revista de los profesores de la
Pontificia Universidad Javeriana Cali
Número 12 · Septiembre de 2016
Maestro
Número 12
ISSN 2248-5368
1
Revista de los profesores de la
Pontificia Universidad Javeriana Cali
Número 12 · año 6 · Septiembre de 2016
Cali · Colombia
ISSN 2248-5368
Consejo Editorial
Sandra Balanta Cobo
Diego Bermúdez
Gloria Inés Flórez
Santiago Lleras
Mauricio Quimbaya
Hernando Prado
Marisol Ramírez
VJ Romero
Coordinación Editorial
Sandra Balanta Cobo
Mauricio Quimbaya
Corrección de estilo
VJ Romero
Diseño editorial
Luis Hernando Montoya | Estudiante carrera de Diseño de Comunicación Visual
Colaboran en este número
Manuel Ramiro Muñoz
Carlos Ramírez
Tania Esperanza Rodríguez Triana
Sandra Balanta Cobo
Mauricio Quimbaya
Maribel Castillo
Hernando Llano Ángel
VJ Romero
Francesco Zappalá
Álvaro Restrepo
James Cuenca
Diana Perdomo
Lina María Rengifo Valencia
Diana Concha
Ana María Giraldo Giraldo
Carlos Alberto Pontón Delgado
Guillermo Rivera Cardona
Adriana Gómez Gómez
Gloria Inés Flórez
Andrés Jaramillo Botero
Rubén Darío Torres González
Fotografía e ilustraciones
Diego Giovanni Bermúdez Aguirre
Luis Felipe Gómez Restrepo, S.J.
Calle 18 # 118 - 250
Nota editorial
Apreciados lectores,
Teniendo en cuenta el momento histórico que vive el país, en donde una buena
parte de nuestro futuro como nación está en juego, hemos considerado desde el
comité editorial de la revista Maestro que las distintas voces de nuestros profesores
y colaboradores en relación al plebiscito por la paz deben quedar libremente expresadas en la revista. Consideramos que la revista Maestro no solo es un espacio para
la escritura creativa y para la divulgación de anécdotas pedagógicos del quehacer
diario como profesores, sino también un espacio de reflexión y de opinión crítica
contextualizado en nuestra realidad como colombianos. Por esto, la presente edición
contiene dos tipos de escritos: los ya tradicionales relatos anecdóticos y creativos
de los colaboradores javerianos y unas profundas reflexiones que varios profesores
han decidido elaborar sobre este momento decisivo de cambio y esperanza.
Complementando los textos de la presente edición se encuentran algunos diseños
del maestro Diego Giovanni Bermúdez que también son un llamado artístico a
la paz.
Maestro
Número 12
Esperamos que disfruten la presente edición de la revista Maestro.
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Maestro
Año 6 - 2016
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Manuel Ramiro Muñoz
Director Instituto de Estudios Interculturales
Editorial
Por fin…el fin del
conflicto armado
con lasFARC
El conflicto armado en Colombia ha sido prolongado, intermitente, especializado y con distintas
intensidades en cada territorio y momento específico
de la historia nacional, teniendo como denominador
común el que se haya degradado paulatinamente, generando con ello una decadencia humana y espiritual
muy profunda, que se expresa en millones de víctimas.
Pero hoy asistimos a uno de los momentos históricos
más importantes de las últimas décadas, el fin del
conflicto armado con una de las guerrillas más fuertes
y viejas del Hemisferio. Los acuerdos negociados en
La Habana entre el gobierno y el grupo armado de
las FARC-EP durante los últimos cuatro años se convierten en una oportunidad para el país, entendiendo
que representan la posibilidad para transformar una
sociedad que ha pervivido por más de cincuenta años
en guerra. En este momento histórico se hace preciso,
no solo reflexionar sobre un pasado doloroso, sino ser
parte activa de un presente que nos invita a proponer,
a comprometernos y a concertar desde el diálogo con
el otro la forma como construiremos la paz de todos
y con todos.
Para aprovechar esta oportunidad histórica debemos contemplar la posibilidad real de ponerle fin al
conflicto armado y aportar en la construcción de una
paz duradera y estable. Esto supone enfrentar, entre
otros, tres grandes retos que demandan la participación y el apoyo de nosotros: estudiantes, profesores y
directivos universitarios. Primero, se considera fundamental aportar en la creación de condiciones para
garantizar el ejercicio de los derechos constitucionales
de todos los ciudadanos. Esto supone contribuir al
fortalecimiento sustancial de la legitimidad de las
instituciones del Estado en el nivel local, regional
y nacional. Legitimidad que se fortalece a partir
del conjunto de políticas, estrategias y prácticas que
determinan la vida pública. Segundo, es necesario
aportar en la implementación de los acuerdos desarrollados en los territorios donde el conflicto armado
ha sido más agudo y ha generado profundas brechas
sociales. Dichos territorios se constituyen como los
espacios propicios para generar procesos de planeación participativa “de abajo hacia arriba”. Tercero, es
imperativo nuestro aporte para garantizar la seguridad
de los excombatientes, líderes sociales, defensores de
derechos humanos y miembros de la oposición política, para que definitivamente se rompa el vínculo
entre política y armas.
que este camino que se está empezando a dibujar
permita abrir otra página de la historia en la que,
como diría Estanislao Zuleta, “se pueda construir un
espacio social y legal en el cual los conflictos puedan
manifestarse y desarrollarse, sin que la oposición al
otro conduzca a la supresión del otro, matándolo,
reduciéndolo a la impotencia o silenciándolo”.
La invitación de esta edición de la revista está
dirigida, entonces, a ser partícipes de esta nueva posibilidad que se abre en el país. Esperamos avanzar
en la ruptura total entre política y armas, como dijo el
General Vargas, comandante del ejército salvadoreño,
al terminar el conflicto armado en ese país: “ahora
los militares nos dedicaremos a la milicia sin hacer
política, los guerrilleros se dedicarán a la política
sin hacer milicia y todos sumamos para reconstruir
nuestra Patria”.
Así, el fin del conflicto armado y la construcción
de una paz estable y duradera se hacen posibles, por un
lado, dando pasos seguros sobre la legitimidad creciente de las instituciones del Estado y, por otro, con los
esfuerzos de personas, comunidades y organizaciones
que se suman y participan en la reconstrucción de
los territorios fragmentados por el conflicto armado.
Este camino que es recorrido por las instituciones y la
sociedad civil deberá estar protegido por el conjunto
de la nación colombiana que los cobija solidariamente.
Bien dice nuestro rector, Luis Felipe Gómez S.J., “con
un solo excombatiente que sea asesinado bastará para
que salgamos a protestar y pedir para que se les garantice la vida a quienes valientemente han tomado la
decisión de dejar las armas para luchar por sus ideales
por medio pacíficos”.
Maestro
Número 12
La implementación de los acuerdos es una gran
oportunidad para que el Estado en su conjunto y la
sociedad se pongan al día con la deuda histórica que
tienen con el campo colombiano. Campesinos, indígenas, afrodescendientes, empresarios, universidades,
organizaciones sociales y miembros de la Iglesia
se convierten en actores determinantes para lograr
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Maestro
Año 6 - 2016
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Carlos Ramírez
Departamento de Ciencia Jurídica y Política
Cuatro razones
a favor del sí
En nuestra condición de académicos y de ciudadanos,
los abajo firmantes queremos manifestar nuestro decidido apoyo al sí en el plebiscito que se realizará el
próximo 2 de octubre.
Obviando la posibilidad de la abstención, solo
hay dos opciones. Dos opciones que merecen ser escuchadas y están animadas por el deseo de alcanzar
lo mejor para el país, pero que no por ello son moral y
políticamente equivalentes. Respetando, por supuesto,
las posiciones contrarias, queremos destacar cutro tesis
que, a nuestro juicio, hacen preferible el sí:
Creemos, en primer lugar, que respaldar la
inminencia de una penalización de los victimarios,
conforme a los estándares internacionales de la Justicia
Transicional, es preferible a esperar, quién sabe cuándo, el rigor hipotético de una penalización más severa
y que cobije a todos los responsables. La jurisdicción
especial de paz es la inminencia de la actuación de
la justicia. De una justicia penal imperfecta, sí –si se
hace equivocadamente abstracción de las condiciones
excepcionales de una transición–, pero de una justicia
pronto en marcha. La posición de quienes buscan
ahora mismo una justicia penal perfecta es contraproducente: por quererlo todo (el castigo ejemplar),
se quedan sin nada (el castigo factible).
Creemos, en segundo lugar, que, como el encarcelamiento prolongado de quienes han cometido
delitos y la noción genérica de justicia no son uno
y lo mismo, se trata de un acuerdo suficientemente
justo como para que merezca ser apoyado. La Justicia
Transicional es un conjunto de medidas en las que se
incluye, de la mano de la verdad, la reparación y las
garantías de no repetición, una cierta proporcionalidad entre daños recibidos y compensaciones. Eso
también es justicia. La justicia es también asunto de
los derechos vulnerados de las víctimas y no solo de
los castigos de los victimarios. No es por eso casual
que las víctimas respalden, en su gran mayoría, el
sí. Respecto a los victimarios, además, se toman en
los acuerdos medidas –adecuadas, nuevamente, a los
estándares internacionales– de justicia restaurativa.
Decir tajantemente que el acuerdo es injusto es desconocer, desde una posición reduccionista, cómo la
Justicia Transicional tiene un carácter plural e integral:
la privación de la libertad es un elemento del ejercicio
de la justicia, pero la justicia no equivale, de ningún
modo, al encarcelamiento.
Colombia, Diego Giovanni Bermúdez Aguirre
Creemos, en tercer lugar, que los acuerdos merecen ser aprobados porque, como ya lo han mostrado
los meses de cese de hostilidades, harán posible una
reducción significativa de la violencia y, en esa medida,
permitirán mejorar la seguridad en el país. Estamos
conscientes de que el acuerdo de La Habana no significa, ciertamente, el fin de toda clase de violencia
en Colombia (la “Paz”). No obstante, creemos que la
superación del conflicto armado con uno de los más
duraderos, poderosos numerosos y extendidos actores
armados del país, a saber, las FARC-EP, mitigará,
de manera significativa, y aun contando –como suele
ocurrir en estos casos– con una porción de guerrilleros
reincidentes, la violencia en el país y permitirá, de esa
manera, la implementación de políticas más integrales
de seguridad, alejadas de los esquemas de la Guerra
Fría, por parte del Estado colombiano.
Maestro
Número 12
Consideramos, por último, que los acuerdos
pueden ayudar a promover una cultura del diálogo
público mucho más tolerante y diversa. Los acuerdos
de La Habana pueden ayudar a transformar (1) el estilo, simbólicamente violento, de una parte importante
de nuestro discurso político, (2) a institucionalizar,
dentro del marco de la legalidad, las sanas prácticas
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Con el sí estaremos apoyando el desmantelamiento paulatino de la guerra, con su inevitable estela
de muerte, y dejando atrás la comprensión de la justicia
como la Ley del Talión. Con total independencia de
nuestra posición favorable o no al Gobierno Santos,
en tanto aquí no solo está en juego la popularidad de
un gobierno, sino el futuro de generaciones, consideramos que no es el momento para el purismo moral,
el preciosismo legal o el autoengaño de concebirnos
como el Estado ideal que nunca hemos sido. La acción
política es un asunto de convicciones y oportunidad.
Y la oportunidad, para quienes creemos en el diálogo,
la reconciliación y el fortalecimiento de un Estado
democrático, está dada. Como votantes debemos
aprovecharla.
Desde una posición ponderada y realista, pero, a
la vez, inspirada por la confianza en ciertos principios,
invitamos a votar, el 2 de octubre, por el sí.
Hernando Llano
Gustavo Morales
Rosalía Correa
Alejandro Carvajal
Lina María Orozco
Lina Fernanda González
Paul Chambers.
Jorge López
Luis Johnny Jiménez
Carlos Ramírez
Mauricio de Miranda
Pavel Vidal Alejandro
Sandra Balanta
Claudia Barrios
Maribel Castillo
Julio César Paz
Freddy Guerrero
Mauricio Quimbaya
Maestro
Año 6 - 2016
de oposición, (3) a desmilitarizar la agenda pública y
(4) a hacer posibles, sobre esa base, debates más complejos y multidimensionales sobre los problemas del
país. La prolongada duración de nuestro conflicto ha
convertido a la política en la continuación de la guerra por otros medios. Tenemos ahora la oportunidad
de empezar a revertir la mentalidad y las acciones
guerreristas presentes en nuestra cultura política. El
sí, en ese sentido, es un llamado a la reconciliación.
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Con el sí estaremos
apoyando el
desmantelamiento
paulatino de la guerra,
con su inevitable estela
de muerte, y dejando
atrás la comprensión
de la justicia como la
Ley del Talión.
Ana María Giraldo
Ximena Vallejo
Gloria Cristina Blanco
Víctor Martinez
Diego Agudelo
Catalina Prada
Jesús Bustamante
Ana María Osorio
Julián Piñeres
John Jairo Cuevas
Elsy Velazco
Álvaro Herrera
Paula Andrea Hoyos
Sandra León
Kewy Sarsosa
Ivonne Díaz
Myriam Román
Natalia Cadavid
Alejandro Castro
Tatiana Rojas
Sebastián Jiménez
Solanlly Ochoa
Humberto Jaramillo
Marino Guarín
Alejandro Morales
Ángela Cadavid
Juliet Ospina
Carolina Gómez
María Alejandra Arboleda
María Cristina Sánchez
Abelardo Hernández
Mónica Chávez
Hernando Prado
Luis Fernando Macea
Mariluz Gómez
María Constanza Pabón
Manuel Ramiro Muñoz
Verónica Andrade Jaramillo
Camilo Mayor
Patricia García
Carlos Méndez
Odemaris Abadía
Nilson Giovanni Fajardo
Kurosh Sadeghian
Stephany Vargas
VJ Romero
Diego Giovanni Bermúdez
Santiago Andrés Lleras
Tania Esperanza Rodríguez Triana
Instituto de Estudios Interculturales
La Universidad
y el reto de la
paz territorial
En el proceso de fundación y consolidación del Instituto de Estudios Interculturales, siempre estuvo
presente la pregunta por el rol de la Universidad en
nuestra sociedad. Desde el inicio retomamos la idea
ignaciana de la necesaria inserción de la universidad
en la realidad, con el propósito de responder al mundo
concreto del que hace parte y contribuir a la solución
de los problemas que vivimos. Esta propuesta de universidad pertinente se sustenta en el compromiso con
los menos favorecidos, los marginados, los excluidos
y la convicción de la necesidad de aportar en la transformación de las condiciones que generan y perpetúan
la desigualdad social, la violencia, la intolerancia y la
destrucción progresiva de la madre tierra que nos provee de vida1. Desde esa comprensión de la universidad
como actor político, llamado a plantear alternativas
para la construcción de otro mundo deseable y posible,
diseñamos y desarrollamos proyectos de investigación,
formación y acompañamiento en el IEI.
La construcción de la paz, sostenible y duradera, aparece hoy más que nunca como el llamado que
el contexto le hace a la Universidad. El proceso de
violencia que nuestro país ha vivido a lo largo de su
historia es la realidad en la que estamos insertos y es
a esa realidad a la que estamos llamados a responder
con tenacidad y creatividad. En ese escenario, son
Fernando Fernández Font, S.J. (Coord), Universidades para el mundo.
Octubre, 2010. En: http://www.ausjal.org/tl_files/ausjal/images/contenido/Documentos/Publicaciones/Documentos%20Institucionales/
Universidades%20para%20el%20Mundo.pdf
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Maestro
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tareas de la Universidad la formación de nuestros
estudiantes en una cultura democrática y de paz, el
desarrollo de investigaciones pertinentes, que aborden
los problemas y generen propuestas para su solución
y el acompañamiento de espacios de diálogo, que
permitan la gestión de los conflictos que enfrentan los
distintos actores en los territorios y creen condiciones
para mejorar la calidad de vida de sus pobladores.
Las negociaciones entre el gobierno colombiano y
las FARC en la Habana tenían como objetivo fundamental encontrar una salida política al histórico conflicto armado colombiano, poniendo fin a la violencia
directa que generaban las confrontaciones entre estos
dos actores. Y aunque en sí misma la terminación de
la violencia directa no es condición suficiente para que
se generen escenarios de paz en el país, sí es un paso
imprescindible y valioso en sí mismo, que se apague
una parte importante de los fusiles y se evite la muerte
y sufrimiento de muchos colombianos. Con el acuerdo
final, presentado al país el pasado 24 de agosto, las
Farc y el gobierno nos entregaron también el reto que
enfrentamos como sociedad: el de usar lo pactado
como herramienta para avanzar en la construcción
de una paz integral, lo que implica la disminución
progresiva de las violencias simbólicas y estructurales2. Desaprender la violencia y aprender la paz es el
reto de nuestra generación, el de varias generaciones
siguientes y, por supuesto, el de la Universidad. Los
acuerdos de la Habana: la reforma rural integral, la
profundización de la democracia a través de la promoción de la participación política y ciudadana, una
política integral para combatir el narcotráfico que hace
énfasis en la sustitución de los cultivos de uso ilícito
por alternativas productivas sostenibles, un sistema
de justicia transicional con énfasis en los procesos
Galtung, J. (1969). Violence, peace and peace research. Journal of Peace
Research, 6(3), 167-191.
2
Y aunque en sí misma
la terminación de la
violencia directa no es
condición suficiente
para que se generen
escenarios de paz en
el país, sí es un paso
imprescindible y
valioso en sí mismo.
restaurativos y de reconciliación en los territorios y
un modelo de dejación de armas acompañado y verificado por un mecanismo tripartito, que incluye la
Organización de Naciones Unidas, contienen muchas
oportunidades para que entre todos construyamos una
sociedad más justa y en paz. No es un acuerdo perfecto,
pero ninguno lo es. Los acuerdos entre los actores
en un conflicto como el nuestro quedan siempre en
la mitad de los anhelos de cada actor, y distantes del
deber ser, pero fue “el mejor acuerdo posible” y lo
cierto es que abre posibilidades para avanzar en la
construcción de paz.
El enfoque territorial, estrategia fundamental
para la implementación de los acuerdos pactados en La
Habana, es una de esas oportunidades. La noción de
paz territorial propuesta por el Alto Comisionado para
la Paz, Sergio Jaramillo, reconoce la “heterogeneidad
espacial y temporal de la guerra, de sus afectaciones
y de sus impactos”3 vy entiende que la construcción
de paz es un asunto que se resuelve entre los grupos
asentados en las veredas, corregimientos, municipios
y departamentos, que se pacta entre los diferentes intereses en juego en las regiones, que supone poner en
sintonía los planes de desarrollo municipales, los planes de vida de las comunidades indígenas, los planes de
etnodesarrollo de las comunidades afrodescendientes y
los planes de desarrollo campesino con las propuestas
de desarrollo regional que surgirán en el marco de
la implementación de los acuerdos de La Habana.
En ese sentido, el concepto de paz territorial es una
oportunidad al menos en dos sentidos: el primero, es
que abrirá espacios para que las apuestas territoriales
de los actores sociales regionales se encuentren y
sean protagonistas del diseño e implementación de
los programas y políticas que se desprenderán de la
Fernán González, Tania Guzman y Víctor Barrera (Editores). Estrategias
para la construcción de paz territorial en Colombia. CINEP, Impresol
ediciones, Bogotá, 2015.
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¿DEMOCRACY?
Democracy, Diego Giovanni Bermúdez Aguirre
implementación de los acuerdos de La Habana. El
segundo, que esas regiones, tradicionalmente marginadas, excluidas, víctimas del conflicto, recibirán una
focalización de los programas que se derivan de los
acuerdos, con el objetivo de articularlas al desarrollo
del país, reducir las brechas socioeconómicas entre el
campo y la ciudad y mejorar las condiciones de vida
de sus pobladores.
generar y fortalecer espacios de diálogo social frente
a los conflictos territoriales, lo que requeriría abordar
tanto las dinámicas de conflicto presentes, como la
construcción de estrategias y experiencias de diálogo
y paz que surgen desde lo local.
Reconociendo que los territorios no son hojas en
blanco y que en ellos existen actores, dinámicas económicas, sociales y políticas diferenciadas, conflictos
territoriales concretos, el enfoque territorial para la
construcción de paz nos acerca al desafío del diálogo
intercultural y pone en evidencia la necesidad de abrir
espacios de diálogo y participación como formas de
gestión de los conflictos distintas a la violencia y como
escenarios para el diseño de estrategias pertinentes,
que posibiliten las transformaciones necesarias para
garantizar una paz efectiva. El conf licto armado
tienen raíces profundas en conflictos sociales que se
configuran de manera particular en las diferentes regiones del país y que ponen sobre la mesa la existencia
Maestro
Número 12
La construcción de paz desde los territorios también plantea importantes retos. Se requiere el diseño
de nuevas reglas de juego, instituciones que garanticen
los derechos de todos los colombianos, que logren
generar articulaciones entre lo nacional, lo regional
y lo local y generen los espacios para la generación y
fortalecimiento de espacios de participación y decisión efectiva en el nivel local. Es clave el diseño de
estrategias que potencien la vocación productiva de
los territorios, armonizando las diferentes visiones
y apuestas de desarrollo presentes. Es fundamental
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Maestro
Año 6 - 2016
de visiones distintas del territorio, diversas aspiraciones territoriales que se traslapan, propuestas distintas
y contradictorias de ordenamiento productivo, incluso
derechos legítimos de actores diversos que entran en
conflicto. En este sentido, se vuelve fundamental el
fortalecimiento y la consolidación de escenarios de
participación que partan del reconocimiento de la
validez y legitimidad del otro (campesinos, indígenas,
afrodescendientes, empresarios, Estado), bajo la construcción de relaciones de confianza que posibiliten la
puesta en marcha de espacios de encuentro para la
resolución concertada de conflictos y la construcción
de proyectos conjuntos.
Es en esta dirección, el IEI asume la propuesta
de la Universidad inserta y comprometida con la
transformación de la realidad del contexto en el
que se ubica. Desde los últimos años, a partir de su
experticia en caracterización territorial y facilitación
de espacios de diálogo social intercultural, le hemos
apostado a la construcción de paz desde los territorios,
utilizando la investigación aplicada como enfoque
metodológico que busca la construcción de un conocimiento académico aplicable, que contribuye para la
toma de decisiones y la planificación de los contextos
estudiados. En esta apuesta por la paz territorial
estamos trabajando con las organizaciones sociales,
indígenas, afrodescendientes, campesinas, de víctimas
y de mujeres de varias regiones del país, especialmente
en el Norte del Cauca, los Montes de María, el sur
del Tolima, la serranía del Perijá, en el Cesar, y la
parte sur de la costa pacífica, con la Oficina del Alto
Comisionado para la paz, la Agencia Nacional de
Tierras y con grupos de empresarios que le apuestan
a la construcción de la paz.
Algunas de las acciones que estamos desarrollando son las siguientes:
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En esta apuesta por
la paz territorial
estamos trabajando
con las organizaciones
sociales, indígenas,
afrodescendientes,
campesinas, de
víctimas y de mujeres
de varias regiones del
país, especialmente en
el Norte del Cauca, los
Montes de María, el sur
del Tolima, la serranía
del Perijá, en el Cesar, y
la parte sur de la costa
pacífica.
• Diagnósticos territoriales participativos.
Están dirigidos a desarrollar lecturas territoriales
que posibiliten entender las características y dinámicas particulares de los territorios y las condiciones
actuales, riesgos y potencialidades en el marco de la
implementación de los acuerdos de La Habana y los
procesos de construcción de paz. Estos diagnósticos
preliminares y contextualizados abordan elementos
como la identificación de actores (sociales, productivos, institucionales), la caracterización productiva
de las regiones estudiadas, haciendo énfasis en los
modelos productivos de las comunidades indígenas,
afrodescendientes y campesinas, escalables y sostenibles, el análisis de la estructura de la propiedad, la
caracterización de las dinámicas de diálogo y conflicto
en los territorios, la caracterización de los espacios
de planeación participativa en funcionamiento, la
identificación de las propuestas y estrategias de
construcción de paz existentes en los territorios. Los
diagnósticos estratégicos hacen necesario el desarrollo de metodologías participativas que posibiliten la
articulación de la visión territorial. Haciendo énfasis
en la importancia de la perspectiva de actores sociales
claves en los contextos estudiados, reconociendo de
esta manera la necesidad de articular a los análisis
académicos, las múltiples visiones que surgen desde
los actores que interactúan en las diferentes regiones
y que serán claves en un escenario de postacuerdo.
• El diseño de metodologías que puedan
facilitar los diálogos interculturales regionales. El
acuerdo final de La Habana tiene como eje transversal
a toda la implementación la participación y planeación
participativa desde el nivel de las asambleas veredales
hasta el nivel territorial. En esos escenarios surgirán
las tensiones y conflictos que han estado ocultos por el
conflicto armado y que son el resultado de la presencia
de diferentes intereses, distintos actores y diferentes
visiones del territorio.
en clave de los retos que traerá la implementación de
los acuerdos.
• El diseño del modelo de operación de los
Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial
(PDET), tercer eje de la Reforma rural integral, primer punto del acuerdo de La Habana. Este trabajo
incluye el diseño de una metodología de operación de
PDET diferenciados a partir de factores endógenos,
dependiendo las particularidades de las diferentes cuatro subregiones estudiadas y el diseño de un modelo
de planeación y presupuestación participativa.
Estas no son las únicas actividades que hace el
IEI en dirección de construcción de paz, ni tampoco
las únicas que adelanta la Universidad en Cali, pero
son expresiones de la apuesta universitaria por la
construcción de la paz territorial. Apuesta que implica
poner el conocimiento producido al servicio de la
sociedad y disponerse para construir en diálogo con
los otros actores de los territorios, comunidades, empresarios, instituciones del Estado, actores políticos,
estrategias para avanzar en la consolidación de una
sociedad democrática, incluyente, respetuosa de la
diversidad cultural, más justa, con menos desigualdades sociales, con condiciones de vida buena para
todos y todas, una sociedad en la que pensar de una
manera u otra no ponga en riesgo la vida o integridad
de las personas, una sociedad en la que lo público sea
respetado, una sociedad que camina hacia la paz.
