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Aspectos vinculantes entre Oaxaca y Guatemala al interior de la monarquía hispana
Francisco Rodolfo González Galeotti
28 de abril de 2016
Introducción
Pensar en los aspectos vinculantes de dos espacios geográficos en el tiempo histórico,
implica necesariamente una reflexión que sitúe dichos espacios. Pero como es bien sabido,
lo que importa no es el espacio o el tiempo en sí mismo, lo que son mucho más relevantes
son las relaciones y personas que le dan sentido a tales dimensiones a través de sus vidas,
actos cotidianos, procesos en que se ven involucrados, de los cuales son participantes
privilegiados por el hecho de haber estado allí.
Dicho esto, el motivo de esta ponencia es presentar ejemplos del tipo de vinculaciones que
se dieron entre provincias que existían dentro de una monarquía interoceánica. Ya es
conocido el hecho de la interrelación que existía entre la provincia de Oaxaca y el Reino de
Guatemala. Su importancia no radica tanto en que este sea un tema nuevo, ya que ha sido
una situación ya conocida en la historiografía. No obstante, lo relevante es el abordaje de
este tema a fin de convertirlo de un tema marginal a un problema de investigación.
Escalas
Las provincias de Oaxaca y del reino de Guatemala tiene varias similitudes en términos
geográficos (cadenas montañosas, senderos fluviales, sus costas comparten un mismo
océano, latitud climatológica) históricos (sociedades hidráulicas, eslabones de
comunicación) y sociales (importante presencia de población india y mulata, con bolsones
de población mestiza y española) Estos elementos comunes tienen a su vez, sus propias
particularidades, constituidas por las dinámicas sociales y los procesos históricos que les
dieron características propias.
La importancia que tuvieron estas provincias para su articulación se manejó en varias
escalas. La primera, es la que las sitúa en el ámbito de una monarquía discontinua e
interoceánica. En esta, los espacios se constituyen como una sola entidad ordenada a través
de jurisdicciones subordinadas a la autoridad del monarca en turno. En esta escala, los
lugares en cuestión entran en juego con otros territorios controlados por la Corona. Bien sea
que sea trate de aquellos ubicados en las costas de Océano Pacífico, los Andes, el Río de la
Plata, el Mar Caribe o el mar de China; son todos lugares desde donde un conjunto de
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territorios, se hallaban sujetos a la autoridad real, pero en los que además, sus habitantes en
tanto súbditos, respondían con distintos grados de obediencia.1
La interrelación entre las distintas provincias de la Corona Española en los territorios
americanos existía a distintos grados; sin embargo, estas distaban por mucho de tener el
tipo de intensidad que existe en la actualidad. Ello porque los procesos de carácter político
los condicionaron, entendiendo la política como la toma de decisiones desde la Corona, sus
instituciones, leyes, guerras, además de los conflictos de intereses que existían entre
distintas capas, sectores y corporaciones en las provincias y sus regiones. Los múltiples
intereses en juego de dichos actores colectivos e individuales, delinearon el tipo de
relaciones que se establecieron al interior de las monarquías y entre las provincias. La
fuerza de los intereses políticos no sólo se implicó control y fiscalización de la corona,
además de las condiciones que permitieron reforzar las condiciones para los
enfrentamientos con otras coronas como la británica y francesa. En ese sentido era
fundamentales los flujos que facilitasen recursos fiscales, información de las provincias,
entre las provincias a través de correos, pero también la construcción de caminos, fortalezas
como parte de un sistema defensivo para que los sistemas de milicias pudieran entrar en
combate para la defensa de los territorios americanos.
A ello se le deben sumar las condiciones materiales de existencia, para que esos vínculos
pudieran llevarse a cabo. Estas fueron sobre todo, las condiciones de las rutas de tránsito
que se utilizaron para poderlos llevar a cabo. Senderos líquidos y terrestres tenían
características particulares, así como los tipos de tecnología que eran utilizados para
poderlos usar como rutas propiamente dichas. Es común señalar que una condición que
limitó el desarrollo económico de los territorios americanos, fue la falta de caminos que a la
postre, eran deficientes. Asimismo es necesario tomar en cuenta que la tecnología que
demandaba ese mantenimiento, incluyendo la materia prima para producirla, estaba
restringida por el tipo de relaciones sociales de producción (fuerza de trabajo, aspectos
institucionales, intereses políticos, etc.) Quizás mejor suerte pudieron correr los senderos
fluviales, al menos los que conocemos como parte de proyectos presentados por
magistrados, oficiales o comerciantes cuyos intereses políticos jugaron un papel muy
importante en su proyección, uso y ejecución (Acayucan, Coatzacoalcos, Grijalva,
Usumacinta, etc.)-, ya que estas vías, en tanto rutas, no necesitaban mantenimiento por
parte de la Corona, exceptuando los casos en que se tratase de habilitar rutas que
1
En las últimas décadas los estudios históricos sobre la monarquía hispana han puesto énfasis en el rol de
las élites o familias notables en el funcionamiento del aparato burocrático, político y económico del Imperio
Hispano. Se ha enfatizado en el rol que tuvo la negociación, la venalidad y la obediencia, o sea se ha
investigado en el cómo funcionaba más allá de pensar a esos grupos como meros parásitos del colonialismo.
Por ejemplo véase: Arrigo Amadori, Política americana y dinámica de poder durante el valimiento del CondeDuque de Olivares (1621-1643), Tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid, Madrid, 2011.
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atravesaran los ríos o que fueran sometidos a desvíos para la agricultura. 2 Los senderos
marítimos tenían otro tipo de requerimientos, como lo era la habilitación para puertos, pero
también de poblados para que las embarcaciones pudieran descargar, repararse, abastecerse
y para la distensión de la tripulación y los habitantes.
