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EL MUNDO DE LA VIDA Y LA EXPERIENCIA HUMANA EN LA FENOMENOLOGIA SOCIAL DE ALFRED SCHUTZ AUTORA ROSANA DÉBORAH MOTTA Universidad de Buenos Aires Cómo citar este artículo: Motta, R. (2019) El mundo de la vida y la experiencia humana en la fenomenología social de Alfred Schutz. Revista Diferencias, N. 7, XXX-XXX Articulo Recibido 05/10/2018 Aprobado 01/12/2018 91 RESUMEN El siguiente trabajo propone indagar en el vínculo efectuado por Alfred Schutz entre el tópico de Lebenswelt, de cuño husserliano, y el de los subuniversos, pensado por William James; vínculo que dio origen a uno de los artículos más importantes de la llamada etapa americana: “On Multiple Realities” (1945). En éste, el sociólogo supo poner la mirada en las provincias finitas de sentido en las que nos encontramos alternativamente, aunque dando prioridad a la que nombró como la realidad eminente: el mundo de la vida cotidiana o mundo de la efectuación (Wirkwelt). Aquí nos proponemos realizar una exegética sobre la estructura temporal, espacial y social de cada una de estas provincias finitas de sentido y analizar el respectivo estilo cognoscitivo a través del cual cada una de ellas adquiere sentido. PALABRAS CLAVES: FENOMENOLOGÍA; MUNDO DE LA VIDA; HUSSERL; JAMES; SCHUTZ ABSTRACT The purpose of the following paper is to analyze the bond established by Alfred Schutz between the topic of the Lebenswelt, taken up from Edmund Husserl, and the one of the subuniverses of reality, which is to be found in William James’ psychology. This gave birth to one of the most important writings of Schutz’s American period: “On Multiple Realities” (1945). There, the sociologist was able to shed light on the finite provinces of meaning in which we alternatively live, in spite of giving priority to the one he named the “paramount reality”: the world of everyday life or world of working (Wirkwelt). In this paper, we attempt to make an exegesis of the temporal, spatial, and social structures of these provinces of meaning and we analyze its cognitive styles through which each of them they become meaningful. KEYWORDS: LIFE WORLD, PHENOMENOLOGY, HUSSERL, JAMES, SCHUTZ 92 El mundo de la vida y la experiencia humana en la fenomenología social de Alfred Schutz - Rosana Déborah Motta INTRODUCCIÓN:1 A raíz de ligar el mundo de la vida con la experiencia humana, y habiéndose encontrado impresionado con la teoría de William James sobre las realidades múltiples2, Alfred Schutz publica en 1945 su ensayo titulado “On Multiples Realities” (CPI: 207-59);3 sin lugar a dudas, uno de los más sugerentes e importantes del período americano (Hermida: 2011; Wagner, 1983b, Nasu: 2008). Temiendo que el término acuñado por James de “sub-universos” pudiera ser malinterpretado como un tópico que indaga sobre la estructura del mundo desde un realismo ontológico, Schutz lo sustituye por el de “provincias finitas de sentido”. De esta forma, reafirmando su vuelta al mundo de la vida y, consecuentemente, al tratamiento de temas sociales, colocó el acento en “el sentido de nuestras experiencias”, cuestión que también preocupó al mismo James (Wagner, 1983a). Al igual que James4, Schutz subraya que el número de “provincias finitas de sentido” es inexhaustible; sin embargo, su interés lo llevará a categorizarlas, limitando su número a seis. La primera es la del mundo de la vida cotidiana; le sigue la de la religión; en tercer lugar, la de la ciencia; luego, la del arte; en quinto lugar, la de la fantasía; y, finalmente, la del sueño (la vida onírica). Aun cuando nombró este vasto agrupamiento, en este artículo sólo escrutó cuatro provincias finitas de sentido, dejando de lado las del arte y la de religión. Las provincias finitas de sentido son ámbitos de la experiencia en cada uno de los cuales se coloca el acento de realidad en lo que “dura” la experiencia. Un ámbito de este género es, pues: “un determinado conjunto de nuestras experiencias si todas ellas muestran un estilo cognoscitivo específico y son –con respecto a este estilo–, no sólo con- 1 Todas las citas del Inglés son de mi traducción. 2 W. James (2007: 289) fue quien ofreció el primer tratamiento significativo sobre esta temática. El mismo está situado en el capítulo XXI del segundo volumen de sus Principios de Psicología, titulado “The perception of Reality”. 