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Verdad y barroco metáfora, ethos y mariachi mental
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Verdad y barroco metáfora, ethos y mariachi mental
Libro electrónico119 páginas1 hora

Verdad y barroco metáfora, ethos y mariachi mental

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En este libro se combina la noción de ethos barroco, de Bolívar Echeverría, con la de verdad metafórica, de Paúl Ricoeur para "inventar" un método de lectura. En realidad, se trata de la lectura de un único texto: Pedro Infante. Las leyes del querer. Esa mezcla, hirviente e inconexa, de retrato literario, ensayo pseudo-psicosociológico, mariachi bufo, sátira histórica y/o chisme de barrio.
Este método de lectura superpone y combina consideraciones estéticas y teóricas, tanto de forma como de contenido.
En primer lugar, el autor explora el carácter barroco de la forma poética de Las leyes del querer. A través de esas nociones, urga en el sustrato ontológico de la metáfora literaria. Al final -trabajada así la relación íntima entre barroquismo y verdad en una obra artística- el autor ensayará una interpretación del mundo de la vida en América Latina en tanto ilusión barroca y metáfora oncológica.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento15 sept 2020
ISBN9789978774915
Verdad y barroco metáfora, ethos y mariachi mental

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    Verdad y barroco metáfora, ethos y mariachi mental - Edwin Alcarás

    INTRODUCCIÓN

    o

    ¿Por qué uso la noción de barroco (Bolívar Echeverría) y de metáfora (Paul Ricoeur) para leer una obra de Carlos Monsiváis?

    Como todos los libros de Carlos Monsiváis, desde el punto de vista de la taxativa literaria, Pedro Infante. Las leyes del querer es una obra extraña, reacia a la catalogación. Estirando un poco los criterios, este texto podría ubicarse en alguno de los siguientes géneros (o en todos, o, propiamente, en ninguno): perfil periodístico, biografía, ensayo sociológico, crítica de cine, crítica de música, crónica costumbrista y/o reseña histórica. Su naturaleza artística, diversa y proteica, está imbricada a través de una práctica que pone en crisis la frontera entre los géneros, e incluso la noción misma de género.

    La obra retrata la figura del famoso cantante y actor mexicano Pedro Infante. Pero este retrato no está sujeto a una intención realista (periodística, ensayística ni documental) sino que, a modo de un gran collage, se teje yuxtaponiendo fragmentos de diversos registros estéticos. La complejidad de este libro podría asumirse, como mínimo, desde dos puntos de vista que atenderían a su forma y a su fondo, valdría decir, a su nivel estilístico y a su nivel semántico.

    Desde el punto de vista semántico, la obra evidencia una complejidad de planos de significación que están trabajados unos dentro de otros -al modo de las obras de arte barrocas- como si fueran incidentales notas al pie que, de pronto y sin que venga a cuento, cobran una preponderancia que compite y opaca al tema principal. Al menos habría tres de estos niveles de profundidad simbólica que, atravesando todo el texto, se entretejen para construir el significado de Infante.

    En el primero -el más sencillo o si se quiere literal-, Monsiváis elabora lo que podría llamarse, con ciertas reservas metodológicas, un retrato biográfico del cantante y actor. En el segundo, esa figura de Infante es trabajada como un símbolo encarnado de la industria del cine mexicano, o, más específicamente, de la Época de Oro del cine mexicano, cuyo esplendor –y posiblemente cuya caída- se produjo hacia mediados del siglo pasado. En el tercer nivel simbólico, Infante se presenta como un Ídolo cultural e histórico, es decir, una figura capaz de concentrar, resumir y simbolizar toda la complejidad, teórica y práctica, de la identidad mexicana.

    Por otra parte, desde el punto de vista estilístico, en Las leyes del querer, Monsiváis urde un gran fresco de guiños emocionales, juegos de ingenio, giros estilísticos, golpes de efecto, manipulaciones sintácticas, etc. Todo superpuesto y amalgamado entre capas de datos, testimonios, y digresiones teóricas, chistes de barrio, alusiones eruditas, anécdotas de variado pelaje, exégesis breves pero vehementes, ajustes de cuentas con los olvidos de la historia... Y en el fondo de todo ello –o detrás, o arriba de todo ello- gravita la figura de Infante como una especie de sempiterno modelo inacabado, un work in progress. No como un retrato realista sino como una evocación emotiva, un recuerdo imaginario, una realidad emocional que tiene que ver más con la experiencia que Monsiváis ha tenido de Infante que con su persona real. La obra no está compuesta por un contenido periodístico real –aunque también lo esté- sino por un contenido poético, una realidad metafórica quizá más fugaz pero también más radical que la realidad referencial.

