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Rompiendo barreras: investigar en colectivo desde la red Martorell, Sandra y Canet, Fernando. (Universidad Politécnica de Valencia) sanferm2@epsg.upv.es fercacen@upv.es 1. Introducción Una nueva forma de comunicación llegó a la sociedad con la (r)evolución de internet, y especialmente con el paso a la conocida como web 2.0, la cual supuso un cambio significativo propiciado por su concepción como plataforma que abarca todos los aparatos de conexión. Con ella llegaron también las aplicaciones en línea, las redes sociales, las herramientas cooperativas y los contenidos creados por los usuarios (Codina, 2009), estableciendo como apuntaba O'Reilly (2005) un efecto de red a través de una arquitectura de participación donde las mejoras vienen dadas por cuantas más personas hagan uso consumiendo y reutilizando datos de múltiples fuentes, incluyendo usuarios individuales, mientras proporcionan sus propios datos y servicios de una manera que permite que otros la vuelvan a combinar (Hernández Requena, 2008). Así se crea un entramado global de flujos creativos e informativos de la mano de millones de los llamados por Toffler en «La Tercera Ola» (1980) prosumidores (acrónimo procedente de «productores» y «consumidores») que extendieron sus tentáculos no sólo al acontecer de lo superfluo, sino también a campos con trayectoria firme y circunspecta como es la investigación. Hace a penas unos años el conocimiento que producían científicos y estudiosos quedaba en manos de un círculo muy limitado de instituciones y editoriales; el alcance del mismo, si lo comparamos con el que se puede dar en la actualidad, era reducido y adolecía de una difusión a la altura de los resultados. Hoy por hoy y con cada vez mayor proyección, las investigaciones se afanan en cobrar visibilidad, algo que pasa inevitablemente por estar presentes en la red. El hecho de compartir un trabajo o unos resultados permite además que otros investigadores o académicos tomen el relevo, haciéndolo progresar exponencialmente, o permitiendo la apertura a nuevas vías de estudio que a falta de tal investigación previa no podían llevarse a cabo. Con lo cual vemos crecer a diario la producción de artículos y materiales que servirán a su vez para la creación de nuevas investigaciones, promoviendo una evolución sin fin. La consigna es clara: compartir es progresar; como apuntaba Lévy (2004), tenemos que dejar de lado el concepto cartesiano del «cogito» para dar paso al «cogitamus». Este «cogitamus» o «pensamos» se ve impulsado por una proliferación de herramientas y aplicaciones tecnológicas que lo hacen posible pero también por un cambio de mentalidad, que aboga por la filosofía del intercambio y del acceso abierto. Todo ello unido es lo que está generando un cambio de paradigma epistemológico en el campo de la investigación académica, razón de ser de la presente propuesta, y que se articula en base a plataformas de 1530 conocimiento creadas para la causa. El objeto de estudio pues, son dichas plataformas de conocimiento creadas en internet y que unen a investigadores con el fin de crear, compartir y difundir su sapiencia, que analizamos con el objetivo de cumplir los siguientes objetivos: - Llevar a cabo, a partir de la experiencia, una definición de las redes académicas de conocimiento nacidas en internet. - Estudiar sobre qué principios fundamentales se sustentan. - Poner de manifiesto su potencial. - Advertir de sus deficiencias o puntos débiles y la importancia de subsanarlos en aras de garantizar su futuro de forma exitosa. 2. Estado de la cuestión En primer lugar conviene aclarar en qué consisten las redes académicas de conocimiento en internet. Hay muchas formas de apelar a esta plataformas que, más allá de unir a investigadores de todas partes del mundo, son focos de incesantes creación, desarrollo compartido de saber, y por ende, como ya apuntábamos, de progreso. Lo que nosotros hemos denominado redes de conocimiento1, otros autores lo llaman redes de investigación. Su prioridad imprescindible es la necesidad de comunicar y divulgar la comunicación científica, tratando que llegue a una gran cantidad de lectores, y para ello se hace uso de la red, con la finalidad de que a través de un mensaje y un enlace o un archivo adjunto, llegue la información a todos sus integrantes (Juana Arriaga Méndez, Marcos G. Minor Jiménez y Mónica Luz Pérez Cervantes, 2012). García-Aretio (2007) atribuye a estas redes los objetivos de compartir, cogenerar y construir conocimientos a partir de sus relaciones y sus intercambios comunicativos, mientras que para Salinas, Pérez y De Benito (2008), los principios básicos serían