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ARTIGO ARTICLE
La depresión femenina vista desde
la subjetividad de las mujeres
Female depression viewed
from women’s subjectivity
María Asunción Lara 1
Maricarmen Acevedo 1
Shoshana Berenzon 1
1 Instituto Nacional
de Psiquiatría Ramón
de la Fuente Muñiz,
México DF, México.
Correspondencia
María Asunción Lara
Calzada MéxicoXochimilco 101,
Col. San Lorenzo Huipulco,
Delegación Tlalpan, C. P.
14370, México DF, México.
laracan@imp.edu.mx
Abstract
Introducción
The aim of the study was to explore the way in
which depression in women is conceptualized,
experienced, and given meaning from the perspective of the women themselves, based on a review of text material on the subject. The focus
group technique was used to present the text,
which deals with depression, its causes, and
coping strategies. Twenty-seven women, divided
into four groups, participated in the study. Analyses of the transcriptions of self-recordings led to
the identification of four categories: the experience of depression, childhood experiences, the
female social condition, and coping strategies.
The majority mentioned having had bouts of
depression in their lives, although they had not
recognized them as such. They were aware of the
role played by socialization of the female role
and certain childhood events in the emergence
of depression and used various strategies to cope
with this. The women found similarities between the ways they perceived depression and
the descriptions in the text, and shared their
own experiences. Depression was reported as a
central theme in their lives, and they were eager
to talk about it.
La depresión es el problema de salud mental
más común, y por lo tanto más importante, en
la población femenina. Los datos epidemiológicos coinciden en señalar una razón de 2:1 en
la prevalencia de depresión entre mujeres y
hombres 1. La prevalencia actual de depresión
en México es de 4,1% en las primeras y 1,6% en
los segundos 2. De manera similar a lo que ocurre en muchos países, en México, la atención a
los trastornos mentales es muy limitada y, en
este caso, las mujeres cuentan con pocas opciones de atención. Entre ellas, las de menores
recursos económicos son quienes menos acceso tienen a los servicios de salud mental. Con
base en estos antecedentes consideramos que
una medida de educación para la salud podría
beneficiar a las mujeres con esta problemática.
Para este fin, se pensó en un material educativo que en su versión final se publicó como
¿Es Difícil ser Mujer? Una Guía sobre Depresión
3 . Se diseñó en forma de caricaturas y con un
lenguaje sencillo para que pudiera ser leído
con facilidad por mujeres con poca escolaridad. Durante el proceso de desarrollo del material se incluyó, entre otras, una fase de evaluación, através de grupos focales, para ver en
qué medida éste cumplía con los objetivos de
sencillez, claridad y pertinencia. Las informantes fueron mujeres de sectores populares que
son a quienes va dirigido el material. Los resul-
Women; Depression; Focus Groups
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LA DEPRESION FEMENINA VISTA DESDE LA SUBJETIVIDAD DE LAS MUJERES
tados sobre los aspectos formales, como claridad de conceptos, relevancia de las imágenes,
tipografía, etc., han sido publicados con anterioridad 4. En el presente trabajo se analiza la
manera en que conceptualizan, viven y lo que
significa la problemática depresiva para ellas.
El material educativo fue desarrollado considerando el enfoque de género sobre la psicopatología femenina. En términos generales este enfoque implica romper con el modelo hegemónico biologicista, para considerar el psiquismo femenino como la expresión de las contradicciones inherentes a la condición de género y no ligado exclusivamente a la condición
biológica 5. Por otro lado, en la construcción
social de la enfermedad, y en este caso de la
depresión femenina, existe una relación bidireccional, en tanto que la experiencia estructura la forma en que ésta se expresa, a la vez que
su expresión se encuentra determinada por la
experiencia misma. Es por esto, que la integración de ambos componentes es la que permite
la comprensión del fenómeno en análisis. La
ciencia social interpretativa 6 enfatiza la forma
en la que los sujetos atribuyen sentido a sus experiencias de salud, por lo que hacemos una
interpretación subjetiva de los significados de
las participantes; es decir, nos acercamos a la
comprensión mediante la interpretación. Es
así como el análisis de las participaciones de
los grupos da luz y complementa las nociones
hasta este momento “objetivas y científicas”
desde las que se ha abordado el fenómeno de
la depresión femenina.
Método
Para recopilar la información se realizaron una
serie de grupos focales, los cuales son definidos como una discusión cuidadosamente diseñada para obtener las percepciones sobre una
particular área de interés. Los grupos focales
constituyen una técnica cualitativa de recolección de información basada en entrevistas colectivas y semiestructuradas realizadas a grupos homogéneos y reducidos (de 6 a 12 personas). Por medio de un grupo focal se busca
que, con la guía de un moderador, los integrantes se expresen de manera libre y espontánea
sobre una temática específica 7.
La técnica de grupos focales proporciona
una aproximación y discusión relativamente
rápida y multidimensional, permite la interacción del grupo y estimula la generación de
ideas de forma simultánea. Esta técnica se enmarca dentro de la investigación socio-cualitativa, entendida como proceso de producción
de significados que apunta a la indagación e interpretación de fenómenos. Además, se caracteriza por trabajar con instrumentos de análisis
que no buscan informar sobre la extensión de
los fenómenos (cantidad de fenómenos), sino
más bien interpretarlos en profundidad y detalle, para dar cuenta de comportamientos sociales y prácticas cotidianas 8. Por todo lo anterior,
resulta ser una técnica adecuada para recuperar la forma en que un grupo de mujeres vive,
expresa y significa el fenómeno de la depresión.
