LA METAFÍSICA NO
DUAL DEL VEDANTA
Manuelp
Introducción
Como Ludwing Wittgenstein escribió : Las palabras del lenguaje
nombran objetos y cada palabra tiene un significado 1, por ello
explicito que empleo aquí la palabra metafísica en su sentido
más general como: investigación filosófica de la naturaleza,
constitución y estructura de la realidad.2
Claro que ya al empezar se encuentra la primera dificultad
pues precisamente una ¿premisa o conclusión? de las
metafísicas no duales es negar la existencia de lo que en la
filosofía occidental se entiende por realidad, aunque quizás
al final se produzca una “revelación” al estilo de las
palabras del físico Werner Heisenberg :
“El primer trago de la copa de las ciencias naturales te volverá ateo,
pero en el fondo de esa copa te espera Dios” (frase proveniente de su
referencia a la relación entre la física mecánica y la mecánica
cuántica)3
y se pueda llegar a armonizar las dos posturas según la
fórmula : «la pureza que no es pureza es la auténtica pureza».4
1
Ludwig Wittgenstein, Investigaciones filosóficas (Barcelona: Critica, 1999), 7.
Robert Audi, Diccionario Akal de Filosofía (Madrid: Akal, 2004), 667.
3 Ramón Tamames, Buscando a Dios en el Universo., 6a (Barcelona:
Erasmus, 2018).
4 David Loy, NO-DUALIDAD (Barcelona: Kairós, 1999), 34.
2
No es que los propios textos no avisen de las dificultades :
The path is as sharp as a razor, impassable and difficult to travel, so
the wise declare.5
Pero en el mismo pensamiento occidental se ha abierto
camino hace ya tiempo la idea de que el positivismo absoluto
de la ciencia ha llegado a un camino sin salida:
Veremos cómo los dos pilares de la física del siglo XX -la teoría
cuántica y la teoría de la relatividad- nos obligan a ver el mundo del
mismo modo que lo ve un hindú, un budista o un taoísta, y
veremos también cómo esa similitud cobra fuerza cuando
contemplamos los recientes intentos por combinar ambas teorías, a
fin de lograr una explicación para los fenómenos del mundo
submicroscópico: las propiedades y las interacciones de las partículas
subatómicas de las que toda materia está formada. En este
campo, los paralelismos y el misticismo oriental son más que
sorprendentes y con frecuencia tropezaremos con afirmaciones que
será casi imposible decir si fueron efectuadas por físicos o por
místicos orientales. 6
De cualquier manera la metafísica no dual tiene tantos
problemas sin resolver como la metafísica dual.
5
Swami Paramananda, «Katha Upanishad», accedido 22 de febrero de
2022, http://www.yoga-age.com/upanishads/katha.html.
6
Fritjof Capra, El Tao de la Física., 3a (Málaga: Sirio, 2000).
Marco histórico de los Vedas
A pesar de las múltiples controversias existentes sobre el
tema de las migraciones de los pueblos indoeuropeos
parece establecido el mayor consenso sobre el período
histórico de llegada a la India de la rama aria de esos
pueblos:
…entre 1400 y 1000 a. C. los indios penetraron en la India desde
Occidente, a través de Irán y Afganistán, y ocuparon en primer lugar
el valle del Indo, donde había florecido una antigua civilización
agrícola, que llamamos con el nombre de cualquiera de sus dos
grandes ciudades Harapa en el Norte y Mohenjo-daro algo más al
Sur. Allí, utilizando carros de guerra, se habrían enfrentado con la
población autóctona de piel obscura, que se fortificaba en lugares
elevados.7
Los invasores dominaron por la fuerza cada vez mas
territorios del subcontinente:
Los arios eran en un principio seminomadas y centraron su interés en
la ganadería y los pastos. Poco a poco fueron asentándose en los
nuevos territorios conquistados; comenzaron cultivando cebada y otros
cereales, y solo posteriormente aprendieron de la población no aria el
cultivo del arroz. El ganado, principalmente el bovino, seguía
constituyendo su riqueza principal y los bueyes se convirtieron en la
moneda en base a la cual se comerciaban también otros productos.8
7
Francisco Villar, los indoeuropeos y los orígenes de Europa (Madrid: Gredos,
1991).
