ARQ
95
REFERENTES / REFERENCES
ana miljački
fabrizio gallanti
ines weizman
sam jacob
adolf loos
alberto sato
josé moráis
diego arraigada
e. de la cerda, p. correa
enrique walker
federico soriano
pilar pinchart
carreño sartori
a. celedón, g. garcía de cortázar
boris groys
amunátegui / mondragón, rojas
Pontificia Universidad
Católica de Chile
Facultad de Arquitectura,
Diseño y Estudios Urbanos
Escuela de Arquitectura
ARQ 95
REFERENTES — rEFErENCES
Abril 2017
íNdiCE
CoNTENTS
9
16
Reportaje Fotográfico
Photo report
84 Emilio dE la CErda, pEdro CorrEa
Pabellón del nogal
Walnut tree pavilion
Editorial
92 ENriqUE walkEr
18 aNa miljački. ENtrEviStada por /
Ideas recibidas
Received ideas
IntervIewed by Fabrizio gallaNti
Referencias in/justas
Un/fair references
96 FEdEriCo SoriaNo
El museo de todos los museos
The museum of all museums
30 iNES wEizmaN
Derechos de la cosa
Thing Rights
106 pilar piNChart
El rascacielos horizontal
The horizontal skyscraper
40 Sam jaCob
Una pequeña parte
de la arquitectura
A Very Small Part of Architecture
118 mario CarrEño, piEra Sartori
Gimnasio Municipal de Salamanca
Salamanca Municipal Gymnasium
46 adolF looS
Chicago Tribune
126 alEjaNdra CElEdóN,
gabriEla garCía dE Cortázar
52 albErto Sato
Búsquedas impacientes
Impatient search
Margarita
140 boriS groyS
Autodiseño, o narcisismo productivo
Self-Design, or Productive Narcissism
62 joSé moráiS
Los islamismos de la arquitectura
chilena decimonónica
The Islamisms of nineteenth
century Chilean architecture
74 diEgo arraigada
Casa de ladrillos
Brick house
146
Debate
150
Noticias
MargariTa
FIG 1 Margarita Pisano
Fischer. Fuente /
Source Casa de la Mujer
Margarita Pisano
alEjaNdr a CElEdóN
Profesora Adjunta, Pontificia Universidad
Católica de Chile, Santiago, Chile
gabriEla garCía dE CorTá zar
Profesora Adjunta, Pontificia Universidad
Católica de Chile, Santiago, Chile
Palabras clave
Feminismo
Mujer
Activismo
Casas
Chile
Keywords
Feminism
Women
Activism
Houses
Chile
La noción de ‘referente moral’ designa
a aquellas personas cuya coherencia
– la relación virtuosa entre discurso y
acción – las convierte en verdaderas
corporizaciones de un concepto o idea.
Así, la arquitecta Margarita Pisano se
transformó en vida en el referente moral
del feminismo en Chile. Los cambios en su
vida, permanentemente ligada a espacios
arquitectónicos concretos pero siempre
tendiendo al activismo feminista, son
brillantemente relatados en este texto.
The concept of ‘moral referent’ speaks
of the people whose coherence – the
virtuous relationship between discourse
and action – turns them into true
embodiments of a thought or idea.
During her lifetime, the architect
Margarita Pisano became the moral
referent of feminism in Chile. The
changes in her life, permanently linked
to actual architectural spaces but always
tending towards feminist activism, are
brilliantly narrated in this text.
A R Q 95 — U C C H I L E
E
l 29 de octubre de 2016, en Santiago de Chile, las
feministas celebraron la inauguración de la Casa
de la Mujer Margarita Pisano, un espacio de reunión y
toma de conciencia de las mujeres frente a la urgencia
del cambio requerido. El sujeto de la celebración era
Margarita Pisano (fiG. 1), la poco conocida arquitecta
chilena convertida en líder feminista radical que da
su nombre a la casa. Esta era la primera celebración
póstuma de su cumpleaños tras haber fallecido en
junio del año anterior, por lo que la reunión fue tanto
un homenaje político como biográico. Al momento de
abrir sus puertas en una soleada tarde de primavera,
el patio interior estaba atravesado por cuerdas para
tender la ropa donde colgaban fotografías, tarjetas y
notas manuscritas. Estas presentaban la biografía de
Margarita Pisano, cuya vida – desde su nacimiento
en la zona más austral de Chile hasta su constitución
como igura pública tanto en su país como en América
Latina – no fue sino excepcional. Su trayectoria de
vida, sin embargo, no sólo fue extrema en términos
geográicos: acompañando la agitada segunda mitad del
siglo xx en Chile, sus propios conlictos involucraron
transiciones extremas en términos de vocación, política
y vida personal. Las casas que Margarita habitó, diseñó,
imaginó y remodeló entregan una aproximación a su
vida y su práctica, ya que estas, al mismo tiempo que la
acogían eran radicalmente alteradas por ella.
Casa de la mujer Margarita Pisano
(Salvador Donoso 93, Bellavista, Santiago)
A pesar de ser un hogar – por su nombre y por el
tipo de cosas que alberga – la Casa de la Mujer es un
espacio público (fiG. 2). Un ‘lugar para el cambio
civilizatorio’ donde las mujeres pueden «organizarse,
pensar el mundo autónomamente (...), [y] conocer y
dar continuidad a la historia de las mujeres y a los
conocimientos feministas, construidos originalmente
fuera de la academia» (Pisano y Franulic, 2009:119).
