Positive Article On Bangladesh in The Spanish Media
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I am enclosing herewith a positive article on Bangladesh (in the original Spanish along with an English
rendering) entitled "How Bangladesh became the world's first country to eliminate Visceral
Leishmaniasis" published on 8 November 2023 in El País, the most widely circulated and leading national
newspaper in Spain.
Encl: As stated.
Jorge Alvar
08 Nov 2023
La epidemióloga Caryn Bern me había invitado a Bangladés para conocer sus trabajos
sobre la leishmaniasis visceral. Nadie más que ella se interesaba por esta enfermedad
en ese país, que registraba unos 40.000 casos al año y que, con una mortalidad del
10%, doblaba el número de defunciones entre mujeres. Bern había demostrado la
focalidad de la transmisión: un caso llevaba a microbrotes en la misma localidad, lo
que conducía a la ruina familiar y del clan.
Nos encontramos en Daca coincidiendo con la Fiesta del Sacrificio, el Eid al Adha, la
fecha que cierra la peregrinación a la Meca. Estábamos desayunando cuando la
llamada del imam saltó de minarete en minarete y la oración dio paso al alba. Se hizo
el silencio, pero, de repente, comenzó la hecatombe. El acierto rápido del machete y
el degüello limpio, tal y como señala el halal, no impedían que los bramidos
sangrientos atronaran la ciudad y que por momentos se acompasaran como si de una
gran zaloma se tratase. Todo lo que cabe bajo el cielo se hundía, la sangre teñía los
charcos de las calles, los testículos de los toros se esparcían por el suelo y los pobres
se arremolinaban alrededor de las casas de los ricos para recibir su porción coránica
de carne.
Simon Croft acababa de demostrar en 2003 la eficacia del primer fármaco oral, la
miltefosina, frente a la leishmaniasis visceral. Este hallazgo significaba, en teoría, que
los enfermos podrían ser tratados en sus domicilios sin ser hospitalizados. Animados,
los ministros de Sanidad de Bangladés, India y Nepal firmaron en Ginebra en mayo
de 2005 un acuerdo para eliminar esta enfermedad como problema de salud pública
para el 2015. Pretendían que hubiera menos de un caso cada 10.000 personas
expuestas a la infección. Esos tres países reunían casi el 70% de todos los casos del
mundo.
La miltefosina, sin embargo, no iba a ser la solución por los continuos vómitos que
provocaba y por su riesgo potencial para causar malformaciones en el feto, lo que
obligaba a poner a las mujeres enfermas en edad fértil bajo un estricto plan de
contracepción durante seis meses, algo culturalmente inasumible. Por si fuera poco,
la duración del tratamiento con miltefosina era de cuatro semanas: al remitir la fiebre
después de unos pocos días, los enfermos dejaban de completar la medicación,
creando un gran riesgo de que aparecieran resistencias a ese fármaco, tan importante
para usarlo en combinación. Los trabajos de One World Health sobre la
paromomicina inyectable, o de la Iniciativa Medicamentos para Enfermedades
Desatendidas (DNDi, por sus siglas en inglés) usando combinaciones de la
miltefosina con la paromomicina para protegerlos frente a posibles resistencias, no
progresaban a la velocidad de los acontecimientos.
Frente a la opinión de casi todos y no sin pocas presiones, nuestra convicción de que
la estrategia de eliminación debía redirigirse de la miltefosina a la anfotericina-B
liposomal, tuvo su espaldarazo al ser la recomendación de los expertos de la OMS
(que llevaban 20 años sin reunirse) durante su reunión de 2010, y que fue publicada
ese mismo año en la Serie de Informes Técnicos número 949, el máximo
posicionamiento de este organismo. Faltaba conseguir que fuera asequible.
Con apoyo de DNDi y del doctor Ricardo Molina del Instituto de Salud Carlos III, y
el buen hacer del entomólogo Rajib Chowdhry, establecimos un laboratorio de
entomología médica en Mymensingh donde, por primera vez en la historia,
cuantificamos la capacidad de infectar a los flebótomos, el insecto que transmite la
enfermedad, que tiene cada una de las diferentes formas de leishmaniasis visceral (la
visceral típica, la dérmica maculo-papular, la dérmica nodular y la asociada al Sida).
Con esos datos, unidos a las cohortes de enfermos que con paciencia había reunido la
doctora Bern en la zona de Fulbaria durante casi dos décadas, se pudieron construir
modelos matemáticos predictivos —basados en datos y no en supuestos— de cómo
cada una de esas formas contribuía a la transmisión y, por tanto, cómo se podían
orientar los recursos de control.
Jorge Alvar, académico de la Real Academia Nacional de Medicina, fue jefe del
programa mundial de Control de la Leishmaniasis de la OMS entre 2004 y 2013.