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revista de los profesores de la Pontificia Universidad Javeriana Cali Número 12 · Septiembre de 2016 Maestro Número 12 ISSN 2248-5368 1 Revista de los profesores de la Pontificia Universidad Javeriana Cali Número 12 · año 6 · Septiembre de 2016 Cali · Colombia ISSN 2248-5368 Consejo Editorial Sandra Balanta Cobo Diego Bermúdez Gloria Inés Flórez Santiago Lleras Mauricio Quimbaya Hernando Prado Marisol Ramírez VJ Romero Coordinación Editorial Sandra Balanta Cobo Mauricio Quimbaya Corrección de estilo VJ Romero Diseño editorial Luis Hernando Montoya | Estudiante carrera de Diseño de Comunicación Visual Colaboran en este número Manuel Ramiro Muñoz Carlos Ramírez Tania Esperanza Rodríguez Triana Sandra Balanta Cobo Mauricio Quimbaya Maribel Castillo Hernando Llano Ángel VJ Romero Francesco Zappalá Álvaro Restrepo James Cuenca Diana Perdomo Lina María Rengifo Valencia Diana Concha Ana María Giraldo Giraldo Carlos Alberto Pontón Delgado Guillermo Rivera Cardona Adriana Gómez Gómez Gloria Inés Flórez Andrés Jaramillo Botero Rubén Darío Torres González Fotografía e ilustraciones Diego Giovanni Bermúdez Aguirre Luis Felipe Gómez Restrepo, S.J. Calle 18 # 118 - 250 Nota editorial Apreciados lectores, Teniendo en cuenta el momento histórico que vive el país, en donde una buena parte de nuestro futuro como nación está en juego, hemos considerado desde el comité editorial de la revista Maestro que las distintas voces de nuestros profesores y colaboradores en relación al plebiscito por la paz deben quedar libremente expresadas en la revista. Consideramos que la revista Maestro no solo es un espacio para la escritura creativa y para la divulgación de anécdotas pedagógicos del quehacer diario como profesores, sino también un espacio de reflexión y de opinión crítica contextualizado en nuestra realidad como colombianos. Por esto, la presente edición contiene dos tipos de escritos: los ya tradicionales relatos anecdóticos y creativos de los colaboradores javerianos y unas profundas reflexiones que varios profesores han decidido elaborar sobre este momento decisivo de cambio y esperanza. Complementando los textos de la presente edición se encuentran algunos diseños del maestro Diego Giovanni Bermúdez que también son un llamado artístico a la paz. Maestro Número 12 Esperamos que disfruten la presente edición de la revista Maestro. 1 Maestro Año 6 - 2016 2 Manuel Ramiro Muñoz Director Instituto de Estudios Interculturales Editorial Por fin…el fin del conflicto armado con lasFARC El conflicto armado en Colombia ha sido prolongado, intermitente, especializado y con distintas intensidades en cada territorio y momento específico de la historia nacional, teniendo como denominador común el que se haya degradado paulatinamente, generando con ello una decadencia humana y espiritual muy profunda, que se expresa en millones de víctimas. Pero hoy asistimos a uno de los momentos históricos más importantes de las últimas décadas, el fin del conflicto armado con una de las guerrillas más fuertes y viejas del Hemisferio. Los acuerdos negociados en La Habana entre el gobierno y el grupo armado de las FARC-EP durante los últimos cuatro años se convierten en una oportunidad para el país, entendiendo que representan la posibilidad para transformar una sociedad que ha pervivido por más de cincuenta años en guerra. En este momento histórico se hace preciso, no solo reflexionar sobre un pasado doloroso, sino ser parte activa de un presente que nos invita a proponer, a comprometernos y a concertar desde el diálogo con el otro la forma como construiremos la paz de todos y con todos. Para aprovechar esta oportunidad histórica debemos contemplar la posibilidad real de ponerle fin al conflicto armado y aportar en la construcción de una paz duradera y estable. Esto supone enfrentar, entre otros, tres grandes retos que demandan la participación y el apoyo de nosotros: estudiantes, profesores y directivos universitarios. Primero, se considera fundamental aportar en la creación de condiciones para garantizar el ejercicio de los derechos constitucionales de todos los ciudadanos. Esto supone contribuir al fortalecimiento sustancial de la legitimidad de las instituciones del Estado en el nivel local, regional y nacional. Legitimidad que se fortalece a partir del conjunto de políticas, estrategias y prácticas que determinan la vida pública. Segundo, es necesario aportar en la implementación de los acuerdos desarrollados en los territorios donde el conflicto armado ha sido más agudo y ha generado profundas brechas sociales. Dichos territorios se constituyen como los espacios propicios para generar procesos de planeación participativa “de abajo hacia arriba”. Tercero, es imperativo nuestro aporte para garantizar la seguridad de los excombatientes, líderes sociales, defensores de derechos humanos y miembros de la oposición política, para que definitivamente se rompa el vínculo entre política y armas. que este camino que se está empezando a dibujar permita abrir otra página de la historia en la que, como diría Estanislao Zuleta, “se pueda construir un espacio social y legal en el cual los conflictos puedan manifestarse y desarrollarse, sin que la oposición al otro conduzca a la supresión del otro, matándolo, reduciéndolo a la impotencia o silenciándolo”. La invitación de esta edición de la revista está dirigida, entonces, a ser partícipes de esta nueva posibilidad que se abre en el país. Esperamos avanzar en la ruptura total entre política y armas, como dijo el General Vargas, comandante del ejército salvadoreño, al terminar el conflicto armado en ese país: “ahora los militares nos dedicaremos a la milicia sin hacer política, los guerrilleros se dedicarán a la política sin hacer milicia y todos sumamos para reconstruir nuestra Patria”. Así, el fin del conflicto armado y la construcción de una paz estable y duradera se hacen posibles, por un lado, dando pasos seguros sobre la legitimidad creciente de las instituciones del Estado y, por otro, con los esfuerzos de personas, comunidades y organizaciones que se suman y participan en la reconstrucción de los territorios fragmentados por el conflicto armado. Este camino que es recorrido por las instituciones y la sociedad civil deberá estar protegido por el conjunto de la nación colombiana que los cobija solidariamente. Bien dice nuestro rector, Luis Felipe Gómez S.J., “con un solo excombatiente que sea asesinado bastará para que salgamos a protestar y pedir para que se les garantice la vida a quienes valientemente han tomado la decisión de dejar las armas para luchar por sus ideales por medio pacíficos”. Maestro Número 12 La implementación de los acuerdos es una gran oportunidad para que el Estado en su conjunto y la sociedad se pongan al día con la deuda histórica que tienen con el campo colombiano. Campesinos, indígenas, afrodescendientes, empresarios, universidades, organizaciones sociales y miembros de la Iglesia se convierten en actores determinantes para lograr 3 Maestro Año 6 - 2016 4 Carlos Ramírez Departamento de Ciencia Jurídica y Política Cuatro razones a favor del sí En nuestra condición de académicos y de ciudadanos, los abajo firmantes queremos manifestar nuestro decidido apoyo al sí en el plebiscito que se realizará el próximo 2 de octubre. Obviando la posibilidad de la abstención, solo hay dos opciones. Dos opciones que merecen ser escuchadas y están animadas por el deseo de alcanzar lo mejor para el país, pero que no por ello son moral y políticamente equivalentes. Respetando, por supuesto, las posiciones contrarias, queremos destacar cutro tesis que, a nuestro juicio, hacen preferible el sí: Creemos, en primer lugar, que respaldar la inminencia de una penalización de los victimarios, conforme a los estándares internacionales de la Justicia Transicional, es preferible a esperar, quién sabe cuándo, el rigor hipotético de una penalización más severa y que cobije a todos los responsables. La jurisdicción especial de paz es la inminencia de la actuación de la justicia. De una justicia penal imperfecta, sí –si se hace equivocadamente abstracción de las condiciones excepcionales de una transición–, pero de una justicia pronto en marcha. La posición de quienes buscan ahora mismo una justicia penal perfecta es contraproducente: por quererlo todo (el castigo ejemplar), se quedan sin nada (el castigo factible). Creemos, en segundo lugar, que, como el encarcelamiento prolongado de quienes han cometido delitos y la noción genérica de justicia no son uno y lo mismo, se trata de un acuerdo suficientemente justo como para que merezca ser apoyado. La Justicia Transicional es un conjunto de medidas en las que se incluye, de la mano de la verdad, la reparación y las garantías de no repetición, una cierta proporcionalidad entre daños recibidos y compensaciones. Eso también es justicia. La justicia es también asunto de los derechos vulnerados de las víctimas y no solo de los castigos de los victimarios. No es por eso casual que las víctimas respalden, en su gran mayoría, el sí. Respecto a los victimarios, además, se toman en los acuerdos medidas –adecuadas, nuevamente, a los estándares internacionales– de justicia restaurativa. Decir tajantemente que el acuerdo es injusto es desconocer, desde una posición reduccionista, cómo la Justicia Transicional tiene un carácter plural e integral: la privación de la libertad es un elemento del ejercicio de la justicia, pero la justicia no equivale, de ningún modo, al encarcelamiento. Colombia, Diego Giovanni Bermúdez Aguirre Creemos, en tercer lugar, que los acuerdos merecen ser aprobados porque, como ya lo han mostrado los meses de cese de hostilidades, harán posible una reducción significativa de la violencia y, en esa medida, permitirán mejorar la seguridad en el país. Estamos conscientes de que el acuerdo de La Habana no significa, ciertamente, el fin de toda clase de violencia en Colombia (la “Paz”). No obstante, creemos que la superación del conflicto armado con uno de los más duraderos, poderosos numerosos y extendidos actores armados del país, a saber, las FARC-EP, mitigará, de manera significativa, y aun contando –como suele ocurrir en estos casos– con una porción de guerrilleros reincidentes, la violencia en el país y permitirá, de esa manera, la implementación de políticas más integrales de seguridad, alejadas de los esquemas de la Guerra Fría, por parte del Estado colombiano. Maestro Número 12 Consideramos, por último, que los acuerdos pueden ayudar a promover una cultura del diálogo público mucho más tolerante y diversa. Los acuerdos de La Habana pueden ayudar a transformar (1) el estilo, simbólicamente violento, de una parte importante de nuestro discurso político, (2) a institucionalizar, dentro del marco de la legalidad, las sanas prácticas 5 Con el sí estaremos apoyando el desmantelamiento paulatino de la guerra, con su inevitable estela de muerte, y dejando atrás la comprensión de la justicia como la Ley del Talión. Con total independencia de nuestra posición favorable o no al Gobierno Santos, en tanto aquí no solo está en juego la popularidad de un gobierno, sino el futuro de generaciones, consideramos que no es el momento para el purismo moral, el preciosismo legal o el autoengaño de concebirnos como el Estado ideal que nunca hemos sido. La acción política es un asunto de convicciones y oportunidad. Y la oportunidad, para quienes creemos en el diálogo, la reconciliación y el fortalecimiento de un Estado democrático, está dada. Como votantes debemos aprovecharla. Desde una posición ponderada y realista, pero, a la vez, inspirada por la confianza en ciertos principios, invitamos a votar, el 2 de octubre, por el sí. Hernando Llano Gustavo Morales Rosalía Correa Alejandro Carvajal Lina María Orozco Lina Fernanda González Paul Chambers. Jorge López Luis Johnny Jiménez Carlos Ramírez Mauricio de Miranda Pavel Vidal Alejandro Sandra Balanta Claudia Barrios Maribel Castillo Julio César Paz Freddy Guerrero Mauricio Quimbaya Maestro Año 6 - 2016 de oposición, (3) a desmilitarizar la agenda pública y (4) a hacer posibles, sobre esa base, debates más complejos y multidimensionales sobre los problemas del país. La prolongada duración de nuestro conflicto ha convertido a la política en la continuación de la guerra por otros medios. Tenemos ahora la oportunidad de empezar a revertir la mentalidad y las acciones guerreristas presentes en nuestra cultura política. El sí, en ese sentido, es un llamado a la reconciliación. 6 Con el sí estaremos apoyando el desmantelamiento paulatino de la guerra, con su inevitable estela de muerte, y dejando atrás la comprensión de la justicia como la Ley del Talión. Ana María Giraldo Ximena Vallejo Gloria Cristina Blanco Víctor Martinez Diego Agudelo Catalina Prada Jesús Bustamante Ana María Osorio Julián Piñeres John Jairo Cuevas Elsy Velazco Álvaro Herrera Paula Andrea Hoyos Sandra León Kewy Sarsosa Ivonne Díaz Myriam Román Natalia Cadavid Alejandro Castro Tatiana Rojas Sebastián Jiménez Solanlly Ochoa Humberto Jaramillo Marino Guarín Alejandro Morales Ángela Cadavid Juliet Ospina Carolina Gómez María Alejandra Arboleda María Cristina Sánchez Abelardo Hernández Mónica Chávez Hernando Prado Luis Fernando Macea Mariluz Gómez María Constanza Pabón Manuel Ramiro Muñoz Verónica Andrade Jaramillo Camilo Mayor Patricia García Carlos Méndez Odemaris Abadía Nilson Giovanni Fajardo Kurosh Sadeghian Stephany Vargas VJ Romero Diego Giovanni Bermúdez Santiago Andrés Lleras Tania Esperanza Rodríguez Triana Instituto de Estudios Interculturales La Universidad y el reto de la paz territorial En el proceso de fundación y consolidación del Instituto de Estudios Interculturales, siempre estuvo presente la pregunta por el rol de la Universidad en nuestra sociedad. Desde el inicio retomamos la idea ignaciana de la necesaria inserción de la universidad en la realidad, con el propósito de responder al mundo concreto del que hace parte y contribuir a la solución de los problemas que vivimos. Esta propuesta de universidad pertinente se sustenta en el compromiso con los menos favorecidos, los marginados, los excluidos y la convicción de la necesidad de aportar en la transformación de las condiciones que generan y perpetúan la desigualdad social, la violencia, la intolerancia y la destrucción progresiva de la madre tierra que nos provee de vida1. Desde esa comprensión de la universidad como actor político, llamado a plantear alternativas para la construcción de otro mundo deseable y posible, diseñamos y desarrollamos proyectos de investigación, formación y acompañamiento en el IEI. La construcción de la paz, sostenible y duradera, aparece hoy más que nunca como el llamado que el contexto le hace a la Universidad. El proceso de violencia que nuestro país ha vivido a lo largo de su historia es la realidad en la que estamos insertos y es a esa realidad a la que estamos llamados a responder con tenacidad y creatividad. En ese escenario, son Fernando Fernández Font, S.J. (Coord), Universidades para el mundo. Octubre, 2010. En: http://www.ausjal.org/tl_files/ausjal/images/contenido/Documentos/Publicaciones/Documentos%20Institucionales/ Universidades%20para%20el%20Mundo.pdf Maestro Número 12 1 7 Maestro Año 6 - 2016 8 tareas de la Universidad la formación de nuestros estudiantes en una cultura democrática y de paz, el desarrollo de investigaciones pertinentes, que aborden los problemas y generen propuestas para su solución y el acompañamiento de espacios de diálogo, que permitan la gestión de los conflictos que enfrentan los distintos actores en los territorios y creen condiciones para mejorar la calidad de vida de sus pobladores. Las negociaciones entre el gobierno colombiano y las FARC en la Habana tenían como objetivo fundamental encontrar una salida política al histórico conflicto armado colombiano, poniendo fin a la violencia directa que generaban las confrontaciones entre estos dos actores. Y aunque en sí misma la terminación de la violencia directa no es condición suficiente para que se generen escenarios de paz en el país, sí es un paso imprescindible y valioso en sí mismo, que se apague una parte importante de los fusiles y se evite la muerte y sufrimiento de muchos colombianos. Con el acuerdo final, presentado al país el pasado 24 de agosto, las Farc y el gobierno nos entregaron también el reto que enfrentamos como sociedad: el de usar lo pactado como herramienta para avanzar en la construcción de una paz integral, lo que implica la disminución progresiva de las violencias simbólicas y estructurales2. Desaprender la violencia y aprender la paz es el reto de nuestra generación, el de varias generaciones siguientes y, por supuesto, el de la Universidad. Los acuerdos de la Habana: la reforma rural integral, la profundización de la democracia a través de la promoción de la participación política y ciudadana, una política integral para combatir el narcotráfico que hace énfasis en la sustitución de los cultivos de uso ilícito por alternativas productivas sostenibles, un sistema de justicia transicional con énfasis en los procesos Galtung, J. (1969). Violence, peace and peace research. Journal of Peace Research, 6(3), 167-191. 2 Y aunque en sí misma la terminación de la violencia directa no es condición suficiente para que se generen escenarios de paz en el país, sí es un paso imprescindible y valioso en sí mismo. restaurativos y de reconciliación en los territorios y un modelo de dejación de armas acompañado y verificado por un mecanismo tripartito, que incluye la Organización de Naciones Unidas, contienen muchas oportunidades para que entre todos construyamos una sociedad más justa y en paz. No es un acuerdo perfecto, pero ninguno lo es. Los acuerdos entre los actores en un conflicto como el nuestro quedan siempre en la mitad de los anhelos de cada actor, y distantes del deber ser, pero fue “el mejor acuerdo posible” y lo cierto es que abre posibilidades para avanzar en la construcción de paz. El enfoque territorial, estrategia fundamental para la implementación de los acuerdos pactados en La Habana, es una de esas oportunidades. La noción de paz territorial propuesta por el Alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, reconoce la “heterogeneidad espacial y temporal de la guerra, de sus afectaciones y de sus impactos”3 vy entiende que la construcción de paz es un asunto que se resuelve entre los grupos asentados en las veredas, corregimientos, municipios y departamentos, que se pacta entre los diferentes intereses en juego en las regiones, que supone poner en sintonía los planes de desarrollo municipales, los planes de vida de las comunidades indígenas, los planes de etnodesarrollo de las comunidades afrodescendientes y los planes de desarrollo campesino con las propuestas de desarrollo regional que surgirán en el marco de la implementación de los acuerdos de La Habana. En ese sentido, el concepto de paz territorial es una oportunidad al menos en dos sentidos: el primero, es que abrirá espacios para que las apuestas territoriales de los actores sociales regionales se encuentren y sean protagonistas del diseño e implementación de los programas y políticas que se desprenderán de la Fernán González, Tania Guzman y Víctor Barrera (Editores). Estrategias para la construcción de paz territorial en Colombia. CINEP, Impresol ediciones, Bogotá, 2015. 3 ¿DEMOCRACY? Democracy, Diego Giovanni Bermúdez Aguirre implementación de los acuerdos de La Habana. El segundo, que esas regiones, tradicionalmente marginadas, excluidas, víctimas del conflicto, recibirán una focalización de los programas que se derivan de los acuerdos, con el objetivo de articularlas al desarrollo del país, reducir las brechas socioeconómicas entre el campo y la ciudad y mejorar las condiciones de vida de sus pobladores. generar y fortalecer espacios de diálogo social frente a los conflictos territoriales, lo que requeriría abordar tanto las dinámicas de conflicto presentes, como la construcción de estrategias y experiencias de diálogo y paz que surgen desde lo local. Reconociendo que los territorios no son hojas en blanco y que en ellos existen actores, dinámicas económicas, sociales y políticas diferenciadas, conflictos territoriales concretos, el enfoque territorial para la construcción de paz nos acerca al desafío del diálogo intercultural y pone en evidencia la necesidad de abrir espacios de diálogo y participación como formas de gestión de los conflictos distintas a la violencia y como escenarios para el diseño de estrategias pertinentes, que posibiliten las transformaciones necesarias para garantizar una paz efectiva. El conf licto armado tienen raíces profundas en conflictos sociales que se configuran de manera particular en las diferentes regiones del país y que ponen sobre la mesa la existencia Maestro Número 12 La construcción de paz desde los territorios también plantea importantes retos. Se requiere el diseño de nuevas reglas de juego, instituciones que garanticen los derechos de todos los colombianos, que logren generar articulaciones entre lo nacional, lo regional y lo local y generen los espacios para la generación y fortalecimiento de espacios de participación y decisión efectiva en el nivel local. Es clave el diseño de estrategias que potencien la vocación productiva de los territorios, armonizando las diferentes visiones y apuestas de desarrollo presentes. Es fundamental 9 Maestro Año 6 - 2016 de visiones distintas del territorio, diversas aspiraciones territoriales que se traslapan, propuestas distintas y contradictorias de ordenamiento productivo, incluso derechos legítimos de actores diversos que entran en conflicto. En este sentido, se vuelve fundamental el fortalecimiento y la consolidación de escenarios de participación que partan del reconocimiento de la validez y legitimidad del otro (campesinos, indígenas, afrodescendientes, empresarios, Estado), bajo la construcción de relaciones de confianza que posibiliten la puesta en marcha de espacios de encuentro para la resolución concertada de conflictos y la construcción de proyectos conjuntos. Es en esta dirección, el IEI asume la propuesta de la Universidad inserta y comprometida con la transformación de la realidad del contexto en el que se ubica. Desde los últimos años, a partir de su experticia en caracterización territorial y facilitación de espacios de diálogo social intercultural, le hemos apostado a la construcción de paz desde los territorios, utilizando la investigación aplicada como enfoque metodológico que busca la construcción de un conocimiento académico aplicable, que contribuye para la toma de decisiones y la planificación de los contextos estudiados. En esta apuesta por la paz territorial estamos trabajando con las organizaciones sociales, indígenas, afrodescendientes, campesinas, de víctimas y de mujeres de varias regiones del país, especialmente en el Norte del Cauca, los Montes de María, el sur del Tolima, la serranía del Perijá, en el Cesar, y la parte sur de la costa pacífica, con la Oficina del Alto Comisionado para la paz, la Agencia Nacional de Tierras y con grupos de empresarios que le apuestan a la construcción de la paz. Algunas de las acciones que estamos desarrollando son las siguientes: 10 En esta apuesta por la paz territorial estamos trabajando con las organizaciones sociales, indígenas, afrodescendientes, campesinas, de víctimas y de mujeres de varias regiones del país, especialmente en el Norte del Cauca, los Montes de María, el sur del Tolima, la serranía del Perijá, en el Cesar, y la parte sur de la costa pacífica. • Diagnósticos territoriales participativos. Están dirigidos a desarrollar lecturas territoriales que posibiliten entender las características y dinámicas particulares de los territorios y las condiciones actuales, riesgos y potencialidades en el marco de la implementación de los acuerdos de La Habana y los procesos de construcción de paz. Estos diagnósticos preliminares y contextualizados abordan elementos como la identificación de actores (sociales, productivos, institucionales), la caracterización productiva de las regiones estudiadas, haciendo énfasis en los modelos productivos de las comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas, escalables y sostenibles, el análisis de la estructura de la propiedad, la caracterización de las dinámicas de diálogo y conflicto en los territorios, la caracterización de los espacios de planeación participativa en funcionamiento, la identificación de las propuestas y estrategias de construcción de paz existentes en los territorios. Los diagnósticos estratégicos hacen necesario el desarrollo de metodologías participativas que posibiliten la articulación de la visión territorial. Haciendo énfasis en la importancia de la perspectiva de actores sociales claves en los contextos estudiados, reconociendo de esta manera la necesidad de articular a los análisis académicos, las múltiples visiones que surgen desde los actores que interactúan en las diferentes regiones y que serán claves en un escenario de postacuerdo. • El diseño de metodologías que puedan facilitar los diálogos interculturales regionales. El acuerdo final de La Habana tiene como eje transversal a toda la implementación la participación y planeación participativa desde el nivel de las asambleas veredales hasta el nivel territorial. En esos escenarios surgirán las tensiones y conflictos que han estado ocultos por el conflicto armado y que son el resultado de la presencia de diferentes intereses, distintos actores y diferentes visiones del territorio. en clave de los retos que traerá la implementación de los acuerdos. • El diseño del modelo de operación de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), tercer eje de la Reforma rural integral, primer punto del acuerdo de La Habana. Este trabajo incluye el diseño de una metodología de operación de PDET diferenciados a partir de factores endógenos, dependiendo las particularidades de las diferentes cuatro subregiones estudiadas y el diseño de un modelo de planeación y presupuestación participativa. Estas no son las únicas actividades que hace el IEI en dirección de construcción de paz, ni tampoco las únicas que adelanta la Universidad en Cali, pero son expresiones de la apuesta universitaria por la construcción de la paz territorial. Apuesta que implica poner el conocimiento producido al servicio de la sociedad y disponerse