Superheroínas: Lo que no sabías sobre las mujeres más poderosas del cómic
Por Anabel Vélez
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Phantom Lady: Dama de la oscuridad.
Brenda Starr: La reportera aventurera.
Wonder Woman: La primera gran superheroína.
Catwoman: ¿Supervillana o antiheroína?
Batwoman: El glamour hecho superheroína.
Desde que surgieron los primeros cómics, la mayoría de historias con seres humanos que poseían habilidades extraordinarias se centraron en los personajes masculinos. Y sí, de vez en cuando aparecía alguna mujer, pero tenía que conformarse con brindar apoyo a los superhéroes o formar parte de su equipo. Wonder Woman quizá sea el ejemplo paradigmático de la superheroína que rompió esquemas y consiguió, además, sobrevivir al paso de las modas y de los años. Aunque el tiempo fue cambiando su devenir, siempre se ha mantenido como el gran icono femenino y feminista del cómic. Pocas mujeres como ella han protagonizado su propia serie con éxito durante tanto tiempo, y las que lo hicieron se repartieron los papeles: algunas demostrando su fuerza física y muchas otras gracias a sus poderes mentales. Pero Wonder Woman no está sola en esta aventura: la acompañan mujeres como la Capitana Marvel, Catwoman, la Mujer Invisible, Batwoman, Spider-Woman, She-Hulk, Black Canary, Batgirl y un sinfín más.
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Superheroínas - Anabel Vélez
CAPÍTULO 1
Érase una vez…
Precursoras del cómic
En la década de los treinta y los cuarenta, la llamada Era Dorada del Cómic, empezaron a proliferar los personajes femeninos de más entidad en las tiras cómicas. Ya no eran solo las novias del personaje masculino, al principio ni tan siquiera eran superheroínas. Las primeras mujeres que aparecieron en los cómics tenían profesiones típicamente femeninas como enfermeras, secretarias, etc,…Los pocos roles laborales permitidos a las mujeres durante esta época.
Aunque evidentemente el protagonismo le llegaba a las mujeres en las historias de corte romántico, uno de los géneros más populares entre el público femenino. Las obras de Joe Simon y Jack Kirby, son un buen ejemplo. Allí una mujer tenía dos opciones claras. O podía ser la chica buena y modosita enamorada del protagonista de turno o bien una femme fatal malvada pero sumamente atractiva. La primera sufrirá los desengaños del amor en sus propia carnes, demasiado buena para mandar a paseo al tunante que les romperá el corazón una y mil veces. Mientras, la segunda romperá corazones masculinos como si pisara cucarachas y encima disfrutará con ello. Las cosas eran blancas o negras y pocas posibilidades de gris quedaban entre medio.
Otro de los papeles que le quedaban a las mujeres en el cómic era el de la adolescente divertida, esa que protagonizaba historias como las de Archie. Chicas como Betty o Verónica, una rubia y otra morena, que acababan siempre rivalizando por el amor del protagonista masculino. Como veis, no es que quedara mucho donde escoger a parte de estos arquetipos estereotipados.
Los primeros personajes femeninos con verdadera identidad fueron los que decidieron luchar contra el crimen. Invisible Scarlet O’Neil de Russell Stamm fue una de ellas, pero también estaban Miss Fury que fue creada en 1941 por una de las pocas mujeres dibujantes Tarpé Mills. También estaban Phantom Lady, Miss Liberty y un largo etcétera. Enfermeras como Pat Parker, aviadoras, detectives, espías o reinas de la jungla como Sheena empezaron a llenar las páginas de los cómics. Todas ellas eran fuertes y poderosas. Y, ¡milagro! No necesitaban ser salvadas por sus compañeros masculinos.
