Creepypastas: historias de terror 2.0
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Información de este libro electrónico
Las creepypastas son historias de terror nacidas en Internet, que han conseguido una gran popularidad al ser copiadas y pegadas en miles de foros, webs, redes sociales... La mayoría de ellas son anónimas, de corta extensión y muy impactantes, ya que tratan sobre temas paranormales, sobrenaturales y terroríficos. Algunas de las figuras que aparecen en estos creepypastas, como Jeff The Killer, Eyeless Jack o Slenderman, han conseguido convertirse en auténticos iconos de Internet, en memes virales conocidos por todos los internautas.
El autor Manuel Jesús Palma Roldán ha querido realizar un profundo análisis de este fenómeno a través de Creepypastas: historias de terror 2.0, el primer libro en español que trata sobre este tema en profundidad. Con la ayuda de expertos en diversas áreas, el autor ha querido ahondar en el nacimiento y la evolución de este fenómeno de Internet, relacionándolo con las clásicas leyendas urbanas, y observando como las nuevas tecnologías están consiguiendo cambiar también la visión que tenemos sobre el terror.
En Creepypastas: historias de terror 2.0 se recogen las 30 mejores historias de este tipo, cada una con su origen, autor en caso de ser conocido, su evolución, la forma en la que ha impactado en la cultura cibernética... Además se incluye también un profundo análisis general sobre el fenómeno, así como decenas de links con mucha información extra sobre el mismo, siendo el libro más completo editado hasta la fecha sobre este tema.
Manuel Jesus Palma Roldan
Manuel Jesús Palma Roldán (El Viso del Alcor, 1987) es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla, y actualmente trabaja como redactor freelance para varias webs y blogs de Internet. Ha presentado y dirigido el programa Estado de Gracia (2009-2011) en Radio Alcores, y es colaborador habitual del programa Vox Populi en Canal 12 TV. Su primer libro, Escocia Misteriosa (Almuzara, 2014), recibió la atención de programas como Espacio en blanco, La Noche más hermosa o Voces del misterio. Con este segundo libro quiere dar a conocer el fenómeno de las creepypastas en los países hispanohablantes, otorgándoles la importancia que merecen como parte de la cultura del terror contemporáneo.
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Comentarios para Creepypastas
20 clasificaciones2 comentarios
- Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Es increíble cómo escribe este autor que mis felicitaciones y gracias por escribirlo
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- Calificación: 5 de 5 estrellas5/5me encanta más si es de creppys los amó gracias por crear éste libró
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Creepypastas - Manuel Jesus Palma Roldan
CREEPYPASTAS
HISTORIAS DE TERROR 2.0
Manuel Jesús Palma Roldán
Creepypastas: historias de terror 2.0
Del texto © 2015 Manuel Jesús Palma Roldán
Del diseño de la cubierta © 2015 Antonio Jiménez Falcón
Todos los derechos reservados
ISBN-13: 978-1516928705
www.creepypastas.es
mjpalma1987@gmail.com
A todos aquellos que luchan contra sus miedos
Porque solo ellos son verdaderamente libres.
NOTA DEL AUTOR
Este libro incluye historias de terror que han sido creadas y expandidas en Internet. Por razones de autoría, he revisado dichas historias y he creado mi propia versión de ellas, dramatizándolas como si se tratasen de pequeños relatos. La idea de cada historia, así como los personajes que participan en ella, son obra de sus respectivos creadores.
Las imágenes que aparecen en este libro son igualmente obras de sus respectivos autores, y son utilizadas aquí con el mero propósito de ilustrar las historias correspondientes. Al final del libro se incluye un apéndice con los nombres de cada autor.
El libro ha sido escrito con el murmullo de fondo en la música de Enya, Sopor Aeternus, Pepe Herrero, Nightwish, Danny Elfman, Sergei Rachmaninov, Pyotr Tchaikovsky, Emilie Autumn, Michael Giachinno, James Horner, Howard Shore, Luar Na Lubre, Jean Michel Jarre, J.S. Bach, Vangelis, Mike Oldfield, Haylie Westenra, Enigma, Váli, Adrian Von Ziegler, 2 Steps From Hell, Sergei Prokofiev, Raflum, Endless Melancholy…
PRIMERA PARTE
ANALISIS DEL TERROR 2.0
¿QUÉ SON LAS CREEPYPASTAS?