Población
La selección de las participantes se realizó
através de un muestreo intencional o de conveniencia 9, determinado por los objetivos del
estudio y buscando que cada uno de los grupos
fuera lo más homogéneo posible. Así, los requisitos para formar parte fueron: pertenecer a un
nivel socioeconómico bajo o medio bajo; con
escolaridad básica mínima de primaria; la mitad de ellas dedicadas al hogar y la mitad con
trabajo extradoméstico y con edades entre los
20 y 45 años. Se contó con la participación de
27 mujeres, las cuales conformaron 4 grupos
focales, dos de mujeres dedicadas al hogar y
dos con trabajo extradoméstico.
Procedimiento
Se llevaron acabo dos sesiones por grupo focal,
con una duración de dos horas y media cada
una. Al inicio de la primera sesión, la moderadora explicó a las integrantes que el objetivo de
la reunión era presentarles la versión preliminar de un libro sobre depresión, que estaba dirigido a mujeres con características similares a
las de ellas. Se les señaló que para conocer su
opinión sobre el material educativo se iba a
realizar la lectura de los diversos capítulos y
al término de cada uno se harían una serie de
preguntas relacionadas con los aspectos formales del mismo, como por ejemplo: ¿Alguna
parte te parece ofensiva?, ¿Qué partes no se entienden?, ¿Qué otros aspectos se deberían incluir?, así como sobre la pertinencia de los aspectos teóricos: ¿Qué aspectos te interesaron
más?, ¿Qué aspectos no te interesaron nada?.
Las participantes abordaron éstas preguntas
brevemente, simplemente por cubrir el requisito. La discusión grupal se centró en la des-
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cripción de las experiencias relacionadas con
la depresión. Se dio una dinámica interesante
en los grupos, de compartir testimonios, discusión, confrontación de puntos de vista, consensos y consejos.
Las sesiones fueron grabadas íntegramente
en cintas de audio y transcritas posteriormente
a papel. Tomando como punto de partida las
temáticas abordadas en el material educativo,
se elaboraron una serie de categorías para clasificar la información dada por las participantes a lo largo de las sesiones. La clasificación se
basó en la técnica de “categorización de significados” propuesta por Kvale 10, la cual permite
efectuar inferencias válidas a partir de un texto. Por medio de esta técnica, cada testimonio,
es codificado en una serie de categorías mutuamente excluyentes, lo que permite estructurar las extensas y complejas narraciones en
unidades de información que facilitan la comprensión de un determinado fenómeno, así como su ocurrencia a lo largo de la narración, además de facilitar la descripción de las características más importantes del contenido.
Para llegar a un consenso sobre las categorías más adecuadas, dos personas por separado codificaron el mismo material y posteriormente se compararon las categorizaciones obtenidas por cada una.
En cuanto a los aspectos éticos, se proporcionó amplia información verbal respecto a los
objetivos del estudio para cumplir con el principio de consentimiento informado y la participación fue voluntaria. Se pidió autorización
para grabar los testimonios, haciendo hincapié
en la estricta confidencialidad de los datos.
Resultados
La media de edad de las 27 mujeres que participaron fue de 34 años: 11 amas de casa, 16 con
trabajos de mesera, asistenta, costurera o secretaria; 19 casadas, 3 en unión libre, 4 solteras
y 1 divorciada; con escolaridad entre primaria
y estudios de secundaria o equivalentes y sólo
2 no tenían hijos.
El análisis de los testimonios grabados y su
posterior codificación en categorías y subcategorías, constituyeron la base de datos del trabajo. Se construyeron 4 categorías principales
conformadas por diferentes subcategorías, las
cuales representan los diversos tópicos tratados en el material educativo (Tabla 1). La descripción de cada una de ellas se inicia con una
definición de los temas identificados y, posteriormente, se ilustran con segmentos de las
narraciones de las mujeres.
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La vivencia de la depresión
En esta categoría se agruparon los aspectos relacionados con el reconocimiento de la depresión como un trastorno, con la manera en que
las mujeres identifican y viven los síntomas,
con los pensamientos negativos asociados a la
misma y con las diversas formas en que se puede manifestar.
•
Reconocimiento de la depresión
En el material educativo la depresión es descrita a partir de los criterios diagnósticos propuestos por el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-IIIR) 11: ánimo
deprimido, pérdida de interés, sentimientos de
culpa, falta de concentración, fatiga, exceso o
falta de apetito y problemas del sueño, entre
otros. Ante este material como estímulo, la mayoría de las participantes señaló que había oído hablar de la depresión de manera coloquial
pero no formal y casi todas reconocieron haberla padecido en diferentes grados, pero no la
habían identificado como tal. Se menciona que
la depresión se vive como un problema personal más que como una condición común a las
mujeres: “hay veces que por lo mismo que estamos tan deprimidas que pensamos que nadie lo
tiene más que nosotras”. Sólo una mujer refirió
haber padecido varios episodios de depresión
severa por los que ha sido hospitalizada. Les
gustó que el material hiciera evidente que la
depresión no es sólo un pretexto para ocultar el
mal humor de las mujeres, como muchas personas creen: “me decían: tú, por no querer hacer nada… nada más por hacerte la mártir”.
