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Europa en la encrucijada mundial.

2013, Papeles de relaciones ecosociales y cambio global

En los últimos años se ha generado cierta inquietud respecto de la situación de Europa en general y de la Unión Europea (UE) en particular en relación con el resto del mundo. El origen fundamental de esa inquietud es la particular incidencia de la crisis en algunos países del continente. Otros motivos de preocupación son la presión provocada por el desarrollo de algunas potencias emergentes y las divergencias que existen entre los países europeos en relación con asuntos cruciales. Este trabajo aspira a proporcionar información que permita determinar hasta qué punto está justificada esa visión de Europa.

LUIS FERNANDO LOBEJÓN Europa en la encrucijada mundial En los últimos años ha surgido cierta inquietud respecto de la situación de Europa en general, y de la Unión Europea (UE) en particular, en relación con el resto del mundo, motivada fundamentalmente por la intensa incidencia de la crisis en algunos países del continente, unida a la presión provocada por el dinamismo de algunas potencias emergentes o las divergencias existentes entre los países europeos en relación con algunos asuntos cruciales. Este trabajo aspira a proporcionar información y argumentos que permitan valorar esa visión de Europa, recurriendo no sólo a aspectos estrictamente económicos, sino también desde la perspectiva más amplia que ofrece la Economía Política Internacional. A sumir el punto de vista de la Economía Política Internacional (EPI)1 implica tomar como referencia lo que revela la actividad económica en Europa, pero, además, otras cuestiones que ayudan a valorar el poder con el que cuenta el continente: su nivel de desarrollo tecnológico, su posición en el proceso de globalización o su relación con algunos agentes a los que la EPI concede una importancia creciente, como sucede con las empresas multinacionales (EMN) o los organismos internacionales. Luis Fernando Lobejón es profesor de Economía mundial en la Universidad de Valladolid La relevancia de Europa y sus multinacionales en la producción mundial Los datos sobre la distribución de la producción en el mundo reflejan, en términos generales, una situación bastante alejada de la sensación de desasosiego que suscita la vulnerabilidad de Europa ante algunos desafíos recientes. De acuerdo con la información que se ofrece en el último estudio sobre 1 La Economía Política Internacional constituye una alternativa interesante a los estudios sobre la realidad internacional que se ocupan solamente de cuestiones económicas y las analizan habitualmente con un elevado nivel de formalización. Frente a ese planteamiento, la EPI adopta un punto de vista menos restrictivo y más flexible, a caballo entre el ámbito político y el económico. Estudia, como señala Robert Gilpin en una definición muy difundida, «la interacción recíproca y dinámica que se produce en las relaciones internacionales entre la acumulación de la riqueza y la búsqueda del poder». R.Gilpin, «Three models of future», International organisation, 9, 1975, p. 43. de relaciones ecosociales y cambio global Nº 120 2012/13, pp. 55-67 55 Especial este asunto del Centre de d’Études Prospectives et d’Informations Internationales (CEPII), casi el 30% de la producción mundial tiene su origen en la UE. Según este mismo estudio, en 2010 China no habría alcanzado siquiera la cuarta parte de ese porcentaje, mientras que el conjunto de los BRIC (Brasil, Rusia, India y la propia China) representarían menos de la mitad de lo que le corresponde a la UE. La única nota que encaja con la inquietud que existe respecto de la posición de ésta en el mundo es su presumible debilitamiento, como consecuencia de la pujanza de países como los que se han citado (véanse gráficos 1 y 2).2 Gráfico 1. Distribución del PIB. Precios constantes, 2010 Gráfico 2. Distribución del PIB. Precios constantes. Previsiones 2025 Fuente: J. Fouré, A. Benassy-Quéré y L. Fontagné, «The great shift: macroeconomic projections for the world economy at the 2050 horizon», Document de travail CEPII, núm. 3, 2012, París. 2 El CEPII es una de las instituciones que más interés y más estudios le ha dedicado al análisis del potencial económico de los países y grupos de países más importantes y a su previsible evolución. El último de esos estudios, al que se hace referencia 56 de relaciones ecosociales y cambio global Nº 120 2012/13, pp. 55-67 Europa en la encrucijada mundial Una parte significativa de la dinámica económica que se ha descrito está relacionada con procesos productivos concebidos y desarrollados a escala internacional (incluso global) por potentes empresas multinacionales, cuya capacidad de influencia sobre la economía mundial no deja de crecer. El comportamiento de la inversión típicamente vinculada con esas empresas –la inversión directa en el