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Psykhe ISSN: 0717-0297 psykhe@uc.cl Pontificia Universidad Católica de Chile Chile Martínez, Claudio; Santelices, María Pía Evaluación del Apego en el Adulto: Una Revisión Psykhe, vol. 14, núm. 1, mayo, 2005, pp. 181-191 Pontificia Universidad Católica de Chile Santiago, Chile Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=96714114 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto PSYKHE Copyright 2005 by Psykhe 2005, Vol.14, Nº 1, 181-191 ISSN 0717-0297 Evaluación del Apego en el Adulto: Una Revisión Adult Attachment Assessment: A Review Claudio Martínez Instituto Psiquiátrico “Dr. José H. Barak” María Pía Santelices Pontificia Universidad Católica de Chile En los últimos años se ha incrementado el interés en el apego de adultos, tanto desde una perspectiva teórica como empírica. Parte de este interés ha sido la evaluación del constructo del apego en estas etapas del desarrollo. Esto ha generado dos tradiciones o líneas de investigación, basadas en los modelos representacional y comportamental del apego, con sistemas de clasificación categoriales y/o dimensionales y con instrumentos distintos. A través de una exhaustiva revisión del surgimiento y desarrollo de estas tradiciones se describen sus características principales, sus ventajas y desventajas, así como sus ámbitos de aplicabilidad. Se concluye sobre la falta de unicidad del constructo del apego y se discute sobre los límites de su medición y aplicación. Palabras Clave: teoría del apego, apego en adultos, evaluación. In recent years the interest in the subject of adult attachment has increased, in the theoretical as well as in the empirical perspective. Much of this interest has been the assessment of the construct of attachment in this phase of development. This endeavor has generated two traditions or lines of research: one is the tradition of the models of state of mind and the other is the behavioral approach of attachment. Both of these approaches have developed their own systems of classification in categories or dimensions and their own research assessment tools. Through an exhaustive revision of the rise and development of these traditions, the scope of this paper is to describe the main characteristics of these approaches, its advantages and disadvantages, as well as its field of action and application. The authors conclude about the lack of integration of the construct of attachment and the limitations of its measurement and application. Keywords: attachment theory, adult attachment, assessment. Sobre la base de material de casos clínicos como La teoría nació como una forma de conceptualizar psiquiatra infantil y psicoanalista, John Bowlby es- la propensión de los seres humanos para hacer fuer- cribió en 1940 un estudio titulado La influencia del tes vínculos con otros significativos (Bowlby, 1979). ambiente temprano en el desarrollo de la neurosis Para Bowlby, el comportamiento de apego es un sis- y del carácter neurótico (en Marrone, 2001). Este tema motivacional innato que busca mantener la escrito mostraba por un lado el interés de Bowlby proximidad entre el niño pequeño y sus cuidadores por la interacción familiar temprana y su relación con o padres. La teoría subraya la importancia que el la psicopatología, y por otro los primeros cimientes niño se sienta capaz de depender de sus figuras de de la que sería, a la postre, una de las teorías más apego y también la habilidad de estas figuras para influyentes de finales del siglo pasado y principios contener y proteger al niño, especialmente en mo- del actual. La teoría del attachment o apego tomó mentos de mayor necesidad. El sistema comporta- forma en la segunda mitad de la década del 50 del mental del apego ha sido hipotetizado como funda- siglo XX y fue creciendo con las propias contribu- mental para la sobrevivencia del niño, pues busca ciones de su autor y más tarde con la de múltiples las condiciones de seguridad con sus cuidadores investigadores y colaboradores de Bowlby. especialmente bajo condiciones de amenaza. Desde sus inicios, Bowlby (1969, 1979, 1980, 1988) Claudio Martínez, Unidad de Psicoterapia Dinámica. María Pía Santelices, Escuela de Psicología. La correspondencia relativa a este artículo debe ser dirigi- propuso un modelo del desarrollo con claras implicancias para la psicopatología. Según este modelo, da a Claudio Martínez, E-mail: claumagu@terra.cl sobre la base de repetidas experiencias con sus figuras La elaboración de este artículo contó con financiamiento de apego, los niños desarrollan expectativas en rela- otorgado por el Fondo Nacional de Desarrollo Científico ción a la naturaleza de estas interacciones (Fonagy et y Tecnológico, FONDECYT, a través del proyecto Nº 1040760 de la segunda autora. al., 1995). Estas expectativas se convierten en repre- 182 MARTÍNEZ Y SANTELICES sentaciones mentales o “modelos operantes” como rencias. También postuló que la conducta de la madre los llamó Bowlby (1980) que tienen la capacidad de en los primeros meses de la vida del niño es un buen integrar experiencias pasadas y presentes, como tam- predictor del tipo de relación entre ambos (Ainsworth, bién esquemas cognitivos y emocionales relaciona- 1969). En 1964, Ainsworth y colaboradores diseñaron dos con tales experiencias. De esta manera los: la llamada “situación extraña”, un procedimiento de 1 modelos operantes son un sistema interno de laboratorio para estudiar la relación madre-hijo en el expectativas y creencias acerca del self y de los primer año de vida. A partir de estas investigaciones otros que les permiten a los niños predecir e in- se desarrollaron las primeras clasificaciones del ape- terpretar la conducta de sus figuras de apego. go en niños, describiendo tres patrones generales de Estos modelos se integran a la estructura de la apego (Ainsworth, Blehar, Waters & Wall, 1978): personalidad y proveen un prototipo para futu- 1. ras relaciones sociales… (Bowlby, 1979, p.70) 2. Evitativo De este modo, estos modelos operantes inclu- 3. Ambivalente o resistente yen dos aspectos fundamentales: una concepción sobre las figuras de apego y su auto-imagen. Seguro A esta clasificación original más tarde se agregaría un grupo de niños que no mostraban un patrón Al respecto, un problema que se ha planteado es de conducta tan organizado durante la situación ex- si existe uno o varios de estos modelos internos. traña y que Main y Salomon (1990) llamarían “desor- Bowlby sostiene que en cada relación, la persona ganizados o desorientados”. construye un modelo de sí mismo y un modelo de Más allá de los aportes de Ainsworth con madres y otro. Crittenden (1999), plantea que los modelos in- bebés, Bowlby explícitamente consideró su teoría como ternos podrían situarse, al menos, a dos niveles dife- un constructo aplicable a todo el desarrollo humano, lo rentes de funcionamiento mental, por lo que podrían que hizo evidente que su medición debía trascender el coexistir más de uno. Por su parte, Bretherton (2000) período de la temprana infancia. Uno de los primeros plantea un solo modelo de sí mismo y de las figuras pasos en esta dirección lo dio Mary Main, quien en de apego y Allen y Land (2000) señalan que durante 1984 creó la Adult Attachment Interview (AAI) (George, la infancia coexisten diversos modelos internos, pero Kaplan & Main, 1985 en Crowell & Treboux, 1995), una en la adolescencia se produce una jerarquización y entrevista destinada a evaluar los patrones de apego una síntesis de estos modelos previos. en adultos a través de sus “estados mentales” con Otro aspecto de controversia sobre los llamados respecto a las relaciones tempranas con sus padres. “modelos operantes” se refiere a su estabilidad en el Desde esa fecha a la actualidad el panorama de tiempo y a través del desarrollo. Estos modelos inter- la evaluación del apego en el adulto ha variado y se nos se construyen en los primeros años de vida y ha diversificado enormemente. luego son susceptibles a reelaboraciones en función de las interacciones con las figuras de apego. Estos cambios ocurrirían dentro de ciertos límites, puesto que las representaciones de las experiencias anteriores filtran las expectativas del individuo e influyen en su percepción de estas interacciones (Marrone, 2001). De cualquier forma, la noción de modelos operantes y representaciones mentales es central para la evaluación de los llamados “patrones de apego” o en una conceptualización más actual “estrategias cognitivas, afectivas y comportamentales” para enfrentar relaciones interpersonales significativas (Bretherton, 1999). Mary Ainsworth, una cercana colaboradora de Bowlby, sería la primera en proponer que las díadas madre-hijo difieren en la calidad de sus relaciones de apego y que es posible medir y clasificar estas dife- 1 “Internal working model”, que en la literatura aparece traducido como “modelos internos de trabajo”, “modelos Medición del Apego en Adultos En los últimos 10 a 15 años la investigación del apego en los adultos ha generado dos líneas paralelas de investigación (véase Tabla 1) basadas en diferentes conceptualizaciones y maneras de evaluar este constructo (Bartholomew & Shaver, 1998; Cassidy & Shaver, 1999; Shaver, Belsky & Brenann, 2000). La primera línea de investigación fue comenzada por psicólogos del desarrollo como Ainsworth con sus observaciones sobre la relación entre padres e hijos y luego por psicólogos clínicos, quienes diseñaron entrevistas para estudiar el “estado mental” o “sistema representacional” de los padres con respecto al apego (Main, Kaplan & Cassidy, 1985). El principal instrumento de medición del “estado mental” es la Adult Attachment Interview (AAI) (George, et al., 1985 en Crowell & Treboux, 1995), una larga entrevista que operativos internos” (Marrone, 2001), “modelos inter- evalúa los recuerdos que un adulto tiene de sus rela- nos operantes”, o bien “modelos internos”. ciones con sus figuras de apego en la infancia. La EVALUACIÓN DEL APEGO EN EL ADULTO 183 AAI es codificada en términos de la coherencia del efectivamente con el entrevistador (Hesse, 1999). De discurso que muestra la persona mientras relata expe- esta codificación surge una clasificación del indivi- riencias relevantes de su infancia, como también la duo en una de 4 categorías que serían equivalentes a estructura de su