Les pareció importante que se dijera que
también los hombres pueden deprimirse. “Luego [ellos] creen que por ser hombres a ellos no
les pasa”. Se dan cuenta, sin embargo, de las diferencias que existen entre hombres y mujeres
en cuanto a la depresión: “yo siento que en la
mujer es más factible la comprensión hacia
ciertos problemas, la identificación a decir soy
depresiva, a que el hombre lo reconozca en sí
mismo”. Piensan que lo que más les afecta a ellos
es cuando “se sienten impotentes para cumplir
[económicamente] con su casa”, pero ellos expresan estos sentimientos de manera diferente,
no con llanto sino con violencia y alcoholismo.
•
Síntomas
En cuanto a los síntomas de la depresión, la
mayoría dice haber presentado alguno de ellos;
el más frecuente es el problema con la comida,
comen mucho o no tienen apetito; pero tam-
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bién insomnio, ganas de llorar, desesperación,
impotencia, desesperanza o labilidad emocional: “sí, si vuela una mosquita ya tiene uno ganas de llorar…, porque como que no voló bien;
luego no sabe uno ni por qué está llorando”
Piensan que las ideas sobre el suicidio “son algo exagerado”, que “no ha pasado por mi mente” o “es cuando ya tienes muchos problemas...”.
•
Tabla 1
Categorías de análisis.
Categoría principal
Subcategorías
Vivencia de la depresión
1. Reconocimiento de la depresión
como enfermedad
2. Síntomas
3. Estilos de pensamiento
Estilos de pensamiento
La depresión es descrita en el material educativo como efecto de estilos de pensamiento que
se caracterizan por exigencias demasiado elevadas, por la atención discriminada a eventos
negativos, por la exageración de hechos sin
mayor importancia, por la atribución de causas personales a hechos externos y por la falta
de reconocimiento a logros personales 12. Con
relación a este aspecto, encuentran que, en
efecto, son muy exigentes consigo mismas: “soy
terca en mi casa, porque llega uno a su casa con
poco tiempo, en las tardes que llega uno de trabajar, y quiere hacer todas las cosas... prefiero
seguirle hasta las 10 [de la noche]”. Se exigen
que todo esté bien y, sobre todo, que no “se les
acumule el trabajo”. Han internalizado esta demanda excesiva ya que no hay ningún reconocimiento del exterior; en este sentido, ni los
maridos las valoran: “ay, estoy con ella porque
es una buena mujer” cuando lo que quieren decir es: “estoy con ella porque es una buena sirvienta [Risas]... luego cuando ven otra más joven y más arregladita se van detrás de ella; no
les importa que tengan una sirvienta excelente
en su casa [Risas], los lava y los plancha para
que otras lo bailen, ¿no?”. Este último comentario da cuenta de que se percatan del sinsentido
de su propio comportamiento, pero aún así no
pueden dejar de hacerlo.
En cuanto a las posibilidades de diversión,
perciben que existen diferencias entre los hombres y las mujeres; en este sentido plantean
que la sociedad permite a los hombres recreación como el fútbol, béisbol y demás deportes,
mientras que a las mujeres, la misma sociedad
les niega esta posibilidad de diversión. Asimismo, reconocen que dedican poco tiempo a sus
cosas y a divertirse por el exceso de trabajo y la
falta de dinero, pero también debido al estado
de ánimo, lo que habla de la presencia de depresión: “pero yo luego me he puesto a pensar,
no es tanto el dinero, porque yo puedo agarrar y
llevar a mis hijas nada más a donde hay arbolitos y ahí no se gasta”.
4. Formas de expresarla
Historia infantil
1. Pérdida temprana de figuras importantes
2. Falta de atención de los padres
3. Abandono o carencia de una relación
cercana
4. Expectativas y demandas elevadas
de los padres
5. Asumir fuertes responsabilidades
Condición social de la mujer
1. Socialización del rol femenino
2. Adolescencia
3. Sexualidad
4. Relación de pareja
5. Maternidad
6. Menstruación, depresión post-parto
y menopausia
7. Trabajo doméstico y extradoméstico
8. Alcoholismo y violencia
Estrategias de enfrentamiento
1. Qué hacer
2. A dónde ir
•
Formas en que se manifiesta la depresión
Para algunas queda claro que la depresión se
puede expresar de distintas maneras: “a veces
la tristeza la refleja uno como enojada; en realidad no está enojada, está triste, pero no halla
uno cómo manifestarlo”. No encuentran de qué
manera canalizar estos sentimientos que no sea
“desquitándose” con los hijos/as: “me deprimo
muchísimo, me pongo de malas, de nervios. No
sé... hay veces que siento que me estalla la cabeza. A mis niños, por decir algo, a veces les pego,
por lo mismo de que estoy deprimida. Esta manera de comportarse les genera muchas culpas”.
