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Margarita

On 29 November 2016, feminists celebrated in Santiago, Chile. It was the inauguration of the Casa de la Mujer Margarita Pisano, a new space for women to gather, share and take conscience of the urgency of the change needed. The subject of the festivity was Margarita Pisano, the little-known Chilean architect turned radical feminist leader that gave her name to the house. After passing away in June of the previous year, this was the first posthumous birthday celebration, and so the gathering was both a political and biographical homage. When the house opened its doors on a sunny spring afternoon, the inner courtyard was criss-crossed by clotheslines where photographs, cards and hand-written notes were hung. They displayed the biography of Margarita Pisano, whose life, from her birth in 1932 in the southernmost part of Chile, Tierra del Fuego, to her presence as public figure both in Chile and Latin America, was nothing but exceptional. Her life journey, however, was not only extreme in geographical terms: accompanying the troubled second half of twentieth-century Chile, her own conflicts involved extreme transitions in terms of vocation, politics and intimate life. The houses that Margarita inhabited, designed, created and re-made provide insight into her life and practice as these homes both sheltered and were radically altered by her.

ARQ 95 REFERENTES / REFERENCES ana miljački fabrizio gallanti ines weizman sam jacob adolf loos alberto sato josé moráis diego arraigada e. de la cerda, p. correa enrique walker federico soriano pilar pinchart carreño sartori a. celedón, g. garcía de cortázar boris groys amunátegui / mondragón, rojas Pontificia Universidad Católica de Chile Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos Escuela de Arquitectura ARQ 95 REFERENTES — rEFErENCES Abril 2017 íNdiCE CoNTENTS 9 16 Reportaje Fotográfico Photo report 84 Emilio dE la CErda, pEdro CorrEa Pabellón del nogal Walnut tree pavilion Editorial 92 ENriqUE walkEr 18 aNa miljački. ENtrEviStada por / Ideas recibidas Received ideas IntervIewed by Fabrizio gallaNti Referencias in/justas Un/fair references 96 FEdEriCo SoriaNo El museo de todos los museos The museum of all museums 30 iNES wEizmaN Derechos de la cosa Thing Rights 106 pilar piNChart El rascacielos horizontal The horizontal skyscraper 40 Sam jaCob Una pequeña parte de la arquitectura A Very Small Part of Architecture 118 mario CarrEño, piEra Sartori Gimnasio Municipal de Salamanca Salamanca Municipal Gymnasium 46 adolF looS Chicago Tribune 126 alEjaNdra CElEdóN, gabriEla garCía dE Cortázar 52 albErto Sato Búsquedas impacientes Impatient search Margarita 140 boriS groyS Autodiseño, o narcisismo productivo Self-Design, or Productive Narcissism 62 joSé moráiS Los islamismos de la arquitectura chilena decimonónica The Islamisms of nineteenth century Chilean architecture 74 diEgo arraigada Casa de ladrillos Brick house 146 Debate 150 Noticias MargariTa FIG 1 Margarita Pisano Fischer. Fuente / Source Casa de la Mujer Margarita Pisano alEjaNdr a CElEdóN Profesora Adjunta, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile gabriEla garCía dE CorTá zar Profesora Adjunta, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile Palabras clave Feminismo Mujer Activismo Casas Chile Keywords Feminism Women Activism Houses Chile La noción de ‘referente moral’ designa a aquellas personas cuya coherencia – la relación virtuosa entre discurso y acción – las convierte en verdaderas corporizaciones de un concepto o idea. Así, la arquitecta Margarita Pisano se transformó en vida en el referente moral del feminismo en Chile. Los cambios en su vida, permanentemente ligada a espacios arquitectónicos concretos pero siempre tendiendo al activismo feminista, son brillantemente relatados en este texto. The concept of ‘moral referent’ speaks of the people whose coherence – the virtuous relationship between discourse and action – turns them into true embodiments of a thought or idea. During her lifetime, the architect Margarita Pisano became the moral referent of feminism in Chile. The changes in her life, permanently linked to actual architectural spaces but always tending towards feminist activism, are brilliantly narrated in this text. A R Q 95 — U C C H I L E E l 29 de octubre de 2016, en Santiago de Chile, las feministas celebraron la inauguración de la Casa de la Mujer Margarita Pisano, un espacio de reunión y toma de conciencia de las mujeres frente a la urgencia del cambio requerido. El sujeto de la celebración era Margarita Pisano (fiG. 1), la poco conocida arquitecta chilena convertida en líder feminista radical que da su nombre a la casa. Esta era la primera celebración póstuma de su cumpleaños tras haber fallecido en junio del año anterior, por lo que la reunión fue tanto un homenaje político como biográico. Al momento de abrir sus puertas en una soleada tarde de primavera, el patio interior estaba atravesado por cuerdas para tender la ropa donde colgaban fotografías, tarjetas y notas manuscritas. Estas presentaban la biografía de Margarita Pisano, cuya vida – desde su nacimiento en la zona más austral de Chile hasta su constitución como igura pública tanto en su país como en América Latina – no fue sino excepcional. Su trayectoria de vida, sin embargo, no sólo fue extrema en términos geográicos: acompañando la agitada segunda mitad del siglo xx en Chile, sus propios conlictos involucraron transiciones extremas en términos de vocación, política y vida personal. Las casas que Margarita habitó, diseñó, imaginó y remodeló entregan una aproximación a su vida y su práctica, ya que estas, al mismo tiempo que la acogían eran radicalmente alteradas por ella. Casa de la mujer Margarita Pisano (Salvador Donoso 93, Bellavista, Santiago) A pesar de ser un hogar – por su nombre y por el tipo de cosas que alberga – la Casa de la Mujer es un espacio público (fiG. 2). Un ‘lugar para el cambio civilizatorio’ donde las mujeres pueden «organizarse, pensar el mundo autónomamente (...), [y] conocer y dar continuidad a la historia de las mujeres y a los conocimientos feministas, construidos originalmente fuera de la academia» (Pisano y Franulic, 2009:119). La Casa de la Mujer marca un cambio profundo en términos de los espacios asociados históricamente a las mujeres: si los lugares públicos más utilizados por estas siempre eran transitorios (mercados, centros comerciales, salas de espera en hospitales y escuelas), los hombres poseían aquellos asociados al poder (la plaza pública, la iglesia, el partido político, el club, el estadio, el bar, la calle o la