relato y su habilidad para colaborar las descritas por Ainsworth (véase Tabla 2). Tabla 1 Dos líneas de investigación SISTEMA REPRESENTACIONAL ORIGEN MÉTODO DE SISTEMA COMPORTAMENTA L Psicología evolutiva: Psicología social: · Mary Ainsworth et al. (1978) · Hazan & Shaver (1987) · Mary Main y cols. (1985, 1990) · Bartholomew & Horowitz (1991) · Entrevistas · Cuestionarios de autorreporte · Entrevistas EVALUACIÓN Sentimientos, conductas y cogniciones con DOMINIO O Estado mental con respecto a: FOCO DE · Relación padres-hijo ESTUDIO · Temprana infancia · Relaciones de pareja · Pérdidas o separaciones · Relaciones interpersonales actuales · Categorial · Categorial · Dimensional SISTEMA DE CLASIFICACIÓN PRINCIPALES · Adult Attachment Interview (AAI) INSTRUMENTOS · Attachment Style Interview (ASI) (Bifulco, Lillie, Ball & Moran, 1998) respecto a: · Adult Attachment Scale (AAS) (Collins & Read, 1990) · Relationship Scales Questionnaire (RSQ) (Bartholomew & Horowitz, 1991) · Peer Attachment Interview (Bartholomew & Horowitz, 1991) · Experiences in Close Relationships (ECR & ECR-R) (Brennan, Clark & Shaver, 1998; Fraley, Waller & Brennan, 2000) Tabla 2 Descripción de los estilos de apego en adultos (*) Seguro-autónomo: Durante la descripción y evaluación de las experiencias relacionadas con el apego, el sujeto mantiene un discurso coherente y se muestra dispuesto a colaborar, tanto si sus experiencias son descritas como favorables o no. El entrevistado parece dar valor al apego, mientras que se mantiene objetivo frente a cualquier otra relación o experiencia concreta. Tienden a apreciar las relaciones de apego, a describir coherentemente sus experiencias de apego (tanto positivas como negativas), y a considerarlas importantes para su propia personalidad. Evitativo: Describen a sus padres como normales o excelentes, pero algunos recuerdos específicos contradicen o no apoyan estas descripciones. Dicen que las experiencias negativas no les han afectado. Sus descripciones son cortas y a menudo insisten en su falta de memoria. Tienden a minimizar la importancia que tiene el apego para sus propias vidas y a idealizar sus experiencias de la infancia sin ser capaces de proporcionar ejemplos concretos. Preocupado: Se muestran preocupados por sus experiencias, parecen enfadados, confusos y pasivos, o miedosos y abrumados. Algunas frases son gramaticalmente confusas y contienen muchas expresiones imprecisas. Sus descripciones son largas y sus respuestas irrelevantes. Tienden a maximizar la importancia del apego. Están todavía muy ligados y preocupados por sus experiencias pasadas y son incapaces de describirlas coherente y razonadamente. Desorganizado: En las discusiones sobre la pérdida de familiares o sobre los abusos, se observan grandes lapsos en el razonamiento o el discurso. Pueden utilizar un discurso de elogios, no mencionar o hablar de una persona fallecida como si estuviera físicamente viva. La entrevista demuestra que hay signos de no haber superado alguna experiencia traumática normalmente, debido a la pérdida de seres involucrados en la relación de apego. En sus relaciones de apego infantiles hay indicadores de conflicto, desamparo, disforia y conducta coercitiva o impredecible para con ellos. * Adaptado de Main, M. (1996). 184 MARTÍNEZ Y SANTELICES La segunda línea de investigación en apego adul- estar más afectada por la relación temprana con la to fue iniciada a mediados de la década del 80’ por madre, dado que esta está usualmente más involu- psicólogos sociales (Hazan & Shaver, 1987), quie- crada y disponible en esa función (Belsky, 1999; nes aplicaron las ideas de Bowlby y Ainsworth al Shaver et al., 2000). Además, las escasas compara- estudio de relaciones amorosas. Estos investigado- ciones directas entre mediciones con el AAI y auto- res encontraron paralelos entre las cualidades de rreportes no han arrojado asociaciones estadística- apego infantiles y los patrones de conducta y senti- mente significativas, particularmente con respecto a mientos en relaciones de pareja de adolescentes y las categorías tipológicas dadas por ambos tipos de adultos. Los individuos seguros se sienten confor- instrumentos. Por último, un cuestionamiento de peso tables y tranquilos dependiendo afectivamente de es el de George y West (1999 en Buchheim & Strauss, sus parejas y no tienen problemas de que otros de- 2002), quienes plantean que las mediciones basadas pendan afectivamente de ellos. Los individuos en el modelo representacional son más cercanas a lo evitativos o rechazantes tienden a mostrarse poco que Bowlby consideraba como “modelo operante” confortables en relaciones cercanas y valorizan ex- que en el adulto incluiría, entre otras, variables in- cesivamente su autonomía. Finalmente, los indivi- conscientes. En cambio, las mediciones que utilizan duos clasificados como “preocupados” se muestran un modelo comportamental sólo lograrían captar inseguros, ansiosos, lábiles y excesivamente ape- estados superficiales y conscientes de relaciones gados en sus relaciones afectivas. Esta línea de in- interpersonales. vestigación ha desarrollado múltiples cuestionarios A pesar de lo anterior, otras investigaciones