En los primeros tiempos el cómic tenía como protagonistas a playboys ricos como Bruce Wayne, gente sin superpoderes pero con infinidad de recursos gracias a su dinero. Tenían suficientes fondos para crearse una identidad secreta para luchar contra el crimen. En la década de los treinta y los cuarenta series como Action Comics o Detective Comics incluían las aventuras de Batman y Superman en sus cómics, hasta que la popularidad de sus personajes les permitió tener su propia serie. En estos cómics en los que varios personajes eran protagonistas de sus propias historias también aparecieron los primeros personajes femeninos. Generalmente eran mujeres que llevaban también una doble vida de lucha contra el crimen. Phantom Lady, Lady Luck o Red Tornado eran algunas de ellas. Muchas veces eran equivalentes de estos playboys. Chicas de buena familia aburridas de su vida social de fiestas sin fin y sin aparentes responsabilidades aparte de esperar a casarse. Para divertirse y sentirse más vivas, creaban estas identidades secretas que les daba la libertad que como ellas mismas no podían disfrutar. Los disfraces y la doble vida les permitía ser libres y mostrar su verdadera personalidad. Gracias a esta inesperada libertad, nadie podía reconocerlas ni decirles lo que tenían que hacer, las mujeres empezaron a experimentar una vida plena más allá del encorsetamiento al que la sociedad las sometía. Quizás una de las pocas excepciones fue Miss Fury, que además de ser uno de los pocos personajes dibujado por una mujer, sentía que se ponía el traje cuando no tenía más remedio que hacerlo y mostraba su personalidad tal y como era. Sin ese miedo que otras parecían sentir a mostrar su verdadera naturaleza.
Los años cuarenta fueron un caldo de cultivo perfecto para los personajes femeninos en el cómic, eran mujeres fuertes y poderosas las que tomaban protagonismo. La Segunda Guerra Mundial mantenía ocupados a los hombres. Así que las mujeres salieron de sus casas para sustituirlos en los puestos de trabajo que sus maridos, hijos, hermanos y padres habían dejado vacíos al irse a combatir en el frente. Por primera vez hacían cosas que jamás una mujer había hecho: construían e incluso pilotaban aviones, conducían autobuses, trabajaban en fábricas armamentísticas,… Hasta que los chicos volvieron a casa. Entonces, se les pidió que olvidaran toda esa libertad que habían adquirido de rebote, que volviesen a sus cocinas, a sus maridos, a casarse y tener hijos. El cómic reflejó esos momentos cruciales en los que la mujer daba un paso adelante.
Fueron en esos primeros años de la guerra en los que aparecieron los superhéroes. Se había creado el caldo de cultivo perfecto. En un clima bélico como el que había, la imaginación se desbordaba para crear personajes capaces de salvarnos de la barbarie de la guerra. Las mujeres no iban a ser menos y junto a sus compañeros masculinos florecieron toda una serie de nuevas heroínas. Mujeres con superpoderes que, aprovechando ese momento impensable de libertad, defendieron al mundo contra criminales en igualdad de condiciones que sus compañeros masculinos. Ellas fueron las superheroínas pioneras del cómic. Mujeres como Fantomah, The Woman in Red, Miss Fury, Miss Victory o Sheena.
Pero una vez que la guerra terminó y las mujeres tuvieron que volver al papel secundario que la sociedad les había asignado, estas féminas con superpoderes debieron luchar por sobrevivir durante décadas. En los años cincuenta muchas de ellas desaparecieron, vieron su poder mermado o romantizado hasta extremos impensables. Algunas de ellas sobrevivieron, otras no corrieron la misma suerte. Pero todas fueron el primer paso hacia la superheroína protagonista de sus propias historias. Aquí tenéis algunas de las precursoras antes de la llegada de la primera gran superheroína, Wonder Woman:
LAS DIOSAS DE LA JUNGLA
VIVA EL ANIMAL PRINT
En 1940 Fiction House hizo su agosto con las variantes femeninas de Tarzán. Se hicieron tan famosas que se creó un subgénero propio: el de las Diosas Blancas de la Jungla. Personajes como Shanna, Rima, Rhulah, Jann, Sarri, Tanee, Tanda, Tangi, Tegra, Zegra, Vooda, Leopard Girl, Tiger Girl o Jungle Lil copaban sus páginas. Normalmente eran mujeres extremadamente atractivas, blancas y vestidas con un escueto bikini de piel con estampado animal. Se paseaban descalzas por la jungla y se erigían como defensoras de la misma y de sus habitantes ante los avances de los malvados que querían saquearla, destruirla o esclavizarla.