universidad). Desde ahí, los hombres podían pensar el mundo mientras que las mujeres, en sus fugaces apariciones públicas, no. Desde la Casa de la Mujer, un espacio público y político contenido en un interior protegido, las mujeres inalmente pueden permitirse cuestionar críticamente las estructuras n October 29, 2016, feminists celebrated in Santiago, Chile. It was the inauguration of the Casa de la Mujer Margarita Pisano, a space for women to gather around the urgency of a needed change. The subject of the festivity was Margarita Pisano (fig. 1), the little-known Chilean architect turned radical feminist leader who the house is named after. Since her passing the year before, this was the irst posthumous birthday celebration, and so the gathering was both a political and biographical homage. When the house opened its doors on a sunny spring afternoon, the inner courtyard was criss-crossed by clotheslines where photographs, cards and hand-written notes were hung. These displayed the biography of Margarita Pisano, whose life, from her birth in the southernmost part of Chile to her presence as a public igure both in Chile and Latin America, was nothing but exceptional. Her life journey, however, was not only extreme in geographical terms: accompanying the already troubled second half of twentieth century Chile, her personal conlicts involved extreme transitions in terms of vocation, politics and intimate life. The houses that Margarita inhabited, designed, created and re-made provide insight into her life and practice as these homes both sheltered and were radically altered by her. O Casa de la mujer Margarita Pisano (Salvador Donoso 93, Bellavista, Santiago) Although a home by nomenclature and by the kind of things it shelters, the Casa de la Mujer is a public space (fig. 2). A “space for civilization change,” where women can “organize, think the world autonomously (...), [and] get to know and give continuity to women’s history and knowledge, built originally from outside academia” (Pisano & Franulic, 2009:119). It marks a profound change in terms of the spaces historically associated with women: if women’s most used public places were always transient (markets, shopping centers, waiting rooms in hospitals and schools), men owned those associated with power (public square, church, party, club, stadium, bar, street, universities). From there, men could think the world whereas women, in their all-too-leeting public appearances, could not. From the Casa de la Mujer, a political public space contained within a safeguarded interior, women could inally allow themselves to critically question the social structures surrounding them, from a space of their own where consciousness could be raised and nurtured. The house is an outside, and this contradiction is fundamental for understanding Margarita’s radical feminist proposal. She started to develop her own approach in the early eighties, departing from second- 127 C E L E D ó N — G A R C Í A D E C O R TÁ z A R 2 FIG 2 Casa de la Mujer Margarita Pisano Fuente / Source Fotograma video / Video frame Casa de la Mujer Margarita Pisano. Disponible en / Available at https:// www.youtube.com/ watch?v=OThLel7EXc0 FIG 3 Casa La Morada Fuente / Source Fondo La Morada. Archivo Mujeres y Géneros, dibam sociales que las rodean desde un lugar propio donde crear y alimentar la toma de conciencia. La casa también es un afuera y esta contradicción es fundamental para entender la propuesta feminista radical de Margarita, quien comienza a desarrollar su propio enfoque a principios de los ochenta, a partir de una segunda ola del feminismo denominado ‘de la diferencia’ (o cultural). La noción del ‘afuera’ contenido dentro de la Casa de la Mujer signiica no sólo un desafío al feminismo institucional, sino también a la política entendida exclusivamente como actividad partidista, al feminismo como parte de la academia y a la respuesta feminista frente a la opresión bajo la forma de resistencia (Pisano y Franulic, 2009). Su propuesta era la de un feminismo ‘activo’ antes que militante, autónomo en lugar de institucional y que promovía la rebelión en lugar de la oposición. Era también una forma de crítica a los modelos que permeaban su vida personal: Margarita abogaba por deshacerse de los ‘buenos árboles’ del matrimonio, la familia y los hijos, que hacían que la intimidad fuera irreconciliable con la emancipación total. Promovió un «cambio de los deseos» antes que un «deseo de cambio» (Pisano, 1995), cuestionando desde sus bases las instituciones culturales, puesto que ellas simplemente perpetúan la deshumanización de las mujeres dentro del paradigma masculino (Pisano, 2004). La Casa de la Mujer Margarita Pisano es entonces no sólo un lugar de acogida para las mujeres, sino además un lugar desaiante que invita al acto más radical de despojo. Es también la iteración póstuma de otra Casa de la Mujer que, un par de décadas atrás, se encontraba a sólo unas pocas cuadras de distancia. Casa de la mujer La Morada (Bellavista 0457, Santiago) 128 En los años ochenta, durante la dictadura de Pinochet, las mujeres se reunían en La Morada, lugar que inicialmente había sido la sede del Círculo de Estudios de la Mujer, un grupo compuesto principalmente por académicas en el que muy pocas se reconocían como feministas (fiG. 3). 3 wave diference (or cultural) feminism. The notion of an ‘outside’ contained inside the Casa de la Mujer, meant challenging not only institutional feminism, but also politics understood as party politics, feminism as part of academia, and the feminist response to oppression as one of resistance (Pisano & Franulic, 2009). Her proposal was for an ‘enacted’ feminism, rather than a militant one, autonomous instead of institutional, which promoted rebellion instead of opposition. It was also a critique of the models that permeated her personal life: she advocated for getting rid of the ‘good trees’ of marriage, family and children, which made intimacy unable to be reconciled with complete emancipation. She promoted a ‘change of desires’ rather than a ‘desire for change’ (Pisano, 1995), questioning cultural institutions from their onset, as they simply perpetuated the de-humanization of women within the masculine paradigm (Pisano, 2004). The Casa de la Mujer Margarita Pisano is then not only a welcoming place for women, but a challenging one that asks for the most radical act of dispossession. It is also a posthumous iteration of a previous Casa de la Mujer, one that stood only a few blocks away and a mere couple of decades back. Casa de la mujer La Morada (Bellavista 0457, Santiago) During the eighties, in times of the