3 Las citas a textos de Alfred Schutz seguirán las siglas de sus obras completas: Collected Papers: CP. 4 Según James, existen “numerosos mundos” o “subuniversos” de la experiencia humana; sin embargo, el psicólogo menciona siete categorías: el primero es el mundo sensible de las cosas físicas, el cual es aprehendido en una espontaneidad inmediata; el segundo, el mundo de las ciencias; el tercero, el mundo de las “relaciones ideales” –es decir, el mundo de la lógica y las matemáticas, aunque también el mundo de la especulación filosófica–; el cuarto es el mundo de “los ídolos de la tribu”, de las “ilusiones y prejuicios” comunes a todas las razas –o, en términos modernos, el mundo específico de cada comunidad cultural–; luego, surgen los mundos sobrenaturales de la religión y la mitología; de aquí en más, las dos últimas categorías son inexhaustibles: “el mundo de las opiniones individuales, tan numerosas como lo son los hombres, y los mundos de la “pura locura” y la divagación, también indefinidamente numerosos. Cfr. James (2007: 291-292). sistentes en sí mismas, sino también compatibles unas con otras” (CPI: 230). De especial relevancia en la construcción de esta teoría resultó, a la vez, el concepto bergsoniano de “atención a la vida” (attention à la vie5), a partir del cual el filósofo francés reveló la existencia de un número indefinido de planos. Dentro de los mismos, podemos encontrar: en un extremo, el plano de la acción y en el otro, el del sueño. En efecto, siguiendo a Bergson, Schutz aclara que la mayor tensión está puesta en el “estado de plena vigilia” (wide-awakeness). Esta modificación intencional6 de la conciencia se instala cuando los esfuerzos activos fijan el acento en la realidad de la praxis. Para otras provincias de sentido, la tensión es menor: ésta va reduciéndose de una provincia a otra hasta desaparecer. Esto ocurre, por ejemplo, cuando el sujeto se abandona en sus sueños mientras está despierto y cuando sueña mientras duerme. Comenzaremos así por el ámbito en donde se deposita la mayor tensión, ambito que Schutz nombró como la realidad suprema (Paramount Reality), esto es, el mundo de la vida cotidiana. 1. EL MUNDO DE LA VIDA COTIDIANA O MUNDO DE LA EFECTUACIÓN (WIRKWELT) La realidad de la vida cotidiana está dominada por el pensamiento de sentido común y por los eventos, objetos y sujetos que son dados por sentados. “Dar por sentado” hace referencia al tópico de James de “creencia”, aunque Schutz sólo acepta esta noción para explicar el estilo cognoscitivo que se da con referencia al ámbito que estamos tratando, y no, como James, al del mundo sensible de las cosas físicas en general. Tal estilo se diferencia de otros en los siguientes aspectos: 1) Una específica tensión de la conciencia que se caracteriza por el estado de plena vigilia; 2) una epojé específica que consiste en “suspender la duda”; 3) una forma predominante de espontaneidad: la del trabajo (una espontaneidad cargada provista de sentido, basada en un proyecto y caracterizada por la intención de producir el estado de cosas proyectado mediante movimientos corporales que se insertan en el mundo externo), 4) 5 Mientras que el plano del sueño está dominado por una menor tensión hacia la vida, el plano de la acción es el de mayor tensión. Esto muestra, a la vez, los distintos niveles de “interés” que mantenemos con el mundo. El mayor nivel de interés surge en la ejecución de una acción: “sólo el sí-mismo efectuante, y en especial el ejecutante, está plenamente interesado en la vida”. Este estado es el que Schutz denomina “estado de vigilia” (wide-awakeness), encontrando en él una primacía de la acción sobre el conocimiento (cfr. CPI: 213). 6 Cfr. Husserl (1949: 261 y sigs.). 93 DIFERENCIA(S). Revista de teoría social contemporánea. MUNDO DE LA VIDA una forma específica de experimentar el propio sí mismo (el sí mismo que trabaja como sí mismo total); 5) una forma específica de socialidad (el mundo intersubjetivo común de la comunicación y la acción social); 6) una forma temporal específica (el tiempo estándar originado en la intersección entre la durée y el tiempo cósmico como la estructura temporal universal del mundo intersubjetivo) (Ibíd.: 230-231). Para nosotros, que vivimos en actitud natural, esta provincia de sentido es la de suprema realidad, dado que nuestras experiencias prácticas son las que demuestran la unidad de la congruencia de este ámbito como válido y la hipótesis de su realidad como irrefutable. Aún más, esta realidad nos parece “natural”; se trata, por lo tanto, del arquetipo de nuestra experiencia, y todos