ISSN: 1130-9741–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 263
TRES NUEVAS DEFIXIONES ROMANAS
EN SU CONTEXTO ARQUEOLÓGICO.
LA NECRÓPOLIS DE LLANOS
DEL PRETORIO (CÓRDOBA)1
THREE NEW ROMAN DEFIXIONES IN THEIR
ANALES
DE ARQUEOLOGÍA
C OR D OBE S A
NÚMERO 29 (2018)
ARCHAEOLOGICAL CONTEXT. THE NECROPOLIS
OF LLANOS DEL PRETORIO (CÓRDOBA)
SERGIO GARCÍA-DILS DE LA VEGA
UNIVERSIDAD DE SEVILLA - UNED SEVILLA
✉✉: sergarcia-dils@sevilla.uned.es
MANUEL RUBIO VALVERDE
UNIVERSIDAD DE GRANADA
✉✉: manuelrubiovalverde@gmail.com
RESUMEN
Se presentan tres nuevas defixiones romanas halladas, en su contexto arqueológico, en la necrópolis de Llanos del Pretorio, un nuevo sector
de la Necrópolis Septentrional de colonia Patricia Corduba excavado a
finales del año 2016. En este ámbito, con una cronología de uso centrada en época julio-claudia, han sidos documentados, total o parcialmente,
hasta quince recintos funerarios. En las líneas que siguen se estudiarán
dos de ellos, en cuyo interior se localizaron las tres tabellae.
Palabras clave✉: epigrafía romana, defixio, necrópolis, Hispania Baetica.
ABSTRACT
In this paper are presented three new Roman defixiones, found in
their archaeological context inside the necropolis of Llanos del Pretorio,
a new sector of the Northern Necropolis of colonia Patricia Corduba
excavated at the end of the year 2016. In this area, with a chronology
of use centered in the Julio-Claudian period, have been documented,
totally or partially, up to fifteen funerary enclosures. In the following
lines, will be studied two of them, within which the three tabellae were
located.
Keywords✉: Roman epigraphy, defixio, necropolis, Hispania Baetica.
1
Este trabajo se inscribe en el marco del proyecto
“Sepulcretum Llanos del Pretorio”, proyecto multidisciplinar
que está abordando el estudio
integral de la necrópolis, y en
el que participan arqueólogos,
ceramistas, epigrafistas, antropólogos físicos, arqueozoólogos, dibujantes, numismáticos,
geólogos y expertos en vidrio.
Éste, auspiciado desde el Grupo
de Investigación Sisifo (PAIDI,
HUM-236) de la Universidad
de Córdoba y financiado por la
asociación cultural Arqueología
Somos Todos, está dirigido por
el Prof. Dr. Desiderio Vaquerizo
y coordinado por la Dra. Ana B.
Ruiz Osuna, a los que los autores agradecen la invitación para
participar en el mismo. También
quieren hacer constar su agradecimiento a los revisores anónimos de este trabajo y al Prof. Dr.
Salvador Ordóñez, por sus oportunas indicaciones; en cualquier
caso, los errores que permanezcan son imputables únicamente
a los autores.
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CONTEXTO ARQUEOLÓGICO
DEL HALLAZGO
El descubrimiento de este nuevo sector de
necrópolis, en el que se hallaron las tres defixiones, se produjo durante un Seguimiento
Arqueológico dirigido por uno de nosotros
(M.R.V.) en los números 1 y 3 de la Avenida
Llanos del Pretorio de la ciudad de Córdoba, parcela situada a unos 400 m al norte
del perímetro amurallado de época romana
(Fig. 1). El solar en cuestión, de unos 820
m2, ya fue objeto de una Actividad Arqueológica Preventiva entre septiembre de 2006
y febrero de 2007 (Penco, 2007), y de un
primer Seguimiento Arqueológico entre agosto y diciembre de 2008 (Penco, 2008). Ambas intervenciones pusieron de manifiesto
una secuencia cronológica que arrancaba
en época romana altoimperial, con posteriores ocupaciones medievales, modernas y
contemporáneas. Con respecto a la fase altoimperial, la que más interés tiene para este
trabajo, se documentaron algunas estructuras a las que no fue posible asignar una
funcionalidad precisa. Durante ese primer
Seguimiento Arqueológico se llevó a cabo la
Restos pertenecientes a la Necrópolis Septentrional se han documentado en multitud de intervenciones
arqueológicas durante estos últimos años. Se pueden destacar, entre otras muchas, las desarrolladas en la antigua
fábrica de la Constancia (Vaquerizo et alii, 2005), en Santa
Rosa (Moreno, 2007), en la calle Abderramán I (Salinas,
2015), en los Jardines de la Agricultura (Clapés et alii,
2015), o en varios solares de la Avenida de las Ollerías (Baena, 1989; Penco et alii, 1993; López, 2006).
3
El paralelo más cercano lo encontramos en la vía
funeraria localizada por el arqueólogo Agustín López en la
Avenida de las Ollerías (López, 2006), igualmente de finalidad rigurosamente funeraria, y a la que también abrían fachada, aunque solamente por su margen meridional, varios
recintos funerarios señalados mediante cipos de calcarenita
(Vaquerizo y Sánchez, 2008✉: 123).
2
AAC 29 (2018), 263-292
construcción de los muros pantalla, pero no
se llegó a completar la excavación de todo el
solar, pues antes de finalizar el vaciado completo del mismo, la construcción se paralizó,
quedando el solar abandonado hasta que en
2016 una nueva promotora decidió retomar
las construcciones en el mismo. Desde la Gerencia Municipal de Urbanismo de Córdoba,
tras la solicitud de la promotora, se emitió
una nueva información urbanística de carácter arqueológico, en la que se le requirió un
nuevo Seguimiento Arqueológico. Fue durante este segundo Seguimiento Arqueológico
cuando fue documentado un amplio sector
de necrópolis perteneciente a la Necrópolis
Septentrional de colonia Patricia.
Este nuevo sector, de unos 270 m2, viene a sumarse a otros sectores de esta misma
necrópolis exhumados durante los últimos
años en diferentes intervenciones arqueológicas2, que han aportado una cronología de
uso para esta Necrópolis Septentrional desde
el siglo I d.C. hasta el siglo VI d.C. (Salinas,
2015✉: 270), uso que evidentemente no es
sincrónico en todas sus zonas, siendo una
buena prueba de ello este nuevo sector, con
una cronología centrada, a priori, en época
julio-claudia.
Esta zona de necrópolis, en la que se
han documentado, total o parcialmente, hasta 15 recintos funerarios, se articula a partir
de una vía secundaria, con una finalidad estrictamente funeraria –via sepulcralis–, que
da acceso a los diferentes recintos, que se
localizan, en batería, a ambos lados de la
misma3. Se ha documentado un tramo de
28 m de esta vía funeraria, con una anchura
de unos 2,40 m –aproximadamente unos 8
p.r.–, y que presenta un firme de picadura de
calcarenita. Según la orientación que sigue,
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TRES NUEVAS DEFIXIONES ROMANAS EN SU CONTEXTO ARQUEOLÓGICO... –––––––––––––––––––––––– 265
Fig. 1: Situación de la necrópolis con respecto al recinto amurallado de época romana (M. Rubio).
en sentido este-oeste, muy probablemente se
trate de una vía perpendicular al conocido
como Camino del Pretorio, vía que partía de
la Porta Praetoria, situada en la muralla norte
de la ciudad, de la que posiblemente tomó el
nombre que se ha conservado hasta nuestros
días (Melchor, 1995✉: 162 ss.), y fosilizada
en parte de las actuales avenida Llanos del
Pretorio y avenida del Brillante4.
Este sector funerario queda cerrado, al
sur, por un gran muro, de 70 cm de ancho,
que alterna la mampostería y la sillería. Inmediatamente al norte de éste se sitúa una
primera batería de recintos, en la que se han
documentado, total o parcialmente, un total
de 9 acotados funerarios –Recintos A, B, C,
D, E, F, G, H e I–, todos, creemos, con un tamaño estándar de 12 x 12 p.r., 3,55 x 3,55
m. En este sentido, destaca el hallazgo, in
situ, en dos de estos recintos, de sendos ci-
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pos de calcarenita con la inscripción L · P
· XII –l(ocus) p(edum) XII–, indicatio pedaturae que alude precisamente al tamaño de
los mismos, 12 x 12 p.r5. Inmediatamente
al norte de esta primera batería de recintos
4
En concreto, se trata de la vía denominada Servitus via susum ad Montes Societatis Sisaponensis, que se
adentraba hacia la Sierra, llegando a cruzar los ríos Guadiato
y Guadamuño antes de la confluencia de éstos, y cuyo principal objetivo fue facilitar la entrada de cobre y plomo argentífero procedentes de un importante complejo minero en
uso durante los siglos I y II d.C., de ahí, que durante el siglo
III esta vía se mantuviera con una finalidad exclusivamente
funeraria (Vaquerizo, 2001✉: 135; Melchor, 1995✉: 162 ss.;
Moreno, 2007✉: 41-42).
5
Estas dos indicationes pedaturae vienen a unirse
a la decena que, hasta este momento, se conocían en la
ciudad. En este sentido, destaca también la intervención de
Agustín López en Ollerías, en la que se documentaron hasta tres indicationes pedaturae, también in situ, que siguen
la misma fórmula que las documentadas en esta intervención (Ruiz Osuna, 2007✉: 31, Tabla 1; Vaquerizo y Sánchez,
2008✉: 123).