Pinochet dictatorship, women gathered in La Morada, which initially was the headquarters of the Círculo de Estudios de la Mujer (Circle for Women Studies), a group primarily composed of academics, very few of which actually called themselves feminists at the time (fig. 3). Julieta Kirkwood, the most notable Chilean feminist intellectual of the second half of the twentieth century, invited Margarita here,1 although she came from a totally diferent background: “coming from the world of art, especially architecture, was diicult: I didn’t know how to make sociological research, nor historical, even less anthropological. The Circle was on a second loor of a house in Bellavista (fig. 4). I got there and went up and had the feeling that I was falling down. At the same time, A R Q 95 — U C C H I L E 4 Pisano llegó hasta allí invitada por Julieta Kirkwood, la intelectual feminista chilena más notable de la segunda mitad del siglo xx1, aunque Margarita provenía de un entorno totalmente distinto: «para una persona como yo, que viene del mundo del arte, especialmente de la arquitectura, es difícil, yo no tenía la menor idea de hacer investigaciones sociológicas ni históricas ni menos antropológicas, nunca fue mi campo y me costó mucho entrar en ese mundo. El Círculo de Estudios estaba en un segundo piso en la calle Magallanes con Bellavista (fiG. 4). Yo llegaba y subía, y sentía que me caía por la escalera hacia abajo; al mismo tiempo, pensaba que ahí había algo para mí y, poriadamente, volvía a subir día tras día» (Pisano y Franulic, 2009:35). Si sentía que la casa la rechazaba, el impulso transformador de Margarita no le permitía renunciar. Después de una conferencia en Santiago en 19822 quedó claro para Pisano que el enfoque tibio de la academia no era suiciente: las mujeres necesitaban mucho más que estudios o teorías. Frente a la pregunta de ‘¿y qué harías tú entonces?’, Margarita propuso un ‘espacio de pasos perdidos’, un lugar donde las mujeres de origen popular fueran bienvenidas y donde tuvieran la oportunidad de prepararse antes de tomar una nueva dirección (Pisano y Franulic, 2009:38). Si esta respuesta ya era arquitectónica, la forma de llevarla a cabo lo era aún más: el espacio de reunión se desarrollaría en el formato de «Lunes abiertos», reuniones nocturnas regulares denominadas ‘taller’. Esta palabra, utilizada en escuelas y oicinas de arquitectura, remite no sólo al estudio, sino también a la práctica: el taller es un lugar para pensar y hacer (fiG. 5). Este feminismo basado en la acción se convirtió en el núcleo de la propuesta de Margarita para un feminismo radical. Llevar a cabo los talleres la obligó a leer e investigar, pero también a hablar y escribir: le enseñó a ser una líder3. Luchando contra la dislexia (siempre había sentido que las palabras no eran para ella), las herramientas de la arquitectura, el dibujo y las matemáticas le resultaron muy adecuadas. Su condición de ajena a los estudios sociológicos aportó 5 I felt there was something for me there so, stubbornly, I climbed upstairs every day” (Pisano & Franulic, 2009:35). Even if she felt the house rejected her, Margarita’s transformative drive did not allow her to quit. After a 1982 conference in Santiago,2 it was clear to Pisano that the lukewarm approach of academy was not enough: she felt that women needed much more than studies or theories. When asked ‘what would you do then?’ Margarita proposed a ‘espacio de pasos perdidos’ (space of lost steps), a concourse, a place where women from popular backgrounds could be welcomed in preparation for a new direction (Pisano & Franulic, 2009:38). If that response was already architectural, the way in which it was realized was even more so: this gathering space took the form of ‘Open Mondays,’ regular evening meetings that were called ‘taller.’ Used in architectural schools and practices, the word denotes not only the studio, but also the workshop: the ‘taller’ is a place for thinking ‘and’ doing (fig. 5). Action-based feminism developed as the core of Margarita’s proposal for a radical feminism. Conducting the workshops forced her to read and investigate, but also to speak and write: it taught her how to be a leader.3 Struggling with dyslexia, she had always felt that words were not for her – and that is why architecture tools, such as drawing and mathematics, seemed to come naturally to her. Her condition as an outsider from sociological studies brought something else to feminist thinking. Her irst activity in these Open Mondays was to help women realize that they not only had a place in history, but also in space: “these old ladies [attending] didn’t know that they lived in a city, didn’t know what a country was, least of all, a culture” (Pisano & Franulic, 2009:114); their knowledge started in the home and ended in their immediate neighborhood. In the workshop, on the contrary, they talked about the city, space, and moving about, they drew maps of Santiago and they walked, gauging their presence in them. For Margarita, knowing the present was the only way of triggering a thirst for the future. This brought conlict into the Circle. The ‘políticas’ (‘politicals’)4 wanted to FIG 4 Casa La Morada Fuente / Source La Morada – Corporación de Desarrollo de la Mujer FIG 5 Boletín La Morada, marzo-abril 1987 / La Morada bulletin, marchapril 1987 Fuente / Source La Morada – Corporación de Desarrollo de la Mujer 129 FIG 6 Margarita en calle Los Navegantes, Providencia, Santiago, c. 1983. / Margarita at Los Navegantes St., Providencia, Santiago, c. 1983. Fuente / Source cortesía Camila Gaggero Pisano 130 algo nuevo al pensamiento feminista. Su primera actividad en los «Lunes abiertos» consistió en ayudar a las mujeres a entender que no sólo tenían un lugar en la historia, sino también en el espacio: «las viejas [que asistían] no sabían que vivían en una ciudad, no sabían qué era un país, menos aún, una cultura» (Pisano y Franulic, 2009:114); su conocimiento comenzaba en el hogar y terminaba en su vecindario inmediato. En el taller, por el contrario, hablaban de la ciudad, el espacio y el movimiento, dibujaban mapas de Santiago y caminaban midiendo su presencia dentro de ellos. Para Margarita, conocer el presente era la única manera de desencadenar una sed de futuro. Esto trajo conlicto al Círculo. Las ‘políticas’4 querían permanecer dentro del campo de los estudios académicos, mientras que para Margarita la única posibilidad era la educación popular y la acción. Así se produjo una separación. Una vez divorciadas de las ‘políticas’, las ‘feministas’ conservaron la casa y la rebautizaron como «Casa de la Mujer La Morada». Como tal, se