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ISSN 1989-9750 Hiems 13 X Invierno 13 LA REVISTA DIVULGATIVA DE LA ASOCIACIÓN HISPANIA ROMANA Trajano emperador Las bases del esplendor del siglo II Descarga gratuitamente los números anteriores de Stilus en www.hispaniaromana.es 50 hiems·mmdcclxvi·auc VIDACOTIDIANA CULTURA ESCRITA Estiletes, trazos sobre la cera Foto: Justine Biddle Por Javier Alonso y Rafael Sabio. Durante muchos siglos, la Humanidad utilizó estiletes y tablillas enceradas para tomar notas apresuradas. Este sistema de escritura permitía dejar constancia de lecciones, discursos o tratos comerciales. La ubicuidad de estos instrumentos es buena muestra de la difusión de la cultura a lo largo de todo el Imperio. La sociedad romana no era ni mucho menos analfabeta, era una sociedad agraria pero con un relativo alto grado de alfabetización. Como muestra de ello, se pueden encontrar por todos los territorios de la antigua Roma inscripciones sobre piedra tallada con cincel, así como en África aparecen sin cesar papiros escritos con tinta y cálamo. En distintas partes del Imperio, como Britania o Dacia, se encuentran tablillas u hojas de madera sobre las cuales se escribía con tinta, las tilia. También suelen encontrarse por doquier textos sobre cerámica o sobre tablillas de cera. Sobre la supericie de estos dos últimos tipos de soporte se escribía con styli o estiletes rayando el texto que se quería escribir. Los styli eran los instrumentos que se usaban junto con las tabulae ceratae, unas tablillas de madera con un rebaje en su interior cubierto de cera sobre la que se podía rayar para formar letras. Aunque no han sobrevivido hasta nosotros muchos ejemplares, son conocidas sobre todo las de Pompeya, Vindonisa y las de las guarniciones del muro de Adriano, al norte de Britania, entre otras tablillas. En España solo conocemos un ejemplar que se encuentra actualmente en el Museo Arqueológico Provincial de Toledo. Cuando las tablillas eran de pequeño tamaño se las llamaba pugilares, pues cabían en una mano, como la que actualmente se expone en el Museo Arqueológico Provincial de Sevilla. Las tablillas tenían una serie de ventajas, pues eran ligeras y fáciles de llevar, además de ser un tipo de soporte duradero. Se podían usar varias veces, o por medio del borrado del texto, o cambiando la capa de cera que impregnaba la madera. Asimismo, podían perforarse por un lado y unirse formándose entonces dípticos, trípticos o polípticos, hasta llegar a un máximo de diez tablillas enlazadas. Estos serán los primeros códices. Según su tamaño y su calidad se podían identiicar distintos formatos. De hecho, en un papiro hallado en Kelis (Egipto) se ordena a Theognoto que enviara a su «hermano Isión una tablilla de diez hojas, bien proporcionada de calidad, para la ciudad», lo cual puede dar una idea de los diferentes tipos de tablillas que se podían elaborar en los talleres. Estas tablillas eran tan peculiares en su fabricación que existía una profesión especíica. Así Apolodoro de Caristo llegó a escribir una obra titulada “El fabricante de tablillas de cera”. Otra protagonista de la escritura en cera que debemos mencionar es 51 invierno·2013 Grabado que reproduce un fresco hallado en Pompeya, en el que aparecen diferentes utensilios relacionados con la escritura la espátula. Tanto la escritura como las correcciones ocasionaban una pérdida de cera, por lo que era necesario verter nuevas capas en las tabulae y esparcirlas por la supericie uniformemente. Las espátulas eran requeridas por ello, tanto para extraer la cera sobrante, como para alisar la nueva capa. Suelen presentar forma triangular y lisa, hallándose por lo general elaboradas de hierro, aunque como variedad tipológica se distingue una segunda categoría que está formada por espátulas dobles contrapuestas. Las espátulas de cera suelen terminar en una cabeza en forma de pomo. Se podría pensar a primera vista que se trata de instrumentos de albañilería, pero, debido a su pequeño tamaño, a su inísimo ilo y a que no presentan marcas de haber sido golpeadas, se debe descartar esta posibilidad. Su naturaleza punzante podía convertir el estilete en un arma. Claudio prohibió que se le acercasen portando este instrumento Merten indica los usos del pomo, pues serviría para rellenar de cera las esquinas de las tabulae, esparcirla uniformemente y borrar parte del texto escrito. El empleo de tales piezas como material de escritura está atestiguado por su presencia en contextos funerarios junto a otros instrumentos de escritura, así como por su representación en diversas pinturas, mosaicos y estelas junto a otros instrumenta scriptoria. La cera que se empleaba, de color roja o negra, parece que fue consistente, pues como nos indica Diógenes Laercio, se escribía sobre ella con