• El acompañamiento a espacios de interlocución y diálogo entre actores sociales, políticos y
económicos locales y regionales como paso preliminar
para la definición y alcance de consensos territoriales,
especialmente en la región del Norte del Cauca. Los
insumos en materia de análisis e investigación que se
generan deben servir como insumo para la preparación
de actores en los diferentes escenarios de diálogo y de
planeación que surgirán en el marco del postacuerdo.
• Espacios de ref lexión conjunto con los
distintos actores en los territorios de trabajo sobre el
contenido del acuerdo final alcanzado en La Habana
y acompañamiento a los actores en la construcción de
propuestas de ordenamiento y desarrollo territorial en
perspectiva de postacuerdo.
Maestro
Número 12
• La sensibilización a gobiernos locales con
relación a la necesidad de alistamiento para la implementación de los acuerdos de paz. La información
generada y los análisis que se vienen desarrollando
de los acuerdos pactados en La Habana deben servir
como herramientas para la toma de decisiones y para la
formulación de políticas públicas. En esta dirección, es
muy importante que dicha información se constituya
en una herramienta para que los gobiernos locales
articulen sus planes de desarrollo y políticas públicas
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Vale más cualquier
quimera que un
trozo de tela triste:
mi voto por el sí
No hay muerto que no me duela
No hay un bando ganador
No hay nada más que dolor
Y otra vida que se vuela
La guerra es muy mala escuela
No importa el disfraz que viste
Perdonen que no me aliste
Bajo ninguna bandera
Milonga del moro judío, Jorge Drexler
Sandra Balanta Cobo
Departamento Economía
Mi vida está atiborrada de recuerdos de esta guerra.
Desde pequeña, he escuchado una y mil veces de boca
de mis tías las historias de los Chulavitas y los Pájaros, las historias de las macabras técnicas para matar
a la gente en los años 50. Los anfiteatros llenos. El
recuerdo de la noche del 9 de abril cuando mi abuelo
ordenó a todos sus hijos guarecerse por varios días.
Nací y me crie en un pueblo del centro del Valle
lleno de estos relatos que se eternizaron en el imaginario de la gente y en la mente de los que siniestramente
persisten en la violencia como mecanismo de poder. La
irrupción del narcotráfico en los años 80 dejó huellas
para las nuevas generaciones. Ya no solo eran las leyendas ensangrentadas de las décadas pasadas. Eran
los vecinos y amigos de amigos que desaparecían para
luego aparecer flotando en el río Cauca. O para nunca
aparecer y quedar en el limbo del mundo de los desaparecidos, almas que lloran acá y allá. Luego, el amor me
llevó al norte del Cauca, una zona tradicionalmente
afectada por la indolencia estatal y por la presencia
de diferentes grupos armados, pero llena de vitalidad
y calor humano por la diversidad de gente que la habita y por la historia que han ido construyendo. Viví
ataques guerrilleros, cilindros bomba y la incursión
de los grupos paramilitares. Y así podría ir sumando
recuerdos de diferentes momentos, todos cargados
de matices de violencia: candidatos presidenciales,
policías, ministros, concejales, líderes comunitarios,
enfermeras de zonas rurales, niñas, cantantes líricos,
jóvenes ilusionados que se enlistaban como soldados
profesionales, jóvenes desilusionados que enlistaban en
ejércitos irregulares, profesores universitarios, todos,
absolutamente todos, muertos en vano.
En 1999, las acciones del conf licto armado
acabaron con la vida de más de 42.000 colombianos.
Una de esas vidas era la de don Kurt, o Hugo, como
le gustaba que le dijeran. Era mi suegro, el abuelo de
mis hijos. El conflicto les quitó a mis hijos el derecho
a un abuelo que con sus manos les enseñará a hacer
una cometa o una máscara de papel maché para que
usaran como disfraz en octubre. Un abuelo que tal vez
los condujera por el misterioso mundo de las plantas
medicinales. Ese mismo mundo que aprendió de su
mamá.
vinícius
1913 - 2013
Vinicius, Diego Giovanni Bermúdez Aguirre
En un país sin conflicto, quizás hubiéramos tenido la oportunidad de verlo envejecer. Ver sus canas,
sus ojos cristalinos, su piel marcada por un millón
de soles. Escuchar sus cuentos y anécdotas una y mil
veces. Los hijos pueden tener dos abuelos; los míos,
solo uno. Y yo, ningún suegro; mi compañero de
vida, ningún padre. Nunca ha habido en mi familia
un atisbo de rencor. Dolor, por supuesto, por la ausencia del padre, pero comprendemos que su muerte
fue el resultado de la vorágine de violencias que nos
acompañan. Hace mucho tiempo hemos perdonado.
Esta historia en particular me afecta directamente,
pero me afectan todas y creo que como colombianos
llevamos marcadas demasiados relatos tristes que nos
acompañarán hasta el final de nuestros días. De los
cientos de miles de víctimas, hay unos con más preeminencia, cuyos nombre todos recuerdan. Aunque
la inmensa mayoría solo viven para sus familias, pero
deberían dolernos todos.
sí. Porque a pesar de sus limitaciones, creo que nos
ayudan a pulir el camino que nos permitirá construir
una sociedad más humanista.
Sé muy bien que este es un acuerdo imperfecto.
Sé que somos una sociedad imperfecta. Pero celebro
este momento y celebro que mis hijos puedan ser
testigos de él. Celebro que tengamos la excusa para
hablar una y otra vez de las razones que nos llevaron
a estar aquí, con nuestra familia, nuestros amigos y
vecinos, con nuestros alumnos, haciendo un ejercicio
histórico y pedagógico que nos ayude a entender,
pero también a sanar. Celebro que en la divergencia
nos veamos obligados a pensar de qué forma vamos
a implementar estos acuerdos y de qué modo todos
debemos participar en esa construcción. Y celebro,
porque como Jorge Drexler dice en su Milonga del
moro judío, “vale más cualquier quimera que un trozo
de tela triste”.
Maestro
Número 12
Hubo un momento en el tiempo en que sentí
muy descorazonada y en el que pensaba que nuestras
violencias eran irremediables. En el que sentía mucho
dolor al observar el país en el que tendrían que crecer
mis hijos. Por ello, no puedo dejar de sentirme tan
entusiasmada y feliz en este instante. Sé muy bien que
este es solo uno de los problemas que esta compleja
sociedad enfrenta, pero es que ha sido un problema
de proporciones mayúsculas. Voy a hacer un ejercicio
anacrónico: voté si por la Séptima Papeleta, voté sí por
el acuerdo con el M19, voté sí por el acuerdo con los
paramilitares. Por todos los acuerdos votaría siempre
13
Maestro
Año 6 - 2016
14
Mauricio Quimbaya
Departamento de Ciencias Naturales
Manifiesto
por el sí
Al mirar mi vida en retrospectiva, con la aparente
objetividad que da la calma madurez, puedo afirmar
que he vivido una vida tranquila. Con tranquila no
quiero referirme tan solo a este quehacer diario que
necesito reinventar constantemente para aprehender
a mis alumnos y asir a la elusiva ciencia, sino también
a esta realidad, a veces inverosímil y macondiana, y
a veces pasmosa y atroz que nos cubre como pueblo.
En treinta y cinco años solo me han atracado
una vez, nunca me han parado en un semáforo para
pedirme el celular y nunca he tenido un arma en mis
manos. Únicamente he estado en la selva observando
el poder embrujador de la manigua desde mi perspectiva de biólogo. Nunca nadie en mi familia ha sido
acosado, amenazado, extorsionado o ha sido fleteado.
Nunca el sonido de una bala me ha despertado en la
noche y nunca he tenido que soportar horas aciagas
pensando en la aplastante soledad vivida por un amigo
secuestrado. Ha sido una vida tranquila, extrañamente
tranquila, cuando es contextualizada en el marco de
una nación por siempre oprimida por la guerra.
Por eso, cuando manifiesto con la decisión
poderosa del discernimiento que votaré por el sí en
el plebiscito por la paz, algunos familiares, algunos
amigos, ciertos colegas del trabajo que afirman con
severidad que estoy en un error justifican mi decisión
en esa vida alejada de la violencia que por fortuna he
vivido. Afirman que para alguien como yo, que ha
crecido bajo el amparo protector de los estratos altos
de la ciudad y que no ha vivido en carne propia los
embates desgarradores de la guerra, es muy fácil decir
desde el sofá de un séptimo piso, viendo la repetición
de las olimpiadas por DirectTV y con un jugo de
arándanos en la mano, que votará por el sí. Y algunos
me miran con una luz opaca en su mirada, mezcla de
indignación y desdén y me dicen que alguien que no
ha afrontado el crimen evidentemente no sabe el significado de la palabra impunidad. Y algunos van más
allá e insinúan que ya veremos qué pasa cuando Iván
Márquez prohíba DirectTV o al jugo de arándanos
comprado en Carulla. Me dicen que cuando eso pase,
el destino me hará retractarme de mis irresponsables
acciones y desear con el tuétano de mis huesos el haber
votado por el no. Y antes de mejor cambiar de tema,
para evitar la confrontación, me hacen saber que quieren que me quede claro, que alguien tan privilegiado,
viviendo en un rinconcito de confort tan alejado de
la realidad, claramente prefiere una paz mediocre,
impune y desigual. ¿Qué otra cosa podría esperarse de
la decisión de un ratón de laboratorio, perdido entre
frasquitos, mezclando agüitas, tan ajenas a este mundo
como mi sentido de realidad?
Y algunos me miran
con una luz opaca en
su mirada, mezcla de
indignación y desdén y
me dicen que alguien
que no ha afrontado el
crimen evidentemente
no sabe el significado
de la palabra
impunidad.
y la voz queda de Carl Sagan en Cosmos fueron interrumpidas de súbito por la voz monocorde de Juan
Guillermo Ríos que hablaba de un palacio en llamas
y de cientos de heridos, algunos muertos. Y no fue
una imagen estática o aislada. Con el tiempo vinieron
más. Luego vino el afán de mi padre por alejarme de la
ventana de la sala que se resquebrajaba por la explosión
de más de quinientos kilos de dinamita que habían
estallado frente al edificio del DAS, no tan lejos de
casa. Nuevamente tuvimos suerte. La ventana no se
hizo trizas, pero ya a mis nueve años aprendía una dura
lección: como colombiano, el miedo es algo que debes
aprender a controlar, siempre te respirará en la nuca.
Luego, en mis recuerdos de niño, aparece la imagen
de un avión explotando en el aire. Aún recuerdo el
número del vuelo, el vuelo 203 de Avianca, y recuerdo que luego de ver las imágenes desoladoras de los
escombros del avión le pedí a mi madre que por favor
nunca nos fuéramos a montar en esos aparatos que
explotan en las nubes, pues no quería perderla a ella
y no quería que ella me perdiera a mí. Se esfumaba
así mi sueño infantil de volar.
Y recuerdo la primera vez que perdí la fe en mi
patria… por lo menos un poco. Fue cuando vi en
noticias –ya poco espacio quedaba para Cosmos– que
un hombre de pelo ensortijado que habla de esperanza, que decía que debíamos sentirnos orgullosos
al mostrar el pasaporte de nuestra patria fue baleado
sobre una tarima mediocre, dispuesta para que unos
mensajeros del dolor lo ultimaran, lo masacraran como
a un títere indefenso. Tristemente, entendí con el
tiempo que ni aquel hombre, ni sus ideas eran a prueba
de balas. Poco a poco fui creciendo y las imágenes
improntadas en la mente del niño se transfiguraron
en absurdos sinsentidos en la mente del adolescente.
Y vino la guerra contra el narcotráfico y la expansión
monstruosa del sicariato y el pago de un millón de
miserables pesos por cada policía muerto, porque eso,
Maestro
Número 12
¿Alejado de la realidad?... quizás sí… quizás
no tanto. Invoco los favores de la memoria y mi vida
pasa entonces, frente a mí, filtrada por el prisma de la
retrospectiva, y me doy cuenta de que la primera vez
que fui consciente de que vivía en un país de horrores
fue justo antes de cumplir los cinco años, cuando las
imágenes mágicas de la constelación de Andrómeda
15
Maestro
Año 6 - 2016
o mucho menos es lo que vale la vida en Colombia,
y recuerdo que ni por broma uno podía comprar una
aspirina en Drogas la Rebaja, pues la guerra entre
carteles estaba declarada y eso significaba que uno
podía en cualquier momento convertirse en una cifra
más de las acciones de la muerte, en un daño colateral
sin importancia. Y por allá, por el noventa y cuatro,
recuerdo que escuché por primera vez nombrar a las
Convivir, y oí definirlas como el ejército del pueblo,
esos que finalmente acabarían con los forajidos guerrilleros para restituir la paz en el campo. Lloraba años
después al leer en otra nación fuera de mi patria, las
acciones demenciales del paramilitarismo sobre los
campesinos desprotegidos en esta tierra de miseria.
El remedio resultaba mucho peor que la enfermedad.
Siguió pasando el tiempo, el adolescente inconforme se transformó en hombre, pero el bombardeo de
imágenes no cesó. Y continuó con Bojayá, en donde
aún yacen enterrados los escombros y los cuerpos
mutilados de cientos de colombianos que ni siquiera la
casa de Dios pudo proteger de la barbarie absurda que
nos consume como un cáncer. Y siguió la bomba en el
Club El Nogal y la masacre de Urrao y el secuestro de
la iglesia de La María y el secuestro de los diputados
y su posterior abyecta ejecución.
¿Cómo poder erradicar de la memoria las casas de
pique en Buenaventura o todos los oscuros fines de semana en los que la muerte hace fiesta en el Distrito de
Agua Blanca en mi querida Cali que ha dejado de oler
a caña y brea para expeler un inmundo tufillo a cadáver
y a droga que condena a nuestros niños y jóvenes al
más anquilosante statu-quo? Y entonces este hombre,
aparentemente inmune por gracia divina a la violencia
demencial que es arte y regla en este país, reflexiona
con el corazón en la mano en relación a que tal vez,
para alguien de treinta y cinco años, son demasiadas
las imágenes violentas que almacena en su memoria.
Me doy cuenta entonces de que se puede generalizar,
16
es que todos y cada uno
de los habitantes de
este país, desde Simón
Bolívar hasta Santos,
llevamos cincelado en
nuestra piel la hoz de
la muerte y grabadas
en nuestra memoria
personal y en nuestra
memoria social las más
dantescas escenas que
se han materializado
sobre la faz de la tierra.
es decir, no es solo mi aparente buena memoria, es que
todos y cada uno de los habitantes de este país, desde
Simón Bolívar hasta Santos, llevamos cincelado en
nuestra piel la hoz de la muerte y grabadas en nuestra
memoria personal y en nuestra memoria social las más
dantescas escenas que se han materializado sobre la faz
de la tierra. No importa si tenemos cinco o noventa y
cinco años, si acabamos de nacer o si somos fantasmas
que ha desleído el tiempo, la marca del colombiano es
la marca de la guerra, la marca de la muerte… pero
quizás tengamos una última oportunidad.
Y surge del oprobio el ave fénix de la esperanza y
tenemos la oportunidad de resurgir de nuestras propias
cenizas, de darle una única oportunidad a la paz, luego
de miles que se le han dado a la pestilente guerra. Una
única oportunidad de resurgir como nación, de ser
libres como pueblo y empezar a construir un futuro
basado en el amor y la reconciliación.
Mientras Damasco se cae a pedazos, mientras
tiemblan las columnas de Estambul, mientras el Estado Islámico consume el corazón de África y amenaza
a Europa con sus tentáculos de muerte. Mientras
Chiitas, Sunitas y Kurdos se rompen en fuego cruzado,
mientras Palestinos e Israelitas pelean a muerte por
Jerusalén, mientras Bagdad y Kabul se derrumban
con el paso de los tanques, mientras en El Salvador la
violencia entre pandillas consume al país y mientras en
Venezuela se tambalea la libre democracia, por primera vez, podemos gritarle al mundo como nación, como
pueblo comprometido, al unísono como hermanos,
que tenemos un mensaje para dar, que Colombia tiene
fe en la reconciliación, que creemos en la paz como el
único camino posible para la construcción no solo de
una nueva nación, sino también, de un nuevo mudo,
que si nosotros pudimos, el resto de planeta lo debe
intentar. Por primera vez seremos faro en un mudo
en tinieblas, por primera vez el planeta nos observará,
no por la invención de un nuevo acto de terror, sino
porque estamos ad portas de firmar una paz que parecía
imposible, una paz que no solamente puede cambiar
los destinos de esta nación, sino del mundo entero. La
única respuesta posible es el sí.
Porque no podemos
pensar que el éxito de
un proceso culmine en
un aquí y ahora difusos,
con los criminales
encadenados tras las
rejas, pues eso sería
pagar con la ley del
talión y llevamos desde
nuestra independencia
viviendo sus nefastas
consecuencias
Maestro
Número 12
Porque la paz es una visión de futuro, un sueño
a largo plazo. Porque no podemos pensar que el éxito
de un proceso culmine en un aquí y ahora difusos, con
los criminales encadenados tras las rejas, pues eso sería
pagar con la ley del talión y llevamos desde nuestra
independencia viviendo sus nefastas consecuencias.
Y no es validar la impunidad, no es acolitar una paz
a medias, es por primera vez dejarnos guiar por el
espíritu altruista que nos hace humanos. Es demostrarle al mundo que la reconciliación y el perdón son
luz y guía, que como víctimas de los vejámenes más
innombrables decidimos no llenarnos de venganza y
sí darle una nueva oportunidad a nuestros verdugos,
que como nación somos capaces de perdonar lo imperdonable como única opción que nos queda para
heredar una mejor nación a nuestros hijos, a nuestros
nietos, a todos los que vengan atrás. Y nuevamente
se podrá decir que es muy fácil escribir estas palabras
desde la barrera, desde el otro lado de la orilla del
dolor, sin embargo, estoy convencido de que muchos
de los que me critican han vivido también mi afortunada vida, fuera del campo, incluso en algún país
primermundista. Entonces, también considero que es
muy fácil decir desde de Miami, en la comodidad de
un loft, con una limonada en la mano, que los maten
a todos, que bombardeen la selva, que los embosquen
cruelmente, porque lo que necesitan esos hijueputas es
candela. Como si las selvas estuvieran solas, como si en
el campo solo hubiera vacas (y ni las vacas merecen el
destino cruel de la metralla), como si fueran ejércitos
programados de robots los que enfrentan la guerra y
no soldados de carne y hueso, hijos de alguien, padres
de alguien, hermanos de alguien. Como si los guerrilleros que ponen el pecho como carne de cañón no
fueran también colombianos, hijos quizás de alguna
recolectora de papas, hermanos de algún agricultor
de yucas y padres de un nuevo colombianito que no
se merece estar condenado desde su nacimiento a
la desolación y a la muerte causada por esta guerra
absurda que hemos venido heredando y alimentando
con odio generación tras generación. Porque ese es el
verdadero sentido de la paz. La paz no son cárceles,
penas ejemplarizantes, castigos de fuerza o más balas
de venganza. Esa es la antítesis de la paz y si pensamos
entonces que este acuerdo no vale la pena, porque no
hay cárcel, castigo, humillación y venganza, entonces
lo que queremos es otra cosa, no la paz, un acuerdo
así, basado en el odio o en la necesidad egoísta de
reciprocidad no le sirve a nadie.
La paz nace del espíritu humano más diáfano y
trasparente, se fundamente en el perdón y se construye
por muchos años a través de la reconciliación. La paz
no está pensada para castigar, la paz se fundamenta
en la igualdad, en dar otra oportunidad, no a Iván
Márquez o a Timoleón Jiménez, pues todos ya están
viejos y como guerrilleros o no, no caminarán mucho
más sobre la faz de la tierra. Es darle otra oportunidad al hijo del guerrillero que también nació en este
país y que por ende tiene derecho a estudiar sin ser
rechazado o discriminado, es ser conscientes de que
sin oportunidades nuevas de reconciliación, un pueblo
está condenado a repetir su historia hasta el final de
su estirpe. Es creer que el campesino puede volver al
campo a trabajar mano a mano con un exguerrillero
que quiere escribir otra historia, es admitir que a
nuestro trabajo puede llegar un joven de veinte años
que estuvo obligado a participar en un conflicto del
cual es víctima más que victimario y que deberíamos
darle todas las garantías para que reescriba su devenir,
es que miles de madres y padres de soldados colombianos no tengan que vivir en ascuas cada vez que su
hijo sale a patrullar el campo, es reinventarnos como
17
Maestro
Año 6 - 2016
sociedad, como pueblo, como nación. Esta es nuestra
prueba más dura, nuestro test más encumbrado para
demostrar que hemos trascendido como nación, que
algo hemos logrado aprender de más de quinientos
años de violencia, que somos más los de espíritu bueno
que los de lóbregas intenciones.
Creo que la mayoría de colombianos que queremos la paz… La Paz, en mayúsculas, en toda su
magnífica extensión, no podemos estar equivocados
y, aun así, si lo estuviéramos, si en diez años luego de
un contundente sí en el plebiscito estuviéramos aún
sometidos por la guerra, y si en esa situación mis hijos
me preguntaran por qué vivimos así, podría mirarlos
sin vergüenza y decirles con el orgullo de la dignidad
que es debido a que le apostamos a la paz y violentaron
nuestra noble voluntad. Pero si ganará el no, no podría
ante la misma pregunta, ni siquiera mirarlo a los ojos,
porque me avergonzaría. Me avergonzaría hasta el
punto del llanto contarle que nunca le dimos a la paz
una sola oportunidad.
Este es un momento que está escrito una única
vez en los pergaminos proféticos de nuestra historia
como nación. Debemos decidir si asumimos este reto
de construcción y reinvención como un proyecto mancomunado a largo plazo o si como lo escribió García
Márquez, es inamovible, y las estirpes condenadas
a cien años de soledad no volveremos a tener otra
oportunidad sobre la tierra. Yo no lo creo así. Creo en
el cambio basado en el abrigo de la paz e impulsado
por el perdón y la reconciliación y por eso votaré por
el sí… creo que ese fue el principal mensaje que vino
a entregarnos un tal Jesús de Nazaret hace ya algún
tiempo. En una nación que se declara abiertamente
católica no solo ya es hora de escucharlo, sino también
de poner en práctica su mensaje. Esta es nuestra hora.
Colombiano, vota por el sí, el hacerlo no es un acto
de impunidad, por el contrario es un acto de amor.
18
Arigato Fukuda, Diego Giovanni Bermúdez Aguirre
Maribel Castillo
Departamento de Economía
estro Maestro
Maestro
Número
Número 11
12
Emociones
políticas frente a
un escenario
de postconflicto
En Colombia, llevamos más de 50 años de conflicto
armado con el grupo Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). En este periodo el poder
que ha conseguido esta guerrilla ha provocado que
muchas personas la identifiquen como el foco de
todos los problemas del país. Ahí radica el primer
desacuerdo y el principal aliado de las emociones
políticas que, según Nussbaum (2014), despiertan los
más sensibles instintos de los seres humanos, como el
odio, el miedo, la rabia y la vergüenza, pero también
el amor, la simpatía y la solidaridad, entre otros. Estos
son sentimientos que albergan nuestras emociones. Y
estas no son ajenas a la política.
Recientemente se llegó a un acuerdo para la finalización del conflicto entre el Estado colombiano y las
FARC-EP. Y supongo que en medio de las emociones
de los actores que firmaron dicho acuerdo surgió la
propuesta de un nombre que incluye “para una paz
estable y duradera”. Esta parte del título del acuerdo
generó las más fuertes emociones, porque “¿quién no
quiere la paz?”, dice la oposición a dicho acuerdo. Y
los que lo construyeron dicen que la paz es el objetivo
final. Así, pues, la población se encuentra en medio
de emociones políticas que crean incertidumbre, di19
Maestro
Año 6 - 2016
20
Serigrafia 75º, Diego Giovanni Bermúdez Aguirre
No hay camino para la paz,
la paz es el camino
lema que no les permite estar felices por la escritura
de un mal acuerdo de “paz”, que es preferible, desde
mi parecer y la de muchos colombianos, que un buen
acuerdo de “guerra”.
Parece que el acuerdo es un pretexto para la
construcción de un camino que inicia con una ganancia para el país: la pérdida del nombre del grupo
insurgente. Ya no existirán como organización armada
constituida. Muchas personas no alcanzan a dimensionar la importancia que tiene esto para la nación y las
implicaciones para el mismo grupo de las FARC. Las
emociones generadas ante esta pérdida de poder a través del nombre me recuerdan al concepto de Honneth
(1997) sobre reificación en la época del Holocausto,
cuando lo peor que le podía pasar a un judío era ser
reificado o cosificado, es decir, deshumanizado con
la pérdida del nombre. Para una guerrilla, como las
FARC, con cierta importancia ganada ante el apoyo
GANDHI
que algunos países brindaron a su “causa”, el asunto
del nombre es una pérdida. Ahora cualquier intento
de insurgencia será castigado como delincuencia
común y estará por fuera de los límites del acuerdo.
Con esto, Colombia ganó la posibilidad de mostrarle
al mundo que al terminar el conflicto con este grupo
puede empezar a combatir a quienes intenten tomar
el mismo camino. Ninguno posee el tamaño de las
FARC, ni en número de hombres, ni en poder y menos
en visibilidad internacional.
Respecto al campo, vale decir que es un tema que
a los colombianos debería tocarnos emociones un poco
más fuertes, ante la forma como hemos desprotegido el
campo deberían emerger la rabia, la culpa y la impotencia. La guerra con las FARC se vivía en el campo.
De ahí que el desarrollo económico no mirara hacia
allá. Algunos dicen que con el pretexto de la falta de
garantías de seguridad, pero por eso o por lo que sea,
el caso es que el Estado abandonó esa zona del país.
No hemos podido construir una Reforma Agraria
para el beneficio de las personas que habitan la mayor
parte del territorio nacional. Adicionalmente, cuando
los campesinos llegaron a pedir ayuda a las ciudades
se convirtieron en un problema, un sinnúmero de
desplazados lleva 50 años saliendo de sus casas, no solo
por el conflicto, sino por la enorme brecha que supone
vivir en un lugar donde no hay Estado. Un lugar en
donde con el enfoque diferenciado se los ha condenado
a una educación especial, de mala calidad y que no les
permite mejorar su calidad de vida. Pero eso no es
todo, ahora nuestra mejor apuesta es hacer actividades
de emprendimiento con los hombres que se desmovilicen y propongan reincorporarse a la vida civil. Y…
¿en qué sector? ¡Eureka! En el sector agrícola. Se hace
necesario que los señores que escribieron el acuerdo
sepan que el campo colombiano no está preparado para
lo que el sector agroindustrial y su avance tecnológico
en innovación nos propone. Esto es poner a competir
la tomatera de un reinsertado con una tomatera que
tiene toda la una tecnología y un mercado definidos.