convertiría en un faro de resistencia y transformación. stay within the realm of academic studies, whereas for Margarita the only possibility was popular education and political action. Separation ensued. When the políticas and the feminists ‘divorced,’ the latter got to keep the house, and they re-named it “Casa de la Mujer La Morada.” As such, it would become a beacon of resistance and change. Casa Los Navegantes (Los Navegantes 1983) If La Morada was the place where Margarita divorced from academic feminists (a painful yet amicable separation), this was only her second divorce. Much more diicult was the separation from her family. Before becoming a feminist leader, Margarita had been a practicing architect, a wife, a mother. This previous life took place in the wealthy neighborhood of Pedro de Valdivia Norte, a bourgeois urban area, close to the city center and the animated life of Providencia. There, Margarita’s family house stood, a custom-made house designed in conjunction with Hugo Gaggero, her then Si La Morada fue el lugar donde Margarita se divorció de las feministas académicas (una separación dolorosa, pero amistosa), este era sólo su segundo divorcio. Mucho más difícil fue separarse de su familia. Antes de convertirse en una líder feminista, Margarita había sido arquitecta, esposa y madre. Esta vida anterior tuvo lugar en el acomodado barrio de Pedro de Valdivia Norte, una zona urbana burguesa cercana al centro de la ciudad y la animada vida de Providencia. Allí se ubicaba la casa familiar de Margarita, una casa hecha a medida y diseñada en conjunto con Hugo Gaggero, su marido en aquel entonces, con quien había mantenido una oicina exitosa y reconocida desde su graduación (fiG. 6). El sitio había sido adquirido en 1958 en un esfuerzo común entre la Universidad Católica y un grupo de personas, cuando dicha institución decidió trasladar su escuela de arquitectura. Entre los compradores estaban el decano de la escuela y igura líder del modernismo chileno, Sergio Larraín García-Moreno, Ernesto Pisano (padre de Margarita), y Hugo y Margarita. Gracias a esta operación organizada se logró controlar y adquirir toda la manzana (Gaggero, 2015:118), dando como resultado un esquema que mezclaba una poderosa institución con la vida privada de algunos de sus miembros. Mientras que la Universidad adquirió la antigua casa patronal colonial, que sería ocupada por la escuela en 1960, Larraín conservó la casa del inquilino. El resto del terreno se subdividió en lotes más pequeños. Margarita y Hugo diseñaron y construyeron no sólo su propia casa, sino también una para los padres de Margarita en el sitio contiguo. La casa Los Navegantes era una especie de gran mueble (Gaggero y Pisano, 1966). Diseñado a la medida y el gusto de Gaggero, no había paredes internas excepto las de la habitación de la pareja (fiG. 7-8). La luz natural controlada creaba un interior aislado, luido y abierto dentro del recinto, dando como resultado un espacio doméstico fuera de lo convencional. El papel de Margarita en el diseño de esta casa (y la de sus padres) era el de administración y coordinación. Hugo era el arquitecto, el genio, el artista. Margarita tenía un papel de emprendedor, lidiando con clientes, constructores y inanzas. La pareja vivió en la casa a partir de 1963 y allí vieron crecer a su familia, cuando después de varias pérdidas nacieron dos niños. Vivían próximos a sus abuelos maternos, quienes ocupaban la casa de al lado, y, poco después, la suegra de Margarita se mudó con ellos hasta el inal de sus días. En 1982 la pareja diseñó y construyó una segunda vivienda, esta vez junto al mar en Cachagua, otro lugar de élite para la aristocracia chilena. Aquí Margarita conoció a un grupo de mujeres intelectuales y artistas, entre ellas Roser Bru y Lea Kleiner, con quienes se involucraría cada vez más. Ellas le presentaron a Julieta Kirkwood a principios de los ochenta. La amistad femenina pronto evolucionó hacia reuniones regulares organizadas en Los Navegantes. Junto a la piscina, Julieta y ella escribieron el Maniiesto husband, with whom she had kept a successful and well-known practice since graduation (fig. 6). The site had been bought in 1958 in a common efort made between the Universidad Católica and a few individuals, when the University decided to relocate their architecture school. Among the buyers were the upcoming dean of the school, and leading igure of Chilean modernism, Sergio Larraín, Ernesto Pisano (Margarita’s father), and Hugo and Margarita. Thanks to their organized operation they managed to control and acquire the whole block (Gaggero, 2015:118), resulting in a scheme that mixed a powerful institution with the private life of some if its members. While the University acquired the old colonial casa patronal (main house), which was to be occupied by the school in 1960, Larraín kept the inquilino’s house (the servant’s lodging). The rest of the land was subdivided in smaller plots. Margarita and Hugo then designed and built not only their own family house, but also one for Margarita’s parents in the plot next to theirs. Casa Los Navegantes was like one big piece of furniture (Gaggero y Pisano, 1966). Designed mostly according to Gaggero’s measure and taste, there were no internal walls except for those of the couple’s room (fig. 7-8). Controlled natural light created a secluded interior that was made luid and open within the enclosure, resulting in a domestic space that escaped convention. Margarita’s role in the design of this house (and that of her parents’ next door) was one of administration and coordination. Hugo was the architect, the genius artist. Margarita had an entrepreneurial role, dealing with clients, constructors and inance. The couple lived in this house from 1963 onwards, and here they saw the family grow. After several miscarriages two children were born. The family lived in close proximity to their maternal grandparents occupying the house next door and, soon after, Margarita’s mother-in-law moved in to live with the family until the end of her days. In 1982, the couple designed and constructed a second dwelling by the sea in Cachagua, another elite spot for the Chilean aristocracy. Here, Margarita met a group of intellectual women and artists, among them Roser Bru and Lea Kleiner, with which she would become increasingly involved. They introduced Margarita to Julieta Kirkwood at the beginning of the eighties. Female friendship evolved into regular, organized meetings in Los Navegantes. By the pool, she and Julieta wrote the Feminist Manifesto (Pisano & Franulic, 2009:52), and in the lower ground loor, the female friends