La Casa de la Mujer marca un cambio profundo en
términos de los espacios asociados históricamente a
las mujeres: si los lugares públicos más utilizados por
estas siempre eran transitorios (mercados, centros
comerciales, salas de espera en hospitales y escuelas), los
hombres poseían aquellos asociados al poder (la plaza
pública, la iglesia, el partido político, el club, el estadio,
el bar, la calle o la universidad). Desde ahí, los hombres
podían pensar el mundo mientras que las mujeres, en
sus fugaces apariciones públicas, no. Desde la Casa de
la Mujer, un espacio público y político contenido en
un interior protegido, las mujeres inalmente pueden
permitirse cuestionar críticamente las estructuras
n October 29, 2016, feminists celebrated in
Santiago, Chile. It was the inauguration of the
Casa de la Mujer Margarita Pisano, a space for women
to gather around the urgency of a needed change. The
subject of the festivity was Margarita Pisano (fig. 1), the
little-known Chilean architect turned radical feminist
leader who the house is named after. Since her passing
the year before, this was the irst posthumous birthday
celebration, and so the gathering was both a political
and biographical homage. When the house opened its
doors on a sunny spring afternoon, the inner courtyard
was criss-crossed by clotheslines where photographs,
cards and hand-written notes were hung. These displayed
the biography of Margarita Pisano, whose life, from her
birth in the southernmost part of Chile to her presence
as a public igure both in Chile and Latin America, was
nothing but exceptional. Her life journey, however, was
not only extreme in geographical terms: accompanying
the already troubled second half of twentieth century
Chile, her personal conlicts involved extreme transitions
in terms of vocation, politics and intimate life. The houses
that Margarita inhabited, designed, created and re-made
provide insight into her life and practice as these homes
both sheltered and were radically altered by her.
O
Casa de la mujer Margarita Pisano
(Salvador Donoso 93, Bellavista, Santiago)
Although a home by nomenclature and by the kind of
things it shelters, the Casa de la Mujer is a public space
(fig. 2). A “space for civilization change,” where women
can “organize, think the world autonomously (...), [and]
get to know and give continuity to women’s history
and knowledge, built originally from outside academia”
(Pisano & Franulic, 2009:119). It marks a profound change
in terms of the spaces historically associated with
women: if women’s most used public places were always
transient (markets, shopping centers, waiting rooms in
hospitals and schools), men owned those associated with
power (public square, church, party, club, stadium, bar,
street, universities). From there, men could think the
world whereas women, in their all-too-leeting public
appearances, could not. From the Casa de la Mujer, a
political public space contained within a safeguarded
interior, women could inally allow themselves to
critically question the social structures surrounding
them, from a space of their own where consciousness
could be raised and nurtured.
The house is an outside, and this contradiction is
fundamental for understanding Margarita’s radical
feminist proposal. She started to develop her own
approach in the early eighties, departing from second-
127
C E L E D ó N — G A R C Í A D E C O R TÁ z A R
2
FIG 2 Casa de la Mujer
Margarita Pisano
Fuente / Source
Fotograma video / Video
frame Casa de la Mujer
Margarita Pisano.
Disponible en /
Available at https://
www.youtube.com/
watch?v=OThLel7EXc0
FIG 3 Casa La Morada
Fuente / Source Fondo La
Morada. Archivo Mujeres
y Géneros, dibam
sociales que las rodean desde un lugar propio donde
crear y alimentar la toma de conciencia.
La casa también es un afuera y esta contradicción
es fundamental para entender la propuesta feminista
radical de Margarita, quien comienza a desarrollar su
propio enfoque a principios de los ochenta, a partir
de una segunda ola del feminismo denominado ‘de la
diferencia’ (o cultural). La noción del ‘afuera’ contenido
dentro de la Casa de la Mujer signiica no sólo un
desafío al feminismo institucional, sino también a
la política entendida exclusivamente como actividad
partidista, al feminismo como parte de la academia y a
la respuesta feminista frente a la opresión bajo la forma
de resistencia (Pisano y Franulic, 2009). Su propuesta
era la de un feminismo ‘activo’ antes que militante,
autónomo en lugar de institucional y que promovía
la rebelión en lugar de la oposición. Era también una
forma de crítica a los modelos que permeaban su vida
personal: Margarita abogaba por deshacerse de los
‘buenos árboles’ del matrimonio, la familia y los hijos,
que hacían que la intimidad fuera irreconciliable con
la emancipación total. Promovió un «cambio de los
deseos» antes que un «deseo de cambio» (Pisano,
1995), cuestionando desde sus bases las instituciones
culturales, puesto que ellas simplemente perpetúan
la deshumanización de las mujeres dentro del
paradigma masculino (Pisano, 2004). La Casa de la
Mujer Margarita Pisano es entonces no sólo un lugar
de acogida para las mujeres, sino además un lugar
desaiante que invita al acto más radical de despojo. Es
también la iteración póstuma de otra Casa de la Mujer
que, un par de décadas atrás, se encontraba a sólo unas
pocas cuadras de distancia.
Casa de la mujer La Morada
(Bellavista 0457, Santiago)
128
En los años ochenta, durante la dictadura de Pinochet, las
mujeres se reunían en La Morada, lugar que inicialmente
había sido la sede del Círculo de Estudios de la Mujer, un
grupo compuesto principalmente por académicas en el
que muy pocas se reconocían como feministas (fiG. 3).
3
wave diference (or cultural) feminism. The notion of an
‘outside’ contained inside the Casa de la Mujer, meant
challenging not only institutional feminism, but also
politics understood as party politics, feminism as part
of academia, and the feminist response to oppression
as one of resistance (Pisano & Franulic, 2009). Her
proposal was for an ‘enacted’ feminism, rather than a
militant one, autonomous instead of institutional, which
promoted rebellion instead of opposition. It was also
a critique of the models that permeated her personal
life: she advocated for getting rid of the ‘good trees’
of marriage, family and children, which made intimacy
unable to be reconciled with complete emancipation.
She promoted a ‘change of desires’ rather than a
‘desire for change’ (Pisano, 1995), questioning cultural
institutions from their onset, as they simply perpetuated
the de-humanization of women within the masculine
paradigm (Pisano, 2004). The Casa de la Mujer Margarita
Pisano is then not only a welcoming place for women,
but a challenging one that asks for the most radical act
of dispossession. It is also a posthumous iteration of a
previous Casa de la Mujer, one that stood only a few
blocks away and a mere couple of decades back.
