Los cabellos de Absalón
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Pedro Calderón de la Barca
Pedro Calderón de la Barca (Madrid, 1600-1681) estudió con los jesuitas y completó su formación en las universidades de Alcalá de Henares y Salamanca. En su juventud participó en varias campañas militares, mientras daba inicio a su exitosa carrera como dramaturgo, llegando a ocupar el lugar hegemónico que había distinguido a Lope y a ser uno de los autores favoritos de la corte y la monarquía españolas. Vivió entre Toledo y Madrid. Se ordenó sacerdote en 1651 y fue nombrado capellán de honor del rey en 1663. Su obra dramática sobresale en multitud de subgéneros, desde las comedias más ligeras hasta los autos sacramentales, pasando por los dramas mitológicos o las tragedias de la honra, siempre con un lenguaje de alto vuelo poético y conceptual.
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Los cabellos de Absalón - Pedro Calderón de la Barca
Los cabellos de Absalón
Original title
Los cabellos de Absalón
Cover image: Shutterstock
Copyright © 1650, 2020 Pedro Calderón de la Barca and SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726497397
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 2.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
PERSONAS QUE HABLAN EN ELLA
EL REY DAVID.
JOAB.
ABSALÓN.
ADONÍAS.
AMÓN.
JONADAB.
TAMAR.
TEUIA (sic).
AQUITOFEL.
ELIAZAR (sic).
SEMEY.
ENSAY.
PASTORES.
—133→
Jornada I
(Tocan cajas, sale DAVID por una puerta, y por la otra ABSALÓN, SALOMÓN, TAMAR y AQUITOFEL.)
SALOMÓN Vuelva felicemente,
de laurel coronada la alta frente,
el campeón israelita,
azote del sacrílego moabita.
—134→
ADONÍAS Ciña su blanca nieve 5
de la rama inmortal círculo breve,
[el] defensor de Dios y su ley pía,
horror de la gentil idolatría.
ABSALÓN Himnos la fama cante
con labio de metal, voz de diamante, 10
de Jehová al real caudillo,
de Filistín al trágico cuchillo.
TAMAR Hoy de Jerusalén las hijas bellas,
coronadas de flores y de estrellas,
entonen otra vez con mayor gloria 15
del Golïat segundo la victoria.
DAVID Queridas prendas mías,
báculos vivos de mis luengos días,
dadme todos los brazos.
(Abraza DAVID primero a SALOMÓN, después a ABSALÓN, después a ADONÍAS y a TAMAR.)
Renuévese mi edad entre los lazos 20
de dichas tan amadas,
—135→
¡Ay dulces prendas, por mí bien halladas!
Adonías valiente,
llega, llega otra vez. Y tú, prudente
Salomón, otra vez toca mi pecho, 25
en amorosas lágrimas deshecho.
Bellísimo Absalón, vuelve mil veces
a repetirme el gusto que me ofreces
en tan alegre día.
Y tú no te retires, Tamar mía 30
que he dejado el postrero
tu abrazo, ¡ay mi Tamar!, porque no quiero
que el corazón en gloria tan precisa,
viendo que otro le espera, me dé prisa.
A Rabatá, murada y guarnecida 35
ciudad del fiero Amón, dejo vencida,
sus muros excelentes
demolidos, sus torres eminentes
deshechas y postradas,
y sus calles en púrpura bañadas: 40
gracias primeramente
―136→
al gran Dios de Israel, luego al valiente
Joab, general mío,
de cuyo esfuerzo mis aplausos fío.
JOAB Honras, señor, tu hechura. 45
AQUITOFEL (Aparte.)
¡Infelice el que sirve sin ventura,
pues habiendo yo sido leal soldado,
no fui de una razón galardonado!
DAVID Mas con haber tenido
tan singular victoria, no lo ha sido 50
sino el volver a veros;
si bien tantos contentos lisonjeros
confunden su alegría,
considerando que el felice día
que vengo victorioso, 55
que entro por el alcázar suntuoso
de Sión, que salís con ansias tales
―137→
todos a recibirme a sus umbrales,
en ocasión tan alta,
Amón no más de entre vosotros falta; 60
Amón, mi hijo mayor y mi heredero,
a quien como mayor estimo y quiero.
¿Qué es la causa, Adonías,
de que él no aumente las venturas mías?
ADONÍAS Yo, señor, no sé nada 65
DAVID Salomón, una pena imaginada
es más que acontecida.
¿Qué ha sucedido a Amón? Di, por tu vida.
SALOMÓN Absalón lo dirá: yo no he sabido
que pueda haberle nada sucedido. 70
ABSALÓN Ni yo lo sé tampoco.
DAVID En vuestra suspensión mis penas toco.
Tamar, ¿qué hay de tu hermano?
TAMAR A mí, señor, pregúntasmelo en vano;
que, en mi cuarto encerrada, 75
vivo aún de los acasos ignorada.
DAVID ¿No hay quien de Amón me diga?
AQUITOFEL Sí, señor. Criado soy, amor me obliga
a que nada te calle,
aunque razones el discurso halle 80
para no dar avisos de una pena,
a cuyo fin se excusan todos; llena
de otra razón el alma,
no quiero recatarte aquesta calma,
porque a ignorado mal no se da medio, 85
y sabido, se trata del remedio.
—138→
Amón, tu hijo, señor, ha muchos días
que ha dado en padecer melancolías
y tristezas tan fuertes,
que por no ser capaz de muchas muertes, 90
enfado de la luz del sol recibe,
con que entre sombras vive,
y aún está sin abrir una ventana,
ni ver la luz hermosa y soberana.
Tanto Amón se aborrece, 95
que el natural sustento no apetece:
ningún médico quiere
que le entre a ver; y, en fin, Amón se muere
de una grave tristeza,
pensión que trae la Naturaleza. 100
DAVID Aunque nazca la nueva que me has dado
de lealtad, te la hubiera perdonado,
Aquitofel, porque es tan mal contento
el disgusto, el pesar, el sentimiento,
que lo mismo que quiso 105
—139→
saber, oyendo tan pesado aviso,
saberlo no quisiera,
porque lo supo ya; que es de manera
desconversable el mal de un afligido,
que ignorado y sabido, 110
da siempre igual cuidado:
pues siempre es mal, sabido o ignorado.
Entrar, ¡ay Dios!, a descansar no quiero
en mi cuarto primero
que en el de Amón: venid todos conmigo. 115
Ingrato soy, Señor, ingrato, digo,
al grande favor vuestro:
bien en mis sentimientos hoy lo muestro,
pues cuatro hijos que veo
con salud, no divierten mi deseo 120
tanto como le aflige y atormenta
uno sin ella. ¡Oh ingrata y descontenta
condición que tenemos
los humanos, haciendo siempre extremos!
ABSALÓN Este es de Amón el cuarto; ya has llegado 125
—140→
más del afecto que del pie guiado.
DAVID Abrid aquesta puerta.
JOAB Ya, señor, está abierta
y al resplandor escaso que por ella