vol. 2017/2 [audiovisual 10]
ISSN 1695-6494
RESEÑA AUDIOVISUAL
LA CONSPIRACIÓN DEL SILENCIO
Jenifer del Campo Pérez*
Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Jdelcampo007@ikasle.ehu.eus
FICHA TÉCNICA
Título: La conspiración del silencio
Género: Drama judicial. Nazismo. Ficción histórica.
Dirección: Giulio Ricciarelli
Guión: Elisabeth Bartel, Gioulio Ricciarelli
Nacionalidad: Alemana
Productora: Beta Films
Duración: 122 minutos
Año: 2014
Investigar no es solo dar forma a la realidad social en la que nos inmiscuimos
con nuestro olfato científico, sino que también es un modo de movilizar y
conectar sensibilidades propias y ajenas. Esto es lo que la película alemana
titulado “La conspiración del silencio” (2014) nos traslada desde una perspectiva
sociológica. La trama de la película trata de la historia real del primer juicio de
Auschwitz (1963-1965), pero desde un lugar interesante para el gremio: narra la
experiencia personal de un joven fiscal al comienzo de su carrera profesional
(Johann Radmann) que, en busca de un caso que le aporte gran reconocimiento
social, decide aventurarse a investigar los crímenes cometidos en el Holocausto
judío. Tal proceso es lo que la película nos cuenta, dando cuerpo a la idea de que
investigar puede convertirse en un trabajo peligroso y/o una necesidad
personal. Y más allá de que esta película nos muestre la sociedad alemana de
finales de los años cincuenta o aborde una reconstrucción de lo que sucedió en
los denominados juicios de Auschwitz debido a que está basada en hechos
reales, su visionado nos aporta una reflexión sobre el papel que juega la
sensibilidad de todo investigador e investigado ante tal proceso, así como la
implicación personal del investigador en cada etapa del mismo.
El film va mostrando paulatinamente como la labor investigadora de Johann se
traduce en una lucha que parte de su propia forma de sentir la realidad, la cual
difiere de como la sienten los demás. Una lucha por desvelar lo que sucedió en
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una parte de Alemania durante la Segunda Guerra mundial, y que son hechos
que le producen un gran sentimiento de injusticia. Sentimiento que pronto
entenderá que no son compartidos por la mayoría, ni siquiera por su pareja. Nos
traslada la idea de que para investigar ciertas realidades sociales debe haber
una conexión entre la sensibilidad del investigador y la sensibilidad colectiva
imperante, ya que investigar es también una acción social, una experiencia
colectiva. Es una labor aprendida en un marco institucional en el que la
identidad como profesional adquirida representa una estructura estructurante,
en términos bourdesianos, de nuestra sensibilidad.
La película arranca explicando la tesitura en la que se encuentra el joven fiscal
para que decidiera emprender tal hazaña judicial. Acaecen varios
acontecimientos que interfieren en su vida personal de forma directa: la
denuncia pública de un colega periodista (Thomas) acerca de la impunidad de la
que disfrutaban los nazis en la vida cotidiana, por un lado, y de la experiencia
directa de allegados a él como sobrevivientes a los campos de concentración,
por otro. Aunque la decisión de tomar este caso judicial en un principio se relate
en el film como algo sobrevenido para Johann, poco a poco el relato de los
acontecimientos va dejando entrever cómo investigar tales crímenes responde
realmente a una cuestión de identidad para el protagonista; a la necesidad de
dar sentido a la vida de su propio padre, el cual formó parte del ejército nazi.
Aun cuando el proceso judicial ni si quiera ha tomado forma, la resistencia
institucional y de los poderes del Estado a sacar a la luz tales crímenes son muy
evidentes para el protagonista, lo que provoca que la investigación se vuelva en
algo aún más personal para él: no solamente debe investigar judicialmente
hechos criminales, sino que debe hacerlo en un contexto institucional y social
hostil, en donde se boicotea su trabajo, se ponen trabas administrativas, e
incluso recibe amenazas de muerte. A esta resistencia institucional se le suma
una sensibilidad colectiva divergente, dando como resultado que Johann no
solo deba ocuparse de un caso judicial complejo, sino convencer de porqué es
importante llevar a cabo tal tarea.