Al menos dos aspectos influyeron notablemente en el uso de estas rutas. El clima, como un
factor constante que acorde con las estaciones, variaba las condiciones en que las rutas
podían ser o no utilizadas. Bien fuese se tratara de una estación seca que permitiera el
tránsito, aunque podría haber escasez de alimentos para personas y animales que usaban las
rutas; o bien temporadas de lluvias que inundaban extensiones de tierra, dando lugar a la
creación de pantanos o a la aparición de plagas o epidemias. El segundo aspecto a contar es
el uso de animales que se utilizaban en las jornadas de viaje. Los animales como seres
vivos necesitaban alimentos que podían ser proveídos en haciendas o ranchos, ubicados a lo
largo de las rutas que eran utilizadas. Diferentes tipos de ganado (bovino, ovino, caprino,
caballar o mular), recorrían estos senderos, que a su vez los conectaban con propiedades
dedicadas a la crianza de ganados. Haciendas como las que eran parte del marquesado del
Valle de Oaxaca, las de Acayucan, las que fueron parte de la hacienda de los Olachea.3
Bien fuera para crianza o pastoreo, la importancia de las haciendas era fundamental para la
continuidad de las rutas de comunicación. Más que haciendas o ranchos, el último elemento
a tomar en consideración, son las distintas unidades productivas que echaban mano de los
recursos que tenían a su disposición, para poder mantener los flujos de intercambios y
comunicación, por medio de la especialización de labor (artesanos, carpinteros, ganaderos,
arrieros, leñadores, mineros, herreros, etc.) Estos elementos variaron con cada geografía y
contexto, y fueron los que permitieron que las distintas provincias pudieran
interrelacionarse en las escalas locales, regionales y monárquicas.
Procesos y productos
Una de las principales fuerzas que permitían la vinculación entre las provincias de Oaxaca
y de Guatemala eran aquellos de carácter económico, en particular las que involucraron el
comercio. Gracias a varias investigaciones ha sido posible identificar una serie de
productos clave en la economía de las provincias en cuestión.
2
Un ejemplo de la importancia de los senderos fluviales para el comercio, el abasto de granos y la
preeminencia de élites comerciantes véase: Aleja d o To tole o Villaseño , De las a oas a los fe o a iles
p odu ió
o e io e la egió de Chal o a fi es del siglo XVIII du a te el po fi iato e Ve ó i a
Oikión Solano (ed.) Historia, nación y región, Zamora, Michoacán: El Colegio de Michoacán, 2007., para el
aso del Tehua tepe éase: Lau a Ma hu a, P o e tos ofi iales
odos lo ales de utiliza ió del Ist o de
Tehua tepe e la épo a olo ial: histo ias de dese ue t os , e E ilia Velás uez, E ic Leónard, Odile
Hoffman y M-F Prévôt-Schapira (coords). El istmo mexicano: una región inasequible. Estado, poderes locales
y dinámicas espaciales (siglos XVI-XXI) México, CIESAS/IRD, 2009, pp. 59-64.
3
Para el caso de la hacienda de los Olachea véase: Sergio Nicolás Gutiérrez, Cruz, Casa, crisol y altar De la
hidalguía vasconavarra a la hacienda chiapaneca: Los Esponda y Olachea, 1731-1821, Chiapas, Universidad
de Ciencias y Artes de Chiapas, 2009.
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4
Un producto de suma importancia era la sal. Este producto era de suma importancia para la
conservación de los alimentos en una época en que no existía la refrigeración. En ese
sentido su importancia era estratégica tanto en el control de la producción como de la
distribución. Dicho producto ya había sido atesorado antes del siglo XVI. Durante el
período colonial dicha producción fue un producto en pugna por los distintos grupos como
los indios, españoles y la Corona misma. Las salinas del Tehuantepec fueron un caso
ejemplar en ese sentido, ya que su comercio fue un puente que conectó las provincias en
cuestión.4
Un producto que adquirió gran relevancia fue el tinte de la grana cochinilla. Este producto
llegó a tener una relevancia fundamental para los ingresos de la Corona, superada solo por
la plata extraída principalmente de minas en el centro y el norte de la Nueva España. Su
demanda como tinte en los mercados europeos significó importantes ingresos y su
producción estaba encargada casi totalmente en manos de los indios de varios partidos de la
provincia de Oaxaca. Durante el siglo XVIII la producción y exportación de este producto,
aún a pesar de los fluctuantes precios, representó importantes sumas para los comerciantes
involucrados, como también para los Consulados de Comercio de la Ciudad de México
inicialmente y de Veracruz posteriormente.5 Esta producción no era exclusiva de Oaxaca,
ya que la provincia de Chiapas fue partícipe de su producción, al igual que Yucatán y
Guatemala desde 1819. Al iniciar el siglo XIX la producción guatemalteca rebasó en
importancia a la Oaxaqueña desplazándola y llegando a su cénit hacia mediados del siglo,
solo para ser reemplazada por la producción en las islas canarias y el advenimiento de los
tintes químicos.6
4
Laura Machuca Gallegos, Comercio de sal y redes de poder en Tehuantepec en la época colonial, México:
CIESAS, 2007.
5
Brian Hammet, Política y comercio en el sur de México 1750-1821, (1976), Oaxaca, UABJO, El Colegio de
Michoacán, El Colegio de San Luis, 2013. Pp. 57-60, 152-156.