para construir en diálogo con los otros actores de los territorios, comunidades, empresarios, instituciones del Estado, actores políticos, estrategias para avanzar en la consolidación de una sociedad democrática, incluyente, respetuosa de la diversidad cultural, más justa, con menos desigualdades sociales, con condiciones de vida buena para todos y todas, una sociedad en la que pensar de una manera u otra no ponga en riesgo la vida o integridad de las personas, una sociedad en la que lo público sea respetado, una sociedad que camina hacia la paz. • El acompañamiento a espacios de interlocución y diálogo entre actores sociales, políticos y económicos locales y regionales como paso preliminar para la definición y alcance de consensos territoriales, especialmente en la región del Norte del Cauca. Los insumos en materia de análisis e investigación que se generan deben servir como insumo para la preparación de actores en los diferentes escenarios de diálogo y de planeación que surgirán en el marco del postacuerdo. • Espacios de ref lexión conjunto con los distintos actores en los territorios de trabajo sobre el contenido del acuerdo final alcanzado en La Habana y acompañamiento a los actores en la construcción de propuestas de ordenamiento y desarrollo territorial en perspectiva de postacuerdo. Maestro Número 12 • La sensibilización a gobiernos locales con relación a la necesidad de alistamiento para la implementación de los acuerdos de paz. La información generada y los análisis que se vienen desarrollando de los acuerdos pactados en La Habana deben servir como herramientas para la toma de decisiones y para la formulación de políticas públicas. En esta dirección, es muy importante que dicha información se constituya en una herramienta para que los gobiernos locales articulen sus planes de desarrollo y políticas públicas 11 Maestro Año 6 - 2016 12 Vale más cualquier quimera que un trozo de tela triste: mi voto por el sí No hay muerto que no me duela No hay un bando ganador No hay nada más que dolor Y otra vida que se vuela La guerra es muy mala escuela No importa el disfraz que viste Perdonen que no me aliste Bajo ninguna bandera Milonga del moro judío, Jorge Drexler Sandra Balanta Cobo Departamento Economía Mi vida está atiborrada de recuerdos de esta guerra. Desde pequeña, he escuchado una y mil veces de boca de mis tías las historias de los Chulavitas y los Pájaros, las historias de las macabras técnicas para matar a la gente en los años 50. Los anfiteatros llenos. El recuerdo de la noche del 9 de abril cuando mi abuelo ordenó a todos sus hijos guarecerse por varios días. Nací y me crie en un pueblo del centro del Valle lleno de estos relatos que se eternizaron en el imaginario de la gente y en la mente de los que siniestramente persisten en la violencia como mecanismo de poder. La irrupción del narcotráfico en los años 80 dejó huellas para las nuevas generaciones. Ya no solo eran las leyendas ensangrentadas de las décadas pasadas. Eran los vecinos y amigos de amigos que desaparecían para luego aparecer flotando en el río Cauca. O para nunca aparecer y quedar en el limbo del mundo de los desaparecidos, almas que lloran acá y allá. Luego, el amor me llevó al norte del Cauca, una zona tradicionalmente afectada por la indolencia estatal y por la presencia de diferentes grupos armados, pero llena de vitalidad y calor humano por la diversidad de gente que la habita y por la historia que han ido construyendo. Viví ataques guerrilleros, cilindros bomba y la incursión de los grupos paramilitares. Y así podría ir sumando recuerdos de diferentes momentos, todos cargados de matices de violencia: candidatos presidenciales, policías, ministros, concejales, líderes comunitarios, enfermeras de zonas rurales, niñas, cantantes líricos, jóvenes ilusionados que se enlistaban como soldados profesionales, jóvenes desilusionados que enlistaban en ejércitos irregulares, profesores universitarios, todos, absolutamente todos, muertos en vano. En 1999, las acciones del conf licto armado acabaron con la vida de más de 42.000 colombianos. Una de esas vidas era la de don Kurt, o Hugo, como le gustaba que le dijeran. Era mi suegro, el abuelo de mis hijos. El conflicto les quitó a mis hijos el derecho a un abuelo que con sus manos les enseñará a hacer una cometa o una máscara de papel maché para que usaran como disfraz en octubre. Un abuelo que tal vez los condujera por el misterioso mundo de las plantas medicinales. Ese mismo mundo que aprendió de su mamá. vinícius 1913 - 2013 Vinicius, Diego Giovanni Bermúdez Aguirre En un país sin conflicto, quizás hubiéramos tenido la oportunidad de verlo envejecer. Ver sus canas, sus ojos cristalinos, su piel marcada por un millón de soles. Escuchar sus cuentos y anécdotas una y mil veces. Los hijos pueden tener dos abuelos; los míos, solo uno. Y yo, ningún suegro; mi compañero de vida, ningún padre. Nunca ha habido en mi familia un atisbo de rencor. Dolor, por supuesto, por la ausencia del padre, pero comprendemos que su muerte fue el resultado de la vorágine de violencias que nos acompañan. Hace mucho tiempo hemos perdonado. Esta historia en particular me afecta directamente, pero me afectan todas y creo que como colombianos llevamos marcadas demasiados relatos tristes que nos acompañarán hasta el final de nuestros días. De los cientos de miles de víctimas, hay unos con más preeminencia, cuyos nombre todos recuerdan. Aunque la inmensa mayoría solo viven para sus familias, pero deberían dolernos todos. sí. Porque a pesar de sus limitaciones, creo que nos ayudan a pulir el camino que nos permitirá construir una sociedad más humanista. Sé muy bien que este es un acuerdo imperfecto. Sé que somos una sociedad imperfecta. Pero celebro este momento y celebro que mis hijos puedan ser testigos de él. Celebro que tengamos la excusa para hablar una y otra vez de las razones que nos llevaron a estar aquí, con nuestra familia, nuestros amigos y vecinos, con nuestros alumnos, haciendo un ejercicio histórico y pedagógico que nos ayude a entender, pero también a sanar. Celebro que en la divergencia nos veamos obligados a pensar de qué forma vamos a implementar estos acuerdos y de qué modo todos debemos participar en esa construcción. Y celebro, porque como Jorge Drexler dice en su Milonga del moro judío, “vale más cualquier quimera que un trozo de tela triste”. Maestro Número 12 Hubo un momento en el tiempo en que sentí muy descorazonada y en el que pensaba que nuestras violencias eran irremediables. En el que sentía mucho dolor al observar el país en el que tendrían que crecer mis hijos. Por ello, no puedo dejar de sentirme tan entusiasmada y feliz en este instante. Sé muy bien que este es solo uno de los problemas que esta compleja sociedad enfrenta, pero es que ha sido un problema de proporciones mayúsculas. Voy a hacer un ejercicio anacrónico: voté si por la Séptima Papeleta, voté sí por el acuerdo con el M19, voté sí por el acuerdo con los paramilitares. Por todos los acuerdos votaría siempre 13 Maestro Año 6 - 2016 14 Mauricio Quimbaya Departamento de Ciencias Naturales Manifiesto por el sí Al mirar mi vida en retrospectiva, con la aparente objetividad que da la calma madurez, puedo afirmar que he vivido una vida tranquila. Con tranquila no quiero referirme tan solo a este quehacer diario que necesito reinventar constantemente para aprehender a mis alumnos y asir a la elusiva ciencia, sino también a esta realidad, a veces inverosímil y macondiana, y a veces pasmosa y atroz que nos cubre como pueblo. En treinta y cinco años solo me han atracado una vez, nunca me han parado en un semáforo para pedirme el celular y nunca he tenido un arma en mis manos. Únicamente he estado en la selva observando el poder embrujador de la manigua desde mi perspectiva de biólogo. Nunca nadie en mi familia ha sido acosado, amenazado, extorsionado o ha sido fleteado. Nunca el sonido de una bala me ha despertado en la noche y nunca he tenido que soportar horas aciagas pensando en la aplastante soledad vivida por un amigo secuestrado. Ha sido una vida tranquila, extrañamente tranquila, cuando es contextualizada en el marco de una nación por siempre oprimida por la guerra. Por eso, cuando manifiesto con la decisión poderosa del discernimiento que votaré por el sí en el plebiscito por la paz, algunos familiares, algunos amigos, ciertos colegas del trabajo que afirman con severidad que estoy en un error justifican mi decisión en esa vida alejada de la violencia que por fortuna he vivido. Afirman que para alguien como yo, que ha crecido bajo el amparo protector de los estratos altos de la ciudad y que no ha vivido en carne propia los embates desgarradores de la guerra, es muy fácil decir desde el sofá de un séptimo piso, viendo la repetición de las olimpiadas por DirectTV y con un jugo de arándanos en la mano, que votará por el sí. Y algunos me miran con una luz opaca en su mirada, mezcla de indignación y desdén y me dicen que alguien que no ha afrontado el crimen evidentemente no sabe el significado de la palabra impunidad. Y algunos van más allá e insinúan que ya veremos qué pasa cuando Iván Márquez prohíba DirectTV o al jugo de arándanos comprado en Carulla. Me dicen que cuando eso pase, el destino me hará retractarme de mis irresponsables acciones y desear con el tuétano de mis huesos el haber votado por el no. Y antes de mejor cambiar de tema, para evitar la confrontación, me hacen saber que quieren que me quede claro, que alguien tan privilegiado, viviendo en un rinconcito de confort tan alejado de la realidad, claramente prefiere una paz mediocre, impune y desigual. ¿Qué otra cosa podría esperarse de la decisión de un ratón de laboratorio, perdido entre frasquitos, mezclando agüitas, tan ajenas a este mundo como mi sentido de realidad? Y algunos me miran con una luz opaca en su mirada, mezcla de indignación y desdén y me dicen que alguien que no ha afrontado el crimen evidentemente no sabe el significado de la palabra impunidad. y la voz queda de Carl Sagan en Cosmos fueron interrumpidas de súbito por la voz monocorde de Juan Guillermo Ríos que hablaba de un palacio en llamas y de cientos de heridos, algunos muertos. Y no fue una imagen estática o aislada. Con el tiempo vinieron más. Luego vino el afán de mi padre por alejarme de la ventana de la sala que se resquebrajaba por la explosión de más de quinientos kilos de dinamita que habían estallado frente al edificio del DAS, no tan lejos de casa. Nuevamente tuvimos suerte. La ventana no se hizo trizas, pero ya a mis nueve años aprendía una dura lección: como colombiano, el miedo es algo que debes aprender a controlar, siempre te respirará en la nuca. Luego, en mis recuerdos de niño, aparece la imagen de un avión explotando en el aire. Aún recuerdo el número del vuelo, el vuelo 203 de Avianca, y recuerdo que luego de ver las imágenes desoladoras de los escombros del avión le pedí a mi madre que por favor nunca nos fuéramos a montar en esos aparatos que explotan en las nubes, pues no quería perderla a ella y no quería que ella me perdiera a mí. Se esfumaba así mi sueño infantil de volar. Y recuerdo la primera vez que perdí la fe en mi patria… por lo menos un poco. Fue cuando vi en noticias –ya poco espacio quedaba para Cosmos– que un hombre de pelo ensortijado que habla de esperanza, que decía que debíamos sentirnos orgullosos al mostrar el pasaporte de nuestra patria fue baleado sobre una tarima mediocre, dispuesta para que unos mensajeros del dolor lo ultimaran, lo masacraran como a un títere indefenso. Tristemente, entendí con el tiempo que ni aquel hombre, ni sus ideas eran a prueba de balas. Poco a poco fui creciendo y las imágenes improntadas en la mente del niño se transfiguraron en absurdos sinsentidos en la mente del adolescente. Y vino la guerra contra el narcotráfico y la expansión monstruosa del sicariato y el pago de un millón de miserables pesos por cada policía muerto, porque eso, Maestro Número 12 ¿Alejado de la realidad?... quizás sí… quizás no tanto. Invoco los favores de la memoria y mi vida pasa entonces, frente a mí, filtrada por el prisma de la retrospectiva, y me doy cuenta de que la primera vez que fui consciente de que vivía en un país de horrores fue justo antes de cumplir los cinco años, cuando las imágenes mágicas de la constelación de Andrómeda 15 Maestro Año 6 - 2016 o mucho menos es lo que vale la vida en Colombia, y recuerdo que ni por broma uno podía comprar una aspirina en Drogas la Rebaja, pues la guerra entre carteles estaba declarada y eso significaba que uno podía en cualquier momento convertirse en una cifra más de las acciones de la muerte, en un daño colateral sin importancia. Y por allá, por el noventa y cuatro, recuerdo que escuché por primera vez nombrar a las Convivir, y oí definirlas como el ejército del pueblo, esos que finalmente acabarían con los forajidos guerrilleros para restituir la paz en el campo. Lloraba años después al leer en otra nación fuera de mi patria, las acciones demenciales del paramilitarismo sobre los campesinos desprotegidos en esta tierra de miseria. El remedio resultaba mucho peor que la enfermedad. Siguió pasando el tiempo, el adolescente inconforme se transformó en hombre, pero el bombardeo de imágenes no cesó. Y continuó con Bojayá, en donde aún yacen enterrados los escombros y los cuerpos mutilados de cientos de colombianos que ni siquiera la casa de Dios pudo proteger de la barbarie absurda que nos consume como un cáncer. Y siguió la bomba en el Club El Nogal y la masacre de Urrao y el secuestro de la iglesia de La María y el secuestro de los diputados y su posterior abyecta ejecución. ¿Cómo poder erradicar de la memoria las casas de pique en Buenaventura o todos los oscuros fines de semana en los que la muerte hace fiesta en el Distrito de Agua Blanca en mi querida Cali que ha dejado de oler a caña y brea para expeler un inmundo tufillo a cadáver y a droga que condena a nuestros niños y jóvenes al más anquilosante statu-quo? Y entonces este hombre, aparentemente inmune por gracia divina a la violencia demencial que es arte y regla en este país, reflexiona con el corazón en la mano en relación a que tal vez, para alguien de treinta y cinco años, son demasiadas las imágenes violentas que almacena en su memoria. Me doy cuenta entonces de que se puede generalizar, 16 es que todos y cada uno de los habitantes de este país, desde Simón Bolívar hasta Santos, llevamos cincelado en nuestra piel la hoz de la muerte y grabadas en nuestra memoria personal y en nuestra memoria social las más dantescas escenas que se han materializado sobre la faz de la tierra. es decir, no es solo mi aparente buena memoria, es que todos y cada uno de los habitantes de este país, desde Simón Bolívar hasta Santos, llevamos cincelado en nuestra piel la hoz de la muerte y grabadas en nuestra memoria personal y en nuestra memoria social las más dantescas escenas que se han materializado sobre la faz de la tierra. No importa si tenemos cinco o noventa y cinco años, si acabamos de nacer o si somos fantasmas que ha desleído el tiempo, la marca del colombiano es la marca de la guerra, la marca de la muerte… pero quizás tengamos una última oportunidad. Y surge del oprobio el ave fénix de la esperanza y tenemos la oportunidad de resurgir de nuestras propias cenizas, de darle una única oportunidad a la paz, luego de miles que se le han dado a la pestilente guerra. Una única oportunidad de resurgir como nación, de ser libres como pueblo y empezar a construir un futuro basado en el amor y la reconciliación. Mientras Damasco se cae a pedazos, mientras tiemblan las columnas de Estambul, mientras el Estado Islámico consume el corazón de África y amenaza a Europa con sus tentáculos de muerte. Mientras Chiitas, Sunitas y Kurdos se rompen en fuego cruzado, mientras Palestinos e Israelitas pelean a muerte por Jerusalén, mientras Bagdad y Kabul se derrumban con el paso de los tanques, mientras en El Salvador la violencia entre pandillas consume al país y mientras en Venezuela se tambalea la libre democracia, por primera vez, podemos gritarle al mundo como nación, como pueblo comprometido, al unísono como hermanos, que tenemos un mensaje para dar, que Colombia tiene fe en la reconciliación, que creemos en la paz como el único camino posible para la construcción no solo de una nueva nación, sino también, de un nuevo mudo, que si nosotros pudimos, el resto de planeta lo debe intentar. Por primera vez seremos faro en un mudo en tinieblas, por primera vez el planeta nos observará, no por la invención de un nuevo acto de terror, sino porque estamos ad portas de firmar una paz que parecía imposible, una paz que no solamente puede cambiar los destinos de esta nación, sino del mundo entero. La única respuesta posible es el sí. Porque no podemos pensar que el éxito de un proceso culmine en un aquí y ahora difusos, con los criminales encadenados tras las rejas, pues eso sería pagar con la ley del talión y llevamos desde nuestra independencia viviendo sus nefastas consecuencias Maestro Número 12 Porque la paz es una visión de futuro, un sueño a largo plazo. Porque no podemos pensar que el éxito de un proceso culmine en un aquí y ahora difusos, con los criminales encadenados tras las rejas, pues eso sería pagar con la ley del talión y llevamos desde nuestra independencia viviendo sus nefastas consecuencias. Y no es validar la impunidad, no es acolitar una paz a medias, es por primera vez dejarnos guiar por el espíritu altruista que nos hace humanos. Es demostrarle al mundo que la reconciliación y el perdón son luz y guía, que como víctimas de los vejámenes más innombrables decidimos no llenarnos de venganza y sí darle una nueva oportunidad a nuestros verdugos, que como nación somos capaces de perdonar lo imperdonable como única opción que nos queda para heredar una mejor nación a nuestros hijos, a nuestros nietos, a todos los que vengan atrás. Y nuevamente se podrá decir que es muy fácil escribir estas palabras desde la barrera, desde el otro lado de la orilla del dolor, sin embargo, estoy convencido de que muchos de los que me critican han vivido también mi afortunada vida, fuera del campo, incluso en algún país primermundista. Entonces, también considero que es muy fácil decir desde de Miami, en la comodidad de un loft, con una limonada en la mano, que los maten a todos, que bombardeen la selva, que los embosquen cruelmente, porque lo que necesitan esos hijueputas es candela. Como si las selvas estuvieran solas, como si en el campo solo hubiera vacas (y ni las vacas merecen el destino cruel de la metralla), como si fueran ejércitos programados de robots los que enfrentan la guerra y no soldados de carne y hueso, hijos de alguien, padres de alguien, hermanos de alguien. Como si los guerrilleros que ponen el pecho como carne de cañón no fueran también colombianos, hijos quizás de alguna recolectora de papas, hermanos de algún agricultor de yucas y padres de un nuevo colombianito que no se merece estar condenado desde su nacimiento a la desolación y a la muerte causada por esta guerra absurda que hemos venido heredando y alimentando con odio generación tras generación. Porque ese es el verdadero sentido de la paz. La paz no son cárceles, penas ejemplarizantes, castigos de fuerza o más balas de venganza. Esa es la antítesis de la paz y si pensamos entonces que este acuerdo no vale la pena, porque no hay cárcel, castigo, humillación y venganza, entonces lo que queremos es otra cosa, no la paz, un acuerdo así, basado en el odio o en la necesidad egoísta de reciprocidad no le sirve a nadie. La paz nace del espíritu humano más diáfano y trasparente, se fundamente en el perdón y se construye por muchos años a través de la reconciliación. La paz no está pensada para castigar, la paz se fundamenta en la igualdad, en dar otra oportunidad, no a Iván Márquez o a Timoleón Jiménez, pues todos ya están viejos y como guerrilleros o no, no caminarán mucho más sobre la faz de la tierra. Es darle otra oportunidad al hijo del guerrillero que también nació en este país y que por ende tiene derecho a estudiar sin ser rechazado o discriminado, es ser conscientes de que sin oportunidades nuevas de reconciliación, un pueblo está condenado a repetir su historia hasta el final de su estirpe. Es creer que el campesino puede volver al campo a trabajar mano a mano con un exguerrillero que quiere escribir otra historia, es admitir que a nuestro trabajo puede llegar un joven de veinte años que estuvo obligado a participar en un conflicto del cual es víctima más que victimario y que deberíamos darle todas las garantías para que reescriba su devenir, es que miles de madres y padres de soldados colombianos no tengan que vivir en ascuas cada vez que su hijo sale a patrullar el campo, es reinventarnos como 17 Maestro Año 6 - 2016 sociedad, como pueblo, como nación. Esta es nuestra prueba más dura, nuestro test más encumbrado para demostrar que hemos trascendido como nación, que algo hemos logrado aprender de más de quinientos años de violencia, que somos más los de espíritu bueno que los de lóbregas intenciones. Creo que la mayoría de colombianos que queremos la paz… La Paz, en mayúsculas, en toda su magnífica extensión, no podemos estar equivocados y, aun así, si lo estuviéramos, si en diez años luego de un contundente sí en el plebiscito estuviéramos aún sometidos por la guerra, y si en esa situación mis hijos me preguntaran por qué vivimos así, podría mirarlos sin vergüenza y decirles con el orgullo de la dignidad que es debido a que le apostamos a la paz y violentaron nuestra noble voluntad. Pero si ganará el no, no podría ante la misma pregunta, ni siquiera mirarlo a los ojos, porque me avergonzaría. Me avergonzaría hasta el punto del llanto contarle que nunca le dimos a la paz una sola oportunidad. Este es un momento que está escrito una única vez en los pergaminos proféticos de nuestra historia como nación. Debemos decidir si asumimos este reto de construcción y reinvención como un proyecto mancomunado a largo plazo o si como lo escribió García Márquez, es inamovible, y las estirpes condenadas a cien años de soledad no volveremos a tener otra oportunidad sobre la tierra. Yo no lo creo así. Creo en el cambio basado en el abrigo de la paz e impulsado por el perdón y la reconciliación y por eso votaré por el sí… creo que ese fue el principal mensaje que vino a entregarnos un tal Jesús de Nazaret hace ya algún tiempo. En una nación que se declara abiertamente católica no solo ya es hora de escucharlo, sino también de poner en práctica su mensaje. Esta es nuestra hora. Colombiano, vota por el sí, el hacerlo no es un acto de impunidad, por el contrario es un acto de amor. 18 Arigato Fukuda, Diego Giovanni Bermúdez Aguirre Maribel Castillo Departamento de Economía estro Maestro Maestro Número Número 11 12 Emociones políticas frente a un escenario de postconflicto En Colombia, llevamos más de 50 años de conflicto armado con el grupo Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). En este periodo el poder que ha conseguido esta guerrilla ha provocado que muchas personas la identifiquen como el foco de todos los problemas del país. Ahí radica el primer desacuerdo y el principal aliado de las emociones políticas que, según Nussbaum (2014), despiertan los más sensibles instintos de los seres humanos, como el odio, el miedo, la rabia y la vergüenza, pero también el amor, la simpatía y la solidaridad, entre otros. Estos son sentimientos que albergan nuestras emociones. Y estas no son ajenas a la política. Recientemente se llegó a un acuerdo para la finalización del conflicto entre el Estado colombiano y las FARC-EP. Y supongo que en medio de las emociones de los actores que firmaron dicho acuerdo surgió la propuesta de un nombre que incluye “para una paz estable y duradera”. Esta parte del título del acuerdo generó las más fuertes emociones, porque “¿quién no quiere la paz?”, dice la oposición a dicho acuerdo. Y los que lo construyeron dicen que la paz es el objetivo final. Así, pues, la población se encuentra en medio de emociones políticas que crean incertidumbre, di19 Maestro Año 6 - 2016 20 Serigrafia 75º, Diego Giovanni Bermúdez Aguirre No hay camino para la paz, la paz es el camino lema que no les permite estar felices por la escritura de un mal acuerdo de “paz”, que es preferible, desde mi parecer y la de muchos colombianos, que un buen acuerdo de “guerra”. Parece que el acuerdo es un pretexto para la construcción de un camino que inicia con una ganancia para el país: la pérdida del nombre del grupo insurgente. Ya no existirán como organización armada constituida. Muchas personas no alcanzan a dimensionar la importancia que tiene esto para la nación y las implicaciones para el mismo grupo de las FARC. Las emociones generadas ante esta pérdida de poder a través del nombre me recuerdan al concepto de Honneth (1997) sobre reificación en la época del Holocausto, cuando lo peor que le podía pasar a un judío era ser reificado o cosificado, es decir, deshumanizado con la pérdida del nombre. Para una guerrilla, como las FARC, con cierta importancia ganada ante el apoyo GANDHI que algunos países brindaron a su “causa”, el asunto del nombre es una pérdida. Ahora cualquier intento de insurgencia será castigado como delincuencia común y estará por fuera de los límites del acuerdo. Con esto, Colombia ganó la posibilidad de mostrarle al mundo que al terminar el conflicto con este grupo puede empezar a combatir a quienes intenten tomar el mismo camino. Ninguno posee el tamaño de las FARC, ni en número de hombres, ni en poder y menos en visibilidad internacional. Respecto al campo, vale decir que es un tema que a los colombianos debería tocarnos emociones un poco más fuertes, ante la forma como hemos desprotegido el campo deberían emerger la rabia, la culpa y la impotencia. La guerra con las FARC se vivía en el campo. De ahí que el desarrollo económico no mirara hacia allá. Algunos dicen que con el pretexto de la falta de garantías de seguridad, pero por eso o por lo que sea, el caso es que el Estado abandonó esa zona del país. No hemos podido construir una Reforma Agraria para el beneficio de las personas que habitan la mayor parte del territorio nacional. Adicionalmente, cuando los campesinos llegaron a pedir ayuda a las ciudades se convirtieron en un problema, un sinnúmero de desplazados lleva 50 años saliendo de sus casas, no solo por el