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El jardín del profeta
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El jardín del profeta
Libro electrónico44 páginas33 minutos

El jardín del profeta

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Tras su escribir "El profeta", un tratado humanista, trascendente y poético, que se convirtió en un clásico de la literatura del siglo XX, Gibran nos presenta su continuación "El jardín del profeta", publicado póstumamente en 1933. En esta obra, Almustafá llega a su isla natal y se reúne con diez de sus discípulos, para posteriormente dirigirse hacia las alturas y, una vez allí, dejarse llevar por la neblina.

Nacido en el norte del Líbano, en Becharre, el 6 de enero de 1883, Khalil Gibrán está reconocido como el pensador de las primeras décadas del siglo XX en Oriente Medio. Sus biógrafos, en su mayor parte amigos personales, han dejado de él visiones parciales, cuyo denominador común es la búsqueda de la paz y del conocimiento de uno mismo. 
IdiomaEspañol
EditorialE-BOOKARAMA
Fecha de lanzamiento25 jun 2024
ISBN9788834115695

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    El jardín del profeta - Khalil Gibran

    EL JARDÍN DEL PROFETA

    Khalil Gibran

    1

    Almustafa, el elegido y el amado, que era la plena luz de su propio día, regresó a su isla natal en el mes de Tishrei, que es el mes del recuerdo.

    Y cuando el barco se acercaba ya al puerto, se puso de pie en la proa, y sus marineros se encontraban a su alrededor. Y en el corazón tenía un sentimiento de regreso al hogar.

    Y habló, y en su voz estaba el mar, y dijo: «Mirad, la isla donde nacimos. Hasta aquí nos ha elevado la tierra, canto y enigma, canto al cielo, y enigma para la tierra; y ¿qué hay entre la tierra y el cielo que pueda cantar ese canto afinado y resolver el enigma, si no es nuestra propia pasión?

    »La mar nos empuja de nuevo a esas orillas. No somos otra cosa que una más de sus olas. Nos emite para hacer sonar su palabra, pero ¿cómo vamos a poder hacerlo sin romper contra las rocas y la arena la simetría de nuestro corazón?

    »Pues esta es la ley de los marineros y del mar: si quieres libertad, tienes que acudir a la bruma. Lo sin forma está perpetuamente en busca de forma, lo mismo que las innumerables nebulosas buscan convertirse en soles y lunas; y nosotros, moldes rígidos que hemos buscado mucho y regresado a nuestra isla, debemos convertirnos una vez más en bruma y aprender del comienzo. Y ¿qué hay que pueda vivir y elevarse a las alturas si no se rompe y se convierte en pasión y libertad?

    »Por siempre estaremos en busca de orillas en las que poder cantar y ser oídos. Pero, ¿qué ocurre con la ola que se rompe donde no habrá ningún oído que la oiga? Es lo no oído en nosotros lo que nutre nuestra pena más profunda. Y sin embargo también es lo no oído lo que esculpe nuestra alma para dar forma a nuestro destino».

    Se avanzó entonces uno de sus marineros y dijo: «Señor, has capitaneado nuestra nostalgia por este puerto, y he aquí que hemos llegado, y sin embargo hablas de dolor y de corazones que se romperán».

    Y respondió él y dijo: «¿No he hablado acaso de libertad, y de esa bruma que es nuestra mayor libertad? Pero este peregrinar a la isla en que nací lo hago en el dolor, del mismo modo que el fantasma de aquel al que mataron va a arrodillarse ante aquellos que lo mataron».

    Y habló otro marinero y dijo: «Mira las multitudes en el rompeolas. En su silencio predijeron incluso el día y la hora de tu llegada, y han venido de sus campos y sus viñas en su necesidad de amor, para acudir a esperarte».

    Almustafa miró a lo lejos las multitudes, y su corazón

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