Hay que tratar de no golpear todavía más la vida de
nuestros campesinos con un mercado local agrícola
artesanal, que ya está saturado. Además, ya existen
unos poderes internos que no se han mencionado, pero
que pueden ser problemáticos. ¿O será que los jefes
del cartel de la cebolla, o del tomate, o del cilantro
(y esto es lo más absurdo del realismo mágico) están
felices por esta nueva competencia? Bueno, pero este
es otro tema para empezar a pensar.
un sinnúmero de
desplazados lleva 50
años saliendo de sus
casas, no solo por el
conflicto, sino por la
enorme brecha que
supone vivir en un
lugar donde no hay
Estado.
la calidad de vida de los colombianos y nos permitiera
cerrar la brecha de la desigualdad. Pues bueno, han
pasado 25 años y ya con menos ingenuidad y después
de estudiar Economía soy realista y creo que soñar con
un país mejor es lo que debemos hacer, pero quisiera
propuestas concretas sobre cómo disminuir, desde
un enfoque de capacidades y desarrollo humano, la
profunda brecha y la pobreza que tiene a Colombia
siempre en la cola (al lado de Haiti) en indicadores
de Desarrollo.
Finalmente, el 2 de octubre es un día crucial, porque validaremos un trabajo hecho por dos agentes que
no se hablaban y que lograron romper sus emociones
políticas en pro de entender lo absurdo que ha sido
matarnos entre colombianos durante más de medio
siglo. Mi hija me dijo: “mamá llevo 9 años pidiendo
cada navidad la paz del país y por fin se cumplió”.
Sueño con que la ingenuidad de mi hija sea el inicio
de una generación que pueda vivir en paz, sin ataques
a nuestros campesinos, sin viudas, sin huérfanos y
sobre todo que un niño no use sus deseos de navidad
pidiendo lo más vital, que es el derecho a vivir en paz.
Maestro
Número 12
Hay que ser optimistas. Y esto es, como se lo
escuché a alguien muy sensato que participó de la
escritura del acuerdo, “entender el acuerdo como un
relanzamiento de la Constitución del 91”. Eso me
dio un poco de escalofrío, si soy sincera, porque en el
1991 yo tenía 11 años y se celebraba en mi colegio la
posibilidad de un enfoque de derechos que mejorara
21
Maestro
Año 6 - 2016
22
Hernando Llano Ángel
Departamento de ciencia Jurídica y Política.
Proclama
ciudadana por
la vida, la paz,
la política y la
reconciliación
nacional
Los colombianos estamos hoy frente a la oportunidad
más valiosa de nuestras vidas, pues con nuestro voto
en el plebiscito del próximo 2 de octubre podremos
contribuir a liberar y rescatar la política del laberinto
mortal de las armas, la violencia, el odio y la venganza
en que ha estado extraviada durante más de cinco
décadas:
- Con nuestro sí en las urnas apostaremos por la
vida y la de-liberación política, diciendo no a la guerra
y a su confrontación mortal.
- Con nuestro sí en las urnas impediremos que se
abran más trincheras y que haya más tumbas.
- Con nuestro sí en las urnas empezaremos a
limpiar el campo de minas antipersonales, cultivos de
uso ilícito, minería criminal y fosas comunes.
- Con nuestro sí en las urnas rechazaremos la
división maniquea, falsa y mortal entre vencedores
y vencidos, demócratas y terroristas, buenos y malos
ciudadanos, y contribuiremos a reconciliarnos como
ciudadanos, para que Colombia nunca más se divida
y desangre entre víctimas y victimarios.
- Con nuestro sí en las urnas contribuiremos a
que la justicia abandone su pedestal punitivo, deje de
cia y el crimen, promoviendo una justicia de verdad,
reparadora, reconciliadora y forjadora de paz, dejando
atrás una justicia obcecada en impartir solo penas y
condenas, vengadora y revanchista.
ser ciega y solo castigadora. Con nuestro voto, diremos
sí a una Jurisdicción Especial de Paz, que buscará
con los ojos abiertos la verdad y estará consagrada a
la reparación de todas las víctimas y la reconciliación
política nacional.
- Con nuestro sí promoveremos una justicia
que vaya más allá de sentencias que dividen a los
colombianos entre supuestos inocentes intocables y
presuntos culpables absolutos, comprometida en la
búsqueda de la verdad, la reparación de las víctimas y la
reconciliación nacional, sustentada en los testimonios
verídicos de todos aquellos que con sus decisiones y
actos propiciaron o ejecutaron graves violaciones a
los Derechos Humanos y el Derecho Internacional
Humanitario. Una Justicia, por tanto, que impedirá la
impunidad y esclarecerá la responsabilidad de quienes
con sus acciones u omisiones hayan perpetrado o auspiciado crímenes de lesa humanidad, sin concederles
amnistía o indulto alguno.
- Con nuestro sí en las urnas apoyaremos un
acuerdo que nos permitirá a todos reconocernos –sin
ninguna exclusión- en nuestra portentosa dignidad
de colombianos, como ciudadanos responsables de esta
tierra y forjadores de un destino común, que heredarán
y compartirán en paz nuestras futuras generaciones.
- Con el no en las urnas estaremos perpetuando
la guerra con su estela de muerte, atando la política
a la violencia y el crimen y haciendo de la justicia un
ejercicio de revanchas infinitas, pues las sentencias que
dictarán con ignominia los vencedores de hoy serán
cobradas mañana por los hijos de los vencidos aún con
mayor violencia en otra guerra, y así de generación en
generación.
con nuestro voto en el
plebiscito del próximo
2 de octubre podremos
contribuir a liberar y
rescatar la política del
laberinto mortal de las
armas, la violencia, el
odio y la venganza.
- El próximo 2 de octubre del 2016 tenemos
una cita con la vida, la paz, la política, la verdad, la
justicia y la reconciliación nacional, pero sobre todo un
compromiso de humanidad con la memoria de todas
las víctimas de este atroz, prolongado y vergonzoso
conflicto, para que nuestras futuras generaciones nunca más vivan en una sociedad dividida entre víctimas
y victimarios y puedan convivir dignamente como
ciudadanos. Es impostergable e ineludible votar por el
sí. Es un acto de conciencia, dignidad y humanidad.
- Como hermosamente lo expresará García Márquez en su lúcido ensayo Por un país al alcance de los
niños, el sí nos permitirá encauzar “la inmensa energía
creadora que durante siglos hemos despilfarrado en
la depredación y la violencia, y nos abrirá al fin la
segunda oportunidad sobre la tierra que no tuvo la
estirpe desgraciada de Aureliano Buendía. Por el país
próspero y justo que soñamos: al alcance de los niños”.
- Con nuestro sí en las urnas empezará a desaparecer ese abismo insondable de insolidaridad e
indolencia entre la ciudad y el campo. Entre un mundo
de oportunidades y derechos en las ciudades frente a
un campo sembrado de exclusiones y obligaciones para
las mayorías trabajadoras. Entonces, la ciudadanía
plena –civil, política y social- se cultivará en el campo
y por fin crecerá y germinará la paz en toda la nación.
Maestro
Número 12
- En fin, con nuestro sí en las urnas estaremos
afirmando la vida, liberando la política de la violen23
Maestro
Año 6 - 2016
24
VJ Romero
Departamento de Humanidades
Cinco razones para
decirle sí a la paz
1. Soy creyente (cristiano y católico)
La oración más perfecta. El Padrenuestro.
En primer lugar, debo decir que tengo amigos que son
ateos, no creyentes y creyentes distanciados. Muchos
de ellos son hombres de fe, ejemplo de vida y de bondad. No por estar lejos de las creencias se hallan lejos
de Dios. Es más, muchos de ellos son ejemplo para
quienes nos decimos creyentes. Son hombres y mujeres
que aman a los demás, no porque consideren, como los
creyentes, que son imagen de Dios, sino porque se reconocen humanos en la capacidad de amar a los otros.
También tengo amigos pertenecientes a otras
denominaciones, no solo de religiones cristianas o
monoteístas, sino de religiones diversas de oriente y de
culturas ancestrales de América. Ellos, los creyentes
orientales y americanos, se han ido convirtiendo en
ejemplo para muchos de nosotros, pues sus prácticas
amables con el planeta y con los animales los ha vuelto
guías de muchos. De ellos, seguimos el ejemplo de la
meditación y el consuelo.
Y obviamente entre los creyentes cristianos son
muchos los que desde sus diversas formas de acercarse
a Jesús nos han ido engrandeciendo nuestro sentido
de fe. Sus prácticas leídas desde un profundo acercamiento ecuménico es mucho el bien que nos hacen.
Y si hay algo que todos, creyentes y no creyentes,
tenemos en común es que deseamos la paz. No hay
ninguna denominación, no hay ninguna manera de
acercarse a lo humano que no incluya la idea de paz y
de bienestar de los otros.
deporte y hasta, qué pena, han estado hasta en lejanas
guerras. En todas partes hay gente que sabe hablar de
los colombianos. Gente que reconoce sus esfuerzos y
virtudes, gente que nos desea lo mejor.
Por ello, creo que como creyente debo también yo
apostarle a la paz. Sobre todo, desde el convencimiento
de que no hay un solo ser humano que no haya sido
tocado por esas palabras maravillosas de “perdona
nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los
que nos ofenden” o nos han ofendido.
2. Soy colombiano
“Ser colombiano es un acto de fe”. Ulrika, Jorge Luis Borges
Los colombianos, se ha dicho, somos la gente
más feliz del mundo, los más acogedores, los más emprendedores, los más trabajadores, los más humildes
y, al mismo tiempo, también se da el caso, podemos
ser los más arrogantes, los más mezquinos, los más
vengativos y los más salvajes.
Aun así, a pesar de esa mezcla, conozco seres
humanos maravillosos, que a pesar de todos los sufrimientos que han padecido siguen allí incólumes y
felices, como un roble, como una ceiba. He visto gente
que desde el fondo de su maldad ha dado paso a una
gran conversión y se han transformado en pastores de
almas, en guías, en gente de paz.
Por eso, cuando
decidimos que
somos colombianos,
decidimos que tenemos
fe. Y es esa fe la que
nos permite pensar
que si quiera por un
año, por un mes o tal
vez solo por un día
podemos vivir en paz.
Por eso, cuando decidimos que somos colombianos, decidimos que tenemos fe. Y es esa fe la que
nos permite pensar que si quiera por un año, por un
mes o tal vez solo por un día podemos vivir en paz.
Que ese día, mes o año podrá quedar registrado en los
libros de la historia universal como ese día, mes o año
en que los colombianos dejamos de matarnos unos a
otros y decidimos ofrecer nuestra paz y nuestro afecto
ya no solo a nuestros vecinos, familiares y amigos,
sino a todos los colombianos, incluidos aquellos que
se encontraban en orillas distintas y aquellos, incluso,
a los que llegamos a considerar enemigos u odiados.
Si aceptamos que ser colombiano es un acto de
fe, también podemos tener la certeza de que esa fe,
al mismo tiempo, es una fe en los otros y, desde allí,
en la paz.
3. Soy profesor (periodista, escritor)
Una obra de misericordia. Las obras de misericordia espirituales son:
1) Enseñar al que no sabe, 2) Dar buen consejo al que lo necesita,
3) Corregir al que se equivoca, 4) Perdonar al que nos ofende,
5) Consolar al triste
Los colombianos, cuando nos proponemos creer,
somos capaces de mover montañas. Pero no solo los
colombianos de nacimiento, sino todos esos amigos
nuestros europeos, asiáticos, norteamericanos, argentinos, chilenos y brasileños que se han venido a vivir
aquí y aman esta tierra con la misma pasión con que la
amamos nosotros. Son gentes que comparten nuestra
fe y nuestras creencias y, a veces, hasta se aprenden
nuestras mañas y vicios, como ese de celebrar con
tragos y con ruidos.
Como profesional, como docente, me veo
compelido a vivir de manera más ef iciente estas
obras de misericordia, que de ninguna manera son
exclusivas de los católicos y los creyentes. Como
dije antes, conozco a miles de profesionales de
todo el mundo que, más allá de las creencias,
están comprometidos en la mejora de las condiciones de vida de los pobres, de los necesitados y
sobre todo de aquellos que tienen su vida en peligro, los perseguidos, los desplazados, los sin tierra y
las víctimas de la guerra.
Si usted mira el mundo, verá que en todos los
países los colombianos han dejado su huella. Han
influido en la ciencia, en la economía, en las artes,
en la música, en la literatura, en la gastronomía y el
Maestro
Número 12
Son hombres y mujeres que defienden los derechos humanos y, entre ellos, el más sagrado, que es
25
Médicos, odontólogos, ingenieros, abogados,
hombres y mujeres, que desde distintas esferas hacen, como la madre Teresa, como Gandhi, grandes
esfuerzos porque el país cada día sea mejor. Como
dice Amado Nervo en su libro Plenitud: “asombra
pensar lo que sería nuestro planeta si todos los humanos estuviesen educados para el amor en vez de
estar educados para el egoísmo y aun para el odio”
(XXVIII).
Y cuando nos empeñamos en cumplir estas
obras, de manera gratuita y desinteresada o porque
es nuestro trabajo, sabemos que los ojos de aquellos
a quienes enseñamos, aconsejamos o corregimos
siempre están puestos en nuestro ejemplo.
Por eso, cada vez que ofrecemos consuelo,
cuando perdonamos a los que nos ofenden y sufrimos con paciencia los defectos y a veces las injurias
y las calumnias de los demás estamos ayudando a
construir la paz, la convivencia en justicia y armonía,
que es el bien supremo al que aspiramos todos los
seres humanos.
Por eso, desde este privilegiado lugar de profesor, de periodista, de escritor, tengo que optar por
el bien mejor que es la paz, si con ella se salvan las
vidas de miles de seres humanos.
4. Soy padre de familia
Un capítulo del evangelio. El hijo prodigo: “El padre le dijo:
“hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo;
pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque
este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida;
estaba perdido y ha sido hallado” (Lucas, XV).
Maestro
Año 6 - 2016
el derecho a la vida, pues como lo señala la encíclica
Pacen in terris: “Al derecho de todo hombre a la
existencia le corresponde el deber de conservar la
vida; al derecho a un nivel digno, el deber de vivir
dignamente y, al derecho a la libertad en la búsqueda
de la verdad, el deber de buscarla cada día más amplia
y profundamente” (N. 29).
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Por eso, cada vez que
ofrecemos consuelo,
cuando perdonamos a
los que nos ofenden y
sufrimos con paciencia
los defectos y a veces
las injurias y las
calumnias de los demás
estamos ayudando
a construir la paz, la
convivencia en justicia
y armonía, que es el
bien supremo al que
aspiramos todos los
seres humanos.
Los padres de familia, y esto que digo ya es un
lugar común, son como el padre que Jesús describe
en este capítulo del evangelio. Y no solo quienes son
padres. También conozco hombres solteros, que no
quieren tener hijos o que han renunciado a ellos y
apenas les queda el tener sobrinos, que se la han jugado
por una opción preferencial por los más débiles. Por
ello, ante mis hijos, ante mis sobrinos, no me queda
más alternativa que portarme con la altivez con la
que este padre se comporta. Y debo hacerlo, además,
porque he visto a padres, hombres y mujeres de distintos credos, condiciones económicas y edades, que
se comportan de esta manera con sus hijos.
¿Cómo podría un padre, digamos un gobernante,
comportarse de manera distinta con sus súbditos? Juan
XXIII, en su encíclica Pacem in terris señala que “la
convivencia entre los hombres no puede ser ordenada
y fecunda si no la preside una legítima autoridad, que
salvaguarde la ley y contribuya a la actuación del bien
común en grado suficiente” (N. 46).
En nuestra condición de creyentes no tenemos
otra opción que la de escoger este camino que se entronca con el Padrenuestro y con la Constitución Política
que nos conmina a que busquemos la paz. “La paz es
un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”
(artículo 22).
Así, pues, como padre, como esposo, como
cuñado, como primo, debo dar el mejor ejemplo, que
es desear las cosas mejores para los otros y para los
nuestros. Y ese bien supremo que hoy nos llama es la
reconciliación, la capacidad de abrazar a todos, como
este padre abrazó a su hijo que tanto mal había hecho,
pero que tanto mal había padecido.
5. Soy hijo (hermano, amigo)
Un mandamiento:
“Honrarás a tu padre y a tu madre”.
Como hijo de una familia que llegó desplazada a
Bogotá a finales de los años 50, no tengo más opción
que escoger honrar a mi padre y a mi madre. Y debo
honrarlos por todo lo bueno que los he visto hacer,
no solo por nosotros, sus hijos, sino por muchos familiares, amigos y vecinos. Porque mis padres, como
todos los padres y madres colombianos, nunca se han
quejado de tener que ayudar a otros, a veces con poco
y a veces con mucho, pero siempre con generosidad
y alegría.
Además, honrar al padre y a la madre es honrar
a la patria, a ese terruño en el que uno ha nacido y al
que no le desea más, sino que le pasen cosas buenas.
Y este año que además para los cristianos católicos es
el Año de la misericordia no puede haber cosa mejor y
más hermosa que trabajar por la paz. Ayudar a que la
paz se consiga, pues como lo indica la encíclica Pacem
in terris, de Juan XXIII:
“Ante todo, es cosa dictada por la razón: puesto
que a todos es manifiesto -o al menos debería serloque las relaciones entre los pueblos, no menos que
entre los particulares, se han de regular, no por la
fuerza de las armas, sino según la recta razón, o sea,
conforme a la verdad, a la justicia y a una eficiente
solidaridad (N.114). Además, es cosa deseable en sumo
grado: porque ¿quién no anhela con toda su alma que
se eviten los peligros de la guerra, y la paz se conserve
incólume y vaya cada día asegurándose con más firmes
garantías? (N. 115). Y, por último, es fecundísima en
bienes, puesto que sus ventajas alcanzan a todos: a
cada una de las personas, a los hogares, a los pueblos,
a la entera familia humana. Como lo advertía nuestro
predecesor Pío XII con palabras que todavía resuenan
vibrantes en nuestros oídos: Nada se pierde con la paz;
con la guerra todo puede perderse” (N. 116).
semilla buena que es el comienzo de un nuevo país,
quizás no para nosotros, sino para esas generaciones
que están comenzando a levantarse y a quienes les
tocará disfrutar de un nuevo país, de un país de paz.
Entre otras cosas, hay que decirlo, porque la paz
no es un proyecto ni de la izquierda (sindicalistas,
indígenas, negros, comunistas, escritores, artistas,
el Polo, Visionarios o comunidades LGBTI) ni de
la derecha (liberales, partido de la U, Cambio Radical, conservadores o Centro Democrático), sino un
proyecto nacional, de todos los colombianos: ricos,
pobres, blancos, negros, indígenas, mujeres, hombres,
creyentes y no creyentes, nacionales y extranjeros.
Por todo ello, además
de tener estas cinco
razones como una guía
para mí mismo, me
veo en la obligación
de compartirlas, pues
si no lo digo no estaría
siendo consecuente con
ellas. Ojalá quien las
lea, las comparta y si es
así, si le parecen unas
buenas razones, se las
envíe a otros, para que
entre todos sembremos
esta semilla buena que
es el comienzo de un
nuevo país.
Ojalá en 20, 30 o 50 años haya historiadores o
antropólogos estudiando este periodo de la historia.
Y que sean hombres y mujeres a quienes les parezca
increíble que a tan pocos años de distancia en el tiempo
sus padres y abuelos hayan tenido que vivir en un país
en guerra. Gente que no crea que eso pueda pasar entre
miembros de una misma patria, de un mismo pueblo.
Si eso ocurre, si un historiador, un nieto, una
sobrina lejana, algún día llega a creer que la guerra
fue algo del pasado, eso que hoy estamos haciendo
(lo del plebiscito, lo de terminar con los odios, lo de
construir un país mejor, sin armas, sin guerreros), no
habrá sido en vano.
Termino, entonces, repitiendo las palabras de
Pío XII: “Nada se pierde con la paz, pero con la guerra
todo puede perderse”.
Maestro
Número 12
Por todo ello, además de tener estas cinco razones
como una guía para mí mismo, me veo en la obligación
de compartirlas, pues si no lo digo no estaría siendo
consecuente con ellas. Ojalá quien las lea, las comparta
y si es así, si le parecen unas buenas razones, se las
envíe a otros, para que entre todos sembremos esta
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Maestro
Año 6 - 2016
28
Francesco Zappalá
Departamento de Ciencia Jurídica y Política
Sí o no, pero
críticamente
El plebiscito sobre el Acuerdo entre el Estado
colombiano y las FARC es seguramente el acto de
participación democrática directa de mayor trascendencia en la historia de Colombia, por tanto, todo
ciudadano debería ilustrarse con el análisis juicioso
del texto del Acuerdo. Es decir, para tener claridad
y conocimiento en mérito a la pregunta del plebiscito es indispensable hacer una lectura analítica del
Acuerdo, para que la elección no sea fruto de memes,
tergiversaciones, perjuicios y malinterpretaciones
de otros, sino que sea responsable e ilustrada. Lo
anterior para nosotros, “maestros”, es un mandato
perentorio, porque no es admisible que en los claustros académicos se exija a los estudiantes la lectura
del Acuerdo y los profesores no lo hagamos. La indolente, perezosa y negligente actitud del ciudadano
común frente a la lectura y análisis del Acuerdo es
confirmación de la inmadurez política en Colombia
por ausencia de ilustración, en donde se opta por dejarse influenciar de otro, por preferir la manipulación
de los memes, por la pereza de ver las superficiales
presentaciones o panfletos o, peor, tener un perjuicio
derivado de creencias o posturas políticas con las que
se justifica abstenerse de leer el Acuerdo.
Por lo anterior es posible tener una postura a
favor del Sí o contraria por el No, pero que sea fruto
de al menos una lectura profunda y sobre todo crítica.
De la lectura total, profunda y crítica del documento
del Acuerdo han surgido más de 25 observaciones
Maestro
Número 12
La primera, es relacionada con el título del
Acuerdo, que es la misma pregunta del Plebiscito, que
contiene dos adjetivos cuya inclusión en la pregunta
del Plebiscito son incoherentes con lo que el Jefe de
Negociaciones del Gobierno colombiano en nuestra
Universidad expresó respecto a que las discusiones del
Plebiscito no debía contener adjetivos ni calificativos
en razón de su seriedad, pero es incongruente que el
mismo Plebiscito las contenga, evidenciando el carácter electoral que para el Gobierno tiene el Plebiscito,
siendo más correcto haberse abstenido de calificativos
para que cualquier ciudadano tenga un acercamiento
sereno, transparente y serio. La pregunta es equivocada, siendo la real pregunta algo similar a esto: ¿Está
de acuerdo con el Pacto firmado entre el Gobierno y
las FARC? Es un grave error haber agregado los dos
adjetivos, estable y duradera, porque es inverosímil que
el Acuerdo, en caso de tener favorable votación en el
Plebiscito, genere Paz de forma estable y duradera. A
esto se agrega el desacierto de haber incluido la palabra Paz en el Acuerdo y en la pregunta del Plebiscito,
porque es absolutamente insostenible afirmar que
el pacto entre el Gobierno y las FARC genere Paz,
porque existen múltiples escenarios y actores que no
permiten, ni permitirán a mediano plazo, la paz. Es
también innegable que el Acuerdo representa una
ilusión, incluso para quien escribe, de Paz en Colombia, pero esta utopía no puede ser ciega, por tanto, se
critica que el Acuerdo y, en consecuencia, el Plebiscito
contenga dos adjetivos y la manoseada palabra paz. No
era necesario y hubiera sido más serio no adornar la
pregunta del Plebiscito, porque, de lo contrario, como
está, se puede interpretar como síntoma de debilidad
del Acuerdo. Este error político de haber incluido la
palabra paz, calificada con duradera y estable, puede
convertirse para el Gobierno y en especial para el
Guerra de la informacion, Diego Giovanni Bermúdez Aguirre
que hacen presumir un acuerdo imperfecto, pero en
este breve espacio se expondrán solo 3.
29
Maestro
Año 6 - 2016
30
Presidente y todos los Negociadores del Gobierno en
el motivo de una futura condena política e histórica
si en un mediano tiempo prudencial en Colombia no
hay paz estable y duradera.
Al principio del Acuerdo, en el punto correspondiente a la democratización del acceso y uso adecuado
de la tierra, se establece un Fondo de Tierras de 3
millones de hectáreas y otros 7 millones de hectáreas
para la Formalización Masiva de la Propiedad Rural,
para un total de 10 millones de hectáreas que equivalen a poco más que la décima parte del territorio
colombiano, resaltando que las dos cantidades no
se yuxtaponen, sino que son complementarias por
su finalidad. Ahora bien, la superficie del territorio
colombiano está compuesta por un 80% de selva, cordillera y parques nacionales, por tanto, la superficie
cultivable es de aproximadamente de 21 millones de
hectáreas, de las cuales la mitad, 10 millones, los Negociadores han prometido, sin que exista un catastro
del agro ni conocimiento de la viabilidad, por cuanto
aproximadamente 14 millones de hectáreas son de
dominio particular, con el obvio resultado de que
la tierra disponible para el Acuerdo es menor que la
prometida en el mismo Acuerdo. Este cálculo, confirmado por el magíster en geografía Teófilo Vásquez,
del CINEP, explica lo expresado en junio por Semana,
según la cual uno de los grandes inconvenientes en la
fase final de la negociación radicó en que el Gobierno
proponía 5 y las FARC reclamaban 10 millones de
hectáreas. Los Negociadores del Gobierno, en representación del Estado colombiano, sucumbieron a los
pedidos de las FARC, pero además se concluye que
el Acuerdo contiene factores de negociación que son
irresponsablemente acordados, porque no es posible
que exista “tierra para tanta gente” y, por el otro lado,
la frustración del incumplimiento generará en las
FARC desengaño, que podría desencadenar violencia.
