Publicado en
Comunicación y pedagogía: Nuevas tecnologías y recursos didácticos,
Nº 222, 2007 , pags. 42-47
Algunos principios para el desarrollo de buenas prácticas
pedagógicas con las TICs en el aula
Manuel Area Moreira
Universidad de La Laguna
Hace una década una de las principales preocupaciones
de los docentes, expertos, técnicos y responsables de la
administración educativa con relación a las TICs
(Tecnologías de la Información y Comunicación)
consistía en reclamar y en propiciar que éstas estuvieran
disponibles en los centros y aulas. Éramos conscientes
de que la escasez y obsolescencia de los ordenadores y
de las redes e infraestructuras telemáticas existentes en
los colegios era un obstáculo permanente que impedía la
puesta en marcha de proyectos educativos basados en la
utilización de la tecnología digital.
En este sentido, debemos reconocer el
importante, aunque siempre limitado, esfuerzo
presupuestario y de políticas educativas que están desarrollando las distintas
comunidades autonómicas en el último lustro dirigido a lograr que las computadoras
empiecen a ser un elemento habitual de la escenografía escolar. Éstas administraciones
han emprendido programas y planes institucionales propios para la integración de las
tecnologías digitales, especialmente Internet, en los centros educativos como son los
casos del Proyecto Medusa en Canarias, Averroes en Andalucía, el Programa Premia
en el País Vasco, el Programa Ramón y Cajal en Aragón, Plumier en la región de
Murcia, el Proyecto SIEGA en Galicia, EducaMadrid en la comunidad madrileña o el
Programa Argo en Cataluña, por citar algunos ejemplos. Evidentemente el ritmo de
dotación y el alcance de la misma es variable de unas autonomías o regiones a otras:
este hecho depende de la voluntad política y de la dotación económica invertida por los
respectivos gobiernos autonómicos. Pero es indudable que en los dos o tres últimos años
la mayor parte de los centros educativos, sobre todo de la etapa de educación
secundaria, han visto incrementados enormemente el número de computadoras
disponibles y de la conectividad a Internet. De forma paralela también se han
planificado y desarrollado cursos de formación al profesorado destinados a capacitarlos
para el uso de dichos recursos digitales. Cursos, a veces, excesivamente centrados en el
aprendizaje de los aspectos mas técnicos, obviando una preparación en el campo del uso
didáctico de dicha tecnología.
Paralelamente el Ministerio de Educación y Ciencia desarrolló (o mejor dicho,
sigue desarrollando) sus planes de apoyo a la incorporación de las TICs al sistema
escolar a través del portal educativo CNICE (Centro Nacional de Información y
Comunicación), y de la puesta en marcha de programas como Internet en el aula. En
1
este programa participan los ministerios de Educación y Ciencia e Industria, Turismo y
Comercio, este último a través de la Entidad Pública Empresarial Red,es, en estrecha
colaboración con las Comunidades Autónomas (CCAA). Una revisión más amplia de
las políticas educativas en Espeña desarrolladas en los últimos veinte años con relación
a la incorporación de las TICs puede verse en Area (2006).
Los datos de informes internacionales avalan la mejora en la dotación de
recursos e infraestructuras tecnológicas en las escuelas españolas. Así por ejemplo en el
informe Education at Glance de la OCDE (2003) España era uno de los países con peor
ratio de estudiantes por ordenador en educación secundaria con una media de 16, frente
a los 9 de media de los países OCDE, y distante de los 6 de Francia o los 3 de Suecia o
Dinamarca. Sin embargo en el informe que la Comisión Europea (2006) publicó en el
pasado mes de septiembre de 2006 en el que analizaba la disponibilidad y uso de
ordenadores e Internet en las escuelas de Europa se indica que en los últimos cinco años
ha mejorado notablemente la situación de acceso y disponibilidad a Internet en los
centros educativos de España. De este modo, la media española es del 81% lo que sitúa
a nuestro país en el puesto 10 sobre un total de 27 países estudiados. Sin embargo,
existe un dato preocupante en el sentido de que el 30% del profesorado manifiesta cierta
desmotivación hacia el uso de las TIC en su enseñanza, cuando la media europea con
relación a esta variable es del 14%.