los demás ámbitos de sentido deben ser considerados como sus modificaciones (Ibíd.: 233). Schutz equipara el mundo de la vida cotidiana con “el mundo de la efectuación”7. Ésta es ahora la realidad suprema, cuya particularidad encierra la totalidad de las cosas físicas, incluso mi cuerpo propio. Es, al mismo tiempo, el ámbito de mis movimientos kinestésicos situados en un mundo, el cual se me resiste. En él llevamos a cabo nuestros actos, planes y proyectos, a partir de los cuales se ve modificado; y estas modificaciones son compartidas por todos. “Todos” aquí son aquellos sujetos –yoes– en los que puedo incidir y, a su vez, ellos pueden hacerlo en mí; así, “el mundo de la vida cotidiana es la realidad dentro de la cual se hacen efectivas la comunicación y el juego de las motivaciones mutuas: motivos para (Um-Zu-Motive) y motivos porque (Weil Motive)”. (Ibíd.: 227). El “mundo de la vida cotidiana” o “mundo de la efectuación” se encuentra a su vez ordenado en una triada horizóntica. Posee un horizonte espacial, un horizonte temporal y, finalmente, un horizonte social. En cuanto al horizonte espacial, el yo –en este caso, el yo efectuante– se experimenta a sí mismo como el origen de todas las actuaciones en curso o, en términos fenomenológicos, como el punto cero de toda kinestesia. A través de estos actos, trata con las cosas que se le presentan de forma diferente y cambiante. Por ejemplo, en el mundo a mí alcance están circunscriptos todos los objetos que “están a la mano”. A su vez, esta zona de operación se encuentra 7 En sus escritos americanos, Schutz presentó el “mundo de la vida cotidiana” como “mundo del trabajo”, dado que entendía que esta actividad caracteriza la plena tensión e interés propios del estilo cognoscitivo de esa provincia de sentido. No obstante, él mismo no estaba conforme con esa remisión. En efecto, en una carta fechada el 21/06 de 1954 dirigida a Gurwitsch, expresó la necesidad de diferenciar el “mundo del trabajo” respecto del “mundo de la vida cotidiana”. La base de esta equivalencia que había realizado con anterioridad refería a la imposibilidad de traducir el término alemán Wirkwelt al idioma inglés. (Gratthof, 1989: 224-226). Aquí se ha optado por traducir Wirkwelt como “mundo de la efectuación”. 94 rodeada por una más amplia: la de vista o la de la escucha. Lo que podemos ver o escuchar, pero no “está a la mano”, constituye una zona potencial de operaciones que puedo alcanzar a través de mis movimientos kinestésicos. Es decir, mientras que el ámbito de lo “a la mano” se encuentra en la zona de actualidad encontramos alrededor de éste una zona de potencialidad. Advirtamos que, en este sentido, el mundo de la vida cotidiana posee una geografía que corre de forma paralela con la estructura cognoscitiva donadora de sentido. Tanto el ámbito del efectuar actual como el potencial “no tienen fronteras rígidas; tienen su horizontes abiertos, y estos se hallan sujetos a modificaciones de los intereses y de las actitudes de atención” (Ibíd.: 224) En efecto, la dual estructura cognoscitiva del yo-efectuante, actualidades y potencialidades, se refleja en el traspaso del horizonte de cosas que puedo realizar aquí y ahora, en mi ámbito inmediato “de lo a la mano”, al horizonte de cosas que puedo realizar si me muevo de aquí para allí o a otra habitación, a otra casa u otro lado de la ciudad; actualidades y potencialidades son así intercambiables. En cuanto al horizonte temporal, el mundo al alcance actual pertenece al tiempo presente, mientras que el mundo al alcance potencial muestra una estructura más compleja. La primera corresponde al pasado y la segunda al futuro. Con respecto al pasado, en él se encuentran las cosas que estuvieron al alcance, pero que pueden ser nuevamente asequibles. Esto se basa en las idealizaciones propuestas por Husserl: “y así sucesivamente” y “puedo volver a hacerlo”.8 Así, “lo pasado” se presenta en la zona de operación actual como potencial. En relación a la potencialidad del futuro, ésta se basa en presentificaciones en el modo de la espera. Es decir, dentro del alcance potencial está a la vez el mundo que no estado nunca al alcance, pero que lo está potencialmente, dadas las idealizaciones antes descritas. En referencia al horizonte social, sabemos naturalmente que vivimos con Otros y que cooperamos con ellos de manera mutua. De tal forma, las experiencias del ámbito al alcance se traducen en experiencias sociales y en horizontes colectivos, es