Conclusión que está en concordancia con el artículo
de Eduardo Lora, en Dinero del 15 de septiembre.
se establece un Fondo
de Tierras de 3 millones
de hectáreas y otros 7
millones de hectáreas
para la Formalización
Masiva de la Propiedad
Rural, para un total
de 10 millones
de hectáreas que
equivalen a poco más
que la décima parte del
territorio colombiano.
En el punto 3.2.2.6 se determina la elaboración
de un censo de los integrantes de las FARC. Es axiomática la falta de diligencia en las negociaciones por
parte del Gobierno por acordar determinadas sumas
de dinero a favor de los integrantes de las FARC
sin previamente establecer el verdadero número de
beneficiarios de los recursos económicos del Estado,
es decir, de la comunidad colombiana. Lo mínimo
que el Jefe de Negociadores del Gobierno debió haber
conocido con certeza y hacerlo público o determinarlo
como tope máximo, es el número de beneficiarios de
las FARC, visto que en el mismo punto se prometen
sumas de dinero por una sola vez y por mensualidades
a los integrantes de las FARC, sin conocer el número
real de ellos. Desconocer el censo real de las FARC
podría representar sumas de dinero imposible de
cumplir, a menos que el Gobierno traslade, con incremento de impuestos al ciudadano, su negligencia,
por no haber efectuado o exigido un censo de las
FARC durante 4 años de negociaciones públicas,
más 2 años de negociaciones ocultas. Igualmente es
reprochable la ausencia de determinación del número
de beneficiarios de las FARC para el programa rural
y de tierras por cuanto la asignación de los beneficios
económicos podría ser inflada para generar dinámicas
de clientelismo y de corrupción.
El grupo de Negociadores, todo el Gobierno y,
como máximo exponente, el Presidente tuvieron y
tienen la mayúscula responsabilidad de representar al
Estado colombiano en las negociaciones, por tanto,
son mandatarios de excepción y su responsabilidad
política se analizará con los resultados y consecuencias
en un futuro cercano, porque la historia es infalible
sentenciadora.
Diversidad cultural, Diego Giovanni Bermúdez Aguirre
diversidad cultural
Álvaro Restrepo
Director del Colegio del Cuerpo
‘¿Se está tomando
en serio la cultura
en el país en
la transición hacia
la paz?’
Maestro
Número 12
El siguiente texto fue presentado por el autor
en el foro ¿para dónde va el país? organizado
por la revista Semana el 25 de enero de 2016.
El propio autor contribuyó con este texto a la
presente edición de Maestro
Agradezco la invitación de la Revista Semana para
compartir con ustedes esta reflexión en torno a la
pregunta sobre la importancia que le estamos dando
a la cultura en la transición hacia la paz
Mucho se ha dicho y escrito sobre el tema. No
vengo hoy aquí con la verdad revelada ni con recetas
infalibles sobre lo que debemos hacer para otorgarles
a la cultura y a las artes el sitio que se merecen en la
construcción de ese nuevo espíritu de convivencia y de
respeto por el otro, que nuestro país está buscando para
salir del horror en el que hemos vivido los últimos 60
años. Traigo, sí, un par de propuestas concretas, con
el ánimo de contribuir a este proceso trascendental en
torno al fin del conflicto y al papel que pueden jugar
la cultura y las artes en la consecución de ese bien
supremo que es la paz.
Vengo a hablar con ustedes desde mi experiencia
de artista educador, en ese micropaís que es el Colegio
del Cuerpo. CdC, institución educativa sin ánimo de
lucro que fundé hace casi 20 años con Marie France
Delieuvin, en Cartagena de Indias, una de las ciudades
más desiguales, excluyentes y violentas de este país:
desigualdad en las oportunidades, exclusión racial
31
Siempre he dicho que cuando me fui a vivir a
Cartagena, la ciudad de mis padres y de mis ancestros,
sabía que encontraría talento ¡lo que no sabía es que
encontraría tanto y tan fino! Yo he sido testigo de excepción en estos veinte años en ese, insisto, micropaís
que es nuestro colegio, de lo que el arte y la educación
unidos pueden hacer para transformar y potenciar a un
ser humano. Hoy estamos recibiendo estudiantes de
todo el país y de otros países del mundo. Sin embargo,
la gran mayoría de nuestros muchachos vienen de la
que llamamos la Cartagena profunda, la Cartagena
de la terrible “pobreza histórica” y también de la nueva
Cartagena de la periferia (multiétnica y multicultural)
que surgió en las últimas décadas, fruto de la guerra
y el desplazamiento.
Lo que hemos comprobado en estos años, a través
de nuestras estrategias de “educación con la danza y
para la danza”, es que estos niños y jóvenes que provienen de las privaciones históricas o del despojo reciente,
encuentran en la educación artística y cultural y en el
refugio de sus propios cuerpos (que se les revelan como
minas prodigiosas de creatividad, goce y belleza) un
camino hacia la dignidad. Lo que nosotros les proponemos es una nueva ética de su cuerpo físico, mental
y espiritual y lo que llamamos una nueva noción de
riqueza, basada sobre todo en el ser y en el hacer (la
vocación temprana descubierta y asumida) más que en
el tener. Una ética del cuidado: cuidado de sí mismos,
de los otros y del entorno social y natural en el que
viven. Reconocimiento del valor sagrado de la vida y
Maestro
Año 6 - 2016
y cultural, violencia económica, social, política. Y,
al mismo tiempo, una de las ciudades más bellas y
mágicas del país (me refiero sobre todo al centro
histórico y su geografía). Cartagena posee una rica
población mestiza que, a pesar de vivir la gran mayoría
en la pobreza y la miseria material, es dueña de una
enorme alegría e instinto hacia la vida y un talento
e inteligencia innatos para la música, la danza, la
narrativa oral y corporal y las artes y manifestaciones
culturales en general.
32
de la salud (física, mental, espiritual) como la única y
más importante forma de riqueza. (health is wealth
is health). Se trata de proponerles otros paradigmas,
otros valores, y de hacerlos conscientes de sus enormes
dones y talentos. Lograr que se maravillen todos los
días con el simple (y tremendo) hecho de estar vivos
y de saber que son células, órganos, miembros de un
gran cuerpo colectivo e interdependiente que necesita
lograr la salud individual y social para sobrevivir ¡y
vivir! en plenitud y dignidad.
Y cuando he hablado de hacerlos conscientes, a
través de la educación (artística y cultural), de lo que
valen como seres humanos sagrados, estoy hablando
de un profundo cambio de mentalidad. Sin duda,
este el mayor y más crucial aporte que la cultura, las
artes y la educación, aliados con otros sectores de la
vida de nuestro país, pueden hacer para contribuir al
nacimiento de ese nuevo ciudadano, ese nuevo colombiano que requerirá la compleja etapa que se avecina
y que ya se inició.
Yo estoy convencido de que el mayor reto que
tiene nuestro país es el de superar, no sólo la confrontación armada, sino sobre todo la enorme crisis
ética y espiritual que nos aqueja como nación desde
hace muchos años. La guerra y el dolor nos han
vuelto insensibles, desconfiados, egoístas, cínicos,
individualistas, cortoplacistas, proclives a y tolerantes
con la corrupción. Este sombrío y fatalista espejo que
presento, solo lo podremos transformar a través de
la educación, la cultura y las artes, asociadas en una
estrategia transdisciplinaria y multidimensional.
Las siete vértebras
Basándome en la definición que de la cultura hace
la Unesco, podemos afirmar sin temor a exagerar, que
ella es alma y columna vertebral de nuestro ser como
nación. La cultura es mucho más que un ministerio y
su presupuesto, o que un conglomerado de actividades,
instituciones, eventos. Eso lo sabemos bien, la cultura
es la esencia tangible e intangible de lo que somos. La
educación, a la que casi siempre atribuimos gran parte
de la responsabilidad en la transformación de nuestro
país hace parte, a mi juicio, de la cultura.
presupuesto de la cultura), invirtiéramos una décima
parte en construir centros culturales, colegios de arte,
bibliotecas, museos, universidades, programas de becas para artistas e investigadores, en otras palabras,
construir un país en serio. Cuatro días de guerra equivalen al presupuesto anual del Ministerio de Cultura.
Digámoslo con todas las letras: una educación
como la que hoy se imparte en nuestro país, que no
reconoce a la cultura, las humanidades y las artes como
áreas fundamentales de su quehacer, simplemente no
es educación. Quizás es adiestramiento, instrucción,
domesticación, capacitación, entrenamiento, pero no
es educación integral.
Es un hecho, en el país, la gran mayoría no entiende que la cultura es mucho más que las actividades
e instituciones culturales y artísticas. A pesar de que
el Ministerio (y la Ministra del ramo aquí presente)
trabajan con enorme seriedad y dedicación en muchos
temas cruciales, yo considero que es un contrasentido
(y lo digo con todo respeto, pues nosotros como CdC
estamos decididamente matriculados en la búsqueda
de la paz que ha emprendido el presidente Santos) y
decía que considero que es un contrasentido que este
Ministerio y este renglón tan importante de nuestra
vida como nación ocupe, como afirma el periódico El
Tiempo, “el puesto número 24 de 29 sectores en los
que se reparten los recursos del Presupuesto General
de la Nación, con una participación porcentual del
0,2 por ciento”. (Sabemos que la recomendación de
la Unesco es que se dedique por lo menos 1% del
presupuesto nacional para la Cultura).
La educación es una de las muchas herramientas
de las que dispone la cultura para la transmisión de
esos nuevos/viejos valores, con las que lograremos ese
urgente cambio de mentalidad que requiere nuestro
país para salir del atolladero de la guerra y sus secuelas. La cultura es el compendio de esos valores que
nos identifican y cohesionan en medio de la enorme
diversidad y complejidad de cosmovisiones (memoria
e imaginación) de nuestro país. La cultura es la que
puede hacernos entender y valorar justamente el prodigio pluriétnico y pluribiológico que nos identifica
y del cual deberíamos sentirnos más que orgullosos.
A la pregunta de si el país está tomando en serio a
la cultura en la transición hacia la paz, yo respondería
con otra pregunta: ¿Cómo va a tomar el país en serio
a la cultura, si muchos sectores de la población ni siquiera están tomando en serio la búsqueda misma de
la paz? Es preocupante y deprimente constatar cómo
muchos colombianos, que no conocen otra realidad
que la guerra, no ven la necesidad de cambiar ya que
no saben vivir en otro estado de cosas. Muchos han
prosperado y viven de los réditos de la guerra y sus
efectos. Pero antes de responder a fondo la pregunta
de cuánto o cómo puede aportarle la cultura a la paz,
respondamos la pregunta de cuánto le arrebata cada
año la guerra a la cultura.
Y dicho esto, quiero reiterar algo que ya he
sostenido en varios foros: el Ministerio de Cultura
debería ser, por la trascendencia multidimensional/
transdisciplinaria de los temas que maneja, el Ministerio del Posconflicto por excelencia. Pero, ¡ojo!,
no se trata simplemente de una instrumentalización
mecánica del arte y de la cultura para conseguir fines
extra artísticos o extra culturales, se trata sí de poner
estas disciplinas y dimensiones (con todo su corpus de
rigor y profesionalismo y sin renunciar a la calidad) al
servicio de la memoria, la imaginación, y también de la
convivencia, la reconciliación, la reparación simbólica
de las víctimas y la concepción de nuevos imaginarios
que nos ayuden a reconstruir el rostro desfigurado de
nuestra nación. Para ello es fundamental que artistas,
pensadores, intelectuales, investigadores de alto nivel
Maestro
Número 12
Imaginemos por un momento que de esos 30
billones de pesos al año que destinamos hoy para
defendernos de nosotros mismos, (80 mil veces el
33
Superaremos el conflicto cuando hayamos cerrado las brechas sociales y económicas aberrantes que
conocemos, y creado los mecanismos para la reincorporación de los excombatientes y su participación en
la democracia. Pero sobre todo, cuando nos tomemos
en serio la tarea de curar y transformar el alma, la
mente y el cuerpo de este país gravemente enfermo
y desgarrado. Y esto se logrará, a mi juicio, con una
estrategia muy compleja de interconexiones, sinergias
y programas intersectoriales. Lo que he denominado
las siete Vértebras de la Cultura.
1. Cultura y economía: la economía cultural,
denominada por el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, como la economía naranja, se ha convertido
en un gran elemento que aporta al desarrollo económico del país. En los últimos años su contribución al
Producto Interno Bruto, PIB, ha sido en promedio del
3,3% y sus avances han sido significativos, razón por la
que desde el Ministerio de Cultura esperan que a 2016
el aporte sea del 3,6%.” (recibe 0,2% del presupuesto y
aporta 3,6% del PIB) una clara generación de riquezas:
rentabilidad social, humana y económica.
2. Cultura y salud: educación para la salud,
valoración de los saberes tradicionales/ancestrales
sobre el cuerpo y la salud, cultura y ética del cuidado,
bienestar integral, salud mental, física y espiritual.
Maestro
Año 6 - 2016
se comprometan con procesos pedagógicos y comunitarios. El sector cultural y artístico unido debe ser,
a mi juicio, el gran protagonista en este proceso de
sanación de nuestra sociedad, en la construcción de
esta nueva sensibilidad que requerimos, por medio
de la búsqueda de la belleza, la poesía, la reflexión y
la creatividad. Ahora bien, la Cultura no es siempre
el terreno de la armonía y de la inocencia. La cultura
es en esencia conflicto, crisis, ruptura, debate, pero
en el terreno de la vida, de la confrontación pacífica
de ideas, de la afirmación del espíritu humano hacia
el futuro.
34
3. Cultura y medios de comunicación: recuperar y reforzar la presencia en los medios de los
temas culturales y artísticos. Transmisión de nuevos
contenidos, valores, imaginarios. Reconstrucción de
la auto imagen y de la auto estima como nación.
4. Cultura y educación: formación de una nueva
sensibilidad/creatividad. La cultura necesita a la educación como transmisora de la misma. Educación de
los artistas y de los no-artistas, educación integral,
insisto, de la sensibilidad. Creatividad, innovación,
currículos con el arte y para el arte.
5. Cultura y medio ambiente: concientización
y valoración de nuestra enorme riqueza y bio/etno
diversidad y de los saberes ancestrales/tradicionales
sobre el respeto y el cuidado de la naturaleza. Cultura
del cuidado del cuerpo propio y del cuerpo del planeta. (Cuerpo y ecología). Incorporación y difusión de
tecnologías de punta para la preservación del planeta.
6. Cultura y relaciones internacionales: reforzamiento de la proyección de la imagen de nuestro país
en el mundo a través de la exportación de las manifestaciones artísticas y culturales y a la vez fortalecer
los puentes también hacia nosotros para traer lo mejor
de la cultura y de las artes del mundo.
7. Cultura y paz: todo lo anterior. respeto y
valoración de la diversidad. Respeto por las diferencias. Celebración del instinto creativo y generador de
vida del ser humano. Celebración de la vida sagrada.
Solidaridad, compasión, espacios de reconciliación
y perdón.
Hace unos meses tuve una reunión con el
Presidente Santos, fui hablar con él sobre lo que
la educación artística y cultural puede aportar al
posconf licto. Fui portador de una carta firmada por
muchos artistas educadores y gestores culturales en
la que le pedíamos incluir esta dimensión en su propuesta del país más educado de la región en el 2025.
El presidente me escuchó con atención, reconoció la
importancia de nuestros planteamientos y accedió a
la petición de convocar una reunión con las ministras
de educación y cultura para discutir el tema. Dicha
reunión se llevó a cabo en el despacho de la ministra
Parody. Ese día se decidió que la experiencia que el
CdC adelanta con la IE del corregimiento de Pontezuela, una de las siete escogidas en la cuidad por
el Ministerio de Educación Nacional, MEN, para
implementar su programa bandera de la Jornada
Única, se convirtiera en un proyecto piloto. Estamos
actualmente trabajando en el diseño del piloto con la
esperanza de que arranque en el 2017 y que se pueda
convertir en un modelo replicable de interacción
entre los dos ministerios.
“La inmensa riqueza espiritual que la música en
sí misma engendra termina por derrotar a la pobreza
material. Desde el momento mismo en que en niño
toma un instrumento musical y lo tiene entre sus manos delante de un maestro, ya no es un niño pobre: ya
es un niño en su camino de ascenso, moviéndose a un
nivel de acción que lo convertirá en un ser un humano
completo, con un espejo alternativo en el cual puede
verse a sí mismo. [...] Sí, nosotros trabajamos principalmente, aunque no únicamente, con niños y jóvenes
de escasos o modestos recursos. ¿Por qué? Porque
estamos convencidos de que uno de los aspectos más
dolorosos de la pobreza es no tener acceso al arte”.
Para concluir, quisiera decir hoy aquí en este
foro que yo considero (y esto lo digo de nuevo desde
mi experiencia de artista educador) que la mayor y
la más importante contribución que puede hacer la
cultura a la consolidación de la paz, se da a través
de una educación artística, humanística (formal, no
formal, informal) de alto nivel y que involucre además
a artistas y pedagogos consagrados, intelectuales,
pensadores, investigadores.
Una propuesta concreta que lanzo hoy aquí y que
tiene que ver sobre todo con la intersección entre los
Ministerios de Cultura, Educación (y por supuesto
Hacienda) y los otros sectores de los que he hablado, es
la creación en todo el país de los Colegios Nacionales
de Artes y Oficios, centros vocacionales de creatividad
para la niñez y juventud, educación para/con el arte y
la cultura (centros para la memoria, la reconciliación
y la imaginación). Esta debería ser una decisión y una
política de Estado La Educación Artística y Cultural,
(la educación de la sensibilidad y de la creatividad) “al
alcance de los niños”, al alcance de todos.
Maestro
Número 12
Permítanme cerrar esta reflexión con una cita
del maestro José Antonio Abreu, creador visionario
del alucinante Sistema de Orquestas Juveniles de Venezuela, proyecto de educación artística y humana de
excelencia que ha sido, para muchos artistas educadores del mundo entero, una gran fuente de inspiración:
35
Maestro
Año 6 - 2016
36
James Cuenca
Departamento de Ciencias Sociales
La educación desde
los territorios,
una apuesta
para la paz
Nuestro país está viviendo uno de los momentos
más trascendentales de las últimas décadas. Está buscando vivir en paz. Por la larga historia que ha tenido
el conflicto armado en nuestro país, el derecho a la
paz nos parece extraño y todavía no tenemos la certeza
de que vamos a conseguirlo. Sabemos que todas las
violencias que se presentan diariamente en nuestras
ciudades no son causadas por el conflicto armado
Guerrilla – Estado, sino por otras circunstancias
y razones que nos siguen provocando violencia y
desasosiego.
Sin embargo, estas otras violencias no pueden
restarle importancia y trascendencia al hecho de que
el conflicto armado de muchos años se haya terminado. Por el contrario, este momento debe servirnos
para que como sociedad pensemos en el tipo de país
que quisiéramos tener y lo que tendríamos que hacer
para lograrlo.
Vivir en una sociedad en la que la palabra, el
respeto, el reconocimiento, la convivencia, la solidaridad, la compasión sean los baluartes que definan las
relaciones y que, por tanto, el insulto, el irrespeto, la
exclusión, la discriminación, los golpes y la muerte del
diferente sean desterradas de la vida cotidiana es la
meta que deberíamos proponernos en estos momentos.
Uno de los caminos que nos puede permitir alcanzar
tal meta es la educación.
La educación como camino para lograr la paz
entre los seres humanos no es un una estrategia nueva.
Tras la terminación de la Segunda Guerra Mundial, se
creó la Unesco para incidir en las mentes de los hombres a través de la educación, la ciencia y la cultura.
Se intuyó que si se quería evitar que la humanidad
volviera a vivir otro holocausto, tenían que educarse
de manera diferente las nuevas generaciones.
formación de los niños, adolescentes y jóvenes tiene
que ser una tarea que pretenda transformar realmente
la educación.
Creo que como colombianos estamos viviendo un
momento semejante. Después de cincuenta años de
guerra, tenemos que proponernos educar de manera
diferente a todos los que hemos sobrevivido a esta larga
noche. Obviamente, la tarea no es fácil. Algunos ya
se percataron, como lo hemos podido corroborar por
los distintos eventos que se han venido realizando
para reflexionar sobre el tema de la educación en el
contexto del posacuerdo.
Como parte de las distintas iniciativas que en
estos momentos se están desarrollando en el país para
responder a las expectativas que ofrece el posacuerdo
se ha venido trabajando en el Programa Nacional de
Educación para la Paz – Educapaz. La iniciativa es
una propuesta de la Decanatura de la Facultad de
Humanidades y Ciencias Sociales Pontificia Universidad Javeriana de Cali y otras seis instituciones a nivel
nacional: El Centro de Investigación y Educación
Popular, Cinep; Fe y Alegría, Fundación Escuela
Nueva, Fundación para la Reconciliación, Programa
Aulas en Paz/Convivencia Productiva y la Universidad
de los Andes. Además, se cuenta con el acompañamiento de la Fundación Avina, Redprodepaz y el
Centro Latinoamericano de Aprendizaje y Servicio
Solidario, CLAYSS,
Uno de los objetivos que debemos tener en cuenta
al analizar el tipo de educación que deberíamos tener
los colombianos de cara al presente y al futuro es
revisar la educación que hemos tenido a lo largo de
estos años de guerra. Esta tarea tiene que ayudarnos
a revisar en qué hemos fallado, más allá de los índices
de deserción escolar o los resultados en las pruebas
PISA. Hay una educación que efectivamente no ha
estado funcionando muy bien, si consideramos los
altos niveles de violencia contra los niños, adolescente y los jóvenes. E incluso entre ellos. Como se dijo
atrás, esta violencia no la origina el enfrentamiento
guerrilla – Estado.
Esta iniciativa, asume un enfoque territorial y
busca impactar los procesos educativos que se desarrollan en regiones que han tenido un alto efecto
del conflicto armado. La apuesta de cada una de las
organizaciones participantes es poner su experiencia
y saberes, acumulados en muchos años de trabajo en
temas relacionados con la educación, para mejorar
sustancialmente los procesos educativos del sector
rural, articulando su trabajo con las otras organizaciones participantes.
La educación, obviamente, no es la única responsable de la violencia que ha vivido el país. La injusticia
social y las profundas desigualdades sociales y económicas siguen siendo factores que favorecen, directa o
indirectamente, muchos comportamientos violentos.
Sin embargo, la pregunta sobre la función que ha
tenido la educación en una sociedad que ha estado en
guerra cincuenta años es necesario hacerla e intentar
responderla, si queremos que ella sea uno de los baluartes para la paz. En tal sentido, revisar y evaluar
los modelos que sustentan una educación en la que se
elogia la competencia, la sumisión, el autoritarismo,
la discriminación, la obediencia ciega, la repetición
y la acumulación de saberes sin sentido, entre otras
trabas que afectan los procesos de aprendizaje y de
El enfoque territorial de Educapaz busca que
niños, jóvenes, docentes, familias, autoridades educativas y los gobiernos municipal, departamental y
nacional hagan de la educación el eje que desarrolle
una cultura de paz y abra otras oportunidades distintas
a las que ofrecen la guerra y las distintas expresiones
de la economía ilegal en estos territorios.
Maestro
Número 12
Es innegable que la brecha educativa y social
que hay entre el campo y la ciudad es enorme. Esto
ha favorecido la injusticia social y el abandono estatal.
37
Aunque Educapaz no es la solución a todos estos problemas, sí se propone incidir en uno de ellos.
Convencidos de que si se logran mejorar los distintos
indicadores educativos presentes en estos momentos
en los distintos municipios golpeados por la violencia
se podrá tener una oportunidad única de romper el
cordón histórico que ha existido entre la pobreza rural
y la violencia social.
El sur del Tolima ha sido el territorio en el que se
comenzó a trabajar este año. Esta región abarca varios
municipios, Planadas, Chaparral y Río Bravo, entre
otros. El trabajo de campo que se ha iniciado en esta
zona ha permitido constatar la dureza de la realidad
que viven los campesinos. El desempleo entre los jóvenes y la falta de oportunidades escolares son algunas
de las principales problemáticas que se señalaron en las
reuniones que se tuvieron con profesores, estudiantes
y padres de familia. Los profesores reconocen la falta
de actualización pedagógica y en contenidos de sus
áreas de formación. La imposibilidad de seguir una
formación a nivel superior o tener acceso a una educación continua define en buena medida su desempeño
profesional.
Otras de las situaciones objeto de preocupación
es el abandono de los padres de familia frente a la
educación de sus hijos, lo que hace que los profesores
se sientan solos en la educación de los estudiantes.
¿Qué se puede hacer frente a estas problemáticas?
Como se puede constatar, la tarea no es fácil y requiere
del concurso de varias voluntades del orden local,
departamental y nacional. Y, aunque el Estado es el
Maestro
Año 6 - 2016
El campo ha sido visto durante muchos años por las
elites políticas y económicas como un fortín electoral
y fuente de materias primas y mano de obra barata.
La desescolarización y la marginación social han
servido para mantener esta situación. Sin embargo, el
alto costo que se ha tenido que pagar por esto son las
sucesivas violencias que han tenido como origen estas
injusticias que se presentan en el campo colombiano.
38
responsable constitucional de garantizar una educación gratuita y de calidad para todos los colombianos,
es claro que hasta ahora no lo ha podido hacer. Por ello
es necesario que otros actores se sumen a esta tarea.
Y mucho más en esta coyuntura del posacuerdo, en
la que sabemos se está jugando una gran oportunidad
para el pueblo colombiano.
Como muy bien lo han afirmado varias voces, la
paz no es de un gobierno ni de las FARC, la paz es de
todos. Y solo entre todos podremos garantizar que sea
posible. Este bien es demasiado preciado para dejárselo
a los mismos actores que han hecho la guerra. Todos,
desde nuestros lugares y saberes, podemos aportar
algo para su logro.
La Pontificia Universidad Javeriana de Cali,
bajo la dirección de la decanatura de Humanidades y
Ciencias Sociales, asumió esta tarea, que hace parte de
la Misión y la Visión de la Universidad y de su historia
como institución educadora, formadora de hombres y
mujeres para los demás. Esta apuesta institucional que
está haciendo Educapaz es necesaria e importante en
el proceso de construir una sociedad más justa, más
humana, más solidaria y compasiva.