Casa de la mujer La Morada
(Bellavista 0457, Santiago)
During the eighties, in times of the Pinochet
dictatorship, women gathered in La Morada, which
initially was the headquarters of the Círculo de Estudios
de la Mujer (Circle for Women Studies), a group primarily
composed of academics, very few of which actually
called themselves feminists at the time (fig. 3). Julieta
Kirkwood, the most notable Chilean feminist intellectual
of the second half of the twentieth century, invited
Margarita here,1 although she came from a totally
diferent background: “coming from the world of art,
especially architecture, was diicult: I didn’t know how
to make sociological research, nor historical, even less
anthropological. The Circle was on a second loor of a
house in Bellavista (fig. 4). I got there and went up and
had the feeling that I was falling down. At the same time,
A R Q 95 — U C C H I L E
4
Pisano llegó hasta allí invitada por Julieta Kirkwood, la
intelectual feminista chilena más notable de la segunda
mitad del siglo xx1, aunque Margarita provenía de un
entorno totalmente distinto: «para una persona como
yo, que viene del mundo del arte, especialmente de la
arquitectura, es difícil, yo no tenía la menor idea de
hacer investigaciones sociológicas ni históricas ni menos
antropológicas, nunca fue mi campo y me costó mucho
entrar en ese mundo. El Círculo de Estudios estaba en
un segundo piso en la calle Magallanes con Bellavista
(fiG. 4). Yo llegaba y subía, y sentía que me caía por la
escalera hacia abajo; al mismo tiempo, pensaba que ahí
había algo para mí y, poriadamente, volvía a subir día
tras día» (Pisano y Franulic, 2009:35). Si sentía que la casa
la rechazaba, el impulso transformador de Margarita no
le permitía renunciar.
Después de una conferencia en Santiago en 19822
quedó claro para Pisano que el enfoque tibio de la
academia no era suiciente: las mujeres necesitaban
mucho más que estudios o teorías. Frente a la pregunta
de ‘¿y qué harías tú entonces?’, Margarita propuso un
‘espacio de pasos perdidos’, un lugar donde las mujeres
de origen popular fueran bienvenidas y donde tuvieran
la oportunidad de prepararse antes de tomar una nueva
dirección (Pisano y Franulic, 2009:38). Si esta respuesta
ya era arquitectónica, la forma de llevarla a cabo lo
era aún más: el espacio de reunión se desarrollaría en
el formato de «Lunes abiertos», reuniones nocturnas
regulares denominadas ‘taller’. Esta palabra, utilizada
en escuelas y oicinas de arquitectura, remite no sólo al
estudio, sino también a la práctica: el taller es un lugar
para pensar y hacer (fiG. 5).
Este feminismo basado en la acción se convirtió
en el núcleo de la propuesta de Margarita para un
feminismo radical. Llevar a cabo los talleres la obligó
a leer e investigar, pero también a hablar y escribir: le
enseñó a ser una líder3. Luchando contra la dislexia
(siempre había sentido que las palabras no eran para
ella), las herramientas de la arquitectura, el dibujo
y las matemáticas le resultaron muy adecuadas. Su
condición de ajena a los estudios sociológicos aportó
5
I felt there was something for me there so, stubbornly, I
climbed upstairs every day” (Pisano & Franulic, 2009:35).
Even if she felt the house rejected her, Margarita’s
transformative drive did not allow her to quit.
After a 1982 conference in Santiago,2 it was clear to
Pisano that the lukewarm approach of academy was
not enough: she felt that women needed much more
than studies or theories. When asked ‘what would
you do then?’ Margarita proposed a ‘espacio de pasos
perdidos’ (space of lost steps), a concourse, a place where
women from popular backgrounds could be welcomed
in preparation for a new direction (Pisano & Franulic,
2009:38). If that response was already architectural,
the way in which it was realized was even more so:
this gathering space took the form of ‘Open Mondays,’
regular evening meetings that were called ‘taller.’ Used
in architectural schools and practices, the word denotes
not only the studio, but also the workshop: the ‘taller’ is a
place for thinking ‘and’ doing (fig. 5).
Action-based feminism developed as the core of
Margarita’s proposal for a radical feminism. Conducting
the workshops forced her to read and investigate, but
also to speak and write: it taught her how to be a leader.3
Struggling with dyslexia, she had always felt that words
were not for her – and that is why architecture tools,
such as drawing and mathematics, seemed to come
naturally to her. Her condition as an outsider from
sociological studies brought something else to feminist
thinking. Her irst activity in these Open Mondays was
to help women realize that they not only had a place in
history, but also in space: “these old ladies [attending]
didn’t know that they lived in a city, didn’t know what
a country was, least of all, a culture” (Pisano & Franulic,
2009:114); their knowledge started in the home
and ended in their immediate neighborhood. In the
workshop, on the contrary, they talked about the city,
space, and moving about, they drew maps of Santiago
and they walked, gauging their presence in them. For
Margarita, knowing the present was the only way of
triggering a thirst for the future. This brought conlict
into the Circle. The ‘políticas’ (‘politicals’)4 wanted to
FIG 4 Casa La Morada
Fuente / Source La
Morada – Corporación de
Desarrollo de la Mujer
FIG 5 Boletín La Morada,
marzo-abril 1987 / La
Morada bulletin, marchapril 1987
Fuente / Source La
Morada – Corporación de
Desarrollo de la Mujer
129
FIG 6 Margarita en
calle Los Navegantes,
Providencia, Santiago,
c. 1983. / Margarita
at Los Navegantes St.,
Providencia, Santiago,
c. 1983. Fuente / Source
cortesía Camila Gaggero
Pisano
130
algo nuevo al pensamiento feminista. Su primera
actividad en los «Lunes abiertos» consistió en ayudar
a las mujeres a entender que no sólo tenían un lugar en
la historia, sino también en el espacio: «las viejas [que
asistían] no sabían que vivían en una ciudad, no sabían
qué era un país, menos aún, una cultura» (Pisano y
Franulic, 2009:114); su conocimiento comenzaba en
el hogar y terminaba en su vecindario inmediato. En
el taller, por el contrario, hablaban de la ciudad, el
espacio y el movimiento, dibujaban mapas de Santiago
y caminaban midiendo su presencia dentro de ellos.
Para Margarita, conocer el presente era la única manera
de desencadenar una sed de futuro. Esto trajo conlicto
al Círculo. Las ‘políticas’4 querían permanecer dentro
del campo de los estudios académicos, mientras que
para Margarita la única posibilidad era la educación
popular y la acción. Así se produjo una separación.
Una vez divorciadas de las ‘políticas’, las ‘feministas’
conservaron la casa y la rebautizaron como «Casa de la
Mujer La Morada». Como tal, se convertiría en un faro
de resistencia y transformación.
stay within the realm of academic studies, whereas for
Margarita the only possibility was popular education
and political action. Separation ensued. When the
políticas and the feminists ‘divorced,’ the latter got to
keep the house, and they re-named it “Casa de la Mujer
La Morada.” As such, it would become a beacon of
resistance and change.
