisaje de la necrópolis…”) como meso (“El contexto de la Dama en el te3 SAN MARTÍN MONTILLA, C.; RAMOS LIZANA, M. (coords.): El Guerrero de Baza. Sevilla, 1999. 4 ADROHER AUROUX, A.M.; BLÁNQUEZ PÉREZ, J.J. (eds.): I Congreso Internacional de Arqueología Bastetana. Madrid, e.p. ARYS, 8, 2009-2010, 223-246 ISSN 1575-166X RESEÑAS 231 rritorio de Basti”) y microespacial (“La tumba de la Dama…”). El tercer bloque de comunicaciones estaba dedicado al análisis e interpretación de la escultura en cuanto a producción material, y de los artefactos y restos óseos que la acompañaban en la tumba 155, incluyendo también un trabajo museográfico firmado por A. Rodero que quizás hubiera encontrado mejor acomodo en el apartado introductorio-historiográfico. A continuación, un amplio conjunto de artículos aparece dedicado a la Dama en cuanto que mensaje iconográfico, y a la posible interpretación de los mensajes que se esconden detrás de cada uno de sus adornos, posturas y detalles. Finalmente, un último apartado (que por la estructura del volumen casi parece conclusivo) se concentró en la relación de la Dama con las otras tumbas de la necrópolis y a su imbricación con lo que sabemos del mundo funerario y de la escatología ibéricas. Ahora bien, el volumen que nos ocupa no es una monografía sino las Actas de un encuentro, y, como era de esperar, esta estructura teórica en la práctica aparece bastante difuminada. Varios de los artículos que conforman la obra (empezando por el de las propias editoras, por cierto) sobrepasan en nuestra opinión los objetivos explicitados en sus títulos, por lo que resultan difícilmente encuadrables en uno u otro bloque, y sobre todo los dos últimos apartados (el iconográfico y el dedicado a la Arqueología de la Muerte) resultan enormemente cercanos. El libro (y el Encuentro) lo abrió R. Sanz, quien redacta una interesante valoración de la importancia de la Dama de Baza, que para la entonces directora del MAN no sólo constituía una de las piezas más importantes del Museo sino uno de los iconos identitarios españoles, comparable sólo (explícita o, las más de las veces, implícitamente) con la Dama de Elche. R. Peñafort, hija del dueño de la parcela en la que apareció la Dama (quien, recordémoslo, protagonizó una larga y bochornosa pugna con el Estado por la titularidad de la Dama, pugna que puso de manifiesto las deficiencias de la antigua normativa de Patrimonio), nos ofrece a continuación su emotiva y pintoresca visión del hallazgo de la escultura y de los litigios a que éste dio lugar. I. Izquierdo y T. Chapa, por su parte, no sólo trazan una introducción historiográfica, sino que intentan argumentar la interpretación de la Dama de Baza como representación de una mujer concreta, todo ellos desde perspectivas postmodernas en las que lo simbólico y las percepciones juegan un gran papel. L. Sánchez abre el segundo bloque del volumen analizando el “paisaje” de la necrópolis de Baza. Añadimos las comillas ya que la mención al paisaje en el título puede llevar fácilmente a equívocos, pues no se refiere a la concepción postmoderna de tradición británica de Paisaje como construcción ideológica, ni tampoco al concepto que para las necrópolis ibéricas diseñó y divulgó M. Almagro5, sino que el suyo es un artículo meramente descriptivo en el que analiza desde el punto de vista de la geografía física la actual Hoya de Baza, indicando simplemente que las condiciones físicas de ésta posiblemente no hayan cambia5 ALMAGRO GORBEA, M.: “El paisaje de las necrópolis ibéricas y su interpretación sociocultural”, en Stratto della Rivista di Studi Liguri 44 (1-4), 1983:199-218. ARYS, 8, 2009-2010, 223-246 ISSN 1575-166X 232 RESEÑAS do desde el Calcolítico hasta la actualidad. En el otro extremo epistemológico, A.M. Adroher y A. Caballero analizan el contexto espacial de la necrópolis desde posturas filosóficas postmodernas (de hecho, la introducción teórica que abre el artículo resulta reveladora) acordes, a pesar de no admitirlo abiertamente, con el paradigma desarrollado por A. Ruiz y M. Molinos para la Alta Andalucía6. J.J. Blánquez, por último, utiliza documentación inédita hasta la fecha para profundizar en el estudio de la tumba en la que apareció la Dama, llegando a conclusiones novedosas, alguna de las cuales ciertamente controvertida, como la negación de que se trate de una tumba de cámara análoga a las típicamente bastetanas, o como la interpretación de la presencia de la Dama en la tumba como una reutilización de dicha escultura para un fin distinto al que fue producida. A. Rodero realiza una interesante descripción de las gestiones que llevaron a la Dama de Baza a formar parte de la colección permanente del MAN y los trabajos de conservación y museología que concernieron a