6
Carlos Sánchez Silva indica la importancia sociopolítica del cultivo de la grana en Oaxaca como articular de
relaciones sociales y de poder. Los indios la producían a través del sistema coactivo del repartimiento, los
comerciantes la distribuían, articulaban con otros productos al tiempo que se enriquecían y finalmente la
burocracia hispana y mexicana también obtenía beneficio de su producción a través de la tributación,
repartimiento al tiempo que dependían del capital de los comerciantes. En suma gracias a la grana
comerciantes y burócratas dependían de la explotación del indio. Carlos Sánchez Silva, Indios, comerciantes
y burocracia en la Oaxaca poscolonial, 1786-1860, Oaxaca: Instituto Oaxaqueño de las culturas, 1998. Para
ahondar en la producción de grana en Oaxaca, en especial en el distrito de Nejapa véase: Huemac Escalona
Lüttig, Rojo profundo: grana cochinilla y conflicto en la jurisdicción de Nexapa, Nueva España, siglo XVIII,
Tesis doctoral, Universidad Pablo Olavide Sevilla, 2015. Y sobre las dinámica socioeconómica en la misma
ju isdi ió : G a a, o fli to
e elió e los pue los i dios de Ne apa, Nue a España,
e
línea (http://www.colmich.edu.mx/rersab/files/informacionMiembros/Huemac_Escalona_proy2.pdf) Para
analizar la cadena mercantil de la cochinilla éase: Ca los Ma i hal Me i a Co hi eal a d the Eu opea
Demand for American Dyes, 1550e “te e Topik, Ca los Ma i hal )eph F a k, From Silver To
Cocaine: Latin American Commmodity Chains and the Building of the World Economy, Durham and London,
Duke University Press, 2006, pp. 76-92. La producción de grana no fue exclusiva de los pueblos indios de
Oaxaca, a quienes se les vedó participar en su comercio. En Chiapas estuvo a cargo de las nopaleras de los
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Similar, aunque no reportara ganancias tan grandes, fue el añil o índigo. Originalmente
producido en el reino de Guatemala durante el siglo XVII, pero la falta de acceso a tierras,
mano de obra, capitales financieros, mercados e interés político no despunto en el comercio
transatlántico.7 Este tinte tuvo una fuerte demanda en los mercados europeos luego de la
Guerra de la Oreja de Jenkins o Guerra del Asiento en 1748.8 No obstante es posible que su
producción encontrase un mercado en la Nueva España, al menos hasta que Querétaro y
Michoacán pudieron abastecerse del tinte por su cuenta en la segunda mitad del siglo
XVII.9 Aunque el núcleo central de la producción de añil estaba en El Salvador, el oriente
de Guatemala y el norte del Soconusco fueron partícipes de su producción en el reino. 10 No
obstante una variedad del añil se cultivó en Oaxaca en las inmediaciones del Tehuantepec a
causa de los ingresos que representaba para las arcas reales.11 De similar a como sucedió en
Oaxaca con la grana, la mayoría de la producción de añil era llevada a cabo por los
‘poquiteros’ que se encargaban de la producción en pequeñas cantidades, pero cuya
comercialización y distribución podía hacerse solo a través de la mediación de algunos
miembros del Consulado de comercio de Guatemala como fue el caso del Marqués Juan
José de Aycinena.12 La relevancia de esta producción se mantuvo constante luego del
zoques de los Altos. Antonio García de León, Resistencia y utopía, (1985) México, Editorial Era, 2002, pp. 6869. Por otra parte Hammet señala que en 1819 la Corona se autorizó cultivar grana en Yucatán y Guatemala,
Hammet, Política y comercio, 2013, p. 207. Al entrar el siglo XIX la producción Oaxaqueña fu desplazada por
la Guatemalteca. Su producción fue paulatinamente estimulada con su introducción por el Capitán General
Bustamante en 1811 y por el Consulado de comercio de Guatemala desde 1818. Ralph Lee Woodward Jr.
Privilegio de clase y desarrollo económico Guatemala 1793-1871, San José, EDUCA, 1981. Pp. 77-88. En
Guatemala su producción integró mano de obra ladina (mestiza) e india, siendo las mujeres un sector clave.
David McCreery, Rural Guatemala 1760-1940, Stanford, California, Stanford University Press, 1994, pp. 113129. Huelga decir que la grana fue fundamental para el sostén del régimen conservador de Rafael Carrera
hasta la década de 1860 en que fue reemplazada por la producción del tinte en las islas canarias y el
descubrimiento de los tintes sintéticos. Ralph Lee Woodward Jr. Rafael Carrera y la creación de la república
de Guatemala, 1821-1871, Guatemala, F&G editores, 2011. Véase también: Daniele Pompejano, La crisis del
antiguo régimen en Guatemala (1839-1871), Guatemala, Editorial Universitaria, 1997. Y especialmente
Ma uel ‘u io “á hez
La g a a o o hi illa e Antropología e historia de Guatemala, vol. 13, no.1,
enero, pp. 15-46; (1994), Historia del cultivo de la grana o cochinilla en Guatemala, Tipografía Nacional,
Guatemala.
7
Murdo Macleod, La Historia socio-ecónomica de la América Central española, 1520-1720, Guatemala,
Piedra Santa, 1980.
8
T o d “. Flo d, The Guate ala Me ha ts, the Go e e e t, a d the P o i ia os,
e
Hispanic American Historical Review, XLI (Febrero de 1961), pp. 90-110.
9
Cristina Torales Pacheco, La compañía de Francisco Ignacio de Yraeta (1767-1797) Cinco Ensayos, México,
Instituto Mexicano de comercio exterior, Universidad Iberoamericana, 1985. Pp. 258.
10
Benjamín Lorenzana C uz, eg os
ulatos e el o oeste de la p o i ia olo ial de “o o us o, siglo
XVIII , Chiapas, Co sejo estatal pa a las ultu as las a tes de Chiapas,
.; Jua Pa lo Peña Vi e teño,
Relaciones interculturales, La Afroindianidad en la Audiencia de Guatemala. Siglos XVI y XVII, Tesis de
maestría, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 2011, pp. 12-40.
11
Hammet, Política y comercio, p. 203.
12
El estímulo a la producción del añil estuvo a cargo del Consulado de Comercio de Guatemala Woodward,
Privilegio de Clase, 1981, pp. 75-76. No obstante el interés económico más importante estuvo a cargo de los
ie
os del la A i e a, e pa ti ula luego de las isis de la gostas Miles Wo t a , Ce t al A é i a
en Diana Balmori, Stuart F. Voss y Miles Wortman, Notable Family Networks in Latin America, Chicago and
5
6
proceso de independencia, sobre todo en el caso de El Salvador que mantuvo su conexión
comercial a través de este producto hasta el advenimiento del café. 13 Es muy probable que
la distribución de esta producción se diera por medio de un sistema de arreglos y pactos que
mantenían para poder traficar por rutas fluviales con los productos necesarios para poder
ahorrar tiempos, riegos so esfuerzos.14
Como ya se ha mencionado anteriormente la producción de ganados era muy necesaria esta
fuerza motriz para poder distribuir y transportar los productos que se producían e
intercambiaron entre las provincias. Los ganados eran criados en algunas propiedades que
en su mayoría eran propiedad de criollos o españoles. Haciendas como las que eran parte
del marquesado del Valle de Oaxaca, las de Acayucan en Veracruz, las que fueron parte de
la hacienda de los Olachea en la Alcaldía Mayor de Tuxtla, las hacienda de Chocolá en la
Alcaldía Mayor de Suchitepequez, o incluso desde las haciendas de Olancho en
Honduras.15 La crianza de los ganados permitió que los dueños de las haciendas como los
rancheros y algunos pueblos especializaran sus actividades para la recepción y crianza de
ganados como sucedió con el pueblo de San Juan Guichicovi en el Tehuantepec. El ganado
tenía era importante por tres motivos. El primero era naturalmente el que involucró la
alimentación, sobre todo lo que refería a los ganados bovinos que eran enviados de una
provincia a otra para aprovisionarlas y donde los animales eran degollados en los rastros de
las ciudades. No solo la carne era un recurso utilizado por estos animales, sino también
cueros que eran sumamente importantes para el transporte, la elaboración de calzado y
otros productos. El segundo, naturalmente, el transporte de productos o personas usando
caballos, burros, pero sobre todo mulas. La importancia de estas últimas fue clave por la
cantidad de peso que podían llegar a soportar, pero también por su adaptabilidad a las
geografías, especialmente escarpadas como las montañas que caracterizan las cadenas
montañosas de las provincias en cuestión.