conflicto, sino por la enorme brecha que supone vivir en un lugar donde no hay Estado. Un lugar en donde con el enfoque diferenciado se los ha condenado a una educación especial, de mala calidad y que no les permite mejorar su calidad de vida. Pero eso no es todo, ahora nuestra mejor apuesta es hacer actividades de emprendimiento con los hombres que se desmovilicen y propongan reincorporarse a la vida civil. Y… ¿en qué sector? ¡Eureka! En el sector agrícola. Se hace necesario que los señores que escribieron el acuerdo sepan que el campo colombiano no está preparado para lo que el sector agroindustrial y su avance tecnológico en innovación nos propone. Esto es poner a competir la tomatera de un reinsertado con una tomatera que tiene toda la una tecnología y un mercado definidos. Hay que tratar de no golpear todavía más la vida de nuestros campesinos con un mercado local agrícola artesanal, que ya está saturado. Además, ya existen unos poderes internos que no se han mencionado, pero que pueden ser problemáticos. ¿O será que los jefes del cartel de la cebolla, o del tomate, o del cilantro (y esto es lo más absurdo del realismo mágico) están felices por esta nueva competencia? Bueno, pero este es otro tema para empezar a pensar. un sinnúmero de desplazados lleva 50 años saliendo de sus casas, no solo por el conflicto, sino por la enorme brecha que supone vivir en un lugar donde no hay Estado. la calidad de vida de los colombianos y nos permitiera cerrar la brecha de la desigualdad. Pues bueno, han pasado 25 años y ya con menos ingenuidad y después de estudiar Economía soy realista y creo que soñar con un país mejor es lo que debemos hacer, pero quisiera propuestas concretas sobre cómo disminuir, desde un enfoque de capacidades y desarrollo humano, la profunda brecha y la pobreza que tiene a Colombia siempre en la cola (al lado de Haiti) en indicadores de Desarrollo. Finalmente, el 2 de octubre es un día crucial, porque validaremos un trabajo hecho por dos agentes que no se hablaban y que lograron romper sus emociones políticas en pro de entender lo absurdo que ha sido matarnos entre colombianos durante más de medio siglo. Mi hija me dijo: “mamá llevo 9 años pidiendo cada navidad la paz del país y por fin se cumplió”. Sueño con que la ingenuidad de mi hija sea el inicio de una generación que pueda vivir en paz, sin ataques a nuestros campesinos, sin viudas, sin huérfanos y sobre todo que un niño no use sus deseos de navidad pidiendo lo más vital, que es el derecho a vivir en paz. Maestro Número 12 Hay que ser optimistas. Y esto es, como se lo escuché a alguien muy sensato que participó de la escritura del acuerdo, “entender el acuerdo como un relanzamiento de la Constitución del 91”. Eso me dio un poco de escalofrío, si soy sincera, porque en el 1991 yo tenía 11 años y se celebraba en mi colegio la posibilidad de un enfoque de derechos que mejorara 21 Maestro Año 6 - 2016 22 Hernando Llano Ángel Departamento de ciencia Jurídica y Política. Proclama ciudadana por la vida, la paz, la política y la reconciliación nacional Los colombianos estamos hoy frente a la oportunidad más valiosa de nuestras vidas, pues con nuestro voto en el plebiscito del próximo 2 de octubre podremos contribuir a liberar y rescatar la política del laberinto mortal de las armas, la violencia, el odio y la venganza en que ha estado extraviada durante más de cinco décadas: - Con nuestro sí en las urnas apostaremos por la vida y la de-liberación política, diciendo no a la guerra y a su confrontación mortal. - Con nuestro sí en las urnas impediremos que se abran más trincheras y que haya más tumbas. - Con nuestro sí en las urnas empezaremos a limpiar el campo de minas antipersonales, cultivos de uso ilícito, minería criminal y fosas comunes. - Con nuestro sí en las urnas rechazaremos la división maniquea, falsa y mortal entre vencedores y vencidos, demócratas y terroristas, buenos y malos ciudadanos, y contribuiremos a reconciliarnos como ciudadanos, para que Colombia nunca más se divida y desangre entre víctimas y victimarios. - Con nuestro sí en las urnas contribuiremos a que la justicia abandone su pedestal punitivo, deje de cia y el crimen, promoviendo una justicia de verdad, reparadora, reconciliadora y forjadora de paz, dejando atrás una justicia obcecada en impartir solo penas y condenas, vengadora y revanchista. ser ciega y solo castigadora. Con nuestro voto, diremos sí a una Jurisdicción Especial de Paz, que buscará con los ojos abiertos la verdad y estará consagrada a la reparación de todas las víctimas y la reconciliación política nacional. - Con nuestro sí promoveremos una justicia que vaya más allá de sentencias que dividen a los colombianos entre supuestos inocentes intocables y presuntos culpables absolutos, comprometida en la búsqueda de la verdad, la reparación de las víctimas y la reconciliación nacional, sustentada en los testimonios verídicos de todos aquellos que con sus decisiones y actos propiciaron o ejecutaron graves violaciones a los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario. Una Justicia, por tanto, que impedirá la impunidad y esclarecerá la responsabilidad de quienes con sus acciones u omisiones hayan perpetrado o auspiciado crímenes de lesa humanidad, sin concederles amnistía o indulto alguno. - Con nuestro sí en las urnas apoyaremos un acuerdo que nos permitirá a todos reconocernos –sin ninguna exclusión- en nuestra portentosa dignidad de colombianos, como ciudadanos responsables de esta tierra y forjadores de un destino común, que heredarán y compartirán en paz nuestras futuras generaciones. - Con el no en las urnas estaremos perpetuando la guerra con su estela de muerte, atando la política a la violencia y el crimen y haciendo de la justicia un ejercicio de revanchas infinitas, pues las sentencias que dictarán con ignominia los vencedores de hoy serán cobradas mañana por los hijos de los vencidos aún con mayor violencia en otra guerra, y así de generación en generación. con nuestro voto en el plebiscito del próximo 2 de octubre podremos contribuir a liberar y rescatar la política del laberinto mortal de las armas, la violencia, el odio y la venganza. - El próximo 2 de octubre del 2016 tenemos una cita con la vida, la paz, la política, la verdad, la justicia y la reconciliación nacional, pero sobre todo un compromiso de humanidad con la memoria de todas las víctimas de este atroz, prolongado y vergonzoso conflicto, para que nuestras futuras generaciones nunca más vivan en una sociedad dividida entre víctimas y victimarios y puedan convivir dignamente como ciudadanos. Es impostergable e ineludible votar por el sí. Es un acto de conciencia, dignidad y humanidad. - Como hermosamente lo expresará García Márquez en su lúcido ensayo Por un país al alcance de los niños, el sí nos permitirá encauzar “la inmensa energía creadora que durante siglos hemos despilfarrado en la depredación y la violencia, y nos abrirá al fin la segunda oportunidad sobre la tierra que no tuvo la estirpe desgraciada de Aureliano Buendía. Por el país próspero y justo que soñamos: al alcance de los niños”. - Con nuestro sí en las urnas empezará a desaparecer ese abismo insondable de insolidaridad e indolencia entre la ciudad y el campo. Entre un mundo de oportunidades y derechos en las ciudades frente a un campo sembrado de exclusiones y obligaciones para las mayorías trabajadoras. Entonces, la ciudadanía plena –civil, política y social- se cultivará en el campo y por fin crecerá y germinará la paz en toda la nación. Maestro Número 12 - En fin, con nuestro sí en las urnas estaremos afirmando la vida, liberando la política de la violen23 Maestro Año 6 - 2016 24 VJ Romero Departamento de Humanidades Cinco razones para decirle sí a la paz 1. Soy creyente (cristiano y católico) La oración más perfecta. El Padrenuestro. En primer lugar, debo decir que tengo amigos que son ateos, no creyentes y creyentes distanciados. Muchos de ellos son hombres de fe, ejemplo de vida y de bondad. No por estar lejos de las creencias se hallan lejos de Dios. Es más, muchos de ellos son ejemplo para quienes nos decimos creyentes. Son hombres y mujeres que aman a los demás, no porque consideren, como los creyentes, que son imagen de Dios, sino porque se reconocen humanos en la capacidad de amar a los otros. También tengo amigos pertenecientes a otras denominaciones, no solo de religiones cristianas o monoteístas, sino de religiones diversas de oriente y de culturas ancestrales de América. Ellos, los creyentes orientales y americanos, se han ido convirtiendo en ejemplo para muchos de nosotros, pues sus prácticas amables con el planeta y con los animales los ha vuelto guías de muchos. De ellos, seguimos el ejemplo de la meditación y el consuelo. Y obviamente entre los creyentes cristianos son muchos los que desde sus diversas formas de acercarse a Jesús nos han ido engrandeciendo nuestro sentido de fe. Sus prácticas leídas desde un profundo acercamiento ecuménico es mucho el bien que nos hacen. Y si hay algo que todos, creyentes y no creyentes, tenemos en común es que deseamos la paz. No hay ninguna denominación, no hay ninguna manera de acercarse a lo humano que no incluya la idea de paz y de bienestar de los otros. deporte y hasta, qué pena, han estado hasta en lejanas guerras. En todas partes hay gente que sabe hablar de los colombianos. Gente que reconoce sus esfuerzos y virtudes, gente que nos desea lo mejor. Por ello, creo que como creyente debo también yo apostarle a la paz. Sobre todo, desde el convencimiento de que no hay un solo ser humano que no haya sido tocado por esas palabras maravillosas de “perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden” o nos han ofendido. 2. Soy colombiano “Ser colombiano es un acto de fe”. Ulrika, Jorge Luis Borges Los colombianos, se ha dicho, somos la gente más feliz del mundo, los más acogedores, los más emprendedores, los más trabajadores, los más humildes y, al mismo tiempo, también se da el caso, podemos ser los más arrogantes, los más mezquinos, los más vengativos y los más salvajes. Aun así, a pesar de esa mezcla, conozco seres humanos maravillosos, que a pesar de todos los sufrimientos que han padecido siguen allí incólumes y felices, como un roble, como una ceiba. He visto gente que desde el fondo de su maldad ha dado paso a una gran conversión y se han transformado en pastores de almas, en guías, en gente de paz. Por eso, cuando decidimos que somos colombianos, decidimos que tenemos fe. Y es esa fe la que nos permite pensar que si quiera por un año, por un mes o tal vez solo por un día podemos vivir en paz. Por eso, cuando decidimos que somos colombianos, decidimos que tenemos fe. Y es esa fe la que nos permite pensar que si quiera por un año, por un mes o tal vez solo por un día podemos vivir en paz. Que ese día, mes o año podrá quedar registrado en los libros de la historia universal como ese día, mes o año en que los colombianos dejamos de matarnos unos a otros y decidimos ofrecer nuestra paz y nuestro afecto ya no solo a nuestros vecinos, familiares y amigos, sino a todos los colombianos, incluidos aquellos que se encontraban en orillas distintas y aquellos, incluso, a los que llegamos a considerar enemigos u odiados. Si aceptamos que ser colombiano es un acto de fe, también podemos tener la certeza de que esa fe, al mismo tiempo, es una fe en los otros y, desde allí, en la paz. 3. Soy profesor (periodista, escritor) Una obra de misericordia. Las obras de misericordia espirituales son: 1) Enseñar al que no sabe, 2) Dar buen consejo al que lo necesita, 3) Corregir al que se equivoca, 4) Perdonar al que nos ofende, 5) Consolar al triste Los colombianos, cuando nos proponemos creer, somos capaces de mover montañas. Pero no solo los colombianos de nacimiento, sino todos esos amigos nuestros europeos, asiáticos, norteamericanos, argentinos, chilenos y brasileños que se han venido a vivir aquí y aman esta tierra con la misma pasión con que la amamos nosotros. Son gentes que comparten nuestra fe y nuestras creencias y, a veces, hasta se aprenden nuestras mañas y vicios, como ese de celebrar con tragos y con ruidos. Como profesional, como docente, me veo compelido a vivir de manera más ef iciente estas obras de misericordia, que de ninguna manera son exclusivas de los católicos y los creyentes. Como dije antes, conozco a miles de profesionales de todo el mundo que, más allá de las creencias, están comprometidos en la mejora de las condiciones de vida de los pobres, de los necesitados y sobre todo de aquellos que tienen su vida en peligro, los perseguidos, los desplazados, los sin tierra y las víctimas de la guerra. Si usted mira el mundo, verá que en todos los países los colombianos han dejado su huella. Han influido en la ciencia, en la economía, en las artes, en la música, en la literatura, en la gastronomía y el Maestro Número 12 Son hombres y mujeres que defienden los derechos humanos y, entre ellos, el más sagrado, que es 25 Médicos, odontólogos, ingenieros, abogados, hombres y mujeres, que desde distintas esferas hacen, como la madre Teresa, como Gandhi, grandes esfuerzos porque el país cada día sea mejor. Como dice Amado Nervo en su libro Plenitud: “asombra pensar lo que sería nuestro planeta si todos los humanos estuviesen educados para el amor en vez de estar educados para el egoísmo y aun para el odio” (XXVIII). Y cuando nos empeñamos en cumplir estas obras, de manera gratuita y desinteresada o porque es nuestro trabajo, sabemos que los ojos de aquellos a quienes enseñamos, aconsejamos o corregimos siempre están puestos en nuestro ejemplo. Por eso, cada vez que ofrecemos consuelo, cuando perdonamos a los que nos ofenden y sufrimos con paciencia los defectos y a veces las injurias y las calumnias de los demás estamos ayudando a construir la paz, la convivencia en justicia y armonía, que es el bien supremo al que aspiramos todos los seres humanos. Por eso, desde este privilegiado lugar de profesor, de periodista, de escritor, tengo que optar por el bien mejor que es la paz, si con ella se salvan las vidas de miles de seres humanos. 4. Soy padre de familia Un capítulo del evangelio. El hijo prodigo: “El padre le dijo: “hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado” (Lucas, XV). Maestro Año 6 - 2016 el derecho a la vida, pues como lo señala la encíclica Pacen in terris: “Al derecho de todo hombre a la existencia le corresponde el deber de conservar la vida; al derecho a un nivel digno, el deber de vivir dignamente y, al derecho a la libertad en la búsqueda de la verdad, el deber de buscarla cada día más amplia y profundamente” (N. 29). 26 Por eso, cada vez que ofrecemos consuelo, cuando perdonamos a los que nos ofenden y sufrimos con paciencia los defectos y a veces las injurias y las calumnias de los demás estamos ayudando a construir la paz, la convivencia en justicia y armonía, que es el bien supremo al que aspiramos todos los seres humanos. Los padres de familia, y esto que digo ya es un lugar común, son como el padre que Jesús describe en este capítulo del evangelio. Y no solo quienes son padres. También conozco hombres solteros, que no quieren tener hijos o que han renunciado a ellos y apenas les queda el tener sobrinos, que se la han jugado por una opción preferencial por los más débiles. Por ello, ante mis hijos, ante mis sobrinos, no me queda más alternativa que portarme con la altivez con la que este padre se comporta. Y debo hacerlo, además, porque he visto a padres, hombres y mujeres de distintos credos, condiciones económicas y edades, que se comportan de esta manera con sus hijos. ¿Cómo podría un padre, digamos un gobernante, comportarse de manera distinta con sus súbditos? Juan XXIII, en su encíclica Pacem in terris señala que “la convivencia entre los hombres no puede ser ordenada y fecunda si no la preside una legítima autoridad, que salvaguarde la ley y contribuya a la actuación del bien común en grado suficiente” (N. 46). En nuestra condición de creyentes no tenemos otra opción que la de escoger este camino que se entronca con el Padrenuestro y con la Constitución Política que nos conmina a que busquemos la paz. “La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento” (artículo 22). Así, pues, como padre, como esposo, como cuñado, como primo, debo dar el mejor ejemplo, que es desear las cosas mejores para los otros y para los nuestros. Y ese bien supremo que hoy nos llama es la reconciliación, la capacidad de abrazar a todos, como este padre abrazó a su hijo que tanto mal había hecho, pero que tanto mal había padecido. 5. Soy hijo (hermano, amigo) Un mandamiento: “Honrarás a tu padre y a tu madre”. Como hijo de una familia que llegó desplazada a Bogotá a finales de los años 50, no tengo más opción que escoger honrar a mi padre y a mi madre. Y debo honrarlos por todo lo bueno que los he visto hacer, no solo por nosotros, sus hijos, sino por muchos familiares, amigos y vecinos. Porque mis padres, como todos los padres y madres colombianos, nunca se han quejado de tener que ayudar a otros, a veces con poco y a veces con mucho, pero siempre con generosidad y alegría. Además, honrar al padre y a la madre es honrar a la patria, a ese terruño en el que uno ha nacido y al que no le desea más, sino que le pasen cosas buenas. Y este año que además para los cristianos católicos es el Año de la misericordia no puede haber cosa mejor y más hermosa que trabajar por la paz. Ayudar a que la paz se consiga, pues como lo indica la encíclica Pacem in terris, de Juan XXIII: “Ante todo, es cosa dictada por la razón: puesto que a todos es manifiesto -o al menos debería serloque las relaciones entre los pueblos, no menos que entre los particulares, se han de regular, no por la fuerza de las armas, sino según la recta razón, o sea, conforme a la verdad, a la justicia y a una eficiente solidaridad (N.114). Además, es cosa deseable en sumo grado: porque ¿quién no anhela con toda su alma que se eviten los peligros de la guerra, y la paz se conserve incólume y vaya cada día asegurándose con más firmes garantías? (N. 115). Y, por último, es fecundísima en bienes, puesto que sus ventajas alcanzan a todos: a cada una de las personas, a los hogares, a los pueblos, a la entera familia humana. Como lo advertía nuestro predecesor Pío XII con palabras que todavía resuenan vibrantes en nuestros oídos: Nada se pierde con la paz; con la guerra todo puede perderse” (N. 116). semilla buena que es el comienzo de un nuevo país, quizás no para nosotros, sino para esas generaciones que están comenzando a levantarse y a quienes les tocará disfrutar de un nuevo país, de un país de paz. Entre otras cosas, hay que decirlo, porque la paz no es un proyecto ni de la izquierda (sindicalistas, indígenas, negros, comunistas, escritores, artistas, el Polo, Visionarios o comunidades LGBTI) ni de la derecha (liberales, partido de la U, Cambio Radical, conservadores o Centro Democrático), sino un proyecto nacional, de todos los colombianos: ricos, pobres, blancos, negros, indígenas, mujeres, hombres, creyentes y no creyentes, nacionales y extranjeros. Por todo ello, además de tener estas cinco razones como una guía para mí mismo, me veo en la obligación de compartirlas, pues si no lo digo no estaría siendo consecuente con ellas. Ojalá quien las lea, las comparta y si es así, si le parecen unas buenas razones, se las envíe a otros, para que entre todos sembremos esta semilla buena que es el comienzo de un nuevo país. Ojalá en 20, 30 o 50 años haya historiadores o antropólogos estudiando este periodo de la historia. Y que sean hombres y mujeres a quienes les parezca increíble que a tan pocos años de distancia en el tiempo sus padres y abuelos hayan tenido que vivir en un país en guerra. Gente que no crea que eso pueda pasar entre miembros de una misma patria, de un mismo pueblo. Si eso ocurre, si un historiador, un nieto, una sobrina lejana, algún día llega a creer que la guerra fue algo del pasado, eso que hoy estamos haciendo (lo del plebiscito, lo de terminar con los odios, lo de construir un país mejor, sin armas, sin guerreros), no habrá sido en vano. Termino, entonces, repitiendo las palabras de Pío XII: “Nada se pierde con la paz, pero con la guerra todo puede perderse”. Maestro Número 12 Por todo ello, además de tener estas cinco razones como una guía para mí mismo, me veo en la obligación de compartirlas, pues si no lo digo no estaría siendo consecuente con ellas. Ojalá quien las lea, las comparta y si es así, si le parecen unas buenas razones, se las envíe a otros, para que entre todos sembremos esta 27 Maestro Año 6 - 2016 28 Francesco Zappalá Departamento de Ciencia Jurídica y Política Sí o no, pero críticamente El plebiscito sobre el Acuerdo entre el Estado colombiano y las FARC es seguramente el acto de participación democrática directa de mayor trascendencia en la historia de Colombia, por tanto, todo ciudadano debería ilustrarse con el análisis juicioso del texto del Acuerdo. Es decir, para tener claridad y conocimiento en mérito a la pregunta del plebiscito es indispensable hacer una lectura analítica del Acuerdo, para que la elección no sea fruto de memes, tergiversaciones, perjuicios y malinterpretaciones de otros, sino que sea responsable e ilustrada. Lo anterior para nosotros, “maestros”, es un mandato perentorio, porque no es admisible que en los claustros académicos se exija a los estudiantes la lectura del Acuerdo y los profesores no lo hagamos. La indolente, perezosa y negligente actitud del ciudadano común frente a la lectura y análisis del Acuerdo es confirmación de la inmadurez política en Colombia por ausencia de ilustración, en donde se opta por dejarse influenciar de otro, por preferir la manipulación de los memes, por la pereza de ver las superficiales presentaciones o panfletos o, peor, tener un perjuicio derivado de creencias o posturas políticas con las que se justifica abstenerse de leer el Acuerdo. Por lo anterior es posible tener una postura a favor del Sí o contraria por el No, pero que sea fruto de al menos una lectura profunda y sobre todo crítica. De la lectura total, profunda y crítica del documento del Acuerdo han surgido más de 25 observaciones Maestro Número 12 La primera, es relacionada con el título del Acuerdo, que es la misma pregunta del Plebiscito, que contiene dos adjetivos cuya inclusión en la pregunta del Plebiscito son incoherentes con lo que el Jefe de Negociaciones del Gobierno colombiano en nuestra Universidad expresó respecto a que las discusiones del Plebiscito no debía contener adjetivos ni calificativos en razón de su seriedad, pero es incongruente que el mismo Plebiscito las contenga, evidenciando el carácter electoral que para el Gobierno tiene el Plebiscito, siendo más correcto haberse abstenido de calificativos para que cualquier ciudadano tenga un acercamiento sereno, transparente y serio. La pregunta es equivocada, siendo la real pregunta algo similar a esto: ¿Está de acuerdo con el Pacto firmado entre el Gobierno y las FARC? Es un grave error haber agregado los dos adjetivos, estable y duradera, porque es inverosímil que el Acuerdo, en caso de tener favorable votación en el Plebiscito, genere Paz de forma estable y duradera. A esto se agrega el desacierto de haber incluido la palabra Paz en el Acuerdo y en la pregunta del Plebiscito, porque es absolutamente insostenible afirmar que el pacto entre el Gobierno y las FARC genere Paz, porque existen múltiples escenarios y actores que no permiten, ni permitirán a mediano plazo, la paz. Es también innegable que el Acuerdo representa una ilusión, incluso para quien escribe, de Paz en Colombia, pero esta utopía no puede ser ciega, por tanto, se critica que el Acuerdo y, en consecuencia, el Plebiscito contenga dos adjetivos y la manoseada palabra paz. No era necesario y hubiera sido más serio no adornar la pregunta del Plebiscito, porque, de lo contrario, como está, se puede interpretar como síntoma de debilidad del Acuerdo. Este error político de haber incluido la palabra paz, calificada con duradera y estable, puede convertirse para el Gobierno y en especial para el Guerra de la informacion, Diego Giovanni Bermúdez Aguirre que hacen presumir un acuerdo imperfecto, pero en este breve espacio se expondrán solo 3. 29 Maestro Año 6 - 2016 30 Presidente y todos los Negociadores del Gobierno en el motivo de una futura condena política e histórica si en un mediano tiempo prudencial en Colombia no hay paz estable y duradera. Al principio del Acuerdo, en el punto correspondiente a la democratización del acceso y uso adecuado de la tierra, se establece un Fondo de Tierras de 3 millones de hectáreas y otros 7 millones de hectáreas para la Formalización Masiva de la Propiedad Rural, para un total de 10 millones de hectáreas que equivalen a poco más que la décima parte del territorio colombiano, resaltando que las dos cantidades no se yuxtaponen, sino que son complementarias por su finalidad. Ahora bien, la superficie del territorio colombiano está compuesta por un 80% de selva, cordillera y parques nacionales, por tanto, la superficie cultivable es de aproximadamente de 21 millones de hectáreas, de las cuales la mitad, 10 millones, los Negociadores han prometido, sin que exista un catastro del agro ni conocimiento de la viabilidad, por cuanto aproximadamente 14 millones de hectáreas son de dominio particular, con el obvio resultado de que la tierra disponible para el Acuerdo es menor que la prometida en el mismo Acuerdo. Este cálculo, confirmado por el magíster en geografía Teófilo Vásquez, del CINEP, explica lo expresado en junio por Semana, según la cual uno de los grandes inconvenientes en la fase final de la negociación radicó en que el Gobierno proponía 5 y las FARC reclamaban 10 millones de hectáreas. Los Negociadores del Gobierno, en representación del Estado colombiano, sucumbieron a los pedidos de las FARC, pero además se concluye que el Acuerdo contiene factores de negociación que son irresponsablemente acordados, porque no es posible que exista “tierra para tanta gente” y, por el otro lado, la frustración del incumplimiento generará en las FARC desengaño, que podría desencadenar violencia. Conclusión que está en concordancia con el artículo de Eduardo Lora, en Dinero del 15 de septiembre. se establece un Fondo de Tierras de 3 millones de hectáreas y otros 7 millones de hectáreas para la Formalización Masiva de la Propiedad Rural, para un total de 10 millones de hectáreas que equivalen a poco más que la décima parte del territorio colombiano. En el punto 3.2.2.6 se determina la elaboración de un censo de los integrantes de las FARC. Es axiomática la falta de diligencia en las negociaciones por parte del Gobierno por acordar determinadas sumas de dinero a favor de los integrantes de las FARC sin previamente establecer el verdadero número de beneficiarios de los recursos económicos del Estado, es decir, de la comunidad colombiana. Lo mínimo que el Jefe de Negociadores del Gobierno debió haber conocido con certeza y hacerlo público o determinarlo como tope máximo, es el número de beneficiarios de las FARC, visto que en el mismo punto se prometen sumas de dinero por una sola vez y por mensualidades a los integrantes de las FARC, sin conocer el número real de ellos. Desconocer el censo real de las FARC podría representar sumas de dinero imposible de cumplir, a menos que el Gobierno traslade, con incremento de impuestos al ciudadano, su negligencia, por no haber efectuado o exigido un censo de las FARC durante 4 años de negociaciones públicas, más 2 años de negociaciones ocultas. Igualmente es reprochable la ausencia de determinación del número de beneficiarios de las FARC para el programa rural y de tierras por cuanto la asignación de los beneficios económicos podría ser inflada para generar dinámicas de clientelismo y de corrupción. El grupo de Negociadores, todo el Gobierno y, como máximo exponente, el Presidente tuvieron y tienen la mayúscula responsabilidad de representar al Estado colombiano en las negociaciones, por tanto, son mandatarios de excepción y su responsabilidad política se analizará con los resultados y consecuencias en un futuro cercano, porque la historia es infalible sentenciadora. Diversidad cultural, Diego Giovanni Bermúdez Aguirre diversidad cultural Álvaro Restrepo Director del Colegio del Cuerpo ‘¿Se está tomando en serio la cultura en el país en la transición hacia la paz?’ Maestro Número 12 El siguiente texto fue presentado por el autor en el foro ¿para dónde va el país? organizado por la revista Semana el 25 de enero de 2016. El propio autor contribuyó con este texto a la presente edición de Maestro Agradezco la invitación de la Revista Semana para compartir con ustedes esta reflexión en torno a la pregunta sobre la importancia que le estamos dando a la cultura en la transición hacia la paz Mucho se ha dicho y escrito sobre el tema. No vengo hoy aquí con la verdad revelada ni con recetas infalibles sobre lo que debemos hacer para otorgarles a la cultura y a las artes el sitio que se merecen en la construcción de ese nuevo espíritu de convivencia y de respeto por el otro, que nuestro país está buscando para salir del horror en el que hemos vivido los últimos 60 años. Traigo, sí, un par de propuestas concretas, con el ánimo de contribuir a este proceso trascendental en torno al fin del conflicto y al papel que pueden jugar la cultura y las artes en la consecución de ese bien supremo que es la paz. Vengo a hablar con ustedes desde mi experiencia de artista educador, en ese micropaís que es el Colegio del Cuerpo. CdC, institución educativa sin ánimo de lucro que fundé hace casi 20 años con Marie France Delieuvin, en Cartagena de Indias, una de las ciudades más desiguales, excluyentes y violentas de este país: desigualdad en las oportunidades, exclusión racial 31 Siempre he dicho que cuando me fui a vivir a Cartagena, la ciudad de mis padres y de mis ancestros, sabía que encontraría talento ¡lo que no sabía es que encontraría tanto y tan fino! Yo he sido testigo de excepción en estos veinte años en ese, insisto, micropaís que es nuestro colegio, de lo que el arte y la educación unidos pueden hacer para transformar y potenciar a un ser humano. Hoy estamos recibiendo estudiantes de todo el país y de otros países del mundo. Sin embargo, la gran mayoría de nuestros muchachos vienen de la que llamamos la Cartagena profunda, la Cartagena de la terrible “pobreza histórica” y también de la nueva Cartagena de la periferia (multiétnica y multicultural) que surgió en las últimas décadas, fruto de la guerra y el desplazamiento. Lo que hemos comprobado en estos años, a través de nuestras estrategias de “educación con la danza y para la danza”, es que estos niños y jóvenes que provienen de las privaciones históricas o del despojo reciente, encuentran en la educación artística y cultural y en el refugio de sus propios cuerpos (que se les revelan como minas prodigiosas de creatividad, goce y belleza) un camino hacia la dignidad. Lo que nosotros les proponemos es una nueva ética de su cuerpo físico, mental y espiritual y lo que llamamos una nueva noción de riqueza, basada sobre todo en el ser y en el hacer (la vocación temprana descubierta y asumida) más que en el tener. Una ética del cuidado: cuidado de sí mismos, de los otros y del entorno social y natural en el que viven. Reconocimiento del valor sagrado de la vida y Maestro Año 6 - 2016 y cultural, violencia económica, social, política. Y, al mismo tiempo, una de las ciudades más bellas y mágicas del país (me refiero sobre todo al centro histórico y su geografía). Cartagena posee una rica población mestiza que, a pesar de vivir la gran mayoría en la pobreza y la miseria material, es dueña de una enorme alegría e instinto hacia la vida y un talento e inteligencia innatos para la música, la danza, la narrativa oral y corporal y las artes y manifestaciones culturales en general. 32 de la salud (física, mental, espiritual) como la única y más importante forma de riqueza. (health is wealth is health). Se trata de proponerles otros paradigmas, otros valores, y de hacerlos conscientes de sus enormes dones y talentos. Lograr que se maravillen todos los días con el simple (y tremendo) hecho de estar vivos y de saber que son células, órganos, miembros de un gran cuerpo colectivo e interdependiente que necesita lograr la salud individual y social para sobrevivir ¡y vivir! en plenitud y dignidad. Y cuando he hablado de hacerlos conscientes, a través de la educación (artística y cultural), de lo que valen como seres humanos sagrados, estoy hablando de un profundo cambio de mentalidad. Sin duda, este el mayor y más crucial aporte que la cultura, las artes y la educación, aliados con otros sectores de la vida de nuestro país, pueden hacer para contribuir al nacimiento de ese nuevo ciudadano, ese nuevo colombiano que requerirá la compleja etapa que se avecina y que ya se inició. Yo estoy convencido de que el mayor reto que tiene nuestro país es el de superar, no sólo la confrontación armada, sino sobre todo la enorme crisis ética y espiritual que nos aqueja como nación desde hace muchos años. La guerra y el dolor nos han vuelto insensibles, desconfiados, egoístas, cínicos, individualistas, cortoplacistas, proclives a y tolerantes con la corrupción. Este sombrío y fatalista espejo que presento, solo lo podremos transformar a través de la educación, la cultura y las artes, asociadas en una estrategia transdisciplinaria y multidimensional. Las siete vértebras Basándome en la definición que de la cultura hace la Unesco, podemos afirmar sin temor a exagerar, que ella es alma y columna vertebral de nuestro ser como nación. La cultura es mucho más que un ministerio y su presupuesto, o que un conglomerado de actividades, instituciones, eventos. Eso lo sabemos bien, la cultura es la esencia tangible e intangible de lo que somos. La educación, a la que casi siempre atribuimos gran parte de la responsabilidad en la transformación de nuestro país hace parte, a mi juicio, de la cultura. presupuesto de la cultura), invirtiéramos una décima parte en construir centros culturales, colegios de arte, bibliotecas, museos, universidades, programas de becas para artistas e investigadores, en otras palabras, construir un país en serio. Cuatro días de guerra equivalen al presupuesto anual del Ministerio de Cultura. Digámoslo con todas las letras: una educación como la que hoy se imparte en nuestro país, que no reconoce a la cultura, las humanidades y las artes como áreas fundamentales de su quehacer, simplemente no es educación. Quizás es adiestramiento, instrucción, domesticación, capacitación, entrenamiento, pero no es educación integral. Es un hecho, en el país, la gran mayoría no entiende que la cultura es mucho más que las actividades e instituciones culturales y artísticas. A pesar de que el Ministerio (y la Ministra del ramo aquí presente) trabajan con enorme seriedad y dedicación en muchos temas cruciales, yo considero que es un contrasentido (y lo digo con todo respeto, pues nosotros como CdC estamos decididamente matriculados en la búsqueda de la paz que ha emprendido el presidente Santos) y decía que considero que es un contrasentido que este Ministerio y este renglón tan importante de nuestra vida como nación ocupe, como afirma el periódico El Tiempo, “el puesto número 24 de 29 sectores en los que se reparten los recursos del Presupuesto General de la Nación, con una participación porcentual del 0,2 por ciento”. (Sabemos que la recomendación de la Unesco es que se dedique por lo menos 1% del presupuesto nacional para la Cultura). La educación es una de las muchas herramientas de las que dispone la cultura para la transmisión de esos nuevos/viejos valores, con las que lograremos ese urgente cambio de mentalidad que requiere nuestro país para salir del atolladero de la guerra y sus secuelas. La cultura es el compendio de esos valores que nos identifican y cohesionan en medio de la enorme diversidad y complejidad de cosmovisiones (memoria e imaginación) de nuestro país. La cultura es la que puede hacernos entender y valorar justamente el prodigio pluriétnico y pluribiológico que nos identifica y del cual deberíamos sentirnos más que orgullosos. A la pregunta de si el país está tomando en serio a la cultura en la transición hacia la paz, yo respondería con otra pregunta: ¿Cómo va a tomar el país en serio a la cultura, si muchos sectores de la población ni siquiera están tomando en serio la búsqueda misma de la paz? Es preocupante y deprimente constatar cómo muchos colombianos, que no conocen otra realidad que la guerra, no ven la necesidad de cambiar ya que no saben vivir en otro estado de cosas. Muchos han prosperado y viven de los réditos de la guerra y sus efectos. Pero antes de responder a fondo la pregunta de cuánto o cómo puede aportarle la cultura a la paz, respondamos la pregunta de cuánto le arrebata cada año la guerra a la cultura. Y dicho esto, quiero reiterar algo que ya he sostenido en varios foros: el Ministerio de Cultura debería ser, por la trascendencia multidimensional/ transdisciplinaria de los temas que maneja, el Ministerio del Posconflicto por excelencia. Pero, ¡ojo!, no se trata simplemente de una instrumentalización mecánica del arte y de la cultura para conseguir fines extra artísticos o extra culturales, se trata sí de poner estas disciplinas y dimensiones (con todo su corpus de rigor y profesionalismo y sin renunciar a la calidad) al servicio de la memoria, la imaginación, y también de la convivencia, la reconciliación, la reparación simbólica de las víctimas y la concepción de nuevos imaginarios que nos ayuden a reconstruir el rostro desfigurado de nuestra nación. Para ello es fundamental que artistas, pensadores, intelectuales, investigadores de alto nivel Maestro Número 12 Imaginemos por un momento que de esos 30 billones de pesos al año que destinamos hoy para defendernos de nosotros mismos, (80 mil veces el 33 Superaremos el conflicto cuando hayamos cerrado las brechas sociales y económicas aberrantes que conocemos, y creado los mecanismos para la reincorporación de los excombatientes y su participación en la democracia. Pero sobre todo, cuando nos tomemos en serio la tarea de curar y transformar el alma, la mente y el cuerpo de este país gravemente enfermo y desgarrado. Y esto se logrará, a mi juicio, con una estrategia muy compleja de interconexiones, sinergias y programas intersectoriales. Lo que he denominado las siete Vértebras de la Cultura. 1. Cultura y economía: la economía cultural, denominada por el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, como la economía naranja, se ha convertido en un gran elemento que aporta al desarrollo económico del país. En los últimos años su contribución al Producto Interno Bruto, PIB, ha sido en promedio del 3,3% y sus avances han sido significativos, razón por la que desde el Ministerio de Cultura esperan que a 2016 el aporte sea del 3,6%.” (recibe 0,2% del presupuesto y aporta 3,6% del PIB) una clara generación de riquezas: rentabilidad social, humana y económica. 2. Cultura y salud: educación para la salud, valoración de los saberes tradicionales/ancestrales sobre el cuerpo y la salud, cultura y ética del cuidado, bienestar integral, salud mental, física y espiritual. Maestro Año 6 - 2016 se comprometan con procesos pedagógicos y comunitarios. El sector cultural y artístico unido debe ser, a mi juicio, el gran protagonista en este proceso de sanación de nuestra sociedad, en la construcción de esta nueva sensibilidad que requerimos, por medio de la búsqueda de la belleza, la poesía, la reflexión y la creatividad. Ahora bien, la Cultura no es siempre el terreno de la armonía y de la inocencia. La cultura es en esencia conflicto, crisis, ruptura, debate, pero en el terreno de la vida, de la confrontación pacífica de ideas, de la afirmación del espíritu humano hacia el futuro. 34 3. Cultura y medios de comunicación: recuperar y reforzar la presencia en los medios de los temas culturales y artísticos. Transmisión de nuevos contenidos, valores, imaginarios. Reconstrucción de la auto imagen y de la auto estima como nación. 4. Cultura y educación: formación de una nueva sensibilidad/creatividad. La cultura necesita a la educación como transmisora de la misma. Educación de los artistas y de los no-artistas, educación integral, insisto, de la sensibilidad. Creatividad, innovación, currículos con el arte y para el arte. 5. Cultura y medio ambiente: concientización y valoración de nuestra enorme riqueza y bio/etno diversidad y de los saberes ancestrales/tradicionales sobre el respeto y el cuidado de la naturaleza. Cultura del cuidado del cuerpo propio y del cuerpo del planeta. (Cuerpo y ecología). Incorporación y difusión de tecnologías de punta para la preservación del planeta. 6. Cultura y relaciones internacionales: reforzamiento de la proyección de la imagen de nuestro país en el mundo a través de la exportación de las manifestaciones artísticas y culturales y a la vez fortalecer los puentes también hacia nosotros para traer lo mejor de la cultura y de las artes del mundo. 7. Cultura y paz: todo lo anterior. respeto y valoración de la diversidad. Respeto por las diferencias. Celebración del instinto creativo y generador de vida del ser humano. Celebración de la vida sagrada. Solidaridad, compasión, espacios de reconciliación y perdón. Hace unos meses tuve una reunión con el Presidente Santos, fui hablar con él sobre lo que la educación artística y cultural puede aportar al posconf licto. Fui portador de una carta firmada por muchos artistas educadores y gestores culturales en la que le pedíamos incluir esta dimensión en su propuesta del país más educado de la región en el 2025. El presidente me escuchó con atención, reconoció la importancia de nuestros planteamientos y accedió a la petición de convocar una reunión con las ministras de educación y cultura para discutir el tema. Dicha reunión se llevó a cabo en el despacho de la ministra Parody. Ese día se decidió que la experiencia que el CdC adelanta con la IE del corregimiento de Pontezuela, una de las siete escogidas en la cuidad por el Ministerio de Educación Nacional, MEN, para implementar su programa bandera de la Jornada Única, se convirtiera en un proyecto piloto. Estamos actualmente trabajando en el diseño del piloto con la esperanza de que arranque en el 2017 y que se pueda convertir en un modelo replicable de interacción entre los dos ministerios. “La inmensa riqueza espiritual que la música en sí misma engendra termina por derrotar a la pobreza material. Desde el momento mismo en que en niño toma un instrumento musical y lo tiene entre sus manos delante de un maestro, ya no es un niño pobre: ya es un niño en su camino de ascenso, moviéndose a un nivel de acción que lo convertirá en un ser un humano completo, con un espejo alternativo en el cual puede verse a sí mismo. [...] Sí, nosotros trabajamos principalmente, aunque no únicamente, con niños y jóvenes de escasos o modestos recursos. ¿Por qué? Porque estamos convencidos de que uno de los aspectos más dolorosos de la pobreza es no tener acceso al arte”. Para concluir, quisiera decir hoy aquí en este foro que yo considero (y esto lo digo de nuevo desde mi experiencia de artista educador) que la mayor y la más importante contribución que puede hacer la cultura a la consolidación de la paz, se da a través de una educación artística, humanística (formal, no formal, informal) de alto nivel y que involucre además a artistas y pedagogos consagrados, intelectuales, pensadores, investigadores. Una propuesta concreta que lanzo hoy aquí y que tiene que ver sobre todo con la intersección entre los Ministerios de Cultura, Educación (y por supuesto Hacienda) y los otros sectores de los que he hablado, es la creación en todo el país de los Colegios Nacionales de Artes y Oficios, centros vocacionales de creatividad para la niñez y juventud, educación para/con el arte y la cultura (centros para la memoria, la reconciliación y la imaginación). Esta debería ser una decisión y una política de Estado La Educación Artística y Cultural, (la educación de la sensibilidad y de la creatividad) “al alcance de los niños”, al alcance de todos. Maestro Número 12 Permítanme cerrar esta reflexión con una cita del maestro José Antonio Abreu, creador visionario del alucinante Sistema de Orquestas Juveniles de Venezuela, proyecto de educación artística y humana de excelencia que ha sido, para muchos artistas educadores del mundo entero, una gran fuente de inspiración: 35 Maestro Año 6 - 2016 36 James Cuenca Departamento de Ciencias Sociales La educación desde los territorios, una apuesta para la paz Nuestro país está viviendo uno de los momentos más trascendentales de las últimas décadas. Está buscando vivir en paz. Por la larga historia que ha tenido el conflicto armado en nuestro país, el derecho a la paz nos parece extraño y todavía no tenemos la certeza de que vamos a conseguirlo. Sabemos que todas las violencias que se presentan diariamente en nuestras ciudades no son causadas por el conflicto armado Guerrilla – Estado, sino por otras circunstancias y razones que nos siguen provocando violencia y desasosiego. Sin embargo, estas otras violencias no pueden restarle importancia y trascendencia al hecho de que el conflicto armado de muchos años se haya terminado. Por el contrario, este momento debe servirnos para que como sociedad pensemos en el tipo de país que quisiéramos tener y lo que tendríamos que hacer para lograrlo. Vivir en una sociedad en la que la palabra, el respeto, el reconocimiento, la convivencia, la solidaridad, la compasión sean los baluartes que definan las relaciones y que, por tanto, el insulto, el irrespeto, la exclusión, la discriminación, los golpes y la muerte del diferente sean desterradas de la vida cotidiana es la meta que deberíamos proponernos en estos momentos. Uno de los caminos que nos puede permitir alcanzar tal meta es la educación. La educación como camino para lograr la paz entre los seres humanos no es un una estrategia nueva. Tras la terminación de la Segunda Guerra Mundial, se creó la Unesco para incidir en las mentes de los hombres a través de la educación, la ciencia y la cultura. Se intuyó que si se quería evitar que la humanidad volviera a vivir otro holocausto, tenían que educarse de manera diferente las nuevas generaciones. formación de los niños, adolescentes y jóvenes tiene que ser una tarea que pretenda transformar realmente la educación. Creo que como colombianos estamos viviendo un momento semejante. Después de cincuenta años de guerra, tenemos que proponernos educar de manera diferente a todos los que hemos sobrevivido a esta larga noche. Obviamente, la tarea no es fácil. Algunos ya se percataron, como lo hemos podido corroborar por los distintos eventos que se han venido realizando para reflexionar sobre el tema de la educación en el contexto del posacuerdo. Como parte de las distintas iniciativas que en estos momentos se están desarrollando en el país para responder a las expectativas que ofrece el posacuerdo se ha venido trabajando en el Programa Nacional de Educación para la Paz – Educapaz. La iniciativa es una propuesta de la Decanatura de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales Pontificia Universidad Javeriana de Cali y otras seis instituciones a nivel nacional: El Centro de Investigación y Educación Popular, Cinep; Fe y Alegría, Fundación Escuela Nueva, Fundación para la Reconciliación, Programa Aulas en Paz/Convivencia Productiva y la Universidad de los Andes. Además, se cuenta con el acompañamiento de la Fundación Avina, Redprodepaz y el Centro Latinoamericano de Aprendizaje y Servicio Solidario, CLAYSS, Uno de los objetivos que debemos tener en cuenta al analizar el tipo de educación que deberíamos tener los colombianos de cara al presente y al futuro es revisar la educación que hemos tenido a lo largo de estos años de guerra. Esta tarea tiene que ayudarnos a revisar en qué hemos fallado, más allá de los índices de deserción escolar o los resultados en las pruebas PISA. Hay una educación que efectivamente no ha estado funcionando muy bien, si consideramos los altos niveles de violencia contra los niños, adolescente y los jóvenes. E incluso entre ellos. Como se dijo atrás, esta violencia no la origina el enfrentamiento guerrilla – Estado. Esta iniciativa, asume un enfoque territorial y busca impactar los procesos educativos que se desarrollan en regiones que han tenido un alto efecto del conflicto armado. La apuesta de cada una de las organizaciones participantes es poner su experiencia y saberes, acumulados en muchos años de trabajo en temas relacionados con la educación, para mejorar sustancialmente los procesos educativos del sector rural, articulando su trabajo con las otras organizaciones participantes. La educación, obviamente, no es la única responsable de la violencia que ha vivido el país. La injusticia social y las profundas desigualdades sociales y económicas siguen siendo factores que favorecen, directa o indirectamente, muchos comportamientos violentos. Sin embargo, la pregunta sobre la función que ha tenido la educación en una sociedad que ha estado en guerra cincuenta años es necesario hacerla e intentar responderla, si queremos que ella sea uno de los baluartes para la paz. En tal sentido, revisar y evaluar los modelos que sustentan una educación en la que se elogia la competencia, la sumisión, el autoritarismo, la discriminación, la obediencia ciega, la repetición y la acumulación de saberes sin sentido, entre otras trabas que afectan los procesos de aprendizaje y de El enfoque territorial de Educapaz busca que niños, jóvenes, docentes, familias, autoridades educativas y los gobiernos municipal, departamental y nacional hagan de la educación el eje que desarrolle una cultura de paz y abra otras oportunidades distintas a las que ofrecen la guerra y las distintas expresiones de la economía ilegal en estos territorios. Maestro Número 12 Es innegable que la brecha educativa y social que hay entre el campo y la ciudad es enorme. Esto ha favorecido la injusticia social y el abandono estatal. 37 Aunque Educapaz no es la solución a todos estos problemas, sí se propone incidir en uno de ellos. Convencidos de que si se logran mejorar los distintos indicadores educativos presentes en estos momentos en los distintos municipios golpeados por la violencia se podrá tener una oportunidad única de romper el cordón histórico que ha existido entre la pobreza rural y la violencia social. El sur del Tolima ha sido el territorio en el que se comenzó a trabajar este año. Esta región abarca varios municipios, Planadas, Chaparral y Río Bravo, entre otros. El trabajo de campo que se ha iniciado en esta zona ha permitido constatar la dureza de la realidad que viven los campesinos. El desempleo entre los jóvenes y la falta de oportunidades escolares son algunas de las principales problemáticas que se señalaron en las reuniones que se tuvieron con profesores, estudiantes y padres de familia. Los profesores reconocen la falta de actualización pedagógica y en contenidos de sus áreas de formación. La imposibilidad de seguir una formación a nivel superior o tener acceso a una educación continua define en buena medida su desempeño profesional. Otras de las situaciones objeto de preocupación es el abandono de los padres de familia frente a la educación de sus hijos, lo que hace que los profesores se sientan solos en la educación de los estudiantes. ¿Qué se puede hacer frente a estas problemáticas? Como se puede constatar, la tarea no es fácil y requiere del concurso de varias voluntades del orden local, departamental y nacional. Y, aunque el Estado es el Maestro Año 6 - 2016 El campo ha sido visto durante muchos años por las elites políticas y económicas como un fortín electoral y fuente de materias primas y mano de obra barata. La desescolarización y la marginación social han servido para mantener esta situación. Sin embargo, el alto costo que se ha tenido que pagar por esto son las sucesivas violencias que han tenido como origen estas injusticias que se presentan en el campo colombiano. 