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Siglo Xvii

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INDUMENTARIA

Reinado de Enrique IV

Como prendas interiores, los hombres utilizaban calzas y jubones. Éstos últimos se caracterizaban por
poseer un cuello rígido (también denominado gorguera), el cual recibía distintos nombres según su forma.
1) Cuellos de lechuguilla:

Las calzas se cubrían con los gregüescos. que


consistían en dos grandes bullones acuchillados, de modo que era necesario un forro o tela interior que
quedaba visible entre las aberturas y que era de distinto color que la tela exterior.
Para cubrirse cuando se salía a la calle, se hacía uso del ferreruelo. Una capa con cuello y sin capucha que
solo cubría parte de los hombros, del pecho y la espalda. También se podía llevar terciado sobre uno de los
hombros y anudado bajo el brazo contrario.
Por su parte, las mujeres utilizaban la camisa como prenda interior.
Se distinguió entre dos tipos:
1) Camisa alta. Cubría el escote hasta la base del cuello, cerrándose con cintillas. Era ceñida de busto y se
ensanchaba en la cintura mediante nesgas o pliegues hasta llegar a los pies; se podía rematar en puntas o
encajes. En el caso de las mujeres de clase media, esta camisa se ponía debajo del corpiño o cuerpo que era
muy escotado.

2) Camisa de pecho o baja. Era muy escotada, en consonancia con el resto de prendas que también fueron
muy escotadas. Para tapar el escote, se ponían prendas como el cuello de lechuguilla y la valona. También se
llevaba con cuello abierto, que quedaba rematado con encajes. Esta camisa fue la más tradicional.
Sobre la camisa se llevaba el vestido. En la parte superior estaba conformado por corsets y corpiños. La falda,
dependiendo de la forma que tuviera, tenía distintos nombres. En algunas cortes, las mujeres utilizaban
el verdugado. Estaba formado por un armazón de alambres de madera (o ballenas) que le conferían una
forma acampanada.
En la corte francesa, el verdugado tomó una forma similar al guardainfante. Era conocido como “verdugado
de rueda”, nombre que resultaba ya lo suficientemente descriptivo en cuanto a su aspecto. Era como si la
mujer que lo utilizaba estuviera dentro de una rueda, con la falda sujeta al borde exterior de la misma. Otro
nombre para referise a este tipo de prenda fue falda tambor.

Las mujeres también utilizaron cuellos o gorgueras. Algunos de ellos se montaban en alzacuellos. A este
tipo particular se le llamó cuello Medici.
En cuanto a los accesorios, se acostumbraba utilizar abanicos y guantes.
la moda de la
españa del siglo de
oro
En el siglo XVII, la vestimenta se convirtió en una obsesión para
una sociedad que valoraba la apariencia por encima de todo.

2) Golillas:
3) Valonas:
Algunos cuellos, dependiendo de la forma y del tamaño, debían almidonarse. Asimismo, el cuello y las
mangas eran las únicas partes del jubón que debían verse en público. El coleto cubría el jubón. Se trataba de
un chaleco de cuero, abierto por delante. Dependiendo del país, el coleto terminaba en forma de faldones o
en forma de pico.
la moda de la
españa del siglo de
oro
En el siglo XVII, la vestimenta se convirtió en una obsesión para
una sociedad que valoraba la apariencia por encima de todo.

Si camináramos por las calles españolas durante el Siglo de Oro


nos resultaría sencillo identificar la clase social e incluso la
profesión de cada individuo de acuerdo con su vestimenta.
Los médicos lucían ostentosamente una sortija en el pulgar y
llevaban el ropaje universitario y la capa; el juez portaba la
llamada garnacha –una larga vestidura de paño con vueltas de
velludillo, similar al terciopelo– y se cubría con un birrete; los
estudiantes solían lucir ropas de vivos colores y portar joyas,
a pesar de las prohibiciones universitarias que invitaban a la
austeridad y sencillez. Los soldados, por su parte, aunque carecían
de uniforme, se distinguieron por sus emplumados sombreros,
que les valieron el sobrenombre de «papagayos».
Si camináramos por las calles españolas durante el Siglo de Oro
nos resultaría sencillo identificar la clase social e incluso la
profesión de cada individuo de acuerdo con su vestimenta.
Los médicos lucían
1557 El príncipe Don Carlos, con un cuello de lechuguilla del siglo XVI. Óleo por A.
Sánchez. Museo del Prado, Madrid.

TOCADOS

Pero no solo los extranjeros han dejado plasmados los


tocados en sus ilustraciones. En cuadros como El
Besamanos, del pintor alavés Francisco de Mendieta, los
originales tocados de las mujeres quitan el protagonismo a
otros personajes de la escena.
Ilustraciones de los tocados que Christoph Weiditz hizo durante sus viajes a España entre 1530 y
1540.