La palabra creepypasta es una conjunción de dos vocablos ingleses, creepy
, que significa tenebroso o siniestro, y pasta
, alteración de paste, que se traduce como pegar. Se trata de una vertiente del género conocido en Internet como copypasta, es decir, copiar-pegar. A través de este género, diversas historias, textos, vídeos o fotografías se iban copiando y pegando en foros, webs y redes sociales, compartiéndose de esta forma hasta convertirse en virales, conocidos por muchos usuarios de la propia red.
Las creepypastas son la vertiente escabrosa o siniestra de este género. Se trata de historias normalmente cortas, que se copian y pegan en los foros y se comparten en las redes sociales, y que suelen tener un tema oscuro, como un crimen, un episodio paranormal, extraño o perturbador, con la intención de causar terror, impacto o desasosiego en el lector. Aunque se cuentan como historias totalmente reales, nacen de la imaginación de sus autores, como si de modernas leyendas urbanas se tratasen. En ocasiones toman como base algún suceso cierto para luego desviarse y crear una historia oscura y terrorífica que no es real, pero tiene una base auténtica.
Estas historias surgen y se expanden a través de Internet, aunque algunas de ellas alcanzan tanto éxito que acaban siendo tomadas como referencia para películas, series, canciones o incluso literatura de terror. Se traspasa así la barrera entre el mundo virtual y el real, aunque estas creepypastas sigan manteniéndose en la parte de ficción. Como podrás comprobar en este libro, todas ellas tienen un origen bien claro, y en la mayoría de casos incluso se conoce a su autor, sus influencias, lo que le llevó a crear la historia… Es algo novedoso que hace perder cierta intensidad a estas historias de terror, al demostrarse que no son auténticas experiencias reales. Y es que muchos, al leerlas por primera vez y no saber qué es esto de las creepypastas, lo toman como un suceso paranormal en toda regla.
En la era de Internet, donde abundan los foros de discusión sobre muchos temas, con millones de usuarios tratando de destacar y ser el más popular, donde cualquier puede inventarse una historia y, con un poco de mañana y los programas adecuados, incluso crear las pruebas que la corroboren, las creepypastas han surgido de forma espontánea a medio camino entre la leyenda urbana y la literatura de terror. Y cabe destacar esto, porque muchas de ellas, si no la mayoría, se crean de manera natural, con el único cometido de asustar. Cierto es que, como veremos más adelante, guardan parte de ese concepto de advertencia o moraleja que las leyendas urbanas tenían, pero aquí se relega a un segundo plano. El principal y más importante objetivo a la hora de crear una creepypasta es aterrorizar al lector, impactarle, hacerle sentir miedo, horror, disgusto…
A pesar de la definición obligada que hemos dado anteriormente, no podemos encasillar del todo a las creepypastas porque muchas de ellas, tal vez las mejores, quedarían fuera de esa descripción. No todas tienen que ser historias cortas. Algunas, como Ben Ahogado (Ben Drowned en su inglés original) son extremadamente largas, e incluyen pruebas como vídeos, archivos de notas, etc… Otras no ha surgido exactamente en Internet, como ocurre con La Pandilla Sangre, pero es cierto que su versión cibernética ha sido imprescindible para convertirlas en lo que son hoy en día, historias que todo el mundo conoce. Eso sí, todas ellas son terroríficas e impactantes, y además casi nunca van firmadas.
Es cierto que, con el tiempo y la popularización de estos escritos, muchos usuarios los colgaban en sus blogs o páginas webs aludiendo a su propia autoría. Dar este paso supone reconocer desde el primer momento que la historia es falsa, rompiendo ese juego que se crea entre el lector y el autor para que este le intente mostrar una historia que pudo ser cierta. De hecho, la mayoría de grandes creepypastas surgen sin autor, son textos que suelen comenzar con frases del tipo Esto le ocurrió a un amigo
o Esta historia se cuenta desde hace tiempo en mi ciudad
, otorgándolo ese matiz de ser algo aparentemente real. Las que se cuentan en primera persona no suelen ir firmadas, y aquellos que las suben a la red, a cualquier blog o plataforma de recopilación de estas historias, lo hacen aclarando que no es suya, todo para seguir sembrando la duda del origen de la misma. A más misterio, más interesante, desde luego.