London, University of Chicago Press, 1984, pp. 64-68. Véase también: Miles Wortman, Gobierno y sociedad
en Centroamérica: 1680-1940, Guatemala, Editorial Cara Parens, 2012. Para un estudio más detallado sobre
la producción de añil en el reino de Guatemala véase McCreery, Rural Guatemala, pp. 17-112. Y para un
estudio comparativo estudiando las cadenas mercantiles con la costa este norteamericana e India véase.
M C ee
I digo Co
odit Chai s in the Spanish and British Empires 1560e F o “il e To
Cocaine, 2006, pp. 53-75.
13
José Antonio Fernández Molina, Pintando el mundo de azul: el auge añilero y el mercado centroamericano
1750-1810, El Salvador, Dirección de publicaciones e impresos, Consejo Nacional para la Cultura y el arte,
2003.
14
Ma hu a, P o e tos ofi iales , El istmo mexicano, 2009.
15
A propósito de las haciendas y arriería en Acayucan, Veracruz véase: Álvaro de Jesús Alcántara López,
Autoritarismo, desobediencia y transgresión en el Veracruz colonial, 1750-1802, Tesis doctoral, Facultad de
Filosofía Let as, UNAM,
.; Co figu a ió te ito ial, g upos de pode
di á i as so iales e la
P o i ia de Guaza ual o e El istmo mexicano,
.; Élites ga ade as, edes sociales y desobediencia
otidia a e el su de Ve a uz a fi ales del siglo XVIII e Historia Mexicana, vol. LVI, núm. 3. 2007, pp. 779816. Respecto el comercio con la hacienda Olachea véase: Gutiérrez, Cruz, casa, crisol, 2009.
6
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No solo productos y trasporte eran importantes derivados de los ganados. De importancia
fue el uso que se le daba a la lana del ganado ovino que, junto con el algodón, era proceso a
través de los repartimientos de hilados para hacer mantas que servían como parte del
proceso de tributación y del comercio. Este tipo de producción era muy recurrente tanto en
Oaxaca como en Los Altos de Guatemala y Chiapas y permitieron que algunas plazas como
Quetzaltenango se convirtieran en asentamiento de auténticas élites regionales. El
procesamiento de los hilados podía ser encargado a través de un sistema donde entraban los
intereses de los comerciantes de la mano con los magistrados locales que demandaban
productos determinados a través de los repartimientos.16 Tal fue el caso de los tejidos,
mantas, la grana entre otros. La importancia que tenía esta producción permitió que ciertas
plazas adquiriesen una importancia económica notable. El alcance de su producción
permitía que las mantas pudiesen comerciarse en otras provincias para aprovisionar de
ropas (como en El Salvador)17 a ciudades, villas y pueblos a las cuales estaban conectadas a
16
En conjunto, el Sur de la Nueva España y al norte del Reino de Guatemala (el núcleo mesoamericano
colonial) la alta población india fue el principal recurso a explotar a través del repartimiento tal como lo ha
constatado Margarita Menegus al comparar dicho mecanismo con la población del centro de la Nueva
España, siendo que en esta última los pueblos indios dispusieron de más recursos económicos para caer en
la llana explotación gracias a la presencia de haciendas y la ganadería. Ma ga ita Me egus Bo e a , La
economía indíge a su a ti ula ió al e ado e Nue a España. El epa ti ie to fo zoso de e a ías
en Margarita Menegus (comp.) El repartimiento forzoso de mercancías en México, Perú y Filipinas, México,
Instituto Mora- UNAM. CESU, 2000.
17
Miles Wortman indica que a las reformas borbónicas y el impulso a la producción de añil se logró una
articulación de los sectores productivos. Los pueblos de Los Altos de Guatemala producían mantas y
legumbres para el Salvador, en tanto las provincias de Nicoya, Nicaragua y Honduras aportaron el ganado
para carnes y cueros. Es plausible que desde la provincia de Chiapas se aportaran mantas para el
aprovisionamiento de El Salvador, aunque ello dependería en mayor medida del acceso a la materia prima
para su producción (ganado lanar o algodón). Miles Wortman, Gobierno y Sociedad, 2011. Saliendo del
Reino de Guatemala y entrando a Oaxaca, es posible ubicar varias jurisdicciones como Villa Alta que se
distinguieron por producir mantas a través del repartimiento, lo cual la hizo una de las plazas más ricas y
apetecidas por los magistrados hispanos a causa dela riqueza que se derivó de la explotación vía el
repartimiento. Luis Alberto Arrioja Díaz, Virruel, Pueblos de indios y tierra comunales Villa Alta, Oaxaca:
1742-1856, México, El Colegio de Mi hoa á , Fidei o iso Felipe Tei ido Mo tse at Alfau de Tei ido ,
2011, pp. 135-136. En conjunto, al Sur de la Nueva España y al norte del Reino de Guatemala (el núcleo
mesoamericano colonial) la alta población india fue el principal recurso a explotar a través del repartimiento
tal como lo ha constatado Margarita Menegus al comparar dicho mecanismo con la población del centro de
la Nueva España. Es plausible que los productos de Oaxaca, bien fuera de Villa Alta o Jicayán, Teposcolula,
Juxtlahuaca o Huajuapan viajaran hacia Guatemala durante esta época a través del comercio, ya que se sabe
que las mantas mixtecas llegaron a Yucatán, al menos a finales del siglo XVI. Gabriela Solís indica que en
1581 el comendero Alonso Julián describió la produc ió del t a ajo o algodó …llega a hasta la
rodiclla, todos blancos con un adorno en la parte delantera hecho de techomite traído de la Mixteca, hilado
e la a teñido de olo es. “ólo o p a a este te ho ite. . Ga iela “olís ‘o leda, Bajo el signo de la
compulsión: el trabajo forzoso indígena en el sistema colonial yucateco 1540-1730, México, CIESAS, Instituto
de Cultura de Yucaán, INAH, 2003. P. 129. Aún resta por investigar sobre el comercio de mantas y telas entre
Oaxaca y Guatemala, sin embargo es posible afirmar que es este habrá sido más intenso a partir del siglo XX,
al instalarse fábricas textiles en San Pedro Sacatepequez en el departamento guatemalteco de San Marcos,
cuya producción se ha constatado que se vende en San Cristóbal de las Casas, Chiapas y en Mérida, Yucatán.