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se sitúa la vía funeraria a la que hacíamos
mención más arriba (vid. supra), y al norte
de la misma, una segunda batería de recintos, en la que se han documentado un total
de cinco recintos funerarios –Recintos J, K,
L, M y N–, de los que tres de ellos siguen
la misma modulación de los anteriores, 12 x
12 p.r., mientras que dos de ellos –Recintos
L y M– ocupan una zona que en un primer
momento no fue concebida como espacio
para enterramientos, pues presenta el mismo
firme que la vía funeraria. Sin embargo, ese
gran espacio, de unos 15 m de largo –poco
más de 50 p.r.–, se dividió en dos partes
iguales, y acabó siendo usado como espacio
funerario, quizá como consecuencia de la
demanda de más espacio para enterramientos. Al norte de esta segunda batería de enterramientos se localizaría una tercera, de la
que en la intervención se documentó parte
de otros dos posibles recintos –Recintos O y
P–, manteniendo el segundo de ellos la modulación de 12 x 12 p.r. Aunque es escasa
la superficie documentada del Recinto P, es
suficiente para plantear la existencia de otra
vía funeraria, paralela a la documentada en
la intervención, que se situaría al norte de
este recinto, pues presenta muros de mampostería que cierran sus laterales sur, este y
oeste, por lo que el acceso al mismo debía situarse al norte. Por lo tanto, las dos primeras
baterías de recintos darían fachada a la vía
documentada durante nuestra intervención,
mientras que los recintos de la tercera batería de recintos darían fachada a esta vía que
creemos se situaría más al norte. Además,
hemos de destacar el hallazgo, en la mayor
parte de los recintos, de un ustrinum en el
que se llevarían a cabo las cremaciones de
los individuos posteriormente enterrados en
los mismos. Estos ustrina, situados normalAAC 29 (2018), 263-292
mente en la zona central del recinto, se caracterizan por tratarse de una simple fosa en
el terreno que presenta sus bordes rubefactados, y que en algunos casos presentaban
muros de mampostería que cerraban alguno
de sus laterales. Seguramente de carácter familiar, en varios de ellos se han hallado los
restos de varias cremaciones superpuestas,
separadas entre sí por capas de arcilla o cal.
Se ha documentado un total de 67 enterramientos, que se reparten de la siguiente
forma✉: 50 enterramientos de cremación –dos
de ellos dobles–, 11 inhumaciones perinatales, 2 inhumaciones de sendos perros, 2
posibles inhumaciones perinatales –se documentaron los contenedores funerarios, dos
ánforas cortadas longitudinalmente, pero no
restos humanos– y 2 posibles cremaciones
–de una de ellas solamente se documentó
el ajuar que la acompañaba, y de la otra el
contenedor funerario, una urna cerámica,
pero no restos humanos–. Más de la mitad de
estos enterramientos iban acompañados de
su correspondiente ajuar, destacando la presencia mayoritaria de ungüentarios vítreos,
aunque la variedad de ajuares es extensa
–bullae, alguna moneda, colgantes, etc.–.
Atendiendo al contexto concreto de las
defixiones, hemos de señalar que aparecieron
en dos recintos funerarios diferentes (Fig. 2),
por lo que pasamos a comentar en profundidad cada uno de ellos.
La defixio A apareció en el estrato de colmatación del Recinto Funerario H, situado en
la batería de recintos sur. Este estrato, denominado U.E. 34, está conformado por arcilla y abundantes fragmentos cerámicos, un
fragmento de hueso trabajado, algunos restos
metálicos –concretamente un clavo de hierro
y un fragmento indeterminado de bronce–, y
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TRES NUEVAS DEFIXIONES ROMANAS EN SU CONTEXTO ARQUEOLÓGICO... –––––––––––––––––––––––– 267
Fig. 2: Detalle de la planta de los Recintos Funerarios F y H (Dibujo: J. M. Tamajón).
Fig. 3: Urnas cinerarias completas documentadas en el
interior del Recinto Funerario H (Fotografía: J. Rojas).
restos óseos animales –se han documentado
restos óseos de perro y, sobre todo, burro y
caballo–6. En relación a la cerámica recuperada en este estrato, destaca la aparición de
un solo fragmento de Terra Sigillata Itálica y
de Terra Sigillata Gálica, varios fragmentos
de cerámica tipo Peñaflor, un fragmento de la
forma Mayet XXXVII de paredes finas, varios
fragmentos de cerámica vidriada romana,
concretamente de un skyphos de la forma 2
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de López Mullor, un fragmento de barniz rojo
pompeyano, una lucerna derivada de Dressel
3, y varios fragmentos de cerámica de tradición ibérica, conjunto que arroja una cro-
6
Agradecemos al Dr. Rafael M. Martínez Sánchez,
responsable del estudio arqueofaunístico dentro del proyecto “Sepulcretum Llanos del Pretorio”, su deferencia al compartir con nosotros los primeros resultados de su estudio,
aún en proceso y por lo tanto absolutamente provisionales.
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cremación, y un total de tres enterramientos
–Enterramientos 6, 7 y 52– (Fig. 3), aunque
la defixio no apareció en relación directa con
ninguno de ellos. Se trata de tres cremaciones secundarias que fueron depositadas en
dos urnas cerámicas y en una urna de piedra.
nología provisional de Tiberio-Claudio7. Con
respecto al recinto funerario, cuenta con un
tamaño de 12 x 12 pies, y estaba delimitado,
a priori, por cuatro cipos de calcarenita, de
los que solamente se han conservado tres,
pues la zona donde se situaría el cuarto de
ellos, la esquina suroriental del recinto, fue
afectada por una fosa de cronología contemporánea. En su interior se localizó un ustrinum, que presentaba los restos de una única
Las defixiones B y C aparecieron en la
colmatación del Recinto Funerario F, situado
también en la batería de recintos sur. Este
estrato, denominado U.E. 144, está confor-
MATERIALES RECUPERADOS EN LA UE. 38 (TIBERIO-CLAUDIO)
B 5
GEN.
8
Común diag.
Común no diag.
T. S. I.
T. S. G.
Tipo Peñaflor
Paredes finas
B. R. Pompeyano
Cerámica de Trad.
Ibérica
Vidriada romana
Lucerna
Ungüentario
cerámico
Ánfora
Botella espatulada
Otros
18
30
9
26
1
B
B
B
B 79 B 90 B 5
B 33
27
72
19
GEN. GEN. SEL.
SEL.
GEN. GEN.
SEL.
5
3
6
18
25
28
1
1
2
4
1
6
2
1
1
1
1
2
1
1
1
1
B 35
SEL.
B 55
SEL.
B
177
GEN.
1
B
181 TOTAL
GEN.
32
101
1
1
11
32
1
4
12
10
10
4
1
2
6
3
19
210
111
5
1
4
Tabla resumen de los elementos documentados en la U.E. 38
–no se incluyen los restos óseos animales–.
7
En este caso, también agradecemos la atención
de Liliana Hernández Lozano y Sonia Vargas Cantos, ceramólogas del proyecto “Sepulcretum Llanos del Pretorio”, al
compartir los resultados preliminares de su trabajo, aún en
desarrollo.
8
B✉: Bolsa; GEN✉: Inventario General; SEL✉: Inventario Material Selecto.
9
Un fragmento de hueso trabajado.
10
Un fragmento informe de bronce y un fragmento
de escoria de metal.
11
Un clavo de hierro.
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mado por arcilla y abundantes fragmentos
cerámicos, cinco clavos de hierro, una moneda y un ungüentario de vidrio muy fragmentado. En relación a la cerámica recuperada en
este estrato, destaca la aparición de las formas Drag. 15/17 y Drag. 29 de Terra Sigillata
Gálica, varios fragmentos de Marmorata, dos
bordes de cerámica de tradición ibérica, o un
borde la forma Martinez I en cerámica tipo
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Fig. 4: Urnas cinerarias documentadas en el interior del Recinto Funerario F (Fotografía: J. Rojas).
Peñaflor, que aportan una cronología provisional centrada en época de Claudio, que podría extenderse hasta época de Nerón por la
presencia de la Marmorata12. Por su parte, el
ungüentario de vidrio pertenece al tipo Isings
6 o De Tomasso 7, fechado desde época de
Augusto hasta finales del siglo I d.C. (Isings,
1957✉: 22). Los rasgos arcaicos del mismo,
con una división bastante marcada entre el
cuello y el depósito, aquilatan su cronología
a la primera mitad del siglo I d.C. (Sánchez
de Prado, 2018✉: 217)13. El recinto, de un
tamaño de 12 x 12 p.r., estaba delimitado, a
priori, por cuatro cipos de calcarenita, de los
que solamente se han conservado tres, pues
la zona donde se situaría el cuarto de ellos, el
de la esquina suroccidental, fue afectada por
una fosa para desechos de época califal, en
la que destaca el hallazgo de un individuo en
decúbito prono. Uno de los cipos que lo delimitan, el de la esquina sur, presenta la ins-
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cripción L · P · XII –l(ocus) p(edum) XII–, que
alude, como señalábamos más arriba (vid.
supra), al tamaño del recinto, en el que la
realidad se corresponde a la perfección con
lo recogido en la inscripción. En este caso,
los laterales del recinto fueron cerrados con
muros de mampostería sobre cimentaciones
de cantos rodados, muros que presentan un
cuidado remate interior, con un revestimiento de mortero de cal que presenta incisiones
que pretenden imitar un despiece de sillería.
En el lateral norte se localiza la entrada al recinto, modestamente “monumentalizada” a
partir de la colocación de un quinto cipo central que la flanquea junto con el de la esquiVid. supra n. 7.
Las Dras. Almudena Velo-Gala y Chloe Duckworth,
y David Govantes, han sido los responsables del estudio del
material vítreo dentro del proyecto “Sepulcretum Llanos del
Pretorio”. Los autores agradecen su deferencia al compartir
con nosotros los primeros resultados de su estudio.
12
13
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MATERIALES RECUPERADOS EN LA UE. 144 (CLAUDIO-NERÓN)
Común diagnosticable
Común no diagnosticable
T. S. G.
T. S. G. Marmorata
Tipo Peñaflor
Cerámica de Trad. Ibérica
Otros
B 89
GEN.
3
15
4
B 123
GEN.
1
2
4
B 153
GEN.
B 26
SEL.
B 46
SEL.
B 72
SEL.
13
1
7
514
115
116
TOTAL
3
28
5
7
3
4
7
Tabla resumen de los elementos documentados en la U.E. 144.
na nororiental, con un escalón de entrada en
piedra calcarenita que presenta una quicialera, por lo que este recinto estaría cerrado con
una puerta. En su interior se localizaron un
total de tres enterramientos –Enterramientos
43, 48 y 59– (Fig. 4), aunque la defixio no
apareció en relación directa con ninguno de
ellos. Se trata de tres cremaciones secundarias que fueron depositadas en dos urnas de
piedra y en una urna cerámica.
tipología epigráfica que han sido localizadas
en Baetica17. Al innegable interés que presenta su contenido, se suma la valiosa información que aporta el estudio de su contexto
arqueológico, que viene a enriquecer nuestro
conocimiento sobre el fenómeno de las tablillas de maldición en entornos necropolitanos18.
LA DEFIXIO A
LAS DEFIXIONES
Se presentan a continuación las tres defixiones halladas en la intervención arqueológica,
que se suman a la reducida nómina de esta
Cinco clavos de hierro.
Una moneda.
16
Un ungüentario de vidrio.