han y escalas de autorreporte para evaluar el apego en entregado evidencias que apoyan la idea de que adultos y sus clasificaciones incluyen tanto catego- ambos tipos de mediciones estarían relacionadas, al rías cualitativas similares a las tradicionales como menos en algunos aspectos. Algunos de ellos mues- también dimensiones cuantitativas que subyacen a tran que los autorreportes sobre apego en las rela- los diferentes estilos de apego en relaciones inter- ciones amorosas predicen conductas y sentimien- personales cercanas (Bartholomew & Horowitz, 1991; tos asociadas a la parentalidad (Rholes, Simpson & Collins & Read, 1990; Hazan & Shaver, 1987; Blakely, 1995 en Shaver et al., 2000; Rholes, Simpson, Simpson, 1990). Blakely, Lanigan & Allen, 1997 en Shaver et al., 2000), A simple vista podemos distinguir que las mayo- y otros sobre la capacidad de predicción del AAI de res diferencias entre estas líneas de investigación conductas y sentimientos en relaciones de pareja son los constructos sobre los que trabajan y los (Cronwell & Waters, 1997 en Shaver et al., 2000). sistemas de clasificación a los que aspiran. En la Al parecer, aún no existen suficientes eviden- literatura encontramos variados argumentos que cias para apoyar una u otra postura, probablemente apoyan la idea de que ambas formas de evaluar el porque ambos modelos podrían estar íntimamente apego adulto no estarían relacionadas. Las medicio- conectados. Tanto la representación mental con res- nes del apego en relaciones amorosas conciernen al pecto al apego como los comportamientos de apego rol del apego en el contexto de pareja, lo que entre en relaciones amorosas emergen de la historia de otras cosas está influenciado por variables tan di- múltiples relaciones de apego de una persona, co- versas como el atractivo sexual. Por su parte, las menzando con los padres. Ambos, el AAI como las mediciones como las que realiza el AAI se concen- mediciones de autorreporte se relacionan con la se- tran principalmente en las formas en que el estado guridad y las estrategias de regulación emocional mental con respecto al apego afecta la investidura (también llamadas estrategias de hiperactivación y parental, lo que podría estar influenciado por otras desactivación emocional, Dozier & Kobak, 1992), y variables como la viabilidad de descendencia o las ambas clases de medidas arrojan categorías psicodi- condiciones ambientales en que la paternidad se námicamente similares a las identificadas por desarrolla (Shaver et al., 2000). Ainsworth y colaboradores (1978). Asumiendo que Por otra parte, se ha visto que algunos aspectos el grado de seguridad de una persona, su capacidad importantes de las relaciones de pareja, relaciona- para enfrentar la intimidad de las relaciones y las dos al género, como por ejemplo la confianza en al- formas características de manejar la ansiedad son guien del sexo opuesto, podrían estar especialmen- producto de una larga historia de interacciones con te afectados por la historia personal de apego con el figuras de apego, es claro que no pueden existir si- padre del sexo opuesto (Collins & Read, 1990), mien- militudes, en todos los aspectos, entre su estado tras que para ambos sexos la parentalidad podría mental acerca del apego y su estilo en las relaciones EVALUACIÓN DEL APEGO EN EL ADULTO 185 amorosas. Sin embargo, en ambos dominios la capa- los de apego en torno a dimensiones comunes, pero cidad de depender del cuidado de otro es funda- cuantitativamente diferentes (Stein et al., 2002). mental, como también lo es la disposición para que La primera gran limitación de la aproximación otro pueda depender de nosotros cuando sea nece- categorial es que diferentes mediciones no logran sario (Shaver et al., 2000). acuerdos al evaluar a un mismo sujeto. Algunos es- Adicionalmente, estas dos tradiciones han pro- tudios sugieren que el estilo de apego no sería un ducido diferentes tipos de instrumentos de evalua- rasgo, igualmente evidente en todas las relaciones. ción: El modelo representacional utiliza principalmen- Aún cuando el estilo de apego sea relativamente te entrevistas, siendo la citada Adult Attachment estable, su expresión sería producto de un proceso Interview (AAI) la más habitual y estudiada de ellas. interaccional en que los modelos internos o patro- Por su parte, el modelo comportamental, utiliza típi- nes de relación interactúan dinámicamente con la camente cuestionarios e inventarios de autorreporte, calidad de una relación en particular, por tanto la donde encontramos decenas de ellos con diferente seguridad o inseguridad de esa relación es reeva- nivel de calidad. Cómo método, la entrevista resulta luada constantemente en cada contexto (Kobak, coherente con un modelo que pretende evaluar re- 1999; Stein et al., 2002). De esta manera, no parece presentaciones a partir de las elaboraciones menta- fácil categorizar a un adulto en un corte transversal les que los sujetos realizan de sus relaciones sin tomar en cuenta los diversos factores que inter- parentales. Sin embargo, su aplicabilidad en el cam- vienen en el estado mental con respecto al apego po de la investigación cuantitativa es