exterior (IDE)–, confirma la trascendencia del continente como uno de los núcleos fundamentales de la actividad económica mundial. En concreto, según los datos suministrados por la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), el stock de inversión directa acumulada en el exterior por multinacionales europeas suponía en 2011 casi el 50% del total mundial (véase el cuadro 1).3 Lo que se desprende de ese dato es consistente con lo que esa misma institución revela sobre las empresas más importantes. Las cifras correspondientes a 2011 ponen de manifiesto que, de las 20 multinacionales no financieras con más activos en el resto del mundo, 15 son europeas (14 de ellas originarias de países de la UE). En cuanto a las financieras, según la UNCTAD, de las 20 con una mayor proyección exterior, 16 son del continente (4 suizas y el resto de países de la UE).4 El protagonismo europeo en el escenario de la globalización En las últimas décadas se han producido grandes cambios en el panorama económico mundial como consecuencia del inusual avance de la interdependencia entre países. En el plano económico, ese avance ha supuesto, entre otras transformaciones, una significativa reducción del margen de maniobra de los Estados (muy mermado respecto del que le proporcionaba el «liberalismo encastrado» instaurado en las primeras décadas de la posguerra).5 Ese mismo avance ha propiciado también un incremento sustancial de las relaciones internacioen este texto, es el elaborado por J. Fouré, A. Benassy-Queré, y L. Fontagné, «The great shift: macroeconomic projections for the world economy at the 2050 horizon», Document de travail CEPII, núm. 3, 2012, París. En los últimos años se han prodigado los estudios sobre este mismo tema, publicados por diferentes instituciones. Al elaborarse con metodologías y criterios distintos, sus resultados no siempre están en sintonía. Pueden citarse, a modo de ejemplo, entre esos estudios los elaborados en los últimos dos años por los servicios de estudios del Citibank y el HSBC, Citibank, «Global growth generators: moving beyond emerging markets and BRIC», Global Economics View, febrero, 2011 y K. Ward, «The world in 2050. Quantifying the shift in the global economy«, HSBC Global Research, enero, 2011 y el publicado recientemente por la OCDE «Looking to 2060: long-term global growth prospects. A going for growth report», OECD Economic policy papers, noviembre, 2012. 3 El porcentaje correspondiente al stock de entradas de IDE del resto del mundo se situaba ese mismo año cerca del 40% (los porcentajes para la Unión Europea son 43,5% y 33,2% respectivamente). Véase el cuadro 1. En otro orden de cosas, es importante advertir que, tanto en el plano de la IDE como en el de las relaciones internacionales que se analizan en el apartado siguiente (comercio, relaciones financieras y monetarias), se aprecia una tendencia a la diversificación similar a la que afecta a la producción. Si esa tendencia se proyecta hacia el futuro habría que esperar una reducción del peso relativo de la UE –y del conjunto de los países desarrollados– en el total de las transacciones internacionales. 4 Información correspondiente a 2010. Empresas no financieras: http://archive.unctad.org/sections/dite_dir/docs/ WIR11_web%20tab%2030.pdf Empresas financieras: http://archive.unctad.org/sections/dite_dir/docs/WIR11_web%20tab% 2031.pdf 5 El concepto de «liberalismo encastrado» (embedded liberalism) fue introducido por John Ruggie, otro de los autores más relevantes dentro de la Economía Política Internacional (J. G. Ruggie, «International Regimes, Transactions, and Change: Embedded Liberalism in the Postwar Economic Order», International Organization, vol.36, núm. 2, 1982, pp. 379-415. Especial 57 Especial nales en todos los órdenes, alentando la internacionalización de la producción a través de la IDE –como ya se ha señalado– e impulsando con fuerza el comercio y las relaciones financieras y monetarias entre distintos países. Europa ha participado de forma destacada en todas las facetas de ese proceso, lo que explica el destacado papel que desempeña en las transacciones comerciales, financieras y monetarias internacionales. En cuanto al comercio, puede reseñarse que el último informe anual de la OMC sitúa a Europa como la región comercial más importante del mundo, con un volumen de exportaciones de mercancías que se aproxima al 40% del total mundial. La Unión Europea es el núcleo de esa región, representando por sí sola casi el 35% del comercio global de bienes. En el ámbito de los servicios, el protagonismo europeo es aún mayor, con una participación cercana al 50% en las exportaciones totales, correspondiendo la mayor parte a la UE (véase el cuadro 1). El gran peso de Europa en este contexto no puede desvincularse de los resultados generados por la integración comercial. En el ámbito de las mercancías, las transacciones que se llevan a cabo en