La historia infantil
En relación con el desarrollo temprano, el material educativo se basa en varias teorías psicológicas que explican la relación entre experiencias en la niñez y la aparición de depresión en
la edad adulta 13,14. Entre las experiencias relatadas por las mujeres destacan: la pérdida temprana de figuras importantes (en primer lugar
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la madre) por muerte, enfermedad o separación; poca atención de los padres, ser ignorada
o ser hecha sentir un estorbo; la carencia de
una relación cercana, las altas expectativas por
parte de los padres y el asumir grandes responsabilidades desde edades muy tempranas.
Se dan cuenta de que efectivamente las experiencias tempranas tienen que ver con su
conducta actual: “sí, también influyen nuestros
padres; cómo nos educan o cómo los vemos que
tienen sus relaciones”. A la vez se percatan de la
influencia que tiene la personalidad como un
catalizador de los eventos ambientales: “yo
pienso que depende de la persona, porque [hay
personas que] llevan una vida infantil muy
triste y no les llega a afectar y hay gentes que les
afecta cualquier detalle, ¿no?”. La pérdida temprana de la madre se presentó en tres casos,
que pudieran considerarse como duelos no elaborados: “mi mamá murió muy joven… piensas
que todo se acaba. Ya después recuerdas, a veces
con tristeza, y piensas y te deprimes”.
La falta de atención la identifican como una
de sus fuentes de depresión: “la falta de atención hace sentir también deprimido; de que reflexiona uno y dice: no me escuchan, no tengo quién
me escuche”. También recuerdan maltrato y el
que se les exija responsabilidades poco adecuadas para su edad: “[mi abuelita] me ponía a hacer cosas que no estaban para mi edad, y [me decía]: no sirves para nada. Una niña de 6, 7 años,
¿ponerse a sembrar?, cosas no para su edad”.
Condición social de la mujer
En esta sección se resumen una serie de datos
respecto a los factores de género que ponen a
la mujer en un alto riesgo de depresión 5,15,16,17,
18 . En primer lugar, se encuentra la socialización del rol femenino (a ser pasivas, abnegadas, sumisas, consideradas como menos valiosas y con demandas de mayor responsabilidad;
la valorización de la mujer en tanto tiene un
hombre, el poco énfasis en la educación, etc.).
En segundo lugar, se revisan las vivencias tradicionales de ciertos roles (adolescente, sexualidad, madre, esposa, ama de casa, trabajadora) como factores depresógenos; y, por último,
se mencionan algunos aspectos reproductivos,
alcoholismo y violencia en la familia.
•
Socialización del rol femenino
La mayoría coincidió con que a las mujeres se
las educa “a ser sumisas”, a “no grites, no te enojes, no te pelees” y “a no valorarnos”; se les “mete muy chicas a las responsabilidades” y se les
dice que si “se casa es para la casa, para los hi-
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jos, es para el marido” y “es la que lleva toda la
carga, todas las presiones”. Pero también perciben cambios: “pero antes yo pienso que era más,
porque, por ejemplo mi abuela, no tenía educación”. Por lo mismo, dicen que ya no educan a
sus hijas “para servirle a los hombres”, y tratan
de “darles una educación un poquito más elevada, para que se puedan defender ellas mismas”. No obstante, piensan que ahora hay mujeres que “exageran”, sobre todo algunas adolescentes, y ellas se preocupan por no llegar a
esos extremos. Aunque no quieren que sus hijas sean unas sumisas, tampoco quieren “que
saquen las uñas luego, luego”. ¿En dónde está el
punto medio?, se preguntan, porque pueden
irse a los extremos.
Hablan de la importancia de que la mujer
se prepare: “si nuestros padres no nos permitieron trabajar, abrirnos la vida, entonces, si nos
llegamos a casar y fracasamos en el matrimonio, nos sentimos que se acabó el mundo entero
y si no sabe uno hacer nada, le da a uno miedo
caminar”.
Respecto a que los hombres son más valorados desde que nacen, muchas piensan que
efectivamente vivieron experiencias en su infancia en las que el papá quisiera tener un hijo
varón, que se les diera un lugar de más importancia a los hombres.
•
Adolescencia
A esta edad consideran que con frecuencia las
muchachas, por sentirse feas o por salirse de la
casa, “se van con un muchacho”. La falta de información influye en que se lleguen a embarazar y mencionan la falta de aceptación que
sienten cuando son madres solteras: “yo sí sentí que ya no me iba a encontrar a alguien”, y se
percatan de la desventaja en que está la mujer
si se embaraza sin el apoyo de la pareja: “como
mujer, siempre es la primera que pierde”, además de que después puede arruinar su vida si
se ve forzada a casarse.
Sobre las mujeres que no se casan y no tienen hijos, comentan: “es lo primero que la gente o las mujeres pensamos. A lo mejor no es feliz
porque no tiene hijos; está amargada”. Dicen
que la sociedad las presiona: “si no tienes marido por lo menos ten un hijo. Entonces como que
a veces acaban decidiendo, para que no hablen
mal de ellas”.
•
Sexualidad
En uno de los grupos no se hicieron comentarios sobre la sexualidad, lo que probablemente
muestre las dificultades que prevalecen para
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hablar abiertamente sobre el tema. Varias coinciden con que se habla mucho de sexo pero sólo para “despertar la morbosidad” y, a veces, sólo se produce desinformación.
