Dicen que el destino se escribe con letras torcidas, y algo de cierto debe haber, porque si alguien les dice a los padres de Penélope, Eduardo y Mónica Cruz, que sus hijos teniéndolo todo en contra se convertirían en grandes artistas, seguramente se hubieran reído, pero no. Los tres consiguieron gracias a la educación que recibieron, basada en el esfuerzo, llegar a destacar en un mundo en el que muchos lo intentan y pocos lo consiguen.
Hacía tiempo que quería hablar con Mónica Cruz, la hermana de Penélope, para quien la danza es su gran pasión. Una mujer que pese a su frágil aspecto tiene una fuerza arrolladora, capaz de luchar sin descanso para hacer realidad sus sueños, entre otros y el más personal, el de ser madre.
-Mónica, ¿qué tuvo de especial la serie “Un paso adelante”?
-Para mí, personalmente, fue un proyecto que me cambió la vida. Venía de trabajar con Joaquín Cortés, y no tenía previsto dedicarme a la interpretación, pero cuando me avisaron de que iban a rodar una serie tipo “Fama”, fui al casting con miedo. Por suerte todo