No obstante, es un tema que debe investigarse más a detalle en las fuentes de archivo y manuscritas.
7
8
través del comercio, e incluso a otras provincias de la monarquía como Perú o Guayaquil
gracias al tráfico y comercio marítimo.18
Nao de china. Nuevamente el comercio que interconectaba estas provincias no sólo se daba
a través de los caminos terrestres que echaban mano de la fuerza motora de la sangre, sino
también del uso de determinadas corrientes de viento y de agua. Las embarcaciones que
eran utilizadas a fin de ir de una provincia a otra. En los casos de Oaxaca y Guatemala no
existían puertos de gran importancia, con la excepción de Huatulco y Sonsonate. No
obstante ello no significó que puertos de cabotaje fueran continuamente utilizados para el
tráfico de productos de un lugar a otro. Metales, cerámicas, telas, sedas, tintes, pinturas
eran productos que llegaban y partían desde el puerto de Acapulco hasta las costa del
Pacífico de las provincias de Oaxaca y Guatemala. Los puertos de Hautulco, Tonalá, Izapa,
Acajutla, San Miguel, Realejo, San Juan del Sur, Guanacaste entre otros que se habilitaron
para el arribo de embarcaciones con importantes cargas de productos para intercambiar y
comerciar con o sin permiso de las autoridades.19
Al momento los principales procesos de intercambio que se han señalado son aquellos que
están imbricados en los procesos comerciales. Sin embargo son solo uno de los procesos
que permitían vincular las distintas provincias en cuestión. Otros aspectos a estudiar son las
vinculaciones de tipo intelectual, o culturales. Por ejemplo las devociones de grupos de
poder o populares son parte de esos aspectos vinculantes. Historias míticas como la de la
Virgen de la Soledad que “decidió” quedarse en Antequera antes de proseguir su viaje a
Guatemala donde estaba destinada. En el mismo ámbito de las devociones están los cristos
negros que se encuentran tanto en Miahuatlán, Juchitán, Chajul, Esquipulas, por mencionar
apenas tres.
Sujetos
Los protagonistas de los procesos de intercambios y que delinearon las características de
diferencia y similitud fueron los distintos sujetos que habitaron estas provincias, dieron
forma y significado a las mismas. Los distintos sujetos involucrados en estos procesos se
caracterizaron por pertenecer a corporaciones, al mismo tiempo que fueron situados en
estamentos sociales que marcaron jerarquías y acceso a mecanismos de poder. Señalar esta
característica es necesaria ya que nos refiere a los alcances espaciales que podían tener los
individuos pertenecientes a dichas corporaciones. Entre mayor posición de poder dentro de
18
Arturo Taracena Arriola, Invención criolla, sueño ladino, pesadilla indígena. Los Altos de región a Estado,
1740-1871, Antigua Guatemala, CIRMA, 1999. Hammet, Política y comercio,
.Ta is io Ga ía Díaz, La
i ula ió de F a is o Ig a io de Y aeta o el e ado eu opeo e hispa oa e i a o e To ales
Pacheco, La compañía de Ignacio Antonio de Yraeta, 1985, pp. 206-261.
19
Para ahondar en el comercio transpacífico véase: Mariano Alberto Bonialian, El pacífico hispanoamericano
Política comercial metropolitana y tráfico asiático entre Filipinas, México y Perú (1680-1784), Tesis doctoral,
El Colegio de México, 2010. Pp. 116, 178, 218-219, 270, 284-285, 316-319, 321-322, 342-343, 346.
8
9
la sociedad, mayor el alcance que se tenía y por lo tanto mayor protagonismo directo en los
vínculos interprovinciales de la monarquía.
Los pueblos indios estaban en la base de estas interrelaciones. De estos procedía la fuerza
de trabajo que estaba a cargo de la producción de la grana, el algodón, las mantas, crianza
de ganado, extracción de sal y plata, y el cultivo de plantas, legumbres y granos necesarias
para la subsistencia de los pueblos, villas y ciudades que existían en la provincia. Los
indios no solo se dedicaron a las actividades productivas ya que al interior de los pueblos de
indios existían jerarquías dependiendo de lo barrios y linajes a que se pertenecía. Las
autoridades estuvieron involucradas en llevar las riendas de los gobiernos locales, al tiempo
que servían como intermediarios con los magistrados y oficiales del poder monárquico. En
varios casos los caciques estuvieron a cargo de la mantener actividades producción de
determinados productos como la sal del Tehuantepec, pero también estuvieron a cargo de la
arriería que conectaba a Oaxaca con Guatemala.20 Estos no fueron los únicos en
protagonizar los intercambios, ya que es necesario contar también con los tamemes que
transportaban productos y personas de un pueblo a otros, aunque sus alcances podían
limitarse a las parroquias o los terrenos inmediatos de los pueblos en tanto no estuvieran al
servicio de un cacique o principal.
No obstante la importancia que tuvieron estos individuos, su presencia se dio sobre todo
hacia el siglo XVI. Para el siglo XVII la presencia de criollos, mestizos y mulatos en las
actividades comerciales había alcanzado un mayor protagonismo aunque los indios no
dejaron de estar presentes. A diferencia de los indios estos grupos que tomaron las riendas
del comercio no estaban necesariamente adscritos a un solo lugar. Podían desplazarse más
allá de las provincias donde habían nacido o de donde residían normalmente. Algunas de
las observaciones señaladas por Eric Van Young sobre los radios de extensión de
insurgentes capturados y los apuntes de Hausberger respecto de los arrieros en la Nueva
España ya nos dan cuenta de algunas características a tomar en cuenta para ahondar mucho
más en el la historia social de estos individuos.21 Es posible también plantear que algunas
20
Para un estudio del comercio que conectó a Oaxaca con el Reino de Guatemala durante el siglo XVI véase:
Edith O tiz Díaz, El a i o eal del “o o us o: eje de a ti ula ió o e ial e t e la provincia de Oaxaca y
la due ia de Gaute ala e el siglo XVI , e : Ja et Lo g To ell A alia Attoli i Le ó
oo ds. Caminos y
mercados de México, México, UNAM, INAH, 2009. Para un estudio Para una visión general de los caminos
que atravesaron Oaxaca du a te la épo a olo ial eáse: Ma ía de los Á geles ‘o e o F izzi Los a i os
de Oa a a , e : Cha tal C a aussel, Rutas de la Nueva España, Zamora, El Colegio de Michoacán, 2007. Con
una perspectiva que integra el período prehispánica y las transformaciones derivadas de la independencia
éase: Leti ia ‘ei a Ao a a, Las utas de Oa a a e Di e sió A t opológi a, Vol. , e e o-abril, 1998,
pp. 49-76. Disponible en: http://www.dimensionantropologica.inah.gob.mx/?p=1365; Para un estudio
concreto sobre mercaderes entre Oaxaca y Guatemala desde Tehuantepec véase: Machuca, El comercio de
sal, 2007, pp. 225-308.