Casa Los Navegantes
(Los Navegantes 1983)
If La Morada was the place where Margarita divorced
from academic feminists (a painful yet amicable
separation), this was only her second divorce. Much
more diicult was the separation from her family.
Before becoming a feminist leader, Margarita had been
a practicing architect, a wife, a mother. This previous
life took place in the wealthy neighborhood of Pedro
de Valdivia Norte, a bourgeois urban area, close to the
city center and the animated life of Providencia. There,
Margarita’s family house stood, a custom-made house
designed in conjunction with Hugo Gaggero, her then
Si La Morada fue el lugar donde Margarita se divorció
de las feministas académicas (una separación dolorosa,
pero amistosa), este era sólo su segundo divorcio.
Mucho más difícil fue separarse de su familia. Antes de
convertirse en una líder feminista, Margarita había sido
arquitecta, esposa y madre. Esta vida anterior tuvo lugar
en el acomodado barrio de Pedro de Valdivia Norte, una
zona urbana burguesa cercana al centro de la ciudad
y la animada vida de Providencia. Allí se ubicaba la
casa familiar de Margarita, una casa hecha a medida y
diseñada en conjunto con Hugo Gaggero, su marido en
aquel entonces, con quien había mantenido una oicina
exitosa y reconocida desde su graduación (fiG. 6).
El sitio había sido adquirido en 1958 en un esfuerzo
común entre la Universidad Católica y un grupo de
personas, cuando dicha institución decidió trasladar su
escuela de arquitectura. Entre los compradores estaban
el decano de la escuela y igura líder del modernismo
chileno, Sergio Larraín García-Moreno, Ernesto Pisano
(padre de Margarita), y Hugo y Margarita. Gracias a esta
operación organizada se logró controlar y adquirir toda
la manzana (Gaggero, 2015:118), dando como resultado
un esquema que mezclaba una poderosa institución con
la vida privada de algunos de sus miembros. Mientras
que la Universidad adquirió la antigua casa patronal
colonial, que sería ocupada por la escuela en 1960,
Larraín conservó la casa del inquilino. El resto del
terreno se subdividió en lotes más pequeños. Margarita
y Hugo diseñaron y construyeron no sólo su propia casa,
sino también una para los padres de Margarita en el
sitio contiguo.
La casa Los Navegantes era una especie de gran
mueble (Gaggero y Pisano, 1966). Diseñado a la medida
y el gusto de Gaggero, no había paredes internas
excepto las de la habitación de la pareja (fiG. 7-8). La
luz natural controlada creaba un interior aislado, luido
y abierto dentro del recinto, dando como resultado un
espacio doméstico fuera de lo convencional. El papel de
Margarita en el diseño de esta casa (y la de sus padres)
era el de administración y coordinación. Hugo era el
arquitecto, el genio, el artista. Margarita tenía un papel
de emprendedor, lidiando con clientes, constructores
y inanzas. La pareja vivió en la casa a partir de 1963 y
allí vieron crecer a su familia, cuando después de varias
pérdidas nacieron dos niños. Vivían próximos a sus
abuelos maternos, quienes ocupaban la casa de al lado,
y, poco después, la suegra de Margarita se mudó con
ellos hasta el inal de sus días. En 1982 la pareja diseñó y
construyó una segunda vivienda, esta vez junto al mar
en Cachagua, otro lugar de élite para la aristocracia
chilena. Aquí Margarita conoció a un grupo de mujeres
intelectuales y artistas, entre ellas Roser Bru y Lea
Kleiner, con quienes se involucraría cada vez más. Ellas
le presentaron a Julieta Kirkwood a principios de los
ochenta. La amistad femenina pronto evolucionó hacia
reuniones regulares organizadas en Los Navegantes.
Junto a la piscina, Julieta y ella escribieron el Maniiesto
husband, with whom she had kept a successful and
well-known practice since graduation (fig. 6).
The site had been bought in 1958 in a common
efort made between the Universidad Católica and
a few individuals, when the University decided to
relocate their architecture school. Among the buyers
were the upcoming dean of the school, and leading
igure of Chilean modernism, Sergio Larraín, Ernesto
Pisano (Margarita’s father), and Hugo and Margarita.
Thanks to their organized operation they managed to
control and acquire the whole block (Gaggero, 2015:118),
resulting in a scheme that mixed a powerful institution
with the private life of some if its members. While the
University acquired the old colonial casa patronal (main
house), which was to be occupied by the school in 1960,
Larraín kept the inquilino’s house (the servant’s lodging).
The rest of the land was subdivided in smaller plots.
Margarita and Hugo then designed and built not only
their own family house, but also one for Margarita’s
parents in the plot next to theirs.
Casa Los Navegantes was like one big piece of
furniture (Gaggero y Pisano, 1966). Designed mostly
according to Gaggero’s measure and taste, there
were no internal walls except for those of the couple’s
room (fig. 7-8). Controlled natural light created a
secluded interior that was made luid and open within
the enclosure, resulting in a domestic space that
escaped convention. Margarita’s role in the design of
this house (and that of her parents’ next door) was
one of administration and coordination. Hugo was
the architect, the genius artist. Margarita had an
entrepreneurial role, dealing with clients, constructors
and inance. The couple lived in this house from
1963 onwards, and here they saw the family grow.
After several miscarriages two children were born.
The family lived in close proximity to their maternal
grandparents occupying the house next door and,
soon after, Margarita’s mother-in-law moved in to live
with the family until the end of her days. In 1982, the
couple designed and constructed a second dwelling by
the sea in Cachagua, another elite spot for the Chilean
aristocracy. Here, Margarita met a group of intellectual
women and artists, among them Roser Bru and Lea
Kleiner, with which she would become increasingly
involved. They introduced Margarita to Julieta
Kirkwood at the beginning of the eighties. Female
friendship evolved into regular, organized meetings in
Los Navegantes. By the pool, she and Julieta wrote the
Feminist Manifesto (Pisano & Franulic, 2009:52), and in
the lower ground loor, the female friends painted signs
and boards denouncing Pinochet’s repression.5 From
architecture studio to meeting point for activists, the
basement must have witnessed Margarita’s growing
internal conlicts, as she could no longer reconcile the
wife and the architect with the increasingly conscious
feminist. She had to navigate away to construct her
new self. In 1983, she left her husband, her children and
her house. Behind stood Pedro de Valdivia Norte, with
its narrow passages of residential houses following the
A R Q 95 — U C C H I L E
Casa Los Navegantes
(Los Navegantes 1983)
131
C E L E D ó N — G A R C Í A D E C O R TÁ z A R
FIGS 7-8 Publicación casa Gaggero /
Gaggero house publishing
Fuente / Source revista AUC A N° 2. Santiago:
enero - febrero 1966, p. 46 - 50
132
133
A R Q 95 — U C C H I L E
C E L E D ó N — G A R C Í A D E C O R TÁ z A R
FIG 9 Pisano + Gaggero.