El factor de la autoría es muy importante dentro del mundo de las creepypastas, ya que estas historias pueden mutar, como también lo hacen sus personajes, que son utilizados por otros autores para crear nuevas historias, que a la vez sirven de base para seguir construyendo todo un universo terrorífico, a veces originado por unas simples imágenes retocadas, como ocurre con la figura omnipresente de Slenderman. Según el periodista y escritor británico Ian Vincent, «el elemento colectivo es vital, ya que el ser, la criatura, la historia, no se crea con un solo ego dándole forma, sino como una acción colectiva». De esta manera, no es una sola persona la que crea un personaje y una historia cerrada, sino que se puede ver como una creación 2.0, con derechos de atribución pero con posibilidades de modificación por todo aquel que lo desee. Cada persona aporta su granito de arena a la hora de construir al personaje, rellenando los huecos que el primitivo autor dejó vacíos, como su origen, o yendo más allá en la historia, con secuelas y continuaciones.
Un poco de historia
Tratar de localizar la primera creepypasta que se subió a Internet es realmente complicado, sobre todo por el hecho de que el término y su definición son posteriores y nacen de la necesidad de clasificar un fenómeno que ya en ese momento (mediados de la década de 2000) empezaba a ser bastante popular, sobre todo en Estados Unidos. En la mayoría de foros y sitios de referencia, desde TV Tropes a Know Your Meme, siempre se habla de Ted el Espeleólogo (Ted the Caver en su inglés original) como un ejemplo primigenio de una creepypasta creada y extendida desde la misma red. En esta historia, narrada desde la perspectiva del espeleólogo Ted, seguimos sus andanzas en revisando el interior de una misteriosa cueva junto a su amigo Brad. La historia se relataba a través de los post del supuesto Ted en su propio blog, que todavía sigue online, catorce años después.
La historia cogió fama y de hecho se estuvo discutiendo su veracidad en el propio foro de la National Speleology Society (Sociedad Nacional de Espeleología) en 2004. Ese mismo año se lanzó la historia Fear of Darkness (Miedo a la Oscuridad) firmada por Thomas Lera, en la que se recogían sucesos muy similares a los que se describen en la creepypasta de Ted. Sería el propio Ted quien, en 2005, confirmaría que el blog original había nacido de una experiencia real en una cueva de Utah, aunque añadiéndole ciertos toques sobrenaturales y narrada en forma de historia para darle más emoción. Dada su extensión, hemos decidido no incluir la creepypasta de Ted en el libro, pero es todo un referente en el género y como tal debía aparecer.
Otro de los pioneros en el género de las historias de terror falsas que se presentan como auténticas en la red es Dionaea´s House (La Casa Dionaea), una serie de relatos publicados en una misteriosa página web a lo largo de 2004. La historia trataba sobre una mansión encantada y como afectaba a las personas que la habitaban, en diferentes periodos, ocultando un horrible secreto… Durante unos meses, la historia se dio como verdadera en muchos foros, aunque siempre hubo quien la catalogó de leyenda urbana
(todavía no existía el género creepypasta). Su autor es Eric Heisserer, un joven escritor y cineasta norteamericano que consiguió con esta historia llamar la atención de Warner Bros, quien compró los derechos ya en 2005. Desde entonces, Heisserer ha conseguido ganarse un hueco en el mundo del terror en Hollywood, sobre todo como escritor, realizando los guiones para películas como el remake de Pesadilla en Elm Street en 2010 o la quinta película de la saga Destino Final, en 2011.