ésta, describiendo la normativa legal en cada momento y aprovechando para, por una parte, dar la réplica a la mencionada R. Peñafort y a la apología que ésta había dedicado a su padre, y por la otra, detallar los errores de los anteriores programas museográficos y defender la reciente remodelación de la Salas de Cultura Ibérica del MAN. A continuación, algunos de los expertos que recientemente han llevado a cabo análisis físico-químicos sobre la escultura detallan sus resultados, aprovechando de paso para resumir los trabajos anteriores de este tipo. G.J. Trancho y B. Robledo aportan un nuevo estudio paleoantropológico sobre los restos cremados hallados en el interior de la estatua, estudio que pretende completar el que década y media antes había llevado a cabo el controvertido J.M. Reverte sobre estos mismos restos y que de hecho llega a unos resultados similares, que confirman la condición de mujer treintañera de la difunta allí enterrada. J. Pereira estudia la tipología y las decoraciones de los vasos aparecidos en la tumba en la que se hallaba la Dama, buscando paralelos de estos vasos en otros enterramientos peninsulares y concluyendo la existencia de un determinado ritual aristocrático arcaico que incluiría la utilización de este tipo de recipientes. F. Quesada, por su parte, se encarga del análisis de las armas, arguyendo que éstas pertenecerían a cuatro panoplias distintas típicas del siglo IV a.C. (algo que ya había demostrado en su clásico estudio del armamento ibérico7), argumentando estadísticamente que éstas deben ser interpretadas como ofrendas más que como ajuar de la difunta propiamente dicho, y defendiendo que en todo caso las armas no denotan la función guerrera del difunto sino su pertenencia a una elite aristocrática. Este tema también es tratado por M. Bendala, pero en esta ocasión desde una perspectiva totalmente distinta, mucho más dependiente de las fuentes literarias y de otras representaciones iconográficas ibéricas, independientemente de que éstas pertenezcan a épocas distintas a la de la Dama de Baza, todo lo cual le lleva a concluir la existencia de combates gladiatorios en honor de los difuntos en el mundo ibérico. 6 RUIZ RODRÍGUEZ, A.; MOLINOS, M.: Iberos en Jaén. Jaén, 2007. 7 QUESADA SANZ, F., El armamento ibérico. Estudio tipológico, geográfico, funcional, social y simbólico de las armas en la cultura ibérica (siglos VII-I a.C.). Montagnac, 1997. ARYS, 8, 2009-2010, 223-246 ISSN 1575-166X RESEÑAS 233 C. Aranegui abre un nuevo bloque de las Actas estudiando la irrupción de la representación femenina en la iconografía ibérica a partir del siglo IV a.C., y argumentando que estas figuraciones no deben ser interpretadas como diosas sino como mujeres concretas, si bien quizás divinizadas. L. Abad, por el contrario, da por sentado el carácter religioso de toda representación femenina ibérica, y a partir de la descripción de la Dama y de otras piezas ibéricas similares establece una serie de paralelismos que le dan ocasión de hablar de la aparición de un nuevo esquema iconográfico (que él denomina un “nuevo estilo”). A. Perea estudia las joyas representadas en la escultura, intentando interpretar la significación social que éstas pueden esconder, desde la perspectiva de que “lo femenino” es una “categoría atemporal”, y que por tanto resulta lícito comparar joyas de épocas muy diversas. Una aproximación parecida, aunque no centrándose ya en la Península Ibérica sino en todo el Mediterráneo, es la protagonizada por M. Dewailly, quien llega a la conclusión de la pluralidad de significados que las joyas pueden esconder (máxime, añadiríamos nosotros, si se estudia conjuntamente joyas griegas e ibéricas, del Bronce Final y de época helenística). L. Prados, finalmente, estudia la representación de la mujer a lo largo del arte peninsular del I milenio a.C., concluyendo a partir de la acumulación de datos el destacado papel que las féminas han tenido en estas sociedades. El último grupo de artículos viene encabezado por el trabajo de R. Olmos y T. Tortosa, quienes analizan la relación entre las mujeres y las aves en el imaginario ibérico a partir de la iconografía, trazando una compleja y poliédrica red de significados entrecruzados, muchos de los cuales de hecho confluyen en una posible interpretación de la Dama de Baza. C. Rísquez, M.A. García Luque y F. Hornos utilizan la Arqueología de la Muerte desde una postura feminista, proponiendo a partir de una serie de apreciaciones recogidas en cuatro necrópolis una posible matrilinealidad primigenia en la cultura ibérica, que sería desplazada por la patrilinealidad a partir del siglo IV a.C. Finalmente, A. Uriarte aplica unos concienzudos a la par que refrescantes postulados contextuales-cognitivos para definir una serie