En general, creen que sigue habiendo una
doble moral sexual, “pues el hombre puede darse sus vueltas por donde quiera, pero la mujer
cuidado y tenga un resbalón, porque está mal”,
pero a la vez, admiten que la mujer va cambiando, forzada por la situación tan opresiva:
“de que uno mismo como cuando te estás ahogando, pues sacas la cabeza y ¿qué onda? porque, oye, si los dos trabajamos, los dos aportamos, pues hay que echarle filo los dos juntos”.
Hay mujeres que muestran apertura ante la
sexualidad: “a mí no me da vergüenza, yo pido
de todo al derecho y al revés” y otras que sienten vergüenza de expresar sus deseos a la pareja o de “ver” revistas (pornográficas), aunque
suponen que ellos son las que están mal. Algunos maridos se sienten “amenazados y enojados” si ellas se informan de temas sexuales.
Varias hablan de la infidelidad como una situación que lleva a la depresión y una mujer
llora mientras relata el engaño de su marido
hace tres años: “él quiso ser igual que antes, dije, ay, ya no, y él me pidió perdón. Pues sí lo perdoné, pero no se me quita eso de aquí. Eso no se
lo deseo a nadie, es horrible”.
•
Relación de pareja
La mala relación con la pareja es una de las
fuentes más importantes de depresión: “ahí sí
cuando hay problemas [con la pareja], y que no
le busca uno una solución, lo llevan a una depresión tremenda”. Entre las situaciones que
llevan a las mujeres a deprimirse, está la dependencia de la mujer hacia el hombre: “me han
tocado comentarios también de que la mujer no
puede estar sin el hombre; o sea, siente que si se
separa se le viene el mundo encima”, y piensan
que eso las hace vulnerables.
Otra situación que les causa malestar es el
control de los hombres: “y peor cuando, voy a ir
a tomar un café, voy a ir a tal parte. ¿Me estás
pidiendo permiso o me estás avisando? Yo te estoy avisando. [Risas]”, “sí, es cierto ¿cómo tenemos que pedirle permiso al marido si se supone
que son marido y mujer? Ya no se usa”. O cuando ellos quieren decidir todo y no dejan que la
mujer decida: “y no está bien… porque eso también hace que la mujer se deprima más y sobre
todo porque no la hacen valer como mujer”. Las
exigencias del marido sin que ellos cumplan
con sus responsabilidades, también las deprime. Sin embargo, aguantan estas situaciones,
por lo general, por los hijos, aunque reflexio-
nan: “sí, uno lo hace todo por sus hijos. Pero ¿a
poco te vas a arruinar la vida ahí nomás? Los
hijos crecen y se van y te dejan”.
Pero ¿qué pasa cuando los hombres sí las
apoyan? Fue común que dieran ejemplos de
hombres, ya fuera marido, hermanos o papá,
que ayudan en las labores de la casa, “en todo:
barrer, lavar, cocinar, limpiar” y que las gentes
de fuera los tachara de mandilones. Muchos,
para evitar esto, les piden que no los hagan hacer estas tareas cuando hay otras personas.
Aún más, una mujer cuenta que su esposo ha
sido su mejor apoyo en su depresión.
•
Maternidad
La preocupación sobre los hijos e hijas fue expresada en muchas ocasiones: cómo educarlos, que vayan bien en la escuela, que no tengan los mismos problemas que ellas y cómo
hablarles sobre la sexualidad. Se percatan de la
gran responsabilidad que se les delega: “nosotras debemos de dar razón de todo lo que pasa o
sea de la escuela, de ellos mismos. Así, de todo”,
principalmente cuando los esposos no las apoyan, comentan: “uno quiere lo mejor, ¿verdad?
Porque los padres agarran y se van a trabajar y
una como madre se queda con los problemas de
todos los hijos”. Es común que las culpen de los
problemas de los hijos: “por decir: sale que no
es buen estudiante o es drogadicto. Sí se siente
culpa, porque uno mismo juzga a los padres de
otros”.
Las relaciones con hijos e hijas adolescentes son vividas como fuente de depresión ya
que tienen dificultades para que las obedezcan
y retan su autoridad. Las mujeres también expresan una gran preocupación por “cuidar” a
sus hijas adolescentes, sobre todo para que no
inicien su vida sexual a edades tempranas y así
evitar las posibilidades de embarazos. Otras
mujeres piensan que cuando los hijos llegan a
determinada edad “desequilibran el matrimonio, porque vienen las desavenencias [en la manera de educarlos]”.
•
Menstruación, depresión post-parto
y menopausia
La ausencia de información sobre la menstruación cuando ésta se inició es común, así como
la mala información. Una mujer cuenta que
cuando tuvo su primera regla su mamá le dijo
que no se debía dejar tocar por los hombres, y
lloraba mucho si su hermano la tocaba al saludarla. Afirman que durante la menstruación se
sienten desganadas, de mal humor o sufren angustia si son irregulares.
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Cuatro de ellas cuentan experiencias de depresión post-parto. Un testimonio: “yo, más que
nada, todo me daba ganas de llorar. Yo me acuerdo que cuando nació mi niña me la enseñó el
doctor y me la pasé llorando no sé cuánto tiempo. Me decían todos, ¿por qué lloras? ¿Te duele
algo? No me lo podía explicar”. Otras relacionan la depresión post-parto con haber estado
solas, sin su pareja, durante el parto o con problemas familiares después de dar a luz. Ninguna tuvo información pertinente.