Así era el 'burukoak', el


tocado "fálico" que usaban
las mujeres vascas y fue
prohibido por la Iglesia
Estos extravagantes tocados, que se utilizaron hasta el siglo
XVII, se consideraron inapropiados por la Iglesia por sus
connotaciones sexuales
En España la influencia de la corte francesa tiene mucho que ver con la evolución de los tocados
durante los siglos XVI y XVII. El Barroco también se reflejará en estos complementos, adoptando el
recargado y extravagante estilo rococó
CALZADOS
Barroco temprano 1620 - 1660
Las colonias del mundo nuevo comenzaron a crecer y a prosperar, siendo una
importante fuente del dinero y actividades comerciales. En contraste con el período
anterior, que fue marcado con rigidez, la ropa del barroco temprano utilizó las telas que
fluyeron y se ampliaron hacia fuera del cuerpo, para crear una impresión
de grandeza.En cuanto a los zapatos masculinos, la forma redondeada del período
anterior había llevado a una puntera cuadrada. Esta forma dominó el período entero.
Los zapatos llegaron a ser más anchos, particularmente durante los años de guerra.
Los zapatos militares, por supuesto, fueron totalmente cerrados .Durante el reinado
de Elizabeth, las lengüetas laterales del zapato se unían en el centro del empeine
alto, usándose para tal fin cintas simples, rosetas muy elaboradas, moños, perlas o
joyas.

El calzado femenino se diferenció marcadamente del masculino y las botas se


asociaron al uniforme militar.En el siglo XVII, el llamado “oxford”, un zapato bajo de piel
de becerro, atado sobre el empeine a través de tres o más ojales, fue la creación de los
zapateros de aquella ciudad universitaria inglesa. En Estados Unidos, el diseño dio en
aquella época un paso atrás, pues los primeros artesanos de la colonia sólo ofrecían
zapatos cortados de una sola pieza, sin diferenciar pie derecho e izquierdo. Los ricos
recurrían al calzado importado de Inglaterra. Durante el reinado de Luis XIV, y como
prenda del ejército, se usaron botas hasta arriba de las rodillas. Luis XIV (1638-1715), el
rey Sol, tenía una muy menuda estatura, quiso elevarla con tacos altos y para eso se
hizo hacer zapatos exquisitos y únicos elaborados siempre por su zapatero personal, el
francés Nicholas Lestage. Le encargó zapatos refinados, aunque adornados con
vistosos lazos, brocados y piedras preciosas; suelas de color rojo; tacones con una
pequeña curvatura y bordados de plata que representaran con escenas de batallas. La
nobleza completa encargó a sus zapateros aumentar la altura de sus tacos, esta suerte
de homenaje obligó al rey a incrementar la de los suyos, prohibiendo el uso de sus
exclusivos modelos al resto de la corte y amenazando con aplicar la pena de muerte a
quien osara copiarle. Cuando, pasado un tiempo, los varones decidieron regresar a
su estatura verdadera, las mujeres de la corte continuaron usando tacos, naciendo la
diferencia que se mantiene hasta hoy en la mayoría de los zapatos de hombre y mujer

007 Bota con vuelo de un señor del siglo XVII- Zapato de una dama de la nobleza del siglo
XVI
008 Zapato de ciudad siglo XVII tomado de Abraham Bose- Bota con vuelo flexible del siglo
XVII sacado de un grabado antiguo
009 Zapato con alas de molino de viento siglo XVII-Zapato de un señor del sequito de Ana de
Austria
011 Interior del negocio de un zapatero bajo el reinado de Luis XIII de Francia

MAQUILLAJE

EL MAQUILLAJE EN EL SIGLO XVII

belleza barroca: piel


blanca y mucho
colorete
En la España del siglo XVII, las mujeres usaban toda clase de
productos para lograr una tez clara y sonrosada
Dama en su tocador. Óleo de autor anónimo. Hacia 1650. Instituto de Arte,
Mineápolis.
En el Renacimiento la tendencia era llevar cejas finas y tez muy blanca haciendo
también uso de los coloretes. Las mujeres depilaban la frente para darle amplitud
y las cejas al punto de hacerlas desaparecer. Se maquillaban los ojos, los ojos se
delineaban con negro, mientras que los párpados eran coloreados con azul o
verde y los labios llevaban colores rojos intensos en forma de corazón. También
solían pintarse lunares, ya que se consideraban estéticos. Se teñían el pelo color
rubio y adornaban sus tocados. Se siguió manteniendo la poca higiene corporal,
pero se aplicaban perfumes para ocultarlo

COLORES

El Barroco
1.4.2. El siglo XVII y los nuevos principios de organización cromática

El siglo XVII significó una época de profundos cambios en la


forma de entender el color en la cultura europea. Todavía a
principios de siglo, se seguían en algunos ambientes intelectuales
los planteamientos aristotélicos y medievales. Existían dos tipos
de colores. Los colores nobles como el blanco, el rojo, el
amarillo, el púrpura, el verde, el azul y el negro, de los cuales
eran colores simples el blanco y el negro. También estaban
los colores verdaderos de las sustancias y los colores
aparentes del arcoíris y otros fenómenos naturales

ROPA INTERIOR SIGLO XVII


INDUMENTARIA INFANTIL SIGLO XVII

Indicios claros de la moda infantil: a partir


del siglo XVII
En el siglo XVII se centraron más en aumentar la libertad de movimiento a los
niños y las niñas. Esto hará que surja un estilo de moda infantil diferente, pues ya
comienzan a distinguirse más los cambios con respecto a siglos pasados. No
podemos hablar aún de comodidad, ya que todavía demasiados pequeños pasaban
a ser una ligera representación de sus padres. De esta manera, vestían al igual
que sus mayores, con el mismo corte, pero en tamaño reducido.
Los varones con la copia del traje de sus padres, pero, en general, todos llevaban
corpiño para que mantuvieran una postura erguida. El color blanco fue muy
representativo de los menores, seguramente por ese simbolismo de pureza
atribuido por la religión.

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