de “categorías semánticas” en torno a las cuales podrían definirse las identidades sociales de los difuntos enterrados en Baza. A pesar de que cada artículo se acompaña de una bibliografía específica, el volumen que nos ocupa se cierra con una bibliografía general, compuesta por todos aquellos estudios que han tratado directamente la Dama de Baza o la necrópolis en la que ésta apareció, lo cual resulta enormemente útil para el investigador no especializado en el tema que quiere profundizar en la historiografía del mismo. La bibliografía final también incluye algunas páginas web, pero en este caso la búsqueda bibliográfica no ha sido tan concienzuda. Para terminar de comentar la edición, resulta necesario añadir que los diversos textos aparecen acompañados por una gran cantidad de fotos a todo color de muy buena calidad, así como de innumerables gráficos, mapas y tablas, que complementan a la perfección la información escrita y que revelan aspectos poco conocidos pero enormemente sugestivos de la Dama de Baza. La selección de fotografías además ha sido muy cuidada, evitándose las repeticiones de las mismas imágenes en distintos artículos que resultan tan habituales en las Actas de los congresos. ARYS, 8, 2009-2010, 223-246 ISSN 1575-166X 234 RESEÑAS Como conclusión final, tan sólo destacar que creemos que estas Actas constituyen la prueba más evidente de que los objetivos que se propusieron las organizadoras del Encuentro no han podido ser alcanzados de una manera más satisfactoria. Pese a alcanzarse conclusiones diferentes (como no podía ser de otra manera, dada la variedad de perspectivas y de puntos de partida), el diálogo entre los distintos especialistas ha resultado enriquecedor, como se pone de manifiesto por las continuas referencias que cada autor hace a los trabajos de los demás recogidos en el propio volumen, lo que demuestra hasta qué punto la investigación sobre la Dama ha dado un gran salto adelante gracias al Congreso. La pluralidad de resultados alcanzados tan sólo prueba la complejidad que nuestro conocimiento sobre el mundo ibérico va alcanzando, lo cual, desde luego, no es nada desesperanzador. ARYS, 8, 2009-2010, 223-246 ISSN 1575-166X RESEÑAS 235 MANNING, J.G. The last Pharaos. Egypt under the Ptolemies, 305-30 BC. Princeton (New Jersey), Oxford: Princeton University Press, 2010. 264 pp., 18 ilustraciones. ISBN: 978-0-691-14262-3. Amaia Goñi Zabalegui Universidad de Salamanca La historia del Egipto ptolemaico ha sido tradicionalmente considerada y estudiada en términos de decadencia y ruptura por una disciplina histórica volcada en una Antigüedad definida por el auge y el declive de las grandes civilizaciones. De esta forma, desde esta perspectiva, el Egipto helenístico constituye una etapa de transición, difusa y apagada, entre el esplendor del Egipto faraónico y la grandeza de Roma instaurada sobre la tierra del Nilo. A su vez, las múltiples particularidades que rodean al estudio del Egipto helenístico han otorgado a esta realidad histórica un lugar especial entre las civilizaciones del Mediterráneo antiguo, distinción por la cual ha estado, en ocasiones, relegada a un segundo plano dentro del estudio del mundo clásico. Sin embargo, la última década del siglo pasado sirvió para consolidar una nueva forma de entender y analizar la historia del Egipto ptolemaico, cuya aparición radica principalmente en los avances de la papirología y la arqueología. En concreto, la edición de nuevos papiros en lengua demótica ha abierto un amplio campo de nuevas realidades que urgen una revisión y reformulación de la historia del Egipto lágida. El camino a seguir parte, de esta forma, de la consideración del período helenístico de Egipto como parte de una historia global que se sustenta en los vínculos entre el territorio egipcio, su pasado, la sociedad local, los extranjeros, la dinastía ptolemaica, los reinos helenísticos y las culturas del Mediterráneo antiguo. Esto es, un cúmulo de elementos fruto de un amplio marco histórico que refleja con exactitud la complejidad de este periodo. Así, es en este contexto en el que se inserta la obra aquí presentada. En palabras del autor, el objetivo fundamental de este monográfico reside en analizar “(…) the Ptolemies from an Egyptian perspective, with the aim of understanding how, by adopting a pharaonic mode of governance, they fit themselves into longterm Egyptian history, and how, in turn, they shaped Egyptian society and were shaped by it.”1 De esta manera, para estudiar la creación del Estado ptolemaico 1 Op. cit. p. 1 ARYS, 8, 2009-2010, 223-246 ISSN 1575-166X 236 RESEÑAS y tras realizar un detallado estudio de la naturaleza del mismo, J.G. Manning aborda la política económica de los lágidas, sobre la que se sustenta un nuevo