38 responsable constitucional de garantizar una educación gratuita y de calidad para todos los colombianos, es claro que hasta ahora no lo ha podido hacer. Por ello es necesario que otros actores se sumen a esta tarea. Y mucho más en esta coyuntura del posacuerdo, en la que sabemos se está jugando una gran oportunidad para el pueblo colombiano. Como muy bien lo han afirmado varias voces, la paz no es de un gobierno ni de las FARC, la paz es de todos. Y solo entre todos podremos garantizar que sea posible. Este bien es demasiado preciado para dejárselo a los mismos actores que han hecho la guerra. Todos, desde nuestros lugares y saberes, podemos aportar algo para su logro. La Pontificia Universidad Javeriana de Cali, bajo la dirección de la decanatura de Humanidades y Ciencias Sociales, asumió esta tarea, que hace parte de la Misión y la Visión de la Universidad y de su historia como institución educadora, formadora de hombres y mujeres para los demás. Esta apuesta institucional que está haciendo Educapaz es necesaria e importante en el proceso de construir una sociedad más justa, más humana, más solidaria y compasiva. Hasta ahora, la participación de la universidad ha estado asumida por varios profesores de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, encabezados por la Decana, Alba Luz Rojas, pero esta tarea demandará la participación de otros profesores de la facultad y de la universidad. Igualmente, otra de las opciones que se tienen para participar en este programa es la de hacer investigación, a nivel de pregrado y posgrado. Las puertas están abiertas para todos los miembros de la universidad. Diana Perdomo Egresada programa de Psicología El eco de un ángel Todas las mañanas un ángel gritaba desde su ventana: - La infinitud de la inmortalidad también es posible en el hombre. Vivía en una casa blanca con una puerta gigante que permitía que sus alas se movieran con libertad al entrar. No era necesario tocar la puerta, porque su presencia hacía que esta se abriera sola. Los hombres que estaban conectados con la vida lograban dimensionar el mensaje de aquel ángel que todas las mañanas al levantarse gritaba desde su ventana: - La infinitud de la inmortalidad también es posible en el hombre. No era el sonido de un gallo lo que levantaba a los habitantes del pueblo, sino el grito y el eco permanente de su voz. Maestro Número 12 A aquellos seres humanos que conscientemente fabricaban a diario instantes de oro se les permitía coleccionar en el parque del pueblo grandes monumentos 39 Maestro Año 6 - 2016 a la vida, inspirados en la cotidianidad humana. Estos eran admirados por aquellas personas que aún no comprendían el mensaje del ángel. Desconocían el significado. No escuchaban más allá del eco que retumbaba en sus oídos al despertarse. Lo veían como un profeta sin sentido. Lo único que admiraban de él eran sus gigantescas alas que se abrían cada vez que transmitía el mensaje desde su ventana o cuando saludaba a las personas por las calles del pueblo. Siempre resplandeciente, impecable, con su taje blanco. Disfrutaba sentarse en el parque y admirar cada instante transformado todo en monumentos de vida que los hombres consideraban valiosos. Cada monumento revelaba grandes significados. Se encontraban detallados de acuerdo al color de la pintura que escogían las personas en la gran fábrica del color: La pintoresca vida -ese era su nombre. El amarillo representaba instantes de felicidad. El azul, instantes de amistad. El purpura, instantes de amor. El blanco, instantes de paz. El ángel cada vez estaba más feliz al ver que el color que más predominaba en los monumentos era el blanco. Las obras empezaron a ser admiradas, reconocidas y contagiadas por aquellos escépticos que en el pasado veían al ángel como un profeta más y a los monumentos como un objeto más. Interiorizaron y comprendieron el verdadero significado implícito de la frase que les repetía el ángel a diario. Son sus obras, son sus propias creaciones, son las actitudes frente a las situaciones vividas, son los vínculos que construyen en la tierra los que principalmente suman al sentido colectivo de lo terrenal e inmortalizan al hombre, a lo humano. 40 Divina comedia, Diego Giovanni Bermúdez Aguirre Lina María Rengifo Valencia Estudiante de la carrera de Artes Visuales Modulares o el reposo de lo grotesco Hablar sobre el trabajo de Diego Bermúdez es registrar una psicofonía. “La experiencia de aquel que, ante el paisaje que se promete contemplar y que no puede no contemplar, ‘se pone en pose’ y obtiene a partir de la consciencia de esa actitud un placer raro y a veces melancólico” (Augé, 2000: 92). El 16 de agosto del 2016, la Pontificia Universidad Javeriana Cali inauguró la exposición Modulares, de Diego Giovanni Bermúdez Aguirre, en las instalaciones de la Biblioteca General del Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación (CRAI), organizada por la Vicerrectoría Académica y la CRAI, y apoyada por la Vicerrectoría del Medio Universitario y el Centro de Expresión Cultural, que le asignaron un lugar bastante curioso: los descansos intermedios de las gradas del segundo al tercer piso. Allí, con una distancia de no más de 30 cm, se hallaban puestas las 1 Los siguientes dos textos hacen una semblanza del trabajo del profesor Diego Giovanni Bermúdez cuya obra ilustra el presente número de la revista Maestro.Semana el 25 de enero de 2016 Lo grotesco implica una destrucción de la realidad, es decir, al infringir las normas se desconoce la realidad misma. La búsqueda y la sorpresa que provoca en el receptor son parte esencial de lo grotesco y su resultado puede ser cómico y/o terrorífico. Maestro Número 12 1 41 El lugar es un sitio curioso, pues en él viví y entendí la sensación del “no lugar” del que tanto habla Augé. Determinando que “el lugar” no existiría si en él no habitaran un contexto y unas determinaciones históricas. Viendo la obra de Diego Bermúdez me cuestioné profundamente y determiné que el lugar no existía, no porque en este no habitara lo nombrado, sino porque aún con ello, la “naturaleza” circundante, los cambios químicos y físicos que sufre diariamente la CRAI o, como diría Certeau: “el cruce de elementos en movimiento” fueron los únicos verdaderos receptores de cada mensaje tejido por Bermúdez, pues todos cuanto visitaban la exposición parecían o no verla, o no traducir el mensaje que en ella se hallaba. No se determinó para ser un espacio contemplativo, sino un espacio de profundo tránsito. “¿Por qué ocurre esto?”, me cuestioné en ese momento. Después de recorrer la exposición a profundidad y de transitar el paisaje junto a ella, descubrí que el espacio que se le había dado, que suponía enfocar y desenvolver la manera que las personas tendrían para relacionarse con el mensaje/obra, y que fue propuesto por el concepto curatorial, no tuvo la suficiente conciencia del discurso orgánico de Bermúdez y del propósito que este tenía y de cómo este se lograba. Lo bello y lo terrible habitaban allí a través de la vibración y, por esta razón, el poco espacio entre modulo y modulo no permitió que las ondas de vibración evocaran los paisajes y la memoria que habitaba en su seno mismo. Las vibraciones quedaron encerradas en reductos frágiles y se amontonaron las unas sobre las otras, perdiendo claridad. Según el modelo comunicacional de Roman Jakobson, no hubo una manera clara en la que el mensaje se evocó por parte de las decisiones curatoriales, por lo tanto se perdió algo primordial al contacto con la obra de Bermúdez: la intención. Maestro Año 6 - 2016 diferentes propuestas de cartel de Bermúdez, una junto a la otra, todas y cada una de ellas alusivas a temas históricos, culturales y ambientales. 42 Para ahondar en el tema, hablemos de Hiroshima 2015, un cartel en conmemoración de los 70 años del lanzamiento de la bomba atómica en la ciudad de Hiroshima, Japón. Hiroshima 2015 me recordó a una canción, pero luego de observar el cartel con detenimiento entendí o me di cuenta de que la melodía dejó de existir. Llegó a mí una fragancia y, la línea, una arquitectura de la imagen. Entonces comprendí la ausencia y el paralelismo. Me dije a mí misma: “¡Oh, esta debe ser la sensación de estar bajo los cerezos en flor!”. Fue allí donde comprendí que el trabajo de Diego Bermúdez son las veladuras y que aquello que en el texto curatorial se llamó: cosmos en movimiento había sido la sensación que obtuve. Sin embargo, lo que mis sentidos alcanzaron a develar no fue propiciado por la forma y el color como se afirma en el texto, sino más bien por la ausencia de todo ello. Frente a mí no existió el tono pálido de la flor de cerezo o el degradé de las líneas en diagonal que buscan encontrarse con el árbol en una simulación orgánica y viva. No, mi percepción fue volcada en el blanco del fondo y en cómo todo vibró, no en el cosmos, sino en la reconstrucción en, como dije anteriormente, mi comprensión del sonido. Esta comprensión me llevó a descubrir que no había melodía, que no existía letra y que definitivamente no era una canción, sino un sonsonete, un murmullo. La resonancia que podría generar una abeja contra el oído. Después de ello se devela la forma real, no aquella de colores y secuencias, ni la forma dada por la línea y el color, como se afirma en el texto curatorial, sino la del advenimiento propiciado por el sonsonete, la raíz profunda de lo que es el cosmos: el preludio de lo terrible y lo inevitable. Con sumo terror descubrí que Diego Bermúdez reconstruyó, con precisión, la frecuencia previa al estallido y, junto a ese preludio, lo efímero de la belleza: la flor de cerezo. La potencia del cartel se dio en el reposo de lo grotesco, en el fondo blanco. La escena tejida en Hiroshima 2015 me dio de la sensación de habitar un bosque que solo pudo nacer y florecer junto a mí con el mismo vigor que el solitario paso de Suzuka 2 descrito por Ango Sakaguchi en su famosa novela En el bosque, bajo los cerezos en flor y en él la belleza convertida en perversión, en una fina línea, pues aunque Bermúdez nos traza con cuidado la presencia de un suelo, unas líneas latentes y sobre todo precisas, la sensación que podemos tener del árbol levitando en la mitad del cuadro no se aparta. trabajo de Bermúdez existen todas estas frecuencias que contienen la potencia de su mensaje, todos estos paisajes que han sido construidos para brotar y transmutar el espacio y, como su misma naturaleza lo dicta, estos deben, evidentemente, fluir. Las distancias entre los módulos deben ser más consideradas con la amplitud de esas frecuencias. Se podría llegar a considerar la necesidad de que cada cartel de Bermúdez abarque una pared de medidas que podrían estar sujetas a análisis. Trabajar con lo que afirma Javier Gil, “no producir una imagen de la realidad, sino a producir la realidad de una imagen” (Gil, 2009: 33). Es la clave para ubicar la tensión necesaria que necesita, no solo la obra de Bermúdez, sino cualquier tipo de creación artística, para que logre ser profundamente leída y evidenciada. Allí, en la fina grieta que Bermúdez deja y que une al cielo y la tierra, logra profundidad, pero también teje sobre las formas para que la aparente plenitud que crea en el interior lleve consigo una verdad terrorífica, pues no hay plenitud, hay suspensión. No existe color, existe línea, y no existe abstracción, existen pesos, diagonales y veladuras. Diego Bermúdez no construye el ritmo con los tonos, sino con la arquitectura, con las frecuencias de los sonidos que él compone y él mismo teje entre un acto violento y, en algunos casos, desmedido, aun cuando sus figuras son tan limpias y en ellas existen límites. En Bermúdez, el movimiento de los elementos se ve sublime y flexible frente al “eterno presente”. Una constante reminiscencia del pasado. Frente a eso está el desafío, pues como Augé afirma, los “no lugares” también poseen pensamientos, ideas que envuelven el lenguaje, bien sea por un contexto ya prescrito o por las ideas que en su esencia misma reposan. Entendiéndolo así, para construir el lugar al que nos cita Bermúdez tendríamos que caminar entre polos inexistentes. No hay de por sí un lugar totalmente configurado, y así mismo no existe una total intervención. Es ahí donde reposa el interés del constante “que hacer”, que no sería más que nuestra total entrega a un sitio donde reposan ideas. El sentimiento íntimo que podemos sentir con su obra nace desde esa fina grieta que todo lo divide, y esto lo podemos ver por igual en trabajos como Design Issues 22 (2001), Divina Comedia (2015) y ¡Resiste Tipnis! (2011). Hiroshima 2015 logra ser la representación de uno de los diálogos que hallamos en Hiroshima mon amour: “Hiroshima se cubrió de flores. Por todas partes, ancianos y gladiolos, y enredaderas, y dondiegos de día que renacían de las cenizas con extraordinario vigor, ausente hasta entonces en las flores” (Resnais, 1959). Es como si en medio de todas las ramificaciones despojáramos una y nos concentráramos en ella. Los “no lugares” están definidos por diferentes cuestiones y dentro de nosotros existe la claridad, aún dentro de la abstracción misma que esto le supone al mundo. Respiramos un profundo vacío. Lugares tan inalcanzables como los construye Bermúdez, pero a los que innegablemente pertenecemos. “Un día quizá, vendrá un signo de otro planeta. Y por un efecto de solida- Para comprender la potencia que existe en el trabajo de Bermúdez es preciso entender que se debe apostar o como Heidegger enuncia, y es citado por Larrosa y a su vez por Javier Gil en su texto Políticas de lo sensible: “sería provechoso si desistiremos de la costumbre de oír tan solo lo que ya entendemos” (p. 33). Sería provechoso entender entonces que en el Dentro de la novela, el paso de Suzuka es un camino poco frecuentado que atraviesa un bosque misterioso de cerezos en flor. Maestro Número 12 2 43 I R O S H I M A 1 9 4 5 - ridad cuyos mecanismos ha estudiado el etnólogo en pequeña escala, el conjunto del espacio terrestre se convertirá en un lugar. Ser terrestre significará algo. Mientras esperamos que esto ocurra, no es seguro que basten las amenazas que pesan sobre el entorno. El anónimo del no lugar es donde se experimenta solitariamente la comunidad de los destinos humanos. Habrá, pues, lugar mañana, hay ya quizá lugar hoy, pensar de la contradicción aparente de los términos, para una etnología de la soledad (Augé, 2000: 122). 2 0 1 5 Hiroshima 1945-2015, Diego Giovanni Bermúdez Aguirre Maestro Año 6 - 2016 H 44 la armonía y el desarrollo. Tiene como referencia la rosa de Sharon, flor nacional coreana. En el 2015 fue invitado, por el Ministerio de cultura de Corea, a la inauguración de la muestra. Bermúdez también diseñó la portada de una de las ediciones de la revista Design Issues, que es un de las revistas académicas de diseño más importante del mundo, editada por el MIT, Massachusstes Institute of Tecnology, Cambridge, Estados Unidos. En ella se abordan la investigación en diseño y la búsqueda de lo desconocido, lo diferente y lo oculto, que encuentra en Borges la manera de representarlo. “Lo verdaderamente importante es aquello que encontramos sin estarlo buscando, como lo hace el viejo pescador” (Bermúdez, 2016). Modulares Otro de sus aportes es el cartel de Hiroshima. Bermúdez recibió la solicitud de la ONU para conmemorar los setenta años de la bomba atómica. En él, representa el árbol de la flor del cerezo como metáfora de la vida, de renacimiento. Diana Concha Centro de Expresión Cultural Diego Giovanni Bermúdez Aguirre es profesor de la carrera de Diseño de la Comunicación Visual del Departamento de Arte, Arquitectura y Diseño de la Pontificia Universidad Javeriana Cali. Sus trabajos han sido seleccionados en eventos nacionales e internacionales, entre ellos, las bienales de Diseño Gráfico de Varsovia, México, Ucrania, Rusia, Bolivia y en la iberoamericana de Madrid. Además, se han expuesto y reseñado en Alemania, Argentina, Bolivia, Brasil, Corea, Cuba, Chile, Ecuador, Eslovaquia, EE.UU., Francia, Italia, Japón, México, Perú, Polonia, República Dominicana, Sudáfrica, Uruguay y Venezuela. En algunos países se ha presentado en calidad de investigador, ponente, consultor y tallerista, en diversas instituciones y proyectos. Influenciado por un amplio contexto creativo, fue desarrollando la línea expresiva que tuvimos la oportunidad de ver en su exposición Modulares, exhibida en los pasillos 2 y 3 de la Biblioteca de la Universidad Javeriana de Cali. Son trabajos que fueron donados por Bermúdez a la universidad. la exposición se realizó con el apoyo del Centro de Expresión Cultural de la Vicerrectoría del Medio. En el 2014, se realizó la exposición Entre Comillas, liderada por el profesor Fernando Arboleda, del Departamento de Arte, Arquitectura y Diseño, con la que se activaron estos corredores como espacios no convencionales para exposiciones. A partir de ahí, los corredores de la Biblioteca se convirtieron en una plataforma de las expresiones artísticas de los miembros de la comunidad educativa Javeriana. Un ejemplo de su trayectoria es el cartel de Corea, que ganó, entre más de 100 diseñadores de todo el mundo, la convocatoria internacional del gobierno coreano para conmemorar los setenta años de la República de Corea. En este trabajo se evidencia Maestro Número 12 A lo largo de su carrera ha creado series de diseños modulares que generan vibraciones y establecen conexiones hacia un universo de formas y colores de 45 Maestro Año 6 - 2016 figuras abstractas y secuencias que perfilan un cosmos en movimiento. “somos un sueño de libertad”, señala, pues para él “diseñar es un acto de humanidad, es pensar en los demás de manera invisible y silenciosa”. La exposición de Bermúdez presenta su modo de pensar y, en sus diseños, se ven los cuestionamientos sobre el mundo y las realidades sobre las que ha trabajado, que ponen en tensión temas culturales, sociales y ambientales. Korea, Diego Giovanni Bermúdez Aguirre El cartel es uno de los elementos más significativos del diseño, por su capacidad de protesta. Como recurso gráfico es una herramienta publicitaria masiva que incide en la naturaleza de su contexto por su carga histórica, política, económica y estética. Las composiciones de Bermúdez gozan de un cuidadoso tratamiento estético, que se evidencia en el tejido de la imagen. Sus ambientes dinámicos crean atmósferas móviles que desatan la sensación de plenitud y, a la vez, cuestionan sobre conflictos y tensiones sociales de manera aguda y perspicaz. 46 Ana María Giraldo Giraldo Departamento de Humanidades La teología feminista en la historia Han pasado nueve años ya desde la publicación en catalán de este libro y cinco desde su publicación en español. Sin embargo, su vigencia permanece intacta, pues, parafraseando el título de uno de los capítulos del mismo, la teología feminista existirá mientras exista una teología patriarcal. Al decir que este texto tiene vigencia, nos comprometemos a reconocer que ésta se debe a que acierta en la respuesta a problemas que hoy siguen reinando. Por tanto, hoy quisiera resaltar los aciertos de esta obra. Su planteamiento del problema y cómo éste se ha encarnado en cada periodo histórico de la humanidad es su primer gran acierto. La expresión “el problema de las mujeres”, como nos dice su autora, no debe entenderse, como muchos han entendido, como una referencia al hecho de que las mujeres son un problema y es necesario delimitar muy bien su papel en la sociedad, sino, por el contrario, que las mujeres tienen un problema. El problema de las mujeres es que el sistema social, cultural y religioso preponderante recluye a las mujeres en el ámbito privado y les dificulta o impide el acceso al ámbito público. Maestro Número 12 La autora defiende no solo que este problema ha estado presente desde el origen de las instituciones humanas, sino que además cambia al ritmo de las transformaciones de los paradigmas a través de 47 Maestro Año 6 - 2016 la historia. Así, en la época premoderna, cuando el paradigma de humanidad estaba determinado por la espiritualidad, la mujer se definía como un ser impuro, impropio para las prácticas rituales. En los inicios de la modernidad, el paradigma cambia a la racionalidad y la mujer se define como un ser esencialmente emocional y, por tanto, impropia para las actividades intelectuales. En el auge de la modernidad, el paradigma es la libertad y la mujer se define como un ser esencialmente dependiente y, por tanto, impropio para decidir por sí mismo. Por último, en la posmodernidad, “rara es la persona, mujer o varón, que afirme en nuestro entorno que las mujeres son inferiores en dignidad a los varones […]. El peligro es más bien lo contrario. En un movimiento compensatorio reactivo y reduccionista, hay en nuestro entorno quien cree que las mujeres son más dignas, espirituales o cercanas a Dios que los varones. […] En el contexto de esta crisis, se tiende hoy a considerar a las mujeres portadoras de los valores capaces de redimir a la humanidad y devolverle el equilibrio perdido” (pp. 134 - 136). En consecuencia, hoy el paradigma de humanidad está determinado por una concepción específica de la feminidad. El segundo gran acierto de esta obra es la delimitación y caracterización de la perspectiva teológica desde la que se pretende dar respuesta a este problema, esta es: la teología feminista. El problema de las mujeres puede ser abordado satisfactoriamente desde diferentes disciplinas: la filosofía, la biología, la sociología, la antropología, etc. Esta obra pretende abordarlo desde una perspectiva teológica, esto es, pretende responder a la pregunta: ¿y Dios qué dice a todo esto? No obstante, la perspectiva teológica per se no es suficiente para buscar una respuesta satisfactoria al problema, pues como es bien sabido gran parte de la teología ha estado al servicio de los defensores de una estructura 48 patriarcal de la institución eclesial. Esta es la razón por la que, a muchos, desde el mismo título, nos ha impactado este libro, pues pareciera haber una contradicción conceptual en la expresión “teología feminista”. Por tanto, es necesaria además de una perspectiva teológica, una perspectiva crítica. Esto es una teología que hace consciente una contradicción doctrinal interna y que, en consecuencia, parte de una toma de posición personal frente al problema que le implica oponerse a la posición institucional. Esta perspectiva crítica, al enfocarse en el problema de las mujeres, toma el nombre de feminista. Así, la teología feminista es un capítulo de la teología crítica. La contradicción que explicita la teología feminista no es una contradicción inicialmente intelectual, sino vivencial. Esto es, “una persona, no necesariamente una mujer, encuentra discriminatoria o injusta la manera que tiene su comunidad de fe de conceptuar teológicamente la identidad o la función social / eclesial de las mujeres” (p. 19). Es decir, esta contradicción está marcada por una experiencia profunda de sufrimiento por el rechazo y la discriminación de la propia comunidad. Superar la contradicción se convierte, entonces, en una tarea vital. Dado lo anterior, la teología feminista se encuentra con dos tareas. La primera, poner en evidencia el problema de las mujeres como una contradicción entre la experiencia personal de Dios y la doctrina de la Iglesia y, la segunda, ofrecer una alternativa de interpretación teológica que busque superar dicha contradicción. Este libro cumple a cabalidad con la primera tarea y establece las pautas para la segunda. Este es su tercer gran acierto. Dada la naturaleza de esta contradicción, la primera tarea se realiza a través de una exposición de las vidas de hombres y mujeres que se han visto atravesados por esta experiencia y han reaccionado a ella desde una posición crítica. Este principio hermenéutico propio de la fenomenología busca probar no solo que la teología feminista ha existido desde que existe la teología patriarcal, sino, además, que la recurrencia de este fenómeno indica que “Dios no quiere ni bendice esto [la discriminación y el rechazo], por mucho que sus representantes oficiales en la tierra lo prediquen” (p. 73). En las múltiples representaciones de las vidas de estas teólogas, y algunos pocos teólogos, feministas lo que se quiere mostrar es que no es Dios quien considera a las mujeres menos espirituales, no es Dios quien prohíbe el acceso de las mujeres a la educación, a la política, a las profesiones remuneradas o al sacerdocio y no es Dios quien adjudica preferentemente a las mujeres las tareas del hogar o del cuidado de los niños y de las personas enfermas o ancianas (pp. 135 - 136). desigualdad nace de la pérdida de esta comunión, cuando uno de los dos ámbitos prima sobre el otro y se cae en la ilusión o bien de una libertad egoísta, que no termina de ser libre, o de un amor oprimido, que no termina de ser amor. Por tanto, y con estas palabras de Forcades i Vila concluyo: La segunda tarea es de más largo aliento. En este libro tal alternativa de interpretación teológica apenas se sugiere1 . La igualdad de género puede sostenerse a partir de un principio de la antropología teológica, a saber: que fuimos creados, hombres y mujeres, a imagen y semejanza de Dios. Haber sido creados a imagen y semejanza de Dios, siguiendo a Agustín, nos desplaza de una concepción substancial de la persona a una concepción relacional de ella. Dios es, en primera instancia, un ser en sí, el que es, el Padre; en segunda instancia, un ser para otros, el que entrega su vida por amor a la humanidad, el Hijo, y, en tercera instancia, la comunión entre el Padre e el Hijo, el Espíritu Santo. Así mismo el ser humano es, en primera instancia, un ser en sí, un ser libre; en segunda instancia, un ser para otros, llamado al amor, y, en tercera instancia, la comunión entre su libertad y su amor a otros. La tampoco el amor precede a la libertad. Tanto si soy mujer La tarea de la teología feminista de hoy es la de abrir caminos para que podamos entre todos construir unas sociedades que, además de basarse en la igualdad en dignidad, en inteligencia y en libertad de las mujeres y los varones, se sustenten también en la igualdad en la capacidad de amar, ya que, tal como expresa la conocida frase de San Agustín “Ama y haz lo que quieras”, el amor y la libertad son indisociables. Esta frase no es una contradicción ni apunta hacia una doble moral. Es la afirmación más concisa de la verdad de nuestro ser personal: solo desde la libertad se puede amar; solo desde el amor se puede ser libre. La libertad no precede al amor, pero como si soy varón, mi medida de amor es igual a mi medida de libertad. El paralelismo es estricto y no admite excepción: tanto amor tengo, tanta libertad tengo; tanta libertad tengo, tanto amor tengo. La transformación del mundo presente y el advenimiento del Reino de Dios que da sentido a nuestra historia pasan, no solo por la proclamación teórica, sino sobre todo por la experiencia práctica, en la vida de cada mujer y de cada varón, de esta verdad (p. 137). Cabe resaltar que esta es desarrollada en su tesis doctoral en teología Ser