muy difícil por que ese individuo tiene al día de hoy. Es probable el tamaño de las muestras y por el nivel de entrena- que la naturaleza de la relación (pareja, padre, madre, miento necesario para mantener un adecuado nivel hijos, mejor amigo, etc.) evoque diferentes estados de confiabilidad. Por ejemplo, en el caso del AAI, el mentales, así como también los rasgos de los partici- codificador requiere de un sofisticado entrenamien- pantes en las relaciones evocadas o el período de to, además de un profundo conocimiento de la teo- tiempo en la relación (Allen et al., 2001). ría del apego. A su vez, el entrenamiento en su utili- Aunque tradicionalmente se asume que las per- zación es extremadamente costoso y se realiza en sonas tendrían un patrón de apego predominante pocas partes del mundo. Por su parte, los instru- que emerge durante el desarrollo y permanece en la mentos de autorreporte representan una suerte de adultez (Fonagy, 1999), hallazgos recientes indican continuidad con la tradición de la psicología social que este patrón dominante está matizado por cuali- y toda la medición en el ámbito de la personalidad y dades de más de un prototipo (Stein et al., 2002), ya las actitudes. Tales métodos, son rápidos y baratos que de aplicar, por lo que resultan muy atractivos para incrementan en el desarrollo (Cassidy, 1999). En el investigaciones con grandes muestras. Su gran des- estudio de Stein et al. (2002), los participantes te- ventaja, es que los niveles de calidad en su cons- nían la opción de elegir un estilo de apego que más oportunidades para múltiples apegos se trucción no siempre alcanzan alta confiabilidad o los identificara, sin embargo sólo dos sujetos de 115 validez. Aunque cada vez existen más estudios so- hizo su elección de esta manera, un 70% marcó los bre el poder estadístico y precisión de sus medicio- cuatro estilos y el 28% tres estilos. De este modo, nes, de los numerosos instrumentos que existen son vemos que teóricamente es difícil sostener que exis- pocos los que poseen esta certificación de calidad ten diferentes clases de personas, a pesar que ins- (Fraley, Waller & Brennan, 2000). trumentos como el AAI plantea una solución de compromiso al respecto, cuando incluye subgrupos en Categorías Versus Dimensiones Otra forma en que se expresa esta controversia entre mediciones del apego adulto es con respecto al sistema de clasificación: categorial vs dimensional. Investigaciones recientes han abordado el tema de la convergencia entre mediciones que entregan categorías generales de apego, como el AAI u otros cuestionarios que arrojan un sistema clasificatorio similar, versus mediciones que categorizan los esti- su sistema clasificatorio (Griffin & Bartholomew, 1994). Al mismo tiempo, investigadores que utilizan este sistema sostienen que permite capturar la verdadera naturaleza del fenómeno (e.g., un patrón de regulación emocional específico) (véase, por ejemplo, Weinberger & Schwartz, 1990 en Griffin & Bartholomew, 1994). Sin embargo, la popularidad del modelo categorial se basa entre otras cosas en la economía de comunicación científica de sus hallazgos, así como también en la facilidad que otorga a los análisis estadísticos. Aún así, lo que es una ven- 186 MARTÍNEZ Y SANTELICES taja, también puede ser una desventaja, ya que esta un efecto independiente de otra dimensión, es decir, facilidad estadística puede inducir a establecer rela- no habría interacción entre distintas dimensiones ciones causales y evidentes sesgos cognitivos y (Griffin & Bartholomew, 1994; Hazan & Shaver, 1987). preceptúales a partir de la natural tendencia humana Las mediciones dimensionales no son tan comunes hacia la estereotipación. Por último, el énfasis del como la aproximación categorial dentro de la inves- modelo categorial en la variación entre grupos y no tigación del apego, pero han llegado a ciertas di- al interior de los grupos humanos constituye una mensiones consensuales entre los diversos estu- evidente desventaja si se desea utilizar estas medi- dios de los últimos diez años. Estos son la “ansie- ciones en el ámbito clínico (Buchheim & Strauss, dad de separación” y la “búsqueda de proximidad”, 2002; Griffin & Bartholomew, 1994; Shaver, et al., dimensiones que subyacen a diversos cuestiona- 2000). rios y escalas para evaluar apego en relaciones de Al parecer es necesario clarificar bajo que cir- pareja y en comportamiento interpersonal (véase, cunstancias en un adulto predomina un estilo glo- por ejemplo, Bartholomew & Horowitz, 1991; Hazan bal de apego o si es un set de estilos de relación & Shaver, 1987; Simpson, 1990; West & Sheldon, dependientes de un patrón común. Con esto no se 1987). invalida el modelo categorial, sino se acentúa la idea Al igual que los modelos categoriales, las medi- de contextualizar las mediciones y considerar la in- ciones dimensionales tienen ventajas y desventajas fluencia de la historia de relaciones de un individuo, (véase Tabla 3). Una clara ventaja es la poca pérdida incluyendo su vida actual. de información que se obtiene al utilizar los instru- Por su parte, la propuesta de los modelos dimen- mentos derivados de este modelo, por lo que