painted signs and boards denouncing Pinochet’s repression.5 From architecture studio to meeting point for activists, the basement must have witnessed Margarita’s growing internal conlicts, as she could no longer reconcile the wife and the architect with the increasingly conscious feminist. She had to navigate away to construct her new self. In 1983, she left her husband, her children and her house. Behind stood Pedro de Valdivia Norte, with its narrow passages of residential houses following the A R Q 95 — U C C H I L E Casa Los Navegantes (Los Navegantes 1983) 131 C E L E D ó N — G A R C Í A D E C O R TÁ z A R FIGS 7-8 Publicación casa Gaggero / Gaggero house publishing Fuente / Source revista AUC A N° 2. Santiago: enero - febrero 1966, p. 46 - 50 132 133 A R Q 95 — U C C H I L E C E L E D ó N — G A R C Í A D E C O R TÁ z A R FIG 9 Pisano + Gaggero. Torre 11, Remodelación San Borja, Santiago, Chile. Fuente / Source Alejandra Celedón Feminista (Pisano y Franulic, 2009:52) y en la planta baja las amigas pintaron pancartas y carteles denunciando la represión de Pinochet5. De estudio de arquitectura a punto de encuentro de activistas, el piso inferior debió haber sido testigo de los crecientes conlictos internos de Margarita, quien ya no podía reconciliar a la esposa y arquitecta con la feminista cada vez más consciente. Tuvo que alejarse para construir su nueva identidad. En 1983 abandonó a su marido, a sus hijos y su casa. Atrás quedaba Pedro de Valdivia Norte con sus estrechos pasajes de casas residenciales siguiendo el modelo ‘ciudad jardín’. Una casa, un jardín, una familia, pero no para Margarita. Tenía que ir afuera. 35 metros cuadrados 134 Margarita tampoco había sido completamente ‘parte’ de la escena arquitectónica. Su presencia en la obra publicada de su oicina es escasa. El papel más bien administrativo que ella cumplía podría explicar por qué habría sido pasada por alto6. Uno de los pocos testigos de su participación es el letrero que acredita a los arquitectos de la Torre 11 de la Remodelación San Borja. En un complejo habitacional de veintiún ediicios, la torre de 1969 de Gaggero y Pisano fue parte de uno de los principales proyectos de regeneración urbana construidos en Chile y Latinoamérica (Pérez de Arce, 2016). Junto a la entrada, sólo su nombre es visible, dado que el de Gaggero terminó detrás de una puerta de cristal en el interior del hall de acceso recientemente reformado. El nombre de Margarita, sin embargo, no escapó de la manipulación patriarcal: lo que las letras dicen es ‘Margarita Pisano de G’, con la última parte ‘garden city’ model. One house, one garden, one family, but not for Margarita. She had to go outside. 35 square meters Margarita had not been completely ‘in’ the architectural scene either. Her presence in their practice’s published oeuvre is scarce; the administrative role she fulilled in the oice might explain why she has been somewhat overlooked.6 One of the few witnesses of her participation is the surviving lettering that credits the architects of Tower 11 of the Remodelación San Borja. A housing complex of twenty-one high-rises, Gaggero and Pisano’s 1969 tower was part of one of the most important projects of urban regeneration built in Chile and Latin America (Pérez de Arce, 2016). Next to the entrance only her name is visible, as Gaggero’s ended up inside the recently refurbished access hall, behind a glazed door. Margarita’s name, however, didn’t escape patriarchal handling: what the lettering says is ‘Margarita Pisano de G,’ the last part literally meaning ‘of G[aggero]’ (fig. 9). In what was the common way of writing the names of married females, she appears simultaneously as author and possession. Margarita’s practice during her years at the familial oice seems pragmatic and anonymous, much in contrast to the radicalism and oppositional attitude of her later public life. Gaggero and Pisano’s oice had had important commissions, the most notable in scale and program was the unctad iii, a conference building designed during Salvador Allende’s socialist Unidad Popular government (Maulén, 2016). After Pinochet’s 1973 coup d’êtat, however, the oice was blacklisted Comenzamos a diseñar casas de 35 metros cuadrados para ocho personas, lo más inhumano que se puede proponer como solución habitacional. Cuando dibujaba los planos metía las camas, consciente de que las estaba poniendo en un nicho, lo que me hacía pensar que era mil veces preferible que las personas a las que estaban destinadas esas miniaturas siguieran en lo que en esa época llamaban población callampa (Pisano y Franulic, 2009:30). En paralelo, la oicina diseñaba una mansión para una familia adinerada en una de las zonas más exclusivas de Santiago: from public commissions for a time, and only in 1979 they got a chance to work on social housing again. This time the oice faced the stark contrast in the approach to social dwellings under Pinochet’s dictatorship. The construction of atomized minimal dwellings in the outskirts of the city was part of the regime’s public policy – one that cleansed the city center by making poverty invisible: A R Q 95 — U C C H I L E representando literalmente ‘de G[aggero]’ (fiG. 9). En lo que en ese entonces era la manera común de escribir el nombre de las mujeres casadas, ella aparece al mismo tiempo como autora y como posesión. La práctica profesional de Margarita durante sus años en la oicina familiar parece pragmática y anónima en contraste con la radicalidad y la actitud de oposición característica de su vida pública posterior. La oicina de Gaggero y Pisano tuvo encargos importantes, destacando la uncta D iii por su escala y programa, un ediicio para conferencias diseñado durante el gobierno socialista de la Unidad Popular de Salvador Allende (Maulén, 2016). Sin embargo, después del golpe de Estado de Pinochet en 1973, la oicina entró en las listas negras de encargos públicos y sólo en 1979 tuvieron la oportunidad de trabajar nuevamente en vivienda social. Esta vez, se enfrentaron al contraste en la aproximación a las viviendas sociales bajo la dictadura de Pinochet. La construcción de viviendas mínimas atomizadas en las afueras de la ciudad formaba parte de la política pública del régimen, una que limpiaba el centro de la ciudad haciendo invisible la pobreza: [w]e start[ed] designing 35 m2 houses for eight people, an inhuman proposal as a housing solution. When drawing the plans and making the beds it, I was consciously making them as niches. This made me think that it was a thousand times preferable to leave the people for whom these miniatures were destined to continue living in their informal