Por primera vez, las mujeres se convertían en seres poderosos que no necesitaban ser salvadas por ningún hombre. Al contrario, ellas eran las que los salvaban del peligro. Lo hacían en la selva, uno de los lugares más temidos y misteriosos del planeta. Un territorio desconocido en el que las mujeres estaban condenadas a morir. Hasta el famoso Doctor Livingston pereció durante sus exploraciones en África. Ese continente desconocido y maravilloso al que el hombre blanco siempre trató con dureza y esclavizó sin ningún pudor. Es ahí donde estas mujeres se erigían en representantes de la tierra, en protectoras y salvadoras. Poco importaba que fueran blancas. O que ni siquiera fueran nativas sino elementos externos que la jungla adoptaba. Ellas fueron las reinas durante mucho tiempo, al menos en el cómic, de las peligrosas tierras selváticas.
SHEENA,
la reina de la jungla
¿Recordáis al rey de la jungla? Aquel que fue criado por los monos, el del grito reconocible en toda la selva, el de la mona Cheetah. Sí, sí, ese: Tarzán. Pues tuvo su contrapunto femenino en uno de los personajes más influyentes de los inicios de las protagonistas femeninas del cómic: Sheena. Una mujer ágil y preparada para la lucha contra los malvados. Criada en la jungla, aprendió sus misterios y sus peligros, haciendo uso de ellos para combatir el mal que la acechaba. Y lo hizo descalza, con un traje minúsculo de piel de leopardo, una melena rubia imponente y el derecho a nombrarse a sí misma como reina de la jungla.
Considerando que es la creadora de uno de los géneros más fructíferos del cómic de los años cuarenta como es el de las diosas rubias de la jungla, Sheena tiene unos orígenes bastante dispares. En algunas historias los padres de Sheena Rivington murieron durante un safari en África. Es posible que fueran misioneros pero no se llega a especificar. Abandonada a su suerte, la pobre chica fue criada por una tribu que la acogió en su seno y le enseñó los entresijos de la jungla. Así fue como se convirtió en su protectora. En otras historias, en cambio, Sheena es la hija de Cardwell Rivington. Un explorador que moría accidentalmente a manos de un brujo africano llamado Koba, que más tarde se encargó de criar a la niña huérfana como si fuera su propia hija. Y ya tenemos a Sheena vestida con su escueto traje de estampado de leopardo y su melena rubia al viento, luchando a diestro y siniestro por defender la jungla más virgen contra sus enemigos.
La gran importancia de un personaje como el de Sheena reside en que ella fue la chica de la jungla original. Muchas vinieron después, pero ella fue sin duda el modelo a seguir. Además fue el primer personaje femenino que obtuvo su propio cómic. La reina de la jungla se estrenó como protagonista absoluta en la primavera de 1942 en plena Segunda Guerra Mundial, mientras las tropas de Hitler avanzaban hacia el Cáucaso. Aunque el personaje de Sheena fue creado por Will Eisner y Jerry Iger unos años antes. Apareció por primera vez en 1937 en el número 1 de la revista británica Wags. En los EE. UU. no debutó hasta 1938 en el número uno del Jumbo Comics publicado por Fiction House. Jumbo Comics era una revista pulp que enseguida empezó a publicar su propia línea de cómics. El auge de Tarzán hizo que sus creadores vieran el potencial de su contrapunto femenino. Ambos personajes tienen una historia y unas características similares. No se equivocaron, su éxito fue inmediato.