decir, la esfera al alcance común sobrepasa las potencialidades individuales. Por ejemplo, en lo que respecta a los contemporáneos, y según el grado de anonimia, sus experiencias no coinciden con las mías; esto es, manejamos un área manipulatoria distinta. Mientras que su área manipulatoria está potencialmente a mi alcance en el modo del illic, para él es su hic total. Esta dialéctica entre espacio e intersubjetividad puede trasladarse a la totalidad del horizonte social. En efecto: Lo que hemos afirmado con respecto al área manipulatoria del semejante contemporáneo tiene validez en general para el mundo que está al alcance de usted, de ellos, de 8 Husserl (1962: 197 y sigs.). El mundo de la vida y la experiencia humana en la fenomenología social de Alfred Schutz - Rosana Déborah Motta alguien. Esto implica no sólo al mundo que está dentro del alcance actual del Otro, sino también los mundos que se hallan dentro de su alcance recuperable o asequible, y la totalidad del sistema así extendido a todos los estratos diferentes del mundo social muestra todos los matices juntos que se originan en las perspectivas de la socialidad, como la intimidad y la anonimia, la ajenidad y la familiaridad, la proximidad y la distancias sociales, etc., que gobiernan mis relaciones con asociados, contemporáneos, predecesores y sucesores (Ibíd.:225-226). Por definición, el mundo de la efectuación no se trata de un mundo teórico-temático, sino más bien de un mundo que en cierto sentido dominamos: es el mundo del efectuar del día a día, y el interés puesto en él es más bien práctico. Ahora bien, el interés cambia dependiendo del estrato del efectuar. En efecto, “el interés” organiza el mundo en su aspecto espacial – temporal, y también en estratos de mayor o menor “relevancia”. Del mundo que está al alcance, actual o potencial, se suele elegir aquellos objetos que son actualmente relevantes o lo serán en un futuro cercano. La relevancia supone así una especial inclinación que dirige la elección de objetos trascendentes en pos de su utilidad, como medios o fines, para la realización de los planes o proyectos futuros. Efectivamente, por “relevancia” se entiende el interés puesto por un yo en los sucesos futuros mientras espera apasionadamente el para qué final. En efecto, recordemos que en todo proyecto concurre 1) lo que se puede prever de acuerdo a las experiencias pasadas (acervo de conocimiento) y 2) el por qué se prevé ciertos sucesos futuros. Estos dos elementos coligan con el interés y refieren a un sistema de relevancias que guía la vida cotidiana del hombre reducido a su naturalidad (epojé natural). La noción de epojé natural que aquí presenta Schutz es una de las ideas más importantes que encontramos en el texto de “las realidades múltiples” y se contrapone, por supuesto, con la epojé fenomenológica. Ciertamente, el mismo Schutz aclara su uso; por ello, en el sentido antes indicado, vale transcribir la cita completa: La fenomenología nos ha enseñado el concepto de epojé fenomenológica, o sea, la suspensión de nuestra creencia en la realidad del mundo como recurso para superar la actitud natural radicalizando el método cartesiano de la duda filosófica. Puede aventurarse la sugerencia de que el hombre en actitud natural utiliza también una epojé específica, por supuesto, muy distinta a la que emplea el fenomenólogo. No suspende la creencia en el mundo externo y sus objetos; por el contrario, suspende la duda en su existencia. Lo que coloca entre paréntesis es la duda de que el mundo y sus objetos puedan ser diferentes de lo que se le aparecen. Proponemos denominar a esta epojé, la epojé de la actitud natural (Ibíd.: 229). Pues bien, aquí juegan de manera reversible dos nociones capitales que no son del mismo Schutz: la idea de “creencia” de James –que Schutz aceptó como el “estilo cognoscitivo” particular de la realidad suprema del mundo de la vida cotidiana–, y las características que le da Husserl a la actitud natural. Inversamente a la epojé fenomenológica, la epojé de la actitud natural pone entre paréntesis toda duda que tengamos de nuestra realidad, y esto no implica ningún esfuerzo; antes bien, naturalmente no dudamos del mundo. Creemos en el mundo que está allí con un pasado y un futuro y sabemos que éste, salvando las distancias, nos es dado a cada uno de nosotros de forma similar. 