Ninguna de las mujeres ha llegado a la menopausia, pero han oído hablar de ella: “se siente deprimida y lo manifiestan más malhumoradas y lo asustan a uno [Risas]”, “y también sucede más cuando la gente se ha sentido siempre
guapa y cuando hay gente muy vanidosa; se va
a sentir fea”. La menopausia tiene una connotación peyorativa: cuando te deprimes, te gritan “estás menopáusica”.
•
Trabajo doméstico y extradoméstico
Las amas de casa piensan que si no se tienen carencias económicas o si se es “un poco independiente de los hijos” se puede disfrutar estar en la
casa; justifican el trabajo fuera del hogar sólo si
hay necesidad. Ven ventajas en estar en la casa,
porque la disfrutan y disfrutan a los hijos, pero
también en trabajar fuera: “saliéndose a trabajar, como que dejan un poquito de tensiones”.
Las mujeres trabajadoras se sienten afectadas por la manera en que se las juzga: “muchas
veces critican a uno sin saber cómo está realmente la cosa”. También las critican de lo que les sucede a sus hijos “si se cae el niño o le pasa algo: es
por tu culpa, andas trabajando”. Pero tratan de
no dejarse culpabilizar viendo lo bueno: “[mi hijo] va feliz, nunca me llora, entra a la guardería y
ni me pela” y “muchas veces son mejores las guarderías que con la abuelita, que con la tía, porque
ahí les enseñan cosas”. Se sienten muy mal cuando dejan a los hijos/as en la guardería y se “quedan llorando” o cuando “están muy chiquitos”,
pero tratan de animarse diciendo: “ojos que no
ven, corazón que no siente [Risas]”. Consideran
que hay mujeres que están en su casa porque no
tienen otra alternativa: “no pueden salir a trabajar porque no saben” y en ese caso “deberían estar a gusto”. Aunque algunas se percatan de que
el trabajo doméstico “es aburrido, no acaba uno,
no facilita conocer a personas que por lo menos
saben más” y puede llevar a la depresión.
•
Alcoholismo y violencia
Pese a la alta frecuencia con que se presentan
el alcoholismo y la violencia doméstica en los
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hogares mexicanos, hay muy pocas menciones
a este respecto. Esto puede deberse a dificultades para hablar de estas situaciones por ser
vistas como vergonzosas o como una debilidad de ellas.
Dos mujeres hacen mención al alcoholismo: “en problemas de alcoholismo yo me aventaba unos rounds. Digo, aparte de que aguanta
uno el maltrato verbal, le dicen a uno hasta lo
que no, te quieren dar un golpe, pero borracho,
me lo sueno” y otra menciona que su esposo alcohólico les pegaba a sus hijos, hasta que ella
se hartó y no le dejó que les pegara más.
Relacionan la violencia con la manera de
educarlas: “donde más les pegan, ahí están las
mujeres. Uno no comprende, pero ahí están. Las
tratan mal, les pegan, las corren y ahí están. Éstas son las que son educadas así, de si que ahí
está el marido, aunque te pegue y te haga aquello, pero tú ahí”. Opinan que se aguantan por
“miedo de que el hombre tome más represalias”
o por miedo al rechazo social: “la pena de qué
va a decir la cuadra entera si me salgo corriendo”. Piensan que si desde un principio no se
dejan, les va bien: “sólo una vez me quiso pegar,
pero yo no me dejé. Desde entonces jamás. Ha de
haber dicho: no, aquí no [Risas]”.
Estrategias de enfrentamiento
La primera subcategoría incluye información
sobre las actividades y estrategias que realizan
las mujeres para sobrellevar o mejorar sus estados depresivos. La segunda se refiere a su percepción de los servicios de salud y su eficacia
en el tratamiento de problemas emocionales
como la depresión.
•
Qué hacer
En el material educativo se presentan una serie
de sugerencias de autoayuda que incluyen estrategias de reestructuración cognitiva, catarsis
y cambios en creencias y comportamientos 19,20.
De estas sugerencias las participantes mencionaron como importantes: “reconocer cualidades y errores”, “dejar de ser mujeres sufridas” y
“escribir sobre los problemas, porque te desahogas y olvidas rencores”.
La sugerencia de platicar los problemas con
las amigas, la ven con ambivalencia. Por un lado, reconocen lo importante que son las amigas pero, por el otro, hay un gran temor a que
las critiquen. Se mencionaron diversas estrategias que usan cuando se sienten deprimidas.
Se menciona la importancia de dar salida a los
sentimientos: “a veces es preferible, cuando sientes todo eso, gritar, llorar y desahogarse, y enton-
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ces ya descansas”. Pero lo importante de desahogarte, dice otra mujer, es “tener a alguien que
aguante todo y que no diga nada...”. Otras usan
estrategias de reflexión, distracción, platicar
con alguien, salir de compras o ir regularmente
a salones de baile. También intentan pensar de
manera positiva: “nada gano con preocuparme…, si no se puede solucionar para qué te
preocupas; si tiene solución para qué te preocupas”, “si he salido de otros problemas, debo de
salir”. Hay constantes referencias a “intentar
salir adelante” con fuerza de voluntad, con “el
querer es poder”.