17
Antes de la presente publicación, se habían localizado y editado en Baetica dieciséis textos de estas características, exhumados en once localizaciones distintas, de
un total de veintiocho en el conjunto de Hispania. Para una
visión general sobre la cuestión en la provincia, vid. ORDÓÑEZ y GARCÍA-DILS, e.p. 2018.
18
Además de las obras clásicas de A. Audollent
(1904) y K. Preisendanz (1972), vid. un estado de la cuestión reciente y autorizado sobre este fenómeno en Alfayé,
2009 y Sánchez Natalías, 2012.
14
15
AAC 29 (2018), 263-292
Se trata de una lámina de plomo de forma
irregular, recortada prácticamente a 90º en
el ángulo superior derecho, de 9,26 cm de
ancho y 5,14 cm de alto, con 3 mm de grosor
máximo (Fig. 5). Contiene el siguiente texto✉:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
AVGII · GLVCIIRAII SABBINIS FAVSTI
FORTVNATAII NICOCLIS PRIMAII
NICIIROTIS MACIIDONIS INGIINVI
GALLAII PHILARGVRI DIONVSI
CHITIIRIDIS NICONIS AVGIINIS CHRIISTI
MARITVMI BASILI MAGIIIAII
Auge, Glucerae, Sabbinis, Fausti, / Fortunatae, Nicoclis, Primae, / Nicerotis, Macedonis,
Ingenui, / Gallae, Philarguri, Dionusi, / Chiteridis, Niconis, Augenis, Chresti, / Maritumi,
Basili, Mageiae.
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TRES NUEVAS DEFIXIONES ROMANAS EN SU CONTEXTO ARQUEOLÓGICO... –––––––––––––––––––––––– 271
Fig. 5: Defixio A (S. García-Dils).
El texto está escrito de derecha a izquierda, confirmando la superposición de los
trazos correlativos de los diferentes caracteres que fueron escritos también en ese orden.
Prácticamente todas las letras presentan esta
orientación, salvo en el caso de los caracteres
con lóbulo, como las B de Sabbinis y Basili, la R de Fortunatae y las P de Primae y
Philarguri. Las A alternan el trazo interior de
derecha a izquierda y a la inversa. I longa
al final de l. 3 y 5. Los caracteres, en las
ll. 1-4, tienen una altura uniforme de entre
4,0 y 4,5 mm, que desciende a entre 3,0 y
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3,5 mm en ll. 5-6, reduciéndose hasta los
2,0 mm al final de l. 6. En cuanto al interlineado, es de 3,5 mm entre las ll. 1 y 2, de
6,0 mm entre las ll. 2 y 3, de 3,0 mm entre
las ll. 3 y 4, de 4,0 mm entre las ll. 4 y 5,
oscilando entre 2,0 y 3,5 mm entre las ll. 5
y 6. Solamente hay una interpunción en el
texto, de forma circular, marcada con rotundidad siguiendo al primer nombre, Auge. Los
antropónimos están bien ordenados y separados, no cortándose ninguno a final de línea.
La escritura, como suele ser habitual en las
defixiones, empieza ordenada, y se va desor-
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denando a medida que avanza el texto y se
acaba el espacio libre en el soporte, lo que
se hace especialmente evidente en los dos
últimos nombres, Basili y Mageiae. También
se adapta a grietas e irregularidades, especialmente en la l. 6, donde el texto presenta
un amplio margen a la derecha, para salvar
una protuberancia de la lámina.
Tras la mención de un personaje femenino, Auge, en nominativo, encabezando la
defixio, le sigue una sucesión de diecinueve
antropónimos, todos en caso genitivo, distribuidos regularmente en seis líneas. Son los
siguientes✉:
Auge (l. 1). Antropónimo femenino de origen
griego (Αὔγη – Fraser y Matthews, 19872008✉: s.v.; Abascal, 1994✉: 292; Lörincz y
Redö, 1994✉: 225; Solin, 1996✉: 349-350;
Lozano, 1998✉: 43) e inspiración mitológica19. En Roma, más de la mitad de las
portadoras del cognomen Auge son esclavas o libertas (Solin, 2003✉: 577-579).
19
Se entienda bien como una de las Ὧραι (Hyg.
Fab. 183.5.2), o bien como la hija de Aleo, rey de Tegea
(Arcadia), madre del héroe Télefo tras unirse a Heracles (Ov.
H. 9.49; Hyg. Fab. 101.1.1; Hyg. Fab. 252.1.1).
20
“Teidiae Auges” (CIL VI 9319 = CIL VI 33803);
“Fla(via)e Auges” (CIL VI 18295); “Auges alumna[e ---]”
(CIL VI 29546); “Lebisiniae Auges” (EE VIII, 1899, nº25).
21
Por ejemplo, y sin ánimo de exhaustividad, “Corneliae M(arci) f(iliae) Auge” (CIL VI 16359); “Iuliae Auge”
(CIL XIV 1180); “Iuniae Auge” (CIL VI 35629); “Galgestiae
Auge” (CIL V 163); “Aemiliae Auge” (CIL VI 11125); “Magniae T(iti) f(iliae) Auge” (CIL VI 14450); “Cocceiae Auge”
(CIL VI 15893); “Cordiae P(ubli) l(ibertae) Auge” (CIL VI
16089).
22
Siguiendo la lectura original de Rodrigo Caro, Clodia Lucera, A. Canto considera que se debe desechar el posible paralelo registrado en un sarcófago de Medina Sidonia,
que CIL II 1320 corregía por Clodia [G]lucera (HEp 2005,
116).
23
Sobre los nombres personales de origen semita en
la Hispania romana, vid. López Castro y Belmonte, 2012.
AAC 29 (2018), 263-292
Se trata de un nombre muy común, que
cuenta con sendos paralelos en inscripciones funerarias documentadas en Baetica,
uno de ellos en la misma Corduba (CIL
II2/7, 418) y el segundo en Gades (IRPCádiz 371).
En cuanto al caso en el que aparece el antropónimo, se trata claramente del nominativo. Cabría argumentar al respecto que,
si bien la forma canónica del nombre en
genitivo sería Auges, solamente disponemos de un puñado de paralelos epigráficos
para este uso20, mientras que, en cambio,
nos ha llegado un buen número de ejemplos de la misma forma Auge empleada
tanto en dativo como en genitivo21. Sin
embargo, teniendo en cuenta que en el
mismo texto, en l. 5, aparece la flexión en
-enis de este nombre en genitivo, Augenis,
se puede afirmar que aquí estamos ante
un nominativo.
Glucera (l. 1) (= Glycera). De nuevo, se trata
de un cognomen de mujer de procedencia helena (Γλυκέρα – Fraser y Matthews,
1987-2008✉: s.v.; Abascal, 1994✉: 381;
Solin, 1996✉: 454; Lozano, 1998✉: 99;
Lörincz, 1999✉: 168). La mitad de los
casos registrados en Roma corresponden
a esclavas o libertas (Solin, 2003✉: 943944). Se trata del primer ejemplo con esta
grafía localizado en el conjunto de Hispania22. En su forma canónica, Glycera, se
puede citar un único caso hispano, la liberta Paccia Glycera, de Emerita Augusta
(CIL II 5275).
Sabbis (l. 1). Nombre femenino de origen semítico (Lörincz, 2002✉: 39; Solin,
2014a✉: 34; Solin, 2014b✉: 245), que se
documenta por primera vez en Hispania23.
En general, poco frecuente, con contados
ISSN: 1130-9741
TRES NUEVAS DEFIXIONES ROMANAS EN SU CONTEXTO ARQUEOLÓGICO... –––––––––––––––––––––––– 273
paralelos centrados sobre todo en Roma,
como Aninia L. l. Sabbis (CIL VI 11665),
Tarquitia Sabbis (CIL VI 27114), Vibia Sabbis (CIL VI 28886), Fabia Sabbis (CIL
VI 28109) y Antonia M. l. Sabbis (CIL VI
26153). También en algunos puntos de
Italia, como Servilia P. l. Sabbis, de Formia (AE 1995, 273); Salvidena C. l. Sabbis, de Amiternum (AE 1992, 473); la
liberta Octavia Sabbis, de Verona (CIL V
3690); Varia L. l. Sabbis, de Capua (CIL
X 4391).
Faustus (l. 1). Antropónimo masculino (Kajanto, 1965✉: 29-30, 41, 72-73, 134,
272; Duthoy, 1989; Abascal, 1994✉: 359;
Lörincz, 1999✉: 136), con numerosos testimonios en Baetica. En la misma Corduba, contamos con la estela funeraria de un
gladiador myrmillo contrarete (CIL II2/7,
361 = AE 1962, 48); P. Argentarius ⊃.
l. Faustus (CIL II2/7, 415 = HEp 2008,
56); un niño de siete meses de ese nombre (CIL II2/7, 547); también aparece en
una defixio fechada en la segunda mitad
del siglo I a.C. (CIL II2/7, 252 = AE 1934,
24).
Fortunata (l. 2). Cognomen de mujer, de los
más extendidos en Hispania y, en general, en el conjunto del Imperio (Kajanto,
1965✉: 13-14, 18, 29-30, 72, 93, 273;
Duthoy, 1989; Abascal, 1994✉: 31, 371;
Lörincz, 1999✉: 150-151). En la ciudad
solamente se ha documentado una Fortunata (CIL II2/7, 463), si bien contamos
con una veintena de ejemplos conocidos
en el conjunto de Baetica. Por ejemplo,
Messia Fortunata, de Naeva (CIL II 1079
= CILA II.1, 275 = AE 2012, 737 = HEp
2012, 427); una serva de Osset (CIL II
1257 = CILA II.2, 588); Cornelia Fortu-
ISSN: 1130-9741
nata, de Gades (CIL II 1797); la liberta
Mummia Fortunata, de Ostippo (CIL II2/5,
967 = CIL II 1449 = CILA II.4, 1145).
Nicocles (l. 2). No contamos con paralelos
epigráficos para este cognomen de varón
de procedencia helena, pese a estar muy
extendido en su lengua original (Νικοκλῆς
– Fraser y Matthews, 1987-2008✉: s.v.;
Abascal, 1994; Solin, 1996; Lozano,
1998; Lörincz, 2000; no registrado en Solin, 2003)24. Consta un ejemplo de su forma femenina Nicoclea (Νικοκλέα – Solin,
2003✉: 122), en Roma (CIL VI 26578).