8
Ainslie T. Embree y Friedrich Wilhelm, India, 4a, vol. 17, Historia
Universal Siglo XXI (Mexico: Siglo XXI, 1984), 20.
Su religión está recogida en los Vedas (Rig, Yajur, Sama y
Atharva) que son los documentos literarios más antiguos
de la familia de lenguas indoeuropeas escritos en sánscrito
y que son recopilaciones de himnos religiosos y
encantamientos mágicos y que adquirieron su forma
definitiva en el período entre el 1.500 y 1.000 a.C.9
Pero la literatura védica no se agota en esos cuatro libros
primigenios sino que continúa en una copiosa producción
de comentarios teológicos y litúrgicos durante los siglos
posteriores conocida como Brahmana y que llega hasta el
siglo VIII a.C.
No es objeto de este apartado entrar en la descripción aun
si somera de la religión de los indoarios védicos solo
señalar que sus características fundamentales corresponden
con las de unos pueblos de enorme vitalidad expansiva en
los que los valores guerreros destacan por encima de todo.
Pero el impulso conquistador inicial fue mermando con el
tiempo conforme la expansión se producía desde el
noroeste inicial en direcciones sur y este y las tribus arias
invasoras se iban mezclando con el primitivo substrato de
poblaciones dravídicas, lo que provocó un cambio muy
fuerte en sus estructuras sociales y religiosas.
9
Heinrich Zimmer, Filosofias de la India, s. f.
El cambio profundo que sufre la religión védica tardía es provocado
por el sustrato preario: la doctrina del ciclo de las reencarnaciones se
formo seguramente bajo la influencia antigua chamanístico-animista.
Elemento chamanista es la separación del alma del cuerpo en trance.
La idea de que el alma de un difunto vuelve a la familia para renacer
se puede encontrar hoy en algunas tribus primitivas.
La mística de los Upanisad (800-600 a. C.) gira en torno al
problema de la reencarnación y de su superación en la unidad del
todo. Los patrocinadores de la nueva mística eran los círculos de la
nobleza y los reyes (como Janaka de Videha), que se rebelaban contra
el ritual de sacrificio excesivamente complicado y no controlable de los
sacerdotes y que, por el camino del debate filosófico y de la experiencia
mística, trataban de llegar a la realidad final de la existencia.10
Los
Upanishads
son los textos que sientan
los
fundamentos del Vedanta (final de los Vedas) y como
indica el pasaje citado tienen un marcado carácter
filosófico. Su número es muy elevado (más de cien o más
de doscientos según versiones) y junto al Bhagavad-gīta de
unos 300 años después definen la metafísica llamada
advaíta (no dual), aunque exista una pequeña escuela de
Vedanta dual pero mucho menos relevante.
Este es a grandes rasgos el marco histórico de la cultura
védica que tiene su paralelo en la época heroica y arcaica de
Grecia con las figuras de Homero y los presocráticos
pertenecientes a otra rama del mismo tronco indoeuropeo.
10
Embree y Wilhelm, India, 17:30.