    Debido a la particularidad estilística y semántica de esta obra, su análisis ha exigido que se complejice también el aparato teórico con el cual interpretarla. Por ello, el presente libro propone una lectura que combina dos perspectivas teóricas pertenecientes a tradiciones intelectuales aparentemente disímiles pero útiles y complementarias para aproximarse a la forma y el fondo de Las leyes del querer.

    En cuanto a la complejidad estilística, es decir la forma, se empleará la categoría de barroco -según la han entendido el filósofo ecuatoriano Bolívar Echeverría y la profesora brasileña Irlemar Chiampi- para dar cuenta de la conexión entre las estrategias compositivas del texto y la complejidad cultural mexicana (y latinoamericana como aquí propondremos), así como para indagar en las raíces teóricas e históricas del modo de representación que emplea Monsiváis en su texto.

    Respecto del fondo, es decir la complejidad semántica, regresaremos a dos aspectos fundamentales de la teoría de la metáfora -trabajada por el filósofo francés Paul Ricoeur- a saber, la referencia metafórica y la verdad metafórica. A través de la primera, y una vez entendido el texto de Monsiváis como un texto barroco latinoamericano, se podrá explorar en la relación simbólica que la obra establece entre sus tres planos de representación, es decir, entre Pedro Infante como símbolo del cine mexicano, y de ambos, como un símbolo unitario, de la cultura latinoamericana. Finalmente, empleando la idea de verdad metafórica se propondrá -como un aporte del presente estudio- la idea de que obras como Las leyes del querer indican la existencia de una característica ontológica fundamental de América Latina: su condición barroca, es decir metafórica, es decir poética, del mundo de la vida latinoamericana.

    UNO

    PEDRO INFANTE COMO RETABLO BARROCO

    o

    ¿Hay alguna relación entre las estrategias estilísticas de Monsiváis y la noción de barroco?

    ¿De quién (qué) habla Carlos Monsiváis cuando habla de Pedro Infante?

    En el maremágnum de libros (más de 70, entre propios y en colaboración) que Carlos Monsiváis publicó hasta su muerte, en 2010, Pedro Infante. Las leyes del querer es uno de los pocos que dedicó, enteros, a un solo personaje. Este texto puede leerse como un experimento urdido para combinar el impulso narrativo y la reflexión ensayística de Monsiváis, a través de la consabida exuberancia recursiva que habría de otorgarle renombre continental. En efecto, los registros estilísticos que el autor usa en este libro pertenecen a diversos géneros discursivos como el relato biográfico, la crónica costumbrista, el perfil periodístico, el diario personal, el tratado científico social, la crítica cultural. En el trabajo del autor mexicano abundan, con una perspectiva y un tono profundamente irónicos, la referencia erudita, la sentencia filosófica, la punzada efectista propia de la crítica cinematográfica, los hallazgos poéticos, los apuntes pseudosociológicos o pseudopsicológicos, las variaciones lingüísticas y las alteraciones sintácticas que van desde el erudito apunte etimológico al bronco chiste de barrio.

    Este texto está construido al modo de un collage de escenas y reflexiones que gravitan de modo aleatorio y aparentemente espontáneo alrededor de una cierta imagen de Pedro Infante, es decir la imagen emocional que construye Carlos Monsiváis a partir de sus recuerdos y experiencias estéticas propias. El protagonismo de la obra, entonces, no se ha puesto en el personaje real de Infante -el actor y cantante nacido en Sinaloa en 1917 y fallecido en Mérida en 1957-. En realidad el empeño compositivo de Monsiváis usa los hechos reales de Infante solo de modo incidental y esporádico, cuando le sirven para apuntalar una observación sentimental. En esta obra el escritor intenta, más bien, darle forma verbal a una íntima valoración emocional sobre un personaje público que la memoria y el corazón popular han elevado a la condición de símbolo del alma y la identidad del pueblo mexicano.

    Todo el volumen es una exploración estilística y reflexiva que improvisa o inventa un mecanismo artístico para traducir al discurso literario el rol simbólico que Infante desempeñó en la cultura popular de México y de América Latina desde mediados del siglo pasado hasta ahora. Un papel que lo ha colocado como una especie de resumen idealizado del alma colectiva del pueblo mexicano y latinoamericano. A través de ese mecanismo literario de representación, Monsiváis elaborará una especie de teatralización lingüística de Infante y, con ella, una revisión poética y crítica de los hábitos emocionales del alma latinoamericana.

    Monsiváis asume y modela ese símbolo a través de una narración compuesta por numerosos fragmentos disímiles. La imagen que va resultando de tal trabajo no muestra una narración real del personaje, pues los datos reales que suministra –testimonios, fechas, hechos, estadísticas, etc.- siempre están

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