diicultad, lo cual expli- A la izquierda, extremo del estilete que se usaba para hacer correcciones de lo escrito. A su lado, una pequeña espátula con la que se extendía la cera de forma uniforme por las tablillas, para posibilitar su reutilización. caría el uso de estiletes de metal, más duraderos. Cuando se desgastaba, se debía rellenar otra vez la tablilla con una capa de cera, lo cual ocurría, según Herodas, una vez al mes. Los styli o estiletes son de origen incierto, aunque bien pudieran proceder de Grecia o de Oriente. Su uso principal fue escribir, aunque también han aparecido relacionados con el trabajo de herrería, cerámica, cuero… Incluso pudieron llegar a ser usados como arma, ya que el emperador Claudio dio la orden de prohibir que se le acercaran quienes portaran estuches de estiletes. Fueron confeccionados en diversos materiales (bronce, hierro, hueso, maril, e incluso oro y plata). Los de hierro y bronce son los más abundantes y mejor estudiados. Tienden a contar con tres partes diferenciadas: la punta con la cual se podía escribir sobre cera; el mango/vástago que a veces presentaba un espesamiento más o menos pronunciado para facilitar su aprensión; y la cabeza, que suele terminar en una espátula con la que se podían realizar pequeñas correcciones, como borrar letras o palabras en la cera sobre sobre la que se escribía. De hecho, la expresión stylum vertere (dar la vuelta al estilete) equivalía a corregir la escritura. En cuanto a la forma que podían adoptar, los estiletes de hierro suelen ser más bastos y simples, y aunque se hayan localizado algunas piezas de hierro decoradas, son las menos. Los ejemplares mejor decorados son los de bronce, que pueden presentar diferentes motivos como líneas horizontales, oblicuas o en espiral, 52 hiems·mmdcclxvi·auc triángulos contrapuestos formando diamantes, perlas. También pueden representar ranuras y acanaladuras efectuadas a lima y buril, que embellecen la forma del vástago, destinadas a recibir hilos metálicos dorados (de latón) que imitarían el color del oro y provocarían contraste con el tono oscuro del hierro o bronce. En algunos casos aislados, incluso se aprecia más extraordinariamente la presencia de motivos animales. Ciertos ejemplares (sobre todo en hueso) llevaban inscritos el nombre del dueño, mientras que por contraste, otras piezas podían presentar inscripciones de tipo jocoso o erótico como «Escribo sin la mano», «Mi dulce amiga es una Venus lasciva», «A amar se aprende con la práctica», etc. Las personas encargadas de escribir sobre tablillas de cera recibían el El escriba apoya la pierna en una capsa de documentos y usa su rodilla como pupitre improvisado. Bajorrelieve hallado en Virunum, en la actual Austria. nombre de scribae ceratii, en contraposición a los que escribían con tinta y papiro, que se denominaban scribae librarii. Podían realizar funciones de secretarios personales, copistas de libros, contables o podían trabajar para una ciudad bajo contrato, si no eran esclavos. El trabajo era de cierta dureza como muestran algunos colofones escritos por ellos: «Con qué satisfacción descansan mis tres dedos» o «Fui escrito por el estilete, la mano y la rodilla», lo que indica que no usa- Los estiletes de Mérida distinta a la del resto de la pieza, quizá hierro, para así propiciar su duración. Pero el ejemplar más singular es, sin lugar a dudas, el que muestra en el extremo correspondiente a la espátula, un motivo animal claramente identiicable con un delfín. Piezas con la representación de motivos zoomorfos como esta evolucionan durante la Edad Media, hasta adoptar forma de dragón. Ilustración: Rafael Sabio Desde el Museo Nacional de Arte Romano se están llevando a cabo estudios para poder determinar mejor el alcance efectivo de la alfabetización en Augusta Emerita. Gracias a la colaboración del Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida se han estudiado no menos de cincuenta styli. Todos los ejemplares son de hierro y bronce; estos últimos de mejor factura. Dos de ellos muestran una profusa decoración a lo largo del vástago, si bien uno está fracturado y apenas conserva la cabeza y parte del cuerpo. Dicha decoración está compuesta por una serie de motivos geométricos que se suceden alternando bandas de triángulos facetados con series de líneas incisas dispuestas, bien en diagonal, bien transversalmente al sentido del vástago. Otro destacado ejemplar se debió componer de dos partes de las cuales se conserva una. La punta, aunque perdida, debió de ir inserta en el oriicio del extremo engrosado, pudo haber estado realizada en una materia La arqueología nos da otras pruebas sobre el grado de alfabetización alcanzado en la capital de la Lusitania, como por ejemplo el gran número de tinteros hallados en Mérida, que encuentran aquí la mayor concentración de toda Hispania. El relejo de todo esto se puede ver en las excavaciones de Mérida, donde se han hallado una serie de tumbas que entre otros objetos contenían estiletes, a veces en parejas. Una de estas sepulturas pertenece a un niño, lo cual corroboraría su uso durante la etapa de aprendizaje. De otras tumbas inferimos que en Augusta Emerita existió una clase acomodada, no perteneciente a las élites políticas o económicas, sino a profesionales de cierto valor. Estas personas eran enterradas con signos distintivos que le eran propios, como los estiletes, dejando así constancia de una formación cultural de la cual se hallaban orgullosos, algo también constatado en tumbas del resto del Imperio. 