son sionales es la búsqueda de componentes comunes que particularmente útiles para tareas clínicas (Bartho- engloben las categorías tradicionales y las dimensionen lomew & Shaver, 1998; Fraley & Waller, 1998). En el cuantitativamente y de esa manera acercarse más a las campo de la investigación, ofrecen gran flexibilidad observaciones de la clínica o la psicoterapia. para el análisis de datos utilizando correlaciones, La mayoría de quienes utilizan estos modelos, a modelos de regresión múltiple y modelos de ecua- su vez utilizan autorreportes y cuestionarios inten- ción estructural. Además, se ha visto que son suma- tando dar cuenta de un comportamiento de apego mente confiables como medidas y entregan gran sim- en relaciones de pareja y relaciones interpersonales plicidad para resumir con pocos puntajes todo un actuales. Esta aproximación implica, primero, que las comportamiento de apego de un individuo (Bartho- personas son ordenadas cuantitativamente de acuer- lomew & Shaver, 1998; Griffin & Bartholomew, 1994). do a su posición dentro de un continuo dimensio- Por otro lado, también tienen potenciales des- nal. Segundo, esto implica que cada dimensión tiene ventajas, por ejemplo en la pérdida de algunas “pro- Tabla 3 Ventajas y desventajas de los modelos categorial y dimensional* MODELO CATEGORIAL VENTAJAS DESVENTAJAS MODELO DIMENSIONAL La comunicación científica es más eco- · Previene la pérdida de información. nómica. · Mayor utilidad en la práctica clínica. · Mayor facilidad de análisis estadísticos. · · Permite capturar la verdadera naturaleza · · del fenómeno. · Diferentes mediciones no evalúan igual · Debilidad teórica. · Induce a relaciones causales. · Produce sesgos cognitivos y perceptuales · Poco útil en el ámbito clínico. hacia la estereotipización. Puntajes confiables y simples. Pérdida de propiedades emergentes que surgen de la combinación entre dimen- a los mismos individuos. · Mayor flexibilidad en estudios correlacionales y de regresión múltiple. siones. · Su naturaleza nomotética genera pérdidas de información ideográfica. · Mayor dificultad en la codificación por jueces expertos. *Adaptado de: Bartholomew & Shaver, 1998; Crowell & Treboux, 1995; Griffin & Bartholomew, 1994. EVALUACIÓN DEL APEGO EN EL ADULTO piedades emergentes” que podrían surgir de la com- 2. binación entre dimensiones. Esto tendría que ver Moderada a gran inseguridad requiere de estrategias específicas (preocupadas o rechazantes) con la naturaleza nomotética de estos modelos, versus mediciones ideográficas que dan cuenta de un 187 para sustentar las relaciones. 3. Extrema inseguridad (temor) expresa un sistema retrato de los individuos (modelo categorial). La desorganizado de apego que evita una estrate- aproximación dimensional estaría focalizada más bien gia específica. en las relaciones entre variables a través de distin- Si bien este modelo es relativamente reciente, tos individuos (Griffin & Bartholomew, 1994). Apa- viene a apoyar con pruebas empíricas otros aportes rentemente, esto hace que la evaluación con jueces similares que han propuesto las dimensiones de an- expertos sea más complicada al codificar dimensio- siedad y evitación como las dos dimensiones que nes que al establecer prototipos o categorías (Bern, debieran combinarse con las categorías tradiciona- 1983 en Griffin & Bartholomew, 1994). les de apego. Un ejemplo de esto es el modelo de Un reciente estudio que avala el modelo dimen- cuatro categorías y dos dimensiones de Bartholomew sional postula que los estilos “preocupado” y y Horowitz (1991), quienes agregan la categoría “te- “rechazante” (dismissing) no necesariamente refle- mor” a las ya conocidas y han diseñado varios cues- jan la dicotomía seguridad versus inseguridad en el tionarios para medirlas. apego. Más bien, representarían dos alternativas de estrategias para enfrentar las relaciones interpersonales en la ausencia de una habilidad para formar relaciones cercanas y seguras (Stein et al., 2002). En esta investigación, evalúan el comportamiento de cinco medidas de apego adulto, realizando un análisis correlacional de componentes principales entre ellos, obteniendo un mapeo ortogonal que arrojó una alta correlación de dos componentes (véase Figura 1). El primero, inseguridad (seguridad vs temor), que se relaciona con el nivel de ansiedad que experimenta la persona frente a las relaciones interpersonales. El segundo, estrategia (rechazante vs preocupado), que se relaciona con las estrategias que los individuos utilizan para enfrentar las dificultades con las relaciones interpersonales. De este modelo de dos componentes, los autores derivan tres posibles posiciones de los individuos: 1. Baja inseguridad no necesita la estrategia de enfrentamiento. Prototipos Una tercera alternativa a las ya mencionadas, es el modelo de prototipos. Según esta aproximación, un prototipo es un miembro ideal de una categoría, definido en términos de reunir las características más comunes de esa categoría, pero donde ninguna de tales características tomadas individual o conjuntamente son suficientes para definir a un miembro del grupo (Griffin & Bartholomew, 1994; Pilkonis, 1988). Los