Escuelas metafísicas no duales
La metafísica no dual no es privativa de la filosofía de
Oriente, pero es en él donde predomina y el ámbito que se
tratará en este artículo:
Entre las sabidurías orientales que han elaborado minuciosamente la
noción de no dualidad se hallan: el Vedánta Advaita del hinduismo,
las escuelas Mádhyamaka y Yogachára del budismo Maháyána y
algunas escuelas taoístas.11
Es imposible negar la evidencia que si alguna característica
distingue la filosofía de Occidente de la de Oriente es
precisamente la no dualidad:
Allí, las semillas de la no-dualidad entre el vidente y lo visto no sólo
arraigaron sino que acabaron dando origen a una amplia variedad de
especies filosóficas (tan diversa que algunos no dudarían en calificar de
selva) cuyo exotismo las hace sumamente atractivas para muchos
occidentales porque parecen traer consigo la promesa de frutos de los
que carecemos al tiempo que los anhelamos. Con ello no estoy diciendo
que todos los sistemas orientales afirmen la no-dualidad entre el sujeto
y el objeto, pero resulta muy significativo que los tres más influyentes el budismo, el vedánta y el taoísmo- así lo hagan.12
Además las metafísicas orientales ponen el énfasis no en
conocer como lo hacen las occidentales sino en
transformar :
Todos los sistemas no-duales coinciden al afirmar que nuestro modo
de experimentar las cosas no sólo no es el único posible, sino que ni
11
María Teresa Román, Sabidurías orientales de la Antigüedad., 2a (Madrid:
Alianza, 2008), 85-86.
12
Loy, NO-DUALIDAD, 17.
siquiera es el más adecuado, porque distorsiona nuestra percepción
sobre la verdadera naturaleza del mundo y de nosotros mismos, lo
que, a la postre, desemboca en el sufrimiento. Así pues, si logramos
transformar nuestro pensamiento -de un modo que todavía no hemos
definido- llegaremos a experimentar el mundo de un modo no-dual y,
lo que es más importante, trascenderemos nuestra alienación al
comprender nuestra unión indisociable con el mundo. Esta experiencia
espiritual nos revelará por vez primera nuestra auténtica naturaleza,
que es también la auténtica naturaleza del mundo, una naturaleza,
por otra parte, carente de forma, indivisible, no nacida, atemporal y
que se encuentra más allá de toda comprensión intelectual.13
Aunque difieren en importantes puntos las tres escuelas
metafísicas no duales orientales que se mencionan
coinciden en el planteamiento base esencial:
Uno de los grandes representantes contemporáneos de la tradición
advaita, Ramana Maharshi, señala: «La vigilia es larga y un sueño
es corto; aparte de eso, no hay diferencia. Así como los acontecimientos
de la vigilia parecen reales mientras estamos despiertos, lo mismo
sucede con los de un sueño mientras soñamos. Al soñar, la mente
asume otro cuerpo.
Tanto en los estados de vigilia como en los sueños se dan
simultáneamente pensamientos, nombres y formas». Por su parte, en
un texto del budismo mahâyâna leemos: «No te entretengas con el
dualismo, evita cuidadosamente perseguirlo; tan pronto tengas lo
correcto y lo erróneo, lo que sigue es confusión, la mente se pierde». Y
Nâgârjuna, el máximo exponente de la escuela mâdhyamaka del
budismo mahâyâna, afirma: «No hay diferencia alguna entre
samsâra y nirvana, ni la hay entre nirvana y samsâra. La cima del
nirvana es la cima del samsâra. Entre ambos, no es concebible ni la
más sutil diferencia».
13
Loy, 51-52.
Por su parte, Zhuang zi, uno de los más importantes representantes
del taoísmo filosófico, declara: «¿Verdaderamente hay diferencia entre
el otro y uno mismo?, ¿no hay realmente diferencia entre ambos? Que
el otro y el yo no se contrapongan: a eso nombran eje del Tao. Sólo
acomodándose a ese eje se puede penetrar en el círculo, para así
corresponder a los infinitos cambios. Los cambios del «es» son
infinitos, e infinitos los cambios del «no-es». Por eso se dice: nada
mejor que una mente iluminada»14
Aunque las tres escuelas mencionadas llegan a parecida
conclusión por caminos diferentes:
El budismo primitivo, por su parte, subsume al sujeto en el objeto y considera
que la conciencia sólo existe bajo ciertas condiciones. Desde esta perspectiva, el
yo es una mera ilusión creada por la interacción de los cinco agregados de la
existencia y queda reducido a nada. En este sentido, lo único que existe es la
vacuidad y, en consecuencia, nada que podamos identificar como el yo.