sistema económico y legal. En aras de establecer un marco desde el cual poder analizar la dinastía ptolemaica dentro de la historia de Egipto, en el primero de los capítulos, el autor realiza un breve recorrido por las dinastías del primer milenio a. C. Partiendo desde el final del Reino Nuevo, se detiene especialmente en la época saíta, período de unificación territorial y expansión por el Mediterráneo del cual, argumenta, provienen múltiples estructuras sobre las que se erige el Estado ptolemaico. A su vez, este capítulo introductorio sirve a Manning para poner de manifiesto las similitudes entre las políticas de legitimación de las diversas dinastías de de los últimos siglos. A través del segundo capítulo, titulado “The historical understanding of the ptolemaic state” y el tercero, “Moving beyond despotism, economic planning and state banditry”, la obra incide en la naturaleza del Estado ptolemaico. En primer término, el autor realiza un análisis historiográfico de dicha cuestión, deteniéndose en los tres modelos principales a través de los cuales ha sido interpretado tradicionalmente el gobierno de la dinastía ptolemaica. Así, concluye que la comprensión centrada en el despotismo oriental, el dirigismo económico o en un análisis colonialista de la sociedad egipcia es del todo incompleta e impide ajustarse a la complejidad de la realidad histórica tratada. De esta forma, en el siguiente capítulo, el autor propone trascender estas interpretaciones centradas exclusivamente en el poder real y, por tanto, en unos vínculos unidireccionales entre el rey y la sociedad egipcia, mediante la definición del Estado ptolemaico como un exitoso “Estado burocrático premoderno”2. Así, es esta perspectiva la piedra angular sobre la que se erige el planteamiento de Manning, ya que permite ajustarse a los matices de la realidad histórica a través de la observación del acuerdo y las relaciones establecidas entre la monarquía lágida y el resto de grupos constitutivos del Estado ptolemaico. De esta forma, la relación entre el rey y el resto de actores de la sociedad constituye la base de las estrategias a través de las cuales el Estado organiza la economía, elemento clave de su desarrollo y consolidación. Así, en el cuarto capítulo se analiza la política económica, definida por la continuidad y prolongación de estructuras preexistentes y el papel desempeñado por una nueva burocracia, base de un sistema en continuo diálogo con los diferentes actores políticos y liderado por una monarquía de naturaleza híbrida. Partiendo de las premisas de continuidad institucional y acuerdo entre los núcleos de poder, el quinto capítulo aborda el nuevo sistema económico instaurado por los Ptolomeos. De esta forma, las obras de C. Préaux y M. Rostovtzeff resultan una referencia obligada cuyos planteamientos, centrados en el mercantilismo económico, sin embargo, han sido cuestionados por muchas de las nuevas aportaciones en cuya línea se inserta la obra reseñada. A pesar de un 2 Concepto que completa el “imperio burocrático” propuesto por Eisenstadt en The political systems of empires (New Brunswick: Transaction Publishers, 1993) ARYS, 8, 2009-2010, 223-246 ISSN 1575-166X RESEÑAS 237 planteamiento y una planificación de la economía, el sistema del Estado ptolemaico se caracteriza para Mannig por su flexibilidad e integración en estructuras previas, si bien introduce novedades en el sistema fiscal a través de nuevas instituciones y el proceso de monetización. Para finalizar, el sistema legal resulta imprescindible, según el autor, para el funcionamiento de la política económica de los Ptolomeos. Así, el capítulo sexto da cuenta de la acciones del Estado lágida en el campo de la recopilación y las reformas legislativas, desarrolladas en el marco de una tradición jurídica definida por la multiplicidad de fuentes de derecho y adaptada a los cambios de una sociedad tan compleja como la del Egipto helenístico. Por lo tanto, la continuidad y la interacción con las estructuras e instituciones previas y, en definitiva, con la historia de Egipto, constituyen para el autor las claves desde las cuales se debe estudiar la creación y el desarrollo del Estado ptolemaico. De esta forma, la reivindicación de una perspectiva egiptológica de la historia del Egipto lágida, claramente perceptible en la obra reseñada, permite insertar ésta en un contexto más amplio (el de la historia egipcia y el Mediterráneo oriental) y comprenderla en su complejidad. A su vez, esta perspectiva desarrollada en las últimas décadas otorga a la civilización helenística de Egipto la entidad arrebatada durante largo tiempo por la historiografía. Junto con la perspectiva egiptológica, el autor se centra eminentemente en el campo económico en su aproximación