el interior de la UE representan más de un 70% de las exportaciones de los países que la integran (y prácticamente la cuarta parte del comercio mundial). Evidentemente, si se descuentan esas transacciones, que algunos autores no consideran verdadero comercio internacional,6 la imagen del potencial exportador de la UE se resiente: su participación en las exportaciones mundiales de bienes descendería del 34,4% reseñado a menos del 15%, mientras que en los servicios pasaría del 42,4% al 18,5%, como reflejan las cifras recogidas en el cuadro 1 (p. 59). En cuanto a las relaciones financieras y monetarias, la trascendencia de Europa varía en función del aspecto concreto que se analice, pero, globalmente, se ratifica la percepción que se obtiene al analizar el comercio internacional. Como se desprende de los datos recogidos en el cuadro 1, esa trascendencia alcanza su nivel más alto cuando se toman en consideración las emisiones internacionales de deuda, ya que las realizadas en el continente suponen cerca del 60% de las que llevaron a cabo en 2011 todas las economías que proporcionan información al Banco de Pagos Internacionales (BPI), correspondiendo cerca del 55% únicamente a la Unión Europea. Es algo menor el porcentaje que representan los préstamos y depósitos internacionales, en los que el peso relativo de Europa se sitúa cerca del umbral del 50%, manteniéndose el correspondiente a la UE en torno al 45%. El peso relativo de las operaciones más innovadoras, menos reguladas y más características de la globalización financiera, como es el caso de los derivados, es ligeramente inferior (véase cuadro 1). 6 Conviene tener en cuenta que, en el caso del comercio entre países de la Unión Europea, se trata de transacciones que (al igual que las nacionales) se llevan a cabo en un escenario libre de restricciones cuantitativas, aranceles y de cualquier traba que pueda limitar el libre movimiento de capitales o de trabajadores. Si esas transacciones tienen lugar entre países que forman parte de la eurozona, las condiciones en las que se desarrollan se aproximan aún más a las que rigen sobre las operaciones de carácter nacional (se llevan a cabo utilizando una misma moneda). 58 de relaciones ecosociales y cambio global Nº 120 2012/13, pp. 55-67 Europa en la encrucijada mundial Cuadro 1. Peso relativo de Europa en las relaciones económicas internacionales y en la tecnología (Porcentaje del total mundial, salvo en las tres columnas correspondientes a tecnología) Inversión Comercio internacional1 Relaciones financieras y monetarias internacionales2 directa en Comercio Comercio Depósitos Préstamos Emisiones Derivados. Derivados. Gastos en el exterior de deuda Mercados Mercados I + D/PIB de de servicios (Stock) mercancías (%) organiza- no organiSalidas/ dos zados Entradas Año al que se refiere la información Europa • Unión Europea 2011 2010 2010 2011 2011 2011 49,3/39,5 37,9 (15,3) 47,2 (23,3) 49,7 57,0 48,3 43,5/35,6 34,4 (14,9) 42,4 (18,5) 44,1 (25,2) 46,3 (27,1) 54,4 (41,4) Tecnología3 Científicos Exportaciopor millón nes de alta de tecnología habitantes (%) 2011 2011 2008 2008 2010 38,1 nd 44,7 nd 1,8 1,9 2.746 3.081 14,8 15,3 nd 13,2 16,3 nd nd nd 50,3 nd 2,7 4.640 18,7 21,3/17,2 8,6 14,0 17,2 16,9 25,9 nd 28,4 2,8 4.673 19,9 nd 1,7/3,5 4,5/1,1 31,6 10,6 5,2 26,4 4,6 3,8 nd nd 2,8 nd nd 3,6 nd nd 1,5 9,7 nd nd nd nd 10,8 2,5 1,5 3,4 1.714 1.199 5.189 26,2 27,5 18,0 Resto del mundo nd 17,3 10,1 nd Nd nd nd nd nd nd nd TOTAL MUNDIAL 100 100 100 100 100 100 100 100 2,1 1.270 17,5 América del Norte • Estados Unidos Asia • China • Japón 1. Los porcentajes se han redondeado. Entre paréntesis figura el porcentaje del comercio mundial, una vez descontado el comercio intra-UE (véase nota 6. La participación de Asia está sobrevalorada, ya que la OMC incluye dentro de ésta la correspondiente a Oceanía). 2. Depósitos, préstamos y emisiones de deuda: entre paréntesis figuran los datos correspondientes a la eurozona; el porcentaje que el BPI (Banco de Pagos Internacionales) le asigna a los centros off shore es de 18,2 (depósitos), 14,8 (préstamos) y 1,0 (obligaciones). Préstamos: préstamos internacionales concedidos a países individuales; información correspondiente a los bancos que proporcionan información al BPI. Depósitos: depósitos internacionales realizados por países individuales; información correspondiente a los bancos que proporcionan información al BPI. Emisiones de deuda: emisiones de deuda internacional, clasificada en función de la nacionalidad del emisor. Derivados en mercados organizados: futuros y opciones negociados en mercados organizados; los datos de Asia corresponden en realidad al conjunto de Asia y el Pacífico. Derivados en mercados organizados: futuros, opciones y swaps sobre títulos, negociados en mercados over the counter (OTC); los derivados aparecen clasificados en función del lugar de emisión de los títulos (Europa, Japón, EEUU y resto de países). 