Hasta ahora, la participación de la universidad ha
estado asumida por varios profesores de la Facultad de
Humanidades y Ciencias Sociales, encabezados por la
Decana, Alba Luz Rojas, pero esta tarea demandará
la participación de otros profesores de la facultad y de
la universidad. Igualmente, otra de las opciones que
se tienen para participar en este programa es la de
hacer investigación, a nivel de pregrado y posgrado.
Las puertas están abiertas para todos los miembros
de la universidad.
Diana Perdomo
Egresada programa de Psicología
El eco de un ángel
Todas las mañanas un ángel gritaba desde su ventana:
- La infinitud de la inmortalidad también es
posible en el hombre.
Vivía en una casa blanca con una puerta gigante
que permitía que sus alas se movieran con libertad al
entrar. No era necesario tocar la puerta, porque su
presencia hacía que esta se abriera sola.
Los hombres que estaban conectados con la
vida lograban dimensionar el mensaje de aquel ángel
que todas las mañanas al levantarse gritaba desde su
ventana:
- La infinitud de la inmortalidad también es
posible en el hombre.
No era el sonido de un gallo lo que levantaba a
los habitantes del pueblo, sino el grito y el eco permanente de su voz.
Maestro
Número 12
A aquellos seres humanos que conscientemente
fabricaban a diario instantes de oro se les permitía coleccionar en el parque del pueblo grandes monumentos
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Maestro
Año 6 - 2016
a la vida, inspirados en la cotidianidad humana. Estos
eran admirados por aquellas personas que aún no
comprendían el mensaje del ángel.
Desconocían el significado. No escuchaban más
allá del eco que retumbaba en sus oídos al despertarse. Lo veían como un profeta sin sentido. Lo único
que admiraban de él eran sus gigantescas alas que
se abrían cada vez que transmitía el mensaje desde
su ventana o cuando saludaba a las personas por las
calles del pueblo.
Siempre resplandeciente, impecable, con su taje
blanco. Disfrutaba sentarse en el parque y admirar
cada instante transformado todo en monumentos de
vida que los hombres consideraban valiosos.
Cada monumento revelaba grandes significados.
Se encontraban detallados de acuerdo al color de la
pintura que escogían las personas en la gran fábrica
del color: La pintoresca vida -ese era su nombre.
El amarillo representaba instantes de felicidad.
El azul, instantes de amistad.
El purpura, instantes de amor.
El blanco, instantes de paz.
El ángel cada vez estaba más feliz al ver que el
color que más predominaba en los monumentos era
el blanco. Las obras empezaron a ser admiradas,
reconocidas y contagiadas por aquellos escépticos que
en el pasado veían al ángel como un profeta más y a
los monumentos como un objeto más. Interiorizaron
y comprendieron el verdadero significado implícito de
la frase que les repetía el ángel a diario.
Son sus obras, son sus propias creaciones, son
las actitudes frente a las situaciones vividas, son los
vínculos que construyen en la tierra los que principalmente suman al sentido colectivo de lo terrenal e
inmortalizan al hombre, a lo humano.
40
Divina comedia, Diego Giovanni Bermúdez Aguirre
Lina María Rengifo Valencia
Estudiante de la carrera de Artes Visuales
Modulares o
el reposo de lo
grotesco
Hablar sobre el trabajo de Diego Bermúdez es
registrar una psicofonía. “La experiencia de aquel
que, ante el paisaje que se promete contemplar y que
no puede no contemplar, ‘se pone en pose’ y obtiene
a partir de la consciencia de esa actitud un placer raro
y a veces melancólico” (Augé, 2000: 92).
El 16 de agosto del 2016, la Pontificia Universidad Javeriana Cali inauguró la exposición Modulares,
de Diego Giovanni Bermúdez Aguirre, en las instalaciones de la Biblioteca General del Centro de Recursos
para el Aprendizaje y la Investigación (CRAI), organizada por la Vicerrectoría Académica y la CRAI, y
apoyada por la Vicerrectoría del Medio Universitario
y el Centro de Expresión Cultural, que le asignaron
un lugar bastante curioso: los descansos intermedios
de las gradas del segundo al tercer piso. Allí, con una
distancia de no más de 30 cm, se hallaban puestas las
1
Los siguientes dos textos hacen una semblanza
del trabajo del profesor Diego Giovanni Bermúdez cuya obra ilustra el presente número de la
revista Maestro.Semana el 25 de enero de 2016
Lo grotesco implica una destrucción de la realidad, es decir, al infringir
las normas se desconoce la realidad misma. La búsqueda y la sorpresa que
provoca en el receptor son parte esencial de lo grotesco y su resultado puede
ser cómico y/o terrorífico.
Maestro
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1
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El lugar es un sitio curioso, pues en él viví y entendí la sensación del “no lugar” del que tanto habla
Augé. Determinando que “el lugar” no existiría si en
él no habitaran un contexto y unas determinaciones
históricas. Viendo la obra de Diego Bermúdez me
cuestioné profundamente y determiné que el lugar no
existía, no porque en este no habitara lo nombrado,
sino porque aún con ello, la “naturaleza” circundante,
los cambios químicos y físicos que sufre diariamente la
CRAI o, como diría Certeau: “el cruce de elementos
en movimiento” fueron los únicos verdaderos receptores de cada mensaje tejido por Bermúdez, pues todos
cuanto visitaban la exposición parecían o no verla, o
no traducir el mensaje que en ella se hallaba. No se
determinó para ser un espacio contemplativo, sino un
espacio de profundo tránsito. “¿Por qué ocurre esto?”,
me cuestioné en ese momento.
Después de recorrer la exposición a profundidad
y de transitar el paisaje junto a ella, descubrí que el
espacio que se le había dado, que suponía enfocar y
desenvolver la manera que las personas tendrían para
relacionarse con el mensaje/obra, y que fue propuesto por el concepto curatorial, no tuvo la suficiente
conciencia del discurso orgánico de Bermúdez y del
propósito que este tenía y de cómo este se lograba. Lo
bello y lo terrible habitaban allí a través de la vibración y, por esta razón, el poco espacio entre modulo
y modulo no permitió que las ondas de vibración
evocaran los paisajes y la memoria que habitaba en su
seno mismo. Las vibraciones quedaron encerradas en
reductos frágiles y se amontonaron las unas sobre las
otras, perdiendo claridad.
Según el modelo comunicacional de Roman Jakobson, no hubo una manera clara en la que el mensaje
se evocó por parte de las decisiones curatoriales, por
lo tanto se perdió algo primordial al contacto con la
obra de Bermúdez: la intención.
Maestro
Año 6 - 2016
diferentes propuestas de cartel de Bermúdez, una junto
a la otra, todas y cada una de ellas alusivas a temas
históricos, culturales y ambientales.
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Para ahondar en el tema, hablemos de Hiroshima
2015, un cartel en conmemoración de los 70 años del
lanzamiento de la bomba atómica en la ciudad de
Hiroshima, Japón. Hiroshima 2015 me recordó a una
canción, pero luego de observar el cartel con detenimiento entendí o me di cuenta de que la melodía dejó
de existir. Llegó a mí una fragancia y, la línea, una
arquitectura de la imagen. Entonces comprendí la
ausencia y el paralelismo. Me dije a mí misma: “¡Oh,
esta debe ser la sensación de estar bajo los cerezos en flor!”.
Fue allí donde comprendí que el trabajo de Diego
Bermúdez son las veladuras y que aquello que en el
texto curatorial se llamó: cosmos en movimiento había
sido la sensación que obtuve. Sin embargo, lo que mis
sentidos alcanzaron a develar no fue propiciado por la
forma y el color como se afirma en el texto, sino más
bien por la ausencia de todo ello.
Frente a mí no existió el tono pálido de la flor de
cerezo o el degradé de las líneas en diagonal que buscan encontrarse con el árbol en una simulación orgánica y viva. No, mi percepción fue volcada en el blanco
del fondo y en cómo todo vibró, no en el cosmos, sino
en la reconstrucción en, como dije anteriormente, mi
comprensión del sonido. Esta comprensión me llevó
a descubrir que no había melodía, que no existía letra
y que definitivamente no era una canción, sino un
sonsonete, un murmullo. La resonancia que podría
generar una abeja contra el oído. Después de ello se
devela la forma real, no aquella de colores y secuencias, ni la forma dada por la línea y el color, como se
afirma en el texto curatorial, sino la del advenimiento
propiciado por el sonsonete, la raíz profunda de lo que
es el cosmos: el preludio de lo terrible y lo inevitable.
Con sumo terror descubrí que Diego Bermúdez
reconstruyó, con precisión, la frecuencia previa al estallido y, junto a ese preludio, lo efímero de la belleza:
la flor de cerezo. La potencia del cartel se dio en el
reposo de lo grotesco, en el fondo blanco.
La escena tejida en Hiroshima 2015 me dio de la
sensación de habitar un bosque que solo pudo nacer y
florecer junto a mí con el mismo vigor que el solitario
paso de Suzuka 2 descrito por Ango Sakaguchi en su
famosa novela En el bosque, bajo los cerezos en flor y en
él la belleza convertida en perversión, en una fina
línea, pues aunque Bermúdez nos traza con cuidado
la presencia de un suelo, unas líneas latentes y sobre
todo precisas, la sensación que podemos tener del
árbol levitando en la mitad del cuadro no se aparta.
trabajo de Bermúdez existen todas estas frecuencias
que contienen la potencia de su mensaje, todos estos
paisajes que han sido construidos para brotar y transmutar el espacio y, como su misma naturaleza lo dicta,
estos deben, evidentemente, fluir.
Las distancias entre los módulos deben ser más
consideradas con la amplitud de esas frecuencias. Se
podría llegar a considerar la necesidad de que cada
cartel de Bermúdez abarque una pared de medidas
que podrían estar sujetas a análisis. Trabajar con lo
que afirma Javier Gil, “no producir una imagen de la
realidad, sino a producir la realidad de una imagen”
(Gil, 2009: 33). Es la clave para ubicar la tensión
necesaria que necesita, no solo la obra de Bermúdez,
sino cualquier tipo de creación artística, para que logre
ser profundamente leída y evidenciada.
Allí, en la fina grieta que Bermúdez deja y que
une al cielo y la tierra, logra profundidad, pero también
teje sobre las formas para que la aparente plenitud que
crea en el interior lleve consigo una verdad terrorífica,
pues no hay plenitud, hay suspensión. No existe color,
existe línea, y no existe abstracción, existen pesos,
diagonales y veladuras. Diego Bermúdez no construye
el ritmo con los tonos, sino con la arquitectura, con
las frecuencias de los sonidos que él compone y él
mismo teje entre un acto violento y, en algunos casos,
desmedido, aun cuando sus figuras son tan limpias y
en ellas existen límites.
En Bermúdez, el movimiento de los elementos se
ve sublime y flexible frente al “eterno presente”. Una
constante reminiscencia del pasado. Frente a eso está
el desafío, pues como Augé afirma, los “no lugares”
también poseen pensamientos, ideas que envuelven el
lenguaje, bien sea por un contexto ya prescrito o por las
ideas que en su esencia misma reposan. Entendiéndolo
así, para construir el lugar al que nos cita Bermúdez
tendríamos que caminar entre polos inexistentes. No
hay de por sí un lugar totalmente configurado, y así
mismo no existe una total intervención. Es ahí donde
reposa el interés del constante “que hacer”, que no
sería más que nuestra total entrega a un sitio donde
reposan ideas.
El sentimiento íntimo que podemos sentir con su
obra nace desde esa fina grieta que todo lo divide, y
esto lo podemos ver por igual en trabajos como Design
Issues 22 (2001), Divina Comedia (2015) y ¡Resiste
Tipnis! (2011).
Hiroshima 2015 logra ser la representación de uno
de los diálogos que hallamos en Hiroshima mon amour:
“Hiroshima se cubrió de flores. Por todas partes, ancianos y gladiolos, y enredaderas, y dondiegos de día
que renacían de las cenizas con extraordinario vigor,
ausente hasta entonces en las flores” (Resnais, 1959).
Es como si en medio de todas las ramificaciones
despojáramos una y nos concentráramos en ella. Los
“no lugares” están definidos por diferentes cuestiones
y dentro de nosotros existe la claridad, aún dentro de
la abstracción misma que esto le supone al mundo.
Respiramos un profundo vacío. Lugares tan inalcanzables como los construye Bermúdez, pero a los que
innegablemente pertenecemos. “Un día quizá, vendrá
un signo de otro planeta. Y por un efecto de solida-
Para comprender la potencia que existe en el
trabajo de Bermúdez es preciso entender que se debe
apostar o como Heidegger enuncia, y es citado por
Larrosa y a su vez por Javier Gil en su texto Políticas
de lo sensible: “sería provechoso si desistiremos de la
costumbre de oír tan solo lo que ya entendemos” (p.
33). Sería provechoso entender entonces que en el
Dentro de la novela, el paso de Suzuka es un camino poco frecuentado
que atraviesa un bosque misterioso de cerezos en flor.
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ridad cuyos mecanismos ha estudiado el etnólogo en
pequeña escala, el conjunto del espacio terrestre se
convertirá en un lugar. Ser terrestre significará algo.
Mientras esperamos que esto ocurra, no es seguro
que basten las amenazas que pesan sobre el entorno.
El anónimo del no lugar es donde se experimenta
solitariamente la comunidad de los destinos humanos.
Habrá, pues, lugar mañana, hay ya quizá lugar hoy,
pensar de la contradicción aparente de los términos,
para una etnología de la soledad (Augé, 2000: 122).
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Hiroshima 1945-2015, Diego Giovanni Bermúdez Aguirre
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la armonía y el desarrollo. Tiene como referencia la
rosa de Sharon, flor nacional coreana. En el 2015 fue
invitado, por el Ministerio de cultura de Corea, a la
inauguración de la muestra.
Bermúdez también diseñó la portada de una de
las ediciones de la revista Design Issues, que es un de
las revistas académicas de diseño más importante del
mundo, editada por el MIT, Massachusstes Institute
of Tecnology, Cambridge, Estados Unidos. En ella se
abordan la investigación en diseño y la búsqueda de lo
desconocido, lo diferente y lo oculto, que encuentra
en Borges la manera de representarlo. “Lo verdaderamente importante es aquello que encontramos sin
estarlo buscando, como lo hace el viejo pescador”
(Bermúdez, 2016).
Modulares
Otro de sus aportes es el cartel de Hiroshima.
Bermúdez recibió la solicitud de la ONU para conmemorar los setenta años de la bomba atómica. En él,
representa el árbol de la flor del cerezo como metáfora
de la vida, de renacimiento.
Diana Concha
Centro de Expresión Cultural
Diego Giovanni Bermúdez Aguirre es profesor de
la carrera de Diseño de la Comunicación Visual del
Departamento de Arte, Arquitectura y Diseño de la
Pontificia Universidad Javeriana Cali. Sus trabajos
han sido seleccionados en eventos nacionales e internacionales, entre ellos, las bienales de Diseño Gráfico
de Varsovia, México, Ucrania, Rusia, Bolivia y en la
iberoamericana de Madrid. Además, se han expuesto
y reseñado en Alemania, Argentina, Bolivia, Brasil,
Corea, Cuba, Chile, Ecuador, Eslovaquia, EE.UU.,
Francia, Italia, Japón, México, Perú, Polonia, República Dominicana, Sudáfrica, Uruguay y Venezuela.
En algunos países se ha presentado en calidad de investigador, ponente, consultor y tallerista, en diversas
instituciones y proyectos.
Influenciado por un amplio contexto creativo, fue
desarrollando la línea expresiva que tuvimos la oportunidad de ver en su exposición Modulares, exhibida
en los pasillos 2 y 3 de la Biblioteca de la Universidad
Javeriana de Cali. Son trabajos que fueron donados
por Bermúdez a la universidad. la exposición se realizó
con el apoyo del Centro de Expresión Cultural de la
Vicerrectoría del Medio.
En el 2014, se realizó la exposición Entre Comillas, liderada por el profesor Fernando Arboleda, del
Departamento de Arte, Arquitectura y Diseño, con
la que se activaron estos corredores como espacios no
convencionales para exposiciones. A partir de ahí, los
corredores de la Biblioteca se convirtieron en una plataforma de las expresiones artísticas de los miembros
de la comunidad educativa Javeriana.
Un ejemplo de su trayectoria es el cartel de
Corea, que ganó, entre más de 100 diseñadores de
todo el mundo, la convocatoria internacional del gobierno coreano para conmemorar los setenta años de
la República de Corea. En este trabajo se evidencia
Maestro
Número 12
A lo largo de su carrera ha creado series de diseños modulares que generan vibraciones y establecen
conexiones hacia un universo de formas y colores de
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figuras abstractas y secuencias que perfilan un cosmos
en movimiento. “somos un sueño de libertad”, señala,
pues para él “diseñar es un acto de humanidad, es
pensar en los demás de manera invisible y silenciosa”.
La exposición de Bermúdez presenta su modo de
pensar y, en sus diseños, se ven los cuestionamientos
sobre el mundo y las realidades sobre las que ha trabajado, que ponen en tensión temas culturales, sociales
y ambientales.
Korea, Diego Giovanni Bermúdez Aguirre
El cartel es uno de los elementos más significativos del diseño, por su capacidad de protesta. Como
recurso gráfico es una herramienta publicitaria masiva
que incide en la naturaleza de su contexto por su
carga histórica, política, económica y estética. Las
composiciones de Bermúdez gozan de un cuidadoso
tratamiento estético, que se evidencia en el tejido de
la imagen. Sus ambientes dinámicos crean atmósferas
móviles que desatan la sensación de plenitud y, a la
vez, cuestionan sobre conflictos y tensiones sociales
de manera aguda y perspicaz.
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Ana María Giraldo Giraldo
Departamento de Humanidades
La teología
feminista en
la historia
Han pasado nueve años ya desde la publicación en
catalán de este libro y cinco desde su publicación en
español. Sin embargo, su vigencia permanece intacta,
pues, parafraseando el título de uno de los capítulos
del mismo, la teología feminista existirá mientras
exista una teología patriarcal. Al decir que este texto
tiene vigencia, nos comprometemos a reconocer que
ésta se debe a que acierta en la respuesta a problemas
que hoy siguen reinando. Por tanto, hoy quisiera
resaltar los aciertos de esta obra.
Su planteamiento del problema y cómo éste
se ha encarnado en cada periodo histórico de la humanidad es su primer gran acierto. La expresión “el
problema de las mujeres”, como nos dice su autora, no
debe entenderse, como muchos han entendido, como
una referencia al hecho de que las mujeres son un
problema y es necesario delimitar muy bien su papel
en la sociedad, sino, por el contrario, que las mujeres
tienen un problema. El problema de las mujeres es
que el sistema social, cultural y religioso preponderante recluye a las mujeres en el ámbito privado y les
dificulta o impide el acceso al ámbito público.
Maestro
Número 12
La autora defiende no solo que este problema
ha estado presente desde el origen de las instituciones humanas, sino que además cambia al ritmo de
las transformaciones de los paradigmas a través de
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Maestro
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la historia. Así, en la época premoderna, cuando el
paradigma de humanidad estaba determinado por la
espiritualidad, la mujer se definía como un ser impuro,
impropio para las prácticas rituales. En los inicios de
la modernidad, el paradigma cambia a la racionalidad y la mujer se define como un ser esencialmente
emocional y, por tanto, impropia para las actividades
intelectuales. En el auge de la modernidad, el paradigma es la libertad y la mujer se define como un ser
esencialmente dependiente y, por tanto, impropio para
decidir por sí mismo. Por último, en la posmodernidad, “rara es la persona, mujer o varón, que afirme
en nuestro entorno que las mujeres son inferiores en
dignidad a los varones […]. El peligro es más bien lo
contrario. En un movimiento compensatorio reactivo
y reduccionista, hay en nuestro entorno quien cree que
las mujeres son más dignas, espirituales o cercanas a
Dios que los varones. […] En el contexto de esta crisis,
se tiende hoy a considerar a las mujeres portadoras
de los valores capaces de redimir a la humanidad y
devolverle el equilibrio perdido” (pp. 134 - 136). En
consecuencia, hoy el paradigma de humanidad está
determinado por una concepción específica de la
feminidad.
El segundo gran acierto de esta obra es la delimitación
y caracterización de la perspectiva teológica desde la
que se pretende dar respuesta a este problema, esta
es: la teología feminista. El problema de las mujeres
puede ser abordado satisfactoriamente desde diferentes disciplinas: la filosofía, la biología, la sociología, la
antropología, etc. Esta obra pretende abordarlo desde
una perspectiva teológica, esto es, pretende responder
a la pregunta: ¿y Dios qué dice a todo esto? No obstante, la perspectiva teológica per se no es suficiente
para buscar una respuesta satisfactoria al problema,
pues como es bien sabido gran parte de la teología ha
estado al servicio de los defensores de una estructura
48
patriarcal de la institución eclesial. Esta es la razón por
la que, a muchos, desde el mismo título, nos ha impactado este libro, pues pareciera haber una contradicción
conceptual en la expresión “teología feminista”. Por
tanto, es necesaria además de una perspectiva teológica, una perspectiva crítica. Esto es una teología que
hace consciente una contradicción doctrinal interna y
que, en consecuencia, parte de una toma de posición
personal frente al problema que le implica oponerse
a la posición institucional. Esta perspectiva crítica,
al enfocarse en el problema de las mujeres, toma el
nombre de feminista. Así, la teología feminista es un
capítulo de la teología crítica.
La contradicción que explicita la teología feminista no
es una contradicción inicialmente intelectual, sino vivencial. Esto es, “una persona, no necesariamente una
mujer, encuentra discriminatoria o injusta la manera
que tiene su comunidad de fe de conceptuar teológicamente la identidad o la función social / eclesial de
las mujeres” (p. 19). Es decir, esta contradicción está
marcada por una experiencia profunda de sufrimiento
por el rechazo y la discriminación de la propia comunidad. Superar la contradicción se convierte, entonces,
en una tarea vital.
Dado lo anterior, la teología feminista se encuentra
con dos tareas. La primera, poner en evidencia el
problema de las mujeres como una contradicción
entre la experiencia personal de Dios y la doctrina
de la Iglesia y, la segunda, ofrecer una alternativa de
interpretación teológica que busque superar dicha
contradicción. Este libro cumple a cabalidad con la
primera tarea y establece las pautas para la segunda.
Este es su tercer gran acierto.
Dada la naturaleza de esta contradicción, la primera
tarea se realiza a través de una exposición de las vidas
de hombres y mujeres que se han visto atravesados
por esta experiencia y han reaccionado a ella desde
una posición crítica. Este principio hermenéutico
propio de la fenomenología busca probar no solo que
la teología feminista ha existido desde que existe la
teología patriarcal, sino, además, que la recurrencia de
este fenómeno indica que “Dios no quiere ni bendice
esto [la discriminación y el rechazo], por mucho que
sus representantes oficiales en la tierra lo prediquen”
(p. 73). En las múltiples representaciones de las vidas
de estas teólogas, y algunos pocos teólogos, feministas lo que se quiere mostrar es que no es Dios quien
considera a las mujeres menos espirituales, no es Dios
quien prohíbe el acceso de las mujeres a la educación, a
la política, a las profesiones remuneradas o al sacerdocio y no es Dios quien adjudica preferentemente a las
mujeres las tareas del hogar o del cuidado de los niños
y de las personas enfermas o ancianas (pp. 135 - 136).
desigualdad nace de la pérdida de esta comunión,
cuando uno de los dos ámbitos prima sobre el otro y
se cae en la ilusión o bien de una libertad egoísta, que
no termina de ser libre, o de un amor oprimido, que
no termina de ser amor. Por tanto, y con estas palabras
de Forcades i Vila concluyo:
La segunda tarea es de más largo aliento. En este
libro tal alternativa de interpretación teológica apenas
se sugiere1 . La igualdad de género puede sostenerse
a partir de un principio de la antropología teológica,
a saber: que fuimos creados, hombres y mujeres, a
imagen y semejanza de Dios. Haber sido creados a
imagen y semejanza de Dios, siguiendo a Agustín, nos
desplaza de una concepción substancial de la persona a
una concepción relacional de ella. Dios es, en primera
instancia, un ser en sí, el que es, el Padre; en segunda
instancia, un ser para otros, el que entrega su vida por
amor a la humanidad, el Hijo, y, en tercera instancia,
la comunión entre el Padre e el Hijo, el Espíritu Santo.
Así mismo el ser humano es, en primera instancia,
un ser en sí, un ser libre; en segunda instancia, un ser
para otros, llamado al amor, y, en tercera instancia,
la comunión entre su libertad y su amor a otros. La
tampoco el amor precede a la libertad. Tanto si soy mujer
La tarea de la teología feminista de hoy es la de abrir caminos
para que podamos entre todos construir unas sociedades que,
además de basarse en la igualdad en dignidad, en inteligencia
y en libertad de las mujeres y los varones, se sustenten también en la igualdad en la capacidad de amar, ya que, tal como
expresa la conocida frase de San Agustín “Ama y haz lo que
quieras”, el amor y la libertad son indisociables. Esta frase
no es una contradicción ni apunta hacia una doble moral.
Es la afirmación más concisa de la verdad de nuestro ser
personal: solo desde la libertad se puede amar; solo desde el
amor se puede ser libre. La libertad no precede al amor, pero
como si soy varón, mi medida de amor es igual a mi medida
de libertad. El paralelismo es estricto y no admite excepción:
tanto amor tengo, tanta libertad tengo; tanta libertad tengo,
tanto amor tengo. La transformación del mundo presente y
el advenimiento del Reino de Dios que da sentido a nuestra
historia pasan, no solo por la proclamación teórica, sino sobre
todo por la experiencia práctica, en la vida de cada mujer y
de cada varón, de esta verdad (p. 137).
Cabe resaltar que esta es desarrollada en su tesis doctoral en teología Ser
persona, avui: Estudi del concepte de “persona” en la teología trinitària clàssica
i de la seva relació amb la noció moderna de llibertat.
Maestro
Número 12
1
49
Maestro
Año 6 - 2016
50
Carlos Alberto Pontón Delgado
Centro de Expresión Cultural
La historia del
duendecito
Después de enseñarles por más de 20 años a narrar
historias audiovisuales a jóvenes y adolescentes en
varios escenarios de Cali, un día me encontré inmerso en un universo completamente desconocido,
rodeado por un grupo de niños que me miraban con
gran expectativa ante el interés de hacer con ellos una
película en la que ellos fueran los personajes. Esta
experiencia hace parte de un proyecto de formación
artística y de reconstrucción de memoria de un grupo
de artistas que estamos participando en la creación
de caminos de paz e inclusión social a través de las
prácticas artísticas en comunidades rurales vulnerables del Valle del Cauca.