Durante esos primeros años de siglo, algunas historias comenzarían a circular por la red ya con un formato muy similar al de las actuales creepypastas. Hablamos, por ejemplo, de Polybius, cuyo nacimiento es anterior a la popularización de la red, pero que debe su expansión a la misma (por eso nos hemos tomado la licencia de incluirla aquí) o la leyenda del Hombre Conejo, un cuento de terror que parece haber nacido en el estado de Virginia, pero que fue trasladado ya en 1998 a la web, volviéndose bastante popular en esta versión cibernética.
Sin embargo, es a partir de 2005 cuando de verdad las creepypastas comienzan a crearse de forma masiva, apareciendo ya por entonces personajes como Zalgo o The Rake que se volverían tremendamente virales. El caso de The Rake es uno de los prototípicos en la formación de las creepypastass, ya que aúna todos los componentes: la creación grupal, la intención de asustar e impactar al lector, y también la de ubicar la historia en un entorno cercano y cotidiano, aunque dotándola de ese toque sobrenatural.
No sería hasta mediados del año 2007 cuando el termino creepypasta comenzaría a hacerse popular, como no, a través del gran foro de los foros, 4Chan, uno de los vehículos imprescindibles para la expansión y popularización de este tipo de historias, como veremos más adelante. La conceptualización de este tipo de historias, marcándose de forma natural sus propias reglas más o menos definidas, hizo que empezarán a surgir muchas más creepypastas, convirtiéndose en el fenómeno que son hoy.
Expandiendo el terror por la red
El miedo es una sensación que ha acompañado al ser humano durante toda su existencia. A veces de forma inconsciente, otras totalmente consciente, sentir miedo es algo desagradable, ya que se supone que esa emoción se activa cuando podemos estar en peligro u ocurre algo malo. Sin embargo, a lo largo de estos últimos siglos, el ser humano se ha sentido también atraído por esa emoción, porque puede llegar a ser casi adictiva. Hay personas a las que les gusta pasar miedo. Desde el que se siente al lanzarse en paracaídas hasta el que nos crea una historia horripilante llena de monstruos y fantasmas.
El folclorista estadounidense Jeff Tolbert, profesor de la universidad de Indiana y experto en mitos y leyendas sobrenaturales, comenta que «en una disciplina etnográfica, como el folclore, tratamos de encontrar porque los individuos se ven envueltos, que significados encuentran en estos textos en sus propias vidas, y como esos significados tienen que ver con procesos mucho más amplios en sus comunidades. Por eso los individuos del foro Something Awful donde Slenderman fue creado, por ejemplo, encontraban divertido crear un hombre del saco, que encarnara miedos y ansiedades compartidas por todos. Un miedo controlado puede ser entretenido para alguna gente, de lo contrario el género de terror no existiría». La idea de controlar esa sensación de terror no solo nos hace más valientes, sino que nos permite disfrutar de ella de una manera nueva y diferente. Ian Vincent va un poco más allá cuando afirma que «a la gente le gusta leer historias de terror para enfrentarse a sus miedos en un espacio seguro (siempre puedes cerrar el libro o apagar la televisión. También hay mucho de exploración de temas tabúes, como la muerte, el dolor o lo desconocido».
La literatura, y luego la radio, el cine y la televisión han servido para contar estas historias de terror que algunos detestan y que a tantos otros les encantan. Y por supuesto, el nuevo medio multiplataforma de la era contemporánea no iba a ser menos. Con el tiempo, cada medio de comunicación ha encontrado sus propias fórmulas para hacer suyas estas historias de terror, adaptándolas a su propio formato. La literatura es solo texto, mientras que la radio utilizaba la voz y los efectos sonoros para crear una ambientación más inquietante. El cine y la televisión llegaron para aportar la imagen y hacer reales las pesadillas de muchos. Con Internet, donde acaban desembocando todos estos soportes, las posibilidades han aumentado de forma increíble.