El vedánta advaita, por su parte, diluye el objeto en el sujeto, afirmando que
lo único que existe es Brahmán, el Uno sin segundo, la conciencia no- dual,
una conciencia que contiene la totalidad del universo que no es más que la
apariencia de Brahmán. En consecuencia, puesto que todo es Yo, desde esta
perspectiva, todos y cada uno de los seres poseemos (o, mejor dicho, somos) el
mismo Yo.15
En tal caso, el Tao puede ser comprendido como la totalidad de lo que es, una
totalidad ontológica y epistemológicamente anterior a cualquier dualidad que
emerja dentro de ella. Es por esto por lo que el hecho de nombrar el Tao
supone determinar lo que naturalmente se halla indeterminado y objetivar lo
que no puede ser objetivado, porque es previo a toda división entre sujeto y
objeto. Si el objetivo es llegar a experimentar el Tao no-dual, esto también
equivale a negar la validez de toda filosofía.16
14
María Teresa Román, «Una aproximación a las sabidurías orientales no
duales.», ENDOXA, series Filosóficas, n.o 25 (2010): 106-7.
15
Loy, NO-DUALIDAD, 203.
16
Loy, 131.
Metafísica del Vedanta advaíta
Una vez finalizada la época de los Upanishads nos
encontramos con que dos nociones nuevas ocupan el
primer lugar en la filosofía de la India: Brahman y Atman
Luego las nociones de Brahmán y átman, a partir de sus modestos
orígenes (“la formulación” y “la respiración”, respectivamente), por
obra de la especulación sacerdotal, se van enriqueciendo y
transformando. Átman pasa a designar al principio espiritual en el
individuo (el alma), idéntico en esencia y atributos con el Principio
Supremo, con lo Absoluto, Brahmán. Brahmán pasa a designar
básicamente el Principio Supremo, lo Absoluto.
Un paso de enorme importancia respecto de ambos conceptos es que
ellos en muchos pasajes de las Upanishads son identificados;
Brahmán y átman pasan a constituir una sola y misma entidad,
apuntando Brahmán preferentemente al plano universal y átman al
plano individual.
Brahmán y átman son la gran herencia que las Upanishads dejan a
las generaciones siguientes de pensadores. Parte del pensamiento de la
India se dedicará en los siglos siguientes a reflexionar sobre ambas
nociones , a ahondar en ellas, y a construir sobre ellas los más audaces
sistemas mediante una labor de deducción metódica.17
La aparición del budismo influyó en las concepciones
filosóficas hinduistas continuadoras de los Upanishads en
el sentido de profundizar en temas constantes de la
filosofía como la relación entre lo inmutable y lo cambiante
17
Fernando Tola y Carmen Dragonetti, Filosofía de la India, 2a (Barcelona:
Kairós, 2010), 121.
y que ya en esos tratados permitían atisbar lo que será la
futura metafísica advaita con su tema principal de hacer la
unidad tras la diversidad18.
En torno al siglo VIII d.C. aparece el precursor de esta
escuela metafísica, Gaudapada:
Creemos que el valor y la originalidad de Gaudapada radican en que
dio por primera vez una interpretación idealista de las Upanishads en
forma sistemática, en que amalgamó los elementos idealistas
upanishádicos con elementos del pensamiento budista expresado en las
obras de las dos grandes escuelas del Budismo Maháyána, el
Madhyamaka y el Yogáchára, especialmente en las de la Escuela
Madhyamaka; en que su obra constituye la primera exposición
sistemática conservada del llamado Vedánta Advaita (Vedánta Nodualista) que habría de tener tan importante presencia en la historia
del pensamiento y de la espiritualidad de la India; y, finalmente, en
que preparó el camino que Shankara habría de seguir y que lo
llevaría a su grandiosa concepción del Advaita- váda (Sistema de la
No-dualidad).19
Su obra principal es el tratado con los comentarios (Karika)
al Mandukya Upanishad que es uno de los más breves
(doce versos) y el único de valor estrictamente filosófico.
La doctrina que encontramos en este breve texto es valiosa por la
explicación de los cuatro niveles de conciencia. Los diferentes niveles en
los que una persona vive su experiencia constituyen su realidad.