3. Las cifras de científicos por millón de habitantes de EEUU se refieren a 2007 y el total mundial a 2005. Exportaciones de alta tecnología: porcentaje de las exportaciones de manufacturas. Véase nota 9. Fuente: Elaboración propia a partir de la información suministrada por la UNCTAD (inversión directa en el exterior), la OMC (comercio internacional), el Banco de Pagos Internacionales (relaciones financieras y monetarias internacionales) y la base WDI del Banco Mundial (tecnología). Especial 59 Especial La imagen que ofrece el continente en todo lo que concierne a las relaciones financieras y monetarias está estrechamente vinculada con el potencial que muestran, a su vez, en este plano, el Reino Unido y, sobre todo, los países que forman parte de la eurozona. La propia existencia de esta última se encuentra, además, en el origen de otro de los puntos fuertes de Europa en el panorama internacional: el euro constituye una de las principales referencias monetarias a escala global. En algunos casos, sobre todo en operaciones de carácter oficial, su papel está eclipsado por el protagonismo que conserva el dólar. Puede señalarse, por ejemplo, que, según los últimos datos suministrados por el FMI, los bancos centrales mantienen en torno a un 25% de sus reservas en euros, mientras que el porcentaje que les corresponde a los dólares es superior al 62%. En algunas transacciones internacionales privadas, sin embargo, el euro cuenta con un peso relativo análogo e incluso superior al de la divisa norteamericana. Esto es lo que sucede, por ejemplo, con la emisión de bonos y notas internacionales y con el lanzamiento de títulos en los mercados monetarios internacionales (41% del total mundial para el dólar y 42,5% para el euro en el primer caso y 33,9% para el dólar y 41,5% para el euro en el segundo).7 La desfavorable situación europea en materia de tecnología Dentro de la Economía Política Internacional, numerosos autores (especialmente los que siguen la línea iniciada por Susan Strange) consideran que los agentes que operan en el escenario global no sólo recurren al ejercicio explícito del poder, basándose en la fuerza y los recursos materiales (poder relacional), sino que utilizan cualquier resorte que les permita influir directa o indirectamente sobre las decisiones de otros (poder estructural).8 Una de las cuatro estructuras de las que depende esta acepción amplia de poder es la del conocimiento. Europa manifiesta una situación de cierta desventaja en relación con el conocimiento, sobre todo en el que se deriva de la tecnología. Esa situación obedece, por un lado, a su retraso frente a los que pueden considerarse sus competidores tradicionales (Japón y EEUU, fundamentalmente), y, por otra parte, a la amenaza que supone el vigoroso de7 Información sobre la importancia relativa de las monedas en la composición de las reservas (FMI):http://www.imf.org/external/np/sta/cofer/eng/cofer.pdf Datos sobre la utilización de monedas nacionales en operaciones financieras monetarias internacionales privadas (Banco de Pagos Internacionales): http://www.bis.org/publ/qtrpdf/r_qa1209_anx5a.pdf 8 El “poder relacional” es un concepto habitual en la Economía Política Internacional más ortodoxa. Frente a esa noción estricta de poder, otros autores consideran que es preciso tener en cuenta el que posee «cualquier asociación, organización o institución […] cuyas decisiones influyen indirectamente en las opciones de los demás miembros de la sociedad […]». Dicho poder –el poder estructural– «es ejercido tanto por los estados como por autoridades no estatales. En ambos casos la autoridad sobre las relaciones sociales o económicas es ejercida siempre que cambian las opciones disponibles para los demás». Si se trata de los Estados, el poder, entendido de este modo, reposa sobre cuatro estructuras: la de seguridad, la de producción, la del conocimiento y la financiera. S. Strange, La retirada del Estado. La difusión del poder en la economía mundial, Icaria, Barcelona, 2003, pp. 135-136. 60 de relaciones ecosociales y cambio global Nº 120 2012/13, pp. 55-67 Europa en la encrucijada mundial sarrollo tecnológico de algunas potencias emergentes. La presión a la que Europa se ve sometida desde ambos frentes puede percibirse desde todos los planos relevantes: desde la perspectiva de los recursos –materiales y personales– dedicados a la investigación y desde el punto de vista de los resultados generados por esos recursos. Numerosos autores consideran que los agentes que operan en el escenario global no sólo recurren al ejercicio explícito del poder sino que utilizan cualquier resorte que les permita influir directa o indirectamente sobre las decisiones de otros En cuanto a los recursos materiales, la propia Unión Europea reconoce que los gastos en investigación y desarrollo (I+D) como proporción del PIB se han mantenido estables, en término