Tres de ellas mencionan que suelen escribir
cuando se sienten mal y les ha funcionado muy
bien: “a mi me ha pasado cuando estoy enojada
que me he puesto a escribir…lo leo y luego…
qué si estaba bien, qué si estaba equivocada. Ya
no es tanto el problema”. Buscan hacerse responsables de sus problemas y no echarle la culpa a otros.
Como conclusión, comentan que lo que tienen que hacer es: “qué uno se ponga a pensar
en uno y que haga una evaluación de sí mismo,
qué es lo que está fallando y qué lo pone a uno
así. Haz un alto y ponte a ver cuánto vales y corriges. Todos tenemos fallas desde pequeños, que
salen a relucir a veces cuando ya somos adultos
con hijos; todos tenemos problemas pero no los
voy a dejar ahí sino los vamos a tratar de solucionar”.
•
A dónde ir: los servicios de salud
Para la mayoría, tengan seguridad social o no,
son desconocidas las instituciones o los trámites para contactar un especialista en caso de
problemas emocionales. Tampoco conocen organizaciones no gubernamentales de ayuda
para las mujeres. Respecto a las instituciones
públicas hay distintos puntos de vista en cuanto a la eficiencia de sus servicios, dependiendo
de sus experiencias. Se quejan de malos modos,
lo que las lleva a sentirse deprimidas y sin valor. También se quejan de demoras para obtener una cita, con resultados no siempre positivos: “para al final salir con que son nervios; es
cuestión de que se controle. Váyase, tómese un
tesito...”. Por el contrario, alguien afirma que: “sí
es bueno acudir a pedir ayuda y sí surte efecto”.
Algo que las disuade de ir a instituciones
especializadas es el estigma de los problemas
mentales: “lo tratan a uno de a loco”. Por eso
creen que es mejor contárselo a una amiga o
mejor a sus familiares, ya que afirman “¿quién
va a tener más interés en sacarte a ti adelante?”
Sin embargo, también ven desventajas en acudir con un familiar debido a que “a veces no sa-
ben cómo ayudarte. Aunque te quieran mucho,
a veces te pueden lastimar”.
Una mujer ha sido internada en el pasado
debido a depresión y, aunque siente que la
ayudaron, menciona los problemas de las instituciones psiquiátricas: “lo malo estaba en ver
a los demás enfermos; me daba miedo”.
Para una de ellas el factor más importante
para que la ayuda que se recibe tenga buenos
resultados es la actitud de quién la solicita:
“primero que nada, la voluntad de la persona y
aceptar una información y ayuda”. Otra resalta
la importancia de terminar con el estigma hacia los problemas mentales para verlos como
cualquier problema de salud.
Discusión y conclusiones
Los testimonios recopilados en este trabajo ponen de manifiesto el gran interés de las mujeres por el tema de la depresión y por los aspectos que llevan a ésta. Ninguna había oído hablar de manera formal de este trastorno, pero
todas reconocen haberlo presentado, en algún
nivel, alguna vez en su vida. Algunos de los síntomas de la depresión que identificaron como
más frecuentes son los trastornos relacionados
a la alimentación y al sueño; llanto, desesperación, impotencia y desesperanza. Reportaron
asimismo la presencia de un estilo negativo de
pensamiento ligado a la depresión. Como se
sabe, los sentimientos de desesperación, impotencia y desesperanza son frecuentemente reportados por personas en estado de pobreza 21,
mientras que, los estilos de pensamiento característicos de la depresión parecen fortalecerse en el proceso de socialización del papel
femenino, en tanto que son sujeto de demandas excesivas, se les delegan grandes responsabilidades, se les inculca vivir de y para otros,
etc. 5. Por lo anterior, se observa que el proceso
de socialización del papel femenino y la condición de pobreza de las mujeres las pone en un
estado de gran vulnerabilidad de depresión. En
menor número llegan a presentar un cuadro de
depresión severa, pero para la gran mayoría
cumplir con las demandas de su papel las lleva
a síntomas de depresión, factor que puede contribuir a explicar la mayor frecuencia de depresión en las mujeres.
Casi todas reconocen la relación entre experiencias de la infancia y comportamiento
adulto. Algunas relatan buenas relaciones con
sus padres, pero un mayor número ha perdido,
a edad temprana, a alguno de ellos; ha padecido de falta de atención, malos tratos, abandonos o alcoholismo del padre, o ha vivido una
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infancia con vergüenza y confusión. Estos aspectos hacen vulnerables a las mujeres de futura depresión. Las mujeres han asumido grandes responsabilidades y trabajo excesivos como parte natural de su papel, por lo cual les parece extraño que estas situaciones puedan significar algún problema en su desarrollo psicológico, cuando se inician a edad temprana.
Se percatan de los distintos procesos de socialización para hombres y mujeres con base en
la supremacía masculina, pero a la vez perciben
cambios hacia mayores oportunidades para las
mujeres. Tienen, sin embargo, temor de caer en
extremos, esto es volverse muy liberadas, así
como, confusión respecto a cuál es ahora el deber ser respecto al comportamiento femenino.
La adolescencia es un periodo crucial respecto a su futuro debido a las limitadas opciones de educación y empleo, por temores a no
consolidar una relación de pareja y no casarse
y por la posibilidad de un embarazo sin el apoyo de la pareja. Más tarde, la desigualdad de poder en la pareja y la preponderancia que las
mujeres le dan a los afectos lleva a que la relación de pareja sea un factor importante de riesgo de depresión.
