La Reina de la Nieves: La Reina de la Nieves
4/5
()
Información de este libro electrónico
Hans Christian Andersen
Hans Christian Andersen (Odense, Dinamarca) es uno de los escritores clásicos más destacados en la historia literaria. Escribió teatro, cuadernos de viaje y novelas, pero gracias a sus cuentos para niños se convirtió en referente de la literatura universal. Ediciones Castillo también publicó El abeto de su autoría.
Relacionado con La Reina de la Nieves
Libros electrónicos relacionados
Cuentos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Colección de Hans Christian Andersen: Clásicos de la literatura Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos mejores cuentos de Andersen (con índice activo) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Mago de Oz Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Navidad Que Casí Se Pierde Santa Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCocola y las gafas asombrosas. Cómo activar el pensamiento crítico Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl pequeño cuidador de insectos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl octavo deseo de cumpleaños Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Los coloridos cuentos sin color Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAlicia en el país de las maravillas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5¿Quién quiere celebrar mi cumpleaños? Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Mi Monstruo - Libro 2 - Félix... el Monstruo Travieso Calificación: 2 de 5 estrellas2/5Pancho Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos Jumbalees en El tesoro escondido: Una historia sobre la búsqueda del tesoro escondido, para niños de 4 a 8 años ilustrada con dibujos animados Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAllí fuera Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Peter Pan en los jardines de Kensington Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos cuentos de la abuela Calificación: 2 de 5 estrellas2/5El zorro y la cigüeña Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Los papeles de Míguela Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDe grillos y chicharras Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAnimales americanos a mano Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Fábulas de fauna: Poemas infantiles e imaginarios Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBuenas Noches Pequeño Doctor Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentos para niños ...o no tan niños Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa noche de los batracios Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Peligro de suerte Calificación: 5 de 5 estrellas5/5¡Qué fastidio ser princesa! (It's a Pain to be a Princess) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesClic Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Cinco modos para deshacerme de mi hermanito: Cinco modos para deshacerme de mi hermanito Calificación: 1 de 5 estrellas1/5El jardín secreto - Ilustrado Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Clásicos para niños para usted
Caperucita Roja Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cuentos clásicos infantiles Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Ana, la de Tejas Verdes Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Mago de Oz Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Principito: Traducción original (ilustrado) Edición completa Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las aventuras de Tom Sawyer Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cuentos infantiles: Cuentos para niños en español (Ilustrado) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Ana, la de la Isla Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Niño Explosivo: Un Nuevo Modelo Para Comprender Y Criar Al Niño Fácil De Frustrar Y Crónicamente Inflexible Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Mundo de Sasha: Cuentos para niños, #1 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMujercitas: Edición Juvenil Ilustrada Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El mago de Oz Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Corazón: Edición Juvenil Ilustrada Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Cascanueces: y el Rey de los Ratones Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Principito: Edicion Completa (ilustrado) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Ana, la de Avonlea Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Querido Senor Henshaw: Dear Mr. Henshaw (Spanish edition) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El fantasma de Canterville y otras historias Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Rimas y Leyendas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cenicienta Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las aventuras de Tom Sawyer: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Una joven a la antigua Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Cabaña del tio Tom Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Valle del Arco Iris Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Juventud (Los ocho primos): Edición Juvenil Ilustrada Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Cuento Clásico de Pedrito, El Conejo Travieso Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAna y la Casa de sus Sueños Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El libro de la selva Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos Sufrimientos Del Joven Werher Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Colmillo Blanco Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Comentarios para La Reina de la Nieves
2 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
La Reina de la Nieves - Hans Christian Andersen
HISTORIA PRIMERA
UN ESPEJO ROTO Y SUS PEDAZOS
¡Atención! Comencemos esta historia. Cuando lleguemos al final, sabremos más que en este preciso momento acerca de cierto terrible trol. Era uno de los peores, ¡un demonio de verdad!
Un día en que se hallaba de muy buen humor, fabricó un espejo con la facultad de hacer que lo bueno o hermoso que se reflejara en él palideciera casi hasta extinguirse, mientras que lo malvado o indigno se agrandara hasta parecer diez veces peor.
Sobre su superficie los paisajes más bellos semejaban espinacas hervidas y todas las personas lucían espantosas, como si estuvieran paradas de cabeza y sus cuerpos se deformaran. Su aspecto se distorsionaba tanto que nadie podía reconocerlas, e incluso una diminuta peca en el rostro daba la impresión de extenderse a lo largo de la nariz y de la boca.
Esto le parecía muy divertido al trol.
También, cuando alguien tenía un pensamiento positivo, surgía una arruga en el reflejo del espejo y el trol reía ante su ingenioso invento.
Aquellos que asistían a la escuela del trol —pues tenía una escuela—, todo el tiempo hablaban de las maravillas que habían visto en el espejo y afirmaban que, por primera vez, resultaba posible ver el mundo y a sus habitantes como eran en realidad. Llevaban el espejo a todas partes, hasta que no hubo tierra ni pueblo que no se hubiera reflejado en aquel cristal distorsionado.
Incluso intentaban volar con él hasta el cielo para que se reflejaran los ángeles, aunque mientras más se elevaban, más escurridizo se volvía el cristal y a duras penas lograban sostenerlo. Después de varios intentos se les resbaló, cayó al suelo y se rompió en millones de pedazos.
Ahora el espejo causaba más infelicidad que nunca, ya que algunos de los fragmentos, menores que un grano de arena, revoloteaban por el mundo y llegaban a todos los países. Y cuando uno de esos trozos diminutos se introducía en el ojo de alguien, se quedaba allí sin ser notado. Desde ese momento la persona veía todo mal y sólo era capaz de percibir el peor lado de las cosas que miraba, pues hasta el más pequeño fragmento conservaba el poder perteneciente al espejo completo.
A unos cuantos les quedó una esquirla del espejo en el corazón, lo cual resultó terrible, porque se les volvió frío y duro como el hielo. Algunos fragmentos eran tan grandes que fueron usados como cristales para las ventanas, pero a través de ellos no era agradable ver a los amigos. Otros trozos terminaron en los lentes, y las cosas fueron de mal en peor, porque las personas se ponían sus gafas para ver mejor y no equivocarse a la hora de juzgar, pero lo malo es que se reían tanto que les temblaba la barriga, y eso les causaba cosquillas.
Algunos trozos aún siguen volando por los aires. ¡Escuchemos!
HISTORIA SEGUNDA
UN NIÑO Y UNA NIÑA
En las grandes ciudades, llenas de casas y de gente, no hay espacio suficiente para que todos cuenten con jardín, aunque sea uno pequeño. La mayoría de las personas debe conformarse con unas cuantas flores en macetas.
Y justo en una de esas grandes ciudades habitaban dos niños pobres, quienes poseían un jardín un poco más grande que unas cuantas macetas. A pesar de no ser hermanos, se querían casi tanto como si de verdad lo fueran.
Vivían uno al lado del otro