Lo que quisiera destacar es que actualmente un porcentaje notorio de los centros
educativos de nuestro país tienen una conexión a Internet de banda ancha y disponen de
aulas específicas para organizar tareas escolares con las TICs. Creo, en consecuencia,
que podríamos afirmar que el principal problema para desarrollar prácticas pedagógicas
con tecnologías ya no es la ausencia o el limitado número de recursos e infraestructuras
tecnológicas disponibles en las escuelas, sino otras causas de naturaleza más
psicoeducativa y curricular que técnica.
En ocasiones anteriores he puesto de manifiesto que la tecnología informática
por sí misma no genera aprendizaje de forma espontánea, sino que depende de los fines
educativos, de los métodos didácticos y de las actividades que realizan los alumnos con
los ordenadores en el aula1. La utilización de las computadoras por parte de los
estudiantes sin que exista un planteamiento pedagógico previo que guíe y regule las
acciones de los mismos tiende a ser un ejercio estéril sometido a la espontaneidad y el
azar. El alumnado aprenderá no por el mero hecho de tocar ordenadores, sino porque el
docente le plantea actividades que el alumno tiene que resolver empleando para ello la
tecnología. De todo ello hableremos a continuación.
Las buenas prácticas de enseñanza con ordenadores en el aula necesitan principios
educativos de referencia
Como estamos indicando una cosa es que la tecnología esté disponible en las
aulas (que es una condición necesaria e imprescindible, pero insuficiente), pero otra
bien distinta es que con la misma se desarrollen procesos de enseñanza y aprendizaje de
calidad pedagógica. Con ello sugiero que no sólo es importante emplear didácticamente
ordenadores y demás artilugios digitales para las tareas docentes y de aprendizaje, sino
que el tipo de prácticas debieran responder a ciertos principios y criterios de calidad
pedagógica.
1
Consúltese el blog denominado “Ordenadores en el aula” donde describo y justifico estas ideas. La
dirección es http://ordenadoresenelaula.blogspot.com
2
Desde que en los primeros años de la década de los setenta en los que se
iniciaron las primeras experiencias de la informática educativa hasta la actualidad
hemos ido obteniendo un valioso conocimiento, muchas veces fruto más de los errores e
ingenuidades cometidas que de los aciertos, que nos señala algunos de los criterios y
principios que deben ser tenidos en cuenta a la hora de planificar, desarrollar y evaluar
proyectos, actividades o unidades de trabajo en el aula basados en el uso de la
tecnología. A continuación desgranaré algunos de los principios a los que me estoy
refiriendo y que de alguna forma debieran tener presentes el profesorado cuando
planifique y desarrolle experiencias educativas con estas tecnologías:
a) En primer lugar, hemos de ser conscientes de que los ordenadores “per se”
no generan una mejora sobre la enseñanza y el aprendizaje. Es una falacia o creencia
ingenua suponer que por el mero hecho de incorporar ordenadores a los procesos de
enseñanza, éstos de forma cuasiautomática incrementarán los efectos sobre lo que
aprenden los alumnos y por tanto incrementan la calidad del proceso educativo.
Mantener la tesis de que la presencia de la tecnología en aula supondrá necesariamente
innovación pedagógica así como mejora de la motivación y rendimiento del alumnado
es mitificar el potencial intrínseco de los ordenadores en la enseñanza.