medio, en los países que la integran a lo largo de los últimos años. El estancamiento de esa ratio impide al continente acabar con la importante brecha que le separa de EEUU o Japón, e incluso sitúa a Europa por debajo de algunos países de Asia, como Corea del Sur.9 Los datos publicados por el Banco Mundial a través de los World Development Indicators (WDI) confirman plenamente el retraso europeo en relación con otras economías desarrolladas, e incluso revelan que el gasto en investigación y desarrollo del continente en relación con su PIB está por debajo de la media mundial (véase cuadro 1). No es muy diferente la situación que se observa en relación con los recursos personales. Los datos que se recogen en el cuadro 1 ponen de manifiesto que el número de científicos por millón de habitantes es muy inferior al de EEUU y casi la mitad del correspondiente a Japón. Esos mismos datos reflejan también que la distancia que separa a Europa de países como China es muy inferior a la que cabría esperar teniendo en cuenta las diferencias en cuanto a nivel de desarrollo. Los resultados del esfuerzo investigador son, en términos generales, coherentes con lo señalado respecto de los recursos materiales y personales destinados a ese esfuerzo. Es muy revelador, por ejemplo, que según la información suministrada por el Banco Mundial, las ventas de productos de alta tecnología respecto del total de exportaciones de manufacturas se sitúen en Europa por debajo de la media global, y a una gran distancia de las realizadas por China (véase cuadro 1).10 9 Entre los informes de la Unión Europea que dan cuenta de ese estancamiento y que, en general, ponen de manifiesto las carencias que presenta Europa en materia de tecnología, pueden citarse: EUROSTAT Science, technology and innovation in Europe, Comisión Europea, 2010, Luxemburgo y DIRECCIÓN GENERAL PARA LA INVESTIGACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA, A more research-intensive and integrated European research area. Science, technology and competitiveness key figures report 2008/2009, Comisión Europea, Luxemburgo, 2008. 10 Conviene contemplar, no obstante, este último dato con cautela, ya que está muy condicionado por la forma en que se contabilizan las transacciones comerciales internacionales. Al no tenerse en cuenta el valor añadido en cada país, sino el valor Especial 61 Especial La presencia de Europa en los foros que gestionan la gobernanza mundial El marco institucional establecido en 1945 para organizar las relaciones internacionales estaba muy condicionado por la dinámica de bloques y por el poder hegemónico ejercido por EEUU. Con el paso del tiempo, tanto ese país como las economías desarrolladas en su conjunto (incluyendo las europeas), han perdido protagonismo en la gestión de ese marco. Los cambios que se han producido no recogen, sin embargo, en toda su dimensión, la nueva correlación de fuerzas que se percibe en el concierto económico mundial ni ofrecen una respuesta clara a todos los desafíos que plantea la globalización. En ese escenario incierto y cambiante, Europa en general (y con más claridad aún la UE) se enfrenta a dos graves problemas: cómo gestionar la previsible pérdida de representación frente a otras zonas emergentes y cómo ofrecer una visión común, alejada de los planteamientos e intereses propios de cada país. Europa en las Naciones Unidas y en el G-20 La ONU es posiblemente el máximo exponente del marco institucional creado al concluir la segunda guerra mundial respondiendo a los intereses de los vencedores de esta, y muy marcado por la influencia ejercida por EEUU. Aunque no fue concebida como un auténtico gobierno mundial, esta organización es, desde su creación, el foro más importante para la gestión de los problemas internacionales (no sólo los económicos), como refleja el Artículo 1 de la su carta fundacional. Las principales instancias de la ONU son la Asamblea General y el Consejo de Seguridad. En la primera de ellas la relevancia de Europa se ha ido diluyendo paulatinamente, hasta llegar a la reducida capacidad de voto con la que cuenta en la actualidad (véase cuadro 2). La explicación de ese proceso es la continua incorporación de países miembros, cada uno de ellos con representación en esa Asamblea. El continente tampoco tiene una gran presencia –en relación con la que le corresponde en otros foros– en el que puede considerarse el verdadero epicentro del poder de la ONU: el Consejo de total de lo exportado, se sobrevaloran las ventas de productos de alta tecnología en los países en los que se produce el ensamblaje final de esos productos. Esto explica que China ocupe una situación muy destacada en relación con este criterio, superando holgadamente la media mundial. En cualquier caso, existen otros síntomas del retraso europeo en relación con los resultados del esfuerzo tecnológico. La información que ofrece la Unión Europea en los informes citados en la nota 9 revela, por ejemplo, que en el seno de esta se editan más publicaciones científicas que en otros países, pero estas se centran en campos poco dinámicos y su impacto es menor que el alcanzado por las originarias de EEUU, Canadá o Australia. También se pone de manifiesto que las patentes por millón de habitantes se encuentran en un nivel similar al de EEUU, pero muy lejos de las cifras que se registran en países punteros en este plano, como Suiza o Japón. 