Esta realidad se menciona con la sílaba om (a, u, m). Y un análisis
de esta sílaba en los elementos que la componen es a su vez un
18
19
Consuelo Martín, Conciencia y realidad (Madrid: Trotta, 1998), 26.
Tola y Dragonetti, Filosofía de la India, 262.
análisis de los distintos estados por los que la conciencia del ser
humano (jiva) atraviesa.20
Pero las Karika son algo más que un comentario del
Mandukya Upanishad:
Gaudapáda ha demostrado en las Káriká que el Atman, verdad
suprema de las Upanisad, no es un dogma teológico, ni es sólo una
experiencia mística en los religiosos que lo vivencian. El Atman es
además, gracias a las Karika, una realidad metafísica a la que se
llega por investigación filosófica.21
Sería ilusorio pretender estudiar en este brevísimo artículo
la inmensa vastedad de la metafísica de Gaudapada por lo
que a modo de resumen sucinto señalaré:
…de acuerdo con Gaudapáda, Brahmán /Átman / la conciencia
(vijñána) crea imaginariamente todo, seres (jiva) y cosas; nada de esa
creación tiene existencia real y nada surge a la existencia en términos
de verdad. El Átman es lo único que realmente existe. Se
contraponen así dos realidades, una verdadera, otra imaginaria. Al
ser lo creado por el Átman una mera ilusión, la unicidad del Átman,
principio esencial de las Upanishads, no es anulada, ya que frente al
Átman no se yergue ninguna otra entidad real. Si por error tomo a
una cuerda por una serpiente, la unicidad de la cuerda no es anulada
por la superimposición sobre ella de la imagen falsa de una
serpiente.22
Es pues el sistema de Gaudapada un idealismo radical y
absoluto en el que nada existe realmente excepto el Atman.
20
Martín, Conciencia y realidad, 30.
Martín, 33.
22
Tola y Dragonetti, Filosofía de la India, 289-90.
21
La culminación de la metafísica no dual del Vedanta es
Shankara que fue discípulo de Govinda discípulo a su vez
de Gaudapada.
El Idealismo de Shañkara presenta diferencias frente al Idealismo de
Gaudapáda. El Idealismo de Shañkara posee dos rasgos
fundamentales: por un lado afirma que el hombre no puede percibir a
Brahmán, que es la Realidad única y que puede ser considerado como
“la cosa en si”, por otro lado, insiste en que el hombre no percibe a
Brahmán porque su percepción está afectada por la avidyá (error,
ignorancia), que es congénita a su condición humana, que no le
permite ver a Brahmán tal como es en verdad, y lo obliga a ver en
lugar de Brahmán algo que Brahmán no es: la imagen ilusoria del
jiva, del mundo, y de Dios, que el hombre toma como Brahmán (o
superimpone sobre Brahmán). Fundamentalmente para Shañkara
hay una realidad verdadera que el hombre percibe erróneamente
reemplazándola por una creación de su mente.23
Son evidentes
las similitudes entre la metafísica de
Shankara y la de Kant, pero Shankara va más allá de Kant
en su monismo absoluto:
Para Shañkara, hay una sola “cosa en sí” y ésta es Brahmán, y no,
como para Kant, una “cosa en sí” (Ding an sich) detrás de cada
fenómeno.
En Shañkara, esa “cosa en sí”, única realidad verdaderamente
existente, lo absolutamente trascendente, tiene una aureola de
sacralidad que no tienen las “cosas en sí” (Dinge an sich) que Kant
sostiene que existen detrás de cada fenómeno.24
23
24
Tola y Dragonetti, 306.
Tola y Dragonetti, 313.
No obstante el “ateísmo” de Shankara es total y opuesto al
teísmo kantiano.
En el sistema de Shañkara tenemos enfrentadas, de un lado, una realidad
verdadera, una y única, designada con el nombre de Brahmán, y considerada
el Principio Supremo, y, de otro lado, una creación mental, una ilusión que se
manifiesta bajo tres formas o aspectos: el jiva (principio espiritual individual
encarnado), el mundo (jagat) y el Ishvara (Señor, Dios personal).25
Con implacable lógica oriental postula un monismo
estricto.