Y es que entender cierto tema o área de estudio como problemática social a
resolver es posicionarse ante la realidad social a través de un marco sensible
particular, entendido esto desde la teoría del framing. Si entendemos la idea de
marco (frame) como un concepto que hace alusión a los principios organizativos
del modo de participar y entender los acontecimientos sociales (Goffman,
2006), tenemos que pensar en que la sensibilidad también forma parte de como
percibimos tales acontecimientos. De hecho, la película es astuta en este
sentido. Maneja varios marcos sensibles, en tanto que el hilo argumental
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empleado va reflejando la propia vivencia de Johann de forma simultánea a la
narración de los diferentes obstáculos que debe afrontar en el proceso judicial,
lo cual ejemplifica muy bien esta diferenciación de sensibilidades ante los
crímenes del holocausto judío, aportando la sensación de estar ante dos
realidades; la que experimenta desde dentro el protagonista y la realidad como
la entiende su entorno social, el cual es el que le pone las trabas.
Si pensamos que el punto de arranque de toda investigación social es la
definición del propio objeto de estudio, este gesto ya habla de una sensibilidad;
de la perspectiva elegida para modelar la realidad social y que parte de
experiencias y afectos, las cuales están enmarcadas en un sentir colectivo. En
particular, el ámbito del Derecho, disciplina desde la que se aborda la realidad
social en la película, la dimensión sensitiva encuentra un cierto eco a través de
la figura jurídica del “testigo” y de las “pruebas”, representando dos formas
distintas de unir personas, hechos y emociones. La propia elección de los
testigos y las pruebas marca el rumbo de todo juicio. Y a medida que las
diferentes etapas de la investigación van trascurriendo en la película, se va
comprendiendo que existen sensibilidades distintas en el modo de llevar el caso
judicial. La necesidad del sentir para entender que refleja la perspectiva de las
victimas está en disputa continúa con el ver para creer de la que parte el aparato
jurídico y el protagonista mismo para comprender la realidad a la que se
enfrenta.
Es así como a Johann se le plantea enseguida la problemática acerca de cómo
encontrar personas que estén dispuestas a dar testimonio de los crímenes
cometidos durante el holocausto judío, lo cual no es nada fácil en una sociedad
que siente que debe olvidar tales acontecimientos. En el minuto 27 localizamos
una escena muy esclarecedora al respecto, en donde Johann acude a casa de su
amigo Simon, el cual perdió a sus hijas en el campo de exterminio. Johann está
convencido de que éste le ofrecerá su primer testimonio al ser amigo cercano,
pero se equivoca. No está dispuesto ya que su miedo por la reacción social
puede más que su sentimiento de alcanzar justicia a la muerte de sus hijas. Se
da cuenta de que, para dar con un testimonio, con una voz, no basta con
encontrar a las personas: debe plantear la manera de lidiar con su sensibilidad y
conectar el sentido que cada testimonio tiene en la narrativa vital de cada uno
con el sentir colectivo de la sociedad.
A medida que Johann se involucra en los hechos ocurridos cambia el modo de
llevar a cabo el proceso judicial. Se puede ver como el fiscal protagonista, en las
primeras entrevistas a testigos que lleva a cabo, no presta atención a esta
dimensión, pero después de oír varios testimonios que ponen a prueba su
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sensibilidad, decide realizar las entrevistas acompañado de un psicólogo,
debido a la fuerte carga emocional que implica narrar experiencias vitales de
esta índole (min. 48). Pasa de ocuparse de multas de tráfico a investigar
crímenes de lesa humanidad, por lo que se ve necesitado de un modo de
gestionar emociones a los que no estaba socializado. Esto refleja la sensibilidad
que activa toda investigación social y la cual debemos aprender a gestionar.
Pero también de las consecuencias personales que genera tal proceso. Por un
lado, la vivencia personal, en un sentido de cuerpo, de embodiment (Csordas,
1990), dado que investigar implica una involucración y presencia física. Moviliza
también procesos de identidad ya que forma parte de un juego de espejos, de
intersubjetividades en donde uno entiende y siente la realidad social en el
marco del dialogo con un otro (Hall, 2003). Y, por otro lado, procesos
emocionales: las consecuencias psicológicas, sentimentales y estados mentales
que se remueven en el investigador y en el investigado cuando se indaga en
recuerdos y experiencias íntimas.
El testigo es esencial en toda investigación judicial: es la voz, el cuerpo que
padece y que está presente en el suceso, pero Johann pronto comprender que
para que el juicio pueda ganarse necesita algo más. Ofrecer testimonio acerca
de un crimen no es suficiente. Debe haber pruebas físicas (no subjetivas) que
relacionen a las personas involucradas (víctima y asesino) con en el lugar en
donde sucedieron tales acontecimientos. Es así como Johann emprende una
búsqueda de estas pruebas (min. 40) que le conducirán al archivo que los nazis
elaboraron durante su dominio, en donde la burocracia del régimen dejó para la
posteridad cantidades ingentes de documentos escritos acerca de toda su
actividad y registro de cada una de las personas que formaban sus tropas.