Las creepypastas son el resultado natural de tener que contar historias de terror en un medio como Internet, hiperveloz, totalmente masificado, donde para sorprender tienes que llamar la atención, noquear al lector desde el primer momento, ya sea con un título atrayente, con una imagen terrorífica o con un vídeo que ponga los pelos de punta. El impacto sobre el lector es lo primordial a la hora de hacer creepypastas, y su corta extensión es el fruto de la propia dinámica de lectura en la red, donde por norma general los usuarios no suelen estar más de cinco minutos leyendo ningún texto. Esto propicia las condiciones tan específicas que poseen estos relatos de terror, que logran transmitir con toda su fuerza esa sensación de auténtico horror en apenas unos pocos párrafos. Existe también mucho debate sobre si considerar a estas historias como literatura de terror o como un arte menor, al haber surgido en la red, fuera de los circuitos literarios habituales. Carlos Ramírez, autor del ensayo Maestros del terror interactivo, opina que «aunque por Internet también consigas visibilidad y público, el reconocimiento no es el mismo. Es injusto, pero son muchos siglos de cultura de publicación en papel a nuestras espaldas. Por suerte, el reconocimiento no tiene nada que ver con la calidad de la obra». Esa diferenciación tan importante es la que lleva a muchos a sacar en claro que, sean consideradas o no literatura, las creepypastas son hoy en día uno de los mejores exponentes del terror moderno.
Diego Marañón, colaborador habitual de los programas Milenio 3 y Cuarto Milenio, no duda en calificar a las creepypastas de «cóctel perfecto entre los miedos más ancestrales que tenemos como especie y nuestra adaptación a las nuevas tecnologías. Mismo contenido, distinto continente. Lo que es seguro es que, al igual que ocurre con nuestros temores, estos relatos no tienen fecha de caducidad». Y es que a pesar de sentirnos tremendamente seguros delante del ordenador, rodeados de tecnología que supuestamente nos hace la vida más fácil, esos miedos primigenios que tenemos como seres humanos, y que llevan miles de años en nuestro ADN, siguen ahí. El profesor Javier Gómez Ferri, experto en antropología y sociología de la Universidad de Valencia, es muy claro al advertir que «los miedos no desaparecen, cambian. Y muchos tienen que ver con el propio aumento del conocimiento. Cuando aumentamos nuestro conocimiento, unos miedos desaparecen, pero surgen otros».
Así es como surgen las creepypastas, estas nuevas historias de terror 2.0 desarrolladas en el universo de Internet, que vienen a completar esa parte del folclore actual dedicado a los mitos y leyendas terroríficos. Han existido siempre, pero ahora tienen una nueva forma, y en este libro te vamos a desentrañar todos sus secretos…
EVOLUCIÓN TECNOLÓGICA DE LAS LEYENDAS URBANAS
Las leyendas urbanas han existido desde que el hombre es hombre, y forman parte de la tradición oral de todas las culturas. Son esas historias, mitad verdad mitad mentira, sobre sucesos fuera de lo normal. Algunas producen carcajadas, otras puro terror. Normalmente se suelen contar como moraleja para no incidir en comportamientos inadecuados (cuidar con quien nos acostamos, prestar atención en la carretera, no comer en determinados restaurantes exóticos…). Algunas de ellas tienen cierta connotación sexista o incluso racista, como vemos en el ejemplo traído a este libro de La Pandilla Sangre. Esta historia sirve de perfecto puente entre las leyendas urbanas clásicas
y las creepypastas, que van camino de convertirse en esas leyendas urbanas de nuestra época moderna. De hecho, Diego Marañón afirma que «las creepypastas son la evolución natural, y la más inteligente, de estas leyendas urbanas, contando además con la tremenda ventaja de la rapidez en la que se viralizan, frente a los antiguos relatos que corrían de boca en boca».
En 1969, el folclorista estadounidense Richard Dorson acuña el término leyenda urbana para referirse a «esas historias que nunca han sucedido, pero que se cuentan como si fueran ciertas». Se recogen de la tradición oral desde hace generaciones, aunque van surgiendo nuevas en cada época, adaptándose a los nuevos tiempos. Su estudio en las últimas décadas, por parte de expertos folcloristas como Jan Harold Brunvand, ha permitido la divulgación de estos falsos mitos, logrando que la gente deje de ver como ciertas muchas historias que se daban como auténticas. Un buen ejemplo puede ser la creencia popular tan extendida de que Walt Disney fue criogenizado después de su muerte, a la espera de poder revivir
en un futuro, gracias al avance de la ciencia. Esta historia es solo un mito, pero se ha contado tantas veces como cierta y ha logrado tanto reconocimiento que incluso hoy en día son muchos los que siguen pensando que es real.