Los efectos pedagógicos de las TIC no dependen de las características de la
tecnología o software informático utilizado, sino de las tareas que se demandan que
realice el alumno, del entorno social y organizativo de la clase, de la estrategia
metodológica implementada, y del tipo de interacción comunicativa que se establece
entre el alumnado y el profesor durante el proceso de aprendizaje. Es decir, la calidad
educativa no depende directamente de la tecnología empleada (sea impresa, audiovisual
o informática), sino del método de enseñanza bajo el cual se integra el uso de la
tecnología así como de las actividades de aprendizaje que realizan los alumnos con la
misma.
b) En segundo lugar, hemos de indicar que las TIC debieran ser utilizadas para
la organización y desarrollo de procesos de aprendizaje de naturaleza
socioconstructivista. El constructivismo social es, en estos momentos, la teoría
psicológica del aprendizaje más extendida y consolidada en los ámbitos de la
investigación educativa. Apoyada en las aportaciones de Piaget, Vigotsky, Brunner, y
otros muchos teóricos tanto anglosajones (Cole, Kholb, Rogoff) como españoles,
básicamente se defiende que el aprendizaje escolar debe ser un proceso constructivo del
conocimiento que el alumno elabora a través de actividades aprendiendo a resolver
situaciones problemáticas en colaboración con otros compañeros. Aprender a través de
la actividad, descubrir y elaborar el conocimiento, resolver situaciones problemáticas y
trabajar colaborativamente podrían ser la síntesis básica de los principios del
socioconstructivismo. El aprendizaje, en consecuencia, es un proceso de reconstrucción
de significados que cada individuo realiza en función de su experiencia en una situación
dada. Por ello, la tecnología, desde estas posiciones, no debe ser el eje o centro de los
procesos de enseñanza, sino un elemento mediador entre el conocimiento que debe
construirse y la actividad que debe realizar el alumnado. El protagonista debe ser el
propio humano que, en colaboración con otros sujetos, desarrolla acciones con la
tecnología.
Estas ideas no solo están inspirando a gran parte de los proyectos y experiencias
educativas más innovadoras y potentes de los últimos años, sino que también se están
trasladando a la organización de situaciones de enseñanza-aprendizaje con ordenadores.
Sobre este particular se han propuesto metodologías didácticas apoyadas en TIC que,
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con sus lógicas diferencias, coinciden en propiciar y favorecer un proceso de
aprendizaje caracterizado por plantear al alumnado la resolución de problemas que les
exigen buscar, seleccionar, analizar y reelaborar información en redes digitales
trabajando en equipo. Propuestas metodológicas basadas en el uso de Internet como son
el aprendizaje basado en problemas (PBL), las Webquest, el aprendizaje por proyectos
(APP), los círculos de aprendizaje, o el denominado CSCL (Aprendizaje Colaborativo a
través del Ordenador) son ejemplos de la aplicación de dichos principios al aprendizaje
con ordenadores.
c) En tercer lugar, la tecnología informática, a diferencia de la impresa o el
soporte audiovisual, permite manipular, almacenar, distribuir y recuperar con gran
facilidad y rapidez grandes volúmenes de información. Frente a las limitaciones y
dificultades de acceso a la información que imponen los libros o los vídeos - ya que
éstos tienen que estar disponibles físicamente en el aula o centro para que puedan ser
utilizados por el alumnado en el tiempo escolar-, Internet y los discos digitales son
recursos que distribuyen y/o almacenan ingentes cantidades de datos (en formato
documento de lectura, en imágenes fija, en esquemas y gráficos, en imágenes en
movimiento, en sonidos, etc.) susceptibles de ser empleadas en un proceso de
aprendizaje que requiera del alumnado las habilidades o capacidades de uso inteligente
de la información.