Prima (l. 2). Nombre femenino ampliamente
documentado en el conjunto del mundo
romano (Kajanto, 1965✉: 29-30, 73-78,
134, 291; Abascal, 1994✉: 465; Lörincz,
2000✉: 161-162). Sólo en Corduba, contamos con tres libertas con este cognomen,
Annaea L. l. Prima (CIL II2/7, 406), Cornelia L. l. Prima (CIL II2/7, 483 = CIL II
2286) y Albucia M. l. Prima (CIL II2/7,
555).
Niceros (l. 3). Nombre masculino, de procedencia griega (Νικέρως – Fraser y
Matthews, 1987-2008✉: s.v.; Abascal,
1994✉: 438; Solin, 1996✉: 218; Lozano,
1998✉: 142; Lörincz, 2000✉: 100). Más de
la mitad de los conocidos en Roma son
esclavos o libertos (Solin, 2003✉: 120121). Nos ha llegado evidencia epigráfica
de sendos paralelos en Baetica, localizados en Magacela (CIL II2/7, 967 = HEp
1994, 155 = AE 1997, 792) y Hornachos
(EE IX, 181) respectivamente.
24
Sí disponemos, en cambio, de testimonios en
las fuentes literarias latinas. Por citar un par de ejemplos,
“tyrannum Nicoclem” (Cic. Off. 2.81.4); “Timarchus Nicoclis filius” (Plin. HN 11.167.4).
AAC 29 (2018), 263-292
274 ––––––––––––––––––––––––––––––––––––– SERGIO GARCÍA-DILS DE LA VEGA / MANUEL RUBIO VALVERDE
Macedo (l. 3). Cognomen heleno de varón
(Μακεδών – Fraser y Matthews, 19872008✉: s.v.; Abascal, 1994✉: 407; Solin,
1996✉: 367-368; Lozano, 1998✉: 128;
Lörincz, 2000✉: 42; Solin, 2003✉: 639641). Tenemos conocimiento de un par
de paralelos hispanos, ambos localizados
en Tarraco, el liberto Aurelius Macedo
(CIL II 4182 = CIL II2/14, 1105) y Vlpius
Maced(o), que dedica una lápida funeraria
a su contubernalis, veterano de la Legio
VII Gemina Felix (CIL II2/14, 1082 = AE
1966, 191).
Ingenuus (l. 3). Antropónimo masculino muy
extendido en el conjunto del Imperio (Kajanto, 1965✉: 314-315; Abascal, 1994✉:
390; Lörincz, 2000✉: 194), que cuenta
con un testimonio en la propia Corduba,
el essedarius Ingenuus (CIL II2/7, 362 =
AE 1952, 126 = AE 1962, 49). También
se ha registrado en la ciudad en su forma
femenina, Ingenua (CIL II2/7, 472 = CIL
II 2283).
Galla (l. 4). Cognomen femenino (Kajanto,
1965✉: 12, 45, 51, 195; Abascal, 1994✉:
377; Lörincz, 1999✉: 160), con un ejemplo en Corduba, Quintia P. f. Galla (CIL
II2/7, 271 = CIL II 5522).
Philargurus (l. 4) (= Philargyrus). Nombre
heleno de varón (Φιλάργυρος – Kajanto, 1965✉: 13; Fraser y Matthews, 19872008✉: s.v.; Abascal, 1994✉: 455-456; Solin, 1996✉: 420-421; Lozano, 1998✉: 158;
Lörincz, 2000✉: 137). Dos terceras partes
de los conocidos en Roma son esclavos o
libertos (SOLIN, 2003✉: 815-818). Cuenta
con numerosos paralelos en el conjunto
del Imperio, aunque no así en Baetica,
con un único ejemplo, L. Valerius Philargurus, de Gades (CIL II 1905 = IRPCádiz
AAC 29 (2018), 263-292
301). Sí consta en Corduba la variante
femenina, la liberta Philargyris (CIL II2/7,
419 = CIL II 2259). Otra variante en Lusitania, M. Villius M. l. Philargurius, de
Aldea del Obispo (HEp 2012, 165 = AE
1983, 498). Un par de paralelos más en
Hispania Citerior, L. Minucius Philargurus, de Tarraco (CIL II2/14, 1624 = CIL II
4391) y un Philargurus en una defixio de
Emporiae (HEp 1994, 447 = AE 2004,
834).
Dionusius (l. 4) (= Dionysius). Antropónimo
heleno masculino (Διονύσιος), de obvia
conexión mitológica, que aparece por primera vez documentado en esta forma en
Hispania (Fraser y Matthews, 1987-2008✉:
s.v.; Abascal, 1994✉: 344; Solin, 1996✉:
276-278; Lozano, 1998✉: 74-75; Lörincz,
1999✉: 101-102; Solin, 2003✉: 323-329).
En su forma canónica, se trata de uno de
los nombres griegos más populares en el
mundo romano (Solin, 2009✉: 82), uno de
ellos en Baetica, T. Ann(ius) Dionysius, de
Aratispi (CIL II2/5, 733 = CIL II 2056).
También se han registrado sendas variantes femeninas en Baetica, la esclava
Dionisia, en una defixio de Corduba (CIL
II2/7, 250 = HEp 2000, 163 = AE 1934,
23 = AE 2014, 648; Sánchez Natalías,
2014) y Iulia Dionissia en Tucci (CIL II2/5,
107 = CIL II 5473 = CILA III.2, 436 =
HEp 1995, 474 = AE 1965, 81). En el
resto del Imperio sí se documentan algunos ejemplos más de la forma Dionusius,
como Dionusius Pulli Q. s., de Minturnae
(CIL I 2682), o L. Mundicius L. l. Dionusius, de Ortygia (CIL III 7223 = CIL III
7230 = CIL I 2251).
Chiteris (l. 5) (= Cytheris). Cognomen femenino de procedencia griega (Κυθηρίς – FraISSN: 1130-9741
TRES NUEVAS DEFIXIONES ROMANAS EN SU CONTEXTO ARQUEOLÓGICO... –––––––––––––––––––––––– 275
ser y Matthews, 1987-2008✉: s.v.; Solin,
1996✉: 263; Lörincz, 1999✉: 90; no registrado en Abascal, 1994; Lozano, 1998),
que suele interpretarse en clave mitológica25. Dos terceras partes de las conocidas
en Roma son esclavas o libertas (Solin,
2003✉: 634-635). La forma registrada en
la defixio presenta varias irregularidades.
En primer lugar, i por y; además, se produce una transferencia de la h de Cytheris a
ch. Para esta grafía, disponemos de cuatro
paralelos conocidos, Macriana ⊃. l. Chiteris, de Roma (CIL VI 33602); Chiteris, de
Verona (CIL V 3497); Peticia P. l. Chiteris,
de Villa San Sebastiano (CIL IX 3824 =
CIL I 1771 = EE VIII.1, 166); la liberta
Plania Chiteris, de Narbo (CIL XII 5058).
Sí contamos con un testimonio hispano para la forma canónica, Cornelia A. l.
Cytheris, de Saguntum (CIL II2/14, 437a
= HEp 2009, 448 = AE 2009, 658).
Nico o Nicon (l. 5). Nombre masculino de
origen heleno (Νικώ o Νίκων – Fraser y
Matthews, 1987-2008✉: s.v.; Abascal,
1994✉: 438; Solin, 1996✉: 443; Lozano,
1998✉: 143; Lörincz, 2000✉: 100-101;
SOLIN, 2003✉: 906-907). En Baetica,
un L. C(ornelius?) Nicon, de Burguillos
del Cerro (CIL II 5357 = EE IX 146). En
Lusitania, conocemos a [Phaedi]mus Daphnus Nico (CIL II 512) y Licinius Nicon
(HEp 1999, 91), ambos de Emerita. En
la Hispania Citerior, un sello sobre sigillata de Nico, de Tortosa (AE 1995, 522);
Pomp(eius, onio) Nico, de Caesaraugusta
(HEp 1990, 738); Nico, de Novallas (HEp
2010, 422).
Auge (l. 5). De nuevo, el cognomen femenino Auge, con una flexión del genitivo en
-enis26.
ISSN: 1130-9741
Chrestus (l. 5). Nombre masculino de origen
heleno (Χρῆστος – Fraser y Matthews,
1987-2008✉: s.v.; Abascal, 1994✉: 326;
Solin, 1996✉: 470; Lozano, 1998✉: 58;
Lörincz, 1999✉: 54). La mitad de los casos registrados en Roma corresponden a
esclavos o libertos (Solin, 2003✉: 10041006). Cognomen bien documentado
en el conjunto del Imperio, con ligeras
variaciones. Con esta misma grafía, en
Baetica conocemos a un Chrestus (HEp
1997, 29) y a Titin(ius) Chrestus (HEp
1994, 189 = AE 1991, 1013 = AE 1992,
914), ambos de Ugultunia; otro Chrestus,
de Malaca (AE 1981, 509). También M.
V() C(h)restus, de Lebrija (EE IX 212a =
CILA II.3, 1007). En la misma Corduba,
se ha registrado el posible paralelo de N.
Abull[ius] Chr{i}est[us] (CIL II2/7, 396 =
CIL II 2254), aunque también podría reconstruirse con opciones menos frecuentes, como Chr{i}est[os] o Chr{i}est[inus].
Maritumus (l. 6). Cognomen masculino para
el que disponemos de sendos ejemplos en
Hispania Citerior (Kajanto, 1965✉: 308;
Abascal, 1994✉: 415; Lörincz, 2000✉: 58).
25
Efectivamente, en general se relaciona el nombre Cytheris con uno de los epítetos de Afrodita, Cytherea
(Κυθέρεια), ampliamente representado en la literatura
latina –por ejemplo, Verg. Aen. 1.257, 1.657, 4.128,
5.800, 8.523, 8.615–. No se debe descartar tampoco un
carácter estrictamente geográfico, en referencia a la isla de
Citera (Κύθηρα), por lo demás uno de los lugares asociados
al nacimiento de la diosa (Hes. Theog. 176 ss.).
26
Disponemos de varios paralelos epigráficos de la
flexión del genitivo de Auge en -enis✉: “Muttienae Q(uinti)
l(ibertae) Augeni[s]”, de Teanum Apulum (AE 1976, 154);
“Folliae Augenis”, de Aquinum (AE 1978, 110); “Augenis”,
de Osijek (CIL III 3289); “[An]niae L(uci) l(ibertae) Augenis” (CIL VI 5369), “Eergenniaes(!) C(ai) l(ibertae) Augenis” (CIL VI 23916) y “Prociliae Augenis”, las tres de Roma
(CIL VI 25070); “Vareniae Augenis”, de Nemausus (CIL XII
4004); Augenis, de Puteoli (AE 2007, 408).