62 de relaciones ecosociales y cambio global Nº 120 2012/13, pp. 55-67 Europa en la encrucijada mundial Seguridad.11 Desde que fue reformado en 1965, éste cuenta con 15 miembros, 5 de ellos permanentes y el resto elegidos por la Asamblea General por períodos de dos años. Europa está representada por Francia y el Reino Unido (miembros permanentes) y por los países del continente que ejercen temporalmente como miembros no permanentes. En la actualidad sólo ostenta esa condición Luxemburgo, por lo que el continente posee 3 representantes en dicho consejo. Se trata de una presencia exigua, como se ha indicado, aunque nada desdeñable, teniendo en cuenta, por ejemplo, que Japón, no cuenta con representante en este momento y más de setenta países no lo han tenido nunca. Europa se enfrenta a dos graves problemas: gestionar la previsible pérdida de representación frente a otras zonas emergentes y ofrecer una visión común, alejada de intereses propios de cada país A pesar de sus limitaciones y sus rasgos anacrónicos, curiosamente, la Organización de las Naciones Unidas (dada su naturaleza y el elevado número de países que participan en ella) se ajusta mucho mejor que otras instituciones más modernas a algunos retos que plantea la globalización. Así lo ha entendido, por ejemplo, una comisión presidida por el Nobel Joseph Stiglitz, que ha propuesto que sean todos los integrantes de la ONU (el G-192) y no un foro muy en boga y de creación mucho más reciente (el G-20) quienes traten de hacer frente a un desafío de alcance mundial, como es el diseño de una nueva arquitectura financiera internacional.12 Respecto de ese foro –el G20–, que desde 2008 reúne a jefes de Estado o de Gobierno de algunos países desarrollados y de 10 países considerados emergentes, debe destacarse que es mucho más representativo que su precedente (el G-8), en el que sólo participaban siete economías avanzadas (el G-7) y Rusia. El G-20 se enfrenta, sin embargo, a problemas muy importantes, que no afectarían a una instancia basada en la estructura de la Organización de las Naciones Unidas. Entre esos problemas destacan su dudosa legitimidad, su falta de consistencia institucional o la inexistencia de un tratado internacional que justifique su composición y regule su funcionamiento. Desde la perspectiva europea, el G-20 ofrece, sin embargo, importantes ventajas. Otorga a sus países una cuota de poder sensiblemente mermada respecto de la que disponía en el G-8, pero muy superior a la que le corresponde en instancias como la Asamblea General o el Consejo de Seguridad de la ONU (véase cuadro 2). Cuenta para ello con la representación de los tres países que ya formaban parte del G-8 (Alemania, Francia y el Reino Unido) y con la que, de forma independiente, se le ha otorgado a la UE como tal. 11 A diferencia de la Asamblea General, este tiene la potestad de hacer cumplir sus decisiones, autorizando a los países miembros a emplear «los medios necesarios» para conseguirlo. 12 El número actual de miembros de la Organización de Naciones Unidas ya no es de 192, sino de 193. Especial 63 Especial Cuadro 2. Representación de Europa en las principales instituciones y foros internacionales1 Organización de Naciones Unidas Asamblea Consejo de General Seguridad2 Europa Número de votos Porcentaje del total • Unión Europea Número de votos Porcentaje del total Banco Mundial Fondo Monetario Internacional G-8 G-203 Junta de Gobernadores Directorio Ejecutivo4 Junta de Gobernadores5 Directorio Ejecutivo5,6 OMC3 44 22,8 3 20 4 50 5 25 578833 31,8 576826 31,7 875239 34,7 863447 34,3 39 24,8 27 14 3 20 4 50 5 25 50.460 27,6 519803 28,6 779601 30,9 793629 31,5 28 17,8 3 1,6 1 6,7 2 25 3 15 354307 19,5 434240 23,9 523384 20,8 512633 20,3 3 1,9 1 0,5 1 6,7 1 12,5 1 5 281720 15,5 281720 15,5 421961 16,7 421961 16,7 1 0,6 43 22,3 4 26,7 1 12,5 7 35 512159 28,2 494772 27,2 653841 25,9 641699 25,5 32 20,4 1 0,5 1 6,7 0 0 1 5 60437 3,3 60437 3,3 95996 3,8 95996 3,8 1 0,6 1 0,5 0 0 1 12,5 1 5 165981 9,1 165981 9,1 157022 6,2 157022 6,2 1 0,6 Rusia Número de votos Porcentaje del total 1 0,5 1 6,7 1 12,5 1 5 45332 2,5 45332 2,5 60191 2,4 60191 2,4 1 0,6 Resto del mundo Número de votos Porcentaje del total 102 53 6 40 0 0 4 20 327204 18 266665 14,7 407065 16,2 437733 17,4 82 52 América del Norte Número de votos Porcentaje del total • Estados Unidos Número de votos Porcentaje del total Asia Número de votos Porcentaje del total • China Número de votos Porcentaje del total • Japón Número de votos Porcentaje del total 1. Información actualizada a 1 de noviembre de 2012. 