persona, avui: Estudi del concepte de “persona” en la teología trinitària clàssica i de la seva relació amb la noció moderna de llibertat. Maestro Número 12 1 49 Maestro Año 6 - 2016 50 Carlos Alberto Pontón Delgado Centro de Expresión Cultural La historia del duendecito Después de enseñarles por más de 20 años a narrar historias audiovisuales a jóvenes y adolescentes en varios escenarios de Cali, un día me encontré inmerso en un universo completamente desconocido, rodeado por un grupo de niños que me miraban con gran expectativa ante el interés de hacer con ellos una película en la que ellos fueran los personajes. Esta experiencia hace parte de un proyecto de formación artística y de reconstrucción de memoria de un grupo de artistas que estamos participando en la creación de caminos de paz e inclusión social a través de las prácticas artísticas en comunidades rurales vulnerables del Valle del Cauca. Lo primero que me pregunte fue: ¿cómo empezar? Busqué incansablemente en Syd Field, linda Seger y Robert Mckee alguna clave que me permitiera empezar. No encontré en ninguno de estos grandes gurúes de la narrativa visual algo que me sacara del atolladero en que me encontraba. De repente, uno de los niños, extrañado por mi silencio, me cogió del brazo y empezó a contar su reciente encuentro con el Duende. Apenas terminó, el resto de niños lo siguieron, aludiendo a sus propias experiencias con este ser fantástico, que para ellos (niños de sector rural de Potrerito, Jamundí) era uno de sus convidados, infaltable en sus juegos infantiles y aventuras en el campo. Al fin pude respirar con calma. Para empezar, ya tenía el tema y se ajustaba a los propósitos de mi intervención de rescatar la memoria histórica de estos niños del campo a través del audiovisual. Y el Duende me estaba dando esa oportunidad. Aidstop, Diego Giovanni Bermúdez Aguirre Al otro día, llegué más confiado y quise tomar la palabra. Todos me miraron con gran curiosidad. Mi aspecto de profe, barbado y en bluyines, les causaba simpatía. “Bueno niños, hablemos un poco más de ese ser fantástico, del Duende”. Uno de los niños, de manera muy ingenua, me preguntó qué quería decir esa palabra tan rara. Esta vez traté de explicarles a los niños, con una postura que no fuera muy académica, que fantástico es todo aquello que llega al mundo de lo real sin ser de nuestro mundo y nos causa un gran sobresalto. Después de estas palabras, vi en los rostros de los niños un dejo de indignación y reclamo: “¿cómo así que el Duende no hacía parte de su mundo real? Si había jugado canicas con ellos, los había perdido en el bosque y, en varias ocasiones, lo habían sorprendido escondiendo las cosas de la casa o jugándoles una pilatuna ante el espejo”. Eso de que el Duende era un personaje fuera de su mundo era completamente inadmisible para ellos. ayuda mágica del Duende por supuesto. No tuve que quebrarme la cabeza explicándoles el sentido de la premisa dramática, los puntos de giro u otras de esas retóricas de la narrativa que me sacaron de apuros en mis anteriores trabajos con jóvenes Ya tenía la historia. Ahora surgía otra pregunta: ¿cómo la vuelvo película? Nunca había dirigido niños. Con jóvenes siempre lo había resuelto con las técnicas actorales de Stanislavski o del Actors Studio, de Lee Strasberg, pero estos maestros nunca me hablaron de cómo dirigir un grupo de niños. Esa noche comencé a padecer de insomnio. Recordé las actuaciones conmovedoras de los niños a través de la historia, del cine desde El chico, de Chaplin, hasta Los niños del cielo, del iraní Majid Majidi. Vencido finalmente por la nostalgia y el cansancio me quedé profundamente dormido. Aquel día tuve que reconocer que construir una narrativa con niños iba a replantearme muchas cosas. Tenía que iniciar una inmersión desprevenida en su propio universo y aprender de ellos. Al día siguiente, busqué un gran amigo, que dirige obras de teatro para público infantil. Él, después de escucharme pacientemente sobre mis intenciones, se compadeció de mí y me invitó a ver sus obras de teatro infantil para tratar de esclarecerme, según él, ese intrincado mundo de la actuación para niños. El día de la función me mimeticé en medio de los padres que acompañaban a sus niños para ver una versión infantil de El Quijote de la Mancha. Apenas se apagaron las luces y comenzó la representación recobré la esperanza de ver y aprender cómo los niños actúan ante un escenario. En el desarrollo de la representación, en medio de las aventuras y desventuras del Quijote y su escudero, Sancho Panza, nunca apareció un niño. Es como si se hubiesen extinguido en la Edad Media bajo la sombra de la peste. Al final de la obra, en medio de los aplausos apasionados de los padres ante la actitud indiferente de sus pupilos, me escurrí de la sala de teatro un poco frustrado al no encontrar nada Como ya tenía un tema, con muchas escenas alrededor de las experiencias personales de los niños con el Duende, les propuse que las fuéramos organizando en una historia completa, con un inicio y un final. Utilizando la imagen de una locomotora que arrastra sus vagones de un lugar a otro, los niños, al quedar cautivados por esta imagen en movimiento, sintieron la invitación al juego del tren, por lo que ese día tuve que olvidarme de mi propósito de armar la historia. Maestro Número 12 En la siguiente sesión, los niños me sorprendieron. Todos traían sus escenas dibujadas, como un storyboard de la historia, y no me había pasado del asombro cuando me las comenzaron a poner en el suelo, como si fueran los vagones de un tren, iniciando y terminando con la imagen del Duende. De manera intuitiva, los niños habían articulado una historia con un protagonista, que tiene que resolver un conflicto y en cuyo desenlace se resuelve en la historia, con la 51 Maestro Año 6 - 2016 que me ayudara a averiguar cómo era ese desconocido arte de dirigir a un grupo de niños. Esa noche antes de dormirme me sumergí en los recuerdos de mi infancia. Tal vez ahí podía encontrar alguna salida posible. Recordé que mis representaciones infantiles estuvieron más ligadas a evitar el castigo del prefecto de disciplina del confesional colegio de los Hermanos Maristas por alguna de mis travesuras, pero no con la actuación. Fueron simples actos físicos de sobrevivencia. Volví otra vez a mi biblioteca, a ver si la experiencia de otros me arrojaba alguna luz en esa larga noche de insomnio. Encontré una joya bibliográfica, La infancia recuperada, del maestro Savater. Lo releí hasta el amanecer. Evoqué mis primeras lecturas infantiles, La isla del tesoro, Las aventuras de Sandokán por los mares orientales y terminé en los mundos futuristas de Julio Verne, pero la expectativa de recobrar mi infancia se diluyó en las conclusiones filosóficas de este gran maestro al final del libro. A la mañana siguiente, al observar mi aspecto ojeroso ante el espejo, decidí cambiar de estrategia. Visitaría a una amiga psicoanalista para que me ayudará a resolver este bloqueo de la creatividad que estaba padeciendo: convertir una narración fantástica de niños alrededor del Duende en una película. Estaba seguro de que una psicóloga freudiana me iba remover los traumas de la infancia que me impedían hacer fluir mi espíritu creativo. Frente a todo lo esperado, no me hizo acostar en ningún diván, ni auscultó los misterios oníricos de mis sueños o actos fallidos. Solo me ofreció una taza de té, me escuchó pacientemente durante gran parte de la tarde y luego me dijo de manera lacónica que la consulta ya había terminado y que le debía doscientos mil pesos. Me mordí la lengua de arrepentimiento. Me ausenté unos días de los niños mientras aclaraba mis ideas y decidí refugiarme en la vida y obra de 52 muchos directores de cine que en algún momento de sus vidas se hicieron las mismas preguntas que yo me hacía ahora. Solo pude sacar una conclusión general de todos ellos: “cuando hagas cine, trata de no trabajar con animales, barcos ni niños”. Yo no me iba a dar por vencido. Me había comprometido con los niños a hacer una película con ellos. Cuando volví y llegué al lugar de reunión no los encontré. Me pareció lo más natural que se hubieran aburrido de un profesor que les hablaba como en otra lengua o simplemente que se habían desmotivado de ese cuento de hacer una película conmigo. Me senté en una butaca al lado de un samán, resignado a lo que sucediera. A los pocos minutos, uno de ellos se me acercó con sigilo y me contó un secreto al oído. Me iban a presentar toda la historia del Duende. Esperé con la paciencia propia de un solitario espectador y comenzaron a representarme, con vestuario y todo, la historia, desde el inicio hasta el final. Nunca antes había visto unos actores tan viscerales y apasionados, hasta el mismo Stanislavsky se hubiera sorprendido. No podía ser de otra manera. Representaban al Duende tal como lo habían vivido. Después, lo demás, comenzó a fluir hasta terminar una breve película en la que los niños disfrutaron reviviendo sus aventuras con el Duende. En cuanto a mí, como profesor de realización audiovisual, después de escuchar durante mucho tiempo los mandatos de la razón, en esta oportunidad tuve que dejar salir la voz de mi corazón. De allí brotaron las emociones que se despertaron con estos niños de Potrerito durante esta extraordinaria experiencia. Fueron las fibras más sensibles con las que tejí con ellos esta historia de El duendecito. Guillermo Rivera Cardona Departamento de Ciencias Básicas de la Salud Mujer, balón y fútbol Por tradición (de la cual no discutiré su etiología ni argumentos), el fútbol, balompié o soccer, como lo llaman los estadounidenses, a lo largo de la historia ha sido dirigido por hombres, que se han elogiado y reconocido las estrategias planteadas antes y durante el juego. Dichas estrategias se hacen más relevantes cuando el equipo dirigido juega bien, ataca con efectividad, defiende con asertividad y gana contundentemente. Entre los técnicos se puede citar al escocés Alex Fergunson, que ganó a lo largo de su historia 48 títulos; Valery Lobanovsky (Ucrania), con 30 títulos; Jock Stein (Escocia) y Mirceau Lucescu (Rumania), con 26 títulos cada uno; Walter Smith (Escocia), Giovanni Trapattoni (Italia) y José Mourinho (Portugal), con 20 títulos cada uno. Sin embargo, el otro lado de la moneda hace referencia a aquellos directores técnicos que, a pesar de su trabajo, no logran cosechar un número significativo de victorias y pasan a ocupar un papel de villanos frente a los hinchas y directivos de los clubes. Maestro Número 12 Es lógico pensar que el Director Técnico de un equipo de fútbol debe ser una persona que reúna una serie de virtudes y cualidades, como la paciencia, inteligencia, asertividad, buena comunicación, responsabilidad, puntualidad, optimismo, resistencia a la crítica, ingenio y organización, entre muchas otras. 53 La incursión de la mujer al fútbol fue bastante accidentada y no es nueva en el tiempo. Entre el año 206 a.C. y el 220 d.C., durante la dinastía Chan, en China, las mujeres practicaban un juego de pelota denominado tsu chu (tsu = dar patadas, chu = bola hecha de cuero relleno). Este juego es considerado como una de las raíces del fútbol, femenino y masculino. Posteriormente, en los siguientes siglos, el rol de la mujer se limita a la atención de las labores del hogar, cuidado de los enfermos y atención de la clase trabajadora masculina. Así, su participación en el deporte se limita a unas pocas clases sociales, pero el fútbol es excluido de las opciones de deportes que puede practicar la mujer, probablemente porque el contacto físico que implica fue relacionado con la violencia. En 1894, la activista defensora de los derechos de la mujer Nettie Honeyball (Londres, 1871) fundó el primer club femenino de fútbol, el British Ladies Football Club. Al momento de ser entrevistada por el diario inglés Daily Sketch, manifestó: “Fundé el club a finales del año pasado, con el objetivo de probarle al mundo que las mujeres no son esas criaturas ‘ornamentales e inútiles’ que los hombres pintan. Debo confesar que mis convicciones en todos los asuntos en los que los sexos están tan profundamente divididos están todos de parte de la emancipación, y deseo la llegada de un tiempo en el que las mujeres se puedan sentar en el Parlamento y tengan voz en la gestión de todos los asuntos, especialmente en aquellos que las conciernen más”. El importante logro de Honeyball fue la rampa que impulsó una participación más amplia de la mujer en el campo futbolístico. Después, durante el curso de la primera guerra mundial (19141918), un alto porcentaje de la población masculina Maestro Año 6 - 2016 Sin embargo, estas condiciones y virtudes son inherentes a cualquier ser humano, independientemente del sexo. La evidencia más significativa es el rol de la mujer como Directora Técnica del hogar, pero el tema de este texto es el fútbol, por tanto retomaré el hilo del tema. 54 fue reclutada para fortalecer las líneas de la Triple Entente, que enfrentarían a la Triple alianza. Este suceso promovió una mayor inclusión de la mujer en la conformación de equipos de fútbol que participarían en torneos entre empresas y fábricas inglesas. Años más tarde, exactamente en 1969, se crea la Rama Femenina de la Asociación de Fútbol. De manera plena y reconocida socialmente, la mujer incursiona en el deporte del balompié, que hasta ese momento había sido casi que exclusivo de los hombres. Sin embargo se ha conservado una tendencia en la que los hombres incursionan en el fútbol femenino, conformando los cuerpos técnicos, pero hay muy pocos reportes de la incursión de la mujer en el fútbol masculino. A mediados del 2014, una noticia sorprende al fútbol masculino: por primera vez en la historia del fútbol europeo, una mujer portuguesa de 36 años, Helena Costa, licenciada en deportes, magíster en análisis del juego y estudiante de doctorado en educación física y deporte, asumiría las riendas del equipo masculino de fútbol francés de segunda división Clermont Foot 63. Y aunque, por motivos no bien definidos ni difundidos por los medios de comunicación, su vinculación con el club fue muy fugaz, esta novedad representó la ruptura de un paradigma que se había mantenido por siglos, en la que solo hombres podían dirigir clubes masculinos de fútbol. Poco a poco se va demostrando que las capacidades, la perseverancia, el trabajo y el reconocimiento es un abanico de posibilidades abierta a cualquier persona sea hombre o mujer, porque no es un asunto de sexo ni género… es un asunto de persona. En este caso, de mujer, balón y fútbol. La mirada de nosotros, Diego Giovanni Bermúdez Aguirre Adriana Gómez Gómez Departamento de Ingeniería Civil e Industrial Mis gafas y yo Cuando era niña yo era la cuatro ojos de la escuela, y sigo siéndolo. Por esta razón llevé a mi hijo al oftalmólogo ayer. Él apenas cumple 3 años en noviembre, pero decidí llevarlo porque yo tengo un defecto ocular llamado ambliopía, y es hereditario. Por tanto, hay una alta probabilidad de que él sufriera lo mismo. Y si es así, mientras más rápido comience el tratamiento será mejor. La ambliopía, comúnmente conocida como ojo perezoso, es la pérdida de la visión de uno de los ojos y ocurre porque no se desarrolla la ruta nerviosa desde un ojo hasta el cerebro durante la infancia. En el caso de mi hijo el problema es que tiene un astigmatismo muy alto y es mayor en un ojo que en el otro. El médico me explicó que si no le ponemos gafas no se van a formar correctamente las conexiones hacia el cerebro y tendrá ambliopía en unos años. De ahora en adelante, el heredero de mis ojos tendrá que usar gafas permanentemente. Maestro Número 12 Pero esta historia no es sobre la ambliopía, porque además solo sé lo que he leído en internet y lo que 55 Maestro Año 6 - 2016 el médico me dijo. Esta es mi historia de usar gafas en una época donde el referente social de trato entre niños era el Chavo del Ocho y los que teníamos gafas éramos llamados cuatro ojos o gafufos. Mi historia comenzó a los 6 años y medio, cuando mi profesora de primaria les dijo a mis padres que yo no veía bien lo que estaba escrito en el tablero, que me llevaran al oftalmólogo. Y lo hicieron. El médico dijo que mi ambliopía ya estaba muy avanzada, pues descubrieron el problema cuando yo tenía casi 7 años y a esta edad ya las conexiones con el cerebro se han formado y no queda mucho por hacer. Casi no recuperé la visión de mi ojo izquierdo. Además de ambliopía tengo miopía y astigmatismo. El tratamiento consistía en usar gafas y un parche en el ojo bueno, para estimular la visión del ojo malo. Comencemos con las gafas. Eran horribles. En esa época las gafas eran de vidrio y eran más gruesas y pesadas que las de ahora. Mis gafas eran del tipo llamado comúnmente “fondo de botella”, pero solo el lado izquierdo, el derecho era normal. Eso causaba que al usar las gafas uno de los ojos pareciera más pequeño que el otro. Mejor dicho, me veía como el jorobado de Notre Dame. Eso sumado a que el marco era de una pasta traslúcida de colores. En mi caso, rosada, que no tenía nada que ver con los lindos colores y diseños de la actualidad. Mi mamá no ayudaba con la autoestima. Ella también tenía gafas y se las quitaba cada vez que le iban a tomar una foto. Ni ella ni yo tenemos fotos con gafas. El mensaje que recibí era que con las gafas me veía fea, por tanto, era un suplicio usarlas. Sigamos con el parche. Aunque fuera para ayudar a corregir el defecto, limitaba bastante mi visión. No recuerdo por cuánto tiempo lo usé ni cuántas horas al día, pero sí recuerdo que me caía repetidamente, sobre todo bajando escaleras, porque el ojo que me tapaban 56 era el bueno y con el otro no veía mucho. Tengo una foto de cuando cumplí los 7 años. Con mi vestido blanco de boleros, mis zapatos negros de charol, mis medias blancas hasta las rodillas y mi parche blanco, eso sí, nada de gafas. Recorrí todas las iglesias de Medellín y pueblos aledaños pidiéndole a Dios con fervor que ocurriera un milagro y me aliviara los ojos. En cada nueva iglesia que entraba, por recomendación de mis padres, le pedía a Dios la gracia de la buena visión, pues la creencia de la época decía que al visitar una iglesia nueva, una gracia te sería concedida. Me compraron dos medallas de los ojitos de Santa Lucía (ambas se me perdieron), la santa que milagrosamente siguió viendo después de que le sacaran los ojos. Si Santa Lucía podía ver sin ojos por su gran fe, porque yo no podría dejar de usar gafas, si se lo pedía a Dios, pero nunca me alivié. Hasta hoy uso gafas. También recorrí todos los sitios de Antioquia donde habían ocurrido hechos milagrosos. Recuerdo particularmente una casa donde decían que había aparecido una imagen de Jesucristo en un cuadro. Recuerdo el lugar como una habitación oscura iluminada por velas. Yo, la verdad, no reconocí el rostro de Jesucristo, por más que me esforcé y entrecerré los párpados para ajustar la curvatura de mi córnea y ver mejor. Lo único que vi fue un papel arrugado pegado en la pared. Pensé que era por mi ambliopía, mi miopía y mi parche y cerré mis ojos en oración para pedirle a la hoja de papel arrugada que me concediera el milagro de la buena visión. Entiendo que mi mamá me llevara a todos esos lugares. Ella me dice que fue muy duro cuando el oftalmólogo le dijo que yo casi no veía por un ojo. Y como quería que me aliviara, me daba zanahoria todos los días porque era buena para los ojos, por sus vitaminas. Mis gafas de pasta traslúcida cambiaron de colores y tamaños con los años. Ya en el bachillerato tenía unas gafas anaranjadas. Un día las dejé en la cama para ir a hacer algo y cuando volví me senté encima de ellas y se les quebró una pata justo donde se doblan. Mi papá me dijo que no había plata para unas gafas nuevas, que él me las podía arreglar. Y así fue. Les puso un morro de resina blanca para pegar la pata. Así pasé de tener unas gafas de ñoña a tener unas gafas de ultrañoña. Ya no podía doblar una pata de las gafas. Eso impedía que las pudiera guardar en su estuche. Yo no podía salir a la calle con gafas. Me las quitaba y las guardaba en el morral cuando salía del colegio. Me las ponía mientras esperaba el bus, para no irme a subir en el equivocado, y mientras subía las escaleras las tiraba en el morral. Aprendí la lección de nunca volverme a sentar en las gafas. Cuando me fui a hacer el doctorado a Brasil me hicieron la cirugía de los ojos y me entregaron la filmación de la operación en formato de VHS. Debía hacerme un retoque quirúrgico, pero después de ver el video no fui capaz. Igual, a todo el que me visitaba le ponía la grabación, orgullosa. Mi esposo me regañaba, porque le parecía espantoso ver cómo una máquina cortaba mi córnea y luego la levantaban para quemarme el ojo con un láser. Las visitas nunca se quejaron (al menos delante de mí). Irónicamente, después de un tiempo borré el video para grabar encima los capítulos de Betty la Fea, que no podía ver por estar estudiando. Tres años después de la operación tuve que volver a usar gafas. Pero ya la moda de las gafas había avanzado mucho y había bonitos y modernos marcos. En las vitrinas de las ópticas aparecían hermosas modelos que lucían gafas y se veían muy bien. Las gafas hoy no son un karma. Son un accesorio de moda. Hay marcos bonitos, de diferentes colores. Los adolescentes las lucen con orgullo, como mi sobrina que se compra las gafas más grandes y nunca se las quita, ni para tomarse una foto… los tiempos han cambiado. Cuando entré a la universidad, la ciencia había avanzado en el área de los materiales y los lentes ya eran de polímeros, lo que hizo que los lentes no fueran tan gruesos y se pudieran usar otro tipo de marcos más modernos y delgados, principalmente de metal. Ya no me veía tan ñoña. En los últimos semestres de la universidad comencé a trabajar y lo que me compré con el primer sueldo fueron unos lentes de contacto, semirrígidos por mi astigmatismo. Yo estaba feliz, finalmente me había librado de aquel accesorio inmundo que me hacía ver fea. Tenía los ojos rojos todo el tiempo. Cuando me caía un sucio al ojo me dolía como si me enterraran un punzón, pero no importaba, ya no tenía que usar gafas. Aprendí a ponerme gotas en los ojos en la mitad de la calle sin necesidad de espejos, inclusive en los buses en movimiento, me quitaba y me ponía los lentes con facilidad. No me importaba la incomodidad de esos lentes semirrígidos o el dolor en los ojos, de sobra valía la pena. Maestro Número 12 Hace algunas semanas cambié de gafas. Ya hay marcas famosas. Las mismas que hacen gafas oscuras, relojes, perfumes y tenis. Mi hijo tendrá que usar gafas por unos años para formar correctamente sus conexiones nerviosas entre los ojos y el cerebro. Yo lo veo hermoso con sus gafitas rojas flexibles, que él mismo escogió. Siempre escogerá sus gafas. Nunca lo llevaré a sitios de apariciones a pedir milagros, ni le compraré los ojitos de Santa Lucía. Lo llevaré a las iglesias para que aprecie la arquitectura. No se mejorará por un milagro divino, sino por el milagro de la óptica. Y nunca más me quitaré las gafas para una foto. Realmente superé el trauma de las gafas. 57 Maestro Año 6 - 2016 58 Gloria Inés Flórez Medicina Narrativa en la Javeriana Cali, una apuesta por la formación integral Departamento de Clínicas Médicas Educar profesionales de la salud y las ciencias humanas con una visión humanística de su oficio es una necesidad sentida. La capacidad de comprender el significado de los relatos de los pacientes y apropiarse de los relatos, como parte del proceso clínico, hacen de la medicina narrativa una poderosa herramienta de trabajo en la relación del profesional de la salud con el paciente. Por esto, en la Javeriana Cali trabajamos desde hace más de cinco años en el proyecto Medicina Narrativa, con una mirada interdisciplinaria y con un fuerte compromiso por la humanización del ejercicio médico. Este proyecto inició en el 2010 con la primera cohorte de médicos de la Facultad de Ciencias de la Salud. Los jóvenes médicos en formación, a partir de la asignatura Humanidades I, desde la premisa que tenía la asignatura: que “la literatura sirve para que en nosotros se produzcan cambios, no solo como indivi- Glob-All Mix, Diego Giovanni Bermúdez Aguirre duos, sino como ciudadanos, y la lectura y la escritura de piezas literarias tiene como propósito la creación de imágenes propias y contrastar lo leído con la realidad, para hacer una reflexión crítica sobre la actualidad”. Así se logró cautivar e inspirar a los estudiantes en la producción de escritura creativa médica, que dio origen al interés de la profesora Florencia Mora por hacer trascender dichos textos en el tiempo. Entre literatura y medicina: Narrativas transatlánticas de la enfermedad (América Latina, el Caribe y España), en Costa Rica, en el 2015, nos motivaron a hacer nuestro I Coloquio Iberoamericano de Medicina Narrativa: La narrativa, una herramienta que humaniza, el 4 y 5 de noviembre de este año. Este evento está dirigido a estudiantes, docentes y profesionales de medicina, enfermería, psicología, trabajo social y otras profesiones de los servicios de salud y de las ciencias humanas, literatos, humanistas, pacientes y sus familias, que se interesen en la importancia de escuchar y narrar explicaciones biomédicas y/o sociales de su sufrimiento, fundamentales en el trabajo clínico y terapéutico. De esta experiencia y, posteriormente, de la asignatura Humanidades II, que los jóvenes verían en su segundo semestre y cuyo enfoque fue el de enfatizar en la creación literaria, la región y el contexto, surgió el encuentro de saberes e intereses interdisciplinarios de tres docentes que le dieron cuerpo y forma a lo que hoy es medicina narrativa. Inicialmente en su revista y posteriormente en la asignatura que se ofrece como parte del énfasis de clínicas médicas de la carrera de medicina. Abordará los siguientes ejes temáticos: 1. La historia clínica: una narrativa integral 2. Medicina y literatura: una relación debida La experiencia ganada en estos años y el reconocimiento del proyecto en el Coloquio Internacional Maestro Número 12 3. La enfermedad en las obras literarias 59 Maestro Año 6 - 2016 4. La medicina narrativa: una herramienta que humaniza 5. La ciencia y las humanidades: una historia común 6. La escritura en el ejercicio médico 7. La escritura como proceso terapéutico, experiencias y avances. Como ponentes principales estarán Carlos Gabriel Presman, M.D., de Argentina; Anacristina Rossi, de Costa Rica; Francisco Javier Barbado H., M.D., de España, y Laureano Quintero M.D., de Colombia. Es una gran oportunidad para conocer cómo la Medicina Narrativa nutre la práctica clínica, dado que las historias que los pacientes cuentan le permiten al médico, enfermero, psicólogo o trabajador social, entre otros, hacer importantes avances en la comprensión de la situación de salud del paciente, desde una perspectiva integral que aporta elementos importantes para la narración biomédica y/o social de su sufrimiento y permite la construcción de una narrativa explícita y terapéutica del tratamiento, con mejor perspectiva de adherencia y curación. El equipo organizador está conformado por la profesora Florencia Mora, docente universitaria, investigadora e integrante del Colectivo Descarrilados y del Grupo de Investigación De Humanitate, de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, y miembro del comité editorial de la revista Medicina Narrativa; Pedro Alejandro Rovetto V., docente de la Universidad del Valle, Líder del Programa Cita con la Salud, docente del Departamento de Clínicas Médicas y de Humanidades de las Facultades de Ciencias de la Salud y de Humanidades y Ciencias Sociales, columnista de Las2orillas.com y miembro del comité editorial 60 de la Revista Medicina Narrativa, y Gloria Inés Florez V., Secretaria Académica de la Facultad de Ciencias de la Salud, docente del Departamento de Clínicas Médicas, editora de la revista Medicina Narrativa y miembro del comité editorial de la revista Maestro. La participación en el evento es gratuita, pero se requiere de inscripción previa. Se consigue más información en la página Oficial del evento (http:// www.javerianacali.edu.co/i-coloquio-iberoamericano-de-medicina-narrativa) y las inscripciones se hacen en el link: http://goo.gl/PjlFBk. Desde la Medicina Narrativa seguimos trabajando por formar los mejores para el mundo. La innovación, sinónimo de inconformismo intelectual y preparación en profundidad 1. ¿Por qué Colombia no tiene una economía apalancada en la innovación? 