AAC 29 (2018), 263-292
276 ––––––––––––––––––––––––––––––––––––– SERGIO GARCÍA-DILS DE LA VEGA / MANUEL RUBIO VALVERDE
En primer lugar, en el listado de nombres
de Grandas de Salime, interpretado como
censo, donde aparece dos veces el nombre
Maritumus (HEp 2005, 21 = HEp 2009,
21)27; también en una inscripción de Valentia, donde se alude a un Maritumus y
su hija, [M]arituma (CIL II2/14, 72 = CIL
II 6005 = HEp 1996, 979 = AE 1995,
968). A estos testimonios, cabría añadir
también una Marituma en Castulo (CIL II
3311 = CILA III.1, 152).
Basilius (l. 6). Nombre de varón de origen
griego (Βασίλειος – Fraser y Matthews,
1987-2008✉: s.v.; Abascal, 1994✉: 299;
Lörincz y Redö, 1994✉: 273; Solin, 1996✉:
493; no registrado en Lozano, 1998;
Solin, 2003✉: 1087-1088), que aparece
por primera vez en Baetica. Nos ha llegado un paralelo lusitano, Saturius Basilius,
del territorium de Caurium (CIL II 797).
En Hispania Citerior, en este caso como
gentilicio, M. Basilius, de Saguntum (CIL
II2/14, 514 = HEp 1990, 715 = HEp
1993, 390 = AE 1986, 455).
Mageia (l. 6). Nombre femenino de origen
celta (Giorcelli, 2007; no registrado en
Kajanto, 1965; Abascal, 1994; Lörincz,
2000) que se documenta por primera vez
en Hispania. Solamente contamos con
dos paralelos de este cognomen, localizados ambos en la Transpadana, en unas
inscripciones localizadas en Novaria (AE
2010, 603) y Vercellae (AE 2007, 649),
respectivamente. Una posibilidad alternativa, aunque poco probable, sería interpretar aquí un cognomen más habitual, Ma27
Por sus características formales, dejando aparte
que la inscripción se realizó sobre una losa de pizarra, quizá
podría plantearse la caracterización de este peculiar texto
como una defixio.
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gia (Kajanto, 1965; Abascal, 1994✉: 409;
Lörincz, 2000✉: 46), en el que se habría
usado el diptongo ei en lugar de ī, un arcaísmo lingüístico extendido en la epigrafía republicana hispana (Díaz, 2008✉: 24).
En el texto no se aprecia ningún patrón
en particular, sucediéndose indistintamente
nombres masculinos (11) y femeninos (9),
de origen heleno (12), latino (6), celta (1) o
semítico (1), sin agruparse ni distribuirse de
ninguna forma definida que nos ilustre sobre
el carácter de la inscripción. En este sentido,
ante la ausencia de verbos o signa magica,
su interpretación como defixio se desprende
de su contexto –funerario–, el soporte empleado –una lámina de plomo– (Sánchez Natalías, 2011), y la dirección de la escritura
–de derecha a izquierda–. Los nombres están
correctamente escritos, sin omitir caracteres,
y con su flexión en genitivo realizada de forma canónica. Solamente cabe señalar como
peculiaridades la sustitución de y por u, así
como la transferencia de la h al escribirse
Cytheris como Chiteris.
Todos los antropónimos están bien documentados, portados en general por individuos
de extracción servil (Kajanto, 1965; Lozano,
1998; Solin, 1996; 2003; 2014b). Se registran tanto cognomina de carácter mitológico
–Auge, Dionusius y Chiteris–, como derivados
de adjetivos, en general con un deseo positivo o relacionados con el carácter o cualidades
–reales o deseadas– del esclavo –Glucera,
Faustus, Fortunata, Philargurus, Chrestus,
Basilius– (Kajanto, 1965✉: 71-73). También
los hay relativos al orden de nacimiento –Prima– (Kajanto, 1965✉: 73-78), a la condición
social –Ingenuus– (Kajanto, 1965✉: 313315) e, incluso, de tipo geográfico –Macedo, Galla, Maritumus–, sin que ello implique
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TRES NUEVAS DEFIXIONES ROMANAS EN SU CONTEXTO ARQUEOLÓGICO... –––––––––––––––––––––––– 277
necesariamente que se recoja el origen real
del personaje (Kajanto, 1965✉: 195, 308).
Por fin, algunos pueden corresponder tanto a
personajes históricos o literarios, como estar
relacionados con la propia etimología del antropónimo –Nicocles, Niceros, Nico–.
En el caso del nombre con el que finaliza
el texto, Mageia, dado el carácter de este documento epigráfico, resultaría atractivo buscar alguna relación con el término μαγεία /
mageia. Sin embargo, desechamos esta op-
ción considerando que se encuentra, como el
resto, en caso genitivo, Mageiae, y sobre todo
dado que no se trata de un término registrado
en defixiones.
Aunque pudiera resultar sugerente, también descartamos aquí interpretar el comienzo de la inscripción, auge, como imperativo
de augeo, opción que permitiría establecer
un sentido positivo para la tabella de “aumenta –la riqueza, la felicidad, etc.– de Glucera, etc.”.
Fig. 6: Defixio B (S. García-Dils).
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LA DEFIXIO B
La pieza consiste también en una lámina
plúmbea de morfología irregular, en este caso
opistógrafa, con el ángulo superior derecho
más definido, recortado prácticamente a 90º.
Tiene unas dimensiones de (8,56) cm de ancho y 10,28 cm de alto, con 2 mm de grosor
máximo, faltando aproximadamente un tercio
de la tabella (Fig. 6). Se observa claramente
el orificio dejado por un clavo. El texto inscrito es el que sigue✉:
Cara A
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
PROMIMVS M[VTVS SIT]
VT OMNIIS S[INT MVTI]
MVTI MVT[I ---]
STIIPHANV[S ---]
PRIMVS [---]
AVCTVS [---]
TIISTII+[---]
SAIIT[---]
S+[---]
Cara B
10.
11.
12.
13.
14.
15.
16.
17.
[---]VS MVTVS IACIIAT
[---] MVTA IA{T}CIIAT
[--- IA]CIIAT IIXANIMIS
[---]VS
[--- IA]CIIAT IIXANIMI
[---] MVTA `S´
[---]+S MVTVS
[---] MVTA
P<h>ro˹n˺imus m[utus sit] / ut omnes
s[int muti] / muti mut[i ---] / Stephanu[s
---] / Primus [---] / Auctus [---] / testes [---] /
SAET[---] / S[---] // [---]us mutus iaceat / [---]
muta ia{t}ceat / [--- ia]ceat exanimis / [---]
us / [---ia]ceat exanimis / [---] muta / [---]us
mutus / [---] muta.
AAC 29 (2018), 263-292
De nuevo, el texto está inscrito de derecha izquierda, estando los caracteres también
escritos en ese orden, tal como muestra la
superposición del ductus de los trazos correlativos. En este caso, el inscriptor no intentó
hacer el esfuerzo de orientar las letras hacia la
izquierda, salvo en tres casos la N, tal como
puede observarse en las ll. 2, 4 y 14, así como
en la N transformada en M en l. 1. La irregularidad de la superficie del soporte, así como
la evidente falta de pericia del defigens, hace
que la caligrafía sea deplorable.
En la l. 1 de la cara A, se advierte claramente que el trazo que convertía en una M
una N trazada al revés está grabado después,
con un ancho mayor, ejerciendo más presión y
un recorrido totalmente recto, de manera que
inicialmente se habría escrito PRONIMVS, corrigiendo después –erróneamente– a PROMIMVS. El resto de las M del texto presentan un
trazo izquierdo de recorrido curvo. Las irregularidades que presenta la lámina en l. 2 hacen
que el grabado de los caracteres sea más impreciso, prolongándose algunos trazos hasta la
l. 1 al haberse ejercido más presión, como en
la M y la primera S. En l. 3, antes de la T hay
un par de trazos que da la sensación de que
han sido tachados con el mismo punzón que
se utilizó para grabar la inscripción. En l. 7,
+ es un trazo curvo, que sube en diagonal de
izquierda a derecha, compatible con una S.
En las ll. 7, 8 y 9, debido a la falta de espacio, se graban S más esquemáticas, que en
l. 8, dada la angulosidad del carácter, acaso
pudiera tratarse de una Z.
En cuanto a la cara B, en la l. 11 el defigens escribió inicialmente IATEAT, superponiendo después una C a la T para corregir por
IACEAT. En l. 15, se ha trazado la S final de
la l. 14, por falta de espacio. En l. 16, cabe
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TRES NUEVAS DEFIXIONES ROMANAS EN SU CONTEXTO ARQUEOLÓGICO... –––––––––––––––––––––––– 279
interpretar + como V, correspondiente a un
nombre masculino en nominativo.
Los caracteres, en las ll. 1-4, tienen una
altura de entre 9,0 y 11,0 mm, que se reduce a entre 7,0 y 8,5 mm en las ll. 5-9 en la
cara A, prolongándose las s hasta los 19,5
mm, con un interlineado en general reducido
de entre 2,5 y 4,0 mm en las ll. 1-6, superponiéndose prácticamente las ll. 6-9. La cara
B presenta unos caracteres más uniformes,
de entre 7,5 y 9,5 mm en todas las líneas,
con s de hasta 16,5 mm, mientras que el
interlineado varía entre la superposición y los
3,5 mm.
Desafortunadamente, como ya se ha indicado, nos falta aproximadamente un tercio
de la tabella. Con toda probabilidad, seguiría
el mismo tenor en ambas caras, recogiéndose una sucesión de nombres masculinos y
femeninos, seguidos de la correspondiente
fórmula de maldición. Los antropónimos son
los siguientes✉:
P<h>ronimus (l. 1). Nombre masculino
de origen griego (Φρονίμος – Fraser y
Matthews, 1987-2008✉: s.v.; Abascal,
1994✉: 457 y 472; Solin, 1996✉: 403; Lozano, 1998✉: 166; Lörincz, 2000✉: 140).
La mitad de los registrados en Roma pueden caracterizarse como esclavos o libertos (Solin, 2003✉: 758-759). Se debe leer
aquí Phronimus, cognomen para el que
contamos con dos paralelos en la Hispania
Citerior, Aemilius Phronimus, de Saguntum (CIL II2/14, 710 = CIL II 3985), y L.
Iunius C. Prhonimu[s], de Jérica, si bien
confundiendo Phr por Prh (CIL II2/14,
245 = CIL II 3995). Para la grafía sin h,
contamos con sendos paralelos en Roma,
el liberto C. Popilius Pronimus (CIL VI
16392) y Pronim(us) (CIL XV 5439); en
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Pompeya, Pronimus (CIL IV 3092) y A.