settlements (Pisano & Franulic, 2009:30). At exactly the same time, the oice was designing a mansion for a wealthy family in one of the most exclusive areas of Santiago: [o]ne day I arrived to the oice and found a message from the client saying he had forgotten he needed to add a space in the garage for his motor boat (there were already considered three spaces for cars). The missing space had the same 35 m2 of the other houses I was designing (Pisano & Franulic, 2009:31). She was shocked. The contradictions nestled inside her erupted at the sight of these two projects over her drawing table, the cruel class clash denouncing her connivance in its construction. To explain her disappointment with the profession, she would compare the work of the architect to that of a piano player that follows an already written music sheet: just as musicians, architects could only be good executers or interpreters. FIG 10 Estancia Los Retamos, Tierra del Fuego, Chile. Fuente / Source cortesía Camila Gaggero Pisano Un día, al llegar a la oicina me encontré con un recado del cliente de la súper casa diciendo que olvidó que tenía que agregar en el garaje un espacio para su lancha a motor (ya estaban contemplados tres autos). El espacio que tenía que agregar eran los mismos 35 metros cuadrados de las otras casas en que estaba trabajando (Pisano y Franulic, 2009:31). Entró en shock. Las contradicciones anidadas en su interior explotaron al ver estos dos proyectos sobre su mesa de dibujo: el cruel enfrentamiento de clase denunciaba la complicidad de Margarita en su construcción. Para explicar su decepción con la profesión, Pisano comparaba el trabajo del arquitecto con el de un pianista que sigue una partitura ya escrita: así como los músicos, los arquitectos sólo podían ser buenos intérpretes o ejecutores. Se levantó y salió de la oicina. En cuanto llegó a casa, su cuerpo reaccionó: tuvo un violento ‘cuerpazo’, un ataque que la hizo sentir como si le hubiesen cortado la cabeza. Más tarde sabría que lo que había sufrido era una encefalitis. Su desencanto con la arquitectura sería deinitivo: tenía 135 C E L E D ó N — G A R C Í A D E C O R TÁ z A R 136 que desprenderse de aquel sinsentido y, tal vez, intentar cambiar las partituras desde otra posición. Estancia en Tierra del Fuego y proyecto para una estancia Antes de transformarse en un conlicto, en algún momento la arquitectura había signiicado libertad para Margarita. Nació y creció en una pequeña estancia, producto del activismo de la generación de su padre para conseguir la reforma agraria (Pisano y Franulic, 2009:72). Las estancias fueron la tipología arquitectónica que había llevado adelante la colonización económica de Tierra del Fuego, el extremo más austral del continente. La explotación de Magallanes tomó la forma de extracción de petróleo o cría de ovejas por parte de empresas privadas extranjeras. La segunda fue el medio a través del cual las extensiones de pampa silvestre fueron controladas y transformadas en productivas. Las grandes estancias ovejeras estaban compuestas por una serie de infraestructuras: secciones, galpones de esquila, ediicios auxiliares, alojamiento para trabajadores, pequeños puertos, caminos y un casco principal (Garcés, 2013). Construidas en madera y revestidas de hierro galvanizado de origen inglés, las estancias signiicaron no sólo la colonización del territorio en nombre del Estado chileno, sino la imposición de una mentalidad europea por sobre la cosmología propia de sus pueblos originarios. La exterminación sistemática de estos últimos hasta principios del siglo xx signiicó que el territorio albergaba esta contradicción: en paisajes de una belleza salvaje, la relación más pragmática de uso y abuso era la norma. La casa de Margarita, la estancia Los Retamos, se encontraba a siete kilómetros del estrecho de Magallanes (fiG. 10). Consciente del signiicado brutal que sustentaba su presencia en la isla, su relación con la tierra era de constante admiración y profundo respeto. La conexión entre los dos océanos, a sólo un galope de distancia, era su patio trasero. Allí, Margarita vio un «cielo horizontal, frente a sus ojos» (Pisano y Franulic, 2009:70). Sentía que desde este suelo plano y sin árboles podía percibir la curvatura de la tierra. Soplaba un viento constante y una bella quietud lo cubría todo en los raros momentos en que se detenía. Durante los meses escolares vivía en la capital regional, Punta Arenas7, pero durante los veranos podía disfrutar de largas noches polares, nunca completamente oscuras. La constitución de Margarita era doble como la del territorio: su madre le inculcó los hábitos de una buena mujer, mientras que su padre le enseñó a volar aviones (Pisano y Franulic, 2009:120-121). Aunque era una atleta – una esquiadora consumada que más tarde se convertiría en campeona nacional – siempre tendría una tendencia natural a cuidar de su hogar, una reminiscencia de las enseñanzas de su madre8. Sin embargo, por mucho apego que tuviera por Magallanes y por muy aicionada que fuera a los paisajes duros y hermosos del extremo sur, creció con la decisión de abandonarlos. No podía ser la esposa de un estanciero o un militar (Pisano y Franulic, 2009:120). Contra los deseos de su padre, viajó a Santiago para She stood up and left the oice. The moment she arrived home, her body reacted: she had a violent cuerpazo, a body-struck that made her feel as if her head was cut-of. She later found out she had sufered from encephalitis. Her disenchantment with architecture would be inal: she had to break away from this hopeless non-sense, and perhaps attempt to change the music scores form another standpoint. Estancia in Tierra del Fuego and project for an estancia Not always conlicted, at some point in Margarita’s life architecture had meant freedom. She was born and grew up in a small estancia, the product of the activism of her father’s generation to achieve agrarian reform (Pisano & Franulic, 2009:72). Estancias were the architectural typology that carried out the economic colonization of Tierra del Fuego, the southernmost tip of the continent. Exploitation of Magallanes took the form of either oil extraction or sheep breeding by private foreign companies. The latter were the means through which the wild expansions of this southern pampa were controlled and made productive. Large sheep-breeding estancias were composed of a series of buildings: enclosures, shearing sheds, ancillary buildings, lodgings for estancieros, small ports, roads and a main house were the typical coniguration (Garcés, 2013). Built in wood and clad in galvanized iron of English origin, the estancias meant