el intercambio de información y un adecuado flujo de la información que, según los mismos, dependen de la accesibilidad, la cultura de la participación, colaboración, diversidad y compartimento que condicionen la calidad de la vida de la comunidad, las destrezas comunicativas disponibles entre los miembros y el contenido relevante. Para Sañudo (2012), entre sus actividades están fundamentalmente la producción de conocimiento, gestionar recursos u obtener resultados orientados a la innovación entre otros. Algunas redes de esta índole trazan su propia definición, como lo hace ResearchGate a través de una explicación gráfica: Gráfico 1: Esquema de los tres pilares que definen ResearchGate 1 Un concepto nacido hace décadas pero que hoy vuelve a tomar fuerza con la llegada de la web 2.0 y las redes sociales. 1531 Fuente: www.researchgate.net Son diferentes formas de referirse a unas mismas funciones u objetivos: colaborar, comunicar y compartir esencialmente. A estas tres funciones son las que en adelante denominaremos "las tres C", claves fundamentales sobre las que se sustentan este tipo de redes a las que, a partir de nuestro estudio hemos querido dar nuestra propia definición: "La redes sociales de conocimiento de carácter académico son el punto de encuentro entre investigadores de todo el mundo que unen sus esfuerzos en un intento de hacer progresar sus estudios a partir tres principios básicos: la comunicación, la colaboración y el compartir de sus conocimientos en un entorno virtual y democrático óptimo para la divulgación siempre que se atienda a un compromiso de participación y lealtad al rigor académico" Dentro de este planteamiento de investigación participativa, hay un compromiso que cada vez está tomando más fuerza, se trata del acceso abierto. Hay una tendencia al intercambio de conocimiento de forma libre, a la colaboración abierta por una causa común que es la de un progreso inminente y dinámico, más allá de fronteras físicas o institucionales. Esto aparece en parte propiciado por una coyuntura que ha hecho disminuir las inversiones en investigación y desarrollo y que por ende pone en peligro el camino hacia la evolución del conocimiento. Un claro ejemplo es España, cuya inversión pública en investigación y desarrollo está decreciendo drásticamente desde 2009 (Romero, 2011). Ante ello, y sin dejar de reivindicar una mayor inversión, muchos investigadores no han dudado en seguir desarrollando su trabajo por todas las vías posibles, siendo una de ellas internet y su filosofía de acceso abierto. El acceso abierto es un movimiento que permite acceder libremente a recursos de carácter científico o académico que se encuentran en internet y que, salvo limitaciones tecnológicas y de conexión a la red del usuario no deberían estar restringidos por otro tipo de imposiciones (Suber, 2006). Así pues queda permitida su descarga, lectura, distribución u otros usos dentro de la licencia en la que se incluya, que suele ser habitualmente Creative Commons, que es uno de los sistemas más habituales en materia de publicación en abierto, y que abarca diversas tipologías en función de los permisos que se den, ya sean éstos de reconocimiento de autoría, de uso no comercial, o de modificación de la obra entre otros. El mundo abierto es una filosofía cuyos principios básicos, según Tapscott (2012), son la colaboración, la transparencia, el compartir y el empoderamiento. Hoy por hoy se ha 1532 convertido en una alternativa viable avalada por declaraciones de carácter internacional encargadas de dar forma a este concepto, tales como la declaración de Budapest (Budapest Open access Initiative) formalizada en 2002, la declaración de Bethesda (Bethesda Statement on Open Access Publishing) de junio de 2003 o la declaración de Berlín (Berlin Declaration on Open Access to Knowledge in the Sciences and Humanities), de octubre de 2003. Estas declaraciones así como las que les siguieron sostienen la necesidad de fomentar el principio de acceso abierto, una opción según la cual, si somos capaces de aprovechar al máximo las tecnologías de la información, podremos ampliar la capacidad de distribución a la vez que reducir los costes con el fin de proporcionar un más amplio y fácil acceso a los resultados de la investigación, gracias a las ventajas que ofrece (Alonso, Subirats y Martínez Conde, 2008): Por un lado supone un coste bajo y los resultados tienen gran impacto en poco tiempo, propiciado en gran parte por la viralidad de internet (fomentada ésta en los últimos tiempos por la posibilidad de compartición en redes sociales y servicios de alertas), así como la reducción del tiempo del proceso de evaluación y publicación, si