2. ¿Por qué es necesaria una transición hacia una economía basada en el conocimiento? 3. ¿Qué cambios deben lograrse (educación, industria y gobierno) para que dicha transición sea sostenible en tiempo? Comienzo por un diagnóstico crítico de lo que somos y tenemos como colectivo. Por supuesto, para ello tendré que hacer generalizaciones. Generalizaciones que no tienen la intención de ofender a quienes se consideran excepción, sino por el contrario, invitar a una reflexión sin discriminación, sin sesgos, objetiva, cuantificable, pertinente y que trascienda en acciones correctivas. Colombia es un país naturalmente privilegiado. En fauna, en flora, en disponibilidad de agua, en fuentes de energía renovables, en minerales, en microclimas, en ubicación geográfica, etc. Contamos con una recurso natural, abundante y diverso, que nos acogió desde que nuestros ancestros poblaron la región; por simple suerte. Estos privilegios naturales, han atraído otro tipo de riquezas, algunas positivas, como la afluencia de una etnia diversa, y otras mal habidas y perniciosas, que no merecen protagonismo en ningún escenario sobre prosperidad para el país. Mientras esta abundancia y diversidad natural han obligado a los demás organismos vivos que habitan el territorio nacional a especializarse e innovar para sobrevivir; en los humanos, ha propiciado una cultura conformista [1]. ¿Por qué la diversidad no triunfa sobre la habilidad en el caso de Colombia? porque no estamos enfrentados colectivamente a resolver problemas complejos para sobrevivir, simplemente basta para muchos seguir el camino de menos resistencia (como el agua o la electricidad) para conservar un modus vivendi que satisface en suficiencia al conforme. Incluimos en la presente edición el texto definitivo propuesto por el doctor Jaramillo, debido a que en la edición anterior algunas modificaciones al texto propuestas por el autor no fueron incluidas. Andrés Jaramillo Botero Director del doctorado en ingeniería Esta edición de la revista Maestro tiene como eje temático a “la innovación.” Innovar, desde su acepción más general es convertir ideas, en productos o servicios con valor agregado. Desde la intención de esta editorial, me referiré de manera específica a productos o servicios “de base tecnológica” y abordaré respuestas a las siguientes tres preguntas: Maestro Número 12 Es este conformismo intelectual el que tiene a muchos, idealizando un país atrasado. Atrasado en lo social, en lo económico, en infraestructura y transporte, en 61 La innovación surge del inconformismo intelectual y se nutre de la preparación en profundidad. Como tal, suele ir en franca contravía del estatus quo. Para muchos, esta sería una máxima al pesimismo, pero para el resto de nosotros significa un afán permanente por optimizar. Me apoyo en una frase que le escuché a mi amigo de infancia hace muchos años, frase que puede sonar como un oxímoron, pero resume el sentido que quiero expresar “¿por qué cambiar, si como pesimista me ha ido bien?” Se refería mi amigo, al esfuerzo permanente que nos compete a todos por mejorar y a los beneficios que resultan de la crítica constructiva, autoimpuesta o externa. El conforme no quiere cambio, o porque cree que no puede estar mejor, a falta de referentes más exigentes, o porque es ciego ante la realidad de los que tienen menos. Analicemos entonces el estado del país en lo social, lo económico, lo educativo, y lo científico y tecnológico, mediante referentes exigentes e indicadores observables, medibles y pertinentes que permitirían tomar acciones concretas para contrarrestar los vicios deletéreos de nuestra cultura y su incidencia sobre la innovación. En el año 2012, el gobierno nacional presentó su aplicación de membresía al exclusivo grupo de la OECD (por sus siglas en inglés, The Organisation for Economic Cooperation and Development), conformado en su mayoría, por países “desarrollados” y con un alto Índice de Desarrollo Humano, HDI[2] (por sus siglas en inglés, Human Development Index 1). La OECD es un foro donde los gobiernos de 34 democracias2 con economías de mercado trabajan entre si para El HDI es una estadística compuesta de indicadores sobre expectativa de vida, nivel de educación, e ingresos per capita. 1 Alemania, Austria, Australia, Belgica, Canada, Chile, Republica Checa, Dinamarca, Estados Unidos, Republic Eslovaca, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Holanda, Hungria, Islandia, Irlanda, Israel, Italia, Japón, Korea del Sur, Luxemburgo, Mejico, Nueva Zelandia, Noruega, Polonia, Portugal, Reino Unido, Swecia, Suiza, y Turquía 2 Maestro Año 6 - 2016 educación, en ciencia y tecnología, en fin, en lo único que podríamos decir que estamos frente a una sociedad avanzada, sería probablemente en la capacidad que tiene para creerse y soportar lo contrario. 62 promover el crecimiento económico, la prosperidad y el desarrollo sostenible[3]. La OECD ayuda, a países miembros y no miembros, a captar los beneficios y a confrontar los retos de una economía global, mediante la promoción de políticas de energía que redundan en: crecimiento económico, seguridad energética, mercados libres, uso eficiente, seguro y limpio de recursos para reducir el impacto ambiental negativo y preservar el clima terrestre, e innovación en ciencia y tecnología. La decisión de aplicar fue acertada, no por la membresía per se, sino por el proceso evaluativo que permite medir el progreso del país con referentes cuantitativos internacionales exigentes y delinear una ruta para el mejoramiento sostenible. Sin embargo, el momento en tiempo demostró un afán pretencioso, apalancado por indicadores de crecimiento económico mal cimentados, y una excesiva improvisación. El 19 de Septiembre de 2013, los 34 países miembros de la OECD aprobaron la hoja de ruta [5] para iniciar conversaciones sobre el acceso de Colombia a la organización. El país se sometió entonces a una serie de revisiones técnicas en profundidad que cubrían dos elementos principales: i) la disposición y la habilidad del gobierno Colombiano para implementar instrumentos legales substanciales de la OECD; y ii) la evaluación de las políticas y prácticas Colombianas en comparación con las mejores políticas y prácticas establecidas por la OECD. Antes de profundizar sobre el resultado de este proceso, debo resaltar que el HDI de Colombia, según el Reporte 2014 sobre desarrollo humano del Programa de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas[4], nos ubica en el puesto 98, entre 187. Un análisis sobre la evolución en el tiempo del HDI Colombiano (ver Figura 1) en comparación con otros países como Noruega, Nigeria, Kenia y Corea del Sur (la razón de escoger éstos países, se hará evidente más adelante en la lectura), revela algunos datos interesantes: un tamaño de población similar, lo que nos permite hacer comparaciones. Superado este paréntesis sobre el HDI, regresemos a los resultados del análisis de los comités técnicos de la OECD en ese primer intento (2013). En síntesis: Colombia no cumplía (ni cumple hoy) los estándares para ingreso a la OECD. Para ser considerado, el gobierno debía asegurar para el país un crecimiento sostenible e incluyente en el mediano plazo, desde tres frentes diferentes: 1. Adaptarse al “boom” de los bienes y servicios fungibles (consumibles naturales). Figura 1 Evolución del HDI por año para Colombia (98), Noruega (1), Nigeria (187), Kenia (147) y Corea del Sur (16). El HDI se considera BAJO para valores inferiores a 0.5, MEDIO entre 0.5-0.7, ALTO entre 0.7-0.8, MUY ALTO por encima de 0.9. Datos numéricos de las Naciones Unidas.[4] • En 1980, nuestro HDI era solo 0.071 puntos más bajo que el de Corea del Sur y ambos países se encontraban en el nivel medio, mientras que en el 2013 la diferencia entre Corea y Colombia se amplió a 0.711 puntos sobre el HDI. Esta diferencia permite que Corea se encuentre en el nivel muy alto y Colombia apenas logre sostenerse en el alto. 2. Aumentar su crecimiento productivo. 3. Reducir la inequidad en el ingreso. El primer punto se refiere casi de manera exclusiva al abuso y dependencia de los recursos naturales en el país, especialmente el petróleo. Esta dependencia genera retos económicos, sociales y ambientales. Su explotación requiere de importante capital financiero, no es un sector intensivo en generación de empleo, compromete el ecosistema y se concentra por regiones, por lo cual amplía la brecha en la distribución del ingreso. Los ingresos generados por su exportación están ligados a un precio regulado por la oferta y demanda internacional. Y nuestra oferta es incipiente para tener un efecto sobre el precio. Sin embargo, el efecto positivo de esta dependencia, marcada por un incremento en el precio internacional del barril de crudo entre los años 2000 y 2008, se vio mal interpretado como un “crecimiento económico” sostenido (y se sobrevaloró la moneda colombiana). El efecto negativo de esta correlación se demuestra claramente con la caída del precio del barril en el 2008 (sumado a la caída de los mercados bursátiles internacionales) y en el 2013. Algo semejante sucede con la explotación de carbón y de gas natural, pero el caso del petróleo es contundente. • Entre 1980 y el 2010, nuestro HDI creció a una tasa sostenida lineal de ~0.5% por año, pero logró, en el 2008, un HDI alto de 0.7. No obstante, entre 2010 y 2013, nuestra tasa de crecimiento en el HDI se reduce a ~0.1% por año. • Entre 1980 y 2013, Nigeria (último en el ránking por HDI de las Naciones Unidas) aumentó su índice de manera ligeramente exponencial y sostenida en un 74.4%, mientras que el cambio en el HDI, para el mismo periodo, en Colombia fue de 27.6%. Es importante tener en cuenta que en 1980 Corea del Sur contaba con una población de 38.12 millones de habitantes y Colombia, con 26.93 millones. En el 2013, Corea del Sur llegó a una población de 50.22 millones de habitantes mientras Colombia aumentó a 48.3 millones. En el 2013, ambos países contaban con Maestro Número 12 Con el ánimo de lograr una mejor distribución y uso del ingreso por regiones, derivado de estas explota63 Figura 2 Evolución del PIB versus precio (compra) barril de crudo, demuestra la alta correlación entre las dos variables; siguen la misma tendencia. Fuentes: US Energy Information Administration (Precio crudo) y Banco Mundial (PIB histórico, dato de 2015 estimado). El segundo punto de la OECD, ligado al anterior, resalta la necesidad de aumentar la competitividad del portafolio Colombiano de productos intercambiables, mediante la generación de valor agregado. Colombia debe mejorar el acceso a los mercados financieros del mundo, a través de mejor regulación y mayor competencia, mediante la promoción de inversión privada y albergando una infraestructura de alta calidad desde Maestro Año 6 - 2016 ciones minerales y de promover la productividad y la innovación en ciencia y tecnología, el Congreso de la República hizo una reforma al Sistema General de Regalías, SGR, en el 2011. Esta estrategia amplió la dependencia del ingreso por explotación de minerales a variables críticas para la innovación, como el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, considerando que este queda supeditado a la volatilidad de un recurso natural consumible. Sumado a lo anterior, el gobierno nacional y los gobiernos regionales han fallado en la implementación y control del SGR, lo que ha resultado en un cuestionable impacto y retorno social de la estrategia. Esto presiona diferentes conclusiones, entre ellas, la necesidad de establecer el foco científico y tecnológico que se quiere para el país, con el fin de evitar el despilfarro propio del “nuevo rico” y garantizar su sostenibilidad en fondos y tiempo. 64 el marco institucional[6]. También debe mejorar el entorno de negocios, mediante reformas sobre la regulación de los mercados de productos que actúan como barreras al emprendimiento y fortaleciendo las normas de ley para asegurar que los compromisos contractuales se cumplan, y la corrupción no domine en las transacciones de negocios. La reformas deben eliminar el proteccionismo sobre nichos de mercado que se acostumbraron a las salvaguardas, y que con el paso de los años se anquilosaron; nichos que no sobrevivirían la competencia de un mercado abierto (entre ellos los productos minerales y agrícolas, con sus múltiples e históricos ejemplos de miopía frente a los mercados de oferta con valor agregado ej. café, banano, flores, caña de azúcar, etc.). El Estado tendrá que reducir la carga tarifaria sobre las exportaciones y las importaciones de materia prima especializada, y castigar los sobrecostos por corrupción en la inserción de productos al mercado interno, plagado de ‘mordidas’ endémicamente parasitarias, si queremos que surja una clase emprendedora en Colombia. Figura 3 Mapa mundial de inequidad en el ingreso de acuerdo al índice de Gini, 2013-2014 (rojo=alta desiguildad, verde=baja desigualdad). Fuente: M. Tracy Hunter. Para abordar exitosamente el tema de inequidad en el ingreso, Colombia deberá mejorar el rendimiento de su mercado laboral. Tenemos el segundo índice de desempleo más alto en Latinoamérica (~11%, Guyana siendo la primera) y ocupamos un puesto medio en el mundo (98/200 países). 3 Pero lo crítico aquí es el 3 ver Index Mundi en http://www.indexmundi.com/g/r.aspx?v=74 hecho de que hay una población mayoritaria contabilizada como empleada, que en la práctica ocupa empleos informales de bajo productividad y está excluida del sector formal. Empleados informales que no tienen, ni tendrán bajo el sistema laboral segmentado actual, la oportunidad de acceder a empleos formales que les permitan mejorar su nivel salarial, su nivel de educación, cualificación y productividad, o estabilidad y protección social. Buena parte del problema radica en la sobreregulación del mercado laboral por parte del gobierno, que ha impuesto sobre el empleador tarifas no salariales que ascienden al 51% del valor del salario[7], para financiar servicios sociales que deben ser públicos (como costos de entrenamiento y cuidado de la niñez), contribuciones a salud, pensión, administración de riesgos, cesantías y subsidios de transporte, entre otros. Posterior al análisis crítico de la OECD del 2013, el gobierno entró en la modalidad de “apagón de incendios” (i.e. otra vez a improvisar) para implementar cambios que pudiesen interpretarse como positivos en el corto plazo, no frente a las necesidades de largo plazo. En el 2015, un análisisderivado de este nuevo intento por ingresar a la OECD devela lo esperado, ninguna mejoría [8]: • La productividad y la inversión por fuera de la explotación del recurso minero (particularmente petróleo) permanecen mitigados por la carga de impuestos laborales y corporativos, una infraestructura inadecuada, y por límites sobre el acceso a financiación. • Perdura la desigualdad en el ingreso y la informalidad laboral, a lo cual se le suma la pobreza en la tercera edad (~45% de la población mayor de 65 años, una de las más altas en Latinoamérica). La inequidad medida como la relación de ingreso entre el 10% de las personas con ingresos más altos y el 10% con los más bajos (denominada, relación P90/ P10) es de 11 (el promedio de los países miembros de la OCDE es de 4.3) y medida por cómo se desvía el ingreso de una distribución perfectamente igualitaria, entre individuos/familias, en una economía, fue de 53.5 en el 2013 (índice de Gini, ver Figura 3, donde 0 representa igualdad perfecta, todos tienen la misma porción del ingreso, y 100, inequidad perfecta, una persona tiene todo). Como si esto fuera poco, el gobierno ha sido incapaz de velar por instituciones de su exclusiva responsabilidad, como la seguridad social, las pensiones, y el salario mínimo. Por ejemplo, ha cedido a los gremios y sindicatos la responsabilidad de definir el salario mínimo, y como consecuencia de ello tenemos un salario mínimo legal que está sobreestimado en relación con la productividad. De allí que se tiene un mayor número de empleados formales pobremente cualificados, que al momento de una crisis, se convertirían rápidamente en empleados informales, donde probablemente verían rendir mejor sus ingresos, pero estarían desprotegido. Este ciclo vicioso tiene un impacto que va más allá de lo meramente laboral, si consideramos que es el grupo de empleados y empleadores formales, i.e. la fracción minoritaria de la base “empleada”, del cual se recaudan los impuestos, sin los alivios y regímenes especiales otorgados a los nichos protegidos. Ergo, descontando las partidas por corrupción, lo que se recauda no es insuficiente para cubrir las necesidades de gasto social (educación, infraestructura, salud, etc.), y ciertamente no alcanza para una redistribución del ingreso que garantice el bienestar de la mayoría. Maestro Número 12 • El salario mínimo continúa relativamente alto en proporción a las ganancias medias y la productividad nacional, lo cual desplaza a los trabajadores poco calificados, a los jóvenes, y a quienes están en regiones menos desarrolladas, hacia el sector laboral informal. A pesar de que las cifras de desempleo llegan a un valor históricamente bajo, el desempleo estructural permanece alto referido a valores internacionales y esconde los problemas ya descritos de un mercado laboral segmentado. 65 • El sistema de impuestos no promueve eficiencia ni justicia, y la evasión continúa rampante. Las empresas y los empleados del sector formal (la gran minoría) son quienes asumen la elevada y compleja carga tributaria. Es esa minoría entonces la que asume el costo socio-económico de la mayoría. Nada de lo anterior contribuye a mejorar la capacidad del país para la innovación, por el contrario amplía las barreras. Indiscutiblemente, Colombia tendrá que priorizar su accionar para: • Crecer de manera incluyente y equitativa, ampliando la cobertura y calidad de sus finanzas, de la infraestructura, y de la educación basada en el desarrollo de habilidades para el trabajo calificado, estimulando la producción intelectual basada en nuevo conocimiento. • Ejecutar una reforma comprensiva del sistema tributario para lograr justicia, crecimiento e ingresos comprensivos. En otras palabras, una reforma que lleve a que no sean unos pocos los que sostengan la carga tributaria de la mayoría. Dicha reforma debe considerar eliminar el impuesto al valor agregado sobre inversión y productos o servicios que realmente no tienen valor agregado. Desmontar adefesios como el impuesto del cuatro por mil, e incluir impuestos sobre dividendos. • Reformar el mercado laboral para defragmentarlo, reducir la informalidad y aumentar las oportunidades de empleo formal calificado. • Ajustar el sistema pensional para reducir la pobreza y la desigualdad en la vejez. Para asegurar la deseada transición de Colombia hacia una economía basada en el conocimiento, será cardinal Maestro Año 6 - 2016 • El gobierno se enfrenta a demandas incrementales en deuda externa y la expiración/reducción de algunas fuentes de ingresos, particularmente por regalías sobre el petróleo sobre una moneda devaluada. 66 mejorar la calidad de la educación. En Colombia se destina un promedio de 4.4% (inversión publica) sobre el PIB a educación. Si comparamos este porcentaje con el de potencias educativas como Estados Unidos, el Reino Unido, Japón, recientemente China, nos encontramos con una realidad que sorprende (ver Figura 4). Por ejemplo, invertimos más que Japón, quien nos supera en la tasa de alfabetismo (99% de la población Japonesa mayor de 15 años lee y escribe 4 , mientras se estima, según cifras de la UNESCO, que Colombia llega al 94.7%, más de 2.5 millones de personas mayores de 15 años no leen y escriben.) Estados Unidos, el Reino Unido, recientemente China y Corea del Sur invierten por encima del 5-6% sobre sus respectivos PIB en educación, mientras la UNESCO sugiere una inversión mínima del 6%. Figura 4 Inversión en educación respecto del PIB. Colombia invierte más que Japón, pero no se refleja sobre su productividad. Fuente de datos: TheGlobalEconomy.com Si la cifra destinada a la educación en Colombia, respecto del PIB, es medianamente buena, ¿por qué entonces el Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes o Informe PISA (por sus siglas en inglés, Programme for International Student Assessment), publicado por la OECD cada 3 años, con base en el análisis a partir de pruebas estándares del rendimiento de estudiantes con 15 4 Index mundi, http://www.indexmundi.com/japan/literacy.html años, nos clasificó en su última aplicación (2012), de 62/65 en matemáticas, de 57/65 en lectura, y de 60/65 en ciencia? Paradójicamente, en el mismo informe, clasificamos de quintos (5/65) en cuanto al porcentaje de estudiantes que dicen “ser felices en el colegio”. Esto me recuerda un dicho Norteamericano que dice literalmente “la ignorancia es felicidad” (“ignorance is bliss”). Se está fallando en lo fundamental, y para excusarlo se recurre al vicio narcisista de “mirarse el ombligo” con pruebas localistas, como la de SABER 11. Es un contrasentido no adoptar pruebas estándares internacionales que obliguen referentes más rigurosos, que además estimulen la movilidad hacia fuera y hacia adentro del país. cia de alcanzar y superar los referentes más exigentes en el contexto de una economía global. En cuanto a la educación superior, Colombia invierte un estimado de 2% respecto del PIB [10]. Desafortunadamente, no existe una clasificación internacional para los sistemas de educación superior en el mundo que incluya a Universidades Colombianas en lugares de buen reconocimiento, semejante al U21 Ranking of National Higher Education Systems[11] que valora los sistemas de educación nacionales, o el Times Higher Education World University Rankings[12] que valora las universidades intensivas en investigación en sus funciones sustantivas de enseñanza, investigación, impacto industrial, transferencia de conocimiento, e internacionalización, o el QS World University Rankings[13] que valora además otros indicadores subjetivos (como la revisión académica por pares y la reputación entre empleadores). Este último, hace una clasificación especial 5 con indicadores y ponderaciones diferentes y de menor exigencia, con respecto al ranking mundial, para las 300 mejores Universidades Latinoamericanas; lo cual favorece la inclusión de algunas Universidades Colombianas. La inclusión en un ranking de estrato relativamente menor, no debe ser motivo de pavoneo (el auto-elogio compromete la calidad), especialmente sino se reconoce la importan- La práctica incestuosa de medirse frente a los vecinos de barrio impide reconocer a quienes por virtud se distinguen en el contexto mundial y adaptarse frente a la evolución del más competente. Desgraciadamente, esto es producto del individualismo personal llevado al plano institucional (individualismo institucional) y no debe tener espacio de cara a una economía abierta y un mundo sin fronteras académicas. El trabajo en equipos interinstitucionales, interdisciplinares tendrá que ser la norma en el propósito ulterior de lograr el bien colectivo para el mundo, teniendo claro, que esto se traduce en el bien de una región, un país, una ciudad, una comunidad, pero que lo contrario no sucede, i.e. un buen modelo localista, no se traduce necesariamente en un modelo de categoría mundial. Si además reconocemos que el capital más valioso y distinguible de una institución académica, está en sus respectivos cuerpos profesoral y estudiantil (incluyendo egresados), no en el tamaño de sus aulas o del campus, o en la denominación de títulos con semánticas seductoras, o en el número de programas ofrecidos, o en el protagonismo de su alta gerencia, será factible pensar en “keiretsus” 6 académi- http://www.topuniversities.com/university-rankings-articles/latin-american-university-rankings/qs-university-rankings-latin-america-methodology De nuevo, las pruebas estatales SABER PRO perpetúan un modelo que no ha demostrado ser efectivo, particularmente frente a la instauración de una sociedad del conocimiento. Le corresponde a los órganos colegiados o las asociaciones profesionales medir, evaluar y decidir, periódicamente y con instrumentos formales, la competencia de los profesionales en ejercicio y la efectividad de las Universidades para suplir o superar las necesidades del sector productivo a través de la educación formal y la continua; no al estado, que en Colombia apropió un rol que deslegitimiza al de las sociedades profesionales. Conjunto de compañias con relaciones de negocios entrelazados que aparecieron en Japón, posterior a la segunda guerra mundial, ante el colapso de los monopolios verticales controlados por familias (zaibatsus) y la necesidad de promover la competencia internacional a través de la aglomeración/ unión de fortalezas. 