Lograr el desarrollo de estas capacidades solamente se realizará si planificamos
y ponemos en práctica situaciones de aprendizaje que demanden al alumnado elaborar o
construir el conocimiento en el sentido de que sea él quien tenga que tomar las
decisiones adecuadas para resolver un determinado problema. La decisión de identificar
qué datos son los necesarios y en consecuencia elaborar estrategias de búsqueda de la
información y saber hacerlo en la maraña entrelazada de recursos existentes en Internet;
analizar, discriminar y seleccionar los documentos, webs o ficheros encontrados;
reelebarar toda la información disponible construyendo un ensayo o trabajo personal;
redactarlo y darle formato bien textual, gráfico o multimedia; y finalmente difundirlo
sea mediante una página web, una presentación multimedia, o un poster, son habilidades
de uso inteligente de la información vinculadas con las capacidades a desarrollar en la
alfabetización múltiple del alumnado en cuanto sujeto que debe desenvolverse en la
sociedad informacional. Este proceso de aprendizaje nos sitúa en un planteamiento
educativo destinado al desarrollo de competencias en la información, conocido como
ALFIN (o alfabetización informacional) y que ha sido incorporado a los curricula de la
Educación Primaria y Educación Secundaria Obligatoria recientemente.
d) Finalmente, en cuarto lugar, hemos de destacar que las tecnologías digitales
son poderosos recursos para la comunicación entre sujetos (tanto alumnado como
profesorado) que se encuentren distantes geográficamente o bien que no coincidan en
el tiempo. En este sentido, las TIC al servicio educativo permiten que el alumnado
pueda trabajar colaborativamente con otros grupos de alumnos pertenecientes a
geografías, espacios o territorios alejados. Instrumentos tales como el correo
electrónico, el foro, los chats o las videoconferencias son recursos que posibilitan el
desarrollo de actividades y tareas entre grupos de alumnos y/o docentes que sin los
mismos serían prácticamente inviables. Actividades como la “correspondencia escolar”
de fuertes raíces freinetianas que en el pasado representaba un alto coste de trabajo para
el docente se ven facilitadas con la implantación del correo electrónico. Proyectos de
trabajo colaborativo como son los denominados “círculos de aprendizaje” entre
alumnado de distintos países o comunidades son posibles gracias al desarrollo de este
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tipo de tecnologías como veremos más adelante. La colaboración e intercambio de
materiales, unidades didácticas o experiencias pedagógicas entre docentes se pueden
articular y facilitar organizando sitiosweb o espacios virtuales con esta finalidad. Lo
destacable, es que las TIC, a diferencia de las anteriores tecnologías como la impresa o
audiovisual, además de ser soportes para la transmisión y difusión de información, son
recursos que facilitan e incrementan la interacción comunicativa entre los sujetos
superando las limitaciones representadas por las barreras geográficas y/o temporales lo
que implica que el alumnado debe desarrollar nuevas y variadas competencias
intelectuales, actitudinales y sociales para desenvolverse de forma inteligente ante estas
tecnologías (Monereo, 2005).
A modo de un decálogo para planificar buenas prácticas docentes con tecnologías
De estos cuatro principios pudiéramos derivar un conjunto de recomendaciones
u orientaciones prácticas que sirvan como criterios-guía para la actuación y uso con las
tecnologías en las prácticas de aula. Dichas recomendaciones las he sintetizado en el
siguiente decálogo:
1. Lo relevante debe ser siempre lo educativo, no lo tecnológico. Por ello, un
docente cuando planifique el uso de las TIC siempre debe tener en mente
qué es lo que van a aprender los alumnos y en qué medida la tecnología
sirve para mejorar la calidad del proceso de enseñanza que se desarrolla en
el aula.
2. Un profesor o profesora debe ser consciente de que las TIC no tienen
efectos mágicos sobre el aprendizaje ni generan automáticamente
innovación educativa. El mero hecho de usar ordenadores en la enseñanza
no implica ser mejor ni peor profesor ni que sus alumnos incrementen su
motivación, su rendimiento o su interés por el aprendizaje.
3. Es el método o estrategia didáctica junto con las actividades planificadas las
que promueven un tipo u otro de aprendizaje. Con un método de enseñanza
expositivo, las TIC refuerzan el aprendizaje por recepción. Con un método
de enseñanza constructivista, las TIC facilitan un proceso de aprendizaje
por descubrimiento.