lo comparamos con el tiempo que requiere llevar a cabo una publicación en papel. Por otro lado permite comparar los resultados obtenidos con otros publicados anteriormente, o reutilizar datos para otras investigaciones sin necesidad de volver a hacer una inversión, algo que para grupos pequeños de investigación con pocos medios resulta vital. A esto se le suma el hecho de que todos los estudiosos de un materia sean iguales ante la información siempre que se cuente con acceso a internet sin censuras o limitaciones gubernamentales, de tal forma que la investigación deja de vivir anclada a una endogamia intelectual para quedar abierta al mundo en aras de un desarrollo propiciado por la llamada inteligencia colectiva, que no es sino una inteligencia repartida en todas partes, valorizada constantemente, coordinada en tiempo real, que conduce a una movilización efectiva de las competencias cuyo fundamento y objetivo es el reconocimiento y el enriquecimiento mutuo de las personas, y no el culto de comunidades fetichizadas o hipostasiadas (Lévy, 2004). En relación al asunto monetario, este compartir de conocimiento supone también un crecimiento económico, por diversos motivos: Por un lado, la labor de los expertos constituye la pieza central del motor que sustenta el crecimiento de la economía en nuestra sociedad, una dinámica de progreso que hoy pasa inevitablemente por investigar, desarrollar y trasladar la novedad, lo antes posible, al terreno productivo (Brey, Innerarity y Mayos, 2009). Por otro, cada vez que se hace una inversión de dinero público en una investigación, si ésta acaba en manos únicamente de empresas privadas supone en cierto modo una malversación. Esto último ocurre a menudo con las editoriales. El supuesto es el siguiente: una institución pública financia una investigación, pero esa investigación para ser publicada y difundida recurre a una editorial que exige cesión de derechos y exclusividad. Después para acceder a dicha información otros investigadores han de pagar, honorarios que se queda la editorial. Así, de una investigación pagada con los impuestos de todos sólo se benefician unos pocos, cuando si hubiera estado publicada en abierto otros podrían haber seguido con ella y acelerar el estudio sin tener la necesidad de empezar de nuevo por no tener acceso a la investigación previa. 1533 Algunos gobiernos e instituciones han empezado a reparar en esta disfunción, y han iniciado su propia campaña de difusión del conocimiento en abierto. Un ejemplo es el de Neelie Kroes, vicepresidenta de la Comisión Europea, la cual ha publicado una serie de videos que pueden encontrarse en Youtube, acerca de la importancia del intercambio y el acceso abierto en la investigación. En uno de ellos «Let's Make Science Open» (2012), apuntaba, en relación a la repercusión en el tema económico, lo siguiente: «Ciencia abierta no significa ignorar la realidad económica. Por supuesto que necesitamos modelos de negocio sostenibles, pero eso no significa que tengamos que seguir haciendo las cosas como hasta ahora. Por tanto, cada vez que formes parte de la cadena de valor, tanto como investigador, como inversor o como responsable político, mi mensaje es claro: vamos a invertir en herramientas colaborativas que nos permitan progresar». Y así lo han hecho colectivos de investigadores a través de las redes o plataformas de conocimiento tomando como referencia conceptos como la intercreatividad (Berners-Lee, 1996) que propicia los mecanismos necesarios para que toda la comunidad pueda aportar su conocimiento al producto desarrollado, de forma horizontal y organizada (Pardo Kuklinski, 2005) o la anteriormente citada inteligencia colectiva (Lévy, 2004) basada en la existencia de un saber colectivo (Cobo, 2007). 3. Material y métodos Partimos de un sistema metodológico basado, por un lado en los planteamientos propuestos por autores de referencia, y por otro en un estudio de carácter cualitativo para el cual se han establecido una serie de criterios de análisis a partir de la comparación de diferentes plataformas de la misma índole. Para llevar a cabo este estudio, en primer lugar hemos realizado una selección de las redes de conocimiento a analizar. La premisa fundamental ha sido que se tratara de redes que tuvieran como misión unir a la comunidad académica, así como que tuvieran un marcado carácter social2, es decir, que permitieran el diálogo a partir de la interconexión de usuarios. Además de ello, hemos tenido que discenir entre dos tipo de redes de este tipo: por un lado las de corte generalista y por otro las específicas de una materia concreta. En cuanto a las de carácter generalista la selección se ha hecho teniendo en cuenta la cantidad de usuarios que tienen registrados, la cantidad de documentos que albergan, y considerando la Ley de Metcalfe, según la cual, el valor de una red de se incrementa proporcionalmente al cuadrado del número de usuarios del sistema (n2), lo cual Foglia (2009) muestra a través del siguiente gráfico: Gráfico 2: Ley de Metcalfe 2 Aprovechando los recursos ofrecidos por la web 2.0. 