not only a colonization of the territory on behalf of the Chilean state, but the imposition of a European mindset over the cosmology of its aboriginal people. Systematic extermination of the latter, up until the beginning of the twentieth century, meant that the territory held this contradiction: over landscapes of savage beauty the most pragmatic relation of use and abuse was the norm. Margarita’s home, the estancia Los Retamos, stood seven kilometers apart from the Strait of Magellan (fig. 10). Aware of the brutal meanings that supported her presence in the island, her relation with the land was one of constant awe and profound respect. The connection between the two oceans was her backyard, only a gallop away. From there, Margarita saw a “horizontal sky, in front of her eyes” (Pisano & Franulic, 2009:70). She felt she could perceive the curvature of the earth from this lat, tree-less land. Constant wind blew and in the rare moments when it stopped, a beautiful stillness covered everything. During school months she lived in the regional capital, Punta Arenas,7 but on summers she could enjoy the long, never completely dark, polar nights. Margarita’s constitution was double as the territory: her mother instilled on her the habits of a good woman, while her father taught her to ly airplanes. Although an outdoor athlete, a consummated skier that would later become national champion, she would always have a natural inclination to tend her home, a reminiscence of her mother’s teaching.8 Yet, however attached she was to Magallanes, however fond of the harsh and beautiful landscapes of the extreme south, she grew up always knowing that she had to leave. She couldn’t just be the wife of an estanciero or a military man (Pisano & Franulic, 2009:120). Against her father’s wishes, she lew to Santiago to study architecture; her mother’s inluence, beyond the vocalized teachings, was that she had to pursue her dreams.9 Once in Santiago, she felt dislocated (fig. 11). Her passage through architecture school, in the Catholic University, was far from perfect: she had to repeat irst year after failing hand drawing, and barely passed the other courses. From then on she would have an irregular performance: almost always failing theology and passing her other subjects with only occasional distinctions (fig. 12). Her inal project for architecture school was an estancia in Magallanes. Submitted in 1960, this now lost project stands at odds with what was her path as a student. School records show that the research she had to complete prior to the inal project was of another kind. In 1957, she participated in a course led by Emilio Duhart that had for aim the redesign of the city center of Santiago and its circulation. In 1958, she submitted her end-of-studies research to the school on the “Theory and oeuvre of Le Corbusier, Architect,” assessed by Sergio Larraín García-Moreno among others. That same year, she underwent her professional internship at Hugo Gaggero’s oice. Her inal project for an estancia does not have a modernist tone to it; instead, it appears simply as an iteration of the existent typology. After a detour amid urban studies and modernism, her inal project must have been a confrontation with her origins: not only with the geography of Magallanes, but also with its uses; not only A R Q 95 — U C C H I L E estudiar arquitectura; la inluencia de su madre, más allá de las enseñanzas vocalizadas, era que tenía que perseguir sus sueños9. Una vez que llegó a Santiago se sintió descolocada (fiG. 11). Su paso por la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica estuvo lejos de ser perfecto: tuvo que repetir el primer año después de reprobar dibujo a mano alzada y pasar apenas otros ramos. A partir de entonces sería una alumna irregular: reprobando casi siempre teología, pasaría otros cursos con algunas distinciones ocasionales (fiG. 12). Su proyecto inal de graduación fue una estancia en Magallanes. Este proyecto presentado en 1960, ahora perdido, no se condice con lo que fuera su camino como estudiante en la Universidad Católica. Los registros muestran que la investigación que tenía que realizar antes del proyecto inal era de otro tipo. En 1957 participó en un curso dirigido por Emilio Duhart, cuyo in era el rediseño de la circulación del centro de la ciudad de Santiago. En 1958 presentó su investigación inal de grado sobre la «Teoría y obra de Le Corbusier, Arquitecto» que fue evaluada por Sergio Larraín García-Moreno, entre otros. El mismo año realizó su práctica profesional en la oicina de Hugo Gaggero. Su proyecto inal para una estancia no tiene el tono modernista característico; en cambio, aparece simplemente como una iteración de la tipología existente. Después de un detour entre estudios urbanos y modernismo, su proyecto inal debió ser un enfrentamiento con sus orígenes: no sólo con la geografía de Magallanes, sino también con sus usos; no sólo con su sentimiento de pertenencia, sino también con sus ansias de irse. La arquitectura no sería su destino inal, FIG 11 Curso de primer año de Arquitectura, Pontiicia Universidad Católica de Chile, 1952. Margarita Pisano está ausente, entre otros se encuentran: Christian De Groote (centro) y Montserrat Palmer (derecha). / Architecture irst-year class, Pontiicia Universidad Católica de Chile, 1952. Margarita Pisano is absent, among others in the picture are: Christian De Groote (center) and Montserrat Palmer (right). Fuente / Source Archivo de Originales. fadeu. Pontiicia Universidad Católica de Chile. Fondo Documental Montserrat Palmer Trías. 137 C E L E D ó N — G A R C Í A D E C O R TÁ z A R FIG 12 Ficha estudiantil de Margarita Pisano / Margarita Pisano’s academic transcript Fuente / Source Archivo de Originales. fadeu. Pontiicia Universidad Católica de Chile. Fondo Documental Montserrat Palmer Trías. 