53 invierno·2013 Relieve funerario que resalta la altura intelectual del fallecido. Un servidor toma apuntes en una tablilla mientras el amo va dictando. ban mesa, sino que escribirían en una silla colocando un tablero sobre las rodillas; o de pie, como muestra un relieve en Maria Saal, Austria, donde el librarius tiene apoyado el pie sobre una capsa, un contenedor de forma cilíndrica donde se guardaban los rollos. Cabe destacar que para escribir con estiletes, la mano no podía entrar en contacto con las tablillas de cera, pues se corría el riesgo de que la temperatura del cuerpo calentara la cera y, al pasar la mano se borraran trazos débiles; o que la cera que sobraba al trazar sobre ella se presionara sobre la supericie e hiciera ilegible el texto. Los estiletes se han hallado a lo largo y ancho de toda Europa, tanto en ciudades como en el campo, por lo podemos decir que la escritura es tanto un hecho urbano como rural. Estos instrumentos fueron usados por un amplio espectro social. Es de interés reseñar su aparición en un alto número de asentamientos humildes, de lo cual se puede deducir que el acceso a los materiales de escritura, y lógicamente a la formación que llevaba su uso, no se limitaba a las élites sociales. Paralelamente, * El artículo respeta la grafía utilizada por los autores del trabajo para designar al instrumento romano de escritura. No obstante, para despejar posibles dudas entre el stylus que protagoniza el texto y el stilus que da nombre a la revista, aclararamos que ambas formas coexisten en documentos clásicos. En una lengua como el latín, que no se normalizó hasta fechas recientes, la grafía con “y” parece obedecer a una mayor exposición a las influencias helenísticas. Este cultismo podría reflejar incluso una diferenciación fonética en diferentes partes del Imperio. los styli suelen aparecer vinculados sobre todo a contextos funerarios y vertederos, y se hallan con frecuencia también en las vías cercanas a las ciudades y en las inmediaciones de los pórticos. Es curioso observar que cuando en las ciudades se asocian a un uso doméstico, han tendido a aparecer no en las domus más lujosas sino en las más humildes: se piensa que el motivo de ello es que en tales viviendas los estiletes, al caer, se perderían en el barro, mientras que sobre pavimento de mosaico de una domus señorial se encontrarían más fácilmente. Los usos que tenían los estiletes y las tablillas eran múltiples, pues eran el instrumental de los niños en las escuelas ya desde la época helenística; servían para escribir notas, para componer textos, etc. Incluso se da el caso, en Pompeya, de haberse utilizado en un archivo personal para consignar notas sobre préstamos y subastas. Igualmente, en los archivos de la administración se escribían cierto tipo de textos sobre tabulae ceratae. También se usaron para albergar obras literarias, como nos cuenta Apuleyo: «Yo, situado a corta distancia, lamentaba de veras no tener a mano tablillas y estilete para anotar tan delicioso cuento». De la pervivencia de los estiletes y la escritura sobre cera una vez caído el Imperio romano, tenemos constancia de su empleo por parte de San Isidoro de Sevilla, quien asegura que «la cera es el material para la escritura; es la nodriza de los niños, pues ella despierta el ingenio de los niños y sus primeros sentidos». Es más, algunas miniaturas sobre códices medievales muestran a clérigos escribiendo sobre tablillas de cera con estiletes. ◙ PARA SABER MÁS: • BIRT, T. (1907): Die Buchrolle in der antike Kunst. Leipzig. • BOZIC, D. y FEUGÉRE, M., (2004): Les instruments de l´écriture. Gallia. • SABIO GONZÁLEZ, R.; ALONSO, J. (2011): “Instrumentos de escritura en las colecciones del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida: estiletes y espátulas”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas, 11, 2006. [En prensa]. • SCHALTENBRAND-OBRECHT, V. (1998): “Wie wurden eiserne Stili in römischer Zeit hergestellt und verziert?”. En R. Ebersbach y A. R. Furger (eds.), Mille Fiori. Festschrift für Ludwig Berger zu seinem 65. Geburtstag. Augst.