Torre 11, Remodelación
San Borja, Santiago, Chile.
Fuente / Source Alejandra
Celedón
Feminista (Pisano y Franulic, 2009:52) y en la planta baja
las amigas pintaron pancartas y carteles denunciando
la represión de Pinochet5. De estudio de arquitectura a
punto de encuentro de activistas, el piso inferior debió
haber sido testigo de los crecientes conlictos internos
de Margarita, quien ya no podía reconciliar a la esposa
y arquitecta con la feminista cada vez más consciente.
Tuvo que alejarse para construir su nueva identidad. En
1983 abandonó a su marido, a sus hijos y su casa. Atrás
quedaba Pedro de Valdivia Norte con sus estrechos
pasajes de casas residenciales siguiendo el modelo
‘ciudad jardín’. Una casa, un jardín, una familia, pero no
para Margarita. Tenía que ir afuera.
35 metros cuadrados
134
Margarita tampoco había sido completamente ‘parte’
de la escena arquitectónica. Su presencia en la obra
publicada de su oicina es escasa. El papel más bien
administrativo que ella cumplía podría explicar por
qué habría sido pasada por alto6. Uno de los pocos
testigos de su participación es el letrero que acredita
a los arquitectos de la Torre 11 de la Remodelación
San Borja. En un complejo habitacional de veintiún
ediicios, la torre de 1969 de Gaggero y Pisano fue parte
de uno de los principales proyectos de regeneración
urbana construidos en Chile y Latinoamérica (Pérez de
Arce, 2016). Junto a la entrada, sólo su nombre es visible,
dado que el de Gaggero terminó detrás de una puerta
de cristal en el interior del hall de acceso recientemente
reformado. El nombre de Margarita, sin embargo, no
escapó de la manipulación patriarcal: lo que las letras
dicen es ‘Margarita Pisano de G’, con la última parte
‘garden city’ model. One house, one garden, one family,
but not for Margarita. She had to go outside.
35 square meters
Margarita had not been completely ‘in’ the architectural
scene either. Her presence in their practice’s published
oeuvre is scarce; the administrative role she fulilled in
the oice might explain why she has been somewhat
overlooked.6 One of the few witnesses of her
participation is the surviving lettering that credits the
architects of Tower 11 of the Remodelación San Borja.
A housing complex of twenty-one high-rises, Gaggero
and Pisano’s 1969 tower was part of one of the most
important projects of urban regeneration built in Chile
and Latin America (Pérez de Arce, 2016). Next to the
entrance only her name is visible, as Gaggero’s ended
up inside the recently refurbished access hall, behind a
glazed door. Margarita’s name, however, didn’t escape
patriarchal handling: what the lettering says is ‘Margarita
Pisano de G,’ the last part literally meaning ‘of G[aggero]’
(fig. 9). In what was the common way of writing the
names of married females, she appears simultaneously as
author and possession.
Margarita’s practice during her years at the familial
oice seems pragmatic and anonymous, much in
contrast to the radicalism and oppositional attitude of
her later public life. Gaggero and Pisano’s oice had had
important commissions, the most notable in scale and
program was the unctad iii, a conference building
designed during Salvador Allende’s socialist Unidad
Popular government (Maulén, 2016). After Pinochet’s
1973 coup d’êtat, however, the oice was blacklisted
Comenzamos a diseñar casas de 35 metros cuadrados
para ocho personas, lo más inhumano que se puede
proponer como solución habitacional. Cuando
dibujaba los planos metía las camas, consciente de
que las estaba poniendo en un nicho, lo que me hacía
pensar que era mil veces preferible que las personas a
las que estaban destinadas esas miniaturas siguieran
en lo que en esa época llamaban población callampa
(Pisano y Franulic, 2009:30).
En paralelo, la oicina diseñaba una mansión para una
familia adinerada en una de las zonas más exclusivas
de Santiago:
from public commissions for a time, and only in 1979
they got a chance to work on social housing again. This
time the oice faced the stark contrast in the approach
to social dwellings under Pinochet’s dictatorship. The
construction of atomized minimal dwellings in the
outskirts of the city was part of the regime’s public
policy – one that cleansed the city center by making
poverty invisible:
A R Q 95 — U C C H I L E
representando literalmente ‘de G[aggero]’ (fiG. 9). En
lo que en ese entonces era la manera común de escribir
el nombre de las mujeres casadas, ella aparece al mismo
tiempo como autora y como posesión.
La práctica profesional de Margarita durante sus
años en la oicina familiar parece pragmática y anónima
en contraste con la radicalidad y la actitud de oposición
característica de su vida pública posterior. La oicina
de Gaggero y Pisano tuvo encargos importantes,
destacando la uncta D iii por su escala y programa, un
ediicio para conferencias diseñado durante el gobierno
socialista de la Unidad Popular de Salvador Allende
(Maulén, 2016). Sin embargo, después del golpe de
Estado de Pinochet en 1973, la oicina entró en las listas
negras de encargos públicos y sólo en 1979 tuvieron la
oportunidad de trabajar nuevamente en vivienda social.
Esta vez, se enfrentaron al contraste en la aproximación
a las viviendas sociales bajo la dictadura de Pinochet. La
construcción de viviendas mínimas atomizadas en las
afueras de la ciudad formaba parte de la política pública
del régimen, una que limpiaba el centro de la ciudad
haciendo invisible la pobreza:
[w]e start[ed] designing 35 m2 houses for eight people,
an inhuman proposal as a housing solution. When
drawing the plans and making the beds it, I was
consciously making them as niches. This made me
think that it was a thousand times preferable to leave
the people for whom these miniatures were destined
to continue living in their informal settlements (Pisano
& Franulic, 2009:30).