Como reina de la jungla Sheena tenía el poder de comunicarse con los animales, algo que le ayudaba a enfrentarse a los peligros que la acechaban. Gran combatiente en el cuerpo a cuerpo, era extremadamente fuerte, ágil y atlética. La tribu que la crió le enseñó las tácticas de supervivencia necesarias en un entorno tan peligroso como la jungla. Sheena no tenía superpoderes, aunque no seré yo la que niegue que hablar con los animales no lo sea. Para defenderse y luchar Sheena además usaba arcos, flechas y cuchillos. Se crió en la selva y aprendió a usar lo que la misma le ofrecía para combatir a sus enemigos, desde una liana a un tronco o una piedra. Lo que hiciese falta.
Aunque no fue criada por monos como sí lo sería Tarzán, Sheena comparte muchos atributos del famoso rey de la jungla. Incluso tuvo a su pareja sentimental fija en un Bob Reynolds siempre necesitado de ser salvado por nuestra ágil heroína. Se volvían las tornas de la damisela en apuros que siempre necesitaba ser salvada por el héroe de turno. Aunque como pasa a menudo en las historias del cómic, los personajes varían y cambian con el paso del tiempo. La historia de Sheena mutó en varios aspectos, no solo en su origen. Bob se convirtió en Rick Thorne, un más aguerrido partenaire y Koba se transmutó en la bruja N’bid Ela. Incluso tuvo su propio mono llamado Chim. De Chim a Chita van dos letras.
El éxito del género de las diosas de la jungla, que la propia Sheena fundó, hizo que surgieran toda una serie de imitadoras que lograron mantener este tipo de cómics en auge: mujeres como Tiger Girl, Tegra reina de la jungla o Rulah diosa de la jungla. Fiction House desapareció en 1954 pero para entonces Sheena ya había dado el salto a la televisión.
FANTOMAH,
la calavera azul diosa de la jungla
Es difícil no sentir atracción por esta misteriosa fémina con poderes de diosa que protegía las junglas de África. Fantomah fue la primera mujer con superpoderes en el cómic, incluso antes del nacimiento de Wonder Woman. No era exactamente una superheroína pero su poderosa presencia dominaba la jungla. Además, sus poderes la convirtieron en la primera mujer en usarlos para combatir el mal. Sus habilidades la convertían prácticamente en un ser omnipotente. Omnipotente y bizarro, como veréis enseguida.
Fantomah debutó como Fantomah Mystery Woman of the Jungle en el número 2 de Jungle Comics de febrero de 1940. Como os he comentado, el género de los cómics de la jungla se hizo muy conocido en los años treinta y cuarenta. Y aunque el más famoso de ellos fue Tarzán, no hay duda de que las mujeres fueron una de las grandes protagonistas del mismo. Las jovenzuelas embutidas en pequeñísimos trajes con estampados de leopardo se volvían irresistibles para el lector masculino. Pero estas mujeres representaban también una imagen inusual: la de la mujer que no necesitaba ser rescatada por ningún hombre. Jungle Comics como os he comentado era publicado por Fiction House que apenas un año antes habían creado a Sheena. Fantomah se sumó así a la floreciente plétora de diosas blancas protectoras de la jungla, con la diferencia de poseer superpoderes y una extrañamente bizarra habilidad.