a la creación del Estado ptolemaico. En este sentido, una mayor atención a la política dinástica (en concreto, a la ideología real y a las estrategias de legitimación), así como a la cultura y a la religión como herramientas clave de la configuración estatal, podrían completar este estudio. Asimismo, la evolución y los cambios percibidos en los elementos analizados por Manning a lo largo de los casi tres siglos de dominio lágida podrían ser planteadas en otro apartado de la obra. No obstante, a pesar de estas consideraciones, el trabajo de Manning constituye un estudio completo y una obra de referencia a la hora de abordar la historia del Egipto ptolemaico, puesto que consigue distinguir y adaptarse a las sutilezas de la realidad histórica. Este logro se debe, en gran medida, a la atención prestada por el autor a las redes sociales, método con el que penetra en las estructuras más complejas y particulares del Egipto ptolemaico, sustrato del Estado lágida. En suma, podemos considerar a The last pharaohs. Egypt under the Ptolemies como un trabajo ejemplar dentro de esta nueva forma de entender la historia del Egipto ptolemaico, un camino transitado desde hacer relativamente poco en el que avanzarán las investigaciones futuras que mejor comprendan los entresijos de esta etapa excepcional pero partícipe, en todo momento, de la historia de Egipto. ARYS, 8, 2009-2010, 223-246 ISSN 1575-166X RESEÑAS 239 Robin LANE FOX: Héroes viajeros. Los griegos y sus mitos, Barcelona, Crítica, 2009, 596 pp. [ISBN: 978-84-8432-983-1] Fernando Notario Pacheco. UCM. El estudio de la mitología griega siempre ha sido uno de los temas más atractivos para las élites intelectuales del mundo occidental. Las historias y narraciones de luchas cósmicas, amores imposibles, aventuras emocionantes y muertes atroces tienen una fascinación difícilmente resistible para cualquier alma sensible. La mitología invoca temas que apelan a lo más profundo del ser humano: el miedo a la muerte, la inferioridad ante lo divino, la evanescencia de la vida y, en definitiva, todo aquello con lo que nos podemos sentir identificados, seamos un erudito barroco, un pintor prerrafaelita o un estudioso contemporáneo. No obstante, los mundos de encantamientos, monstruos y dioses que teje la mitología, tan alejado de nuestra experiencia humana como cualquier novela de cienciaficción contemporánea, no debe hacernos olvidar que en última instancia se tratan de narraciones humanas creadas en unos contextos históricos concretos, por parte de unos compositores integrados en unas circunstancias sociales, políticas, económicas y culturales que condicionan toda su obra. Los trabajos sobre los significados de la mitología griega son múltiples y variados. Quizás, en el ambiente de los estudios clásicos contemporáneos, los más significativos son aquellos que se han producido desde lo que se ha dado en llamar la “escuela de París” o el “Observatorio de París” (Iriarte, A.; Sancho Rocher, L. (Eds.): Los antiguos griegos desde el observatorio de París, Málaga, 2010). Su postura apuesta por la inserción de los relatos míticos dentro de todo el entramado histórico-cultural de las sociedades griegas, dotándoles así de un nuevo sentido en tanto en cuanto portadores de concepciones socioculturales de gran calado. Los estudios más conocidos de este paradigma de interpretación puede que sean los de Jean-Pierre Vernant, que trabajó en varias ocasiones en el fatigoso asunto de dotar de sentido a las narraciones míticas más variadas (Mythe et pensé chez les grecs: études de psychologie historique, Paris, 1971; Mythe et societé en Grèce ancienne, Paris, 1979; L´univers, les dieux, les hommes, Paris, 1999). Estos trabajos, aunque son profundamente interesantes y nos han ayudado a comprender mejor la relación entre el mundo griego y su trasposición al imaginario mítico, no se preocupan generalmente tanto por la evolución, transformación y modificación de las narraciones míticas tanto como de su análisis desde una óptica marcada por la perspectiva estructuralista. ARYS, 8, 2009-2010, 223-246 ISSN 1575-166X 240 RESEÑAS Otra senda, no opuesta, sino complementaria, a los análisis llevados a cabo desde la perspectiva francesa es la que presenta el doctor Robin Lane Fox en el presente libro. Conocido por el público español sobre todo por su popular biografía de Alejandro Magno (Alejandro Magno: conquistador del mundo, Madrid, 2007) o por su manual de historia del mundo clásico (El mundo clásico. La epopeya de Grecia y Roma, Barcelona, 2007), el profesor Lane Fox es uno de los estudiosos más destacados por su conocimiento de las realidades del Mediterráneo oriental en época antigua. En esta ocasión, su erudición se pone de manifiesto en el extenso análisis que hace de la