2. OTRAS PROVINCIAS FINITAS DE SENTIDO: LOS MUNDOS DE LA FANTASÍA Y EL MUNDO DE LA TEORÍA CIENTÍFICA9 EL MUNDO DE LA FANTASÍA Inversamente al mundo de la efectuación, las demás provincias de sentido no constituyen, de ningún modo, nuestro núcleo duro de realidad. Estas tienen su estilo cognoscitivo propio, y las experiencias en cada una de ellas son coherentes en sí mismas y compatibles unas con otras. Es decir, poseen su acento particular de realidad; sus características son irreductibles y exclusivas. Así, el estilo de cada provincia no puede ser llevado a otra; la coherencia transmuta en incoherencia en las otras. Expresamos más arriba que en su ensayo sobre “las realidades múltiples”, el fenomenólogo social nombró variadas provincias de sentido, aunque sólo trato cuatro de ellas, poniendo énfasis en el mundo de la efectuación. Las otras que discutió –y que, por supuesto, no se tratan de ámbitos supremos de sentido– son: 1) los diversos mundos de la fantasía: el mundo de los sueños, el mundo del juego, de la ficción, las hadas, los mitos y los chistes, y 2) aquel de la teoría científica. Con respecto a los diversos mundos de la fantasía, Schutz indica que en contadas oportunidades la pregunta filosófica atinó a interrogarlos en sus rasgos constitutivos. Con todo, y siguiendo a Husserl, de quien sí advierte preocupación por estos temas, señalará que, en esencia, el mundo de la fantasía se origina en una modificación intencional con respecto al acento supremo de realidad puesto en el mundo de la vida cotidiana. Baste decir a este respecto que en estos depositamos una menor “tensión” con respecto a realidad suprema, remplazando capas de certeza indubitable, como lo son las capas constitutivas del mundo de la efectuación, por un contexto de fantasía presuntamente real. Los diferentes mundos 9 Tal como en el examen de la realidad suprema, Schutz analiza la estructura horizóntica de los mundos de la fantasía de forma exhaustiva. Aquí se ha optado por un desarrollo sucinto de sus características básicas. Para un desarrollo más extenso (cfr. CPI: 234-240). 95 DIFERENCIA(S). Revista de teoría social contemporánea. MUNDO DE LA VIDA de la fantasía comparten un suelo común: en ellos dejamos de lado nuestra actitud pragmática y objetiva con la que operamos en la realidad suprema. También quedan fuera de juego el tiempo estándar intersubjetivo y la espacialidad objetiva; el mundo ya no se nos resiste. Justamente, cuando fantaseamos superamos cada uno de los condicionamientos impuestos por las situaciones del día a día; así, el salto está dado a otra realidad en la cual, a primera mano, parecería que todo es posible: se trata del reino de la libertad. Ahora bien, el precio de tal “libertad” es la completa imposibilidad de efectuar absolutamente nada que tenga consecuencias tangibles. El yo que fantasea no transforma el mundo, sino, más bien, vive en un como sí. No obstante, para constituir éste ámbito tuvo que haber tenido previamente experiencias de índole pragmática A este respecto volvamos a Husserl quien en Experiencia y juicio explica estas cuestiones de forma clara y rigurosa: Del sujeto que imagina el cual vive en la fantasía (del “soñador”), no podemos decir que asiente las ficciones como ficciones, sino que tiene realidades modificadas, realidades-como-si. El carácter como-si depende siempre de que el Yo sea un Yo que “experimenta”, de que realice actos de primer nivel, no modificados, y entre tales actos tenga en su conciencia interna de fantasías, cuyo objetos tienen luego el carácter modificado (Husserl, 1980: 32). EL MUNDO DE LOS SUEÑOS Con respecto al mundo de los sueños, éste es el que se encuentra más alejado del plano de la vida cotidiana. Esta especial modificación es denominada por Schutz “la completa relajación” de la atención a la vida (CPI: 240). El yo que sueña no tiene ningún interés pragmático; no hay propósitos ni objetivos. Sus percepciones son poco claras, confusas y no se insertan en el mundo, es decir, son incapaces de donar sentido. Sin embargo, de algún modo, quien sueña está conectado al mundo en un doble sentido. Por un lado, está conectado con su vida psíquica, esto es, puede recordar y pensar (no temáticamente); por el otro, sigue subsumido a la estructura horizóntica de la espacialidad. En efecto, siente los límites de su cuerpo, su peso, su forma; es decir, posee percepciones somáticas puramente afectivas, de calor, de frío; percibe la luz, la oscuridad etc. Sin embargo, no mira, no escucha, no atiende a ellas, sólo sueña. Las pequeñas percepciones a las que se está aludiendo pertenecen a la esfera