1534 Fuente:Foglia (2009) Con todo, nos hemos quedado con tres redes fundamentales: ResearchGate (2,2 millones de usuarios y 35 millones de documentos), Academia.edu ( 2.201.270 usuarios y 1.661.926 documentos a día 6 de febrero de 2013) y Mendeley (2.153.818 usuarios y 351.357.178 documentos a día 8 de febrero de 2013). La supremacía de estas redes también viene respaldada por su repercusión mediática y el interés de inversores en ellas, así como por premios recibidos. Muestra de lo primero es el espacio que le dedica a Mendeley el blog del Wall Street Journal, Tech Europe, o The Guardian, que la situó en el puesto número 6 en el "Top 100 Tech Media Companies", o las menciones como "European Start-up of the Year 2009" (Plugg.eu) o "Best Social Innovation Which Benefits Society 2009" (TechCrunch Europas). En cuanto al interés que este tipo de redes suscitan más allá de la comunidad académica lo vemos con ResearchGate, que cuenta con potentes inversores como Founders Fund, con la colaboración de Benchmark Capital, Accel Partners o otros como Michael Birch, o David O. Sacks, que confían en el potencial de la red. En relación a las redes especializadas los criterios de selección han sido diferentes; nos hemos basado fundamentalmente en la afinidad y cercanía al campo de la comunicación y de los medios (dentro de las humanidades y las ciencias sociales)3. Así pues nos hemos centrado en las siguientes: Social Science Research Network (en adelante SSRN), Hnet, ECREA, NECS, ScreenSite, Society for Cinema and Media Studies y Portal de la Comunicación. Con todo ello nos encontramos ante una selección diez (tres generalistas y siete especializadas) a estudiar a partir de un análisis cualitativo, para lo cual hemos establecido una serie de variables (un total de setenta) agrupadas en cinco categorías, que a su vez se desglosan en otros apartados más concretos, que nos permiten extraer las características de la red pero también de los usuarios que participan o de sus contenidos, y ver en qué consisten, qué ofrecen o cómo contribuyen a la comunicación y el intercambio, entre otros. Estas cinco categorías son las siguientes: 1. Parámetros generales: Este apartado nos ofrece una idea general de la red, tanto de su magnitud como de las características básicas que la definen tales como el tipo de usuarios al que va dirigido, el ámbito territorial que abarca o sus objetivos (entre otros once parámetros). 3 Esto nos ha llevado a descartar algunas a pesar de cumplir con los otros requisitos y ser de gran interés, ejemplo de las cualos son Biomed Experts, Epernicus, Scilife o Nature Work entre otras. 1535 2. Ficha de usuario: Es un apartado formado por veintidós ítemes consistentes en los campos a rellenar que se solicitan cuando se hace un nuevo registro. Esto nos permite ver el tipo de información que este tipo redes consideran de relevancia a la hora de establecer los perfiles de usuarios. 3. Servicios y recursos: Se trata de una relación de veintiocho acciones y recursos que determinan las posibilidades que tienen los usuarios en la red, desde la realización de búsquedas, hasta la opción de contribuir aportando archivos o la creación de grupos de trabajo. Muchos de ellos procedentes de las redes sociales convencionales, como pueda ser la existencia de un muro o chat; pero a parte hay otros de gran utilidad para académicos como repositorios donde albergar los documentos de los propios usuarios a la vez que consultar los de otros, bookmarking, la posibilidad de elaborar citas o los enlaces a bases de datos de carácter científico o académico. Este apartado además, determina la implicación de la red y de las herramientas y recursos de ésta en la consecución de las tres C (comunicar, colaborar y compartir), que son los pilares fundamentales de este tipo de redes. 4. Contenidos: Este apartado permite analizar el tipo de archivos que tiene la red así como la organización de los mismos o el acceso (si requieren ser un usuario registrado para poder verlos, si permite su descarga o si deja acceder a toda la información o sólo a una parte, entre otros). 