Este archivo, es solo un registro burocrático para los que lo crearon,
simbolizando un trabajo burocrático eficaz y disciplinado, pero en manos del
Johann conforma un banco de huellas y trazas con las que construirá la defensa
de las víctimas, otorgando a las fotografías, las cartas, documentos personales,
tatuajes o maletas la categoría de vestigios de lo ocurrido en los campos de
concentración. Los convierte en partes esenciales de la investigación al servir
como instrumentos sensibles, que traen al presente memorias enterradas. Esto
nos conduce a pensar que en la investigación social no solamente están
involucradas personas sino también cosas. Toda realidad social tiene una
dimensión material a la que trasferimos recuerdos y afectos. Por tanto, deben
tener la misma relevancia en el estudio de un acontecimiento o fenómeno
social, siguiendo los postulados que propone la teoría del actor red (Latour,
2001). Por esto, es importante resaltar que una aproximación simétrica no debe
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llevarnos a caer en el error de atribuir a las personas el estatuto de “objeto” o, de
modo inverso, proporcionar a la dimensión material de una realidad social
cualidades de sensibilidad y reflexión. Aun conformando lo humano y lo
material una red imbricada, los humanos siempre tendremos algo que los
objetos no tienen, y es la opción de dar sentido y sensibilidad a las cosas.
De ahí que la empatía es una habilidad que todo investigador debe aprender a
manejar y comprender a un mismo tiempo ya que los hechos que nos afectan y
emocionan también son reacciones aprendidas socialmente. Cuando Judith
Butler nos habla acerca de que hay muertes que son dignas de ser lloradas y
otras no (2010) justamente habla de los umbrales de sensibilidad social y
conecta con la reflexión acerca de porqué sentimos diferentes sensaciones y
sentimientos ante determinados acontecimientos en función de cada sociedad,
cultura y momento histórico. En el film podemos comprobar como una parte
importante del relato versa en narrar como la sensibilidad de Johann se ve
cambiada a medida que descubre las historias de horror que las víctimas han
sufrido. El proceso de investigación hace que el protagonista tome relevancia
de acontecimientos que en su sociedad se desconocen, ignoran u ocultan
debido a diferentes intereses políticos del momento. Y precisamente es lo que
Johann persigue: convertir los crímenes del Holocausto judío en muertes dignas
de ser lloradas.
Y a medida que Johann adopta otra percepción de lo ocurrido en los campos de
exterminio nazis, se acaba enfrentando a compañeros de gremio, a dirigentes
de distintas instituciones, e incluso familiares y amigos. La búsqueda de justicia
social a los crímenes del Holocausto judío es entendida por su contexto social
como un disparate ya que tales crímenes están comprendidos como hechos que
forman parte de la lógica bélica de aquel momento. Todo ello acaba por hacer
mella en Johann, ya que se da cuenta del sentir colectivo y el propio está
confrontado en la forma de entender estos crímenes. Esto nos recuerda como
la percepción, la sensibilidad también se inscribe en redes de códigos culturales
(Classen, 1997). Es así como traducimos en valores y símbolos las sensaciones y
percepciones del mundo que nos rodea y se insertan en las lógicas de poder.
Por otra parte, una vez finalizados los encuentros con los testimonios y de
investigar en el archivo nazi, Johann comienza a elaborar la estrategia judicial.
Pero aquí el protagonista se topa con otro gran obstáculo: el proceso judicial se
ve bloqueado por la magnitud de los crímenes nazis (min. 1:01). No existe
procedimiento legal para juzgarlos. Excede de la jurisprudencia dictaminado
hasta entonteces y ningún órgano estatal está dispuesto a modificar la Ley.
Superar este obstáculo sumirá al fiscal en una grave crisis de identidad (min.
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1:40) ya que comenzará a cuestionarse acerca de lo que es, o debe ser, la Ley y
la justicia, originando que el protagonista se replantee el valor de su propia labor
investigadora. Este momento es quizás el punto más significativo del film y la
narrativa audiovisual refleja el caos mental por el que atraviesa Johann debido
a la encrucijada ético-moral que lleva aparejada su trabajo.
