Poseedor de la voz que se convirtió en reclamo para el consumo de emociones navideñas empaquetadas en sueños de felicidad efímera en Estados Unidos y por extensión en otros muchos lugares del mundo, Bing Crosby murió haciendo lo que más le gustaba: jugar al golf, el 14 de octubre de 1977.
Estrella del cine, de la radio y de la televisión, el católico Crosby, rey crooner de esos medios durante varias había convertido el tema “White Christmas” en una especie de himno sin el cual pareciera que no podían empezar las Navidades, murió a los 73 años, víctima de un ataque al corazón, en un curso de golf cerca de Madrid, España. A su espalda dejaba una de las carreras de mayor éxito no solo en el mundo del cine sino también en el de la canción, con 58 películas y habiendo vendido más de 300 millones de discos.
El actor y cantante sufrió un infarto después de completar un recorrido de 18 hoyos en el club de golf de La Moraleja a lo largo de cuatro horas y media, e ingresó cadáver en el Hospital de la Cruz Roja. Había elegido España para relajarse después de una exhaustiva gira por Gran Bretaña en la que había demostrado su recuperación después de sufrir un grave accidente que le lesionó la espalda cuando grababa un programa de homenaje a sus 50 años en el mundo del espectáculo.
Harry Lillis Crosby –según divulgó él mismo más tarde, el nombre artístico Bing se remontaba a la manera en que le rebautizó un vecino cuando era niño, allá por 1910, Bingo de Bingville, inspirado por una tira cómica que le gustaba mucho al protagonista de este artículo–, había nacido el 2 de mayo de 1902 en Tacoma, Washington, Estados Unidos, media 1,72, y según afirman algunos de sus biógrafos más recientes, fue la primera estrella multimedia, influenciando a estrellas posteriores del cine y la canción que encontraron en él y en su manera de cantar los más de 1.600 temas que interpretó a lo largo de su vida profesional inspiración. Pesos pesados como