de la pasividad originaria. Efectivamente, el yo que sueña se hunde en los estratos más internos de su personalidad. La esfera de la actividad, esto es, la de las espontaneidades, acciones, proyectos, atención, volición, etc., quedan fuera de juego. EL MUNDO DE LAS CIENCIAS Las consideraciones que tuvimos hasta ahora en el análisis de las provincias finitas de sentido correspondían a un 96 yo –el que escribe– sumido en actitud teórica. Esta especial modificación intencional no se trata, en sentido estricto, de un ámbito finito de sentido que debería ser analizado independientemente del mundo de la vida cotidiana; más bien, debe ser considerado un enclave de éste. En efecto, su consistencia es en gran parte congruente con el mundo de la realidad suprema: en la actitud teórica, el científico (o quien “tematice” de alguna forma lo dado por sentado, los problemas económicos de su país, la política mundial, etc.) realiza planes, proyecta, esboza problemas, los resuelve, etc. El teorizar científico también opera en términos de “motivos-para” y “motivos-porque”; así, la ejecución del “plan presente” tiene sus raíces en una jerarquía de planes preestablecidos que persiguen fines establecidos. Con todo, las cogitaciones teóricas no son efectuaciones; es decir, no se insertan en el mundo externo (Ibíd.:246). Al mismo tiempo, los científicos, actuando como científicos, están sumidos en genuinos actos ejecutivos: toman medidas, manipulan instrumentos, realizan experimentos, los contrastan y, por otro lado, comunican sus hallazgos a través de artículos y otros. Todos estos actos “pueden ser fácilmente separables de la actitud científica”; es decir, también pertenecen al mundo de la vida cotidiana. Ahora bien, la actividad científico-técnica, en contraste con la teórica, está en mayor medida ligada al mundo externo. Por ejemplo, en un sentido amplio, el trabajo en un laboratorio se trata de trabajo cooperativo. Así, por un lado, se constituyen relaciones sociales entre quienes, según su jerarquía (investigadores, becarios, estudiantes, etc.), juegan un rol específico en el plan a seguir; por el otro, estas relaciones sociales se amplían y van más allá de su zona de operación; se conforman relaciones con las corporaciones a quienes responden por esa actividad y, por supuesto, con la comunidad de sujetos para la cual son sus productos. Schutz, naturalmente, no está preocupado aquí por el trabajo llevado a cabo por los científicos abocados a las ciencias naturales; antes bien, los científicos que tiene en mente son los cientistas sociales o quienes se preocupan por temas filosóficos, psicológicos u otros que caigan dentro de las Geisteswissenschaften. En la actitud teórica, el científico abandona el sistema de tipificaciones propias del sentido común. De este modo, el “salto” al ámbito de la teoría supone poner entre paréntesis: 1) La subjetividad del pensador como un hombre entre sus semejantes, incluyendo su existencia corporal como ser humano psicofísico dentro del mundo; 2) el sistema de orientación por el cual el mundo de la vida cotidiana es agrupado en zonas que están dentro del alcance actual, recuperable, posible, etc., y 3) la ansiedad fundamental y el sistema pragmático de relevancias que en ella se originan (Ibíd.: 249). Ante todo, se advierte que esta epojé particular no debe ser confundida con la epojé fenomenológica. En la última, el sujeto no sólo se reduce a su conciencia pura, que ahora aparece como campo temático, sino que también se “desconecta” del mundo y de todos los fenómenos dados en él. Notemos, pues, que la modificación intencional que subyace a la actitud científica no suspende la realidad: el mundo está El mundo de la vida y la experiencia humana en la fenomenología social de Alfred Schutz - Rosana Déborah Motta allí y es dado por sentado. En este sentido, recordemos que a esta esfera se la nombró como un “enclave” del mundo de la vida cotidiana y de ninguna forma como otro ámbito finito de sentido, tal como los mundos de la fantasía y del sueño. A la vez, en la captación teórica pueden estar implicadas dos formas de conciencia. Por un lado, una conciencia categorial que constituye objetividades categoriales (números, figuras puras de la geometría, etc.); y por el otro, una conciencia simple que aprehende directamente sus objetos en carne y hueso (leibhaftig). Los objetos reales, la materia, son objetos de grado inferior de toda intuición y son percibidos en un solo acto; no están