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Poesías sonetos y romances
Poesías sonetos y romances
Poesías sonetos y romances
Libro electrónico49 páginas24 minutos

Poesías sonetos y romances

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Información de este libro electrónico

¡Oh tú, que estás sepultado
en el sueño del olvido,
si para tu bien dormido,
pata tu mal desvelado!
Deja el letargo pesado,
despierta un poco, y advierte
que no es bien que desa suerte
duerma, y haga lo que hace
quien está desde que nace
en los brazos de la muerte.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento12 feb 2017
ISBN9788826020969
Poesías sonetos y romances

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    Poesías sonetos y romances - Calderón De La Barca

    Pedro Calderón de la Barca

    Poesías. Sonetos. Romances

    A Felipe IV

    Oh tú, temprano sol que en el oriente de tus primeros años has nacido coronado de luz resplandeciente, salve! Y en tanto que a tu grato oído de mi voz, por cantarte, los acentos labios son de metal contra el olvido, con presagios de ilustres vencimientos escucha el fin que a tu principio encierra, rendidos a tus pies los elementos.

    La tierra te consagra el que a la tierra sujetó, cuando, próvida en su celo, los líquidos tesoros desencierra, y, lloviendo al revés, salpicó el cielo, desangrando a Neptuno en rica fuente por venas de cristal sangre de hielo.

    El mar te rinde aquel cuyo tridente tantas veces venció su orgullo fiero, segunda vez a límite obediente, aquel del mar Neptuno verdadero, que en varias partes no se distinguía cuándo segundo fue, cuándo primero.

    Del dulce viento la región vacía favorable te ofrece aquella ave que en éxtasis de amor vientos bebía.

    Ave amorosa, pues, que con suave pluma llegó hasta el sol, en su sosiego volando dulce y suspendiendo grave.

    El fuego te asegura el que del fuego nombre tomó, y el luminoso espacio arrebatado vio, turbado y ciego.

    Vive, ¡oh Felipe! en celestial palacio, pues a tu admiración el cielo atento, la tierra te da Isidro, el fuego Ignacio, Francisco el mar, cuando Teresa el viento.

    A la muerte

    Décimas

    ¡Oh tú, que estás sepultado

    en el sueño del olvido,

    si para tu bien dormido,

    pata tu mal desvelado!

    Deja el letargo pesado,

    despierta un poco, y advierte

    que no es bien que desa suerte duerma, y haga lo que hace

    quien está desde que nace

    en los brazos de la muerte.

    Da lugar al pensamiento

    para que discurra, y veas

    y que lo más que tú deseas

    no es más que soplo de viento.

    No labres sin fundamento

    máquinas de vanidad,

    pues la

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