Fantomah evolucionó también a lo largo de su historia. Pasó de diosa de la jungla con poderes mágicos a princesa del antiguo Egipto cuando en la edición 27 de Jungle Comics se estableció su origen faraónico. En sus primeras encarnaciones podía transformarse de despampanante rubia a criatura inquietante con cara de calavera azul. De su aspecto original, tan solo conservaba su rizada melena rubia. La verdad es que cuando se transformaba perdía todo el atractivo, a pesar de mostrar un cuerpo despampanante embutido en un escueto traje negro. Cuando adquiría esta forma, Fantomah poseía cualquier poder que necesitase en ese momento: empequeñecer arañas gigantes, volar, lanzar rayos destructores, leer la mente o convertir a cuatro hombres en uno solo. Fantomah tenía poderes de lo más extraños y fascinantes. Quizás eso era lo que la hacía tan especial. Hacia el final de su encarnación, ya como princesa faraónica, fue perdiendo estos superpoderes para adaptarse más al género de las reinas de la jungla que Sheena había inaugurado. Adiós a la calavera molona, hola a los trajes faraónicos.
En su lucha diaria contra el mal, Fantomah estaba la mar de ocupada. Lo mismo se enfrentaba a esclavistas en busca de mercancía que a cazadores de tesoros que amenazaban la jungla. Para ellos tenía finales espantosos dignos de la mejor película de terror. Los malos siempre eran castigados de forma brutal y a veces, de lo más bizarra: como transformar a cuatro hombres en uno solo, ser devorados por arañas gigantes y otras lindezas del estilo. Más que defender a los sufridos habitantes de la jungla, Fantomah parecía dejar que los malvados los masacraran para posteriormente capturarlos y castigarlos sin piedad. Una estrategia de defensa un poco extraña, para qué negarlo.
Fantomah poseía poderes psíquicos, telequinesis, podía volar y mover objetos. Estaba telepáticamente conectada con los animales de la jungla, especialmente con los mamíferos, algo que le permitía advertir de inmediato cualquier peligro que se cerniese sobre su territorio. También podía ejercer la sugestión sobre los humanos. Sus poderes eran totalmente omnipotentes, Fantomah era capaz de hacer prácticamente todo lo que fuese necesario para salvar la situación de peligro. Este hecho facilitaba la tarea del guionista, dándole ocasión de usar su imaginación sin cortapisas. Teniendo en cuenta además que Fantomah parecía disfrutar haciendo sufrir a sus enemigos, algo que daba mucho juego al personaje.
Se atribuye la creación de Fantomah a Barclay Flagg, nombre con el que firmaba los cómics. Un pseudónimo tras el que seguramente se escondía Fletcher Hanks que también fue el creador de Stardust the Super Wizard. El autor daba a ambos personajes durante la narración todo lo que necesitaban para que la historia continuase, sin tener en cuenta cómo afectaría a la credibilidad del relato, de ahí seguramente las bizarradas de Fantomah a la hora de matar a sus enemigos.
Posteriormente, otros creadores tomaron el relevo de Hanks y Fantomah se fue convirtiendo cada vez más en un personaje normal. Perdiendo su terrible y despiadada calavera azul. En su última encarnación como Fantomah, Daughter of the Pharaohs, era una mujer con pasado mítico pero que tendría menos poderes místicos que la original. Reina de una civilización perdida que descendía de los antiguos egipcios, su fiel aliada era una agresiva pantera negra llamada Fury que apareció en el número 15 de Jungle Comics. Fantomah la salvó y desde entonces fue su protectora, matando y atacando a todo el que pudiera perjudicar a su ama. Parecía que a partir de ese momento nuestra heroína necesitaría ayuda para salvar los peligros que encontraba en su camino. ¿Dónde quedaba nuestra inclemente heroína de calavera azul? Los tiempos estaban cambiando. A pesar de la extrañeza de sus poderes, Fantomah nunca disfrutó de su propio cómic y siempre protagonizó historias dentro de los números de Jungle Comics hasta que desapareció del mapa en el número 51 publicado en 1944.