miembros del grupo difieren en el grado de correspondencia con respecto a este miembro ejemplar o prototípico. De una u otra manera, este modelo integra las categorías “prototípicas” con variaciones individuales de acuerdo a dimensiones cuantitativas. Las mediciones basadas en este modelo parecen ser particularmente apropiadas para la investigación en apego. Es muy difícil que adultos correspondan perfectamente a alguno de los patrones clásicos de apego, dado las múltiples influencias del pasado (e.g., 1. INSEGURIDAD SEGURIDAD TEMOR 2. ESTRATEGIA PREOCUPADO Figura 1. Modelo de dos componentes (Stein et al., 2000). RECHAZANTE 188 MARTÍNEZ Y SANTELICES predisposiciones genéticas y experiencias de vida) y Otro caso de la aproximación de prototipos que también por las influencias de específicas relaciones integra las visiones categorial y dimensional es la lí- actuales que están actuando sobre su orientación a nea de investigación desarrollada por Bartholomew las relaciones de apego. Más bien, a través del tiempo (1990; Bartholomew & Horowitz, 1991), quien creó el y de las situaciones, muchos adultos mostrarían va- “modelo de cuatro categorías”, dónde explícitamente riados grados de dos o más patrones de apego y el utiliza una visión de prototipos para clasificar las orien- modelo de prototipos permitiría evaluar, tanto el cómo taciones de apego de los individuos. La autora siste- un individuo se ajusta a cada prototipo en un momen- matizó la concepción de Bolwby de “modelos ope- to dado y también cómo esta adaptación puede variar rantes” definiendo las diferencias individuales del a través del tiempo (Griffin & Bartholomew, 1994; apego adulto en términos de la intersección de dos Lyddon & Sherry, 2001). dimensiones: Un modelo positivo del self y un mode- En la literatura vemos como algunas aproximacio- lo positivo de los otros. Dicotomizando cada dimen- nes dimensionales emplean implícitamente el concep- sión como positiva o negativa se forman cuatro pa- to de prototipos. Este es el caso del sistema de Q sort, trones prototípicos de apego (véase Figura 2). Alter- metodología que, ya sea utilizando mediciones con nativamente, la dimensión de modelo del self puede entrevistas (Kobak, 1989 en Crowell & Treboux, 1995) ser conceptualizada en términos de ansiedad en el o a través de cuestionarios, ha sido usada productiva- apego y la dimensión de modelo de los otros puede mente en el campo del apego (Kobak & Hazan, 1991; ser conceptualizada en términos de evitación de la Kobak, 1999). En su aplicación con la AAI un puntaje cercanía. Cada combinación entre los modelos del self Q sort individual es comparado con un Q sort ideal, y de otros define un patrón de apego prototípico, es generado para representar un constructo en particular decir, una particular estrategia de regulación de la se- (Waters & Deane, 1985 en Griffin & Bartholomew, 1994). guridad en las relaciones cercanas (Bartholomew, La entrevista es codificada utilizando una distribución Kwong & Hart, 2001). forzada de descripciones en dos dimensiones: seguri- Cada uno de los cuatro patrones de apego iden- dad/ansiedad y desactivación/hiperactivación. El tificados por el modelo es conceptualizado como un puntaje individual es correlacionado con un Q sort ideal teórico o prototipo frente al cual los individuos prototípico y el individuo puede ser clasificado en las pueden variar en diferentes grados. Este modelo re- categorías de seguro, rechazante o preocupado según conoce que muchos individuos exhiben elementos el resultado de esta correlación. de más de un patrón y que para evaluar adecuada- Modelo de los otros (+) (aproximación) SEGURO PREOCUPADO Modelo Modelo del self (+) del self (-) (baja ansiedad) (alta ansiedad) RECHAZANTE TEMEROSO Modelo de los otros (-) (evitación) Figura 2. Modelo de dos dimensiones y cuatro categorías (Bartholomew & Horowitz, 1991). Adaptado de Bartholomew, Kwong & Hart (2001). EVALUACIÓN DEL APEGO EN EL ADULTO 189 mente los sentimientos, expectativas y comporta- evalúa el apego a partir de las relaciones amorosas y mientos de las personas en sus relaciones de apego, tiene a la base el modelo de categorías y dimensio- es necesario considerar perfiles a través de las cua- nes de Bartholomew. Por último, recién está comen- tro categorías que plantea el modelo (Bartholomew zando el estudio de validación de un cuestionario & Horowitz, 1991). que sigue la misma tradición del RSQ, pero que ha sido considerado como el mejor instrumento en esta Evaluación del Apego en Chile En Chile no existe una tradición en medición o investigación del apego en adultos. En la escasa literatura nacional sobre el tema, sólo es posible encontrar algunas tesis de pre-grado que han utilizado medidas de apego para evaluar muestras clínicas de adultos (Michel & Vega, 2001). Entre ellas, hace algunos años se hizo un estudio de adaptación y validación del Parental Bonding Instrument (PBI) de categoría de acuerdo a estándares psicométricos de calidad: el Experiences in Close Relationships (ECRR) de Fraley, Waller y Brennan (2000). De esta manera, en un plazo no mayor de un año se espera contar con una batería de instrumentos que permitan a