6 Maestro Número 12 5 67 Es evidente que el sistema educativo colombiano es inefectivo, en calidad y en cobertura, para cumplir con la intención formativa requerida para transformar nuestra economía en una basada en productos de conocimiento, de lo contrario, ya habría sucedido. ¿Cuáles son entonces las posibilidades reales para la innovación en Colombia? Para transformarnos en una sociedad del conocimiento, capaz de innovar, necesitaremos no solo Quijotes intelectuales, sino también una base muchísimo más amplia de trabajadores expertos, formalmente preparados para ejecutar un cambio sostenible. Cambio que implicará sacudir algunos vicios que castran la innovación y que tendrá que surgir de una estrategia de país para maximizar su efecto sobre el bien colectivo. Cambio que debe involucrar la consolidación de un sistema nacional de educación coherente y consistente con las necesidades y grados de formación, con el sistema nacional de ciencia y tecnología, y con un aparato productivo más exigente frente al desarrollo tecnológico y la innovación. En lo que concierne a educación, Colombia necesita: • Una formación básica primaria, centrada en el desarrollo de habilidades matemáticas, de comunicación, e indagación. • Una formación básica secundaria y media centrada en la abstracción del conocimiento científico Maestro Año 6 - 2016 cos nacionales con competencia internacional frente a la producción intelectual. El competir por estudiantes circunscritos por geografía (particularmente cierto para las autodenominadas universidades “de región” o apéndices regionales), no puede nublar la necesidad de formar profesionales para el mundo y de reconocer que el mayor impacto, local y global, vendría de la unión de su diversidad, no del solapamiento de sus redundancias. Lograr entonces diversidad en competencias intelectuales y unión de esfuerzos en docencia, investigación, servicio y transferencia, será estratégico para potenciar el recurso de región/país y trascender local e internacionalmente. 68 fundamental, a través de las habilidades de indagación, matemáticas y de conceptualización. • Una formación intermedia técnica/tecnológica que permita la implementación rápida y el mantenimiento de productos y servicios tecnológicos de última generación. • Una formación superior en pregrados de cuatro años, desatiborrados de contenidos superfluos, que conjuguen las habilidades y conocimientos fundamentales, con los conocimientos disciplinares invariantes en tiempo, con la investigación formativa y las habilidades específicas para el ejercicio y la vigencia de cada profesión, primero en profundidad antes que en amplitud. • Una formación superior en posgrados formales con dedicación de tiempo completo, al nivel de maestrías y doctorados, enfocados en lograr conocimiento sobre el estado del arte y en la producción de nuevo conocimiento a través de la I+D y el trabajo explícitamente interdisciplinar. Al cierre del 2013, Colombia tenía registrados en el Sistema Nacional de Información para la Educación Superior (SNIES) 220 doctorados activos en diferentes campos, lo cual representaba el 3.5% de la población total de programas de posgrados (24% correspondían a maestrías). • Un sistema nacional de ciencia y tecnología que atienda una estrategia con foco temático de largo plazo, que permita proteger y valorar la propiedad intelectual así como castigar violaciones a la misma, que permita al Estado promover la investigación fundamental y al sistema productivo industrial, apalancar la investigación aplicada hacia el desarrollo de productos y servicios de valor agregado, y por último. • Un sistema de educación continua, posterior a la educación formal, que garantice la actualización periódica en habilidades y conocimientos de alta variabilidad en tiempo a través de cursos cortos en tiempo parcial, esto debe incluir a los llamados títulos de “especialización”, que corresponden a estudios informales de tiempo parcial y que representan hoy un increíble 73.5% de la población total de posgrados en Colombia. Pretender que de allí surja una economía del saber sería ciencia ficción. compromiso más serio frente al avance en ciencia y tecnología, hasta hoy concentrado en la gestión desde el Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación (Colciencias). La Figura 5 muestra que la inversión directa en Investigación y Desarrollo (I+D) lo cual, para efectos prácticos, es lo más parecido a una “línea plana” en un osciloscopio o en un electrocardiograma, carece de vida. Si nos medimos en el concurso internacional, teniendo en cuenta la capacidad instalada de científicos o ingenieros por país, encontramos un panorama vegetativo (ver Figura 6). De mantener el mismo nivel de inversión respecto del PIB, i.e. 0.18-0.2%, ante el evidente aumento en la población de investigadores y la inexistencia de áreas estratégicas de inversión, el futuro sería funesto para la economía nacional. No saldremos del sub-desarrollo en ciencia y tecnología hasta no invertir significativamente más del 1% respecto del PIB en I+D, según estadísticas del Banco Mundial, de la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología Iberoamericana e Interamericana (RYCIT), entre otras fuentes. La misma figura muestra el valor bruto (radio de cada círculo) y el porcentaje de inversión en I+D por país respecto de su PIB versus el número de científicos/ingenieros por millón de personas. Colombia invirtió aproximadamente US$1.9B en I+D durante el año 2013, mientras Corea del Sur con una población semejante, invirtió US$63B. Por patético que suene, una sola universidad en Estados Unidos, Johns Hopkins University, invirtió US$2.1B para el mismo año 2013. Muchos dirán que estamos en un ciclo vicioso, si no invertimos en I+D, no mejoraremos en productividad, si no mejoramos en productividad, no habrá qué o cómo invertir en I+D. Ciertamente, el país ha podido aprovechar la coyuntura de las regalías para romper este ciclo, ciertamente no para sostenerlo. Sin excepción, el esfuerzo en los diferentes niveles de educación formal (pregrado, maestría y doctorado) debe estar sobre la calidad, en la construcción gradual de conocimientos fundamentales primero en profundidad, antes que en amplitud, de tal manera, que sean aportes que perduren en el acerbo intelectual, se asienten en competencias y permitan el mantenimiento de habilidades críticas para el ejercicio profesional. Asegurar calidad, traerá por añadidura la ampliación en cobertura, pues es a partir de la calidad que se amplia la productividad en una economía basada en el conocimiento. La cobertura por si sola, sin calidad y profundidad, nos aleja de la innovación. La capacidad para contribuir nuevo conocimiento o para innovar, debe surgir necesariamente de: 1) profundizar en un campo específico hasta superar el estado del arte particular, o, desde 2) la construcción de nuevo conocimiento en la intersección de saberes tradicionales (un ejercicio donde diferentes disciplinas aportan desde sus propias perspectivas, en lugar de todos al todo). Lo que es incuestionable, es la fuerte correlación entre la I+D y el crecimiento económico de un país. Una amplia evidencia histórica demuestra que la I+D y la innovación contribuyen en el corto y largo plazo Figura 5 Inversión en Investigación y Desarrollo respecto del PIB. Fuentes de datos: TheGlobalEconomy.com, Colciencias. Maestro Número 12 De manera complementaria al fortalecimiento de la calidad educativa, Colombia debe asumir un 69 Maestro Año 6 - 2016 Figura 6 Inversión por país en investigación y desarrollo respecto del PIB versus número de investigadores por millón. Adaptado para el caso de Colombia usando la base numérica de investigadores registrados en Colciencias (valor real) y el potencial de profesionales en carreras técnicas del Sistema Nacional de Información de la Educación Superior, SNIES (valor potencial). a la prosperidad y competitividad, como también a la resolución de los grandes retos sociales en salud, energía, seguridad, etc.[14]. La inversión en I+D deberá asumirse como una responsabilidad compartida entre lo público y lo privado, si se quiere transformar la economía del país. Como si no fuesen suficientes indicadores para demostrar el porqué de la falta de innovación en Colombia, la industria nacional, tampoco invierte en I+D y lo que es peor confunde apropiar con innovar. Según cifras de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF) el sector industrial Colombiano aportaba del orden del 24% del PIB nacional hace 3 décadas, y de continuar la tendencia actual, se estima que para el 2020 se reduciría su aporte a la mitad, 12%. Hoy, la industria manufacturera contribuye el 15% al PIB, seguida por comercio (12%), y superada por servicios sociales (15.6%), y servicios financieros e inmobiliarios (26.3%)7. Es indiscutible que no contamos con un trípode gobierno-industria-academia que potencie una cultura para la innovación en Colombia. La clase dirigente Según cifras del DANE, http://www.dane.gov.co/index.php/pib-cuentas-nacionales. 7 70 que no establece políticas públicas basadas en prioridades y estrategias colectivas8, la clase industrial no expone sus retos de mediano y largo plazo por miedo a la competencia (o por miedo a la etiqueta de incompetencia) ni invierte en resolverlos, y la academia complace, pero no reta (es reactiva a lo de moda, en lugar de estratégica y persistente en la construcción de conocimiento). Colombia, está postrada a merced del paso del tiempo, y su gente se acostumbró a vivir con unos vicios que han tenido a mal convertirse en una forma de vida para muchos y que atentan contra la posibilidad de consolidar una cultura basada en el conocimiento. Entre tantos, está el facilismo, exacerbado por una subcultura de recompensa inmediata, sin el debido esfuerzo, de dinero sin trabajo, de placer sin merecer, de cosechar sin sembrar. El facilista, trasiega por las vías de lo indebido, corta camino, porque es su única forma de lograr lo que de otra manera su incompetencia le impide. Cualquier freno sobre su andar, usualmente se traduce en frustración y violencia. Si a este facilismo, le añadimos el inmediatismo, y la explosión de datos otorgada por los sistemas de información en medios electrónicos actuales, tenemos un modelo de aprendizaje y comunicación que promueve el conocimiento primero en amplitud, “un poco de todo”, sin lugar a dudas, improductivo, en el mediano y largo plazo. Un sistema, donde la innovación se confunde con la transformación nula, donde proliferan los imitadores, un sistema que mofa los derechos de propiedad y autoría. Ese mismo inmediatismo nos lleva a títulos universitarios de pregrado súper cargados en tiempo y a los posgrados de “fin de semana” que comprometen el saber en profundidad, a cambio de anécdotas de dudosa utilidad y títulos en tiempo contraído, que no califica para el ejercicio en ninguna otra parte Según el reporte “Global Innovation Index (GII) – 2015” de la Universidad del Cornell, INSEAD, y la Organización Mundial para la Propiedad Intelectual (WIPO) Colombia ocupa el puesto 67 entre 141 economías del mundo evaluadas por el diseño de políticas públicas para promover el crecimiento mediante la innovación. 8 del mundo. Este sistema produce personas toderas y “sabelotodo”, que tardan tanto tiempo aprendiendo cada nueva habilidad, que nunca lograrán experticia en ninguna. El sabelotodo es individualista por naturaleza, simplemente porque es inoperante más allá de lo superficial. De tal modo, que el trabajar “en equipo” termina por ser una división de tareas y esfuerzo, no una explosión combinatoria de resultados. La mal ponderada versatilidad de un capital humano que se funge entre diferentes campos, y en ninguno con suficiente profundidad cognitiva, compromete seriamente la posibilidad de innovar, pues se opera con cambios frecuentes de contexto que solo suman al desperdicio en tiempo efectivo, limita la capacidad de reconocer nuevas oportunidades de solución, y promueve equívocamente la improvisación. Esto ha promovido el nepotismo, y perpetuado el poder del cargo por encima del poder epistemológico, el poder del saber. sociedad de los procesos reduccionistas e inmediatistas que han dejado tantos desechos, consumido energía innecesaria, y creado múltiples imperfecciones. Debemos reconocer que la inversión en capital de conocimiento representa la mayor fuente de impacto sobre la productividad (ej. entre el 20-27% para los países miembros de la OECD). Los niveles de educación deben garantizar profundidad para el ejercicio independiente por nivel, y así mismo, continuidad entre niveles. Las universidades colombianas tendrán que convertirse en fabricas de conocimiento y no de títulos, aumentar sus rancias inversiones en I+D para mejorar sus indicadores de impacto y no de número, ampliar su oferta académica al tono de sus fortalezas adquiridas en conocimiento y no al son de lo que pide esa mayoría laboral informal para suplir necesidades cortoplacistas. Para ello, será indispensable desarrollar una masa crítica en “know-how” propio y de valor, así como aprender a transferirla a la sociedad, en secuencia de prioridades, a través de “spin-offs”, “start-ups”, patentes o productos licenciados por regalías. Toda institución rotulada como “universidad”, deberá comprometerse con la función sustantiva de investigar y respaldarla con una infraestructura y un cuerpo profesoral dotado de las capacidades y pergaminos para llevarla a fruición de maestros, de eruditos. Esto implica hoy, entre otras cosas, poblar el 100% de sus cuerpos profesorales con investigadores que hayan alcanzado un nivel de doctorado o equivalente en sus respectivas disciplinas de estudio. La media nacional de profesores con título doctoral en el 2013 era de ~15%, según el Ministerio de Educación Nacional (MEN), es decir, 15 de cada 100 profesores tenían experiencia certificada para la I+D (teniendo en cuenta que los títulos de pregrado y maestría no exigen idoneidad investigativa y precluyendo una fracción minoritaria de investigadores eruditos sin titulo doctoral). Atrás debe quedar el profesor por anécdotas encumbradas, que no tiene las herramientas Maestro Número 12 Desgraciadamente los actuales modelos de educación, gobierno e industria, y sus respectivos enlaces en Colombia no permitirían procesos de innovación sostenibles en el tiempo. Colombia necesita un proceso colectivo, intelectual, transformador, revolucionario ,y no simplemente evolutivo, en la educación, en la I+D, en la industria, en lo jurídico y reglamentario. Los pañitos de agua tibia ya no cuajan, postergan la agonía de una sociedad que se resiste a tocar fondo por miedo a perder lo que cree ser calidad de vida. El cambio en el paradigma intelectual debe ser incluyente, de abajo hacia arriba, desde la base educativa a temprana edad, con estrategias formativas ajustadas a la intención de cada nivel educativo y laboral, primero en profundidad, con espacios y recursos para abordar problemas de largo aliento a través de la investigación básica y la investigación aplicada, con protección y estímulo a la propiedad intelectual, con total apertura y competencia internacional. Solo así, y aliados con el tiempo, se logrará una depuración de los vicios y se creará una masa crítica suficiente que blinde a nuestra 71 La administración universitaria tendrá que cederle el protagonismo a la comunidad académica, de tal modo que se vele por, reconozca, promueva y resalte el resultado intelectual de los profesores y estudiantes como elemento esencial diferenciador de cada institución, pues este, es su patrimonio más contundente. La realidad de hoy, es que aquellas instituciones educativas que dicen hacer investigación en Colombia (por lo menos en el papel), son equiparables a las denominadas “Universidades Comprensivas” de los años 70’s en Estados Unidos, y su producción intelectual no deja de ser incipiente para los estándares internacionales de aquel entonces. Si se quiere alcanzar la transición hacia una economía basada en el conocimiento, será indispensable lograr una mayor tasa de graduación de doctorados, así como una mayor participación porcentual de graduandos en disciplinas de la ingeniería y ciencias naturales (como referencia, ésta participación es de 40% para los países miembros de la OECD). Colombia va en el sentido contrario, 30 de los 220 doctorados activos en 2013, eran en ingeniería o áreas afines (13.6% del total), y estos formaban menos de 0.4 doctores por millón de habitantes, por año, (y si no se hace distinción de área, serían 2.2 doctores por millón de habitantes)9. El número de programas en áreas STEM (ciencias, tecnologías, ingenierías, y matemáticas, por sus siglas en inglés) al nivel de pregrado correspondía en el 2013 al 25% del universo total de programas de pregrado ofrecidos en Colombia, y descendía para las mismas áreas al 19.5% respecto de la población total de programas de posgrado (SNIES), se pierde una población técnica supremamente importante y relevante para los procesos de innovación posterior al pregrado. Traídas al 2016, los valores anteriores siguen siendo similares Cifras ajustadas a Julio de 2013 a partir del Science and Engineering Indicators 2012, de la Fundación de Ciencia Nacional (NSF) de los Estados Unidos, y Global Comparison of S&E Doctoral Degrees (http://www.nsf. gov/statistics/seind12/c2/c2s4.htm#s5) al año 2008 9 Maestro Año 6 - 2016 ni habilidades para formalizar su propia experiencia en conocimiento transferible, en conocimiento formativo. 72 en su impacto. La educación en áreas STEM debe ser una prioridad estratégica para las universidades del país, pues es este recurso el que permitiría el acople entre los diferentes actores y modelos de la educación, la ciencia y tecnología, y la industria, ofreciendo oportunidades significativas para el aumento en productividad y la innovación nacional mediante I+D original/nativa. En una sociedad asfixiada y afanada por el inmediatismo de los problemas sociales, la labor social se ha confundido con los extremos de la caridad y el ánimo de lucro pues se “ofrece pan, sin enseñar la receta” y “se calma el dolor, sin curar”, y de paso se sataniza desde el discurso lego, las implicaciones, la relevancia y la importancia del saber hacer desde lo técnico, como aporte social implícito. Por último, quiero hacer un breve llamado a la responsabilidad que tienen los jóvenes sobre el devenir de Colombia. ¡Despabílense! está en juego su propio futuro, el de sus hijos, y el del mundo. Asuman las responsabilidades que vienen con su transición a la adultez, no la posterguen por placeres efímeros que solo retrasarán aquellos que perduran, y comprendan que lograr su emancipación intelectual será uno de sus mayores tesoros de vida, por lo tanto, una de sus principales prioridades. Reconozcan y premien a quienes son honestos en su aprender, y reorienten de manera activa a quienes deshonren el proceso de enseñanza-aprendizaje. Procuren reconocer su vocación a temprana edad, a través de la exploración rigurosa de oportunidades, a través del buen ejemplo de sus padres, mentores, maestros y colegas, y a través de su capacidad autónoma para aprender e investigar con total independencia intelectual. Será su nivel de conocimiento, primero en profundidad, ordenado y sin atajos, y su capacidad y motivación para aplicarlo lo que le distinguirá de otros (independiente de lugar, cultura, idioma o condición social), lo que le otorgará competencia y reconocimiento personal y profesional, así como estabilidad socio-económica, no el dinero per se. Su capacidad para reconocer problemas y abordar soluciones de manera efectiva y rigurosa, aumentarán su empleabilidad y más importante aún, su potencial emprendedor. Tendrán que conjugar el rigor, las herramientas, los métodos, y las habilidades propias del conocimiento disciplinar e interdisciplinar, con el autoaprendizaje y la indagación, para sustentar y defender soluciones que puedan estar libres de ataques de opinión, comunes en quienes intentarán imponer su rango de cargo, su incompetencia, por encima del rango propio del saber. Referencias [1]. 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Battelle, 2014 Global r&d Funding Forecast. 2013, Battelle.org. 73 Maestro Año 6 - 2016 74 Aquárium: todos los recursos académicos en un solo lugar Revista de los profesores de la Pontificia Universidad Javeriana Cali Número 12 · año 6 · Septiembre de 2016 Cali · Colombia ISSN 2248-5368 Rubén Darío Torres González Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación Con el transcurrir del tiempo y los diferentes hechos históricos, la información ha sido objeto de transConsejo Editorial formaciones Sandra Balanta en Cobosu representación (imágenes, libros Diego Bermúdez electrónicos, revistas electrónicas, etc.) y esto ha Gloria Inés Flórez generado el nacimiento de diversas de fuentes para Santiago Lleras acceder ella. Entre estas fuentes están el internet y Mauricioa Quimbaya la biblioteca. Pero son tantas y tan diversas que uno Hernando Prado Marisol Ramírez podría preguntarse si existe una herramienta o un VJ Romero mecanismo que permita acceder a una información de calidad sin necesidad de acudir a diferentes fuentes, Coordinación Editorial enSandra especial si Cobo se trata deÁlvaro un documento en particular. Balanta Restrepo Mauricio Quimbaya Jamesde Cuenca Por esta razón, después dos años de validación Diana Perdomo y trabajo entre la Biblioteca, que hace parte del CenCorrección de estilo Lina María Rengifo Valencia tro de Recursos Enseñanza VJ Romeropara laDiana Concha y el Aprendizaje (CRAI), el Centro de Servicios Informáticos (CSI) Ana María Giraldo Giraldo editorial Carlos Alberto Pontón Delgado y la Diseño Empresa Nova Informática, y conociendo las Luis Hernando Montoya | Estudiante carrera de Diseño de Comunicación Visual Cardona exigencias y tendenciasGuillermo de la Rivera comunidad javeriana Adriana Gómez Gómez en cuanto acceso eficaz contenidos de calidad, Colaboran en este al número GloriaaInés Flórez Manuel Ramiro Muñoz encontramos la soluciónAndrés que hoy ponemos Jaramillo Botero al servicio Carlos Ramírez javeriana. Rubén Darío Torres González de la comunidad Tania Esperanza Rodríguez Triana Sandra Balanta Cobo Las bases de datos, el Catálogo en Línea, el reMauricio Quimbaya positorio Vitela, más de 500 bibliotecas del mundo y Fotografía e ilustraciones Maribel Castillo algunos recursos, como Scielo, podrán ser recuperados Diego Giovanni Bermúdez Aguirre Hernando Llano Ángel desde un VJ solo punto de acceso. La Biblioteca General Romero Francesco Zappalá cuenta con un descubridor a escala que permite expandir la colección bibliográfica física y electrónica para ponerla a disposición del usuario de una manera práctica. La comunidad javeriana bautizó Aquarium a este descubridor. Este descubridor de Online Computer Library Center (una de las cooperativas de bibliotecas más grandes a nivel mundial) es el primero de una biblioteca en Colombia. Javeriana Cali cuenta con él para atender la necesidad de integración de recursos bibliográficos y para continuar fortaleciendo los procesos de enseñanza y aprendizaje que generan la dinámica académica de la Universidad. El acuario hace alusión a un recipiente de vidrio que alberga y recrea un ecosistema en donde interactúan diferentes organismos. El descubridor aloja diferentes recursos de información que se conectan y fluyen entre sí para recuperar y mostrar su contenido en una sola interfaz. Al momento de hacer la búsqueda, Aquarium despliega los resultados recuperados entre más de 58.000 títulos de libros físicos, 235.392 libros electrónicos, 1.629 títulos de revista, 137.205 títulos de revista electrónica y los artículos correspondientes, 5.789 trabajos de grado, entre otros recursos, y permite, además, que elLuis usuario escoja qué tipo de Felipe Gómez Restrepo, S.J. recursos quiere ver, sin necesidad de hacer búsquedas individuales para acceder a información en recursos específicos, que requeriría mayor dedicación. A través de Aquarium se simplifica el proceso y resulta más práctica la navegación gracias a su interfaz de búsqueda intuitiva. Este proceso facilita el acceso a la información y permite hacer las indagaciones desde Calle 18 # 118 - 250 equipos de escritorio y a través de dispositivos móviles (tabletas, celulares y computadores portátiles), lo que agiliza el uso de la herramienta y el acceso desde cualquier lugar del mundo. la á st ze pa en ti Nota Editorial 1 Editorial 2 Manuel Ramiro Muñoz Cuatro razones a favor del sí 4 Carlos Ramírez La Universidad y el reto de la paz territorial 7 Tania Esperanza Rodríguez Triana Vale más cualquier quimera que un trozo de tela triste: mi voto por el sí 12 Sandra Balanta Cobo Manifiesto por el sí 14 Mauricio Quimbaya Emociones políticas frente a un escenario de postconflicto 19 Maribel Castillo Proclama ciudadana por la vida, la paz la política y 22 la reconciliación nacional Hernando Llano Ángel Cinco razones para decirle sí a la paz 24 VJ Romero Sí o no, pero críticamente 28 Francesco Zappalá ¿Se está tomando en serio la cultura en el país en 31 la transición hacia la paz? Álvaro Restrepo La educación desde los territorios, una apuesta para la paz 36 James Cuenca El eco de un ángel 39 Diana Perdomo Modulares o el reposo de lo grotesco 41 Lina María Rengifo Valencia Modulares 45 Diana Concha La teología feminista en la historia 47 Ana María Giraldo Giraldo La historia del duendecito 50 Carlos Alberto Pontón Delgado Mujer, balón y fúbol 53 Guillermo Rivera Cardona Mis gafas y yo 55 Adriana Gómez Gómez Medicina Narrativa en la Javeriana Cali, una apuesta 58 por la formación integral Gloria Inés Flórez La innovación, sinónimo de inconformismo intelectual y 61 preparación en profundidad Andrés Jaramillo Botero Aquárium: todos los recursos académicos en un solo lugar 74 bermúdez.aguirre.diseño Rubén Darío Torres González