5. Otros: Aquí incluimos otro tipo de datos que no tienen cabida en los apartados anteriores pero que son de relevancia. Una vez llevado a cabo el análisis cualitativo de las redes a partir de los parámetros que engloba cada categoría, hemos querido extraer una representación numérica de éstas a través de porcentajes. Lo que pretendemos es afirmar a partir de una cifra, en qué medida cada red se acerca al concepto que planteamos de redes de conocimiento, independientemente de si éstas son generalistas o especializadas. Esto no lo hemos podido extraer a partir de los parámetros iniciales, ya que entre los setenta que hemos establecido muchos de ellos no tienen especial relevancia o son de carácter descriptivo y por ende no servirían. Así pues, partiendo de nuestra concepción ideal de plataformas de conocimiento, hemos hecho una selección de los 25 aspectos más relevantes a la hora de definirlas, dándole a cada uno de ellos un valor de cuatro puntos4, o lo que sería lo mismo, del 4% del total: 4 25 parámetros, con un valor del 4% cada uno de ellos, suma el 100% del total. 1536 Tabla 1: Aspectos relevantes para definir una plataforma de conocimiento Participación Comunicación Comunicación en redes con los entre usuarios sociales usuarios Carácter mundial Seguir / ser seguido Gratituidad Buscador Suscripción a Subir archivos temas de interés Bajar archivos Invitar contactos Citación Creación de Compartir grupos de trabajo enlaces Muro Chat Foro Recomendación de usuarios Calendario de Ofertas eventos empleo de Estadísticas Envío de Repositorio actualizaciones Noticias Bookmarkin g Fuente: Elaboración propia 4. Análisis y resultados A partir de los 25 parámetros establecidos y tras haber realizado el análisis cuantitativo obtenemos los siguientes resultados acerca de en qué medida las redes estudiadas se acercan al ideal de redes de conocimiento de carácter participativo que se desarrollan en internet desde los colectivos de investigadores y académicos: 1537 Tabla 2: Porcentaje de aproximación al ideal de redes de conocimiento en internet Generalistas ResearchGate 84% Academia.edu 75% Mendeley 75% Especializadas Society for Cinema 80% and Media Studies Social Science 61% Research Network H-net Portal de Comunicación 52% la 49% ECREA 39% NECS 33% Screen Site 30% Fuente: Elaboración propia Las cifras demuestran que las generalistas se acercan más a la idea que tenemos de red social académica que las especializadas (excepto en el caso de la red Society for Cinema and Media Studies), destacando entre todas ResearchGate, que es a la vez la más popular. Esto puede deberse a que, al tener mayor número de usuarios y participación de los mismos, se pueda ir viendo con mayor fluidez cuáles son las necesidades reales que éstos tienen e ir adaptando la red. También se puede observar cómo poco tiene que ver si son redes de pago o gratuitas, ya que hay gratuitas con una puntuación relativamente baja, como Screen Site (con un 39%) y otras de pago como Society for Cinema and Media Studies, con una puntuación alta (80%). Algo que también es determinante es la internacionalidad; para ello nos basamos especialmente en los idiomas en los que está establecida, que por norma general es el inglés. La única que se sale de lo habitual es Portal de la Comunicación, apostando por el catalán, el castellano y el portugués, con lo cual, a pesar de no funcionar como las otras en lengua sajona, también amplía miras apostando por un alcance más allá de las fronteras estatales. Esta plataforma como vemos se encuentra prácticamente en el ecuador del ideal y es que más que una red como tal, se plantea como un portal, aunque nosotros hemos decidido tomarla en consideración por su idiosincrasia, su labor, y su marcado carácter social que la acercan a la idea de plataforma de conocimiento. Además, estamos ante una plataforma dedicada a la 1538 comunicación en la que destaca su seriedad en las publicaciones y la calidad de sus contenidos, algo fundamental dentro del universo académico. Portal de la Comunicación fue creada en 2001 y se ocupa, tal y como se apunta desde la propia plataforma, de ofrecer información y documentación especializada en los diferentes ámbitos de la comunicación, orientada a los investigadores, estudiantes y profesionales de este campo, servir de punto de encuentro e intercambio de ideas entre estudiosos que comparten unas mismas o similares inquietudes intelectuales, ofertar contenidos de producción propia, seleccionar y sistematizar la información disponible en la red sobre comunicación, ofreciendo enlaces a las webs y a los contenidos que se consideran de mayor interés o fomentar la investigación en ciencias de la comunicación. Es una plataforma bastante amplia que no solamente cuenta con estudiantes o recién licenciados con poca experiencia, sino también con profesionales con larga trayectoria. Está