aparición de varios temas míticos en una época concreta, el siglo VIII a.C., un periodo en el que tradicionalmente se han destacado los vínculos que mantiene la cultura griega con el mundo oriental. El autor propone reconsiderar las perspectivas que hacen del entramado mítico griego un producto subsidiario de las tradiciones orientales, como una especie de sombra más o menos dependiente de las estructuras religiosas originales. Para ello, se resuelve a recrear el ambiente histórico en el que se construyen diversas asociaciones entre elementos del entramado mitológico griego relacionados de una u otra manera con las tradiciones orientales y su proyección a realidades geográficas concretas por parte de los primeros colonizadores eubeos. El libro se encuentra dividido en cuatro grandes apartados, cada uno de los cuales consta de varios capítulos. El primer apartado, aparte del prólogo (pp. 1115), se trata de una visión general del ambiente histórico en la cuenca del Mediterráneo y más allá en el siglo VIII a.C. (“El vuelo de Hera”, pp. 17-65; caps. 1-3), mientras que el segundo nos ofrece una extensa y pormenorizada descripción arqueológica del proceso de colonización eubea, desde las costas de Asia hasta la isla de Pitecusa (“Oriente y occidente”, pp. 67-219; caps. 4-10). El interés por los temas puramente mitológicos es abordado en la tercera parte (“Mitos viajeros”, pp. 221-401; caps. 11-18), y el estudio se cierra finalmente con una cuarta parte, dedicada al análisis de diversos problemas que plantean los poemas épicos de Homero y Hesíodo (“Historias ad hoc”, pp. 403-458; caps. 19-21). Después de estos apartados se incluye un erudito anexo acerca de la cronología de Homero (“Cronología de Homero, pp. 459-464”), las notas finales (pp. 465-525) y una exhaustiva y actualizada bibliografía (pp. 527-579), aparte de los índices de mapas, analítico y temático y los créditos de las ilustraciones (pp. 581-596). Como puede verse, el libro del profesor Lane Fox es muy amplio y trata muchos temas diferentes, construyendo así una obra que llama la atención sobre todo por la enorme cantidad de datos de variada naturaleza en la que se apoya (arqueológica, epigráfica, textual, toponímica…). Sin lugar a dudas, se trata de un estudio muy interesante para todo aquel que se encuentre interesado en el siglo VIII a.C., independientemente del interés que tenga el lector por las narraciones mitológicas. No en vano el segundo apartado es uno de los más prolongados del conjunto, y puede leerse casi como un tratado independiente de la arqueología de las primeras colonizaciones eubeas. Debido a imposiciones de espacio, vamos, no obstante, a centrar nuestro análisis en los principios con los que el profesor oxoniense se enfrenta a la construcción de los lugares míticos, que ocupa sobre todo la tercera parte de su trabajo, dejando de lado, aunque no ARYS, 8, 2009-2010, 223-246 ISSN 1575-166X RESEÑAS 241 por ello minusvalorando, las otras partes de la obra, que merecen una lectura atenta por parte de cualquier interesado en la antigüedad griega. El principio fundamental con el que opera el Dr. Lane Fox es que los griegos, concretamente los eubeos, a medida que van ampliando sus conocimientos del mundo, lo reconstruyen ideológicamente de acuerdo con sus propias estructuras mítico-religiosas y culturales. Esta reconstrucción simbólica del paisaje se muestra a través del análisis de varios temas míticos que pueden asociarse a la colonización eubea, concretamente los del viaje de Ío (no así los de Heracles y Dédalo, atribuidos a otras sociedades griegas en otros contextos históricos) (cap. 12, “Errores de traducción”, pp. 251-273), la leyenda de Mopso (cap. 13, “Un profeta viajero”, pp. 275-297), la trágica historia de Adonis (cap. 14, “Amantes viajeros”, 299-315), las historias en torno a las guerras cósmicas entre los dioses (cap. 15, “Un monte viajero”, pp. 317-335; cap. 16, “La gran castradora”, pp. 337359) o entre dioses y monstruos (cap. 17, “Monstruos viajeros”, pp. 361-385; cap. 18, “Campamento junto al campo de batalla”, pp. 387-401). Todos estos relatos tienen en común la circunstancia de que son, como el mismo autor los denomina, “mitos viajeros”, leyendas cuyo contenido y representación geográfica va desplazándose de un lado a otro del Mediterráneo junto a esos héroes viajeros que son los eubeos, según la interpretación de Lane Fox. Estos siguen una pauta de comportamiento típica del mundo griego posterior, perceptible sobre todo en momentos en los que miembros de la cultura griega entran en contacto directo con el mundo oriental. El autor, gran conocedor de la figura de Alejandro Magno, utiliza con gran habilidad los textos que describen el modo en que las personas de su entorno, como Calístenes, se