2. Composición del Consejo de Seguridad desde enero de 2013 a diciembre de 2014 (se ha tenido en cuenta la elección de 5 nuevos miembros no permanentes el 18 de octubre de 2012). 3. La Unión Europea tiene su propia representación, que se une a la de los países de la UE ya representados individualmente. 4. La información recogida en el cuadro refleja la composición del Directorio Ejecutivo del Banco Mundial y los votos en el BIRD del país o países a los que representa cada Director. Esos votos son diferentes en otras instituciones del grupo del Banco Mundial. De acuerdo con los datos que facilita éste en su página web, Guinea, Madagascar y Somalia no participaron en la elección de Directores Ejecutivos, por lo que sus votos no se han asignado a ningún director. En el cálculo de los porcentajes que aparecen en el cuadro se ha tenido en cuenta el número total de votos. 5. No se refleja la nueva distribución de cuotas, aprobada en 2010, pero que aún no se ha aplicado. 6. Los votos del país o países a los que representa cada Director. La suma del número de votos de los directores no coincide con la suma de votos del FMI por países, posiblemente porque algunos países no han participado en la votación de Directores Ejecutivos. En cualquier caso, el FMI no ofrece explicación alguna de la pequeña diferencia que existe (4.017 votos, el 0,2% del total). En el cálculo de los porcentajes que aparecen en el cuadro se ha tenido en cuenta el número total de votos. Fuente: Elaboración propia. 64 de relaciones ecosociales y cambio global Nº 120 2012/13, pp. 55-67 Europa en la encrucijada mundial Europa en el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la OMC El progreso de la globalización ha incrementado el protagonismo de las instancias que cuentan con capacidad de decisión específica sobre las transacciones económicas internacionales. En ausencia de una organización que se encargue de regular a escala mundial la IDE, las más importantes son las que establecen las reglas del juego del comercio internacional y de las relaciones financieras y monetarias internacionales. En el último de los campos señalados las instituciones más relevantes siguen siendo el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), a pesar de los grandes cambios que se han producido desde su constitución en 1944. Las dos organizaciones se rigen por un sistema de decisión peculiar, en el que el voto de cada país depende de la cuota que éste tiene asignada, una cuota que en última instancia depende de su potencial económico. Como quiera que en Europa (como se indicó en el primer apartado), ese potencial sigue siendo elevado respecto del total mundial, el continente mantiene una posición privilegiada en ambas instituciones. La elevada cuota de los países europeos les concede directamente más peso en las decisiones de las Juntas de Gobernadores, en las que cada país tiene un representante. Les proporciona, asimismo, más presencia y más capacidad de voto en sus respectivos Directorios Ejecutivos. Las cuotas de Alemania, Francia y el Reino Unido les permiten designar directamente un representante en ambos Directorios. Además, apoyándose en las cuotas propias y en las de otros países, en la actualidad disponen de un representante en cada uno de esos Directorios Ejecutivos otros cinco países europeos (cuatro de ellos de la UE). La presencia del continente en las altas instancias del FMI y del Banco Mundial se ve reforzada, además, por el cumplimiento de una regla no escrita, en virtud de la cual el director del Fondo Monetario Internacional es siempre un europeo (una europea en este momento), de la misma forma que el presidente del Banco Mundial es tradicionalmente un estadounidense. Muchos observadores, así como el conjunto de economías subdesarrolladas, se han manifestado en contra de esa práctica y, en un sentido más general, han criticado un sistema tan sesgado a favor de los países occidentales más desarrollados. Se trata de una deficiencia que, de cara al futuro, posiblemente tienda a corregirse, como ya parecen presagiar algunas decisiones recientes.13 De cara a la relevancia europea en las dos instituciones, esos indicios invitan a pensar en una futura pérdida de protagonismo. Esa previsible consecuencia negativa podría paliarse si desde el continente, y en especial, desde la UE, se trabajara para presentar una posición común en ambas, prescindien13 Puede destacarse, por ejemplo, la aprobación, en 2010, de una distribución más equitativa de cuotas (que aún no ha sido aplicada). También es significativa la decisión de que el Banco Mundial tenga, por primera vez, un economista-jefe chino y un presidente estadounidense, pero de ascendencia coreana. Especial 65 Especial do de las representaciones por países, y unificando las cuotas