Una consecuencia directa de la unicidad de Brahmán es la imposibilidad de
conocerlo y de definirlo. Todo conocimiento implica una dualidad, la dualidad
sujeto-objeto.26
Y en coincidencia con Schopenhauer, mil años después, no
admite un Dios real en absoluto.
La naturaleza ilusoria del Señor, de su actividad y de su poder, en el sistema
de Shañkara, es difícil de ser admitida por personas de profunda convicción
teísta y, por tal razón, entre sus intérpretes tanto antiguos como modernos, se
ha tenido por lo general la tendencia a disimularla u ocultarla. Se podría
incluso pensar que la conversión de la avidya (ignorancia) de una mera
deficiencia individual de orden psicológico y epistemológico en una potencia
cósmica subordinada al Ishvara o a Brahmán habría tenido origen en esa
actitud teísta de los discípulos de Shañkara. Creemos también que muchas de
las dificultades teóricas que suscita el sistema de Shañkara se deben a haberle
dado realidad al Ishvara en lugar del status ilusorio que el mismo Shañkara,
coherente con el principio fundamental de su sistema (sólo-Brahman), le
concedió.27
25
Tola y Dragonetti, 314.
Tola y Dragonetti, 320.
27
Tola y Dragonetti, 359.
26
Crítica de la metafísica del Vedanta
La metafísica no dual del Vedanta establece como premisa
básica que la realidad última del Ser no se puede definir en
términos convencionales:
….el vedantín avezado sabe que por mucho que afilemos los
conceptos, éstos no pueden dar de sí lo suficiente como para definir
claramente el asunto de que se habla. En rigor el concepto
“Presenciación” no deja de ser una concesión pedagógica para facilitar
la comprensión de algo imposible de experimentar y que no refleja, ni
de lejos, la Naturaleza real del Ser.28
Pero el método para alcanzar el conocimiento deseado
entraña en sí mismo una contradicción insuperable como
es que ese conocimiento ya está en nosotros y por tanto es
ocioso cualquier esfuerzo:
De un lado suele afirmarse que los métodos se transmiten de maestro a
discípulo y se custodian en cofradías y linajes espirituales. Pero, de otra parte,
también se afirma que no existe método alguno y que todo ello no es más que
una invención de la mente o, si se prefiere, del ego, que disfruta entreteniéndose
con las ideas de “búsqueda”, “progreso espiritual”, “Iluminación”, etc. De
hecho, algunos sabios hablan del método como un no-método, pues, en rigor,
¿qué método puede haber para ir de mí mismo a mí mismo?
Pero si el Espíritu no necesita progresar ni encontrar nada, ¿quién es entonces
el que busca y quién es el que es encontrado?
Al final parece que el método no se encamina a obtener nada (pues lo que
buscamos ya lo tenemos) sino a despojarnos de lo que, erróneamente, creemos
que somos...29
28
Javier Alvarado, Historia de los métodos de meditación no dual.
(Madrid: Sanz y Torres, s. f.), 49.
29
Alvarado, 13.
Igualmente es contradictorio calificar de erróneo el
pensamiento dualista pues con ello se entra de lleno en el
terreno del dualismo criticado:
….no es posible cuestionar el pensamiento dualista y calificarlo de modalidad
errónea de pensamiento sin incurrir en una nueva dualidad, del mismo modo
que también es dualista cualquier diferenciación que llevemos a cabo entre
dualidad y no-dualidad. Llegados a este punto, habría que decir que «la
perfección de la sabiduría (prajñapáramita) no debería ser considerada ni
desde la perspectiva de la dualidad ni desde la de la no-dualidad». No
resulta, por tanto, extraño que este tipo de enseñanza resulte paradójica y
hasta contradictoria debido, fundamentalmente, a su aparente violación de los
principios de la lógica, en particular, del llamado principio de identidad 30.