MI PAPÁ ES UN CIENTÍFICO LOCO
SUPERPODERES POR ACCIDENTE
Los superpoderes se podían adquirir de muchas maneras diferentes: podías nacer con ellos, mutar o te los podían otorgar. Entre los casos más usuales de humanos que de repente tenían superpoderes, estaban los de los que los adquirían a raíz de un accidente científico. Recordad que Spiderman fue picado por una araña sometida a un experimento. Los 4 fantásticos también adquirieron los suyos tras ser expuestos a unos rayos cósmicos en una misión científica en el espacio. Imaginad que sería de Hulk sin los rayos gamma. La ciencia siempre ha sido una buena aliada de los superhéroes a la hora de dotarlos de poderes sobrehumanos. Y entre las primeras superheroínas del cómic no iba a ser una excepción.
Un experimento científico fallido, un accidente inesperado, un error de laboratorio y pasabas de ser una joven inocente a tener un poder más allá de lo imaginable. Algunas lo vivieron como una bendición, otras como una maldición, pero todas ellas dejaron huella en la historia del cómic. He aquí un par de ejemplos.
OLGA MESMER,
la mujer con rayos X en los ojos
Nuestra heroína apareció por primer vez en The Astounding Adventures of Olga Mesmer, the Girl with the X-Ray Eyes en la revista pulp Spicy Mystery Stories publicada por Culture Publications en agosto de 1937. Diez meses después, en junio de 1937, nacía Superman en el número 1 de Action Comics. Nadie parecía acordarse que Olga tuvo meses antes uno de los poderes que harían famoso al superhéroe de la capa roja. Ella podría ser considerada no solo la primera superheroína, sino incluso el primer superhéroe de la historia antes de la aparición del kryptoniano más famoso de la tierra. Sus historias se publicaron hasta octubre de 1938.
Mesmer era hija de la reina Margot, la líder de un mundo subterráneo habitado por los Sitnaltans, una raza inmortal originaria del planeta Venus. Aquí tenemos el origen extraterreste de nuestra protagonista al igual que Superman. Su madre fue expulsada de su reino tras un golpe de estado del villano Ombo. Tras lo cual, se retiró a la superficie de la tierra. Amnésica y sin recordar su origen, conoció al Doctor Hugo Mesmer, un científico del que se enamoró y que le dio cobijo en su casa. Tras casarse, el Doctor Mesmer sospechó de la naturaleza extraña de su esposa y empezó a experimentar en ella con rayos X. Bendito sea el amor que todo lo puede, pero es lo que tiene casarse con un científico loco.
Los experimentos del Doctor Mesmer casi causaron la muerte de su amada esposa, que para más inri estaba embarazada de nuestra futura heroína. Mientras Margot yacía convaleciente tras el experimento y con los ojos vendados, oyó a su marido en la habitación de al lado. Al quitarse la venda, Margot descubrió que podía ver a través de las paredes. Los experimentos de su marido le habían dado el poder de la visión de rayos X. Pero ese poder también lanzaba unos rayos letales con los que accidentalmente mató a su marido. Bueno, se lo merecía, ¿no? ¿A quién se le ocurre experimentar con su mujer mientras está embarazada? Tras la muerte de su marido y el nacimiento de la pequeña Olga, la regente regresó a su reino subterráneo.
Olga heredó de su madre los rayos X en los ojos pero también una fuerza sobrehumana. Su madre la abandonó en la superficie de la tierra pero la dejó a cargo de Rankin. Este hombre se convirtió en una especie de padre adoptivo guardián que, cuando la moza se convirtió en turgente adolescente, pretendió cortejarla. Por fortuna, Olga logró rechazarlo gracias a sus superpoderes. Ya como adulta, Olga evitó el asesinato de un apuesto joven llamado Rodney Prescott, del cual acabó enamorándose. Siempre hay una damisela en apuros a la que salvar. Ups, perdón, quería decir caballero en apuros al que salvar. Gravemente herido, Olga no tuvo más remedio que hacerle una transfusión de su propia sangre al pobre Rodney y así es como él también adquirió algunos de sus poderes.
Nuestra heroína descubrió que su madre, a la que creía muerta, era la reina de un mundo subterráneo. Así que decidió