21
La propuesta de la movilidad de los grupos mestizos en Nueva España ha analizado a través de la arriería y
la i su ge ia. Po eje plo Be d Haus e ge , E el a i o, E us a de los a ie os o ohispa os , e :
Historia Mexicana, Vol. LXIV, n° 1, julio-septiembre, 2014, pp. 65-104. Y Eric Van Young, La otra rebelión, La
lucha por la independencia de México, 1810-1821, México, Fondo de Cultura Económica, 2006.
9
10
formas de organización que se dieron en la costa Pacífica del Nuevo Reino de Granada
sobre los comerciantes y arrieros negros pudieron reproducirse en las provincias de Oaxaca
y del Reino de Guatemala, en particular aquellas que nos refieren sobre la importancia de la
poligamia como mecanismo de apoyo económico en las distintas plazas para el comercio.
Faltan estudios al respecto sobre la participación de la población negra y mulata en estas
dinámicas a fin de no encasillarlas solamente en la esclavitud o el cimarronaje.22
La investigación en archivos ya nos podría revelar mucho más sobre nombres de este tipo
de individuos, aún más de los que ya han sido avanzados por investigaciones como las de
Machuca sobre Tehuantepec. La autora identifica algunas de las familias involucradas en el
tráfico de la sal entre dicha región con Oaxaca y Guatemala. Es interesante señalar que
aquellos de origen criollo no sólo se dedicaron a los intercambios, sino que además se
unieron con algunas familias de las provincias de Guatemala, especialmente de Los Altos
(Vielma, Santibáñez, Martínez, Castillejos y Esponda y Olachea).23
Los vínculos de índole comercial no eran tratos directos entre los comerciantes de mucho
más poder, exceptuando los casos que tenían que ver con las alianzas matrimoniales entre
familias de distintas provincias. Y es que estas situaciones no se trataba del matrimonio
entre un individuo de poder y una “extranjera” que servía de comunicación con otra
provincia, eran sobre todo alianzas de carácter corporativo-clánicas. Igual importancia tenía
para la mujer el casarse con un individuo de otra provincia ya que se integraba y ligaba una
corporación patriarcal con otra. Y claro, las súbitas muertes de sus maridos podía convertir
a las mujeres en viudas que quedaba a cargo de roles que no eran nada desdeñables como
propietarias o cabezas de familias)
En la mayoría de casos los comerciantes bien afianzados (como los Echarri,Goya,
Iturribaría, Castillejos, Esponda y Olachea, Larrazabal, Aycinena, Irisarri, entre otros)
dependía de otros individuos no sólo para el transporte de los productos en cuestión, sino
que también como agentes de las libranzas y letras de cambio. Es a partir de ese punto que
entran en escena otros individuos como lo fueron los arrieros, clérigos, magistrados y
oficiales de la Corona.
Como ha sido señalado por Hammet, Sánchez Silva y Hensel los comerciantes funcionaron
como aviadores de magistrados como corregidores, alcaldes mayores y en algunas
22
La población africana fue clave en el desarrollo de la Nueva España y Guatemala. Para su estudio hay
varios trabajos donde es posible rastrear su presencia ligada a los procesos de intercambio entre Oaxaca y el
Reino de Guatemala. véase: Maira Cristina Córdova Aguilar, Población de origen africano en Oaxaca colonial
(1680-1700), Oaxaca, Secretaria de las Culturas y Artes de Oaxaca, 2012.; Peña Vicenteño, Relaciones
interculturales,
., ‘ela io es e t e af i a os e i díge as e Chiapas Guate ala e Estudios de
cultura maya, Vol. XLVII, primavera-verano, 2016, pp. 169.; Lo e za C uz, eg os
ulatos ,
.
23
Machuca, El comercio de la sal, 2007, pp. 374-393.
10
11
ocasiones de los subdelegados posterior a la reforma de intendentes.24 Estos se valieron de
los repartimientos para la distribución de mercadería o el cobro de tributos en forma de
cantidades determinadas de grana, añil, cacao o mantas para su posterior distribución y
consumo por parte de los comerciantes. El que estas prácticas fuesen fundamentales para la
provincia de Oaxaca, plantea la posibilidad de que su importancia haya sido igual, o más,
determinante en las provincias de Guatemala y Chiapas, sin contar El Salvador. Fueron
mecanismos de capitalizar la fuerza de trabajo de los pueblos de indios según los
parámetros en que funcionaba el sistema en cada región.25
Asimismo es interesante tener en consideración que la relación entre los comerciantes y su
influencia política trascendiera las provincias. Por ejemplo en 1727 Simón de Larrazábal,
vecino de ciudad de Guatemala, solicitó el arriendo de las alcabalas de la ciudad de Oaxaca
y de las cuatro villas del marquesado por un período de nueve años. 26 En otros casos la
importancia radicaba en las atribuciones e intereses tenían los magistrados como el
corregidor de Oaxaca, Mariano del Llano, en la importación de ganado de la hacienda de
Olachea en Tuxtla.27
Los intereses que tendían lazos involucraron por tanto el comercio como la política y en
medio de esto se encontraban insertas individuos con los mismos apellidos, lo cual nos hace
pensar la existencia de un complejo de corporaciones familiares trasnterritoriales. Un caso
en ese sentido son los Larrazábal que, como se ha visto, estuvieron en los procesos de
recaudación fiscal a inicios del siglo XVIII, pero también los encontramos en otras
coyunturas políticas como en las décadas del gaditanismo y participando como firmantes de
la constitución de Oaxaca como Francisco Larrazábal y Torres.28 Vale constar la presencia
de varios centroamericanos en el proceso de constitución de Oaxaca como Estado
independiente
Las provincias no sólo eran lugares donde se establecían conexiones entre los residentes
sino que eran escenarios donde estos se movían conforme a cada coyuntura política o
social. Durante los últimos años de dominación hispana se registró un sostenido aumento
en la conflictividad social tanto por amotinamientos a causa de los cambios en respecto a la
24
Hammet, Política y comercio, 2013; Sánchez Silva, Indios, comerciantes y burocracia, 1998; Silke Hensel, El
desarrollo del federalismo en México La élite política de Oaxaca entre ciudad, región y estado nacional,
1786-1835, (1997) Oaxaca, UABJO, Colmich, Colsan, 2012.