acercan a las maravillas que se encuentran en su camino y las integran en su entramado mítico-religioso y cultural. Estos escritos le proporcionan una base sobre la que suponer la manera en la que estos procesos de integración y recreación cultural pudieron haber actuado en las mentes de los viajeros eubeos. En realidad, se le puede reprochar en este punto al autor una cierta tendencia a suponer que los viajeros del siglo VIII a.C. muestran una disposición similar a la de los macedonios y compañeros griegos de Alejandro en Asia, aunque hay que reconocer que si bien el uso de estos textos resulta ciertamente llamativo y hasta cierto punto chocante, la argumentación del profesor Lane Fox no descansa realmente en ellos y que el entramado mediante el cual se recrean las condiciones de apropiación de algunos aspectos del mundo oriental destaca por la variedad de sus datos y la fuerza de sus razonamientos. Los mitos viajeros de los que hemos hablado, entonces, se perfilan como recreaciones culturales de realidades orientales e indígenas con las que los eubeos se encontraron en sus periplos. Cada vez que los colonos, mercaderes, mercenarios o piratas se encontraban con un elemento que por algún motivo les recordaba a sus propias tradiciones míticas, lo adoptaban, amoldándolo de diversas maneras a las estructuras mítico-narrativas precedentes, incluso si eso suponía reorganizar hasta cierto punto las creencias preestablecidas, como es el caso de la localización de Árima, el lugar donde el monstruoso Tifón había sido sepultado por Zeus, “duplicada” en un curioso viaje del sur de Asia Menor a las cerca- ARYS, 8, 2009-2010, 223-246 ISSN 1575-166X 242 RESEÑAS nías de Ischia según la interpretación del autor. En realidad, si bien el modelo parece más consistente para explicar algunos elementos que otros, en general parece bastante coherente y se nos presenta como una útil estructura conceptual para interpretar algunos rasgos de la mitología griega sin tener que caer en la dependencia extrema de la cultura escrita oriental, como venía haciéndose tradicionalmente. Algunos puntos del estudio, no obstante, es previsible que levanten cierta polémica, pues el autor se adhiere a algunas teorías que no son aceptadas por el conjunto de la investigación o bien propone interpretaciones muy osadas, por ejemplo, en el cuarto apartado del libro, acerca de ciertas lecturas de los poemas épicos, tanto de Hesíodo como de Homero (cap. 20, “La visión desde Ascra”, pp. 423-445). Por ejemplo, la adherencia a la opinión de la existencia histórica del poeta ciego, que viviría en Quíos en la primera mitad del siglo VIII a.C. puede ser muy criticada por parte de algunos estudiosos de los poemas homéricos. Asimismo, la reconstrucción que se hace del periplo vital de Hesíodo puede ser calificada como de demasiado atrevida, sobre todo si tenemos en cuenta lo poco que sabemos de la trayectoria personal del poeta de Ascra. El autor es dado también a presentar sus argumentos como si estuviera siguiendo una especie de investigación típica de la novela policiaca, donde todos los datos son dispuestos como si de un gran puzle se tratara y que al final nos premia con una bonita imagen de conjunto final. Sin embargo, este método de exposición, aunque atractivo y, desde luego, absorbente, peca en ocasiones de depender demasiado de ciertas pruebas y datos poco fiables, y a consecuencia de ello, estas imágenes finales pueden quedar un tanto emborronadas, aunque no del todo disueltas. Esto, en cualquier caso, nos lleva a reflexionar también acerca de un aspecto que muchas veces se descuida en las monografías de investigación histórica: la calidad literaria del texto. El Dr. Lane Fox es un consumado y apreciado escritor aparte de un notable erudito, y su estilo, muy personal, puede detectarse desde el momento en que uno empieza a leer el libro. La verdad es que la prosa del autor oxoniense en la traducción de castellana de Juan Rabaseda-Gascón y Teófilo de Lozoya es muy atractiva y anima al lector a seguir adelante incluso cuando la cantidad de datos hubiera podido sobrecargar fácilmente la exposición, un logro nada fácil de lograr y con el que, como si del espejo del nigromante de los viajes de Gulliver se tratara, consigue devolver momentáneamente a la vida a gentes que perecieron hace ya más de 2600 años. Quizás el momento culminante de este estilo de escritura se encuentre en los últimos párrafos del libro, donde Lane Fox fantasea, como si de un escritor de novela histórica se tratase, con la vida de un eubeo y su mujer. Sin embargo, esta forma de exponer la investigación histórica no debería hacernos caer en la tiranía de la forma sobre el contenido. Debemos recordar, en cualquier caso, que ningún efecto literario puede