de todos ellos. Esta posibilidad, que conllevaría transformaciones de gran alcance, no sólo en la posición exterior europea, sino incluso en el funcionamiento del FMI y del Banco Mundial en general, parece, sin embargo, poco previsible a medio plazo. En la otra gran instancia con poder de decisión sobre las relaciones económicas internacionales –la OMC– el sistema de decisión es muy diferente del que se mantiene en las dos instituciones señaladas previamente. A diferencia de lo que sucede en éstas, no se aplica ponderación alguna, por lo que la opinión de todos los países tiene el mismo valor. Por otro lado, y al contrario de lo que ocurre en la Organización de Naciones Unidas, en prácticamente todas las instancias de la OMC cada país miembro –y no sólo un grupo reducido de estos– puede designar un representante con capacidad de voto. Un reparto tan equilibrado de la capacidad de decisión resulta, en principio, poco interesante para las economías europeas. En el caso de la UE esa situación alcanza su nivel más crítico, con un porcentaje de voto que sólo es inferior en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (véase cuadro 2). En la práctica, no obstante, puede afirmarse que la trascendencia de los países europeos en el funcionamiento de la OMC es mucho mayor de la que le corresponde a otras economías más pequeñas o menos desarrolladas. La explicación radica en que la dinámica real de la Organización Mundial del Comercio difiere sensiblemente de la que se ajustaría a su equilibrada concepción formal. Una de las circunstancias que más alejan a la OMC de esa concepción es la existencia de reuniones de carácter informal en las que un selecto grupo de países –entre los que suelen ser habituales los más desarrollados y con una mayor potencia comercial– alcanzan acuerdos que luego se presentan prácticamente cerrados al resto de miembros de la organización. Algunos países europeos son asiduos a este tipo de reuniones, que a veces convoca el propio Director General de la OMC en la famosa “sala verde”. La capacidad de decisión de las economías europeas se ha visto tradicionalmente fortalecida, además, por el funcionamiento de una serie de coaliciones que preparan y defienden posturas comunes en el seno de la OMC. Una de las más importantes es la denominada cuadrialteral o Quad, que agrupa a las economías desarrolladas con mayor capacidad exportadora (los miembros de la Unión Europea, EEUU, Canadá y Japón). En el caso de los países que conforman esta potente coalición se da, además, la circunstancia, de que todos ellos disponen de medios para financiar grandes delegaciones en la OMC, compuestas por funcionarios que cuentan con una gran capacitación. En el caso concreto de la UE (que es miembro de la OMC, además de serlo cada una de las economías que la integran), recientemente se ha reforzado esa representación, tratando de llevar a la práctica lo recogido en el Tratado de Lisboa. Esa 66 de relaciones ecosociales y cambio global Nº 120 2012/13, pp. 55-67 Europa en la encrucijada mundial representación defiende los intereses de la Comisión Europea y trata de coordinar, además, las posiciones de cada uno de los países que la componen. Esa coordinación resulta en muchas ocasiones complicada, ya que son frecuentes las disparidades entre los miembros de la UE, a pesar de lo que implica la existencia de una política comercial común.14 Conclusión Pese a la inquietud que suscita su situación, Europa, y específicamente la Unión Europea, cuenta con una posición privilegiada dentro del contexto global. Su poder se sustenta fundamentalmente en su capacidad actual de producción (proyectada hacia el exterior a través de sus EMN) y en su elevada participación en el comercio internacional y en las relaciones financieras y monetarias internacionales. Su estatus no es tan destacado en los organismos internacionales ni en el ámbito de la tecnología. Uno de los retos más importantes a los que se enfrenta el continente en estos dos últimos planos es el aumento del protagonismo de las potencias emergentes. En el contexto concreto de los organismos internacionales el poder de Europa se ve mermado, además, por la existencia de divergencias importantes entre los países del continente, especialmente entre los que forman parte de la UE. Si sus países miembros superaran esas divergencias y unificaran su representación en las instancias más relevantes, podrían dotar de más fuerza a sus aspiraciones y contribuirían a un funcionamiento más coherente de la gobernanza internacional. 14 El potencial de representaciones como la de la UE contrasta con la situación que afecta a muchos países pobres. En la actualidad, dieciséis de ellos ni siquiera pueden ejercer su voto en la OMC porque no tienen medios con los que costear una misión permanente en Ginebra. Otros sólo pueden hacerse cargo de una representación muy reducida y con escasa capacitación. Especial 67