25
A propósito de los sistemas de explotación den Chiapas, Guatemala y El Salvador durante el siglo XVIII
éase: Jua Ca los “oló za o, Las o u idades i díge as de Guate ala, El “al ado Chiapas du a te el
siglo XVIII: Los e a is os de la e plota ió e o ó i a , e : Anuario de Estudios Centroamericanos, Univ.
Costa Rica, 11 (2), 1985, pp. 93-130.
26
Hammet, Política y comercio, p. 41.
27
Hammet, Política y comercio, p. 87.
28
Saulo Chávez Alvarado, Historia mínima del poder legislativo del Estado de Oaxaca Sus integrantes rumbo
al bicentenario de vida independiente, Oaxaca, LXI Legislatura, UABJO, 2011, p. 245.; Hensel, El desarrollo del
federalismo en México, 2012, pp. 409.
11
12
tributación, el proceso de juras constitucionales, como también por la insurgencia. Estos
acontecimientos imprimieron a la dinámica política una intensidad no vista anteriormente.
Por ejemplo la presencia de insurgentes y posterior el control de la ciudad de Antquera por
los insurgentes al mando de Morelos derivó en la huida de peninsulares hacia provincias
todavía bajo control realista.29 Tal fue el caso del obispo Bergoza y Jordán que viajó hacia
la vecina Guatemala, probablemente Tuxtla, para luego moverse hacia la Ciudad de
México.30 Posteriormente, desde Guatemala el Capitán General Bustamante y Guerra armó
un contingente de tropas que fueron enviadas para combatir a las fuerzas insurgentes en la
provincia sureña. Estas tropas, dirigidos por miembros de la élite quezalteca de origen
peninsular, se movilizaron hacia el Tehuantepec siguiendo el Camino Real. Mantuvieron
escaramuzas con los insurgentes enviados en su contra que no avanzaron hacia Chiapas
como temía Bustamente y Guerra.31
La insurgencia y sus acontecimientos cambiaron algunas cosas como el ascenso de una élite
criolla en Oaxaca, pero su tensa permanencia en las ciudades de Guatemala. Es claro que
Guatemala se mantuvo como una plaza leal a la Corona hispana por la serie de medidas del
Capitán General, pero también por la influencia del arzobispo Casaus y Torres desde la
publicación de su “antihidalgo”.32 No obstante tuvo serias consecuencias en los volúmenes
del comercio que procedía desde Guatemala. Parte de ello se registra con el descenso de los
volúmenes de índigo registrado por las alcabalas de Oaxaca, pero también por las quejas de
los arrieros que eran asaltados por miembros de la insurgencia, quizás en busca de
provisiones o de hacerse con el producto para obtener recursos financieros para su lucha.33
No obstante las relaciones entre Oaxaca y Guatemala subsistieron luego de la
independencia de la Corona española. Ello se puede atestiguar con las actividades
desempeñadas por guatemaltecos en el Estado de Oaxaca. Por ejemplo el leonés Miguel de
Larreynaga Balmaceda y Silva creció y se educó en Guatemala. Al momento de la anexión
a México se desempeñó en varios cargos representando a las provincias hasta que decidió
29
Hammet, Política y comercio, p. 203
Hammet, Política y comercio, p. 195.
31
Sobre la fuerza expedicionaria de Guatemala véase: Jorge González Alzate, Las ili ias la p ese a ió
del dominio español en los altos de Guatemala 1673e Boletín AFEHC, n° 26, publicado del 04 de
noviembre
de
2006,
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políticas subalternas, Guatemala, AVANCSO, 2008.; Hammet, Política y comercio, p. 196.
32
Francisco Ramon Casaus y Torres, El Anti-Hidalgo, Fray Ramón Casaus, Cartas de un Doctor Mexicano al
Bachiller Don Miguel Hidalgo Costilla, México, Universidad Michoacana, 1988; El texto pude consultarse en
siguiente link: https://rodrigomorenog.files.wordpress.com/2011/02/anti-hidalgo.pdf ; A propósito de esta
obra se pueden consultar la tesis de Andrés Laguna Parra, Ramón Casaus. El Anti-Hidalgo Fidelidad a España
en Tiempos de la Insurgencia, Tesis de licenciatura, Facultad de Filosofía, UAQ
http://filosofia.uaq.mx/nugahu/fils/his0007.pdf.
33
Hammet, Política y comercio, p. 203
30
12
13
radicase en México y se desempeñó en varios cargos jurídico-administrativos en el Estado
de Oaxaca, retornando a Guatemala a finales de la década de 1830.34
También podemos contar a otros individuos centroamericanos en el proceso de constitución
de la Oaxaca independiente en la Junta Provincial Gubernativa en febrero de 1823. Tal es el
caso del presbítero Florencio35 y Demetrio36 del Castillo, costarricenses, Juan José
Quiñones37 y Pedro José Beltranena38, chiapaneco y guatemalteco respectivamente que
trabajaron con Larreynaga muy de cerca con Antonio de León.39
Un caso interesante es el de Marcelo Molina Mata, miembro de la elite quezalteca,
presidente del Estado de Los Altos y marido de Remigia Castillo de Molina. Luego que el
proyecto secesionsita fuera derrotado por la alianza de montañeses del oriente del Estado de
Guatemala e indios de Los Altos acaudillados por Rafael Carrera, Molina y su familia se
exiliaron hacia México en 1840. Allí, como muchos otros antes que ellos, se desempeñaron
en las actividades que su formación hispana ilustrada les había dado. Molina se asentó
como abogado en el la villa de Tehuantepec a mediados de la década de los cuarenta con el
cargo de la abogacía de los pobres. Allí permaneció hasta que retornó a Guatemala en 1847.