Lo primero que me pregunte fue: ¿cómo empezar? Busqué incansablemente en Syd Field, linda Seger y Robert Mckee alguna clave que me permitiera
empezar. No encontré en ninguno de estos grandes
gurúes de la narrativa visual algo que me sacara del
atolladero en que me encontraba. De repente, uno
de los niños, extrañado por mi silencio, me cogió
del brazo y empezó a contar su reciente encuentro
con el Duende. Apenas terminó, el resto de niños lo
siguieron, aludiendo a sus propias experiencias con
este ser fantástico, que para ellos (niños de sector
rural de Potrerito, Jamundí) era uno de sus convidados, infaltable en sus juegos infantiles y aventuras
en el campo.
Al fin pude respirar con calma. Para empezar,
ya tenía el tema y se ajustaba a los propósitos de mi
intervención de rescatar la memoria histórica de estos
niños del campo a través del audiovisual. Y el Duende
me estaba dando esa oportunidad.
Aidstop, Diego Giovanni Bermúdez Aguirre
Al otro día, llegué más confiado y quise tomar la
palabra. Todos me miraron con gran curiosidad. Mi
aspecto de profe, barbado y en bluyines, les causaba
simpatía. “Bueno niños, hablemos un poco más de
ese ser fantástico, del Duende”.
Uno de los niños, de manera muy ingenua, me
preguntó qué quería decir esa palabra tan rara. Esta
vez traté de explicarles a los niños, con una postura
que no fuera muy académica, que fantástico es todo
aquello que llega al mundo de lo real sin ser de nuestro
mundo y nos causa un gran sobresalto. Después de
estas palabras, vi en los rostros de los niños un dejo de
indignación y reclamo: “¿cómo así que el Duende no
hacía parte de su mundo real? Si había jugado canicas
con ellos, los había perdido en el bosque y, en varias
ocasiones, lo habían sorprendido escondiendo las cosas
de la casa o jugándoles una pilatuna ante el espejo”.
Eso de que el Duende era un personaje fuera de su
mundo era completamente inadmisible para ellos.
ayuda mágica del Duende por supuesto. No tuve que
quebrarme la cabeza explicándoles el sentido de la
premisa dramática, los puntos de giro u otras de esas
retóricas de la narrativa que me sacaron de apuros en
mis anteriores trabajos con jóvenes
Ya tenía la historia. Ahora surgía otra pregunta:
¿cómo la vuelvo película?
Nunca había dirigido niños. Con jóvenes siempre
lo había resuelto con las técnicas actorales de Stanislavski o del Actors Studio, de Lee Strasberg, pero
estos maestros nunca me hablaron de cómo dirigir
un grupo de niños. Esa noche comencé a padecer
de insomnio. Recordé las actuaciones conmovedoras
de los niños a través de la historia, del cine desde El
chico, de Chaplin, hasta Los niños del cielo, del iraní
Majid Majidi. Vencido finalmente por la nostalgia y
el cansancio me quedé profundamente dormido.
Aquel día tuve que reconocer que construir una
narrativa con niños iba a replantearme muchas cosas.
Tenía que iniciar una inmersión desprevenida en su
propio universo y aprender de ellos.
Al día siguiente, busqué un gran amigo, que dirige obras de teatro para público infantil. Él, después
de escucharme pacientemente sobre mis intenciones,
se compadeció de mí y me invitó a ver sus obras de
teatro infantil para tratar de esclarecerme, según él,
ese intrincado mundo de la actuación para niños. El
día de la función me mimeticé en medio de los padres
que acompañaban a sus niños para ver una versión
infantil de El Quijote de la Mancha. Apenas se apagaron las luces y comenzó la representación recobré la
esperanza de ver y aprender cómo los niños actúan ante
un escenario. En el desarrollo de la representación, en
medio de las aventuras y desventuras del Quijote y
su escudero, Sancho Panza, nunca apareció un niño.
Es como si se hubiesen extinguido en la Edad Media
bajo la sombra de la peste. Al final de la obra, en
medio de los aplausos apasionados de los padres ante
la actitud indiferente de sus pupilos, me escurrí de la
sala de teatro un poco frustrado al no encontrar nada
Como ya tenía un tema, con muchas escenas alrededor de las experiencias personales de los niños con
el Duende, les propuse que las fuéramos organizando
en una historia completa, con un inicio y un final.
Utilizando la imagen de una locomotora que arrastra
sus vagones de un lugar a otro, los niños, al quedar
cautivados por esta imagen en movimiento, sintieron
la invitación al juego del tren, por lo que ese día tuve
que olvidarme de mi propósito de armar la historia.
Maestro
Número 12
En la siguiente sesión, los niños me sorprendieron. Todos traían sus escenas dibujadas, como un
storyboard de la historia, y no me había pasado del
asombro cuando me las comenzaron a poner en el
suelo, como si fueran los vagones de un tren, iniciando
y terminando con la imagen del Duende. De manera
intuitiva, los niños habían articulado una historia con
un protagonista, que tiene que resolver un conflicto
y en cuyo desenlace se resuelve en la historia, con la
51
Maestro
Año 6 - 2016
que me ayudara a averiguar cómo era ese desconocido
arte de dirigir a un grupo de niños. Esa noche antes
de dormirme me sumergí en los recuerdos de mi
infancia. Tal vez ahí podía encontrar alguna salida
posible. Recordé que mis representaciones infantiles
estuvieron más ligadas a evitar el castigo del prefecto
de disciplina del confesional colegio de los Hermanos
Maristas por alguna de mis travesuras, pero no con la
actuación. Fueron simples actos físicos de sobrevivencia. Volví otra vez a mi biblioteca, a ver si la experiencia
de otros me arrojaba alguna luz en esa larga noche de
insomnio. Encontré una joya bibliográfica, La infancia recuperada, del maestro Savater. Lo releí hasta el
amanecer. Evoqué mis primeras lecturas infantiles, La
isla del tesoro, Las aventuras de Sandokán por los mares
orientales y terminé en los mundos futuristas de Julio
Verne, pero la expectativa de recobrar mi infancia
se diluyó en las conclusiones filosóficas de este gran
maestro al final del libro.
A la mañana siguiente, al observar mi aspecto
ojeroso ante el espejo, decidí cambiar de estrategia.
Visitaría a una amiga psicoanalista para que me
ayudará a resolver este bloqueo de la creatividad que
estaba padeciendo: convertir una narración fantástica
de niños alrededor del Duende en una película. Estaba
seguro de que una psicóloga freudiana me iba remover
los traumas de la infancia que me impedían hacer
fluir mi espíritu creativo. Frente a todo lo esperado,
no me hizo acostar en ningún diván, ni auscultó los
misterios oníricos de mis sueños o actos fallidos. Solo
me ofreció una taza de té, me escuchó pacientemente
durante gran parte de la tarde y luego me dijo de
manera lacónica que la consulta ya había terminado y
que le debía doscientos mil pesos. Me mordí la lengua
de arrepentimiento.
Me ausenté unos días de los niños mientras aclaraba mis ideas y decidí refugiarme en la vida y obra de
52
muchos directores de cine que en algún momento de
sus vidas se hicieron las mismas preguntas que yo me
hacía ahora. Solo pude sacar una conclusión general
de todos ellos: “cuando hagas cine, trata de no trabajar
con animales, barcos ni niños”. Yo no me iba a dar
por vencido. Me había comprometido con los niños a
hacer una película con ellos.
Cuando volví y llegué al lugar de reunión no los
encontré. Me pareció lo más natural que se hubieran
aburrido de un profesor que les hablaba como en otra
lengua o simplemente que se habían desmotivado de
ese cuento de hacer una película conmigo. Me senté
en una butaca al lado de un samán, resignado a lo que
sucediera. A los pocos minutos, uno de ellos se me
acercó con sigilo y me contó un secreto al oído. Me
iban a presentar toda la historia del Duende. Esperé
con la paciencia propia de un solitario espectador y
comenzaron a representarme, con vestuario y todo,
la historia, desde el inicio hasta el final. Nunca antes
había visto unos actores tan viscerales y apasionados,
hasta el mismo Stanislavsky se hubiera sorprendido. No podía ser de otra manera. Representaban al
Duende tal como lo habían vivido. Después, lo demás,
comenzó a fluir hasta terminar una breve película en
la que los niños disfrutaron reviviendo sus aventuras
con el Duende. En cuanto a mí, como profesor de
realización audiovisual, después de escuchar durante
mucho tiempo los mandatos de la razón, en esta oportunidad tuve que dejar salir la voz de mi corazón. De
allí brotaron las emociones que se despertaron con
estos niños de Potrerito durante esta extraordinaria
experiencia. Fueron las fibras más sensibles con las que
tejí con ellos esta historia de El duendecito.
Guillermo Rivera Cardona
Departamento de Ciencias Básicas de la Salud
Mujer, balón
y fútbol
Por tradición (de la cual no discutiré su etiología ni
argumentos), el fútbol, balompié o soccer, como lo
llaman los estadounidenses, a lo largo de la historia
ha sido dirigido por hombres, que se han elogiado y
reconocido las estrategias planteadas antes y durante
el juego. Dichas estrategias se hacen más relevantes
cuando el equipo dirigido juega bien, ataca con efectividad, defiende con asertividad y gana contundentemente. Entre los técnicos se puede citar al escocés
Alex Fergunson, que ganó a lo largo de su historia 48
títulos; Valery Lobanovsky (Ucrania), con 30 títulos;
Jock Stein (Escocia) y Mirceau Lucescu (Rumania),
con 26 títulos cada uno; Walter Smith (Escocia),
Giovanni Trapattoni (Italia) y José Mourinho (Portugal), con 20 títulos cada uno. Sin embargo, el otro
lado de la moneda hace referencia a aquellos directores
técnicos que, a pesar de su trabajo, no logran cosechar
un número significativo de victorias y pasan a ocupar
un papel de villanos frente a los hinchas y directivos
de los clubes.
Maestro
Número 12
Es lógico pensar que el Director Técnico de un
equipo de fútbol debe ser una persona que reúna una
serie de virtudes y cualidades, como la paciencia,
inteligencia, asertividad, buena comunicación, responsabilidad, puntualidad, optimismo, resistencia a
la crítica, ingenio y organización, entre muchas otras.
53
La incursión de la mujer al fútbol fue bastante
accidentada y no es nueva en el tiempo. Entre el año
206 a.C. y el 220 d.C., durante la dinastía Chan, en
China, las mujeres practicaban un juego de pelota
denominado tsu chu (tsu = dar patadas, chu = bola hecha de cuero relleno). Este juego es considerado como
una de las raíces del fútbol, femenino y masculino.
Posteriormente, en los siguientes siglos, el rol de la
mujer se limita a la atención de las labores del hogar,
cuidado de los enfermos y atención de la clase trabajadora masculina. Así, su participación en el deporte
se limita a unas pocas clases sociales, pero el fútbol
es excluido de las opciones de deportes que puede
practicar la mujer, probablemente porque el contacto
físico que implica fue relacionado con la violencia.
En 1894, la activista defensora de los derechos
de la mujer Nettie Honeyball (Londres, 1871) fundó
el primer club femenino de fútbol, el British Ladies
Football Club. Al momento de ser entrevistada por el
diario inglés Daily Sketch, manifestó: “Fundé el club
a finales del año pasado, con el objetivo de probarle
al mundo que las mujeres no son esas criaturas ‘ornamentales e inútiles’ que los hombres pintan. Debo
confesar que mis convicciones en todos los asuntos en
los que los sexos están tan profundamente divididos
están todos de parte de la emancipación, y deseo la
llegada de un tiempo en el que las mujeres se puedan
sentar en el Parlamento y tengan voz en la gestión de
todos los asuntos, especialmente en aquellos que las
conciernen más”. El importante logro de Honeyball
fue la rampa que impulsó una participación más amplia de la mujer en el campo futbolístico. Después,
durante el curso de la primera guerra mundial (19141918), un alto porcentaje de la población masculina
Maestro
Año 6 - 2016
Sin embargo, estas condiciones y virtudes son inherentes a cualquier ser humano, independientemente
del sexo. La evidencia más significativa es el rol de
la mujer como Directora Técnica del hogar, pero el
tema de este texto es el fútbol, por tanto retomaré el
hilo del tema.
54
fue reclutada para fortalecer las líneas de la Triple
Entente, que enfrentarían a la Triple alianza. Este
suceso promovió una mayor inclusión de la mujer en
la conformación de equipos de fútbol que participarían
en torneos entre empresas y fábricas inglesas. Años
más tarde, exactamente en 1969, se crea la Rama Femenina de la Asociación de Fútbol. De manera plena
y reconocida socialmente, la mujer incursiona en el
deporte del balompié, que hasta ese momento había
sido casi que exclusivo de los hombres. Sin embargo
se ha conservado una tendencia en la que los hombres
incursionan en el fútbol femenino, conformando los
cuerpos técnicos, pero hay muy pocos reportes de la
incursión de la mujer en el fútbol masculino.
A mediados del 2014, una noticia sorprende al
fútbol masculino: por primera vez en la historia del
fútbol europeo, una mujer portuguesa de 36 años, Helena Costa, licenciada en deportes, magíster en análisis
del juego y estudiante de doctorado en educación física
y deporte, asumiría las riendas del equipo masculino
de fútbol francés de segunda división Clermont Foot
63. Y aunque, por motivos no bien definidos ni difundidos por los medios de comunicación, su vinculación
con el club fue muy fugaz, esta novedad representó la
ruptura de un paradigma que se había mantenido por
siglos, en la que solo hombres podían dirigir clubes
masculinos de fútbol.
Poco a poco se va demostrando que las capacidades, la perseverancia, el trabajo y el reconocimiento es
un abanico de posibilidades abierta a cualquier persona
sea hombre o mujer, porque no es un asunto de sexo
ni género… es un asunto de persona. En este caso, de
mujer, balón y fútbol.
La mirada de nosotros, Diego Giovanni Bermúdez Aguirre
Adriana Gómez Gómez
Departamento de Ingeniería Civil e Industrial
Mis gafas y yo
Cuando era niña yo era la cuatro ojos de la escuela, y
sigo siéndolo. Por esta razón llevé a mi hijo al oftalmólogo ayer. Él apenas cumple 3 años en noviembre,
pero decidí llevarlo porque yo tengo un defecto ocular
llamado ambliopía, y es hereditario. Por tanto, hay
una alta probabilidad de que él sufriera lo mismo. Y
si es así, mientras más rápido comience el tratamiento
será mejor.
La ambliopía, comúnmente conocida como ojo
perezoso, es la pérdida de la visión de uno de los ojos
y ocurre porque no se desarrolla la ruta nerviosa desde
un ojo hasta el cerebro durante la infancia. En el caso
de mi hijo el problema es que tiene un astigmatismo
muy alto y es mayor en un ojo que en el otro. El
médico me explicó que si no le ponemos gafas no se
van a formar correctamente las conexiones hacia el
cerebro y tendrá ambliopía en unos años. De ahora
en adelante, el heredero de mis ojos tendrá que usar
gafas permanentemente.
Maestro
Número 12
Pero esta historia no es sobre la ambliopía, porque
además solo sé lo que he leído en internet y lo que
55
Maestro
Año 6 - 2016
el médico me dijo. Esta es mi historia de usar gafas
en una época donde el referente social de trato entre
niños era el Chavo del Ocho y los que teníamos gafas
éramos llamados cuatro ojos o gafufos.
Mi historia comenzó a los 6 años y medio, cuando
mi profesora de primaria les dijo a mis padres que yo
no veía bien lo que estaba escrito en el tablero, que
me llevaran al oftalmólogo. Y lo hicieron. El médico
dijo que mi ambliopía ya estaba muy avanzada, pues
descubrieron el problema cuando yo tenía casi 7 años
y a esta edad ya las conexiones con el cerebro se han
formado y no queda mucho por hacer. Casi no recuperé la visión de mi ojo izquierdo. Además de ambliopía tengo miopía y astigmatismo. El tratamiento
consistía en usar gafas y un parche en el ojo bueno,
para estimular la visión del ojo malo.
Comencemos con las gafas. Eran horribles. En
esa época las gafas eran de vidrio y eran más gruesas
y pesadas que las de ahora. Mis gafas eran del tipo
llamado comúnmente “fondo de botella”, pero solo el
lado izquierdo, el derecho era normal. Eso causaba que
al usar las gafas uno de los ojos pareciera más pequeño
que el otro. Mejor dicho, me veía como el jorobado de
Notre Dame. Eso sumado a que el marco era de una
pasta traslúcida de colores. En mi caso, rosada, que no
tenía nada que ver con los lindos colores y diseños de
la actualidad. Mi mamá no ayudaba con la autoestima.
Ella también tenía gafas y se las quitaba cada vez que
le iban a tomar una foto. Ni ella ni yo tenemos fotos
con gafas. El mensaje que recibí era que con las gafas
me veía fea, por tanto, era un suplicio usarlas.
Sigamos con el parche. Aunque fuera para ayudar
a corregir el defecto, limitaba bastante mi visión. No
recuerdo por cuánto tiempo lo usé ni cuántas horas al
día, pero sí recuerdo que me caía repetidamente, sobre
todo bajando escaleras, porque el ojo que me tapaban
56
era el bueno y con el otro no veía mucho. Tengo una
foto de cuando cumplí los 7 años. Con mi vestido
blanco de boleros, mis zapatos negros de charol, mis
medias blancas hasta las rodillas y mi parche blanco,
eso sí, nada de gafas.
Recorrí todas las iglesias de Medellín y pueblos
aledaños pidiéndole a Dios con fervor que ocurriera
un milagro y me aliviara los ojos. En cada nueva
iglesia que entraba, por recomendación de mis padres,
le pedía a Dios la gracia de la buena visión, pues la
creencia de la época decía que al visitar una iglesia
nueva, una gracia te sería concedida. Me compraron
dos medallas de los ojitos de Santa Lucía (ambas se
me perdieron), la santa que milagrosamente siguió
viendo después de que le sacaran los ojos. Si Santa
Lucía podía ver sin ojos por su gran fe, porque yo no
podría dejar de usar gafas, si se lo pedía a Dios, pero
nunca me alivié. Hasta hoy uso gafas.
También recorrí todos los sitios de Antioquia
donde habían ocurrido hechos milagrosos. Recuerdo
particularmente una casa donde decían que había
aparecido una imagen de Jesucristo en un cuadro.
Recuerdo el lugar como una habitación oscura iluminada por velas. Yo, la verdad, no reconocí el rostro
de Jesucristo, por más que me esforcé y entrecerré
los párpados para ajustar la curvatura de mi córnea
y ver mejor. Lo único que vi fue un papel arrugado
pegado en la pared. Pensé que era por mi ambliopía,
mi miopía y mi parche y cerré mis ojos en oración para
pedirle a la hoja de papel arrugada que me concediera
el milagro de la buena visión. Entiendo que mi mamá
me llevara a todos esos lugares. Ella me dice que fue
muy duro cuando el oftalmólogo le dijo que yo casi
no veía por un ojo. Y como quería que me aliviara, me
daba zanahoria todos los días porque era buena para
los ojos, por sus vitaminas.
Mis gafas de pasta traslúcida cambiaron de
colores y tamaños con los años. Ya en el bachillerato
tenía unas gafas anaranjadas. Un día las dejé en la
cama para ir a hacer algo y cuando volví me senté
encima de ellas y se les quebró una pata justo donde
se doblan. Mi papá me dijo que no había plata para
unas gafas nuevas, que él me las podía arreglar. Y así
fue. Les puso un morro de resina blanca para pegar
la pata. Así pasé de tener unas gafas de ñoña a tener
unas gafas de ultrañoña. Ya no podía doblar una pata
de las gafas. Eso impedía que las pudiera guardar en
su estuche. Yo no podía salir a la calle con gafas. Me
las quitaba y las guardaba en el morral cuando salía del
colegio. Me las ponía mientras esperaba el bus, para
no irme a subir en el equivocado, y mientras subía las
escaleras las tiraba en el morral. Aprendí la lección
de nunca volverme a sentar en las gafas.
Cuando me fui a hacer el doctorado a Brasil
me hicieron la cirugía de los ojos y me entregaron
la filmación de la operación en formato de VHS.
Debía hacerme un retoque quirúrgico, pero después
de ver el video no fui capaz. Igual, a todo el que me
visitaba le ponía la grabación, orgullosa. Mi esposo
me regañaba, porque le parecía espantoso ver cómo
una máquina cortaba mi córnea y luego la levantaban
para quemarme el ojo con un láser. Las visitas nunca
se quejaron (al menos delante de mí). Irónicamente,
después de un tiempo borré el video para grabar encima los capítulos de Betty la Fea, que no podía ver
por estar estudiando.
Tres años después de la operación tuve que volver
a usar gafas. Pero ya la moda de las gafas había avanzado mucho y había bonitos y modernos marcos. En
las vitrinas de las ópticas aparecían hermosas modelos
que lucían gafas y se veían muy bien. Las gafas hoy no
son un karma. Son un accesorio de moda. Hay marcos
bonitos, de diferentes colores. Los adolescentes las
lucen con orgullo, como mi sobrina que se compra las
gafas más grandes y nunca se las quita, ni para tomarse
una foto… los tiempos han cambiado.
Cuando entré a la universidad, la ciencia había
avanzado en el área de los materiales y los lentes ya
eran de polímeros, lo que hizo que los lentes no fueran
tan gruesos y se pudieran usar otro tipo de marcos
más modernos y delgados, principalmente de metal.
Ya no me veía tan ñoña. En los últimos semestres de
la universidad comencé a trabajar y lo que me compré
con el primer sueldo fueron unos lentes de contacto,
semirrígidos por mi astigmatismo. Yo estaba feliz,
finalmente me había librado de aquel accesorio inmundo que me hacía ver fea. Tenía los ojos rojos todo
el tiempo. Cuando me caía un sucio al ojo me dolía
como si me enterraran un punzón, pero no importaba,
ya no tenía que usar gafas. Aprendí a ponerme gotas en
los ojos en la mitad de la calle sin necesidad de espejos,
inclusive en los buses en movimiento, me quitaba y
me ponía los lentes con facilidad. No me importaba
la incomodidad de esos lentes semirrígidos o el dolor
en los ojos, de sobra valía la pena.
Maestro
Número 12
Hace algunas semanas cambié de gafas. Ya hay
marcas famosas. Las mismas que hacen gafas oscuras,
relojes, perfumes y tenis. Mi hijo tendrá que usar
gafas por unos años para formar correctamente sus
conexiones nerviosas entre los ojos y el cerebro. Yo
lo veo hermoso con sus gafitas rojas flexibles, que él
mismo escogió. Siempre escogerá sus gafas. Nunca
lo llevaré a sitios de apariciones a pedir milagros,
ni le compraré los ojitos de Santa Lucía. Lo llevaré
a las iglesias para que aprecie la arquitectura. No se
mejorará por un milagro divino, sino por el milagro
de la óptica. Y nunca más me quitaré las gafas para
una foto. Realmente superé el trauma de las gafas.
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Maestro
Año 6 - 2016
58
Gloria Inés Flórez
Medicina Narrativa
en la Javeriana Cali,
una apuesta por la
formación integral
Departamento de Clínicas Médicas
Educar profesionales de la salud y las ciencias humanas con una visión humanística de su oficio es una
necesidad sentida. La capacidad de comprender el
significado de los relatos de los pacientes y apropiarse
de los relatos, como parte del proceso clínico, hacen
de la medicina narrativa una poderosa herramienta
de trabajo en la relación del profesional de la salud
con el paciente.
Por esto, en la Javeriana Cali trabajamos desde
hace más de cinco años en el proyecto Medicina Narrativa, con una mirada interdisciplinaria y con un
fuerte compromiso por la humanización del ejercicio
médico.
Este proyecto inició en el 2010 con la primera
cohorte de médicos de la Facultad de Ciencias de la
Salud. Los jóvenes médicos en formación, a partir de
la asignatura Humanidades I, desde la premisa que
tenía la asignatura: que “la literatura sirve para que en
nosotros se produzcan cambios, no solo como indivi-
Glob-All Mix, Diego Giovanni Bermúdez Aguirre
duos, sino como ciudadanos, y la lectura y la escritura
de piezas literarias tiene como propósito la creación de
imágenes propias y contrastar lo leído con la realidad,
para hacer una reflexión crítica sobre la actualidad”.
Así se logró cautivar e inspirar a los estudiantes en
la producción de escritura creativa médica, que dio
origen al interés de la profesora Florencia Mora por
hacer trascender dichos textos en el tiempo.
Entre literatura y medicina: Narrativas transatlánticas
de la enfermedad (América Latina, el Caribe y España), en Costa Rica, en el 2015, nos motivaron a hacer
nuestro I Coloquio Iberoamericano de Medicina Narrativa: La narrativa, una herramienta que humaniza,
el 4 y 5 de noviembre de este año.
Este evento está dirigido a estudiantes, docentes
y profesionales de medicina, enfermería, psicología,
trabajo social y otras profesiones de los servicios de
salud y de las ciencias humanas, literatos, humanistas,
pacientes y sus familias, que se interesen en la importancia de escuchar y narrar explicaciones biomédicas
y/o sociales de su sufrimiento, fundamentales en el
trabajo clínico y terapéutico.
De esta experiencia y, posteriormente, de la asignatura Humanidades II, que los jóvenes verían en su
segundo semestre y cuyo enfoque fue el de enfatizar
en la creación literaria, la región y el contexto, surgió
el encuentro de saberes e intereses interdisciplinarios
de tres docentes que le dieron cuerpo y forma a lo que
hoy es medicina narrativa. Inicialmente en su revista
y posteriormente en la asignatura que se ofrece como
parte del énfasis de clínicas médicas de la carrera de
medicina.
Abordará los siguientes ejes temáticos:
1. La historia clínica: una narrativa integral
2. Medicina y literatura: una relación debida
La experiencia ganada en estos años y el reconocimiento del proyecto en el Coloquio Internacional
Maestro
Número 12
3. La enfermedad en las obras literarias
59
Maestro
Año 6 - 2016
4. La medicina narrativa: una herramienta
que humaniza
5. La ciencia y las humanidades:
una historia común
6. La escritura en el ejercicio médico
7. La escritura como proceso terapéutico,
experiencias y avances.