La etapa de la maternidad que se reporta
como la más difícil y como una fuente importante de tensión es cuando se enfrentan a los y
las hijas adolescentes. Se muestran “perdidas”
respecto a cómo enfrentar los conflictos característicos de ese periodo. A veces se muestran
muy exigentes, otras muy permisivas y otras
descargan su agresión sobre sus hijas y les niegan, de muchas maneras, la posibilidad de un
mejor futuro. Temen que la sociedad les reproche el posible fracaso de sus hijos, pero sobre
todo, de sus hijas.
No fue poco frecuente la experiencia de depresión post-parto, ante la cual ninguna tuvo
información previa sobre ésta, ni la recibió durante el periodo en que duró. Este hecho es una
llamada de atención sobre la necesidad de proporcionar mayor información a las mujeres sobre este padecimiento, pero también de la responsabilidad del personal médico ante este
problema.
Es de llamar la atención que, siendo la violencia intrafamiliar y el alcoholismo fenómenos con tan alta incidencia, ninguna hiciera alguna referencia personal respecto a la primera
y muy pocas mencionaran el segundo. Es posible que así sea, pero también es posible, como
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lo muestra la literatura 22, y como ellas mismas
refieren, que estos eventos no sean reportados
por temor a la sanción social.
Es frecuente que usen diversas estrategias
para enfrentar el malestar emocional, como
dar salida a los sentimientos, pensar de manera positiva o llevar a cabo acciones concretas.
Sin embargo, una estrategia común fue la ironía y el sentido del humor, los cuales estuvieron presentes durante las sesiones, pese a lo
doloroso o difícil del material a tratar. Aun así,
las estrategias no son suficientes y, al no haber
otras alternativas porque la sociedad ha negado a las mujeres la posibilidad de expresar
abiertamente sus frustraciones y porque mantiene sobre ellas demandas imposibles de cumplir, con frecuencia reportan “desquitarse” con
los hijos/as. Esto se traduce en culpa y ésta, a
su vez, en mayor depresión y enojo. Este es un
aspecto de gran importancia para entender y
atender la depresión femenina, ya que si bien
es cierto que los hijos de mujeres que padecen
depresión presentan con frecuencia problemas
emocionales 23, la solución tiene que darse a
través de proporcionar atención a estas mujeres evitando hacer mayores demandas y depositar más culpas sobre ellas.
Que no supieran a dónde acudir en caso de
necesitar ayuda especializada concuerda con
la percepción que tiene la población general 24.
Pocas han tenido experiencias positivas con los
servicios de salud mental – no utilizados para
ellas sino para de sus hijos/as. Una gran mayoría tiene actitudes de desconfianza, temor o
vergüenza en cuanto a estos, por el estigma
que aun conllevan los trastornos emocionales:
ser considerada loca. También temen que sus
problemas sean minimizados o que sean culpabilizadas por ellos, como también se ha informado en otros trabajos 24.
Los acertados conocimientos que las mujeres de este estudio mostraron sobre la depresión – aunque no la definieran como tal – y las
características y condiciones en las que se da
nos llevan a concluir sobre la importancia de
tomar en cuenta el caudal de conocimientos
que tiene la población, con el fin de propiciar
un diálogo con ésta, cuando se trata de establecer programas de atención y prevención para
la misma. Su visión tiene que ser, necesariamente, parte de una visión más integral sobre
la depresión.
LA DEPRESION FEMENINA VISTA DESDE LA SUBJETIVIDAD DE LAS MUJERES
Resumen
Colaboradores
El objetivo del trabajo fue explorar la manera en que
la depresión femenina es conceptualizada, vivida y
significada por las propias mujeres, a partir de la revisión de un material sobre el tema. Se utilizó la técnica
de grupos focales para la presentación del texto, el cual
versa sobre la depresión, sus causas y estrategias para
enfrentarla. Participaron veintiséis mujeres divididas
en cuatro grupos. El análisis de las transcripciones de
audiograbaciones llevó a identificar cuatro categorías:
vivencia de la depresión, historia infantil, condición
social de la mujer y estrategias de enfrentamiento. La
mayoría mencionó haber padecido episodios de depresión en su vida aunque no los había reconocido como tales. Se percatan de la influencia que tiene la socialización del papel femenino y los acontecimientos
de la infancia en la depresión y utilizan diversas estrategias para enfrentarla. Las mujeres encontraron similitudes en sus vivencias a las descritas en el material y
a partir de éste relataron sus propias experiencias de
depresión. La depresión es un tema central en sus vidas y están ávidas de hablar de ésta.
M. A. Lara participó del diseño del material sobre depresión, del desarrollo de la metodología, del análisis
de resultados y de la preparación de artículo, y fue
conductora de la mitad de los grupos focales. M. Acevedo participó en todas las fases del estudio y condujo la mitad de los grupos focales. S. Berenzon participó en el diseño del marco conceptual para la elaboración del material, en el análisis de los datos y en la
preparación del artículo.
Mujeres; Depresión; Grupos Focales
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Recibido el 17/Feb/2003
Versión final presentada el 13/Oct/2003
Aprobado el 13/Ene/2000