Messius Phronimus, que aparece como
Pronimus en varias tablillas del archivo de
Iucundus (CIL IV 3340, 28, 32, 55, etc.).
En su versión femenina (Φρονίμη), un
paralelo bético para esta grafía, Val(eria)
Pron(i)m(a), de Italica (ERItálica 163 =
CILA II.2, 24). Cabe interpretar la transcripción de Φρονίμος por Pronimus como
un rasgo de arcaísmo lingüístico habitual
en la epigrafía republicana hispana (Díaz,
2008✉: 24-25).
Stephanus (l. 4). Antropónimo de varón de
procedencia helena (Στέφανος – Fraser
y Matthews, 1987-2008✉: s.v.; Abascal,
1994✉: 516; Solin, 1996✉: 548-550; Lozano, 1998✉: 181-182; Lörincz, 2002✉: 94;
Solin, 2003✉: 1267-1272). Cuenta con un
paralelo cordubense, el sacerdote Aurelius
Stephanus (CIL II2/7, 234 = CIL II 5521
= AE 1962, 267). Además, también en
Baetica, conocemos otros paralelos, aunque presenten un estado fragmentario, A.
Plot[ius] Stepha[nus], de Gades (CIL II
1865 = IRPCádiz 00261); [S]tep(h)anus,
de Olaurum (CIL II2/5, 953 = CILA II.4,
1176); M. Publicius Stepha[nus], de Ossigi (CIL II2/7, 11 = CIL II 3352 = CILA
III.1, 343).
Primus (l. 5). Nombre masculino muy extendido (Kajanto, 1965✉: 29-30, 73-78, 134,
291; Abascal, 1994✉: 467; Lörincz, 2000✉:
161-162). Dos paralelos en la misma
Corduba, C. Octavius T. C. l. Primus (CIL
II2/7, 341 = CIL II 2238) y L. Cornelius
Primus (CIL II2/7, 483 = CIL II 2286).
Auctus (l. 6). Cognomen masculino de uso
frecuente (Kajanto, 1965✉: 350; Duthoy,
1989; Abascal, 1994✉: 291; Lörincz y
Redö, 1994✉: 220). En Corduba, tenemos
AAC 29 (2018), 263-292
280 ––––––––––––––––––––––––––––––––––––– SERGIO GARCÍA-DILS DE LA VEGA / MANUEL RUBIO VALVERDE
testimonios del praeceptor L. Lollidius
Auctus (CIL II2/7, 340) y de P. Cornelius
Philoclis l. Auctus (CIL II2/7, 384 = AE
1978, 00404); en su versión femenina,
de Luclena Aucta (CIL II2/7, 402 = HEp
2001, 259 = HEp 2010, 123).
Se trata claramente de un ejemplar de
defixio iudiciaria, según la ya clásica categoría definida por A. Audollent (1904✉: 471472), en la que se recurre a lo sobrenatural
en busca de una ventaja judicial, maldiciendo al otro litigante, así como a sus testigos28.
Nos encontramos con una tipología bien representada entre las execraciones depositadas en contextos necropolitanos, por delante
de las agonísticas y eróticas (Sánchez Natalías, 2012✉: 123). Efectivamente, el corpus
de defixiones iudiciariae engloba 67 testimonios griegos y 46 latinos y, en general, las
tabellae de este tipo eran colocadas, mayoritariamente en contexto funerario –como es
nuestro caso–, en el transcurso de los preparativos del juicio (Gager, 1992✉: 117; Marco,
2010a✉: 410). En estos casos, se insiste especialmente en contrarrestar la deposición de
testimonio por parte de la otra parte litigante,
para lo que disponemos de ejemplos muy explícitos en las defixiones documentadas. Audollent (1904) ya recogía algunos ejemplos
significativos en los que se incide precisamente en la mudez de abogados defensores y
testigos –nº 111 = nº 112 = CIL XIII 11069
= CIL XIII 11070 = AE 1897, 50; nº 134
= AE 1901, 184; nº 219; nº 220; nº 222;
nº 303– (GAGER, 1992✉: 116-150). En este
sentido, resulta especialmente ilustrativa una
maldición encontrada en la necrópolis roma28
Sobre los matices en la caracterización de estos
textos y la propuesta de distinción entre defixiones iudiciariae y prayers for justice, vid. Versnel, 1991; 2010.
AAC 29 (2018), 263-292
na de Praunheim/Frankfurt a. M., en la que
se pide a los dioses del Inframundo que un
cierto [Ma?]rius Fronto, cuando sea llamado
frente al gobernador, sea incapaz de presentar testimonio contra un tal Sextus, insistiéndose en el texto repetidamente sobre esta
cuestión –“Rogo manes / inferi ut [Ma?]/rius
Fronto a[dv]/ersarius Sext[i] / sit vanus neq/
ue loqui pos/[s]it contra / [S]extum, ut / Fronto fiat / mutus qu/[um] (=cum) access/[e]rit //
consular/[e]m, ut sit / mutus ne/que possit /
loqui ne/que qui[c]/quam ag[e]/re, tanqu/am
nullo / ab inf[e]/ris”– (AE 1978, 545 = AE
2011, 832; Marco, 2010a✉: 411-412; Blänsdorf y Scholz, 2011). Sobre esta práctica,
cabe citar también en contextos epigráficos
similares la mención de Muta Tacita, diosa
infernal del silencio (Marco, 2010b), en dos
defixiones judiciales halladas respectivamente en Kempten (AE 1958, 150 = AE 2010,
109) y Sisak (AIJ 557 = AE 1921, 95 = AE
2008, 1080 = AE 2010, 109; Barta, 2017).
En la provincia Baetica disponemos también de notables testimonios adscribibles a
esta tipología. En primer lugar, en la propia
Corduba, sendas tabellae que fueron halladas juntas en el interior de una urna cineraria
procedente, presuntamente, de la calle Abéjar, en el área definida como la Necrópolis
Oriental de la ciudad (Ventura, 1996; CIL
II²/7, 251a). Como en el caso que nos ocupa, contiene varias menciones expresas de la
privación de la palabra de los testigos, “Priamus l(ibertus) mutus sit / omnibus modis”,
además de “silient” (= “sileant”) y “omut[e]
sq[ua]nt” (= “obmutescant”). Hay que señalar, además, que las similitudes de los caracteres entre estas defixiones y la que se
presenta ahora son realmente notables, tanto
en su tipología como en el trazado, por lo que
incluso podría proponerse que fueran obra de
ISSN: 1130-9741
TRES NUEVAS DEFIXIONES ROMANAS EN SU CONTEXTO ARQUEOLÓGICO... –––––––––––––––––––––––– 281
Fig. 7: Defixio C (S. García-Dils).
una misma mano29. También guarda estrecha
relación tipológica con nuestra pieza la defixio
judicial de Celti, que contiene fórmulas todavía más expresivas y rebuscadas✉: “Marcel(l)
us Valerius mutus tacitus siet / adversus C.
Licinio Gallo. Qu<em>admodum / rana sene
(!) lingua muta tacita est, sic Marcellus mutus tacitus debilitatus siet / adv<e>rsus L[i]
cinio Gallo” (AE 2012, 740 = HEp 2012,
438; Stylow, 2014; Kruschwitz, 2016).
exánimes –“[ia]ceat exanimis”–. Al respecto,
hay que señalar la presencia aquí de mujeres,
ya que la expresión “yazga muda” –“muta iaceat”– indica claramente que se alude a un
personaje femenino, protagonista en el proceso judicial, lo mismo que en las otras dos
siguientes menciones de “muta”.
En la tabella que se presenta ahora se
nombra explícitamente a los testigos como
tales (testes), sin que haya que deducirlo del
contexto, como es usual en este tipo de documentos epigráficos, lo que se registra aquí
por primera vez. Sin embargo, no se limita
a requerir la mudez para ellos, como se ha
visto en los ejemplos precedentes, sino que
además se pide que una serie de personajes,
de los que se ha perdido el nombre, yazgan
De nuevo, se trata de una tabella de plomo de
forma irregular, aunque originalmente debió
de ser rectangular. Aquí, en el ángulo inferior
derecho es donde se puede apreciar mejor
el recorte original. Tiene unas dimensiones
de 17,24 cm de ancho y 20,98 cm de alto,
con 2 mm de grosor máximo (Fig. 7). En este
ISSN: 1130-9741
LA DEFIXIO C
29
Cf. los rasgos paleográficos, sintetizados en Fig. 9,
con Ventura, 1996✉: Fig. 1 y Fig. 2.
AAC 29 (2018), 263-292
282 ––––––––––––––––––––––––––––––––––––– SERGIO GARCÍA-DILS DE LA VEGA / MANUEL RUBIO VALVERDE
caso, eran dos los clavos que atravesaban la
lámina que, al estar doblada, presenta hasta
seis orificios. El texto inscrito es el que sigue✉:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
AVCTVS
IVVIINIS · PLACIDVS ·
SIINIICIO · MARINVS ·
FAVSTVS · CHIVS · ANIII · QVI · SVN+
OCIIANVS ·
CASTOR · SIICVNDVS ·
Auctus, / Iuvenis, Placidus, / Senecio,
Marinus, / Faustus, Chius, An<na>ei qui sunt
/ Oceanus, / Castor, Secundus.
En esta ocasión, el texto está escrito de
izquierda a derecha, con una cuidada caligrafía, interlineado homogéneo y correcta
ordenación de los caracteres, que apenas se
deformaron para adaptarse a las irregularidades del soporte. La deficiente conservación
de la tabella dificulta no poco la lectura,
dadas las deformaciones y pérdidas sufridas
que experimentó al ser doblada y doblemente perforada, aunque afortunadamente estas
circunstancias no han supuesto la pérdida
de prácticamente nada del texto. En l. 1,
los tres primeros caracteres de Auctus están
deformados y desplazados de su ubicación
original por los dobleces realizados a la tabella. Lo mismo en l. 2, en Iuvenis, en l. 3, en
Senecio, y en l. 4, en Faustus. En esta l. 4,
se grabó una i longa con la clara intención de
diferenciarla de la e de doble trazo precedente (Fig. 8); más adelante, en +, se reconoce
parte de una línea vertical y otra horizontal
sobre ella, compatibles con una t, que habría
sido afectada por la inserción de un clavo.
Las ll. 5 y 6 presentan mayor margen a la
izquierda, para salvar una zona más irregular
30
También puede ser usado en femenino, como es el
caso de la esclava Iuvenis, de Mediolanum (CIL V 5959).