At exactly the same time, the oice was designing a
mansion for a wealthy family in one of the most exclusive
areas of Santiago:
[o]ne day I arrived to the oice and found a message
from the client saying he had forgotten he needed to
add a space in the garage for his motor boat (there
were already considered three spaces for cars). The
missing space had the same 35 m2 of the other houses
I was designing (Pisano & Franulic, 2009:31).
She was shocked. The contradictions nestled inside
her erupted at the sight of these two projects
over her drawing table, the cruel class clash denouncing
her connivance in its construction. To explain her
disappointment with the profession, she would compare
the work of the architect to that of a piano player that
follows an already written music sheet: just as musicians,
architects could only be good executers or interpreters.
FIG 10 Estancia Los
Retamos, Tierra del
Fuego, Chile.
Fuente / Source cortesía
Camila Gaggero Pisano
Un día, al llegar a la oicina me encontré con un
recado del cliente de la súper casa diciendo que olvidó
que tenía que agregar en el garaje un espacio para su
lancha a motor (ya estaban contemplados tres autos).
El espacio que tenía que agregar eran los mismos 35
metros cuadrados de las otras casas en que estaba
trabajando (Pisano y Franulic, 2009:31).
Entró en shock. Las contradicciones anidadas en
su interior explotaron al ver estos dos proyectos
sobre su mesa de dibujo: el cruel enfrentamiento de
clase denunciaba la complicidad de Margarita en
su construcción. Para explicar su decepción con la
profesión, Pisano comparaba el trabajo del arquitecto
con el de un pianista que sigue una partitura ya escrita:
así como los músicos, los arquitectos sólo podían ser
buenos intérpretes o ejecutores. Se levantó y salió de
la oicina. En cuanto llegó a casa, su cuerpo reaccionó:
tuvo un violento ‘cuerpazo’, un ataque que la hizo
sentir como si le hubiesen cortado la cabeza. Más tarde
sabría que lo que había sufrido era una encefalitis. Su
desencanto con la arquitectura sería deinitivo: tenía
135
C E L E D ó N — G A R C Í A D E C O R TÁ z A R
136
que desprenderse de aquel sinsentido y, tal vez, intentar
cambiar las partituras desde otra posición.
Estancia en Tierra del Fuego y
proyecto para una estancia
Antes de transformarse en un conlicto, en algún
momento la arquitectura había signiicado libertad para
Margarita. Nació y creció en una pequeña estancia,
producto del activismo de la generación de su padre para
conseguir la reforma agraria (Pisano y Franulic, 2009:72).
Las estancias fueron la tipología arquitectónica que había
llevado adelante la colonización económica de Tierra
del Fuego, el extremo más austral del continente. La
explotación de Magallanes tomó la forma de extracción
de petróleo o cría de ovejas por parte de empresas
privadas extranjeras. La segunda fue el medio a través
del cual las extensiones de pampa silvestre fueron
controladas y transformadas en productivas. Las grandes
estancias ovejeras estaban compuestas por una serie
de infraestructuras: secciones, galpones de esquila,
ediicios auxiliares, alojamiento para trabajadores,
pequeños puertos, caminos y un casco principal (Garcés,
2013). Construidas en madera y revestidas de hierro
galvanizado de origen inglés, las estancias signiicaron no
sólo la colonización del territorio en nombre del Estado
chileno, sino la imposición de una mentalidad europea
por sobre la cosmología propia de sus pueblos originarios.
La exterminación sistemática de estos últimos hasta
principios del siglo xx signiicó que el territorio albergaba
esta contradicción: en paisajes de una belleza salvaje, la
relación más pragmática de uso y abuso era la norma.
La casa de Margarita, la estancia Los Retamos,
se encontraba a siete kilómetros del estrecho de
Magallanes (fiG. 10). Consciente del signiicado brutal
que sustentaba su presencia en la isla, su relación con la
tierra era de constante admiración y profundo respeto.
La conexión entre los dos océanos, a sólo un galope de
distancia, era su patio trasero. Allí, Margarita vio un
«cielo horizontal, frente a sus ojos» (Pisano y Franulic,
2009:70). Sentía que desde este suelo plano y sin árboles
podía percibir la curvatura de la tierra. Soplaba un
viento constante y una bella quietud lo cubría todo en
los raros momentos en que se detenía. Durante los meses
escolares vivía en la capital regional, Punta Arenas7, pero
durante los veranos podía disfrutar de largas noches
polares, nunca completamente oscuras. La constitución
de Margarita era doble como la del territorio: su madre
le inculcó los hábitos de una buena mujer, mientras que
su padre le enseñó a volar aviones (Pisano y Franulic,
2009:120-121). Aunque era una atleta – una esquiadora
consumada que más tarde se convertiría en campeona
nacional – siempre tendría una tendencia natural a
cuidar de su hogar, una reminiscencia de las enseñanzas
de su madre8. Sin embargo, por mucho apego que tuviera
por Magallanes y por muy aicionada que fuera a los
paisajes duros y hermosos del extremo sur, creció con la
decisión de abandonarlos. No podía ser la esposa de un
estanciero o un militar (Pisano y Franulic, 2009:120).
Contra los deseos de su padre, viajó a Santiago para
She stood up and left the oice. The moment she arrived
home, her body reacted: she had a violent cuerpazo, a
body-struck that made her feel as if her head was cut-of.
She later found out she had sufered from encephalitis.
Her disenchantment with architecture would be inal:
she had to break away from this hopeless non-sense,
and perhaps attempt to change the music scores form
another standpoint.
Estancia in Tierra del Fuego and
project for an estancia
Not always conlicted, at some point in Margarita’s
life architecture had meant freedom. She was born
and grew up in a small estancia, the product of the
activism of her father’s generation to achieve agrarian
reform (Pisano & Franulic, 2009:72). Estancias were the
architectural typology that carried out the economic
colonization of Tierra del Fuego, the southernmost
tip of the continent. Exploitation of Magallanes took
the form of either oil extraction or sheep breeding by
private foreign companies. The latter were the means
through which the wild expansions of this southern
pampa were controlled and made productive. Large
sheep-breeding estancias were composed of a series of
buildings: enclosures, shearing sheds, ancillary buildings,
lodgings for estancieros, small ports, roads and a main
house were the typical coniguration (Garcés, 2013). Built
in wood and clad in galvanized iron of English origin, the
estancias meant not only a colonization of the territory
on behalf of the Chilean state, but the imposition of a
European mindset over the cosmology of its aboriginal
people. Systematic extermination of the latter, up until
the beginning of the twentieth century, meant that the
territory held this contradiction: over landscapes of
savage beauty the most pragmatic relation of use and
abuse was the norm.