No obstante varios de sus hijos participaron activamente en la vida política de México,
probablemente por haber nacido en dicho país.40
¿Por qué estos guatemaltecos habían escogido Oaxaca como un lugar para trabajar, vivir o
participar de la política? En primera instancia, porque todos pertenecían a una generación
que había crecido dentro del Imperio español. Es decir, la idea de estados separados no
formaba parte de su cultura política. Es posible que en la misma, León, Guatemala, Ciudad
Real, Tehuantepec y Oaxaca fueron nada más espacios urbanos, corporativos o provincias
que tenían mucho en común al ser habitadas por la población española criolla. En segundo
lugar, hay que tener en cuenta que la mayoría se desempeñaron en cargos relativos a las
leyes. Ello implica que tenían un bagaje cultural y político que era común en los distintos
territorios. Es decir, debieron tener estudio y conocimiento sobre las Siete Partidas de
Alfonso X, La Recopilación de Leyes de Indias, la Novísima Recopilación de Leyes de
Indias, los manuales de corregidores y buen gobierno, en fin, la base intelectual necesaria
para laborar en cargos e instituciones que, a pesar de las características locales y regionales,
procedían de un tronco común. Y finalmente, no se puede obviar que dentro de ese capital
cultural que estos individuos poseían, había una base de conocimientos propulsados desde
34
Saulo Chávez Alvarado, Historia Mínima del poder legislativo, n.10, p. 245-246.
Chávez Alvarado, Historia Mínima del poder legislativo, n. 7, 19, P. 248
36
Chávez Alvarado, Historia Mínima del poder legislativo, n.12, p. 247.
37
Chávez Alvarado, Historia Mínima del poder legislativo, n.8, p. 245.
38
Chávez Alvarado, Historia Mínima del poder legislativo, n. 9, p. 245.
39
Chávez Alvarado, Historia Mínima del poder legislativo, pp. 27-28, 30.
40
Arturo Taracena Arriola, Andares de una cocinera quetzalteca, en Cuaderno de guisos de Remigia Castillo
de Molina, Guatemala, F&G Editores, 2015, pp. XXVII-XXX.
35
13
14
los preceptos de la Ilustración, a la postre impulsados por algunos miembros de la jerarquía
católica guatemalteca.41
Conclusión
Esta ponencia no ha hecho sino avanzar algunos aspectos que se pretenden profundizar en
una ulterior investigación doctoral. En ese sentido se intentó atender múltiples aspectos que
sirven como puntos de partida para establecer y apuntalar las vinculaciones entre las
provincias de Oaxaca y Guatemala. La intención ha sido ubicarlas en el marco de una
monarquía transterritorial e tranoceánica, en ese sentido ha sido necesario atender algunas
problemáticas al respecto.
Como se ha evidenciado hay un especial énfasis en los aspectos económicos de esta
vinculación. Y es que gracias a estos es que sabemos la existencia de intereses de múltiples
sectores e individuos alrededor de dinámicas que involucraron a dichas provincias. Para
ello fue necesario tener en cuenta las características históricas que tenían estas
vinculaciones en términos de materialidad, pero también respecto a los aspectos
económicos que mantenían la vinculación entre estas provincias.
Dimos especial atención a los productos que eran capitalizables política, social y
económica en las provincias. No obstante ello no significa que otra serie de productos de
primera necesidad fuesen ajenos a estos intereses. Si bien estos eran consumidos, su
importancia estaba condicionada por las cualidades de su conservación y transporte. No son
ajenos tampoco los productos de carácter suntuario o de lujo consumidos por élites criollas
y peninsulares. Finalmente es necesario apuntalar que la cultura respecto a las prácticas
devocionales eran parte fundamental de los vínculos que se establecieron y es un aspecto
que debe ser tratado con mayor profundad a fin de acercarnos más a los sujetos que dieron
vida a dicha vinculación.
Respecto a los sujetos podemos identificar una variada fauna social (indios maseguales,
caciques mestizos, mulatos, negros, criollos peninsulares) que estuvieron involucrados en la
producción, distribución y consumo de los productos detallados anteriormente. Sin
embargo estos tenían otras dimensiones aparte de las meramente económicas como lo
fueron los intereses clánicos, sociales y políticos que se imbricaron unos con otros.
Si bien varios aspectos ecónomicos y sociales han sido desarrollados es necesario hacer una
revisión a los aspectos políticos de esta vinculación. Para ello es necesario contextualizar y
problematizar estos procesos por el peso de coyunturas como las distintas reformas
reformas borbónicas (repartimientos, milicias, intendencias, comercio, promoción de
41
Sobre los claroscuros de este proceso puede consultarse: Christophe Belaubre, Église et Lumières au
Guatemala la siension atlantique (1779-1808), Pa is, L Ha atta ,
. ;
El o de atóli o f e te al
desafío de las Luces en el Reino de Guatemala (1779e Relaciones. Estudios de Historia y sociedad,
Vol. XXXVI, N° 144, 2015, pp. 119-149.
14
15
corporaciones, campañas ilustradas) sin dejar de contar las de carácter republicano (Cádiz,
insurgencia, independencia, guerras, proyectos estatales, caudillaje) que marcaron de
manera diferente la agencia de los distintos sujetos sociales, tanto en términos corporativos
como individuales.
Lo que es evidente es que los grados de vinculación entre las provincias dependieron en
gran medida de los procesos y destinos de los sujetos que les dieron forma. Pero también,
es necesario pensar que este es apenas un caso de los múltiples que se dieron en la convulsa
historia de una monarquía extinta.
En suma, lo que este tipo de estudios puede apuntar es realizar estudios de carácter
transnacionales. Pero se puede ir mucho más allá al apuntar a estudios que logren difuminar
y borrar las fronteras nacionales de los discursos historiográficos de las academias. Un
estudio de este tipo necesariamente tendrá que privilegiar las historias individuales, pero
también de los procesos históricos de carácter económico, social y político. De tal cuenta
que se puedan realizar interpretaciones y análisis partiendo de las condiciones materiales e
inmateriales de la existencia humana. Así pues, se hará un estudio que podríamos
denominar radical, o sea que parta de las raíces de las problemáticas de investigación.
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