AAC 29 (2018), 263-292
de la superficie de la tabella. Los caracteres
presentan una altura uniforme de entre 3,0
y 3,5 mm, con s que llegan a los 10 mm. El
interlineado varía, adaptándose a las irregularidades del soporte, entre 3,0 y 5,0 mm.
Presenta interpunciones circulares detrás de
todas las palabras, salvo en l. 1 y, no sabemos, en l. 4, tras sunt, pues el orificio del
mencionado clavo sigue a la t. Teniendo en
cuenta la corrección y pericia del defigens,
no está claro por qué el primer nombre, Auctus, aparece en l. 1 en solitario, lo mismo
que Ocenanus en l. 5. El resto de los cognomina en las ll. 2, 3, 4 y 6 se distribuyen
ordenadamente en dos columnas.
El texto contiene un listado de cognomina masculinos de individuos de extracción
servil, todos ellos en caso nominativo. Solamente en l. 4 se aparta de este patrón, con
un nomen en plural, An<na>ei, seguido de la
expresión qui sunt.
Auctus (l. 1). Se repite aquí el último de los
cognomina de la defixio B (vid. supra).
Iuvenis (l. 2). Nombre utilizado en general
en masculino30 (Kajanto, 1965✉: 78, 300;
Abascal, 1994✉: 393-394; Lörincz, 1999✉:
211). Disponemos de un par de paralelos en Baetica, Q. Ennius Iuvenis, en una
inscripción funeraria de procedencia desconocida, conservada en el Museo Provincial de Jaén (CIL II2/5, 53 = CILA III.2,
630 = HEp 1995, 534); otro Iuvenis en
Almadén (HEp 2012, 269). En Hispania
Citerior, contamos con L. Terentius Iuvenis, de Xèrica (CIL II2/14, 269 = CIL II
4012); [-] Geminius Q. f. Gal(eria) Iu(v)
enis, de Saguntum (CIL II2/14, 619); en
la misma ciudad, también un Iuvenis formando parte de un listado de nombres de
personajes de condición servil (CIL II2/14,
ISSN: 1130-9741
TRES NUEVAS DEFIXIONES ROMANAS EN SU CONTEXTO ARQUEOLÓGICO... –––––––––––––––––––––––– 283
Fig. 8: Detalle de la l. 4 de la defixio C, tomado con microscopio digital (S. García-Dils).
525 = CIL II 3938), y el posible liberto
[Pop]illius [--- I]uvenis (CIL II2/14, 713 =
HEp 2002, 132 = AE 1986, 447).
Placidus (l. 2). Cognomen de varón especialmente común en Hispania (Kajanto,
1965✉: 18, 262; Abascal, 1994✉: 460461; Lörincz, 2000✉: 144). En Baetica,
Iunius Placidus, de Ugultunia (CIL II
1033); Q. Vinnius Q. l. Placidus, de Iulipa (CIL II2/7, 912); Q. Publicius Placidus,
de Obulco (HEp 2009, 170 = AE 2013,
838). Una Fannia Placida en Corduba
(CIL II2/7, 457).
Senecio (l. 3). Nombre masculino (Kajanto,
1965✉: 301; Abascal, 1994✉: 503; Lörincz,
2002✉: 65). Nos han llegado varios testimonios béticos, entre los que cabe mencionar el IVvir Fab(ius) Senecio, de Saepo
(CIL II 1340 = IRPCádiz 540); M. Fulvius
ISSN: 1130-9741
Senecio, de Aratispi (CIL II2/5, 733 = CIL
II 2056); L. Calpurnius Senecio, de Anticaria (CIL II2/5, 754 = CIL II 2050 =
AE 2012, 732); L. Virrius L. f. Pap(iria)
Senecio, del cortijo Benavides, cerca de
Astigi (CIL II2/5, 1286 = CILA II.4, 1244
= HEp 1994, 681b = HEp 1996, 870).
También se ha preservado una mención en
Baetica del cónsul Q. Cornelius Gal(eria)
Senecio Annianus, en una inscripción de
Carteia (CIL II 1929 = IRPCádiz 85).
Marinus (l. 3). Cognomen de varón bien representado en Hispania (Kajanto, 1965✉:
81, 308; Abascal, 1994✉: 415; Lörincz,
2000✉: 58). Contamos con algunos ejemplos en Baetica, como un Marinus de Ventas de Zafarraya (CIL II2/5, 716 = CILA IV
121 = HEp 1990, 413); otro personaje de
este nombre, nombrado como amo de un
AAC 29 (2018), 263-292
284 ––––––––––––––––––––––––––––––––––––– SERGIO GARCÍA-DILS DE LA VEGA / MANUEL RUBIO VALVERDE
esclavo, en Minas de Riotinto (CILA I, 34
= AE 1965, 299); otro Marinus en Siarum
(CILA II.3, 944 = HEp 1990, 644 = AE
1988, 715). También se puede mencionar al emeritense L. Lucretius Marinus,
que aparece como dedicante en una inscripción de Ugultunia (CIL II 1002 = HEp
1997, 25);
Faustus (l. 4). Aparece de nuevo este frecuente cognomen, que ya se ha visto en la
defixio A (vid. supra).
Chius (l. 4). Nombre masculino de origen
griego (Χῖος – Fraser y Matthews, 19872008✉: s.v.; Abascal, 1994✉: 326; Solin,
1996✉: 369-370; Lozano, 1998✉: 56;
Lörincz, 1999✉: 53). La mitad de los conocidos en Roma son esclavos o libertos
(Solin, 2003✉: 647-648). En Hispania
contamos con sendos paralelos, ambos
localizados en Baetica, A. Firmius Apates lib. Chius, de Hispalis (CIL II 1227
= CILA II.1, 67), y L. Annius Chius, de
Caelia (IRPCádiz 544 = HEp 1996, 252
= AE 1975, 499). Cabe mencionar, en su
versión femenina, a Iulia C(h)ia, de Gades
(CIL II 1826 = IRPCádiz 222).
An<na>eus (l. 4, Fig. 8). En la forma ANEI
podemos reconocer, en nominativo plural,
el nomen An<na>eus (Abascal, 1994✉: 76;
Lörincz y Redö, 1994✉: 116). En Corduba,
nos han llegado testimonios epigráficos
de Annaeus Vernaculus (CIL II2/7, 280 =
HEp 1989, 257), así como de L. Annaeus
L. [- ---] y Annaea L. l. Prima (CIL II2/7,
406); también contamos con una inscripción del patriciense Cn. Annaeus Natalis,
de Tucci (CIL II2/5, 66 = CILA III.2, 452
= HEp 1995, 478 = AE 1965, 80). Fuera
de la capital, en Baetica está documentada Ann[e]ia M. f. Aciliana, en Celti (HEp
AAC 29 (2018), 263-292
2005, 321 = AE 2004, 751). Por su parte, en Hispania Citerior, tenemos a C. Anneus (CIL II 4970, 70) y a Annaeus [Se]
cundus (CIL II 4118 = CIL II2/14, 979),
ambos de Tarraco, y a C. Anneius, de Ibiza
(HEp 1990, 58 = AE 1990, 641). Con
una grafía similar, sabemos de Aneius
Caecilius, de Danilo Gornje (ILJug I, 175);
M. Aneius M. l. Rufio, de Luceria –aunque el resto de los personajes nombrados
aparece inscrito con doble n– (AE 1983,
220); Aneus, de Roma (CIL XV 6021).
Oceanus (l. 5). Nombre masculino con connotaciones mitológicas o geográficas (Kajanto, 1965✉: 216, 339; Lörincz, 2000✉:
109). Para este antropónimo de origen
griego, que se popularizó como cognomen
latino, contamos con un único testimonio
hispano, Oceanus M. l., de Villar de Cañas
(Abascal, 2013✉: 24 y Fig. 10; AE 2013,
903).
Castor (l. 6). Cognomen de varón de inspiración
mitológica (Κάστωρ – Fraser y Matthews,
1987-2008✉: s.v.; Abascal, 1994✉: 319; Solin, 1996✉: 337; Lozano, 1998✉: 52; Lörincz, 1999✉: 42; Solin, 2003✉: 537-539).
Nos ha llegado un paralelo bético, M.
Aur(elius) Castor, de Lebrija (CIL II 6338d
= EE VIII.2, 278 = CILA II.3, 996 = HEp
1997, 861). En Lusitania, un Castor aparece como dueño de un alfar en Abelterium
(HEp 2009, 580 = AE 2010, 646 = AE
2014, 573); otro caso en un grafito tardío,
de Ossonoba (IRCP 17 = HEp 2006, 496).
En Hispania Citerior, en una marca sobre
tegula (IRVT II 133 = IRVT I 115b); Atilius
Castor, de Huerta del Rey, en el territorium
de Clunia (HEp 1990, 113).
Secundus (l. 6). Cognomen masculino, uno
de los más frecuentes en Hispania (KaISSN: 1130-9741
TRES NUEVAS DEFIXIONES ROMANAS EN SU CONTEXTO ARQUEOLÓGICO... –––––––––––––––––––––––– 285
janto, 1965✉: 73-78, 292; Duthoy, 1989;
Abascal, 1994✉: 500-501; Lörincz, 2002✉:
59-61). Para Corduba solamente conocemos un paralelo masculino, la inscripción
funeraria del patriciense P. Aemilius Secundus, localizada en Astigi (CIL II2/5,
1314 = HEp 1998, 407). Varios paralelos
cordubenses para la forma femenina, entre los que se puede mencionar la inscripción funeraria de Persia L. f. Secunda (CIL
II2/7, 392 = CIL II 2247); también Maia
P. f. Secunda (CIL II2/7, 485 = AE 1978,
419).
De nuevo se trata de una lista de nombres, por lo que su interpretación como defiD
A
B
xio, como en el caso de la primera presentada
en este trabajo, se deduce de su contexto y el
soporte empleado. Se puede reconocer además una serie de trazos en el cuadrante inferior izquierdo de la tabella, que no parecen
corresponder a caracteres, por lo que quizá
cabría interpretarlos como signa magica.