Margarita’s home, the estancia Los Retamos, stood
seven kilometers apart from the Strait of Magellan
(fig. 10). Aware of the brutal meanings that supported
her presence in the island, her relation with the land
was one of constant awe and profound respect. The
connection between the two oceans was her backyard,
only a gallop away. From there, Margarita saw a
“horizontal sky, in front of her eyes” (Pisano & Franulic,
2009:70). She felt she could perceive the curvature of the
earth from this lat, tree-less land. Constant wind blew
and in the rare moments when it stopped, a beautiful
stillness covered everything. During school months
she lived in the regional capital, Punta Arenas,7 but on
summers she could enjoy the long, never completely
dark, polar nights. Margarita’s constitution was double as
the territory: her mother instilled on her the habits of a
good woman, while her father taught her to ly airplanes.
Although an outdoor athlete, a consummated skier
that would later become national champion, she would
always have a natural inclination to tend her home, a
reminiscence of her mother’s teaching.8 Yet, however
attached she was to Magallanes, however fond of the
harsh and beautiful landscapes of the extreme south,
she grew up always knowing that she had to leave. She
couldn’t just be the wife of an estanciero or a military
man (Pisano & Franulic, 2009:120). Against her father’s
wishes, she lew to Santiago to study architecture; her
mother’s inluence, beyond the vocalized teachings, was
that she had to pursue her dreams.9
Once in Santiago, she felt dislocated (fig. 11). Her
passage through architecture school, in the Catholic
University, was far from perfect: she had to repeat irst
year after failing hand drawing, and barely passed the
other courses. From then on she would have an irregular
performance: almost always failing theology and passing
her other subjects with only occasional distinctions
(fig. 12). Her inal project for architecture school was
an estancia in Magallanes. Submitted in 1960, this now
lost project stands at odds with what was her path as a
student. School records show that the research she had
to complete prior to the inal project was of another
kind. In 1957, she participated in a course led by Emilio
Duhart that had for aim the redesign of the city center
of Santiago and its circulation. In 1958, she submitted
her end-of-studies research to the school on the “Theory
and oeuvre of Le Corbusier, Architect,” assessed by
Sergio Larraín García-Moreno among others. That same
year, she underwent her professional internship at Hugo
Gaggero’s oice.
Her inal project for an estancia does not have a
modernist tone to it; instead, it appears simply as an
iteration of the existent typology. After a detour amid
urban studies and modernism, her inal project must have
been a confrontation with her origins: not only with the
geography of Magallanes, but also with its uses; not only
A R Q 95 — U C C H I L E
estudiar arquitectura; la inluencia de su madre, más
allá de las enseñanzas vocalizadas, era que tenía que
perseguir sus sueños9.
Una vez que llegó a Santiago se sintió descolocada
(fiG. 11). Su paso por la Escuela de Arquitectura de la
Universidad Católica estuvo lejos de ser perfecto: tuvo que
repetir el primer año después de reprobar dibujo a mano
alzada y pasar apenas otros ramos. A partir de entonces
sería una alumna irregular: reprobando casi siempre
teología, pasaría otros cursos con algunas distinciones
ocasionales (fiG. 12). Su proyecto inal de graduación fue
una estancia en Magallanes. Este proyecto presentado
en 1960, ahora perdido, no se condice con lo que fuera
su camino como estudiante en la Universidad Católica.
Los registros muestran que la investigación que tenía que
realizar antes del proyecto inal era de otro tipo. En 1957
participó en un curso dirigido por Emilio Duhart, cuyo
in era el rediseño de la circulación del centro de la ciudad
de Santiago. En 1958 presentó su investigación inal de
grado sobre la «Teoría y obra de Le Corbusier, Arquitecto»
que fue evaluada por Sergio Larraín García-Moreno, entre
otros. El mismo año realizó su práctica profesional en la
oicina de Hugo Gaggero.
Su proyecto inal para una estancia no tiene el
tono modernista característico; en cambio, aparece
simplemente como una iteración de la tipología
existente. Después de un detour entre estudios
urbanos y modernismo, su proyecto inal debió ser un
enfrentamiento con sus orígenes: no sólo con la geografía
de Magallanes, sino también con sus usos; no sólo con
su sentimiento de pertenencia, sino también con sus
ansias de irse. La arquitectura no sería su destino inal,
FIG 11 Curso de primer
año de Arquitectura,
Pontiicia Universidad
Católica de Chile, 1952.
Margarita Pisano está
ausente, entre otros se
encuentran: Christian
De Groote (centro) y
Montserrat Palmer
(derecha). / Architecture
irst-year class, Pontiicia
Universidad Católica de
Chile, 1952. Margarita
Pisano is absent, among
others in the picture are:
Christian De Groote
(center) and Montserrat
Palmer (right).
Fuente / Source Archivo
de Originales. fadeu.
Pontiicia Universidad
Católica de Chile. Fondo
Documental Montserrat
Palmer Trías.
137
C E L E D ó N — G A R C Í A D E C O R TÁ z A R
FIG 12 Ficha estudiantil
de Margarita Pisano /
Margarita Pisano’s
academic transcript
Fuente / Source Archivo
de Originales. fadeu.
Pontiicia Universidad
Católica de Chile. Fondo
Documental Montserrat
Palmer Trías.
138
como tampoco lo sería ninguna de las arquitecturas
que habitó, diseñó o recicló; sin embargo, algo de su
ser todavía está imbuido en todas ellas. Así como
la cabeza reemplazó al cuerpo atlético y así como
el cuerpo evolucionó de madre a mujer rebelde, sus
espacios de transformación continúan albergándola.