investigadores y clínicos nacionales realizar investigaciones sobre el apego en adultos. Conclusión Parker, Tupling y Brown (1979), cuestionario de A lo largo de esta revisión hemos visto diversas autorreporte para adultos que pretende evaluar las aproximaciones a la medición del apego en los adul- relaciones con los padres durante la infancia. Aun- tos. Cada una de ellas con sus ventajas y sus des- que sigue el modelo representacional, en su cons- ventajas, pero claramente diferentes de acuerdo al trucción utiliza las dimensiones de “cuidado” y constructo evaluado, el método de evaluación, el “sobreprotección” para evaluar estas relaciones y dominio de investigación y la clasificación utilizada. no utiliza las tradicionales dimensiones del apego. A Hasta ahora no parece existir evidencia concluyente pesar de ello, es posible colegir claras referencias a para apoyar uno u otro método o una u otra visión la teoría de Bowlby y otorga la posibilidad de con- del apego. Sin embargo, legítimamente nos pode- vertir sus dimensiones en las clásicas categorías de mos preguntar si lo que evalúan unos u otros sigue apego (Albala & Sepúlveda, 1997). siendo lo que originalmente postulaba Bowlby acer- Como vemos, los investigadores nacionales no ca de lo que era el sistema de apego. ¿Son situacio- cuentan con muchas alternativas a la hora de elegir nes similares las que se producen cuando un niño un instrumento adaptado para Chile que permita pequeño activa su sistema de apego frente a una evaluar apego en adultos. Probablemente por esta situación amenazante para así regular sus emocio- razón se encuentran en marcha una serie de estu- nes y manejar la proximidad con su cuidador, con dios de validación de diversos instrumentos que una situación donde un individuo adulto se enfren- esperan paliar esta escasez. Entre ellos la Adult ta a un cuestionario y debe opinar sobre sus relacio- Attachment Prototype Rating (AAPR) de Strauss y nes de pareja o con sus pares, o bien cuando una Lobo-Drost (2001), una entrevista de apego adulto persona responde a un conjunto de preguntas en basada en la AAI, que combina características de una entrevista con otro adulto igual que él? Proba- una entrevista clínica con un sistema de prototipos blemente nadie podría responder afirmativamente (Martínez, Núñez & Tapia, 2003). esta pregunta. Pero entonces, ¿qué es realmente lo También, dentro del modelo representacional, que estamos midiendo cuándo decimos que evalua- pero utilizando un formato de Q-sort, en la actuali- mos el apego de un adulto? ¿es legítimo decir que un dad se encuentra en desarrollo la adaptación del individuo tiene tal o cual tipo de apego de acuerdo a “Cartes: Modèles individueles de rélations” (CaMir) las representaciones mentales de lo que recuerda ( P i e r r e hum b e r t e t a l . , 1 9 9 6 ) , un i ns t r um e nt o fueron sus relaciones en la temprana infancia?, o autoadministrado que evalúa estrategias de apego bien ¿es correcto clasificar a un individuo de acuer- en adultos en sus relaciones presentes y pasadas do a un puntaje en una escala con preguntas acerca (Santelices, 2003). Por otra parte, más en la línea de de sus relaciones actuales? Quizás no sea aún el los cuestionarios de autorreporte, se encuentran en tiempo en que se puedan responder estas pregun- marcha dos estudios de validación y adaptación de tas, pero el interés que tenemos en conocer más acer- un mismo instrumento: el Relationship Styles ca de los comportamientos relacionales de las per- Questionnaire (RSQ) de Bartholomew y Horowitz sonas y cómo estos pueden influenciar sus patro- (1991). Este cuestionario pertenece a la tradición que nes de relación de pareja o sus estilos de crianza, 190 MARTÍNEZ Y SANTELICES avala que uno pueda seguir utilizando estos dife- Bifulco, A., Lillie, A., Ball, B. & Moran, P. (1998). Attachment rentes modelos o métodos de evaluación, teniendo Style Inter view (ASI): Training manual. London: Royal claro que detrás de cada uno de ellos hay una teoría que no es unitaria, pero que se ha ido construyendo con múltiples investigaciones empíricas que le otorgan solidez y sustento. Aún así, pensamos que es importante subrayar que cualquiera sea la elección que uno haga de un modelo determinado o de un Holloway, University of London. Bowlby, J. (1969). El vínculo afectivo. Buenos Aires: Paidós. Bowlby, J. (1979). Vínculos afectivos: Formación, desarrollo y pérdida. Madrid: Morata. Bowlby, J. (1980). La pérdida afectiva. Buenos Aires: Paidós. Bowlby, J. (1988). A secure base. New York: Basic Books. Brennan, K. A., Clark, C. L. & Shaver, P. R. (1998). Selfreport measurement of adult attachment: An integrative instrumento en particular, exista coherencia entre esta o v e r v i e w. E n J . A . elección y el foco de la investigación y las hipótesis Attachment theory and close relationships (pp. 46-76). planteadas (Buchheim & Strauss, 2002). Esto es especialmente importante en los estudios dentro del Simpson & W. S. Rholes (Eds.), New York: Guilford Press. Bretherton, I. (1999). Internal working model in attachment relationships: A constructed revisited. En J. 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