Las leyendas urbanas no son más que la expresión contemporánea del folclore de los distintos pueblos. Javier Gómez Ferri las define como «una narración breve, y no muy elaborada, sobre un hecho concreto, que se halla muy próxima a la mera noticia o información sobre un suceso, el cual ronda lo extraordinario, y que se cuenta como un hecho cierto que, por lo general, le ha sucedido a un conocido de un conocido, pero que seguramente es falso o bastante falso». Aquí estamos dando con la clave del fenómeno que hace que las leyendas urbanas sean tan populares. La gente se las cree, aunque como dice el profesor Gómez Ferri, son relatos extraordinarios al borde de lo imposible en algunos casos. El hecho de haberle sucedido al amigo de un amigo trata de aportar verosimilitud al relato, ya que es algo que nos cuenta alguien relativamente cercano a quien lo ha sufrido. Sin embargo, si algo tienen en común todas estas leyendas urbanas es que cuando uno indaga un poco en esa fuente, al final nunca encuentra el verdadero origen del mito, la persona a la que le sucedió.
Gracias al trabajo de profesores como Brunvand, han sido estudiadas y clasificadas como parte de la cultura moderna, ganándose la visibilidad y el reconocimiento que merecen. De hecho, han alcanzado tal punto de internacionalización que se pueden encontrar diferentes versiones de la misma leyenda urbana, en distintos países, adaptándose a la realidad de cada uno de ellos. Existen otras que son regionales y entran más en el folclore popular de un lugar o país, pero otras son conocidas a nivel mundial. Casos muy célebres son, por ejemplo, Bloody Mary (María Sangrienta, cuya variante hispana se conoce como Verónica), No solo los perros lamen (ubicada originalmente en un campus norteamericano) o El riñon robado (popularizada en las últimas décadas por el auge del comercio de órganos).
El estudio de estas leyendas urbanas es un fenómeno de la segunda mitad del siglo XX, cuando gran parte de ellas ya existían y habían calado profundamente en las distintas sociedades en las que se contaban. De ahí que sea complicado encontrar el origen exacto de estas leyendas modernas. Algunas, como la de La Chica de la Curva (también conocida como La Autoestopista Fantasma) son una evolución moderna de un mito que puede datar de hace siglos. Se tienen evidencias de versiones muy similares a la actual, pero siendo la protagonista una dama que se sube a un carromato en una oscura encrucijada, allá por el siglo XVIII. La historia, en todo este tiempo ha ido evolucionando en su forma (ahora se la recoge en un coche, no en un carruaje) pero el fondo sigue siendo el mismo: una chica que es recogida por alguien en una carretera desolada advierte de una curva que se aproxima, pues es muy peligrosa. Después de pasar dicha curva (en la mayoría de versiones, sin ningún accidente), el conductor se da cuenta de que la chica acaba de desaparecer. Es el trasfondo de la historia subyace la necesidad de prestar atención a la carretera… antes de que sea demasiado tarde y acabes como la propia chica.
Esta leyenda urbana se ha convertido en uno de los cuentos de fantasmas más clásicos de la época moderna, y se ha transmitido de generación en generación, sobre todo a través del boca a boca, contándose en acampadas, reuniones de amigos o excursiones, para tratar de asustar a los demás. A pesar del componente sobrenatural más que evidente, y a que muchos siguen siendo escépticos ante la existencia de fantasmas o espíritus, esta historia ha calado muy profundamente en el imaginario colectivo de la sociedad occidental. Y es que su contexto en una situación tan real y cotidiana que llegamos a pensar que pueda ocurrir de verdad. Además, muchas de estas leyendas urbanas se cuentan como algo que le ha ocurrido a un conocido, o al típico amigo de un amigo, una persona lo suficientemente lejana como para que los oyentes no la conozcan directamente, pero lo suficientemente cercana como para dotar de credibilidad el relato. Si está bien construido, aunque la gente sea reticente a creerlo, el relato será expandido y se popularizará cada vez más, sobre todo en esta época donde con Internet la información viaja mucho más rápido.