El protagonista de esta película se obsesiona con el caso, no duerme, ha dejado
de lado su vida personal y comienza a tomar excesivo alcohol. Se siente
engañado por un aparato jurídico corrupto, e inútil ya que la sociedad no quiere
saber nada de justicia. Este cuestionamiento final por el que el protagonista
transita antes de que el largometraje termine con la celebración del juicio,
representa un ejercicio de reflexión al que todo investigador social debería
someterse en el proceso de cada investigación: pensar acerca de lo que
hacemos, para qué y por qué investigamos determinadas áreas o cómo será
entendido tal ejercicio por las personas involucradas en la realidad a investigar.
Las experiencias personales junto con la propia identidad dan como resultado
que cada investigador parta de referentes éticos distintos. Y teniendo en cuenta
que la ética refiere a modos de hacer, es decir, a razones de sentido, en tanto
que ordenamiento epistemológico, para quién/qué investigamos es también
asunto de sensibilidades. En el minuto 1:05 de la película se refleja esto cuando
Johann se centra especialmente en uno, el que afecta directamente a su amigo
Simon. Pierde el horizonte de la investigación y deja de lado los demás casos
poniendo con ello en peligro el juicio en general., debido a que las razones por
las que investiga los crímenes han cambiado, en tanto que su perspectiva y
sensibilidad también lo ha hecho.
A lo largo de la película se va entendiendo qué papel juega el miedo, la tristeza
o la angustia que sienten tanto el fiscal como los testigos que acuden al juicio
en el transcurso de todo el proceso judicial. Al mismo tiempo que el sentir
colectivo, basado en el silencio y el olvido, interfiere de forma negativa en todo
ello. La identidad de cada investigador, de la que forman parte sus emociones y
sensibilidades, construyen un modo de trabajar con la realidad social, la cual se
engarza en una sensibilidad colectiva. Y es que ante qué sucesos o hechos nos
emocionamos responde también a un constructo social y la sensibilidad que nos
acompaña en el proceso de investigación social está dentro de una lógica
redistributiva, en tanto que reparto social de sensibilidades (Rancière, 2009). Por
tanto, si no queremos caer un pesimismo nietzscheano, y en un
cuestionamiento de nuestra identidad como investigadores y preguntarnos
para qué hacer lo que hacemos, tal y como le ocurre al protagonista de la
película, debemos no dar por sentada la genealogía del sentir social y
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preocuparnos por el modo en que entronca la realidad a investigar con nuestra
propia sensibilidad científica.
En última instancia este largometraje invita a pensar en que ser conscientes del
universo sensible que hay detrás de cada investigación, nos puede servir para
comprender de una manera más enriquecedora y ética la realidad colectiva con
la que tratamos científicamente. Es momento de trascender la explicación
wittgensteiniana de la ciencia social como aprioris lógicos lingüísticos, a
comprender la ciencia como aprioris lógicos sentientes, en un sentido zubiriano,
marcando un camino distinto al que el posthumanismo nos invita. Y es que los
investigadores sociales somos además sensibilidad aprendida, en la misma
medida que lo son también nuestros mal llamados “objetos de estudio”, lo que
imposibilita una aprehensión de la realidad social desafectada, por más que lo
intentemos.
BIBLIOGRAFIA
Bourdieu, P., y Passeron, J. C. (1977). La reproducción. Barcelona: Editorial Laia.
Butler, J. (2010). Marcos de guerra: las vidas lloradas. Barcelona: Paidós Ibérica.
Classen, C. (1997). Foundations for an anthropology of the senses. International
Social Science Journal, 153, 401-412.
Csordas, T. J. (1990). Embodiment as a Paradigm for Anthropology. Ethos, 18(1), 547.
Goffman, E. (2006). Frame analysis: los marcos de la experiencia. Madrid: CIS.
Hall, S. (2003). ¿Quien necesita identidad? Dans VV.AA, Cuestiones de identidad
cultural. Barcelona: Amorrortu.
Latour, B. (2001). La esperanza de Pandora. Ensayos sobre la realidad de los estudios
de la ciencia. Barcelona: Gedisa.
Rancière, J. (2009). El reparto de lo sensible. Estetica y política. Santiago de Chile:
LOM.
Wittgenstein, L. (2003). Tractatus lógico-philosophicus. Madrid: Alianza Editorial.
Zubiri, X. (1991). Inteligencia sentiente I: inteligencia y realidad. Madrid: Alianza
Editorial.
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