n 1937, Errol Flynn era uno de los galanes más admirados de Hollywood. El actor australiano irrumpió en la meca del cine con la misma energía desbordante que los personajes que interpretó en sus películas. En solo dos años, gracias a taquillazos como (1935) y (1936), ambas dirigidas por Michael Curtiz, se había convertido en el nuevo héroe de acción de la gran pantalla. “Estaba en la cumbre”, afirmaba Flynn en sus memorias. “Tenía dinero, fama y estaba casado con una de las mujeres más guapas del mundo [la actriz francesa Lili Damita], pero estaba harto”. El actor, de temperamento inquieto y aventurero (antes de llegar a Hollywood con veintiséis años había sido boxeador, marino mercante, buscador de oro, plantador de tabaco, contrabandista…), tomó una decisión que dejó perplejo al mundo del cine: se
UN ACTOR EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
Feb 15, 2023
5 minutos
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