En cuanto a la expresión An<na>ei qui
sunt, dado que se encuentra centrada respecto al resto del texto y desplazada a la derecha,
se puede entender que se refiere al conjunto
de los cognomina presentes; es decir, o bien
se trataría de toda una serie de conliberti que
compartirían el nomen An<na>eus, recibido
de su patrono, o bien serían esclavos propie-
Nº
COGNOMEN
ORIGEN
FORMA DOCUMENTADA
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
Auge
Glucera (= Glycera)
Sabbis
Faustus
Fortunata
Nicocles
Prima
Niceros
Macedo
Ingenuus
Galla
Philargurus (= Philargyrus)
Dionusius (= Dionysius)
Chiteris (= Cytheris)
Nico o Nicon
Auge
Chrestus
Maritumus
Basilius
Mageia
P(h)ronimus
Stephanus
Primus
Auctus
Αὔγη
Γλυκέρα
semítico
latino
latino
Νικοκλῆς
latino
Νικέρως
Μακεδών
latino
latino
Φιλάργυρος
Διονύσιος
Κυθηρίς
Νικώ o Νίκων
Αὔγη
Χρῆστος
latino
Βασίλειος
céltico
Φρονίμος
Στέφανος
latino
latino
Auge
Glucerae
Sabbinis
Fausti
Fortunatae
Nicoclis
Primae
Nicerotis
Macedonis
Ingenui
Gallae
Philarguri
Dionusi
Chiteridis
Niconis
Augenis
Chresti
Maritumi
Basili
Mageiae
Promimus
Stephanus
Primus
Auctus
ISSN: 1130-9741
/
AAC 29 (2018), 263-292
286 ––––––––––––––––––––––––––––––––––––– SERGIO GARCÍA-DILS DE LA VEGA / MANUEL RUBIO VALVERDE
D
Nº
COGNOMEN
ORIGEN
FORMA DOCUMENTADA
C
25
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Auctus
Iuvenis
Placidus
Senecio
Marinus
Faustus
Chius
Oceanus
Castor
Secundus
latino
latino
latino
latino
latino
latino
Χῖος
latino
Κάστωρ
latino
Auctus
Iuvenis
Placidus
Senecio
Marinus
Faustus
Chius
Oceanus
Castor
Secundus
/
Tabla resumen de los cognomina contenidos en las defixiones
dad de un An<na>eus31. La presencia de este
nomen nos lleva necesariamente a traer a colación la familia cordubense de los Annaei,
con miembros tan ilustres como L. Annaeus
Seneca padre (PIR2 A 616), L. Annaeus Seneca hijo (PIR2 A 617) y M. Annaeus Lucanus (PIR2 A 611). La cercanía cronológica
de estos personajes a las fechas en las que
se inscribió la defixio permitiría sugerir algún
tipo de relación con alguno de ellos o, por lo
menos, con su familia, obviamente solamente a título de sugerencia.
NOTAS FINALES
El hallazgo de este nuevo sector funerario
viene a completar la visión que hasta este
momento se tenía de la Necrópolis Septentrional de Colonia Patricia, un espacio que se
31
Una expresión similar, pero en contexto funerario,
se constata por ejemplo en una inscripción de Terracina,
“Monumentum et ossuar(ium) / et ustrinum / CC(aiorum)
Iuliorum Faustorum et / eorum qui sunt” (CIL X 6368).
32
Destacando en este sentido la construcción del
edificio que ocupaba el solar antes del comienzo de las
intervenciones en el mismo y, sobre todo, la acción de la
construcción de los muros pantalla y algunas fosas llevados
a cabo durante el primer Seguimiento Arqueológico.
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vislumbraba perfectamente planificado y lotizado desde un primer momento, tal y como se
intuía en las intervenciones llevadas a cabo en
la antigua fábrica de la Constancia (Vaquerizo
et alii, 2005) o en la Avenida de las Ollerías
(López, 2006), donde se documentaron varias
vías funerarias a las que abrían fachada diferentes recintos funerarios. A diferencia de
lo que ocurrió en esos sectores, con una ocupación mucho más prolongada en el tiempo
–llegando, al menos, al siglo II d.C.– y con
una reutilización de los espacios, la necrópolis
de Llanos del Pretorio se vió afectada por una
riada o arroyada que la cubrió por completo.
Este acontecimiento, con el añadido de que
la zona no volvió a ser usada como lugar de
enterramiento en época romana, ha provocado que hasta nuestros días haya llegado una
instantánea de cómo se articulaba esta Necrópolis Septentrional en los comedios del siglo
I d.C., estampa apenas alterada por la acción
de algunas interfacies fechadas tanto en época islámica califal –siglo X d.C.– como, sobre
todo, en época contemporánea32.
El excepcional estado de conservación de
la necrópolis, consecuencia de las circunstancias arriba señaladas, nos ha permitido acerISSN: 1130-9741
TRES NUEVAS DEFIXIONES ROMANAS EN SU CONTEXTO ARQUEOLÓGICO... –––––––––––––––––––––––– 287
carnos al mundo funerario y todo lo que ello
conlleva de una forma que hasta el momento
no se había llevado a cabo en la capital de la
Bética, a lo que ha contribuido de un modo
decisivo la puesta en marcha de un proyecto multidisciplinar33 del que este este trabajo viene a ser uno de sus primeros frutos. La
localización de estas tres defixiones no viene
sino a refrendar estas afirmaciones, pues se
trata de las primeras tabellae documentadas
en Córdoba que cuentan con un contexto arqueológico preciso, pues las que se conocían
hasta este momento se habían encontrado de
forma casual (CIL II²/7, 250, CIL II²/7, 251,
CIL II²/7, 251a y CIL II²/7, 252).
El contexto arqueológico inmediato de
las tres defixiones presentadas en las líneas
precedentes no nos permite establecer una
relación directa con posibles aôroi –muertos
prematuros– o biaiothánatoi –fallecidos de
forma violenta, incluyendo suicidas, ajusticiados, asesinados, caídos en combate y
muertos por accidente o enfermedad– (Ogden, 2002✉: 146-178; Alfayé, 2009✉: 184187; Sánchez Natalías, 2012✉: 117-119), ya
que contamos con la dificultad que supone
el que se trate de enterramientos de incineración, donde son mucho más difíciles de
identificar las circunstancias de la muerte
de los finados. Solamente en el caso de la
defixio A, relacionada con el Enterramiento
7, en el que se localizó un individuo infantil
(0-6 años), cremado, podríamos establecer la
posibilidad de la vinculación con una muerte
prematura34.
Formalmente, las tres se encuentran inscritas sobre láminas de plomo, tal como se
prescribe repetidamente en los PGM (Sánchez Natalías, 2011). Solamente la B es explícitamente una defixio, mientras que para
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la A y la C, como ya se ha expuesto, podemos
deducir este carácter precisamente a partir
del soporte35, además de su contexto, así
como la técnica de escritura en la primera
de ellas. Por otra parte, solamente la B y la C
presentan perforaciones de clavo.
Sin duda, una de las aportaciones de
las defixiones presentadas radica en el amplio listado de cognomina de individuos de
extracción servil que aportan36. Algunos
aparecen documentados por primera vez en
Baetica, como Glucera (= Glycera), Macedo,
Chiteris (= Cytheris), Maritumus y Basilius –
defixio A–; Pronimus (= Phronimus) –defixio
B–; Oceanus –defixio C–. También los hay
atestiguados por primera vez en Hispania,
ya sea en términos absolutos, como Sabbis y Mageia –defixio A–, o con esta grafía
concreta, como Glucera, Dionusius, Chiteris
–defixio A– y Pronimus –defixio B–. Por fin,
en un caso, nos encontramos con el primer
testimonio en el conjunto del Imperio, Nicocles, hasta ahora solamente registrado en su
versión femenina, Nicoclea –defixio A–.
En cuanto a la cronología de las tres defixiones, sus características formales, algún
posible arcaísmo lingüístico37 y el estudio de
Vid. supra n. 1.
Los Dres. Manuel Polo Cerdá y Elisa García Prósper han sido los responsables del estudio de los restos óseos
humanos dentro del proyecto “Sepulcretum Llanos del Pretorio”. Los autores agradecen su amabilidad por adelantarles los primeros resultados de su trabajo.
35
Los listados de cognomina sobre soporte plúmbeo
que aparecen en las defixiones A y C, sin ningún tipo de
maldición explícita, son análogos en su tipología a los que
encontramos, también en Corduba, en CIL II²/7, 251 y CIL
II²/7, 252.
36
Sobre el estudio de los cognomina en relación con
la caracterización de la extracción social de los individuos
que los portan, vid. Duthoy, 1989.
37
Por ejemplo, la transcripción de la aspirada griega
por su correspondiente oclusiva sorda en latín en el caso
33
34
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288 ––––––––––––––––––––––––––––––––––––– SERGIO GARCÍA-DILS DE LA VEGA / MANUEL RUBIO VALVERDE
defixio A
defixio B
defixio C
A
B
C
D
E
F
G
H
I
L
M
N
O
P
Q
R
S
T
V
X
[S. García-Dils 2018]
Fig. 9: Caracteres completos que aparecen en las defixiones, por orden de aparición (S. García-Dils).
de nombres orientales, como se puede ver en Pro˹n˺imus /
P<h>ro˹n˺imus en la defixio B, o en el caso de Mageia en
la defixio A, si se acepta que se quiso escribir aquí Magia,
usándose el diptongo ei en lugar de ī (Díaz 2008✉: 24-25).
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la paleografía (Fig. 9) sugieren, por comparación con otras tabellae béticas, como las
cordobesas CIL II²/7, 250, CIL II²/7, 251,
CIL II²/7, 251a y CIL II²/7, 252, la de Celti
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TRES NUEVAS DEFIXIONES ROMANAS EN SU CONTEXTO ARQUEOLÓGICO... –––––––––––––––––––––––– 289
(AE 2012, 740 = HEp 2012, 438; STYLOW
2014) y la de Iliturgi (CILA II.4, 1249 = HEp
1995, 695 = HEp 1999, 503 = HEp 2008,
83 = AE 1993, 1008 = AE 1995, 770 = AE
1999, 894 = AE 2010, 108)38, una fecha en
la segunda mitad del siglo I a.C39. Sin embargo, como se ha visto, el estudio de los ma-
teriales arqueológicos aconseja situarlas más
adelante cronológicamente, por lo menos en
época de Tiberio, lo que nos lleva a interrogarnos sobre la datación de las defixiones precitadas, carentes de contexto claro, así como
sobre el consiguiente conservadurismo en la
escritura cursiva que se deduciría de ello.
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ISSN: 1130-9741
38
Este documento epigráfico, proveniente en realidad de Mengíbar, ha venido adscribiéndose erróneamente
desde su publicación inicial a Carmona (HEp 2008, 83).
39
Para una visión general sobre las defixiones republicanas hispanas, vid. Díaz 2008✉: 72-73.
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