paliar la ausencia de un cuerpo de evidencias, aunque, y esto es algo que tiene que recalcarse, el Dr. Lane Fox no llega nunca a tales extremos y siempre dispone de un cuerpo de datos aceptables como base para sus, a veces, llamativas deducciones. En definitiva, el libro reseñado es una obra que merece la pena ser leída por cualquier persona que sienta curiosidad tanto por la época estudiada como, en ARYS, 8, 2009-2010, 223-246 ISSN 1575-166X RESEÑAS 243 general, por el sistema mitológico griego. Pese a algunos puntos cuestionables, el conjunto del trabajo es muy interesante y, aparte de ofrecernos una amena lectura, nos permite reflexionar acerca de las relaciones entre Oriente y Occidente y del modo en que el entramado mítico griego va forjándose en la mente de estos intrépidos marinos que fueron los eubeos que, como Odiseo, demostraron tener un multiforme ingenio a la hora de adaptar los nuevos mundos que exploraban a su propia manera de pensar las relaciones entre el universo, los dioses y los hombres. ARYS, 8, 2009-2010, 223-246 ISSN 1575-166X RESEÑAS 245 CANTARELLA, Eva: El dios del amor. Una introducción a los mitos y leyendas de la Antigüedad, Barcelona, Paidós, 2009. Iván Pérez Miranda. Universidad de Salamanca Eva Cantarela, prof. ordinaria de derecho griego y romano de la Università degli Studi di Milano, trata en este libro sobre el amor, la sexualidad, las emociones y la familia, recogiendo los mismos temas que abordó en los programas de radio “Sex and the polis” emitidos Radio Due en 20051. En el libro, la autora ha tenido ocasión de introducir modificaciones así como nuevos temas optando, al aumentar el volumen de material, por dividir la obra en dos partes, siendo esta que reseñamos la primera de ellas, referida a Grecia, mientas que la segunda parte tratará sobre Roma. La autora ha realizado el esfuerzo de crear un auténtico libro de divulgación, brillantemente escrito, con un estilo ameno, y liberado de notas a pie de página pues, como ella misma dice, el público al que va destinado no las necesita. Eva Cantarella consigue que la lectura atraiga al lector y sin duda contribuye a algo tan necesario en nuestro tiempo como fomentar el interés por el mundo clásico así como a refrescar la memoria de quienes ya tengan cierto conocimiento sobre la antigüedad. El libro trata gran variedad de temas míticos, enlazados y comentados con gran lucidez. Introduce primero al dios Eros, resultado de los amores adúlteros de Afrodita y de Ares. Eros será un dios armado con un arco cuyas flechas no pocas veces serán mortales, fruto de su actuación, esto es, del amor y el deseo sexual, serán los historias que a continuación se narran con gran fluidez: los mitos del ciclo cretense, de Jasón y Medea, de los Átridas, de Tebas, Helena, los amores homéricos, el amor a los muchachos, el amor entre mujeres, los filósofos, la misoginia en Grecia, los mitos sobre esposas rebeldes, vírgenes y matriarcas, así como temas relacionados con el derecho griego que tan bien conoce Cantarella. Como vemos en pocas páginas se nos ofrece una enorme variedad de temas que la autora va encadenando ágilmente. Entre ellos incluye una serie de digresiones, que denomina intermedios, para aclarar algunos temas o mostrar otros relacionados con el hilo de la exposición. 1 Los programas de radio están disponibles en <http://www.radio.rai.it/radio2/alleotto/sexandthepolis/#> ARYS, 8, 2009-2010, 223-246 ISSN 1575-166X 246 RESEÑAS La obra es recomendable para todo aquel que tenga cierto interés en los mitos y en las mentalidades de la antigüedad y puede invitar a los especialistas en el mundo antiguo a reflexionar sobre la necesidad de dar a conocer a la sociedad, y no sólo a nuestros colegas, los frutos de nuestras investigaciones. Tanto el programa de radio “Sex and the polis” como el presente libro tienen un gran valor en este aspecto. El conocimiento del mundo clásico, que antes era patrimonio común desde la escuela, ha sido marginado en los programas escolares. Este hecho, que es una realidad en Italia, en España se lleva desgraciadamente al límite con la gran devaluación sufrida por las humanidades, de ahí que agradezcamos que se haya realizado esta traducción2, pues el conocimiento del mundo clásico no debe estar exclusivamente en manos de unos pocos privilegiados, sino que los especialistas tenemos la obligación social de facilitar al público interesado este tipo de conocimientos así como de fomentar el interés por acercarse a las raíces de nuestra civilización. 2 La obra fue originalmente publicada en italiano con el título L´amore è un dio. Il sesso e la polis, por Giangiacomo Feltrinelli Editore, Milán, 2007, por ella le fue concedido el premio Città di Padova 2007. ARYS, 8, 2009-2010, 223-246 ISSN 1575-166X