A medida que recogía objetos cada vez más curiosos
para su siempre creciente colección, Margarita fundó
varios hogares y, sin embargo, tal vez siempre se
mantuvo afuera. ARQ
with her feelings of belonging, but also with the urge to
leave. Architecture would not be her inal destination,
nor would any of the architectures that she inhabited,
designed or re-made, yet a little bit of her is still imbued
in all of them. As the intellectual head replaced the
athletic body, and as the body evolved from mother
to rebellious woman, her spaces of transformation
continued sheltering her. While she picked up more and
more curious objects for her ever-growing collection,
she founded several homes, yet perhaps always stood
outside. ARQ
Gabriela García de Cortázar
Alejandra Celedón
gabrielagdec@gmail.com
aceledonf@gmail.com
Arquitecta, Universidad de Chile, Chile, 2006. Maestría en Historia
de la Arquitectura, Universidad de Londres, Reino Unido, 2010. PhD
Architectural Association, Reino Unido, 2017. Su principal interés
de investigación ha sido el dibujo: arquitectura de papel, mapas y
corografía (término renacentista para el dibujo del lugar). Recibió
una beca Abbey-Santander para sus estudios de maestría y una beca
de la Fundación Sasakawa para viajar a Japón en 2014. Recientemente
publicó un ensayo sobre los dibujos de batallas de Palladio, «Palladian
Feet» en a a Files 73 y dos ensayos sobre edificios en The Building
(Zurich, 2016).
Arquitecta, Universidad de Chile, 2003. msc, University College London,
Reino Unido, 2007. PhD Architectural Association, Reino Unido, 2014.
Sus intereses de investigación van desde la relación entre los dibujos
arquitectónicos y la construcción de discursos sobre la ciudad hasta los
actos de redibujar y coleccionar como operaciones epistemológicas y
críticas. Enseña e investiga en la Pontificia Universidad Católica de Chile
sobre estrategias geopolíticas, territoriales y arquitectónicas emprendidas
durante la década de los ochenta en Santiago. Sus últimas publicaciones
incluyen «Half-Plan» en San Rocco 11 y «Footprints» en a rq 92.
Architect, Universidad de Chile, Chile, 2006. ma Architectural History,
University College London, uk, 2010. PhD Architectural Association,
uk, 2017. Gabriela's main research interest thus far has been drawings:
paper architecture, maps and chorography (the Renaissance term
for the drawing of place). She was awarded an Abbey-Santander
scholarship for her master's studies, and received a Sasakawa
Foundation grant for travelling to Japan in 2014. She recently published
an essay on Palladio's drawings of battles, «Palladian Feet» in A A Files
73, and two essays on buildings in The Building (Zurich, 2016).
Architect, Universidad de Chile, 2003. msc Advanced Architectural
Studies, University College London, uk, 2007. PhD Architectural
Association, uk, 2014. Her research interests range from the
relationship between architectural drawings and the construction
of discourses on the city, to the acts of redrawing and collecting as
epistemological and critical operations. She teaches and conducts
research at the Pontificia Universidad Catolica on geopolitical,
territorial and architectural strategies undertaken during the eighties
in Santiago. Her latest publications include “Half-Plan” in San Rocco 11
and “Footprints” in ArQ 92.
A R Q 95 — U C C H I L E
Notas / Notes
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Julieta Kirkwood, socióloga e investigadora de la f l acso (Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales), autora de Feminarios
(Santiago: Documentas, 1987), Feminismo y participación política en
Chile (Santiago: f l acso, 1982), Ser política en Chile (Santiago: l om,
1982, 1986, 2002), entre otros.
Las Jornadas de la Mujer se desarrollaron en 1982 en el, por entonces,
Centro Cultural Mapocho, ubicado en Lastarria con Rosal, Santiago,
y fue organizado por el cem.
Una forma de liderazgo que ha sido criticada por muchos. Entrevista
con Verónica Matus en Largo, 2004 (195). Según algunos, Margarita
ha sido borrada de la historia del feminismo chileno en cumplimiento
de sus propios deseos. Véase Pisano y Franulic (2009:16).
‘Políticas’ era el nombre atribuido a las mujeres que militaban en
un partido político, mientras que las ‘feministas’ eran aquellas que
pertenecían exclusivamente al movimiento activista.
Su lema era «Democracia en el país y en la casa» y, «Democracia en el
país, en la casa y en la cama» (Pisano y Franulic, 2009:46).
La historia oficial de la oficina Gaggero-Pisano no reconoce su
participación en proyectos en los que trabajó (Gaggero, 2015).
Según lo referido por un familiar (que exigió mantener su nombre en
reserva) en conversación el 2 de noviembre de 2016.
Según testimonio de un integrante de su familia en mayo de 2016.
La madre de Margarita rechazó una beca de estudios de arte
en Santiago (organizada por la poetisa Gabriela Mistral y
la escultora Laura Rodig) para convertirse en esposa. Esta
abnegación sorprendió a Margarita y la empujó a escapar.
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Julieta Kirkwood, sociologist and researcher at fl acso (Latin
American Faculty of Social Sciences), authored Feminarios (Santiago:
Documentas, 1987), Feminismo y participación política en Chile
(Santiago: fl acso, 1982), Ser política en Chile (Santiago: lom, 1982,
1986, 2002), among others.
Jornadas de la Mujer took place in 1982 in the then Centro Cultural
Mapocho, located in Lastarria with Rosal, Santiago, and it was
organized by the cem.
A form of leadership that has been criticized by many. Interview with
Verónica Matus in Largo, 2004 (195). According to some, Margarita
has been written off the history of Chilean feminism following the
fulfillment of her own wishes. See Pisano & Franulic (2009:16).
'Politicals' was the name for women who militated in a political party,
opposed to 'feminists', who were only part of the activist movement.
Their motto “Democracy in the country and at home” and
“Democracy in the country, at home and in bed”. (Pisano & Franulic,
2009:46). See spanish original in note 5.
The official history of the Gaggero-Pisano office does not even credit her
participation in projects she was involved with (Gaggero, 2015).
As referred by one of Margarita Pisano’s relative (who asked to keep
his/her name confidential), in conversation on November 2, 2016.
As told by one of Margarita Pisano’s relatives in May 2016.
Margarita’s mother had refused a scholarship to study art in Santiago
(organized by poet laureate Gabriela Mistral and sculptor Laura
Rodig) in order to become a wife. This self-denial shocked Margarita
and pushed her to escape.
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pisa no, Margarita. Julia, quiero que seas feliz. Santiago: l om
ediciones, 2004.
139