138 como tampoco lo sería ninguna de las arquitecturas que habitó, diseñó o recicló; sin embargo, algo de su ser todavía está imbuido en todas ellas. Así como la cabeza reemplazó al cuerpo atlético y así como el cuerpo evolucionó de madre a mujer rebelde, sus espacios de transformación continúan albergándola. A medida que recogía objetos cada vez más curiosos para su siempre creciente colección, Margarita fundó varios hogares y, sin embargo, tal vez siempre se mantuvo afuera. ARQ with her feelings of belonging, but also with the urge to leave. Architecture would not be her inal destination, nor would any of the architectures that she inhabited, designed or re-made, yet a little bit of her is still imbued in all of them. As the intellectual head replaced the athletic body, and as the body evolved from mother to rebellious woman, her spaces of transformation continued sheltering her. While she picked up more and more curious objects for her ever-growing collection, she founded several homes, yet perhaps always stood outside. ARQ Gabriela García de Cortázar Alejandra Celedón gabrielagdec@gmail.com aceledonf@gmail.com Arquitecta, Universidad de Chile, Chile, 2006. Maestría en Historia de la Arquitectura, Universidad de Londres, Reino Unido, 2010. PhD Architectural Association, Reino Unido, 2017. Su principal interés de investigación ha sido el dibujo: arquitectura de papel, mapas y corografía (término renacentista para el dibujo del lugar). Recibió una beca Abbey-Santander para sus estudios de maestría y una beca de la Fundación Sasakawa para viajar a Japón en 2014. Recientemente publicó un ensayo sobre los dibujos de batallas de Palladio, «Palladian Feet» en a a Files 73 y dos ensayos sobre edificios en The Building (Zurich, 2016). Arquitecta, Universidad de Chile, 2003. msc, University College London, Reino Unido, 2007. PhD Architectural Association, Reino Unido, 2014. Sus intereses de investigación van desde la relación entre los dibujos arquitectónicos y la construcción de discursos sobre la ciudad hasta los actos de redibujar y coleccionar como operaciones epistemológicas y críticas. Enseña e investiga en la Pontificia Universidad Católica de Chile sobre estrategias geopolíticas, territoriales y arquitectónicas emprendidas durante la década de los ochenta en Santiago. Sus últimas publicaciones incluyen «Half-Plan» en San Rocco 11 y «Footprints» en a rq 92. Architect, Universidad de Chile, Chile, 2006. ma Architectural History, University College London, uk, 2010. PhD Architectural Association, uk, 2017. Gabriela's main research interest thus far has been drawings: paper architecture, maps and chorography (the Renaissance term for the drawing of place). She was awarded an Abbey-Santander scholarship for her master's studies, and received a Sasakawa Foundation grant for travelling to Japan in 2014. She recently published an essay on Palladio's drawings of battles, «Palladian Feet» in A A Files 73, and two essays on buildings in The Building (Zurich, 2016). Architect, Universidad de Chile, 2003. msc Advanced Architectural Studies, University College London, uk, 2007. PhD Architectural Association, uk, 2014. Her research interests range from the relationship between architectural drawings and the construction of discourses on the city, to the acts of redrawing and collecting as epistemological and critical operations. She teaches and conducts research at the Pontificia Universidad Catolica on geopolitical, territorial and architectural strategies undertaken during the eighties in Santiago. Her latest publications include “Half-Plan” in San Rocco 11 and “Footprints” in ArQ 92. A R Q 95 — U C C H I L E Notas / Notes 1 2 3 4 5 6 7 8 9 Julieta Kirkwood, socióloga e investigadora de la f l acso (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales), autora de Feminarios (Santiago: Documentas, 1987), Feminismo y participación política en Chile (Santiago: f l acso, 1982), Ser política en Chile (Santiago: l om, 1982, 1986, 2002), entre otros. Las Jornadas de la Mujer se desarrollaron en 1982 en el, por entonces, Centro Cultural Mapocho, ubicado en Lastarria con Rosal, Santiago, y fue organizado por el cem. Una forma de liderazgo que ha sido criticada por muchos. Entrevista con Verónica Matus en Largo, 2004 (195). Según algunos, Margarita ha sido borrada de la historia del feminismo chileno en cumplimiento de sus propios deseos. Véase Pisano y Franulic (2009:16). ‘Políticas’ era el nombre atribuido a las mujeres que militaban en un partido político, mientras que las ‘feministas’ eran aquellas que pertenecían exclusivamente al movimiento activista. Su lema era «Democracia en el país y en la casa» y, «Democracia en el país, en la casa y en la cama» (Pisano y Franulic, 2009:46). La historia oficial de la oficina Gaggero-Pisano no reconoce su participación en proyectos en los que trabajó (Gaggero, 2015). Según lo referido por un familiar (que exigió mantener su nombre en reserva) en conversación el 2 de noviembre de 2016. Según testimonio de un integrante de su familia en mayo de 2016. La madre de Margarita rechazó una beca de estudios de arte en Santiago (organizada por la poetisa Gabriela Mistral y la escultora Laura Rodig) para convertirse en esposa. Esta abnegación sorprendió a Margarita y la empujó a escapar. 1 2 3 4 5 6 7 8 9 Julieta Kirkwood, sociologist and researcher at fl acso (Latin American Faculty of Social Sciences), authored Feminarios (Santiago: Documentas, 1987), Feminismo y participación política en Chile (Santiago: fl acso, 1982), Ser política en Chile (Santiago: lom, 1982, 1986, 2002), among others. Jornadas de la Mujer took place in 1982 in the then Centro Cultural Mapocho, located in Lastarria with Rosal, Santiago, and it was organized by the cem. A form of leadership that has been criticized by many. Interview with Verónica Matus in Largo, 2004 (195). According to some, Margarita has been written off the history of Chilean feminism following the fulfillment of her own wishes. See Pisano & Franulic (2009:16). 'Politicals' was the name for women who militated in a political party, opposed to 'feminists', who were only part of the activist movement. Their motto “Democracy in the country and at home” and “Democracy in the country, at home and in bed”. (Pisano & Franulic, 2009:46). See spanish original in note 5. The official history of the Gaggero-Pisano office does not even credit her participation in projects she was involved with (Gaggero, 2015). As referred by one of Margarita Pisano’s relative (who asked to keep his/her name confidential), in conversation on November 2, 2016. As told by one of Margarita Pisano’s relatives in May 2016. Margarita’s mother had refused a scholarship to study art in Santiago (organized by poet laureate Gabriela Mistral and sculptor Laura Rodig) in order to become a wife. This self-denial shocked Margarita and pushed her to escape. Bibliografía / Bibliography G aGGero, Hugo. Hugo Gaggero, seis décadas en la arquitectura. Santiago: Alvimpres, 2015. G aGGero ca pell a ro, Hugo; pisa no De G aGGero, Margarita. «La casa Gaggero». aUc a 2 (ene-feb, 1966):46-50. G a rcés, Eugenio. Tierra del Fuego: historia, arquitectura y territorio. Santiago: Ediciones a rq , 2013. l a rGo, Eliana. Calles caminadas, anverso y reverso. Santiago: Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, 2014. m au lén, David. «Una trayectoria excepcional. 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