muy ligada a las redes sociales, no solamente por su presencia en ellas, sino porque es a través de ellas como se crea la comunidad. Es decir, a diferencia de otras plataformas que tienen su propia red interna para la cual se requiere inscripción, en Portal de la Comunicación la afiliación se hace a través de facebook o twitter, así como la búsqueda de usuarios, su información de contacto, o la publicación de novedades, lo cual demuestra su apuesta por la integración y uso de las redes sociales en un todo. En lo que a su web respecta, alberga un gran número de recursos académicos desde un directorio, además de contenidos creados por ellos mismos como las «Lecciones» (publicaciones propias encargadas a profesores de diferentes países sobre temas vinculados a los programas docentes de los estudios en comunicación, con más de sesenta documentos) o «Dossiers» (textos breves o compilaciones de enlaces o material multimedia vinculado a temas de actualidad, que suma alrededor de noventa documentos), aunque conviene anotar que se echa en falta un repositorio creado por los propios usuarios sin la necesidad de redirigirnos a otras páginas a través del directorio que citábamos, algo que no resta utilidad a los recursos que ofrece. También incluye el apartado de agenda, en el que se puede buscar el día, semana o mes concreto para ver con qué actividades cuenta tales como congresos, talleres, premios o jornadas diversas, bien se realicen es España u otros países; esto en lo que refiere a eventos. Dentro de la agenda también está la sección de fechas límite para enviar propuestas a revistas o congresos, lo cual resulta de gran utilidad especialmente para los académicos interesados en publicar y en participar en este tipo de convocatorias. Otros aspecto importante a destacar en relación Portal de la Comunicación es la distribución por categorías de los distintos recursos (lo cual facilita notablemente la búsqueda), así como su gran vinculación con las redes sociales y su participación activa en ellas. Desde la propia web existe el apartado «Comunidad» donde se puede hacer el seguimiento de las publicaciones que tiene tanto en facebook como en twitter, las cuales no se limitan a comentarios livianos sino a la aportación de materiales de interés también por estas vías, los cuales también pueden llevarse a cabo por los propios usuarios. 1539 También es notorio el hecho de, como apuntábamos antes, presentarse en catalán, español y portugués, y no en inglés, que es el idioma más habitual en este tipo de plataformas, lo cual es una nueva vía que se abre para los investigadores iberoamericanos. Más allá de estas observaciones podemos afirmar que es una red de referencia, por la calidad de sus contenidos, así como por la claridad de los diferentes recursos que utiliza y el acceso a los mismos, y atendiendo a cifras numéricas, por la cantidad de usuarios que participan, aportan, se instruyen y comparten, que son, en facebook más de 4.300 y en twitter más de 2.300, algo que pone de manifiesto el interés que suscita y su labor en el campo de la comunicación. Ahora bien, ¿de qué adolece esta red? Tras el estudio llevado a cabo podemos hablar de una serie de puntos débiles que suelen afectar a las redes participativas de esta índole en líneas generales. Por un lado hemos observado que uno de los problemas más comunes es que estas redes cuentan con muchos usuarios suscritos pero que no participan, o si lo hacen, a menudo se da cierto grado de abandono una vez han cubierto sus necesidades informativas sin hacer nuevas contribuciones. Podemos decir que sólo una parte de los usuarios registrados participa activamente y con cierta regularidad en la consecución de las tres C. En cambio, para el buen funcionar esto es fundamental, ya que, para la construcción real de conocimiento en los entornos virtuales, atendiendo a las palabras de Nó Sánchez (2008), es necesario que se cumplan las condiciones de compromiso activo, participación, interacción frecuente y conexión con el mundo real, algo que liga también con el testimonio de Arriaga Méndez et al. (2012), según los cuales el sentido y objetivos de una red se harán realidad con el trabajo de los participantes. Además de estas cuestiones, ¿qué ocurre si los artículos que se cargan no pasan por ningún proceso de revisión? En este caso no hablamos tanto de Portal de la Comunicación como de otras redes que cuentan con un repositorio integrado en la propia plataforma. Si bien es cierto que hay redes que sí contemplan este asunto como H-net o SSRN, en otras en cambio no se hace filtrado alguno, lo cual, más que favorecer al avance en colectivo, lo perjudica. Con lo cual nos encontramos, por un lado, con la necesidad de una revisión antes de que los documentos estén disponibles y por otro implementar este tipo de plataformas en la rutina de los investigadores, de tal forma que las vean como un lugar de debate e intercambio, donde además de recibir puedan aportar de forma regular. 