Es así como, desde que se popularizó la red de redes, numerosas leyendas urbanas han corrido por la pólvora de ordenador en ordenador, de foro en foro, de correo en correo. Los llamados hoaxes (avisos falsos que suelen ser reenviados en cadena por los usuarios) son el mejor ejemplo de la primigenia forma que tuvo Internet de expandir estas falsas historias a la velocidad de la luz. Todos hemos recibido alguna vez uno de estos correos, hablándonos sobre un gran premio que nos ha tocado si lo reenviamos a cien contactos, o también alertándonos sobre un nuevo peligro, por ejemplo, una nueva droga que se les ofrece a los niños a la salida del colegio. La mayoría de estos correos en cadena sirven para conseguir direcciones de correos electrónicos con el fin de almacenarlas en bases de datos y utilizarlas para determinadas promociones. También están los más peligrosos, los que transportan un virus informático que puede hacernos perder el control sobre nuestro ordenador, dejando todos nuestros datos al alcance de cualquier maleante.
Se puede decir que estos hoaxes han sido la primera evolución de las leyendas urbanas tradicionales en el medio de Internet, y de hecho, algunas de las creepypastas que hemos escogido para este libro parten de estos hoaxes, como el caso de la Pandilla Sangre, que si bien no se originó propiamente en Internet, sí que alcanzó su máximo apogeo al evolucionar en uno de estos falsos avisos en cadena. En los últimos tiempos es cierto que la gente ya no se cree tan fácilmente todo lo que le mandan, y la efectividad de estos correos ha bajado muchísimo. Internet se ha convertido en un inabarcable depósito de información, y entre ella podemos encontrar también toda la verdad sobre estos falsos avisos o correos en cadena, con solo utilizar cualquier buscador.
Según afirma el experto Jon Harold Brunvard en su magnífico libro Tened miedo… mucho miedo (Alba Editorial, 2005) «De hecho, el papel de Internet en la transmisión de leyendas urbanas es probablemente mucho mayor en este momento que su efectividad a la hora de denunciar su falta de veracidad. Incluso cuando una historia ha sido identificada y señalada como pura leyenda, no impide que siga siendo reenviada y difundida; después de todo, como me gusta decir a mí, la verdad no puede interponerse en el camino de una buena historia». Y es que este tipo de historias tienen algo especial que hacen que, aunque no nos las creamos, las compartamos por si acaso
, como en el caso de esas supuestas maldiciones que todavía a día de hoy siguen poblando los cometarios de muchas webs, ya que según cuentan, si no las compartes algo horrible te pasará. Ya sea por superstición, por miedo o porque simplemente pensemos que son reales, estas historias siguen multiplicándose hoy en Internet, a pesar de que cualquier usuario podría desmentirlas fácilmente en apenas cinco minutos. Eso entronca perfectamente con la idea que el profesor Gómez Ferri destaca sobre el componente realista de las leyendas urbanas cuando afirma que «lo interesante, para mí, en ese juego entre lo real y lo que no lo es, las leyendas urbanas reflejan lo que gente considera real. Son lo que en términos sociológicos se llama definiciones de la situación
. Casi seguro que la mayoría de ellas son falsas, pero eso da igual, porque la gente la cree o las tiene presentes y se comporta como si fueran ciertas». Y es por ello que las leyendas urbanas, incluso las más inverosímiles, se comparten y se expanden ahora a la velocidad de la luz gracias a la red.
Convirtiéndose Internet en el nuevo e hipereficaz método para la expansión de leyendas urbanas, no es de extrañar que estás se hayan adaptado al medio cibernético, especialmente en su vertiente terrorífica y aterradora, que suele ser la más impactante. Las viejas leyendas urbanas que viajaban de boca en boca, de ciudad en ciudad, ya han sido recogidas por varios libros, en