Como ponentes principales estarán Carlos
Gabriel Presman, M.D., de Argentina; Anacristina
Rossi, de Costa Rica; Francisco Javier Barbado H.,
M.D., de España, y Laureano Quintero M.D., de
Colombia.
Es una gran oportunidad para conocer cómo la
Medicina Narrativa nutre la práctica clínica, dado que
las historias que los pacientes cuentan le permiten al
médico, enfermero, psicólogo o trabajador social, entre
otros, hacer importantes avances en la comprensión de
la situación de salud del paciente, desde una perspectiva integral que aporta elementos importantes para
la narración biomédica y/o social de su sufrimiento y
permite la construcción de una narrativa explícita y
terapéutica del tratamiento, con mejor perspectiva de
adherencia y curación.
El equipo organizador está conformado por la
profesora Florencia Mora, docente universitaria, investigadora e integrante del Colectivo Descarrilados
y del Grupo de Investigación De Humanitate, de
la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, y
miembro del comité editorial de la revista Medicina
Narrativa; Pedro Alejandro Rovetto V., docente de la
Universidad del Valle, Líder del Programa Cita con la
Salud, docente del Departamento de Clínicas Médicas
y de Humanidades de las Facultades de Ciencias de la
Salud y de Humanidades y Ciencias Sociales, columnista de Las2orillas.com y miembro del comité editorial
60
de la Revista Medicina Narrativa, y Gloria Inés Florez
V., Secretaria Académica de la Facultad de Ciencias
de la Salud, docente del Departamento de Clínicas
Médicas, editora de la revista Medicina Narrativa y
miembro del comité editorial de la revista Maestro.
La participación en el evento es gratuita, pero
se requiere de inscripción previa. Se consigue más
información en la página Oficial del evento (http://
www.javerianacali.edu.co/i-coloquio-iberoamericano-de-medicina-narrativa) y las inscripciones se hacen
en el link: http://goo.gl/PjlFBk.
Desde la Medicina Narrativa seguimos trabajando por formar los mejores para el mundo.
La innovación,
sinónimo de
inconformismo
intelectual y
preparación en
profundidad
1.
¿Por qué Colombia no tiene una economía
apalancada en la innovación?
2.
¿Por qué es necesaria una transición hacia
una economía basada en el conocimiento?
3.
¿Qué cambios deben lograrse (educación,
industria y gobierno) para que dicha transición sea
sostenible en tiempo?
Comienzo por un diagnóstico crítico de lo que somos y
tenemos como colectivo. Por supuesto, para ello tendré
que hacer generalizaciones. Generalizaciones que no
tienen la intención de ofender a quienes se consideran
excepción, sino por el contrario, invitar a una reflexión
sin discriminación, sin sesgos, objetiva, cuantificable,
pertinente y que trascienda en acciones correctivas.
Colombia es un país naturalmente privilegiado. En
fauna, en flora, en disponibilidad de agua, en fuentes
de energía renovables, en minerales, en microclimas,
en ubicación geográfica, etc. Contamos con una
recurso natural, abundante y diverso, que nos acogió
desde que nuestros ancestros poblaron la región; por
simple suerte. Estos privilegios naturales, han atraído otro tipo de riquezas, algunas positivas, como la
afluencia de una etnia diversa, y otras mal habidas y
perniciosas, que no merecen protagonismo en ningún
escenario sobre prosperidad para el país. Mientras
esta abundancia y diversidad natural han obligado a
los demás organismos vivos que habitan el territorio
nacional a especializarse e innovar para sobrevivir; en
los humanos, ha propiciado una cultura conformista
[1]. ¿Por qué la diversidad no triunfa sobre la habilidad
en el caso de Colombia? porque no estamos enfrentados colectivamente a resolver problemas complejos
para sobrevivir, simplemente basta para muchos seguir
el camino de menos resistencia (como el agua o la
electricidad) para conservar un modus vivendi que
satisface en suficiencia al conforme.
Incluimos en la presente edición
el texto definitivo propuesto por
el doctor Jaramillo, debido a que
en la edición anterior algunas
modificaciones al texto propuestas
por el autor no fueron incluidas.
Andrés Jaramillo Botero
Director del doctorado en ingeniería
Esta edición de la revista Maestro tiene como eje temático a “la innovación.” Innovar, desde su acepción
más general es convertir ideas, en productos o servicios
con valor agregado. Desde la intención de esta editorial, me referiré de manera específica a productos o
servicios “de base tecnológica” y abordaré respuestas
a las siguientes tres preguntas:
Maestro
Número 12
Es este conformismo intelectual el que tiene a muchos,
idealizando un país atrasado. Atrasado en lo social,
en lo económico, en infraestructura y transporte, en
61
La innovación surge del inconformismo intelectual y
se nutre de la preparación en profundidad. Como tal,
suele ir en franca contravía del estatus quo. Para muchos, esta sería una máxima al pesimismo, pero para
el resto de nosotros significa un afán permanente por
optimizar. Me apoyo en una frase que le escuché a mi
amigo de infancia hace muchos años, frase que puede
sonar como un oxímoron, pero resume el sentido que
quiero expresar “¿por qué cambiar, si como pesimista
me ha ido bien?” Se refería mi amigo, al esfuerzo
permanente que nos compete a todos por mejorar y a
los beneficios que resultan de la crítica constructiva,
autoimpuesta o externa. El conforme no quiere cambio, o porque cree que no puede estar mejor, a falta
de referentes más exigentes, o porque es ciego ante la
realidad de los que tienen menos.
Analicemos entonces el estado del país en lo social,
lo económico, lo educativo, y lo científico y tecnológico, mediante referentes exigentes e indicadores
observables, medibles y pertinentes que permitirían
tomar acciones concretas para contrarrestar los vicios
deletéreos de nuestra cultura y su incidencia sobre la
innovación.
En el año 2012, el gobierno nacional presentó su aplicación de membresía al exclusivo grupo de la OECD
(por sus siglas en inglés, The Organisation for Economic Cooperation and Development), conformado en
su mayoría, por países “desarrollados” y con un alto
Índice de Desarrollo Humano, HDI[2] (por sus siglas
en inglés, Human Development Index 1). La OECD
es un foro donde los gobiernos de 34 democracias2
con economías de mercado trabajan entre si para
El HDI es una estadística compuesta de indicadores sobre expectativa de
vida, nivel de educación, e ingresos per capita.
1
Alemania, Austria, Australia, Belgica, Canada, Chile, Republica Checa, Dinamarca, Estados Unidos, Republic Eslovaca, Eslovenia, España,
Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Holanda, Hungria, Islandia, Irlanda,
Israel, Italia, Japón, Korea del Sur, Luxemburgo, Mejico, Nueva Zelandia,
Noruega, Polonia, Portugal, Reino Unido, Swecia, Suiza, y Turquía
2
Maestro
Año 6 - 2016
educación, en ciencia y tecnología, en fin, en lo único
que podríamos decir que estamos frente a una sociedad
avanzada, sería probablemente en la capacidad que
tiene para creerse y soportar lo contrario.
62
promover el crecimiento económico, la prosperidad y
el desarrollo sostenible[3]. La OECD ayuda, a países
miembros y no miembros, a captar los beneficios y a
confrontar los retos de una economía global, mediante
la promoción de políticas de energía que redundan en:
crecimiento económico, seguridad energética, mercados libres, uso eficiente, seguro y limpio de recursos
para reducir el impacto ambiental negativo y preservar
el clima terrestre, e innovación en ciencia y tecnología.
La decisión de aplicar fue acertada, no por la membresía per se, sino por el proceso evaluativo que permite
medir el progreso del país con referentes cuantitativos
internacionales exigentes y delinear una ruta para el
mejoramiento sostenible. Sin embargo, el momento
en tiempo demostró un afán pretencioso, apalancado por indicadores de crecimiento económico mal
cimentados, y una excesiva improvisación. El 19
de Septiembre de 2013, los 34 países miembros de
la OECD aprobaron la hoja de ruta [5] para iniciar
conversaciones sobre el acceso de Colombia a la organización. El país se sometió entonces a una serie
de revisiones técnicas en profundidad que cubrían
dos elementos principales: i) la disposición y la habilidad del gobierno Colombiano para implementar
instrumentos legales substanciales de la OECD; y ii)
la evaluación de las políticas y prácticas Colombianas
en comparación con las mejores políticas y prácticas
establecidas por la OECD.
Antes de profundizar sobre el resultado de este proceso, debo resaltar que el HDI de Colombia, según el
Reporte 2014 sobre desarrollo humano del Programa
de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas[4],
nos ubica en el puesto 98, entre 187. Un análisis
sobre la evolución en el tiempo del HDI Colombiano
(ver Figura 1) en comparación con otros países como
Noruega, Nigeria, Kenia y Corea del Sur (la razón de
escoger éstos países, se hará evidente más adelante en
la lectura), revela algunos datos interesantes:
un tamaño de población similar, lo que nos permite
hacer comparaciones.
Superado este paréntesis sobre el HDI, regresemos a
los resultados del análisis de los comités técnicos de
la OECD en ese primer intento (2013). En síntesis:
Colombia no cumplía (ni cumple hoy) los estándares
para ingreso a la OECD. Para ser considerado, el
gobierno debía asegurar para el país un crecimiento
sostenible e incluyente en el mediano plazo, desde tres
frentes diferentes:
1.
Adaptarse al “boom” de los bienes y servicios
fungibles (consumibles naturales).
Figura 1 Evolución del HDI por año para Colombia (98), Noruega (1), Nigeria (187), Kenia (147) y Corea del Sur (16). El HDI se considera BAJO para
valores inferiores a 0.5, MEDIO entre 0.5-0.7, ALTO entre 0.7-0.8, MUY
ALTO por encima de 0.9. Datos numéricos de las Naciones Unidas.[4]
•
En 1980, nuestro HDI era solo 0.071 puntos
más bajo que el de Corea del Sur y ambos países se
encontraban en el nivel medio, mientras que en el 2013
la diferencia entre Corea y Colombia se amplió a 0.711
puntos sobre el HDI. Esta diferencia permite que
Corea se encuentre en el nivel muy alto y Colombia
apenas logre sostenerse en el alto.
2.
Aumentar su crecimiento productivo.
3.
Reducir la inequidad en el ingreso.
El primer punto se refiere casi de manera exclusiva
al abuso y dependencia de los recursos naturales en
el país, especialmente el petróleo. Esta dependencia
genera retos económicos, sociales y ambientales. Su
explotación requiere de importante capital financiero,
no es un sector intensivo en generación de empleo,
compromete el ecosistema y se concentra por regiones,
por lo cual amplía la brecha en la distribución del ingreso. Los ingresos generados por su exportación están
ligados a un precio regulado por la oferta y demanda
internacional. Y nuestra oferta es incipiente para tener
un efecto sobre el precio. Sin embargo, el efecto positivo de esta dependencia, marcada por un incremento
en el precio internacional del barril de crudo entre los
años 2000 y 2008, se vio mal interpretado como un
“crecimiento económico” sostenido (y se sobrevaloró
la moneda colombiana). El efecto negativo de esta
correlación se demuestra claramente con la caída del
precio del barril en el 2008 (sumado a la caída de los
mercados bursátiles internacionales) y en el 2013. Algo
semejante sucede con la explotación de carbón y de
gas natural, pero el caso del petróleo es contundente.
•
Entre 1980 y el 2010, nuestro HDI creció a
una tasa sostenida lineal de ~0.5% por año, pero logró,
en el 2008, un HDI alto de 0.7. No obstante, entre
2010 y 2013, nuestra tasa de crecimiento en el HDI
se reduce a ~0.1% por año.
•
Entre 1980 y 2013, Nigeria (último en el
ránking por HDI de las Naciones Unidas) aumentó su
índice de manera ligeramente exponencial y sostenida
en un 74.4%, mientras que el cambio en el HDI, para
el mismo periodo, en Colombia fue de 27.6%.
Es importante tener en cuenta que en 1980 Corea
del Sur contaba con una población de 38.12 millones
de habitantes y Colombia, con 26.93 millones. En el
2013, Corea del Sur llegó a una población de 50.22
millones de habitantes mientras Colombia aumentó a
48.3 millones. En el 2013, ambos países contaban con
Maestro
Número 12
Con el ánimo de lograr una mejor distribución y uso
del ingreso por regiones, derivado de estas explota63
Figura 2 Evolución del PIB versus precio (compra) barril de crudo, demuestra la alta correlación entre las dos variables; siguen la misma tendencia.
Fuentes: US Energy Information Administration (Precio crudo) y Banco
Mundial (PIB histórico, dato de 2015 estimado).
El segundo punto de la OECD, ligado al anterior,
resalta la necesidad de aumentar la competitividad del
portafolio Colombiano de productos intercambiables,
mediante la generación de valor agregado. Colombia
debe mejorar el acceso a los mercados financieros del
mundo, a través de mejor regulación y mayor competencia, mediante la promoción de inversión privada y
albergando una infraestructura de alta calidad desde
Maestro
Año 6 - 2016
ciones minerales y de promover la productividad y la
innovación en ciencia y tecnología, el Congreso de la
República hizo una reforma al Sistema General de
Regalías, SGR, en el 2011. Esta estrategia amplió la
dependencia del ingreso por explotación de minerales
a variables críticas para la innovación, como el Sistema
Nacional de Ciencia y Tecnología, considerando que
este queda supeditado a la volatilidad de un recurso
natural consumible. Sumado a lo anterior, el gobierno
nacional y los gobiernos regionales han fallado en la
implementación y control del SGR, lo que ha resultado en un cuestionable impacto y retorno social de
la estrategia. Esto presiona diferentes conclusiones,
entre ellas, la necesidad de establecer el foco científico
y tecnológico que se quiere para el país, con el fin de
evitar el despilfarro propio del “nuevo rico” y garantizar su sostenibilidad en fondos y tiempo.
64
el marco institucional[6]. También debe mejorar el
entorno de negocios, mediante reformas sobre la
regulación de los mercados de productos que actúan
como barreras al emprendimiento y fortaleciendo las
normas de ley para asegurar que los compromisos
contractuales se cumplan, y la corrupción no domine
en las transacciones de negocios. La reformas deben
eliminar el proteccionismo sobre nichos de mercado
que se acostumbraron a las salvaguardas, y que con
el paso de los años se anquilosaron; nichos que no
sobrevivirían la competencia de un mercado abierto
(entre ellos los productos minerales y agrícolas, con
sus múltiples e históricos ejemplos de miopía frente
a los mercados de oferta con valor agregado ej. café,
banano, flores, caña de azúcar, etc.). El Estado tendrá
que reducir la carga tarifaria sobre las exportaciones
y las importaciones de materia prima especializada, y
castigar los sobrecostos por corrupción en la inserción
de productos al mercado interno, plagado de ‘mordidas’ endémicamente parasitarias, si queremos que surja
una clase emprendedora en Colombia.
Figura 3 Mapa mundial de inequidad en el ingreso de acuerdo al índice de
Gini, 2013-2014 (rojo=alta desiguildad, verde=baja desigualdad). Fuente:
M. Tracy Hunter.
Para abordar exitosamente el tema de inequidad en
el ingreso, Colombia deberá mejorar el rendimiento
de su mercado laboral. Tenemos el segundo índice de
desempleo más alto en Latinoamérica (~11%, Guyana
siendo la primera) y ocupamos un puesto medio en
el mundo (98/200 países). 3 Pero lo crítico aquí es el
3
ver Index Mundi en http://www.indexmundi.com/g/r.aspx?v=74
hecho de que hay una población mayoritaria contabilizada como empleada, que en la práctica ocupa empleos
informales de bajo productividad y está excluida del
sector formal. Empleados informales que no tienen,
ni tendrán bajo el sistema laboral segmentado actual,
la oportunidad de acceder a empleos formales que les
permitan mejorar su nivel salarial, su nivel de educación, cualificación y productividad, o estabilidad y
protección social. Buena parte del problema radica
en la sobreregulación del mercado laboral por parte
del gobierno, que ha impuesto sobre el empleador
tarifas no salariales que ascienden al 51% del valor
del salario[7], para financiar servicios sociales que
deben ser públicos (como costos de entrenamiento y
cuidado de la niñez), contribuciones a salud, pensión,
administración de riesgos, cesantías y subsidios de
transporte, entre otros.
Posterior al análisis crítico de la OECD del 2013,
el gobierno entró en la modalidad de “apagón de incendios” (i.e. otra vez a improvisar) para implementar
cambios que pudiesen interpretarse como positivos
en el corto plazo, no frente a las necesidades de largo
plazo. En el 2015, un análisisderivado de este nuevo
intento por ingresar a la OECD devela lo esperado,
ninguna mejoría [8]:
•
La productividad y la inversión por fuera de
la explotación del recurso minero (particularmente
petróleo) permanecen mitigados por la carga de impuestos laborales y corporativos, una infraestructura
inadecuada, y por límites sobre el acceso a financiación.
•
Perdura la desigualdad en el ingreso y la
informalidad laboral, a lo cual se le suma la pobreza
en la tercera edad (~45% de la población mayor de
65 años, una de las más altas en Latinoamérica). La
inequidad medida como la relación de ingreso entre
el 10% de las personas con ingresos más altos y el
10% con los más bajos (denominada, relación P90/
P10) es de 11 (el promedio de los países miembros de
la OCDE es de 4.3) y medida por cómo se desvía el
ingreso de una distribución perfectamente igualitaria,
entre individuos/familias, en una economía, fue de
53.5 en el 2013 (índice de Gini, ver Figura 3, donde
0 representa igualdad perfecta, todos tienen la misma
porción del ingreso, y 100, inequidad perfecta, una
persona tiene todo).
Como si esto fuera poco, el gobierno ha sido incapaz de
velar por instituciones de su exclusiva responsabilidad,
como la seguridad social, las pensiones, y el salario
mínimo. Por ejemplo, ha cedido a los gremios y sindicatos la responsabilidad de definir el salario mínimo, y
como consecuencia de ello tenemos un salario mínimo
legal que está sobreestimado en relación con la productividad. De allí que se tiene un mayor número de
empleados formales pobremente cualificados, que al
momento de una crisis, se convertirían rápidamente en
empleados informales, donde probablemente verían
rendir mejor sus ingresos, pero estarían desprotegido.
Este ciclo vicioso tiene un impacto que va más allá de
lo meramente laboral, si consideramos que es el grupo
de empleados y empleadores formales, i.e. la fracción
minoritaria de la base “empleada”, del cual se recaudan
los impuestos, sin los alivios y regímenes especiales
otorgados a los nichos protegidos. Ergo, descontando
las partidas por corrupción, lo que se recauda no es
insuficiente para cubrir las necesidades de gasto social
(educación, infraestructura, salud, etc.), y ciertamente
no alcanza para una redistribución del ingreso que
garantice el bienestar de la mayoría.
Maestro
Número 12
•
El salario mínimo continúa relativamente
alto en proporción a las ganancias medias y la productividad nacional, lo cual desplaza a los trabajadores
poco calificados, a los jóvenes, y a quienes están en
regiones menos desarrolladas, hacia el sector laboral
informal. A pesar de que las cifras de desempleo llegan
a un valor históricamente bajo, el desempleo estructural permanece alto referido a valores internacionales
y esconde los problemas ya descritos de un mercado
laboral segmentado.
65
•
El sistema de impuestos no promueve eficiencia ni justicia, y la evasión continúa rampante. Las
empresas y los empleados del sector formal (la gran
minoría) son quienes asumen la elevada y compleja
carga tributaria. Es esa minoría entonces la que asume
el costo socio-económico de la mayoría.
Nada de lo anterior contribuye a mejorar la capacidad
del país para la innovación, por el contrario amplía
las barreras. Indiscutiblemente, Colombia tendrá que
priorizar su accionar para:
•
Crecer de manera incluyente y equitativa,
ampliando la cobertura y calidad de sus finanzas,
de la infraestructura, y de la educación basada en el
desarrollo de habilidades para el trabajo calificado,
estimulando la producción intelectual basada en nuevo
conocimiento.
•
Ejecutar una reforma comprensiva del sistema tributario para lograr justicia, crecimiento e
ingresos comprensivos. En otras palabras, una reforma
que lleve a que no sean unos pocos los que sostengan
la carga tributaria de la mayoría. Dicha reforma debe
considerar eliminar el impuesto al valor agregado
sobre inversión y productos o servicios que realmente
no tienen valor agregado. Desmontar adefesios como
el impuesto del cuatro por mil, e incluir impuestos
sobre dividendos.
•
Reformar el mercado laboral para defragmentarlo, reducir la informalidad y aumentar las
oportunidades de empleo formal calificado.
•
Ajustar el sistema pensional para reducir la
pobreza y la desigualdad en la vejez.
Para asegurar la deseada transición de Colombia hacia
una economía basada en el conocimiento, será cardinal
Maestro
Año 6 - 2016
•
El gobierno se enfrenta a demandas incrementales en deuda externa y la expiración/reducción
de algunas fuentes de ingresos, particularmente por
regalías sobre el petróleo sobre una moneda devaluada.
66
mejorar la calidad de la educación. En Colombia se
destina un promedio de 4.4% (inversión publica) sobre
el PIB a educación. Si comparamos este porcentaje
con el de potencias educativas como Estados Unidos,
el Reino Unido, Japón, recientemente China, nos encontramos con una realidad que sorprende (ver Figura
4). Por ejemplo, invertimos más que Japón, quien nos
supera en la tasa de alfabetismo (99% de la población
Japonesa mayor de 15 años lee y escribe 4 , mientras se
estima, según cifras de la UNESCO, que Colombia
llega al 94.7%, más de 2.5 millones de personas mayores de 15 años no leen y escriben.) Estados Unidos,
el Reino Unido, recientemente China y Corea del Sur
invierten por encima del 5-6% sobre sus respectivos
PIB en educación, mientras la UNESCO sugiere una
inversión mínima del 6%.
Figura 4 Inversión en educación respecto del PIB. Colombia invierte más
que Japón, pero no se refleja sobre su productividad. Fuente de datos:
TheGlobalEconomy.com
Si la cifra destinada a la educación en Colombia,
respecto del PIB, es medianamente buena, ¿por qué
entonces el Informe del Programa Internacional para
la Evaluación de Estudiantes o Informe PISA (por
sus siglas en inglés, Programme for International
Student Assessment), publicado por la OECD cada
3 años, con base en el análisis a partir de pruebas
estándares del rendimiento de estudiantes con 15
4
Index mundi, http://www.indexmundi.com/japan/literacy.html
años, nos clasificó en su última aplicación (2012), de
62/65 en matemáticas, de 57/65 en lectura, y de 60/65
en ciencia? Paradójicamente, en el mismo informe,
clasificamos de quintos (5/65) en cuanto al porcentaje
de estudiantes que dicen “ser felices en el colegio”.
Esto me recuerda un dicho Norteamericano que dice
literalmente “la ignorancia es felicidad” (“ignorance
is bliss”). Se está fallando en lo fundamental, y para
excusarlo se recurre al vicio narcisista de “mirarse el
ombligo” con pruebas localistas, como la de SABER
11. Es un contrasentido no adoptar pruebas estándares
internacionales que obliguen referentes más rigurosos,
que además estimulen la movilidad hacia fuera y hacia
adentro del país.
cia de alcanzar y superar los referentes más exigentes
en el contexto de una economía global.
En cuanto a la educación superior, Colombia invierte
un estimado de 2% respecto del PIB [10]. Desafortunadamente, no existe una clasificación internacional
para los sistemas de educación superior en el mundo
que incluya a Universidades Colombianas en lugares
de buen reconocimiento, semejante al U21 Ranking of
National Higher Education Systems[11] que valora los
sistemas de educación nacionales, o el Times Higher
Education World University Rankings[12] que valora
las universidades intensivas en investigación en sus
funciones sustantivas de enseñanza, investigación,
impacto industrial, transferencia de conocimiento,
e internacionalización, o el QS World University
Rankings[13] que valora además otros indicadores
subjetivos (como la revisión académica por pares y la
reputación entre empleadores). Este último, hace una
clasificación especial 5 con indicadores y ponderaciones diferentes y de menor exigencia, con respecto al
ranking mundial, para las 300 mejores Universidades
Latinoamericanas; lo cual favorece la inclusión de
algunas Universidades Colombianas. La inclusión en
un ranking de estrato relativamente menor, no debe
ser motivo de pavoneo (el auto-elogio compromete la
calidad), especialmente sino se reconoce la importan-
La práctica incestuosa de medirse frente a los vecinos
de barrio impide reconocer a quienes por virtud se
distinguen en el contexto mundial y adaptarse frente a
la evolución del más competente. Desgraciadamente,
esto es producto del individualismo personal llevado
al plano institucional (individualismo institucional) y
no debe tener espacio de cara a una economía abierta
y un mundo sin fronteras académicas. El trabajo en
equipos interinstitucionales, interdisciplinares tendrá
que ser la norma en el propósito ulterior de lograr el
bien colectivo para el mundo, teniendo claro, que esto
se traduce en el bien de una región, un país, una ciudad,
una comunidad, pero que lo contrario no sucede, i.e.
un buen modelo localista, no se traduce necesariamente
en un modelo de categoría mundial. Si además reconocemos que el capital más valioso y distinguible de una
institución académica, está en sus respectivos cuerpos
profesoral y estudiantil (incluyendo egresados), no en el
tamaño de sus aulas o del campus, o en la denominación
de títulos con semánticas seductoras, o en el número de
programas ofrecidos, o en el protagonismo de su alta
gerencia, será factible pensar en “keiretsus” 6 académi-
http://www.topuniversities.com/university-rankings-articles/latin-american-university-rankings/qs-university-rankings-latin-america-methodology
De nuevo, las pruebas estatales SABER PRO perpetúan un modelo que no ha demostrado ser efectivo,
particularmente frente a la instauración de una sociedad del conocimiento. Le corresponde a los órganos
colegiados o las asociaciones profesionales medir,
evaluar y decidir, periódicamente y con instrumentos
formales, la competencia de los profesionales en ejercicio y la efectividad de las Universidades para suplir
o superar las necesidades del sector productivo a través
de la educación formal y la continua; no al estado, que
en Colombia apropió un rol que deslegitimiza al de
las sociedades profesionales.