5. Conclusiones Junto con el cambio social propiciado por la revolución de internet aparece también un cambio en la formas de conocimiento académico y científico. Así pues colectivos de investigadores han sabido prestar atención a las ventajas de las redes sociales y demás aplicaciones que ofrece la web 2.0 y extrapolarlas a sus rutinas de trabajo abriendo paso de esta forma a un camino que no ha hecho más que empezar y que ofrece multitud de posibilidades en materia de comunicación e intercambio de conocimientos. 1540 Así los investigadores de cualquier parte del mundo conectados a través de internet crean sus propias redes de conocimiento con el fin de hacer una puesta en común de sus trabajos y crear espacios de cooperación en el estudio. Para hacerlo posible y dotar su labor de utilidades y funcionalidad, estas plataformas cuentan con una serie de recursos y servicios que se han desarrollado aplicando las ventajas de la web 2.0 al campo de la investigación tales como el trabajo y la colaboración en línea, la creación de grupos de interés, la comunicación mediante chats u otro tipo de mensajería, o la posibilidad de intercambio de documentos sean éstos de texto o de carácter audiovisual. Así, tales plataformas o redes de conocimiento tienen la virtud de servir para el provecho de los participantes de forma individual, en cuanto que les permiten avanzar a nivel profesional pero también abogar por el bien de la comunidad, especialmente cuando hablamos de redes de acceso abierto. Y es que una de las condiciones que encontramos a menudo en los trabajos que quedan en abierto a la disposición de quien los necesite, es que la obra derivada se difunda de la misma forma de tal forma que se crea una espiral de uso y creación incesante de conocimiento. De este modo, en dichas redes los agentes que participan son a la vez aprendices y maestros, aportando su propia experiencia y sirviéndose de la de otros, de tal modo que las tradicionales estructuras jerárquicas dejan paso al trabajo colaborativo, el liderazgo compartido, la participación y la coordinación (Gairín, 2006). Ahora bien, todas estas sinergias parten de una concepción ideal de la cuestión. Pensamos en un intercambio fluido y constante por parte de todos los miembros de información contrastada, analizada en profundidad, de forma seria y minuciosa, algo que no siempre se da. Con todo, podemos concluir que este nuevo modelo de investigación se encuentra en una fase incipiente que aun requiere un proceso de maduración, especialmente en lo que respecta a la calidad de los contenidos e indexación de los mismos, algo que está siendo móvil de estudio para la búsqueda de soluciones que se puedan aplicar en breve. De momento es importante prestar atención a lo que desde hace años se está gestando para tomar consciencia del cambio que está suponiendo en el campo de la investigación y volcarnos desde nuestra propia experiencia para contribuir a la participación en ello y a su mejora tras conocer cuáles son sus puntos débiles (como los anteriormente citados referidos a la calidad de los contenidos o a la falta de compromiso por parte de muchos investigadores). Sólo así, unidos y desde la práctica podremos acercar a la realidad el ideal de este tipo de plataformas con un funcionamiento óptimo y una investigación sin barreras y en colectivo. 6. Agradecimientos La investigación para la realización de este artículo fue llevada a cabo con el apoyo del proyecto de investigación «Estudio y análisis para el desarrollo de una red de conocimiento sobre estudios fílmicos a través de plataformas web 2.0», financiado por el Plan Nacional de I+D+i del Ministerio de Economía y Competitividad español (código HAR2010-18648). 1541 Bibliografía Alonso, J., Subirats, I., & Martínez Conde, M.L. (2008). Informe APEI sobre acceso abierto. Gijón: Asociación profesional de especialistas en información. Arriaga Méndez, J., Minor Jiménez, M.G., & Pérez Cervantes, M.L. (2012). Retos y desafíos de las redes de investigación. Revista Iberoamericana sobre calidad, eficacia y cambio en educación, 10(3), 178-183. Recuperado de http://www.rinace.net/reice/numeros/arts/vol10num3/art13.pdf Berners-Lee, T. (1999). Weaving The Web. Londres: Orion Bussiness Books. Brey, A, Innerarity, D. y Mayos, G. (2009). La sociedad de la ignorancya y otros ensayos. 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