sometidos a la necesidad de constituirse plurirradialmente en actos de un grado superior, como sí lo están los objetos categoriales. Los objetos intencionales de la contemplación teórica, en la medida en que no se traten de objetos categoriales, pertenecen al mundo externo. Así, están vinculados a la estructura espacial y temporal que los domina. Con respecto al sujeto teórico, éste vive en su durée, retenciona, protenciona y protoimpresiona como todos nosotros. Efectivamente, por un lado, es portador de una historia adquirida como consecuencia de sus experiencias previas; experiencias que se sedimentan y constituyen su acervo de conocimiento. Por el otro, posee un horizonte abierto futuro donde sitúa los objetivos, conclusiones y resoluciones del proyecto actual. Sin embargo, carece de la perspectiva del presente vívido, que se constituye en la relación nosotros pura. En efecto, el pensador teórico no sólo pone su cuerpo físico, su sistema de orientación y el sistema de relevancias propias del sentido común entre paréntesis, sino también a los Otros. De tal forma que, y en palabras de Schutz, “el sí-mismo teorizador es solitario; no tiene ambiente social; está afuera de las relaciones sociales” (Ibíd.: 233). Esta conmovedora afirmación plantea, por lo menos, dos problemáticas. La primera se vincula a cómo el teórico, reducido a su sí-mismo, se conecta con el mundo de la vida cotidiana y lo convierte en su objeto. Y la segunda, que recrea la paradoja de Fink10, refiere a cómo es posible comunicar el pensa- 10 En el artículo titulado The Paradox of Trascendental Ego (CPIV: 190), Schutz trabajó sobre el artículo de Eugene Fink: Die Phänomenologische Philosphie Edmund Husserls. En éste, Fink expuso lo que el mismo Husserl título como “una paradoja insoluble” (unauflösliche Parodoxie) que impone el punto de partida egológico: yo soy sujeto para el mundo y, a la vez, objeto en el mundo. Esta expresión de Husserl insiste sobre el carácter de inseparabilidad a priori de la autoconciencia y de la conciencia del Otro. Esta determinación fue sacada a la luz por la “experiencia de la propia conciencia” que es la segunda reducción trascendental, nombrada también como reducción a la propiedad del ego. El punto de controversia que es tomado por Schutz destaca la apreciación de Fink con respecto a la imposibilidad de comunicar los hallazgos de la esfera trascendental en la esfera mundana. En efecto, una vez reducido a su esfera originaria, el ego trascendental no puede hacer uso del lenguaje común para dar cuenta de la experiencia subjetiva sin caer nuevamente en la actitud natural. En resumen, el “yo hombre” es el que habla y lo hace en la esfera mundana. De esta forma, se concluye que la experiencia trascendental no es comunicable. En este sentido, Schutz lleva más allá esta crítica argumentando que también habría incomunicabilidad entre la comunidad de fenomenólo- miento teórico si los Otros han quedado, como se afirmó, fuera de juego. Con respecto a la primera problemática, Schutz se pregunta acerca de cómo el científico social, dada su actitud desinteresada, puede captar “al hombre en su plena humanidad” y en sus relaciones sociales. La respuesta viene, esta vez, de la sociología de Weber: es necesaria la sustitución de este mundo por uno artificial y la construcción de tipos ideales; ahora, estos son los que actúan, piensan y sienten pero de modo ficticio. Ahora bien, sólo si tales construcciones son coherentes en sí mismas y, a la vez, compatibles con el mundo práctico ya adquirido por el investigador, este modelo del mundo social se convierte en un modelo teórico adecuado. La segunda problemática se relaciona con el viejo problema de la comunicación indirecta, cuya paradoja muestra la imposibilidad de que el teórico pueda comunicar su teoría si, en primer término, no abandona el ámbito reducido. A este respecto, Schutz advierte que tal problemática se resuelve rápidamente entendiendo que el teórico nunca abandona la esfera temática; “sólo se coloca “en” la actitud natural teniendo en cuenta que este ponerse “en” forma parte de su actividad. CONSIDERACIONES FINALES: Como he subrayado, la temática del mundo de la vida cotidiana y sus provincias finitas de sentido contenida en el artículo de 1945 On Multiple Realities fue central en la etapa americana de Schutz. La misma fue escrutada de forma intensa por nuestro autor, mayoritariamente bajo la inspiración de la psicología de William James, aunque también