Conjunto de compañias con relaciones de negocios entrelazados que aparecieron en Japón, posterior a la segunda guerra mundial, ante el colapso de
los monopolios verticales controlados por familias (zaibatsus) y la necesidad
de promover la competencia internacional a través de la aglomeración/
unión de fortalezas.
6
Maestro
Número 12
5
67
Es evidente que el sistema educativo colombiano es
inefectivo, en calidad y en cobertura, para cumplir
con la intención formativa requerida para transformar nuestra economía en una basada en productos
de conocimiento, de lo contrario, ya habría sucedido.
¿Cuáles son entonces las posibilidades reales para la
innovación en Colombia? Para transformarnos en
una sociedad del conocimiento, capaz de innovar,
necesitaremos no solo Quijotes intelectuales, sino
también una base muchísimo más amplia de trabajadores expertos, formalmente preparados para ejecutar
un cambio sostenible. Cambio que implicará sacudir
algunos vicios que castran la innovación y que tendrá
que surgir de una estrategia de país para maximizar
su efecto sobre el bien colectivo. Cambio que debe
involucrar la consolidación de un sistema nacional de
educación coherente y consistente con las necesidades y
grados de formación, con el sistema nacional de ciencia
y tecnología, y con un aparato productivo más exigente
frente al desarrollo tecnológico y la innovación.
En lo que concierne a educación, Colombia necesita:
•
Una formación básica primaria, centrada en
el desarrollo de habilidades matemáticas, de comunicación, e indagación.
•
Una formación básica secundaria y media
centrada en la abstracción del conocimiento científico
Maestro
Año 6 - 2016
cos nacionales con competencia internacional frente a
la producción intelectual. El competir por estudiantes
circunscritos por geografía (particularmente cierto
para las autodenominadas universidades “de región”
o apéndices regionales), no puede nublar la necesidad
de formar profesionales para el mundo y de reconocer
que el mayor impacto, local y global, vendría de la
unión de su diversidad, no del solapamiento de sus
redundancias. Lograr entonces diversidad en competencias intelectuales y unión de esfuerzos en docencia,
investigación, servicio y transferencia, será estratégico
para potenciar el recurso de región/país y trascender
local e internacionalmente.
68
fundamental, a través de las habilidades de indagación, matemáticas y de conceptualización.
•
Una formación intermedia técnica/tecnológica que permita la implementación rápida y el
mantenimiento de productos y servicios tecnológicos
de última generación.
•
Una formación superior en pregrados de
cuatro años, desatiborrados de contenidos superfluos, que conjuguen las habilidades y conocimientos
fundamentales, con los conocimientos disciplinares
invariantes en tiempo, con la investigación formativa y
las habilidades específicas para el ejercicio y la vigencia
de cada profesión, primero en profundidad antes que
en amplitud.
•
Una formación superior en posgrados formales con dedicación de tiempo completo, al nivel
de maestrías y doctorados, enfocados en lograr conocimiento sobre el estado del arte y en la producción
de nuevo conocimiento a través de la I+D y el trabajo
explícitamente interdisciplinar. Al cierre del 2013,
Colombia tenía registrados en el Sistema Nacional
de Información para la Educación Superior (SNIES)
220 doctorados activos en diferentes campos, lo cual
representaba el 3.5% de la población total de programas de posgrados (24% correspondían a maestrías).
•
Un sistema nacional de ciencia y tecnología
que atienda una estrategia con foco temático de largo
plazo, que permita proteger y valorar la propiedad
intelectual así como castigar violaciones a la misma,
que permita al Estado promover la investigación
fundamental y al sistema productivo industrial, apalancar la investigación aplicada hacia el desarrollo de
productos y servicios de valor agregado, y por último.
•
Un sistema de educación continua, posterior
a la educación formal, que garantice la actualización
periódica en habilidades y conocimientos de alta
variabilidad en tiempo a través de cursos cortos en
tiempo parcial, esto debe incluir a los llamados títulos de “especialización”, que corresponden a estudios
informales de tiempo parcial y que representan hoy un
increíble 73.5% de la población total de posgrados en
Colombia. Pretender que de allí surja una economía
del saber sería ciencia ficción.
compromiso más serio frente al avance en ciencia y
tecnología, hasta hoy concentrado en la gestión desde
el Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación (Colciencias). La Figura 5 muestra
que la inversión directa en Investigación y Desarrollo
(I+D) lo cual, para efectos prácticos, es lo más parecido a una “línea plana” en un osciloscopio o en un
electrocardiograma, carece de vida. Si nos medimos
en el concurso internacional, teniendo en cuenta la
capacidad instalada de científicos o ingenieros por
país, encontramos un panorama vegetativo (ver Figura
6). De mantener el mismo nivel de inversión respecto
del PIB, i.e. 0.18-0.2%, ante el evidente aumento
en la población de investigadores y la inexistencia
de áreas estratégicas de inversión, el futuro sería
funesto para la economía nacional. No saldremos
del sub-desarrollo en ciencia y tecnología hasta no
invertir significativamente más del 1% respecto del
PIB en I+D, según estadísticas del Banco Mundial,
de la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología
Iberoamericana e Interamericana (RYCIT), entre
otras fuentes. La misma figura muestra el valor bruto
(radio de cada círculo) y el porcentaje de inversión en
I+D por país respecto de su PIB versus el número de
científicos/ingenieros por millón de personas. Colombia invirtió aproximadamente US$1.9B en I+D
durante el año 2013, mientras Corea del Sur con una
población semejante, invirtió US$63B. Por patético
que suene, una sola universidad en Estados Unidos,
Johns Hopkins University, invirtió US$2.1B para el
mismo año 2013. Muchos dirán que estamos en un
ciclo vicioso, si no invertimos en I+D, no mejoraremos
en productividad, si no mejoramos en productividad,
no habrá qué o cómo invertir en I+D. Ciertamente, el
país ha podido aprovechar la coyuntura de las regalías
para romper este ciclo, ciertamente no para sostenerlo.
Sin excepción, el esfuerzo en los diferentes niveles de
educación formal (pregrado, maestría y doctorado)
debe estar sobre la calidad, en la construcción gradual
de conocimientos fundamentales primero en profundidad, antes que en amplitud, de tal manera, que
sean aportes que perduren en el acerbo intelectual, se
asienten en competencias y permitan el mantenimiento de habilidades críticas para el ejercicio profesional.
Asegurar calidad, traerá por añadidura la ampliación
en cobertura, pues es a partir de la calidad que se
amplia la productividad en una economía basada en
el conocimiento. La cobertura por si sola, sin calidad
y profundidad, nos aleja de la innovación.
La capacidad para contribuir nuevo conocimiento
o para innovar, debe surgir necesariamente de: 1)
profundizar en un campo específico hasta superar el
estado del arte particular, o, desde 2) la construcción
de nuevo conocimiento en la intersección de saberes
tradicionales (un ejercicio donde diferentes disciplinas
aportan desde sus propias perspectivas, en lugar de
todos al todo).
Lo que es incuestionable, es la fuerte correlación entre
la I+D y el crecimiento económico de un país. Una
amplia evidencia histórica demuestra que la I+D y
la innovación contribuyen en el corto y largo plazo
Figura 5 Inversión en Investigación y Desarrollo respecto del PIB. Fuentes
de datos: TheGlobalEconomy.com, Colciencias.
Maestro
Número 12
De manera complementaria al fortalecimiento de
la calidad educativa, Colombia debe asumir un
69
Maestro
Año 6 - 2016
Figura 6 Inversión por país en investigación y desarrollo respecto del
PIB versus número de investigadores por millón. Adaptado para el caso
de Colombia usando la base numérica de investigadores registrados en
Colciencias (valor real) y el potencial de profesionales en carreras técnicas
del Sistema Nacional de Información de la Educación Superior, SNIES
(valor potencial).
a la prosperidad y competitividad, como también a
la resolución de los grandes retos sociales en salud,
energía, seguridad, etc.[14]. La inversión en I+D deberá asumirse como una responsabilidad compartida
entre lo público y lo privado, si se quiere transformar
la economía del país.
Como si no fuesen suficientes indicadores para demostrar el porqué de la falta de innovación en Colombia, la industria nacional, tampoco invierte en I+D y
lo que es peor confunde apropiar con innovar. Según
cifras de la Asociación Nacional de Instituciones
Financieras (ANIF) el sector industrial Colombiano
aportaba del orden del 24% del PIB nacional hace 3
décadas, y de continuar la tendencia actual, se estima
que para el 2020 se reduciría su aporte a la mitad,
12%. Hoy, la industria manufacturera contribuye el
15% al PIB, seguida por comercio (12%), y superada
por servicios sociales (15.6%), y servicios financieros
e inmobiliarios (26.3%)7.
Es indiscutible que no contamos con un trípode gobierno-industria-academia que potencie una cultura
para la innovación en Colombia. La clase dirigente
Según cifras del DANE, http://www.dane.gov.co/index.php/pib-cuentas-nacionales.
7
70
que no establece políticas públicas basadas en prioridades y estrategias colectivas8, la clase industrial
no expone sus retos de mediano y largo plazo por
miedo a la competencia (o por miedo a la etiqueta de
incompetencia) ni invierte en resolverlos, y la academia
complace, pero no reta (es reactiva a lo de moda, en
lugar de estratégica y persistente en la construcción
de conocimiento).
Colombia, está postrada a merced del paso del tiempo,
y su gente se acostumbró a vivir con unos vicios que
han tenido a mal convertirse en una forma de vida
para muchos y que atentan contra la posibilidad de
consolidar una cultura basada en el conocimiento.
Entre tantos, está el facilismo, exacerbado por una
subcultura de recompensa inmediata, sin el debido esfuerzo, de dinero sin trabajo, de placer sin merecer, de
cosechar sin sembrar. El facilista, trasiega por las vías
de lo indebido, corta camino, porque es su única forma
de lograr lo que de otra manera su incompetencia le
impide. Cualquier freno sobre su andar, usualmente se
traduce en frustración y violencia. Si a este facilismo,
le añadimos el inmediatismo, y la explosión de datos
otorgada por los sistemas de información en medios
electrónicos actuales, tenemos un modelo de aprendizaje y comunicación que promueve el conocimiento
primero en amplitud, “un poco de todo”, sin lugar a
dudas, improductivo, en el mediano y largo plazo.
Un sistema, donde la innovación se confunde con la
transformación nula, donde proliferan los imitadores,
un sistema que mofa los derechos de propiedad y
autoría. Ese mismo inmediatismo nos lleva a títulos
universitarios de pregrado súper cargados en tiempo y
a los posgrados de “fin de semana” que comprometen
el saber en profundidad, a cambio de anécdotas de
dudosa utilidad y títulos en tiempo contraído, que
no califica para el ejercicio en ninguna otra parte
Según el reporte “Global Innovation Index (GII) – 2015” de la Universidad del Cornell, INSEAD, y la Organización Mundial para la Propiedad
Intelectual (WIPO) Colombia ocupa el puesto 67 entre 141 economías
del mundo evaluadas por el diseño de políticas públicas para promover el
crecimiento mediante la innovación.
8
del mundo. Este sistema produce personas toderas y
“sabelotodo”, que tardan tanto tiempo aprendiendo
cada nueva habilidad, que nunca lograrán experticia en ninguna. El sabelotodo es individualista por
naturaleza, simplemente porque es inoperante más
allá de lo superficial. De tal modo, que el trabajar
“en equipo” termina por ser una división de tareas y
esfuerzo, no una explosión combinatoria de resultados.
La mal ponderada versatilidad de un capital humano
que se funge entre diferentes campos, y en ninguno
con suficiente profundidad cognitiva, compromete
seriamente la posibilidad de innovar, pues se opera
con cambios frecuentes de contexto que solo suman
al desperdicio en tiempo efectivo, limita la capacidad
de reconocer nuevas oportunidades de solución, y
promueve equívocamente la improvisación. Esto ha
promovido el nepotismo, y perpetuado el poder del
cargo por encima del poder epistemológico, el poder
del saber.
sociedad de los procesos reduccionistas e inmediatistas
que han dejado tantos desechos, consumido energía
innecesaria, y creado múltiples imperfecciones.
Debemos reconocer que la inversión en capital de
conocimiento representa la mayor fuente de impacto
sobre la productividad (ej. entre el 20-27% para los
países miembros de la OECD). Los niveles de educación deben garantizar profundidad para el ejercicio
independiente por nivel, y así mismo, continuidad
entre niveles. Las universidades colombianas tendrán
que convertirse en fabricas de conocimiento y no de
títulos, aumentar sus rancias inversiones en I+D para
mejorar sus indicadores de impacto y no de número,
ampliar su oferta académica al tono de sus fortalezas
adquiridas en conocimiento y no al son de lo que pide
esa mayoría laboral informal para suplir necesidades
cortoplacistas. Para ello, será indispensable desarrollar una masa crítica en “know-how” propio y de
valor, así como aprender a transferirla a la sociedad,
en secuencia de prioridades, a través de “spin-offs”,
“start-ups”, patentes o productos licenciados por regalías. Toda institución rotulada como “universidad”,
deberá comprometerse con la función sustantiva
de investigar y respaldarla con una infraestructura
y un cuerpo profesoral dotado de las capacidades y
pergaminos para llevarla a fruición de maestros, de
eruditos. Esto implica hoy, entre otras cosas, poblar el
100% de sus cuerpos profesorales con investigadores
que hayan alcanzado un nivel de doctorado o equivalente en sus respectivas disciplinas de estudio. La
media nacional de profesores con título doctoral en el
2013 era de ~15%, según el Ministerio de Educación
Nacional (MEN), es decir, 15 de cada 100 profesores
tenían experiencia certificada para la I+D (teniendo
en cuenta que los títulos de pregrado y maestría no
exigen idoneidad investigativa y precluyendo una
fracción minoritaria de investigadores eruditos sin
titulo doctoral). Atrás debe quedar el profesor por
anécdotas encumbradas, que no tiene las herramientas
Maestro
Número 12
Desgraciadamente los actuales modelos de educación, gobierno e industria, y sus respectivos enlaces
en Colombia no permitirían procesos de innovación
sostenibles en el tiempo. Colombia necesita un proceso
colectivo, intelectual, transformador, revolucionario
,y no simplemente evolutivo, en la educación, en la
I+D, en la industria, en lo jurídico y reglamentario.
Los pañitos de agua tibia ya no cuajan, postergan la
agonía de una sociedad que se resiste a tocar fondo
por miedo a perder lo que cree ser calidad de vida. El
cambio en el paradigma intelectual debe ser incluyente, de abajo hacia arriba, desde la base educativa a
temprana edad, con estrategias formativas ajustadas a
la intención de cada nivel educativo y laboral, primero
en profundidad, con espacios y recursos para abordar
problemas de largo aliento a través de la investigación
básica y la investigación aplicada, con protección y
estímulo a la propiedad intelectual, con total apertura
y competencia internacional. Solo así, y aliados con
el tiempo, se logrará una depuración de los vicios y se
creará una masa crítica suficiente que blinde a nuestra
71
La administración universitaria tendrá que cederle el
protagonismo a la comunidad académica, de tal modo
que se vele por, reconozca, promueva y resalte el resultado intelectual de los profesores y estudiantes como
elemento esencial diferenciador de cada institución,
pues este, es su patrimonio más contundente. La realidad de hoy, es que aquellas instituciones educativas
que dicen hacer investigación en Colombia (por lo
menos en el papel), son equiparables a las denominadas “Universidades Comprensivas” de los años 70’s en
Estados Unidos, y su producción intelectual no deja
de ser incipiente para los estándares internacionales
de aquel entonces.
Si se quiere alcanzar la transición hacia una economía
basada en el conocimiento, será indispensable lograr
una mayor tasa de graduación de doctorados, así como
una mayor participación porcentual de graduandos en
disciplinas de la ingeniería y ciencias naturales (como
referencia, ésta participación es de 40% para los países
miembros de la OECD). Colombia va en el sentido
contrario, 30 de los 220 doctorados activos en 2013,
eran en ingeniería o áreas afines (13.6% del total),
y estos formaban menos de 0.4 doctores por millón
de habitantes, por año, (y si no se hace distinción de
área, serían 2.2 doctores por millón de habitantes)9.
El número de programas en áreas STEM (ciencias,
tecnologías, ingenierías, y matemáticas, por sus siglas
en inglés) al nivel de pregrado correspondía en el 2013
al 25% del universo total de programas de pregrado
ofrecidos en Colombia, y descendía para las mismas
áreas al 19.5% respecto de la población total de programas de posgrado (SNIES), se pierde una población
técnica supremamente importante y relevante para los
procesos de innovación posterior al pregrado. Traídas
al 2016, los valores anteriores siguen siendo similares
Cifras ajustadas a Julio de 2013 a partir del Science and Engineering
Indicators 2012, de la Fundación de Ciencia Nacional (NSF) de los Estados
Unidos, y Global Comparison of S&E Doctoral Degrees (http://www.nsf.
gov/statistics/seind12/c2/c2s4.htm#s5) al año 2008
9
Maestro
Año 6 - 2016
ni habilidades para formalizar su propia experiencia en
conocimiento transferible, en conocimiento formativo.
72
en su impacto. La educación en áreas STEM debe ser
una prioridad estratégica para las universidades del
país, pues es este recurso el que permitiría el acople
entre los diferentes actores y modelos de la educación,
la ciencia y tecnología, y la industria, ofreciendo
oportunidades significativas para el aumento en
productividad y la innovación nacional mediante I+D
original/nativa. En una sociedad asfixiada y afanada
por el inmediatismo de los problemas sociales, la labor
social se ha confundido con los extremos de la caridad
y el ánimo de lucro pues se “ofrece pan, sin enseñar
la receta” y “se calma el dolor, sin curar”, y de paso se
sataniza desde el discurso lego, las implicaciones, la
relevancia y la importancia del saber hacer desde lo
técnico, como aporte social implícito.
Por último, quiero hacer un breve llamado a la responsabilidad que tienen los jóvenes sobre el devenir
de Colombia. ¡Despabílense! está en juego su propio
futuro, el de sus hijos, y el del mundo. Asuman las
responsabilidades que vienen con su transición a la
adultez, no la posterguen por placeres efímeros que
solo retrasarán aquellos que perduran, y comprendan
que lograr su emancipación intelectual será uno de
sus mayores tesoros de vida, por lo tanto, una de sus
principales prioridades. Reconozcan y premien a
quienes son honestos en su aprender, y reorienten de
manera activa a quienes deshonren el proceso de enseñanza-aprendizaje. Procuren reconocer su vocación
a temprana edad, a través de la exploración rigurosa
de oportunidades, a través del buen ejemplo de sus
padres, mentores, maestros y colegas, y a través de
su capacidad autónoma para aprender e investigar
con total independencia intelectual. Será su nivel de
conocimiento, primero en profundidad, ordenado y
sin atajos, y su capacidad y motivación para aplicarlo
lo que le distinguirá de otros (independiente de lugar,
cultura, idioma o condición social), lo que le otorgará
competencia y reconocimiento personal y profesional,
así como estabilidad socio-económica, no el dinero per
se. Su capacidad para reconocer problemas y abordar
soluciones de manera efectiva y rigurosa, aumentarán
su empleabilidad y más importante aún, su potencial
emprendedor. Tendrán que conjugar el rigor, las
herramientas, los métodos, y las habilidades propias
del conocimiento disciplinar e interdisciplinar, con
el autoaprendizaje y la indagación, para sustentar y
defender soluciones que puedan estar libres de ataques
de opinión, comunes en quienes intentarán imponer
su rango de cargo, su incompetencia, por encima del
rango propio del saber.
Referencias
[1]. Page, S.E., The Difference: How the Power of Diversity
Creates Better Groups, Firms, Schools, and Societies. 2007:
Princeton University Press.
“Scientia potentia est”, el saber es poder, así que aprovéchelo y disfrútelo con humildad intelectual.
[2]. Haq, M. and A. Sen, The Human Development Concept,
u.n.d. Programme, Editor. 2012, United Nations.
[3]. oecd. Que es la oecd? 2016; Available from: http://usoecd.
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United Nations Development Programme.
[5]. oecd, Roadmap for the Accession of Colombia to the oecd
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country case study on labour market segmentation. Employment
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Economic Assesment. 2015, oecd Publishing.
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[10]. oecd, Panorama de la Educacion 2014 - caso Colombia.
2014, oecd.
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Jensen, U21 Ranking of National Higher Educaciton Systems, in
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2015, University of Melbourne: Melbourne, Australia.
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2016; Available from: https://www.timeshighereducation.com.
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Maestro
Número 12
[14]. Battelle, 2014 Global r&d Funding Forecast. 2013,
Battelle.org.
73
Maestro
Año 6 - 2016
74
Aquárium: todos los
recursos académicos
en un solo lugar
Revista de los profesores de la
Pontificia Universidad Javeriana Cali
Número 12 · año 6 · Septiembre de 2016
Cali · Colombia
ISSN 2248-5368
Rubén Darío Torres González
Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación
Con el transcurrir del tiempo y los diferentes hechos
históricos,
la información ha sido objeto de transConsejo Editorial
formaciones
Sandra Balanta en
Cobosu representación (imágenes, libros
Diego Bermúdez
electrónicos,
revistas electrónicas, etc.) y esto ha
Gloria Inés Flórez
generado el nacimiento de diversas de fuentes para
Santiago Lleras
acceder
ella. Entre estas fuentes están el internet y
Mauricioa Quimbaya
la biblioteca.
Pero son tantas y tan diversas que uno
Hernando Prado
Marisol
Ramírez
podría preguntarse si existe una herramienta o un
VJ Romero
mecanismo
que permita acceder a una información de
calidad
sin
necesidad
de acudir a diferentes fuentes,
Coordinación Editorial
enSandra
especial
si Cobo
se trata deÁlvaro
un documento
en particular.
Balanta
Restrepo
Mauricio Quimbaya
Jamesde
Cuenca
Por esta razón, después
dos años de validación
Diana Perdomo
y trabajo
entre
la
Biblioteca,
que
hace parte del CenCorrección de estilo
Lina María Rengifo Valencia
tro de Recursos
Enseñanza
VJ Romeropara laDiana
Concha y el Aprendizaje
(CRAI), el Centro de Servicios
Informáticos
(CSI)
Ana María Giraldo
Giraldo
editorial
Carlos Alberto Pontón
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y la Diseño
Empresa
Nova Informática,
y conociendo
las
Luis Hernando Montoya | Estudiante carrera de Diseño de Comunicación Visual
Cardona
exigencias y tendenciasGuillermo
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Rubén Darío Torres González
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de datos, el Catálogo en Línea, el reMauricio
Quimbaya
positorio Vitela, más de 500 bibliotecas del mundo y
Fotografía e ilustraciones
Maribel Castillo
algunos
recursos, como Scielo,
podrán ser recuperados
Diego Giovanni Bermúdez Aguirre
Hernando Llano Ángel
desde un VJ
solo
punto
de
acceso.
La Biblioteca General
Romero
Francesco Zappalá
cuenta con un descubridor a escala que permite expandir la colección bibliográfica física y electrónica
para ponerla a disposición del usuario de una manera
práctica. La comunidad javeriana bautizó Aquarium
a este descubridor.
Este descubridor de Online Computer Library
Center (una de las cooperativas de bibliotecas más
grandes a nivel mundial) es el primero de una biblioteca en Colombia. Javeriana Cali cuenta con él para
atender la necesidad de integración de recursos bibliográficos y para continuar fortaleciendo los procesos
de enseñanza y aprendizaje que generan la dinámica
académica de la Universidad.
El acuario hace alusión a un recipiente de vidrio
que alberga y recrea un ecosistema en donde interactúan diferentes organismos. El descubridor aloja
diferentes recursos de información que se conectan y
fluyen entre sí para recuperar y mostrar su contenido
en una sola interfaz.
Al momento de hacer la búsqueda, Aquarium
despliega los resultados recuperados entre más de
58.000 títulos de libros físicos, 235.392 libros electrónicos, 1.629 títulos de revista, 137.205 títulos de
revista electrónica y los artículos correspondientes,
5.789 trabajos de grado, entre otros recursos, y
permite, además, que elLuis
usuario
escoja qué tipo de
Felipe Gómez Restrepo, S.J.
recursos quiere ver, sin necesidad de hacer búsquedas
individuales para acceder a información en recursos
específicos, que requeriría mayor dedicación.
A través de Aquarium se simplifica el proceso y
resulta más práctica la navegación gracias a su interfaz
de búsqueda intuitiva. Este proceso facilita el acceso a
la información y permite hacer las indagaciones desde
Calle 18 # 118 - 250
equipos de escritorio y a través de dispositivos móviles (tabletas, celulares y computadores portátiles), lo
que agiliza el uso de la herramienta y el acceso desde
cualquier lugar del mundo.
la
á
st
ze
pa
en
ti
Nota Editorial 1
Editorial 2
Manuel Ramiro Muñoz
Cuatro razones a favor del sí 4
Carlos Ramírez
La Universidad y el reto de la paz territorial 7
Tania Esperanza Rodríguez Triana
Vale más cualquier quimera que un trozo de tela triste: mi voto por el sí 12
Sandra Balanta Cobo
Manifiesto por el sí 14
Mauricio Quimbaya
Emociones políticas frente a un escenario de postconflicto 19
Maribel Castillo
Proclama ciudadana por la vida, la paz la política y 22
la reconciliación nacional
Hernando Llano Ángel
Cinco razones para decirle sí a la paz 24
VJ Romero
Sí o no, pero críticamente 28
Francesco Zappalá
¿Se está tomando en serio la cultura en el país en 31
la transición hacia la paz?
Álvaro Restrepo
La educación desde los territorios, una apuesta para la paz 36
James Cuenca
El eco de un ángel 39
Diana Perdomo
Modulares o el reposo de lo grotesco 41
Lina María Rengifo Valencia
Modulares 45
Diana Concha
La teología feminista en la historia 47
Ana María Giraldo Giraldo
La historia del duendecito 50
Carlos Alberto Pontón Delgado
Mujer, balón y fúbol 53
Guillermo Rivera Cardona
Mis gafas y yo 55
Adriana Gómez Gómez
Medicina Narrativa en la Javeriana Cali, una apuesta 58
por la formación integral
Gloria Inés Flórez
La innovación, sinónimo de inconformismo intelectual y 61
preparación en profundidad
Andrés Jaramillo Botero
Aquárium: todos los recursos académicos en un solo lugar 74
bermúdez.aguirre.diseño
Rubén Darío Torres González