4. Se deben utilizar las TIC de forma que el alumnado aprenda “haciendo
cosas” con la tecnología. Es decir, debemos organizar en el aula
experiencias de trabajo para que el alumnado desarrolle tareas con las TIC
de naturaleza diversa como pueden ser el buscar datos, manipular objetos
digitales, crear información en distintos formatos, comunicarse con otras
personas, oir música, ver videos, resolver problemas, realizar debates
virtuales, leer documentos, contestar cuestionarios, trabajar en equipo, etc.
5. Las TIC deben utilizarse tanto como recursos de apoyo para el aprendizaje
académico de las distintas materias curriculares (matemáticas, lengua,
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historia, etc.) como para la adquisición y desarrollo de competencias
específicas en la tecnología digital e información.
6. Las TIC pueden ser utilizadas tanto como herramientas para la búsqueda,
consulta y elaboración de información como para relacionarse y
comunicarse con otras personas. Es decir, debemos propiciar que el
alumnado desarrolle con las TIC tareas tanto de naturaleza intelectual
como de interacción social.
7. Las TIC deben ser utilizadas tanto para el trabajo individual de cada
alumno como para el desarrollo de procesos de aprendizaje colaborativo
entre grupos de alumnos tanto presencial como virtualmente.
8. Cuando se planifica una lección, unidad didáctica, proyecto o actividad con
TIC debe hacerse explícito no sólo el objetivo y contenido de aprendizaje
curricular, sino también el tipo de competencia o habilidad
tecnológica/informacional que se promueve en el alumnado.
9. Cuando llevemos al alumnado al aula de informática debe evitarse la
improvisación. Es muy importante tener planificados el tiempo, las tareas o
actividades, los agrupamientos de los estudiantes, el proceso de trabajo.
10. Usar las TIC no debe considerarse ni planificarse como una acción ajena o
paralela al proceso de enseñanza habitual. Es decir, las actividades de
utilización de los ordenadores tienen que estar integradas y ser coherentes
con los objetivos y contenidos curriculares que se están enseñando.
¿Qué actividades de aprendizaje pueden ser realizadas con las tecnologías?. Lo
primero partir de un modelo educativo
Es evidente que cuando un profesor decide emplear las nuevas tecnologías en su
docencia inevitablemente se está planteando nuevos retos y desafíos de su
profesionalidad. Este proceso de innovación de su práctica docente no es fácil ni se
logra en poco tiempo. Por ello quisiera destacar la idea básica y central de que la
planificación de actividades con tecnologías no puede realizarse de modo espontáneo y
azaroso, sino que debe partir de un modelo educativo. Es decir, la actividad cobra
sentido pedagógico no por la mera realización de la misma, sino porque ésta es parte de
un proceso más amplio dirigido a lograr las metas de aprendizaje que subyacen a un
deteminado modelo de educación.
Mi sugerencia en consecuencia, es que un proyecto o planificación didáctica
destinada a que el alumnado aprenda a través de la realización de actividades realizadas
con las TICs en una perspectiva metodológica que asuma los planteamientos y
principios que hemos enunciando anteriormente debiera planificarse bajo un modelo
educativo caracterizado por lo siguiente:
• Una de las metas relevantes del aprendizaje escolar consiste en ayudar al
alumnado a reconstruir y dar significado a la multitud de información que obtiene
extraescolarmente en los múltiples medios de comunicación de la sociedad del
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siglo XXI y desarrollar las competencias para utilizar de forma inteligente, crítica
y ética la información.
La metodología de enseñanza que se desarrolle debe caracterizarse por cuestionar
el monopolio del libro de texto como fuente única del conocimiento y estimular en
el alumnado la búsqueda de nuevas informaciones a través de variadas fuentes y
tecnologías, así como la reflexión y el contraste crítico permanente de los datos.
Enseñar con ordenadores en una perspectiva constructivista significa plantear
problemas para que los propios alumnos articulen planes de trabajo y desarrollen
las acciones necesarias con la tecnologías cara a construir y obtener respuestas
satisfactorias a los mismos de forma que aprendan a expresarse y comunicarse a
través de las distintas modalidades y recursos tecnológicos.