impulsado constantemente por el vitalismo de Henri Bergson y la fenomenología de Edmund Husserl. En primer lugar, hemos presentado el mundo de la vida cotidiana o mundo de la efectuación como el ámbito privilegiado para el despliegue de la acción social, esto es, como el ámbito en donde los sujetos llevan a cabo sus planes y proyectos de forma de intervenir en él y modificarlo. Éste, a su vez, es el ámbito intersubjetivo por excelencia en donde se desarrolla la dialéctica de las motivaciones-para y porque. Por otro lado, se trata del lugar en donde se deposita la máxima creencia, un ámbito del cual no dudamos y que nos es familiar. En segundo lugar, se mostró el interés de Schutz sobre otros ámbitos de sentido que no representan nuestro núcleo duro de realidad, a saber: el ámbito de la fantasía, el de los sueños, y el de la ciencia. Con respecto al primero, esto es, al mundo de la fantasía, se ha puesto de relieve que en dicho ámbito se origina gos que necesitados de volver sobre sí mismos, dada su tarea, no podrían comunicar sus hallazgos sin caer, claro está, nuevamente en el mundo. Finalmente coincide Schutz con Fink en que el ego trascendental es “mudo”. 97 DIFERENCIA(S). Revista de teoría social contemporánea. MUNDO DE LA VIDA una modificación intencional con respecto al mundo de la vida cotidiana. Efectivamente, el mundo de la fantasía está provisto de una menor tensión en donde se remplazan la certeza de la praxis por un contexto que se despliega como si fuera real. En este ámbito quedan fuera de juego el tiempo estándar y la espacialidad objetiva. El ámbito de la fantasía se caracteriza por ostentar un abanico abierto de posibilidades en donde el yo es libre; sin embargo, tal libertad supone la no intervención en el mundo, esto es, la imposibilidad de que los actos tengan consecuencias evidentes. En relación al segundo, es decir, el mundo de los sueños, se lo ha caracterizado como el más alejado del mundo de la vida cotidiana; éste es el ámbito de menor tensión. En efecto, el Yo que sueña no tiene ningún interés en modificar el mundo a su alcance, no hay propósitos ni objetivos. Con todo, de alguna manera, está conectado con el mundo; por un lado con su vida psíquica y, por el otro, con su cuerpo propio en tanto portador de percepciones somáticas. Por último, se ha analizado el mundo de las ciencias, especialmente, la mirada recayó sobre quienes se dedican a las ciencias del espíritu. Así, advertimos que en la actitud teórica el científico qua científico abandona el sistema de tipificaciones propias del sentido común que conlleva, a su vez, dejar de lado el mundo intersubjetivo, su cuerpo propio como punto cero de toda kinestesia o movimiento, el sistema de orientación que surge de las potencialidades abiertas, la ansiedad fundamental, y el sistema pragmático de relevancias que en él se origina. 98 DIFERENCIA(S). Revista de teoría social contemporánea. BIBLIOGRAFIA Grathoff, R. (1989). Philosophers in Exile. The correspondence of Alfred Schutz and Aron Gurwitsch. Indiana: University Press. Hermida Lazacano, P. (2009). Relevancias y planes de vida en el mundo sociocultural. Schutzian Research, 1. Husserl, E. (1949) Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica. México: Fondo de Cultura Económica. Husserl, E. (1962). La lógica formal y trascendental. México: Universidad Nacional Autónoma de México. James, W. (2007). The Principles of Psychology (II). Harvard: Harvard University Press. Nasu, H. (2008). A Continuing Dialogue with Alfred Schutz, Human Studies, 31, 2. Schutz, A. (1967). Collected Papers I: The Problem of Social Reality. The Hague: Martinus Nijhoff. Schutz A. (1966). Collected Papers IV. Dordrecht: Kluwer Academic Publishers. Wagner, H. (1983a). Phenomenology of Consciousness and the sociology of life World. Canada: The University of Alberta Press. Wagner, H. (1983b) Alfred Schutz. An intellectual biography. Chicago: The University of Chicago press. SOBRE LA AUTORA Dra. Rosana Déborah Motta IIGG / FSOC / Universidad de Buenos Aires - Argentina deborahmotta@hotmail.com Rosana Déborah Motta es Doctora de la Universidad de Buenos Aires en Ciencias Sociales. Se desempeña como Investigadora en el Instituto de Investigaciones Gino Germani (IIGG) y como Jefa de trabajos prácticos de la materia “Fenomenología social” de la carrera de sociología de la Universidad de Buenos Aires. Es autora de diversos artículos sobre fenomenología y su relevancia para las ciencias sociales. 99