Por lo tanto el objeto de la metafísica que es conocer el Ser
queda reservado a la experiencia personal y no puede ser ni
transmitido ni objetivado de ninguna manera.
Por tanto, a la pregunta ¿hay una realidad superior a la consciencia?, el
vedanta Advaita contesta afirmativamente; más allá de la consciencia está
Parabrahman, lo Absoluto. Pero como lo Absoluto está más allá de toda
experiencia, no puede ser concebido ni explicado por la mente; “Lo Absoluto
no puede ser experimentado. No es un asunto objetivo. Toda manifestación,
todo funcionamiento, toda presenciación, sólo puede tener lugar en la
dualidad. Bien es cierto que sujeto y objeto aunque parecen ser dos, no son
dos; son las dos puntas de la misma cosa” (Sri Nisargadatta, AC, p. 161).
O como diría el esoterismo chino; “El Tao del que puede hablarse no es el
verdadero Tao” 31.
30
31
Loy, NO-DUALIDAD, 33.
Alvarado, Historia de los métodos de meditación no dual., 47.
Conclusiones
Hasta Kant la filosofía de Occidente no formuló
coherentemente el problema de la diferencia entre el
mundo fenoménico y el ontológico, concluyendo que este
último estaba fuera de nuestro alcance. La filosofía de
Oriente había formulado el mismo diagnóstico mucho
antes pero no encontró instrumentos para darle un carácter
científico y accesible de forma general.
A diferencia de lo que ocurre en el caso de la filosofía occidental, que
prefiere reflexionar sobre la experiencia dualista accesible a todo el
mundo, las afirmaciones epistemológicas y ontológicas de los sistemas
orientales suelen referirse a una experiencia contraintuitiva que sólo
resulta accesible a aquellos pocos que están dispuestos a emprender el
riguroso camino necesario para alcanzarla 32.
Quizá la explicación a esta diferencia haya que buscarla
más en la sociología que en la filosofía
Los sistemas políticos y económicos del Asia tradicional daban por
sentada la opresión, una actitud que alentó el retiro espiritual de la
esfera social, aunque un retiro atemperado por la compasión de
muchos bodhisattvas 33.
Pues la mente humana tanto en Oriente como en
Occidente se ha enfrentado siempre a los mismos
problemas y de la misma manera.
32
33
Loy, NO-DUALIDAD, 18.
Loy, 314.
BIBLIOGRAFÍA.
Alvarado, Javier. Historia de los métodos de meditación no dual.
Madrid: Sanz y Torres, s. f.
Audi, Robert. Diccionario Akal de Filosofía. Madrid: Akal,
2004.
Capra, Fritjof. El Tao de la Física. 3a. Málaga: Sirio, 2000.
Embree, Ainslie T., y Friedrich Wilhelm. India. 4a. Vol. 17.
Historia Universal Siglo XXI. Mexico: Siglo XXI,
1984.
Loy, David. NO-DUALIDAD. Barcelona: Kairós, 1999.
Martín, Consuelo. Conciencia y realidad. Madrid: Trotta, 1998.
Paramananda, Swami. «Katha Upanishad». Accedido 22 de
febrero de 2022. http://www.yogaage.com/upanishads/katha.html.
Román, María Teresa. Sabidurías orientales de la Antigüedad.
2a. Madrid: Alianza, 2008.
———. «Una aproximación a las sabidurías orientales no
duales.» ENDOXA, series Filosóficas, n.o 25 (2010):
103-27.
Tamames, Ramón. Buscando a Dios en el Universo. 6a.
Barcelona: Erasmus, 2018.
Tola, Fernando, y Carmen Dragonetti. Filosofía de la India.
2a. Barcelona: Kairós, 2010.
Villar, Francisco. los indoeuropeos y los orígenes de Europa.
Madrid: Gredos, 1991.
Wittgenstein, Ludwig. Investigaciones filosóficas. Barcelona:
Critica, 1999.
Zimmer, Heinrich. Filosofias de la India, s. f.