Frente al aprendizaje como una experiencia individual el reto es utilizar la
tecnología para generar procesos de aprendizaje colaborativo entre los alumnos de
la clase y entre clases geográficamente distantes.
El papel del docente en el aula debe ser más un organizador y supervisor de
actividades de aprendizaje que los alumnos realizan con tecnologías, más que un
transmisor de información elaborada.
Las TICs, al igual que cualquier otro material o recurso didáctico, posibilitan el
desarrollo y puesta en práctica de distintas tareas de aprendizaje de naturaleza diversa.
A modo de un listado, no exhaustivo, de actividades genéricas de aprendizaje que los
alumnos podrían realizar empleando los recursos digitales podríamos sugerir las
siguientes:
- buscar, seleccionar y analizar información en Internet con un propósito
determinado
- adquirir las competencias y habilidades de manejo de las distintas herramientas y
recursos tecnológicos: saber manejar software diverso, gestionar un sistema
operativo, …
- cumplimentar y realizar distintas tareas de aprendizaje como pueden ser:
- redactar textos escritos
- elaborar presentaciones multimedia
- resolver ejercicios y juegos on line
- desarrollar proyectos de trabajo en WWW
- exponer públicamente proyectos o trabajos en el aula mediante pizarras digitales
- comunicarse y trabajar colaborativamente a distancia empleando recursos de
Internet: foros, wikis, blogs, transferencias ficheros, correos, Messenger
- expresarse y difundir sus ideas y trabajos empleando distintas formas y recursos
tecnológicos (elaborar montajes audiovisuales, multimedia, páginas web)
En este sentido la pregunta clave a plantearnos es ¿qué tipo y naturaleza de
actividades puede organizar un docente en su trabajo académico para propiciar
aprendizajes de calidad educativa y apoyados en los principios psicopedagógicos que
hemos enunciado anteriormente? La respuesta creo que debemos buscarla en la
tradición que representa la práctica pedagógica escolar que nos indica que existen
distintos tipos de actividades de mayor o menor complejidad: desde actividades
sencillas que un alumno realiza individualmente (por ejemplo, el copiado de un texto, la
resolución de un ejercicio aritmético, o la redacción de un texto narrativo) hasta
7
actividades de mayor calado, complejidad y duración como pueden ser aquellas que
impliquen un proyecto de trabajo en equipo (por ejemplo, realizar una pequeña
investigación sobre un problema científico en un laboratorio, una encuesta real a sujetos
en la calle, o un proyecto sobre un tema de la actualidad en los periódicos).
En este sentido el tipo de actividades a desarrollar con las TICs podrían
clasificarse en función del grado de simplicidad/complejidad intelectual y pedagógica
de las mismas así como si éstas se desarrollan en contextos presenciales de clase, o en
entornos educativos virtuales (véase el cuadro adjunto). De este modo, pudiéramos
identificar tres grandes tipos actividades a desarrollar con TICs en las aulas:
- actividades simples que son puntuales y complementarias de otras actividades
desarrolladas en la clase,
- actividades complejas que implican más tiempo, mayor organización y que
requieren activar en el alumnado variadas habilidades y competencias
cognitivas
- actividades desarrolladas en entornos virtuales que exigen el dominio de la
capacidad de expresión y comunicación a través de recursos tecnológicos más
complejos.
TIPOS DE ACTIVIDADES Y TAREAS DE ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE CON TICs
Actividades con TICs que son puntuales y/o de apoyo al trabajo presencial en el aula
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Participación en Chat: conversación en directo
Participación en foro de debate
Búsquedas de información y datos en la Red
Elaboración de presentaciones multimedia
Exposiciones con pizarra digital interactiva
Redacción y archivo de documentos (textuales o multimedia)
Realización de ejercicios (crucigramas, puzzles, sopa de letras, colorear, completar frases, ...)
Contestar test y/o cuestionarios on line
Visualizar vídeos, cuentos interactivos o leer textos
Actividades complejas: proyectos de trabajo con TIC
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Círculos de aprendizaje entre estudiantes de distintas clases
Proyectos colaborativos en la Red entre escuelas
Elaboración de videoclips
Elaboración de trabajos en formato WEB
WebQuest y cazas del tesoro
Correspondencia escolar entre clases distantes
Actividades en espacios virtuales
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Desarrollar actividades de tutoría electrónica
Realizar una videoconferencia
Elaborar y actualizar un blog, diario o bitácora de los alumnos
Participar en WIKIS: elaboración colaborativa de trabajos a través de Internet
Desarrollar un curso formativo de eLEARNING: Educación a Distancia a través de Internet mediante
Aulas Virtuales
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Una reflexión final
Es evidente que no todo lo que se realice con ordenadores en el aula es válido
desde un punto de vista pedagógico. La tecnología por sí sola no innova ni nos
convierte en mejores profesores. Prueba de ello es que existen prácticas de utilización
de los ordenadores, pizarras digitales o Internet al servicio de los modelos tradicionales
de enseñanza. De este modo no es infrecuente encontrar que un docente utiliza la
pizarra digital o el cañón multimedia para exponer de modo magistral los contenidos de
forma similar a como se ha realizado durante muchas décadas, o que los materiales
didácticos publicados en la WWW sean casi una trascripción de los libros de texto, pero
en pantalla, o que el tipo de ejercicios interactivos que los alumnos realizan con un
CDROM o de un servidor web sean ejercicios mecánicos, repetitivos y que les requiera
ejercitar el memorismo. Este tipo de prácticas de uso de las TICs no representan
mejoras ni innovaciones educativas relevantes.
El primer paso evidentemente es lograr que en la educación escolar los
ordenadores sean tan normales e “invisibles” (Gros, 2000) como la pizarra o los libros,
de modo que el uso de las nuevas tecnologías no sea un fenómeno excepcional, sino una
actividad cotidiana en la vida académica de los centros educativos. Por ello el desarrollo
de prácticas pedagógicas con estos nuevos materiales exige una profunda modificación
de los planteamientos, métodos de enseñanza y organización escolar hasta ahora
implementados (Sancho, 2006). Estos cambios e innovaciones implicarán que el
profesorado organice y desarrolle actividades de enseñanza-aprendizaje notoriamente
distintas de un método organizado en torno a los materiales impresos, y del libro de
texto en particular. Trabajar con el WWW, con el multimedia educativo, con el correo
electrónico o con cualquier otro recurso digital supondrá una alteración sustantiva no
sólo de los aspectos organizativos de la clase, sino también del modelo y método
pedagógico desarrollado en el aula.
Estamos inmersos en un periodo de cambio social desde una cultura impresa a
una cultura multimediática y digital. La escuela, como institución socioeducativa, no
puede dar la espalda a esta realidad. Por lo que aquí radica uno de los principales
desafíos para el profesorado del siglo XXI: ¿cómo formar a su alumnado como
ciudadano competente para enfrentarse a la maraña informativa y tecnológica de la
sociedad actual? ¿qué tipo de actividades deben organizarse en el aula para que los
estudiantes adquieran aprendizajes sólidos, útiles y transferibles a las situaciones y
vivencias extraescolares caracterizadas por el uso de la tecnología?. Para alcanzar y
desarrollar las respuestas adecuadas a estos retos no vale cualquier práctica docente,
sino aquella fundamentada en principios y criterios pedagógicos como los expuestos en
las páginas precedentes.
Bibliografía
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TICs al sistema escolar”. En Sancho (coord).
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http://pisaweb.acer.edu.au/oecd_2003/oecd_pisa_data.html (Consulta realizada el
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MONEREO, C. (coord.) y otros (2005): Internet y competencias básicas. Aprender a
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SANCHO, J.Mª (coord): Tecnologías para transformar la educación. UIA/Akal,
Madrid
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